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Naomi Oreskes
sorbetto/iStock
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mejor han reaccionado ante la pandemia de COVID-19, mientras que Estados
Unidos y el Reino Unido se encuentranentre los peores.
Para ser justos, el estudio no concluyó que la capacidad de respuesta global fuera
buena o ni siquiera adecuada. De hecho, advirtió de que la seguridad sanitaria
mundial era «fundamentalmente débil» y que ningún país se hallaba totalmente
preparado para afrontar una epidemia o una pandemia. La pandemia de COVID-19
resultó ser el equivalente a un gigantesco incendio para el que casi nadie había
hecho un simulacro previo. Pero, aunque acertaran en el análisis global, estos
expertos se equivocaron garrafalmente a la hora de evaluar la capacidad de
respuesta de cada país. Como sabemos ahora, tanto Estados Unidos como el Reino
Unido han sufrido tasas de mortalidad muy superiores a las de muchos países que
el GHSI calificó como mucho peor preparados. Los resultados fueron tan
desastrosos en este sentido que un análisis posterior concluyó que el estudio
«carecía de capacidad predictiva», al tiempo que otro observaba secamente
que el estudio sí había sido predictivo, pero «en el sentido opuesto». ¿Qué
ocurrió?
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lo suficientemente en serio para poner en marcha una respuesta contundente a
nivel nacional. Después, y según admitió él mismo, le restó importancia. Más
de un político y una celebridad desdeñaron las recomendaciones de salud pública al
aparecer en público sin mascarillas mucho después de que se documentaran sus
beneficios. Una estructura gubernamental estratificada y descentralizada acabó
engendrando todo tipo de medidas políticas que, en algunos casos, enfrentaron a
los Gobiernos de algunos estados con sus propias ciudades. Y muchos se negaron a
practicar el distanciamiento social, al interpretarlo como una intromisión
inaceptable en su libertad personal.
Para evaluar con precisión la capacidad de respuesta del país ante la pandemia, el
GHSI tendría que haber buscado la aportación de antropólogos, psicólogos e
historiadores que entendieran la situación política y cultural de Estados Unidos. De
hecho, habría tenido que conceder primacía a los expertos en ciencias sociales, ya
que fueron precisamente algunos factores sociales, como la desigualdad racial, los
que más influyeron en el resultado. En todo el mundo, la capacidad de reacción de
los distintos países ante la pandemia ha dependido fundamentalmente de su
gobierno y de cómo han respondido los ciudadanos a ese gobierno. Si el GHSI falló
fue porque consultó a los expertos equivocados.