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Conocer un caso real.

TEMA 4 y 6: PROBLEMAS MEDIOAMBIENTALES

1. LECTURA DEL TEXTO

Una nueva generación de ‘malalas’ y ‘gretas’.


Fuente: El País

Jóvenes desde Brasil, India, Bangladés o Kenia conforman una red que lucha, con iniciativas
locales, contra la deforestación, el desperdicio, la falta de agua o la exclusión social. Quieren
cambiar el mundo.
¿Qué tienen en común, una chica de India que defiende el buen uso del agua y acabar con el
desperdicio, un joven brasileño que recorre las escuelas plantando la semilla del activismo
medioambiental y una bailarina estadounidense que viaja a Kenia para usar la danza como
herramienta contra la exclusión social?

Malala Yousafzai, a sus 15 años, se convirtió, quizás de la manera más trágica, en el símbolo
mundial de la defensa de los derechos civiles y la educación para las niñas en Pakistán. Años más
tarde, pero a la misma edad, en Suecia, Greta Thunberg comenzaría una huelga escolar que la
auparía a portadas de todos los medios de comunicación como símbolo de la lucha contra el
calentamiento global. Estas dos adolescentes acaparan la atención mediática y los flashes allá donde
van. Sin embargo, no son las únicas que abanderan una lucha desde tan temprano.

Lamea Tanjin Tanha, Garvita Gulhati, Vitor Zanellato y Sophia Andrews comenzaron sus proyectos
a los 12, los 15, los 12 y los 13 años respectivamente. Los cuatro querían cambiar el mundo que les
ha tocado vivir y aún hoy sueñan y trabajan para ello. Ellos, junto a otros miles repartidos por todo
el mundo, pertenecen a la red de jóvenes changemaker, una iniciativa que puso en marcha la
Fundación Ashoka, que busca a menores de 21 que no solo tengan proyectos que solucionen
problemas localmente, sino que sean referentes y embajadores del mensaje de que todos podemos
cambiar el mundo. Estas son algunas de sus iniciativas.

Vitor creció en la localidad de Atalanta en Santa Catarina, una comunidad ubicada en medio del
bosque atlántico en Brasil, al sur del país, en la que la mayoría de sus habitantes viven de la
producción agrícola de sus granjas familiares. "No queríamos quedarnos en la teoría, queríamos
empezar a realizar acciones que tuvieran una repercusión más allá", explica Zanellato, a través de
Zoom desde su casa.

El proyecto Plantando o Futuro comenzó en 2016, en una reunión informal entre Vitor y 10 amigos
más, después de sus clases del instituto, en un paseo en bicicleta por la zona. Su propósito era
trabajar para la defensa, preservación y recuperación del medio ambiente, promoviendo la

educación ambiental en centros educativos y escuelas. "Nuestros profesores nos apoyaron desde el
principio que les planteamos nuestra iniciativa", explica Zanellato, que ve fundamental, en un país
con la biodiversidad de Brasil, y las políticas del Gobierno de Bolsonaro, su función de involucrar a
más jóvenes para promover acciones y mitigar los efectos del cambio climático, pero también a la
sociedad. "No quiero imaginar cuál sería el impacto real si además de los jóvenes, también otros
sectores de la sociedad civil, más organizaciones y un grupo de ciudadanos críticos con las políticas
actuales lucharan unidos", añade el joven, de 17 años, que el año que viene ira a la Universidad.

"No teníamos la sensación de que fuéramos jóvenes, teníamos una idea y pensamos que era buena,
así que seguimos adelante", asegura Zanellato, sobre la reticencia que podría presentar un grupo de
amigos de entre 12 y 15 años que querían iniciar un proyecto medioambiental. Comenzaron con
varios ambientales en su escuela, a los que fueron sumándose más jóvenes y más familias. La ONG
local Apremavi se interesó por su trabajo, y juntos, desde el verano de 2019, han desarrollado más
de 30 proyectos enfocados en la preservación ambiental, consiguiendo plantar 4.000 árboles hasta
ahora. "No importan la cantidad de obstáculos que uno encuentre, hay que seguir", zanja
Zanellato.

Garvita Gulhati, salvaguardia del agua en India "En 2015 India vivió una de las peores sequías
que recordamos. Los agricultores se suicidaban por la tragedia de no recoger nada para comer o
vender, familias enteras andando muchos kilómetros para conseguir agua para sobrevivir... Aquella
situación me marcó para siempre", explica desde su casa en Bangalore Garvita Gulhati, que con 15
años y junto con su amiga Pooja, crearon Whywaste? (Por qué desperdiciar?, en inglés), una
organización que educa a los ciudadanos de manera creativa para reducir el desperdicio de agua,
principalmente en los restaurantes donde se calcula que se desperdician cuatro millones de galones
de agua por año en India. "Comencé visitando los restaurantes alrededor de mi casa, pero ¿quién iba
a hacer caso a una niña de 15 años?", explica Gulhati, que más tarde pediría a su madre que en
coche la llevara a zonas más alejadas, y así poder seguir predicando su mensaje. "En India es
normal tener agua en la mesa de cada consumidor. Lo que les planteaba a los dueños era, ¿por qué
no preguntas sí quieren agua y en ese caso, servirla? Así no siempre hay agua que a lo mejor no se
usa y hay que igualmente tirar", explica Gulhati, que promovió la llamada iniciativa El vaso medio
lleno que con el hashtag #GlassHalfFull se hizo muy popular en India en 2019. El método que
proponía Gulhati es que cada restaurante solo llene la mitad de cada vaso del consumidor, y así
salvar miles de litros de agua cada día.

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