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EN DEFENSA DE LA VIDA

Existen en diversos idiomas, términos para expresar


aquello que el ser humano no quiere perder bajo ninguna
circunstancia, eso que constituye su aspiración, su deseo,
su esperanza. Sin embargo, ninguna otra como el término
“vida” logra resumir en todas ellas de forma tan completa
las mayores aspiraciones del ser humano. “Vida” indica la
suma de los bienes deseados y al mismo tiempo aquello
que los hace posibles, accesibles, duraderos. Jesús ha
venido para dar la respuesta absoluta al deseo de vida y de
infinito que el Padre, creándonos, ha inscrito en nuestro
ser. El mismo Jesús proclamó: “Yo soy la vida” (Jn 14, 6), y
también: “Yo he venido para que tengan vida” (Jn 10, 10).
¿Pero, qué vida? La intención de Jesús es clara: la misma
vida de Dios, que está por encima de todas las
aspiraciones que pueden nacer del corazón humano. Efectivamente, por la gracia del Bautismo, nosotros
ya somos hijos de Dios. La experiencia cotidiana nos enseña que la vida está marcada por el pecado y
amenazada por la muerte, a pesar de la sed de bondad que late en nuestro corazón y del deseo de vida
que recorre nuestro ser. A pesar que estemos poco atentos a nosotros mismos y a las situaciones que la
existencia nos presenta, descubrimos que todo dentro de nosotros nos empuja más allá de nosotros, todo
nos invita a superar la tentación de la superficialidad o de la desesperación. Es entonces que el ser
humano está llamado a hacerse discípulo de aquel otro que lo trasciende infinitamente, para defender y
construir una cultura de vida y entrar finalmente en la vida eterna.
Defensa y promoción de la vida
La ciencia ha querido transformar la vida del hombre, el curso de la historia, teniendo en cuenta el
supuesto dominio que tiene sobre la naturaleza, a manera de un dios; pero ha mostrado también sus
carencias y limitaciones exponiendo al ser humano a la muerte y a la desaparición, al atacar su dignidad
de hijo de Dios. Por eso, cuando se pierde el sentido de Dios, también el sentido del hombre queda
amenazado y contaminado.
La Iglesia nos enseña a defender la vida desde su concepción hasta su muerte natural, “no es solo labor
de los cristianos sino de toda la humanidad”. Además, nos pide educar las conciencias ante “un tiempo en
el que crece la violencia y el desprecio de la vida humana”.
“La vida humana ha de ser tenida como sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de
Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Solo Dios es Señor de la
vida desde su comienzo hasta el término; nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de
matar de modo directo a un ser humano inocente” (CIC 2258)

¿Por qué la vida humana es sagrada? ¿Desde qué momento?


La vida humana es sagrada, porque es un regalo de Dios desde la creación descrita en la Biblia en el
Genesis
La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción.
Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de
persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (CIC 2270).

¿Desde cuándo se debe proteger la vida humana? ¿Por qué?


Se debe proteger la vida desde la concepción ya que la fecundación es un corto periodo (unas 24
horas.) del proceso de reproduction durante el cual se origina la vida de un ser.

Principales atentados contra la vida


Resultan preocupantes los atentados relativos a la vida naciente y terminal. Actualmente el tema suscita
problemas de gravedad singular, debido a que las personas han olvidado que tiene carácter de “delito” y
asumen paradójicamente que es un “derecho”, hasta el punto de
de pretender con ello un verdadero y propio reconocimiento legal por parte del Estado y la sucesiva
ejecución mediante la intervención gratuita de los mismos agentes sanitarios. Estos atentados golpean la
vida humana en situaciones de máxima precariedad, cuando está privada de toda capacidad de defensa.
Más grave aún es el hecho de que, en gran medida, se produzcan precisamente dentro y por obra de la
familia, que constitutivamente está llamada a ser “santuario de vida”.

¿Por qué los atentados a la vida presentan problemas de gravedad singular?


Porque nadie debe quitar la vida de otras personas ,solo Dios sabe cuándo nos lleva a su lado.

El Concilio Vaticano II, en una página de dramática actualidad, denunció con fuerza los numerosos delitos
y atentados contra la vida humana: “Todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier
género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la
integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los
atentados de coacción psicológica; todo lo que ofende a la dignidad humana, como las condiciones
infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la
trata de blancas y de jóvenes; también las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son
tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables; todas estas cosas y
otras semejantes son ciertamente oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran más a
quienes las practican que a quienes padecen la injusticia y son totalmente contrarios al honor debido al
Creador” (GS 27)
ACTIVIDADES
-Completa en el siguiente cuadro, con ejemplos de los atentados contra la vida, contra la integridad y
contra la dignidad humana:

Atentado contra la vida Atentados contra la integridad Atentados contra la dignidad


humana humana
Cuando atentaron contra la vida Delitos que atentan contra la Un ejemplo es la violencia
del papa Juan pablo II el integridad corporal: sexual que abarca actos que
miércoles 13 de mayo de 1981, mutilaciones, lesiones van desde el acoso verbal a la
en la plaza de San Pedro de la propiamente tales ejm la tortura penetración forzada y una
Ciudad del Vaticano que recibio cristo antes del variedad de tipos de coacción,
cruxifico. desde la presión social y la
intimidación a la fuerza física.

-Comenta el siguiente texto y luego adjunta una ilustración acorde al tema:


“Dado que todo está relacionado, tampoco es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación
del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles que nos rodean, que a
veces son molestos o inoportunos, si no se protege a un embrión humano, aunque su llegada sea causa
de molestias y dificultades” (Laudato Si 120)

Nada justifica el aborto, según la iglesia, porque la vida es un don de Dios.

-Comenta el siguiente texto bíblico y luego agrega una ilustración acorde al tema:
“El ladrón viene solamente para robar, matar y destruir; pero yo he venido para que tengan vida y la
tengan en plenitud. Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas”. (Juan 10, 10 – 11)

Dios nos da la vida y nadie debe quitarla.


LA CULTURA DE LA VIDA
En la actualidad, muchos piensan que hablar de una cultura de vida se refiere al disfrute de los placeres
de la vida, tanto sexuales, como de consumo, que están al alcance de todos. Sin embargo, la Iglesia
enseña que el derecho a la vida es el más fundamental que existe. Esto quiere decir que el derecho a la
vida es la condición indispensable para que puedan darse todos los demás derechos: a la libertad, al
trabajo, al salario justo, a la participación política, etc. No obstante, esta cultura –donde prevalece el valor
de la vida- a menudo se ve amenazada por diversos signos de muerte, como veremos a continuación:
Algunas expresiones de la cultura de la muerte
1. El grito de inocentes: El aborto.
Se considera aborto a la interrupción espontánea o
provocada del embarazo antes de que el feto sea
viable (antes de que empiece a presentar signos de
actividad vital avanzada). Puede ser espontáneo o
inducido (provocado). Nos interesa aquí el segundo,
por su fuerte carga moral y por atentar contra la vida
del que está por nacer.

Que lo sepa todo el mundo:


“El aborto siempre es un crimen”, afirma el Papa
Francisco.
El aborto inducido es la interrupción deliberada del embarazo mediante la extracción del feto de la
cavidad uterina. En función de período gestacional, se emplea una u otra de estas intervenciones
quirúrgicas: succión, legrado, aspiración, infusiones salinas, uso de la píldoras e intervenciones
quirúrgicas mayores. Las causas que se presentan para justificarlos son múltiples, por ejemplo:
maternidad sin riesgos, motivos económicos, deformaciones del feto, violencia doméstica (abuso y
violación), etcétera. Sin embargo, ninguno de estas razones, por más graves que sean, pueden justificar
moralmente la práctica del aborto. En algunos lugares se busca legalizarlo a fin de que este deje de
practicarse en forma clandestina, con higiene y con poder de decidir sobre el propio cuerpo. Sin embargo,
no todo lo que es legal (lo que es permitido por la ley) es necesariamente moral.
El aborto inducido es un asesinato, un crimen, pues atenta directamente contra la vida de alguien que
está por nacer y cuyas potencialidades están en pleno desarrollo. Es un acto que viola el quinto
mandamiento (“No matarás”) que Dios nos encomendó para realizarnos como personas. Ninguna
circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es
intrínsecamente malo.

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