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Título de la Historia: LA HERENCIA DE MI ABUELO

Pseudónimo: JUAN MAURICIO

Nombres y Apellidos: July Huamanhorqque Bolaños

Número de DNI: 75477422

Dirección: Mz – w2 -Lt2 Santa Martha - SJL

Fecha de Nacimiento: 03 de agosto de 1994

N° de Teléfono fijo: -------

N° de Teléfono móvil: 946187142


Correo Electrónico: a.julyhuamanhorqque@seoane.edu.pe

Lima - Perú
La herencia de Mi Abuelo

Todos podemos pensar que mi abuelo fue millonario, nada por el contrario;
no tenía muchos bienes pero sí tenía muchas ideas y acciones muy buenas
que me dejó como herencia una gran enseñanza y un gran aprendizaje.

Mi abuelo era taxista mientras era joven, cuando falleció me dejó como
herencia, un carro viejo en desuso, marca volvo de los sesentas; a veces
pienso que mis tíos y mi padre me engañaban con lo de la “Herencia”,
cuando abrí la cajuela del carro, encontré un cuaderno viejo, habían
muchos apuntes; investigando el cuaderno encontré como una especie de
diario de mi abuelo, me despertó mucho interés por descubrir lo que hacía
en su vida diaria, empecé a leer, en donde encontré un título muy curioso
que decía “Pato o águila tú decides...”, transcribo lo que contenía dicho
título.

Pato o águila tú decides...

Adolfo estaba haciendo fila para poder ir al aeropuerto. Cuando un taxista


se acercó, lo primero que notó fue que el taxi estaba limpio y brillante. El
chofer bien vestido con una camisa blanca, corbata negra y pantalones
negros muy bien planchados, el taxista salió del auto dio la vuelta y le abrió
la puerta trasera del taxi.

Le alcanzó un cartón plastificado y le dijo: - yo soy Alejandro, su chofer.


Mientras pongo su maleta en el portaequipaje me gustaría que lea mi
Misión -.

Después de sentarse, Adolfo leyó la tarjeta: Misión de Alejandro: “Hacer


llegar a mis clientes a su destino final de la manera más segura, económica
y rápida; brindándole un ambiente cómodo y amigable”

Adolfo quedó impactado. Especialmente cuando se dio cuenta que el


interior del taxi estaba igual que el exterior, ¡limpio sin una mancha!

Mientras se acomodaba detrás del volante Alejandro le dijo: - “Le gustaría


un café?

Tengo unos termos con café regular y descafeinado”. Adolfo bromeando le


dijo:

No, preferiría un refresco” Alejandro sonrío y dijo: - “No hay problema


tengo una hielera con refresco de Cola regular y dietética, agua y jugo de
naranja” -.

Casi tartamudeando Adolfo le dijo:- “Tomaré la cola dietética”

Pasándole su bebida, Alejandro le dijo: - “Si desea usted algo para leer,
tengo el Comercio, el Ojo, Novedades y Selecciones de comics…”

Al comenzar el viaje, Alejandro le pasó a Adolfo otro cartón plastificado,


“Estas son las estaciones de radio que tengo y la lista de canciones que
tocan, si quiere escuchar la radio”

Y como si esto no fuera demasiado, Alejandro le dijo que tenía el aire


acondicionado prendido y preguntó si la temperatura estaba bien para él.
Luego le avisó cual sería la mejor ruta a su destino a esta hora del día.
También le hizo conocer que estaría contento de conversar con él o, si
prefería lo dejaría solo en sus meditaciones.
“Dime Alejandro, - le preguntó asombrado Adolfo - siempre has atendido a
tus clientes así?”

Alejandro sonrió y miró a través del espejo retrovisor. “No, no siempre. De


hecho solamente los últimos dos años. Mis primero cinco años manejando
los gasté la mayor parte del tiempo quejándome igual que el resto de los
taxistas. Un día escuché en la radio un cometario, del señor “Hugo
Almansa” a cerca del desarrollo personal.

Él hacía un comentario a cerca de un libro llamado “Tú lo obtendrás


cuando creas en ello”. Almansa decía que si tú te levantas en la mañana
esperando tener un mal día, seguro que lo tendrás, muy rara vez no se te
cumplirá. El decía: - Deja de quejarte como un niño, deja de justificar tus
acciones. Sé diferente a los demás y tus hechos crecerán frente a tu
competencia. No seas un pato. Se un águila. Los patos solo hacen ruido y
se quejan, las águilas se elevan por encima del grupo”.

“Esto me llegó aquí, en medio de los ojos”, dijo Alejandro. “Almansa


estaba realmente hablando de mí. Yo estaba todo el tiempo haciendo ruido
y quejándome, entonces decidí cambiar mi actitud y ser un águila. Mire
alrededor a los otros taxis y sus chóferes… los taxis estaban sucios, los
chóferes no eran amigables y los clientes no estaban contentos. Entonces
decidí hacer algunos cambios. Uno cada cierto tiempo. Cuando mis clientes
respondieron bien, hice más cambios”.
“Se nota que los cambios te han pagado”, le dijo Adolfo.

“Sí, seguro que sí”, le dijo Alejandro. “Mi primer año de águila duplique
mis ingresos con respecto al año anterior. Este año posiblemente lo
cuadruplique.

Usted tuvo suerte de tomar mi taxi hoy, sostuvo sonriente Alejandro.


Usualmente ya no estoy en la parada de taxis. Mis clientes hacen
reservación a través de mi teléfono o dejan mensajes en mi contestador. Si
yo no puedo servirlos consigo un amigo taxista, “águila” confiable para que
haga el servicio.

Alejandro era fenomenal. Estaba haciendo el servicio de una limusina en


un taxi normal.

Posiblemente haya contado esta historia a mas de cincuenta taxistas, y


solamente dos tomaron la idea y la desarrollaron. Cuando voy a sus
ciudades, los llamo a ellos. El resto de los taxistas hacen bulla como los
patos y me cuentan todas las razones por las que no pueden hacer nada de
lo que les sugería.

Alejandro el taxista, tomó una diferente alternativa:

El decidió dejar de hacer ruido y quejarse como los patos y volar por
encima del grupo como las águilas.

Quedé maravillado con la historia que mi abuelo había relatado en su


diario, entendí por qué siempre nos aconsejaba a mis primos, a mis
hermanos y a mí que no debíamos quejarnos como patos, sin embargo
nunca preguntamos a qué se refería; ahora que conozco esta historia,
admiro cada vez lo que mi abuelo hacía para cada uno de nosotros.
La herencia que recibí, quedaba como reliquia de la familia. Ya no se
movía; quedó estático en el patio principal de la casa, pero bastaba mirar el
carro para imaginar al abuelo maravilloso dentro de su carro, y nosotros
todos pequeños, viajando en él con rumbo hacia el campo deportivo de
Concepción en la ciudad de Huancayo, cada vez que abría la puerta
salíamos un grupo grande de personitas pequeñas, prestos a jugar y ganar el
partido de fulbito que nos esperaba, no importaba si fuéramos varones o
mujeres, todos nos divertíamos en grande, lágrimas corren por mi mejilla al
recordar cosas que marcaron mi vida y la de mi familia.

Hoy recuerdo la gran herencia que en realidad nos dejó mi abuelo, sus
consejos, su nos ayudó en momentos críticos. Él siempre nos decía: - “Tú
puedes, pero puedes hacer un poco más de lo que haces; sólo un poquito
más”, esas palabras retumban en mi mente hasta ahora y esas mismas
palabras me ayudaron, me ayudan y me ayudarán siempre. Posiblemente
también sirva a toda mi generación y los ayude siempre.
orientación La verdadera herencia de mi abuelo, lo disfruto en cada
momento, no es que yo sea taxista; en realidad todos sus nietos tenemos
diferentes profesiones y ninguno es taxista pero todos hemos decidido ser
“ÁGULAS Y NO PATOS” hoy siento que volamos por encima, sin hacer
ruido y sin quejarnos.

No importa si trabajas en una oficina, en mantenimiento, eres maestro, Un


servidor público, político, ejecutivo, empleado o profesional, ¿Cómo te
comportas? ¿Te dedicas a hacer ruido y a quejarte? ¿Te estás elevando por
encima de los otros?
, sus maravillosas palabras llenos de aliento que
Recuerda: es tú decisión y cada vez tienes menos tiempo para tomarla

SABIDURÍA, ENTENDIMIENTO, SENTIMIENTO, CIENCIA,


CONSEJO, PIEDAD Y FORTALEZA: son la herencia de mi abuelo y te
las heredamos a ti también; úsalos para mejorar tu sociedad y empieza por
tu familia.

Un pato dispuesto a ser águila....

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