Está en la página 1de 21

El desarrollo de los procesos

cognitivos: Investigaciones
transculturales 1
Mario Carretero
Universidad Autónoma de Madrid

INTRODUCCION rren, 1977, p. XIII). Ese pasado ha sido


analizado por Berry y Dasen (1974) y
En los últimos diez arios han aumen- más extensamente por Klineberg (1980)
tado considerablemente las investigacio- y en él encontramos, como era de espe-
nes psicológicas en culturas diferentes a rar, a hombres como Rivers que a finales
la occidental. Puede decirse que este tipo del siglo pasado dirigió la famosa inves-
de trabajos, que fueron no hace mucho tigación en el Estrecho de Torres sobre
de casi exclusivo interés de los antropó- la percepción y la memoria de los nativos
logos, ha adquirido una gran importancia de aquel lugar, y a otros cuyas obras se
y bajo el nombre de cross-cultural psy- suelen considerar clásicas en la antropo-
chology se han consolidado como un en- logía —Levy-Bruhl, F. Boas, M. Mead—
foque decisivo para la psicología actual. y en la psicología —W. Wundt, Bartlett.
Creo que así lo muestran las numerosas Hoy día, las aportaciones de la obra de
publicaciones que están apareciendo so- todos estos pioneros de la psicología
bre este tema, de las cuales el Handbook transcultural se consideran un tanto ob-
of cross-cultural psychology (6 vols.) es soletas y muy criticables, sobre todo des-
la más ambiciosa. Y tanto en esta obra de el punto de vista metodológico. Solían
como en otras recientes (Lloyd, 1972; partir de posiciones más bien etnocéntri-
Warren, 1977 y 1980; Serpell, 1976; cas y sus conclusiones sobre la conducta
Cole y Scribner, 1974; Munroe y Mun- o el pensamiento de los sujetos de otras
roe, 1975) puede verse que una buena culturas solían ir mucho más allá de los
parte de los estudios transculturales tie- datos que habían obtenido. Sin embargo,
nen una clara dimensión evolutiva. sus trabajos siguen teniendo un gran
No parece exagerada la frase de Wa- valor ya que en ellos se encuentran entre
rren cuando dice que «la psicología trans- otras cosas dos de las preguntas básicas
cultural no tiene historia real pero sí que siguen orientando la investigación
posee un pasado bastante largo» (Wa- actual. A saber:

Estudios de Psicología n.. 9 - 1982


Estudios 51
a) Las leyes que rigen el comporta- culturales y evolutivas. La razón que ex-
miento del hombre occidental, plica el auge de estos trabajos es bien
¿son válidas también para los su- sencilla. Cualquier aspecto psicológico
jetos de otras culturas? que pretenda estudiarse en otras culturas
b) Si no lo son, ¿en qué medida requiere, para su cabal comprensión, los
influye la cultura en la variabili- datos que pueden aportar la psicología
dad del comportamiento de sujeto evolutiva sobre su desarrollo. Por otro
humano? lado, el estudio del desarrollo humano se
verá enormemente enriquecido con los
Parece obvio que la necesidad de dar conocimientos procedentes de los traba-
respuesta a estas preguntas desencade- jos transculturales, sobre todo en lo re-
nara un buen número de investigaciones ferente a los factores que lo determinan.
al respecto en las primeras décadas del Hasta ahora hemos pretendido ofrecer
siglo ya que si la psicología pretendía una sumaria introducción a la psicología
alcanzar el status de otras ciencias debía evolutiva transcultural de nuestros días.
ser capaz de encontrar principios genera- Ahora conviene que nos adentremos en
les que pudieran aplicarse a la generali- la presentación de su panorámica actual.
dad de la especie humana y no sólo a
una mínima parte de ésta. Siguiendo la
ironía de un reciente artículo (Curran, ENFOQUES RECIENTES
1980) podemos decir que la física no Y PROBLEMAS
hubiera ido muy lejos si la ley de la gra- METODOLOGICOS
vitación universal de Newton sólo se hu-
biera aplicado a las manzanas maduras Debido a limitaciones de espacio, he-
inglesas o el principio de Arquímedes mos preferido estructurar este apartado
sólo hubiera sido válido en los barios según los enfoques y no según los temas
griegos. Y algo así parecía pensar Koffka predominantes en este campo, como pue-
cuando ya en 1924 decía: «No debemos den ser el estudio transcultural de la me-
olvidar que sin la aportación de la psi- moria, el lenguaje o el desarrollo de la
cología comparada y animal y de la et- personalidad, por ejemplo. Y nos vamos
nopsicología y la psicología infantil, la a limitar a la psicología transcultural del
psicología experimental del adulto se desarrollo cognitivo. Por otro lado, la
encuentra, y debe permanecer, incomple- distinción entre los diferentes enfoques
ta» (p. 2). También Werner (1965) in- de la psicología transcultural parece de
sistía en este extremo y basó su célebre gran importancia ya que los presupuestos
Psicología comparada del desarrollo men- metodológicos que cada uno de ellos con-
tal en la fecundidad de las mutuas apor- lleva influye considerablemente en el
taciones del estudio del niño, del enfermo tipo de trabajo que se realiza, y por
y del primitivo. La psicología gestaltista tanto en las conclusiones que se obtienen.
hizo ver con claridad la utilidad y la im- No puede olvidarse que si bien la psico-
portancia de los trabajos transculturales logía transcultural, como ya se ha dicho,
y de los estudios evolutivos para el esta- se encuentra hoy día en claro auge, tam-
blecimiento de una teoría psicológica. poco es menos cierta la «crisis de iden-
Pero los investigadores actuales han com- tidad» por la que atraviesa. A ella se han
pletado el sentido de estas indicaciones referido Brislin, Bochner y Lonner (1975)
realizando una buena cantidad de investi- y está reflejada en la siguiente cita de
gaciones que son, al mismo tiempo, trans- Frijda y Jahoda (1966): «la psicología

Estudios de Psicología n.. 9 - 1982


5 2 Estudios
transcultural es como la virtud; todos para generar descripciones, hipótesis y
están en favor de ella pero existen mu- leyes que posean una mayor universali-
chas y muy diversas opiniones acerca de dad. En consecuencia el aspecto central
lo que es o lo que debería ser». En nues- reside en la comparación de cuándo,
tra opinión, y para ser más precisos, en cuánto y cómo podemos comparar para
lo que no están de acuerdo los investiga- alcanzar el objetivo antes citado. En lo
dores es en cómo deben llevarse a cabo que respecta al «cuándo», Frijda y Ja-
los estudios transculturales, porque sí boda (1966), entre otros, han mantenido
existe un amplio acuerdo en que la psi- que sólo tiene sentido realizar una com-
cología transcultural, más que un área O paración transcultural si se ha estable-
rama de la psicología, constituye un cido una identidad dimensional, es decir,
enfoque de ésta (Warren, 1977), o un si las dos conductas que estamos compa-
meta-método como mantienen Brislin, rando pertenecen a la misma dimensión.
Bochner y Lonner (1975), ya que cual- Y no está claro que determinadas prue-
quier problema psicológico se puede es- bas perceptivas, lingüísticas o cognitivas
tudiar desde un punto de vista transcul- tengan la misma significación para un
tural. sujeto occidental que para un aborigen
Pero, ¿cómo hay que realizar los tra- australiano. La validez interna que tanto
bajos transculturales? A primera vista, y ha preocupado a los investigadores occi-
teniendo en cuenta muchas de las inves- dentales no ha estado siempre presente
tigaciones realizadas antes de los años en los estudios evolutivos transculturales.
sesenta (Klinerberg, 1980), podría res- Muchas de las investigaciones transcul-
ponderse que, por ejemplo en el caso del turales han obtenido sus datos de la com-
desarrollo de la inteligencia, el método paración de dos grupos de sujetos: uno
es bien sencillo. Basta con aplicar un con- occidental y otro no occidental. También
junto de pruebas psicométricas piagetia- esto ha sido criticado y parece fuera de
nas a sujetos occidentales de diferentes toda duda que con sólo dos grupos es
edades y a sujetos de otra cultura que casi imposible interpretar los resultados
tengan la misma edad. Las diferencias de un experimento transcultural. Las di-
que podamos encontrar se deben a la ferencias o similitudes encontradas se
influencia de la cultura. Este tipo de atribuirán a la variable independiente lla-
trabajo, tan frecuente durante mucho mada «cultura» pero éste es un concepto
tiempo en las páginas del Journal of tan amplio (Triandis, 1980) que requiere
Cross-Cultural Psychology es el que más un estudio relativamente detallado del
fuertemente está siendo criticado hoy día investigador en el que especifique qué
y el que nos da pie para exponer algunas aspecto cultural es el principal respon-
de las precisiones metodológicas que se sable de las diferencias encontradas. Y
van imponiendo progresivamente en el esto implica, lógicamente, la utilización
ámbito de la psicología evolutiva trans- de diseños más complicados que la sim-
cultural, sobre todo en los temas cog- ple comparación de dos grupos.
nitivos. En relación con el «cómo» establecer
Siguiendo a Berry y Dasen (1974) di- las comparaciones ha surgido una impor-
remos que el objetivo más importante tante distinción que es, sin duda, básica
de la psicología transcultural reside en para la psicología transcultural de nues-
comparar el conocimiento que ya posee- tros días. Nos referimos a la distinción
mos sobre los fenómenos psicológicos entre los constructos «éticos» y «émicos»
con el obtenido en diferentes culturas planteada originalmente por Pike (1966)

Estudios de Psicología n. 9 - 1982


Estudios 53
y desarrollada posteriormente por Berry pasos anteriores, de un enfoque ético
y otros (Berry, 1969; Berry y Dasen, derivado que sea válido para establecer
1974; Triandis, 1980). Las dimensiones comparaciones entre las dos culturas.
«émicas» se refieren al comportamiento d) Los constructos de este último
específico de una cultura determinada enfoque se utilizarán como punto de par-
mientras que las «éticas» se refieren a tida en estudios posteriores sobre el mis-
los aspectos universales de la conducta y mo tema en otras culturas, para ser mo-
que, por tanto, se pueden encontrar en dificados de nuevo, como se indicó en el
todas las culturas. Por ejemplo, en el apartado b.
ámbito del desarrollo cognitivo los pro- e) Los constructos éticos o universa-
cesos de categorización o clasificación les sólo se pueden obtener de la compa-
son un aspecto «ético». En principio po- ración de los diferentes constructos éti-
demos suponer que en todas las culturas cos derivados obtenidos en las diferentes
se desarrolla esta capacidad intelectual. culturas.
Sin embargo, la comprensión de la no-
ción lógica de clase o conjunto es un Siguiendo con los aspectos metodoló-
aspecto «émico», es decir, característico gicos, hay otra cuestión referente al con-
de la civilización occidental. En este sen- trol de variables que también merece la
tido Triandis (1980) ha advertido sobre pena comentar. Es sabido que muchos
la inconveniencia de utilizar dimensiones estudios transculturales son trabajos de
comportamentales específicas de una cul- campo y no de laboratorio. Esto supone
tura como si fueran universales, lo cual un menor control de las variables pero
ha caracterizado, a su juicio, a las inves- también es cierto que si los datos se han
tigaciones sobre el desarrollo de la per- obtenido en condiciones cuidadosamente
sonalidad y de la capacidad intelectual controladas los resultados tienen un alto
hasta 1965, aproximadamente. grado de validez externa. Y esta posibi-
No obstante, algunos investigadores lidad de generalización de las investiga-
actuales son conscientes de la dificultad ciones transculturales a la conducta del
que entraña estudiar el desarrollo psico- ámbito cotidiano es uno de los rasgos
lógico en otras culturas sin utilizar los más valiosos de este enfoque o meta-
constructos típicos de la cultura occiden- método de la psicología, sobre todo hoy
tal. De ahí que Berry y Dasen (1974) día cuando tanto se insiste en la necesi-
hayan propuesto una posible estrategia dad de la validez ecológica de los experi-
de investigación con los siguientes pasos: mentos psicológicos.
Hasta ahora hemos intentado exponer
a) Partir de la concepción occidental algunas consideraciones metodológicas
del problema que se quiere estudiar pero fundamentales en la psicología evolutiva
siendo conscientes de que esto constituye transcultural de nuestros días. A conti-
un enfoque ético impuesto a la cultura nuación vamos a enumerar cuáles son las
en la que se realiza la investigación. tendencias actuales en el estudio trans-
b) Estudio de esa cultura con el ob- cultural del desarrollo cognitivo para
jetivo de modificar nuestro enfoque an- detenernos, posteriormente, sólo en algu-
terior mediante la comprensión de las nas de ellas. Siguiendo las propuestas re-
características propias de la cultura en cientes (Berry, 1980; Lonner y Triandis,
cuestión que influyen en el comporta- 1980, y Laboratory of Comparative Hu-
miento que se quiere estudiar. man Cognition, 1979) podemos estable-
c) Establecimiento, mediante los dos cer la siguiente clasificación:

Estudios de Psicología n. 9 - 1982


54 Estudios
a) La orientación psicométrica, que número de recopilaciones y evaluaciones
se ha basado en el uso de los tests de (Modgil y Modgil, 1976, vol. 8; Berry
inteligencia y cuyo representante más y Dasen, 1974, cap. 3; Dasen, 1972;
valioso es Vernon (1969). Dasen (ed.) 1977; Jahoda, 1980; Levi-
b) La tendencia etnográfica, a la que ne, 1970; Lloyd, 1972; Carlson, 1976;
se adscriben autores en la línea de Bru- Greenfield, 1976; Dasen, 1980; Wa-
ner, como Cole, Scribner, Glick y otros. rren, 1980; Ashton, 1975; Glick, 1975).
c) La tendencia universalista, repre- Por esta razón el resumen que presenta-
sentada por los estudios piagetianos y, mos en esta ocasión ha de ser necesaria-
últimamente, de Heider-Rosch. mente apretado, aunque trataremos de
d) La tendencia ecológico-diferencia- recoger los diferentes tipos de estudios
lista, basada en las investigaciones de que se han realizado, sus conclusiones
Witkin y Berry pero que también puede más importantes y, por último, las críti-
incluir trabajos como los de Segall, Cam- cas que ha recibido la psicología trans-
pen y Herskovits que luego expondre- cultural piagetiana en su conjunto 2.
mos. Comenzaremos diciendo que los estu-
dios transculturales de orientación piage-
A esta clasificación podrían añadirse tiana han recibido la denominación de
los estudios de Kagan y otros y los de universalistas ya que, en términos gene-
autores soviéticos como Luna. No siendo rales, han intentado comprobar la validez
demasiado estrictos, los primeros se si- universal de los supuestos teóricos bási-
tuarían cercanos a la tendencia etnográ- cos de la Escuela de Ginebra. Y estos
fica y los segundos a la tendencia eco- intentos han sido alentados por el propio
lógica. Piaget que ya en 1966, en un breve y
El grueso de esta exposición va a estar difundido artículo, insistía en la necesi-
dedicado a la última tendencia enunciada. dad y utilidad de las investigaciones
Sin embargo, nos parece demasiado arbi- transculturales con uno de los métodos
trario pasar por alto las investigaciones más poderosos para determinar la validez
piagetianas puesto que son las más nume- de su teoría.
rosas de la psicología transcultural. Por Dasen (1972) señala que las investi-
tanto, se ofrecerá un resumen de estos gaciones transculturales de orientación
trabajos que irá seguido de algunas carac- piagetiana se pueden dividir en dos tipos
terísticas metodológicas de la tendencia claramente distintos, según el objetivo
etnográfica ya que es la que más ha cri- que persigan. Los trabajos que Dasen
ticado el enfoque piagetiano en la psico- denomina descriptivos pretenden com-
logía transcultural. probar si las etapas del desarrollo inte-
lectual y su orden de aparición, estable-
cidos por la Escuela de Ginebra, se pro-
LAS INVESTIGACIONES ducen también en otras culturas. El otro
PIAGETIANAS Y EL ENFOQUE tipo de estudios que cita Dasen podrían
ETNOGRAFICO considerarse como explicativos porque
establecen las comparaciones intercultu-
Los estudios transculturales, basados rales no sólo con la intención de describir
en la teoría de Piaget, son sin lugar a cómo es el desarrollo intelectual en dos
dudas, los más numerosos de la psicolo- culturas distintas, sino también para sa-
gía evolutiva transcultural (Okonji, ber si la teoría piagetiana acerca de los
1980) y sobre ellos existen ya un buen factores que producen el desarrollo se

Estudios de Psicología n.° 9 - 1982


Estudios 55
confirma o no. Y sobre todo, para cono- estas investigaciones han estado dedica-
cer cómo es exactamente la influencia en das a un solo estadio y las tareas que se
el desarrollo intelectual de cada uno de han utilizado no son siempre compara-
los cuatro factores que determinan el bles, ya existe una cantidad suficiente de
desarrollo de la inteligencia según la po- datos para mantener las siguientes con-
sición interaccionista de Jean Piaget. clusiones con un margen suficiente de
A saber: la maduración biológica, la ex- confianza:
periencia físico-social, las transmisiones
culturales y la tendencia a la equilibra- a) Los estudios sobre el estadio sen-
ción. sorio motor indican que el desarrollo
durante estos dos primeros arios es muy
Por otro lado, es obvio que esta dis-
parecido en sujetos de diferentes cultu-
tinción entre descripción y explicación
ras tanto en lo que respecta a los aspectos
no puede establecerse rígidamente a la
cualitativos —los 'esquemas de acción que
hora de clasificar los trabajos transcul-
utilizan los niños— como en los cuanti-
turales pues de los estudios que Dasen
tativos —el orden de sucesión de las
considera descriptivos podemos deducir
diferentes subetapas. En lo que sí se
también conclusiones referentes a la im-
han encontrado unas pequeñas variacio-
portancia del factor cultural, aunque los
nes es en la rapidez del desarrollo que
mismos autores de los trabajos no lo
en algunas culturas no occidentales es
hayan hecho. Por tanto, me parece que
algo superior a la occidental. (Casati-
la distinción entre descripción y explica-
Lezine, 1968; Bovet, Dasen e Inhelder,
ción es más aplicable, sobre todo, al al-
1974; Dasen, Lavalleé y Retschitzki,
cance o a las implicaciones de las inves-
1977; Paraskevopoulus y Hunt, 1971.)
tigaciones transculturales que a las in-
vestigaciones mismas. . b) Los trabajos sobre el desarrollo
de las nociones típicas del estadio de las
No obstante, puede decirse que los
trabajos que hemos denominado expli- operaciones concretas muestran una va-
riabilidad mucho mayor. La conserva-
cativós se caracterizan por un análisis
preciso de las condiciones culturales y ción, la clasificación y otros conceptos
por una mayor manipulación de las va- operacionales concretos se adquieren a
riables experimentales, cosas ambas que edades muy diferentes según las culturas
permiten a sus autores obtener unas con- estudiadas, pero lo que no parece variar
clusiones, respecto a los factores del con respecto a la cultura occidental es
desarrollo, más elaboradas que las que el tipo de estructuras subyacentes, meca-
pueden obtenerse de los trabajos des- nismos u operaciones cognitivas necesa-
criptivos. rias para resolver estas tareas. En cuan-
Los estudios transculturales descripti- to al orden de adquisición de las diferen-
vos no han aportado, hasta ahora, resul- tes tareas concretas existe una cierta
tados totalmente definitivos, debido, en- controversia ya que no todos los autores
tre otras razones y dificultades, a que han encontrado en otras culturas los mis-
ningún investigador ha realizado un es- mos desfases horizontales entre la adqui-
tudio suficientemente completo del des- sición de la materia, el peso y el volumen
arrollo intelectual —desde el período que los hallados en la cultura occidental.
sensorio-motor hasta el período operato- c) En cuanto al estadio de las opera-
rio— en una cultura distinta a la occi- ciones formales, los escasos trabajos exis-
dental. tentes muestran que son muy bajos los
Sin embargo, aunque la mayoría de porcentajes de sujetos de otras culturas

Estudios de Psicología n.. 9 - 1982


56 Estudios
que logran resolver este tipo de tareas sujetos no occidentales con la población
(Goodnow, 1962; Goodnow y Bethon, e instituciones occidentales (Greenfield,
1966; Peluffo, 1966 y 1967; Douglas y 1966; Peluffo, 1967; Dasen, 1974, y
Wong, 1977; Laurendeau-Benavid, 1977; de Lacey, 1970, entre otros). No obstan-
Kelly, 1977). te este resultado se ve un tanto ensom-
En definitiva, puede concluirse que a brecido por el hecho de que la variable
partir de la aparición de la inteligencia «contacto con la civilización europea» no
representativa, a los dos años aproxima- se ha definido de forma homogénea en
damente, la cultura tiene una clara in- todos los trabajos.
fluencia sobre el desarrollo cognitivo f a- ¿Qué conclusión general puede obte-
voredendo o retrasando sus adquisicio- nerse de todos estos estudios transcul-
nes más importantes, según la teoría de turales de enfoque piagetiano? No pa-
Piaget. Ahora bien, volviendo a los pro- rece que hoy día se les pueda evaluar
blemas metodológicos que planteábamos correctamente sin tener en cuenta las crí-
anteriormente, ¿qué se entiende por «cul- ticas que han recibido. En definitiva, casi
tura»? Es decir, ¿qué aspectos del en- nadie duda hoy día que determinadas
torno cultural son los que más influyen operaciones o mecanismos básicos del
en la adquisición de las nociones piage- desarrollo cognitivo son universales aun-
tianas? Responder a esta pregunta ha que no lo sea la edad a la que aparecen.
sido el objetivo de los estudios que deno- Ahora bien, si algunos otros, como las
minamos explicativos. Las conclusiones operaciones formales, no parecen serlo,
a las que han llegado hasta la fecha no es muy probable que esto se deba a que
son definitivas. De hecho Dasen (1972) se han utilizado determinadas tareas que
habla del «embrollo de los factores que no son representativas en absoluto del
producen el desarrollo operacional». No grupo cultural con el que se trabaja,
obstante, podemos decir que los dos as- como ha señalado Dasen (1977), Man-
pectos que se han estudiado con mayor gan (1977) y Jahoda (1980) entre otros.
detenimiento son los efectos de la esco- De hecho, estos autores, han venido a
larización y del contacto con la civiliza- señalar que sujetos no occidentales que
ción europea (Greenfield, 1966; Good- no han sabido resolver tareas formales,
now y Bethon, 1966; Bovet, 1974; incluyen entre sus ocupaciones cotidianas
Dasen, 1974; Delacey, 1970). Los efec- complejos problemas de navegación o
tos de la escolarización no están del todo complicadas reglas de intercambio comer-
claros ya que no todos los autores han cial que no sabrían utilizar si no tuvieran
encontrado que favorezca la adquisición capacidad para utilizar algún tipo de
de nociones operacionales concretas. Este pensamiento abstracto o formal. Y por
resultado se ha intentado explicar argu- tanto, la misma crítica se puede hacer a
yendo que en muchos países no occiden- las tareas concretas, aunque muchas de
tales las condiciones humanas y materia- ellas sean resueltas con facilidad por su-
les en que se lleva a cabo la educación jetos no occidentales. ¿No sería más
son tan precarias que sus efectos sobre adecuado elegir tareas que fueran alta-
el desarrollo cognitivo son nulos. Los es- mente representativas de la cultura que
tudios dedicados a examinar la influencia se quiere estudiar? Parece que así es, al
del contacto con la cultura europea han menos en opinión de dos señalados inves-
mostrado que se da una mejor resolución tigadores en este terreno, Greenfield
de los problemas piagetianos cuanto más (1976) y Dasen (1977) que opinan que
estrecha y constante es la relación de los los investigadores transculturales debe-
Estudios de Psicología n.° 9 - 1982
Estudios 57
rían seguir la teoría de Piaget más que cias encontradas en otras investigaciones
aplicar sus tareas y que la futura investi- transculturales entre los sujetos occiden-
gación transcultural, en el ámbito del tales y no occidentales o entre sujetos
desarrollo cognitivo, será más fructífera pertenecientes a diferentes clases sociales.
si no pretende simplemente una verifi- La principal objeción a esta «interpreta-
cación en la teoría de Piagot, sino una ción deficitaria» parte de autores como
búsqueda de los mecanismos subyacentes. Labov (1969) y Cole y Bruner (1971) y
El enfoque etnográfico de Cole, Scrib- mantiene que la interpretación de las
ner, Glick y otros, del que aquí sólo diferencias como déficit sólo tiene sen-
podemos dar una breve noticia, ha par- tido si se acepta que la actuación de los
tido de una fuerte crítica a los tests de sujetos de diferentes culturas debe com-
inteligencia como instrumento válido para pararse con la norma estándar de los
la investigación transcultural y, por tan- sujetos blancos de clase media. Pero
to, de una clara oposición a lo que fue como afirman Curran (1980) y Price-
una de las tendencias dominantes en la Williams (1975) los sujetos de otras
psicología transcultural hasta el final de culturas podrían darle la vuelta al argu-
los años sesenta. De una manera resu- mento, manteniendo a su vez que los
mida, los principales fundamentos de esta sujetos occidentales son «deficientes» en
tendencia son los siguientes: sus habilidades para los rituales de la
1. Su objetivo fundamental no es ve- danza o para la caza.
rificar la universalidad de determinadas
estructuras cognitivas, sino explicar la
relación existente entre las actividades LA INFLUENCIA ECOLOGICA
culturalmente organizadas y el desarrollo EN EL DESARROLLO DE LA
de los sistemas de habilidades cognitivas. PERCEPCION
En este sentido, los partidarios de este
enfoque hacen suyas las críticas que antes Como es sabido, la percepción es uno
se han expuesto sobre la conveniencia de de los llamados procesos básicos del
las tareas piagetianas en las investigacio- desarrollo psicológico, que ha atraído la
nes transculturales. atención, desde los comienzos de la psi-
2. Frente al test, se propone el ex- cología científica, de las diferentes orien-
perimento como instrumento apropiado taciones y escuelas de la psicología evo-
para el análisis psicológico transcultural, lutiva. Desde las clásicas posiciones ges-
en la línea de la actual psicología cogni- taltistas sobre el predominio de las for-
tiva. Pero los experimentos deben propo- mas o las estructuras, hasta las recientes
ner tareas significativas para el sujeto no investigaciones de Bower con bebés,
occidental. pasando por las contribuciones funda-
3. Por tanto, antes de llevar a cabo mentales de Gibson y Piaget, la percep-
" los experimentos, conviene realizar un ción ha sido un tema central en nuestra
análisis etnográfico de las habilidades disciplina. Por tanto, parece lógico que
cognitivas predominantes en esa cultura los investigadores transculturales se ha-
y de qué relación guardan con el conte- yan interesado por examinar la influencia
nido de la tarea experimental. de factores culturales en el desárrollo
4. Según los puntos anteriores, pa- perceptivo.
rece lógico qué el enfoque etnográfico Los trabajos que se van a exponer a
no acepta lo que se ha denominado «in- continuación tienen como punto de par-
terpretación deficitaria» de las diferen- tida el proyecto que iniciaron en 1956

Estudios de Psicología a.* 9 - 1982



58 Estudios
Segall, Campbell y Herkovitz y que dentales. El proceso cognitivo, respon-
culminó con la publicación en 1966 de sable de esta diferencia según Segall,
su libro The influence of culture visual Campbell y Herskovits, sería como sigue.
perception, sesenta y cinco arios después Los sujetos occidentales estarían acos-
de que Rivers recogiera los primeros da- tumbrados a interpretar estímulos bidi-
tos sobre el mismo tema en la zona del mensionales como representaciones de
Estrecho de Torres. Esta investigación se objetos tridimensionales. Por tanto, con-
inició con un debate entre Herskovits, siderarían las dos presentaciones típicas
un antropólogo partidario del relativismo de la ilusión de Muller-Lyer como las
cultural, y Campbell, un psicólogo que partes delantera y trasera de un objeto
mantenía la existencia de la homogenei- tridimensional, es decir, de una caja rec-
dad universal de los Procesos básicos. tangular dibujada en perspectiva. Los
Mientras que el primero pensaba que las sujetos no occidentales no utilizarían esta
influencias culturales tenían la magnitud estrategia de conversión de estímulos
suficiente para influir en las tendencias bidimensionales en tridimensionales y,
perceptivas, el segundo afirmaba que la por ende, serían menos sensibles a la
homogeneidad biológica del aprendizaje ilusión de Muller-Lyer. De acuerdo con
cultural imponía tal influencia. Segall, la segunda hipótesis, los sujetos que ha-
Campbell y Herskovitz partieron de la bitan en parajes muy abiertos serían más
idea de que las características estimulares sensibles a la ilusión horizontal-vertical,
del medio en el que vive el sujeto, tales que los que viven en medios cerrados,
como el tipo de paisaje predominante, ya que los primeros estarían menos habi-
determinan en gran medida sus procesos tuados a interpretar estímulos en los que
perceptivos. De hecho, establecieron, se unen dos o más líneas.
básicamente, las siguientes hipótesis ba- Segall et al., pasaron varias pruebas
sadas en la influencia de aspectos ecoló- perceptivas a casi dos mil sujetos distri-
gicos y muy en relación con el funciona- buidos en 18 grupos, tres occidentales y
lismo probabilista de Brunswik. La pri- quince no occidentales, sobre todo afri-
mera de ellas, conocida como «hipótesis canos. Los resultados confirmaron bási-
del mundo carpinteado», mantiene que camente las hipótesis antes mencionadas
los sujetos occidentales, al vivir en un y dada la amplitud de la muestra estu-
medio en el que dominan los estímulos diada y la cantidad de pruebas utilizadas,
con formas rectilíneas y angulares des- podemos decir, con Lonner y Triandis
arrollan unas habilidades perceptivas di- (1980), que el impacto de este extenso
ferentes a los sujetos de otras culturas trabajo cayó como un jarro de agua fría
en las que abundan las formas circulares sobre los investigadores de tendencia na-
y redondeadas. La segunda hipótesis, tivista que dudaban o no creían en la
orientada en el mismo sentido de la in- influencia de los factores ecológicos,
fluencia de los aspectos ecológicos, afir- mostrando claramente la enorme utilidad •
ma que los sujetos que habiten en espa- de los estudios transculturales.
cios muy abiertos, como los desérticos, Pero este impacto, como suele ocurrir
percibirán los estímulos de manera dife- con los hallazgos renombrados, no sólo
rente -que los que vivan en espacios muy alentó a realizar otras investigaciones
cerrados, como las junglas. complementarias, sino también intentos
Según la primitiva hipótesis, los suje- de refutar, al menos parcialmente la posi-
tos occidentales serían más sensibles a ción ambientalista de Segall, Campbell
la ilusión de Muller-Lyer que los no occi- y Herskovits. De ahí que Pollack (Silvar
Estudios de Psicología n. 9 - 1982
Estudios 59
y Pollack, 1967; Pollack y Silvar, 1967) nes, que no se ha presentado hasta ahora
pretendiera explicar los resultados co- porque merecía la pena considerar aparte.
mentados acudiendo a factores biológicos: Como es sabido, hace tiempo que Piaget
Pollack descubrió que existía una fuerte y Morf (1956) hallaron que los efectos
relación entre la pigmentación retiniana de estas ilusiones decrecían regularmente
o coloración del fondo ocular y la sensi- con la edad, de tal manera que a los diez
bilidad a las ilusiones visuales. Además, arios las diferencias con los adultos eran
el grado de pigmentación retiniana varía escasas. Un decremento muy similar es
con el color de la piel de los sujetos, de el que encontró Stewart, cuyos sujetos
tal manera que los sujetos negros serían tenían entre 6 y 27 años y de hecho
menos sensibles a las ilusiones visuales también se podía encontrar una secuen-
que los blancos. Y esta es, básicamente, cia evolutiva con la misma dirección en
lo que halló Pollack poniendo, por tanto, el estudio de Segall et al. La explicación
en duda la interpretación ecológica de la que estos autores ofrecen al respecto,
percepción ya que Segall et al., no habiun basada en una mejora con la edad de las
controlado la variable color de la piel estrategias perceptivas, es un tanto con-
puesto que la mayoría de los sujetos no tradictoria con su propia interpretación
sólo eran de razas distintas, sino que ecológica para explicar las diferencias en-
también vivían en medios distintos. tre sujetos de medios diferentes. Si la
En medio de esta polémica, Stewart susceptibilidad a las ilusiones visuales
(1973 y 1974) llevó a cabo dos estudios está determinada por la experiencia con
con los que pretendía determinar clara- el medio paisajístico, podemos suponer
mente cuál era la influencia de los fac- que esta experiencia tiene efectos acumu-
tores ecológicos . y fisiológicos. Para ello lativos con la edad, y, por tanto, no se
examinó dos grupos de sujetos norte- entiende por qué se produce la disminu-
americanos del mismo medio pero de ción citada a medida que los sujetos, de
raza diferente y cinco grupos africanos muy diferentes culturas, se van haciendo
de la misma raza pero de distintos me- mayores. Por el contrario, tal y como
dios. No encontró diferencias significa- mantiene Stewart (1973, p. 92), resulta
tivas entre los sujetos norteamericanos mucho más lógica y plausible la explica-
pero sí entre los africanos, lo cual con- ción en términos fisiológicos de Pollack,
cede un importante apoyo a la posición ya que, como Coren y Girgus (1972),
de Segall Campbell y Herskovits tenien- entre otros, han demostrado, la pigmen-
do en cuenta que de los grupos de suje- tación retiniana aumenta con la edad y
tos africanos los más sensibles a las ilu- con ello disminuye la posibilidad de per-
siones de Muller-Lyer fueron los que cibir la ilusión de Muller-Lyer. En defi-
vivían en la ciudad y los menos sensibles nitiva, parece evidente que en el desarro-
los que habitaban en el campo. Sin em- llo de la percepción influyen tanto los
bargo existe un aspecto central en los factores fisiológicos madurativos como
resultados de los trabajos que estamos los ecológicos-ambientales, al menos en
comentando, que constituyen un nuevo lo que respecta a las ilusiones como la de
escollo para esta interpretación ambien- Muller-Lyer.
talista de las diferencias transculturales De hecho, Dawson, Young y Choi
en la susceptibilidad ante las ilusiones (1973) que realizaron un trabajo trans-
geométricas. Me refiero a la variable cultural sobre la secuencia evolutiva de
edad, es decir, a la secuencia evolutiva varias ilusiones perceptivas, muestran
encontrada en las diferentes investigacio- también datos a favor de la utilidad de

Estudios de Psicología n.* 9 - 1982


60 Estudios
tener en cuenta varios factores para expli- donde se imparte una educación con con-
car dicha secuencia. En este caso los tenidos de tipo similar a los occidenta-
sujetos eran chinos, entre 3 y 21 arios, y les, parece posible que esta ausencia haga
utilizaron la ilusión de Muller-Lyer y la disminuir los efectos de la secuencia evo-
horizontal-vertical en dos versiones dife- lutiva determinada como hemos visto
rentes. En una de ellas la linea vertical antes, tanto por la influencia madurativa
acaba en una intersección con la hori- como por la ecológica.
zontal y en la otra las dos lineas acaban Sea cierta o no esta hipótesis de
en la misma esquina pero sin juntarse. Dawson et al., lo que sí es evidente es
Los resultados con sujetos occidentales que el contexto educativo, en una pers-
(Piaget y Morf, 1956) muestran que pectiva transcultural, tiene también una
mientras en el primer tipo de ilusión su clara influencia sobre el desarrollo de la
efecto disminuye con la edad, en el se- percepción de la profundidad que, como
gundo se produce un incremento de la es sabido, resulta esencial para interpre-
ilusión entre los 6 y los 10 arios, después tar correctamente estímulos como foto-
de la cual se da un paulatino decremento grafías, grabados, dibujos, etc.
hasta la edad adulta. Sin embargo los La dificultad de algunos sujetos no oc-
resultados de Dawson et al. pusieron de cidentales para reconocer ciertos indicios
manifiesto que los sujetos chinos no se- pictóricos ha sido observada, de manera
guían la misma pauta evolutiva. En la anecdótica, por muchos investigadores
ilusión de Muller-Lyer y en la horizontal- transculturales. Por ejemplo Herskovits
vertical, cuando las lineas vertical y ho- relata la confusión de una mujer africana
rizontal formaban la T invertida, encon- a la que se le mostró una fotografía de su
traron un decremento de estas ilusiones hijo, y Cole y Scribner refieren la curiosa
hasta los 11 años pero un aumento desde reacción de un niño de Liberia que, al
esta edad hasta los 15-17 años que de- contemplar por primera vez una vista del
crecía posteriormente en el caso de los mar con barcos petroleros a lo lejos, se
varones y que decrecía y volvía a aumen- admiró de la valentía de los hombres que
tar en el caso de las mujeres. Cuando se atrevían a navegar en barcos tan pe-
las lineas no se juntaban, se halló un queños. Uno de los primeros estudios
decremento entre los 12 y los 17 años sobre este tema y que ha dado lugar a
y posteriormente un aumento hasta ciertas controversias es el de Hudson
los 21. (1960, 1962 a y b, y 1967). El material
¿Cómo explicar estas sorprendentes que presentó se componía de unos di-
diferencias con los sujetos occidentales? bujos de línea en los que se veía un caza-
No parece que puedan utilizarse los argu- dor, un elefante y un antílope. En todas
mentos de las dos teorías, fisiológica y ellas el tamaño del dibujo del antílope era
ecológica que se han desarrollado antes. mayor que el del elefante pero variaban
De hecho, no resulta fácil en absoluto los indicios pictóricos que indicaban la
dar cuenta de estos altibajos, en las cur- lejanía de los dos animales. La tarea de
vas encontradas por Dawson et al., pero los sujetos consistía en responder a unas
estos autores han lanzado una hipótesis preguntas relativas a cuál era el animal
que resulta atractiva. Habida cuenta que que el cazador pretendía apresar. Los re-
los aumentos de las ilusiones en los su- sultados de Hudson indicaban que, en
jetos chinos se producen durante o des- términos generales, los niños sudafrica-
pués de la adolescencia, es decir, una vez nos tenían serias dificultades para perci-
que han dejado de asistir a la escuela, bir la profundidad de los dibujos y, por

Estudios de Psicología n.9 9 - 1982


Estudios 61
tanto, para convertir los estímulos bidi- influyente es la educación en la familia y
mensionales en interpretaciones tridi- en la comunidad antes de la edad escolar.
mensionales. Experimentos posteriores a éstos de
Cuando se examinó la influencia del los arios sesenta (Serpell, 1976) con su-
medio escolar se encontró que los niños jetos occidentales, bantúes e indios, en
occidentales al comienzo de la enseñanza los que se encontraron más claras dife-
primaria, también tenían estas dificulta- rencias entre los dos últimos, han hecho
des pero desaparecían cuando estaban que Hudson se incline también a conce-
acabando la escolaridad obligatoria. Sin der importancia a otros factores cultu-
embargo esta mejora no se produjo en el rales como las producciones estéticas de
caso de los niños sudafricanos. ¿Hay que cada grupo étnico. Por otro lado, los tra-
rechazar entonces la hipótesis acerca de bajos de otros autores, como los de Dere-
la influencia de la educación sobre la per- gowsky (1980 a y b) han mostrado tam-
cepción de la profundidad? No es ésta la bién la importancia de la escolarización
opinión de Hudson puesto que obtuvo en la percepción de la profundidad, utili-
otros datos que le permitieron matizar zando tareas diferentes de las de Hudson
su posición. Este autor encontró que las que tenían, en nuestra opinión, mayor
deficiencias citadas también se daban en validez ecológica porque no consistían
los adultos, tanto si eran bantúes, que en meras evaluaciones verbales de dibu-
hubieran recibido instrucción escolar, o jos sino en pedirles a los sujetos que
no, como si se trataba de un grupo de construyeran con materiales de madera
sujetos europeos que eran trabajadores unas figuras que se presentaban dibuja-
analfabetos. Por otro lado, Mundy-Castle das. En cualquier caso, no vamos a entrar
(1966) repitió en Ghana los experimen- a fondo en esta polémica, lo cual nos
tos de Hudson con sujetos de 5 a 10 años llevaría a un análisis más detallado de
y encontró resultados similares, con un los experimentos, sino que vamos a seña-
aspecto adicional interesante relativo a la lar, a modo de conclusión, algunas refle-
actividad educativa de los niños en sus xiones sobre los trabajos que se han
hogares antes de que alcanzaran la edad expuesto.
escolar. Mundy-Castle afirmaba «no ha- 1. Tal y como manteníamos al co-
ber encontrado ninguna prueba de acti- mienzo de este artículo, los estudios
vidades tales como la lectura, el dibujo, transculturales resultan tanto más fruc-
la pintura, el examen de dibujos, la cons- tíferos cuanto no se limitan simplemente
trucción de modelos o el empleo de ju- a comprobar diferencias entre sujetos oc-
guetes de construcción y era excepcional cidentales y no occidentales, sino cuando
hallar a un niño que hubiese utilizado un tratan de aislar las variables que produ-
lápiz antes de ir a la escuela» (p. 129). cen esas diferencias.
Esta misma deprivación educativa duran- 2. En este sentido parece que en el
te la etapa preescolar, es la que Hudson desarrollo de la percepción influyen fac-
supone que han tenido los trabajadores tores fisiológicos pero también diversos
analfabetos europeos y que han ocasio- aspectos de tipo ecológico, como son la
nado que sus respuestas sean similares interacción con el tipo de paisaje y los
a las de los sujetos bantúes de sudáfrica. efectos de diversas prácticas educativas,
En definitiva la explicación que Hudson que además deben incluir las actividades
ofrece para explicar sus resultados es que anteceden al ingreso en la escuela.
que, en el caso del desarrollo de la per- 3. Y por último, en un sentido más
cepción de la profundidad, un factor muy aplicado, querría insistir que tal y como

Estudios de Psicología a.* 9 - 1982


62 Estudios
han señalado Scribner y Cole (1973) en diferenciado y menos global y, a la vez,
su artículo «Cognitive consequences of más integrado y jerarquizado. Los con-
formal and informal educatíon» parece troles o estilos cognitivos —Hamilton
totalmente inútil la introducción de acti- (1976) ha señalado que la distinción en-
vidades escolares con formas y conteni- tre estas dos denominaciones no se ha
dos occidentales en otros medios, sin llegado a clarificar totalmente— eran de-
tener en cuenta no sólo los aspectos eco- finidos como estructuras que se estabili-
lógicos, sino también los efectos que ha zan a lo largo del desarrollo y que son
producido, antes de la edad escolar, lo relativamente invariantes para un con-
que ellos llaman informal education. junto de situaciones.
Del conjunto de estilos cognitivos, el
denominado «dependencia-independencia
de campo», sobre el que han trabajado
SOCIALIZACION Y ESTILO extensamente Witkin y sus colaborado-
COGNITIVO res, es el que más se ha desarrollado y
sobre el que existen no sólo unas conclu-
En opinión de Okonji (1980) —con- siones bastante claras, sino toda una
siderado el investigador transcultural no teoría de la diferenciación psicológica,
occidental más lúcido cuya temprana que ha sido revisada entre nosotros por
muerte ha sido tan lamentada— el mo- Fernández Ballesteros (1980) y Palacios
delo cognitivo de '9Vitkin ha sido el que y Carretero (en prensa). De ahí que
más trabajo ha inspirado en la psicología Wohlwill (1973) en su obra The study
transcultural, exceptuando la teoría de of Behavioral Develo pment al comparar
Jean Piaget. En este apartado se va a la obra del autor, que lamentablemente
presentar una panorámica general de las nos dejó en el verano de 1979, con la de
investigaciones transculturales sobre la otros estilos cognitivos, afirmaba: «el
dependencia-independencia de campo ha- grupo de Witkin ha realizado un esfuer-
ciendo hincapié en el modelo ecológico zo mucho más concentrado para abarcar,
de Berry y en la relación existente entre al mismo tiempo, las diferencias indivi-
determinadas prácticas socializadoras y duales y los aspectos evolutivos de su
el desarrollo del citado estilo cognitivo. trabajo sobre la dimensión de la indepen-
Como es sabido, el estudio sobre los dencia-dependencia de campo y su teoría
estilos cognitivos nació a mediados de de los estilos cognitivos» (p. 336).
los arios cincuenta impulsado por un Como es sabido, los estilos cognitivos
grupo de investigadores, de tendencia se consideran hoy día, como la disposi-
gestaltista y psicoanalítica, entre los que ción para manejar información según un
se encontraban Klein, Gardner, Witkin conjunto específico de reglas y estrate-
y otros, que desarrollaron un amplio gias y concretamente la independencia-
conjunto de investigaciones sobre los dependencia de campo ha sido definida
«controles cognitivos» en la Fundación como la capacidad para procesar infor-
Menninger. Estos autores pretendían sen- mación con un alto grado de autonomía
tar las bases experimentales y diferencia- con respecto al campo preceptivo, de tal
les de las relaciones entre la motivación manera que los sujetos independientes de
y la cognición, partiendo de la idea, des- campo tienen una gran facilidad para
arrollada por Werner, Lewin y otros, de separar los detalles de una configuración
que conforme el sujeta desarrolla su co- global. La amplísima bibliografía sobre
nocimiento de la realidad se hace más el tema muestra una clara relación de

Estudios de Psicología n.° 9 - 1982



Estudios 63
este estilo cognitivo con otras variables años, y la independencia de campo. Por
cognitivas, tanto psicométricas como pia- el contrario, entre los niños cuyas madres
getianas, así como constructos pertene- tienden a establecer pautas sobreprotec-
cientes al estudio de la personalidad y de toras e impiden las conductas autónomas,
la conducta interpersonal. al mismo tiempo que acostumbran a los
Ahora bien, ante una dimensión de tal niños a aceptar las normas sociales, sue-
consistencia y alcance explicativo como len encontrarse una mayor cantidad de
es la independencia de campo, es lógico dependientes de campo.
que haya surgido la clásica pregunta de 2. Control maternal del impulso y la
én qué medida es innata o adquirida. agresión: Las madres de los niños que
Y formulamos así la pregunta porque son dependientes de campo tienden a
una vez más la respuesta tiende a darse ser más arbitrarias e impulsivas en el
en una línea interaccionista (Witkin uso de las medidas disciplinarias, lo cual
et al., 1962; Witkin y Berry, 1975). Así impide el establecimiento de unos crite-
aunque existen pruebas que muestran la rios coherentes y estables que guíen la
influencia de factores genéticos (Vanden- conducta infantil. Lo contrario es lo que
berg, 1962) y fisiológicos, como la espe- ocurre con las madres de los indepen-
cialización hemisférica cerebral, también dientes de campo.
hay un buen número de estudios que 3. Características personales de la
ponen de manifiesto la importancia de madre: Se ha encontrado una clara rela-
los factores ambientales. Y en este punto ción entre la dependencia de campo y el
es donde cobran una gran importancia hecho de que las madres tengan menos
las investigaciones transculturales puesto confianza en sí mismas y en su papel ma-
que, como en otros muchos campos, pue- ternal, todo lo cual tiende a impedir que
de servir para determinar y especificar sus hijos desarrollen su propia identidad.
cómo se produce la influencia del medio. En cuanto al papel del padre, puede
Las variables ambientales que, según decirse que, al igual que en otros ámbi-
los estudios realizados, influyen en la tos de la psicología, ha sido poco estudia-
etiología de la independencia-dependen- do. Lo que sí se ha estudiado son los
cia de campo son los siguientes: socia- efectos que produce su ausencia. Los ira-
lización, estructura y organización social, bajos sobre este extremo muestran que
ecología y nutrición (Witkin y Berry, cuando la ausencia del padre es muy pro-
1975). Este último es el que tiene unos longada suele aumentar la dependencia
efectos más claros, al estar directamente de campo de los sujetos, lo cual puede
relacionado con la- disponibilidad de ali- explicarse alegando que la falta del pa-
mentos ricos en proteínas que afectan al dre favorece una dependencia excesiva
desarrollo hormonal y al que vamos a de la madre. En relación con las conclu-
conceder menos importancia por no ser siones que acabamos de citar, pueden
un factor psicológico. En cuanto a la so- consultarse Witkin el al., 1962; Dyk y
cialización temprana, Okohji (1980) ha Witkin, 1965; Dawson, 1967; Witkin,
resumido así las prácticas de crianza que 1979).
influyen en la aparición de la independen- Ahora bien, ¿qué puede decirse de
cia-dependencia de campo: estas características socializadoras, estu-
1. Separación de la madre: se ha en- diadas desde una perspectiva transcultu-
contrado una clara relación entre el fa- ral? En términos generales, se ha encon-
vorecimiento de la separación y autono- trado que su relación con la etiología de
mía de los niños, durante los primeros la independencia-dependencia de campo

Estudios de Psicología n.. 9 - 1982


64 Estudios
se ha visto confirmada por numerosos es- esquemas de conducta tan independientes
tudios si nos atenemos exclusivamente a como los esquimales. Hasta aquí, por
sus resultados empíricos. Pero si además tanto, un intento de explicación, en tér-
de los datos de estos trabajos, considera- minos ecológicos, del desarrollo de deter-
mos el marco teórico en el que se han minadas conductas, similar al de Segall,
realizado la mayoría de ellos (el modelo Campbell y Herskovits (1966).
ecológico de Berry) podemos ver cómo Sin embargo, Berry va más allá e in-
la relación entre socialización y estilo corporando aportaciones como las de
cognitivo ha quedado ampliada y for- Cohen (1969) y Pelto (1968) sobre la
mando parte de un esquema teórico de - relación entre la estructura social y los
mayor alcance explicativo que la simple estilos cognitivos, y en la línea de la
correlación entre dos variables. antropología ecológica actual, mantiene
El modelo ecológico de Berry, desarro- que las sociedades de agricultores, al ser
llado parcialmente en una larga serie de acumuladoras de alimentos producen la
artículos (Berry, 1966, 1968, 1969, aparición y mantenimiento de una jerar-
1971, 1975, 1977; Berry y Annis, 1974; quía dominante que controla la organi-
Witkin y Berry, 1975) y con más ampli- zación de los recursos de la subsistencia,
tud en su libro Human ecology and cog- es decir lo que Pelto (1968) denomina
nitive style (1976), y en su reciente y «sociedad estricta». Por el contrario, las
ambicioso trabajo de 1980, viene a decir sociedades de cazadores nómadas se ca-
lo siguiente: Los diferentes sistemas racterizan por no poseer pautas de acu-
ecológicos, es decir, las diferentes rela- mulación de alimentos y, por tanto, care-
ciones entre organismos, y sus conductas, cen de esta jerarquía dominante, forman-
y los contextos ambientales en los que do una «sociedad abierta». De esta ma-
se dan estas relaciones, producen distin- nera, las sociedades estrictas generan
tos tipos de demandas, físicas y psicoló- prácticas socializadoras basadas en el res-
gicas, en los individuos que los habitan peto a las normas sociales, sin las cuales
para que éstos logren adaptarse al medio sería imposible establecer el control de
en el que viven. Por ejemplo, los esqui- los recursos económicos, mientras que en
males que viven en un medio bastante las sociedades abiertas las prácticas so-
hostil deben basar su supervivencia en cializadoras estarían dirigidas a la estimu-
la caza, realizada de manera individual, lación de la autonomía personal, tan ne-
y en la que uno de los problemas más cesaria para las actividades como las que
característicos es la necesidad de estruc- realizan los cazadores esquimales (Barry,
turar perceptivamente un medio tan uni- Child y Bacon, 1959; Barry y Paxson,
forme que carece, casi totalmente, de 1971). A su vez, las prácticas socializa-
indicios perceptivos útiles a tal efecto. doras mencionadas favorecerían la apari-
Por tanto, se hipotetiza que su adapta- ción de la independencia o dependencia
ción requiere que su conducta sea muy de campo, tal como han puesto de mani-
independiente, tanto desde el punto de fiesto los trabajos realizados con sujetos
vista personal como cognitivo. Por el occidentales, antes citados, produciendo
contrario, los pueblos que son agriculto- un estilo cognitivo característico, en tér-
res y sedentarios, que habitan en un am- minos generales, de cada tipo de socie-
biente muy estructurado, desde el punto dad.
de vista perceptivo, y que suelen realizar Hoy día existe ya un buen número de
actividades en común, no tendrían que experimentos, que han confirmado, en
verse determinados a desarrollar. 'unos mayor o menor medida, la validez de

Estudios de Psicología n. 9 - 1982


Estudios 65
este modelo desarrollado por Berry en Berry, que pueden encontrarse en su
íntima relación con la teoría de la dife- libro de 1976 y de manera más resumida
renciación de Witkin. El propio Berry en su artículo de 1977, pero, en térmi-
(1966) obtuvo datos a favor de la rela- nos generales, apoyan claramente su mo-
ción entre independencia-dependencia de delo ecológico, expuesto anteriormente.
campo y prácticas de crianza de los niños, Antes de acabar este apartado quisiera
al comparar los resultados de los esqui- hacer mención, aunque sólo sea muy bre-
males y los Temne, una 'tribu de agricul- vemente, de otros dos aspectos del des-
tores de Sierra Leona. Dawson (1967), arrollo de la independencia-dependencia
continuando el estudio de Berry, también de campo sobre los que los trabajos trans-
halló diferencias significativas entre los culturales han encontrado resultados in-
Temne y los Mende, dos tribus vecinas teresantes. Me refiero a los cambios de
que diferían claramente en la severidad edad y a las diferencias sexuales. Los
con que la madre educaba a sus hijos. cambios que se producen con la edad en
En cuanto al papel del padre, Dawson la independencia-dependencia de campo
encontró datos más limitados a favor de no han sido estudiados sistemáticamente
su influencia sobre la independencia de en otras culturas porque la mayoría de
campo. Por otro lado, este autor halló los estudios transculturales tenían otros
también una clara relación similar entre objetivos pero, en términos generales,
los niños chinos (Dawson et al., 1974) puede decirse que se confirma la tenden-
Resultados parecidos fueron obtenidos, cia encontrada en los sujetos occidenta-
entre otros, por Holtzman, Díaz-Guerre- les, es decir un aumento paulatino de la
ro y Schwartz (1975), con niños mexica- independencia de campo, con la edad,
nos y norteamericanos, y por Mebane y hasta la adolescencia y juventud y un
Johnson (1970) con niños y niñas me- decremento a partir de los 30-40 años
xicanos. (Berry, 1966; Witkin et al., 1974; Ja-
Ahora bien, puede argumentarse que hoda, 1970; Okonji y Olagabide, 1974).
estos datos sólo confirman parcialmente Si este resultado se mantuviera en estu-
el modelo de Berry pues sólo se ha veri- dios posteriores indicaría una pauta uni-
ficado la relación entre pautas de socia- versal en el desarrollo de los estilos cog-
lización y estilo cognitivo, aunque sus nitivos, si bien es necesario esperar que
resultádos pueden interpretarse según el se realicen más estudios, sobre todo lon-
citado modelo. Pero Berry, ha realizado gitudinales, con el objetivo específico de
en los últimos arios complejas y muy investigar los cambios de- edad.
costosas investigaciones, examinando En lo que se refiere a las diferencias
unas veinte muestras de entornos muy sexuales, los estudios con sujetos occiden-
diferentes de Africa, Australia, Europa tales han mostrado que las mujeres, como
y Norteamérica en los que con una estra- grupo, suelen ser más dependientes de
tegia estadística correlacional ha contro- campo que los varones. Sin embargo, no
lado el tipo de estructura social —seden- se han encontrado diferencias sexuales
taria-estricta frente a nómada-abierta—, entre los esquimales ni entre los aboríge-
su grado de aculturación, las caracterís- nes australianos (Berry, 1966, 1971;
ticas de sus prácticas socializadoras y sus MacArthur, 1967, 1969) aunque sí se
respuestas a distintas pruebas de inde- han hallado entre los grupos sedentarios.
pendencia-dependencia de campo. Es im- Stewart-Van Leuwen (1978), en un ar-
posible en esta ocasión dar cuenta en tículo que es probablemente
detalle de la gran cantidad de datos de más exhaustiva sobre el tema, ha int.

Estudios de Psicología n.. 9 - 1982 5


66 Estudios
tado explicar los numerosos datos de que dencia a realizar no sólo estudios trans-
disponemos hoy día utilizando una varie- culturales, es decir, a comparar la in-
dad del modelo ecológico de Berry. fluencia de diferentes variables dentro de
Stewart-Van Leuwen mantiene que en las una misma cultura no occidental. Este
sociedades sedentarias, agricultoras y pas- parece ser el único camino posible para
toriles, las prácticas socializadoras son aclarar lo que Dasen ha denominado «el
distintas para los niños y las niñas ya embrollo de los factores que producen el
que la estructura social ha producido una desarrollo».
división del trabajo tal que las funciones 3) El aspecto metodológico sobre el
de la mujer han quedado subordinadas a que existe actualmente una mayor contro-
las del hombre. Por ello, a las niñas se versia es, probablemente, el que se re-
les insiste más en el respeto a las normas fiere a cuál de los dos enfoques meto-
sociales que a los niños, lo cual produce dológicos, experimental o correlacional,
posteriormente una mayor dependencia es el más adecuado para las investigacio-
de campo. Esto no ocurre en las socie- nes transculturales. El experimental ha
dades de cazadores nómadas porque en sido defendido por Cole, Scribner y
ellas no existe esta división del trabajo, otros, y el correlacional por Witkin,
y por tanto, las funciones del hombre y Berry, Vernon y otros. Es cierto que
la mujer se consideran de igual impor- desde las dos posiciones los ataques no
tancia para la supervivencia. En cual- se han economizado (Berry, 1980; Labo-
quier caso, sea cierta o no la explicación ratory of Comparative Human Cognition,
de Stewart-Van Leuwen, de lo que no 1979) pero en nuestra opinión ambas
hay lugar a dudas es que las variables posturas parecen razonables y válidas si
ecológica-culturales ejercen una notable se tiene en cuenta el objetivo con que
influencia en el desarrollo de la indepen- realizan sus investigaciones. Es decir, si
dencia-dependencia de campo y parece lo que se quiere estudiar es la relación
lógico pensar que así se produzca sobre entre las actividades culturalmente orga-
todo en los primeros años. nizadas y el desarrollo de las habilidades
cognitivas, desde la posición del retad-
vismo cultural, parece lógico que se ma-
CONCLUSIONES nipulen las variables experimentales. Por
el contrario, si lo que se pretende compro-
1) La psicología evolutiva transcul- bar son cuestiones tan amplias como la
tural se encuentra hoy en claro auge pero, influencia de los factores ecológicos en
al mismo tiempo, existe una fuerte divi- el desarrollo del estilo cognitivo, a través
sión entre las diferentes tendencias exis- de las pautas de crianza, que a su vez
tentes. están culturalmente determinadas, resul-
2) A pesar de estas controversias, ta razonable admitir, con Berry, que
creo que están apareciendo algunos ras- todos estos aspectos forman un «packa-
gos comunes. Quizás el más evidente es ge» que sólo puede ser estudiado sin
que casi todos los investigadores trans- intentar desempaquetarlo.
culturales de hoy día reconocen la nece- 4) Y por último, ¿qué puede decirse
sidad de tener un conocimiento lo más en cuanto a la existencia de universales
amplio posible del medio en el que se va cognitivos? Admitiendo que lo que voy
a trabajar y de utilizar tareas que tengan a mantener puede ser modificado por los
significado para el sujeto de esa cultura. resultados de las investigaciones futuras
También se está imponiendo la ten- (que sin duda van a ser todavía más nu-

Estudios de Psicología n.. 9 - 1982


Estudios 67
merosas y prometedoras) creo que tanto que han estudiado los efectos de la clase
los estudios basados en las teorías de social sobre el desarrollo cognitivo.
Piaget y de Witkin y Berry, por citar Por otro lado, los trabajos transcultu-
sólo las orientaciones más extendidas, rales sobre independencia-dependencia de
han mostrado que apenas existen produc- campo han mostrado claramente la in-
tos cognitivos universales pero sí muchos fluencia de las prácticas de crianza sobre
procesos comunes a todas las culturas. el desarrollo de este estilo cognitivo, en
una dirección muy similar a lo que ocurre
Tomemos algunos ejemplos para que la
en la civilización occidental aunque los
afirmación no 'parezca gratuita. La se-
distintos medios produzcan resultados
cuencia evolutiva de algunos conceptos finales diferentes. En definitiva, creemos
piagetianos es la misma en un cierto que la psicología evolutiva transcultural
número de culturas, aunque no lo sean está apoyando la concepción interaccio-
las edades típicas a las que aparece cada nista del desarrollo, según la cual la dota-
concepto. En muchos casos estas edades ción genética del ser humano da lugar a
se han visto influenciadas por la exis- diferentes estructuras comportamentales,
tencia o ausencia de prácticas educativas. según la influencia específica de cada
Y esto mismo es lo que han encontrado, cultura, pero a través de procesos básica-
en términos generales, las investigaciones mente similares.

Notas
(I) Este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda eficaz de varias personas. J. Delval y
J. Forteza me proporcionaron bibliografía imprescindible y me indicaron algunas sugerencias
interesantes. M.° V. Sebastián y J. Linaza no sólo discutieron conmigo los detalles de este ar-
tículo, sino que fueron siempre un animoso apoyo en las oposiciones para las que fue elaborado
inicialmente. Por otro lado, con I. Enesco, que trabaja activamente en este campo, he tenido
oportunidad de aclarar algunos extremos.
(2) Las páginas relativas a la psicología piagetiana transcultural están tomadas de mi trabajo
sobre ese tema publicado en el monográfico de Infancia y Aprendizaje sobre Piaget.

Referencias
ASHTON, P. T. (1975), «Cross-cultural Piagetian research . An experimental perspective», Harvard
Educational Review, 45, 475-505.
BARRY, H.; CHILD, I. L., y BACON, M. K. (1959), «Relation of child training to subsisténce
economy», American Antrhopologist, 61, 51-53.
BARRY, H. y PAXSON, L. M. (1971), «Intancy and early childhood; cross-cultural cides 2», Ethno-
logy, 10, 466-508.
BERRY, J. W. (1966), «Temne and Eskimo perceptual skills», International Journal of Psycho-
logy, 1, 207-229.
BERRY, J. W. (1968), «Ecology, perceptual development and the Müller-Lyer illusion», Br. J.
Psychol., 59, 205-210.
BERRY, J. W. (1969), «On cross-cultural comparability», Internationd Journal of Psychology,
4, 119-128.
BERRY, J. W. (1971), «Ecological and cultural factors in spatial perceptual development», Cana-
dian Journal of Behavioral Science, 3, 324-336.

Estudios de Psicología n.. 9 - 1982


68 Estudios
BERRY, J. W. (1975), «An ecological approach to cross-cultural psychology», Nederslands Tijdsch-
rift Voor De Psychologie, 30, 51, 84.
BERRY, J. W. (1976), Human ecology and cognitive style. Comparative studies in cultural and
psychological adaptation, Nueva York, Wiley (Sage Publication).
BERRY, J. W. (1977), «Nomadic style and cognitive style», en Mc Gurk, H. (ed.) (1977),
Ecological factors in human develo pment, Amsterdam, North Holland, pp. 229 - 245.
BEIUtY, J. W. (1980), «Ecological aspects for cross -cultural psychology», en Warren, N. (ed.),
Studies in cross-cultural psychology, Londres, Academic Press.
BERRY, J. W. y ANNIS, R. C. (1974), «Ecology, culture and psychological differentiation», Inter-
national Joúrnal of Psychology, 9, 173 - 193.
BERRY, J. W. y DASEN, P. R. (eds.) (1974), Culture and cognition. Readings in cross-cultural
psychology, Londres, Methuen.
BovEY, M. (1974), «Cognitive development in illiterate Algerians», en BERRY; J. W. y DASEN,
P. R. (eds.), Culture and cognition: Readings in cross-cultural psychology.
BOVET, M. C.; DASEN, P. R., e INHELDER, B. (1974), «Etapes de l'intelligence sensori-motrice
chez l'enfant BaouIé. Etude prélimínaire» Archives de Psychologie, 41, 363-386.
BRISLIN, R. W.; BOCIWER, S., y LONNER, W. J. (eds.) (1975), Cross-cultural prespectives on
learning, Nueva York, Halstead Presa.
CARLSON, J. (1976), «Cross-cultural Piagetian studies: What can they tell us?», en RIEGEL, K. y
MEACHAM, J. (eds.), The developing individual in a changing world, (vol. 1) La Haya,
Mouton, 334 -345.
CASATI, I. y LEZINE, L. (1968), Les étapes de l'intelligence sensori-motrice (Manuel), París,
Centre de Psychologie Appliquée.
COHEN, R. (1969), «Conceptual styles, culture concepts and non-verbal tests of intelligence»,
American Anthropologist, 71, 828 - 855.
COLE, M. y BRUNER, J. S. (1971), «Cultural differences and inferences about psychological
processes»,_ American Psychologist, 26, 867 - 876.
CoLE, M. y SCRIBNER, S. (1974), Culture and thought: A psychological introduction, Nueva
York, Wiley. (Trad. cast. BROUSSI, G., Cultura y pensamiento: Relación de los procesos
cognoscitivos con la cultura, México, Limusa.)
COREN, S. y GIRGUS, J. S. (1972), «Density of human lens pigmentation: in vivo measures over
an extended age range», Vision Research, 12, 343-346.
CURRAN, V. H. (1980), «Cross-cultural perspectives on cognition», en CLAXTON, G., Cognitive
psychology. New directions, Londres, Routledge and Kegan.
DASEN, P. R. (1972), «Cross-cultural piagetian research: a surnmary», J. of cross-cultural
Psychology, 3, 23 - 39.
DASEN, P. R. (1974), «The influence of ecology, culture and European contact on cognitive
development in Australian Aborigenes», en BERRY, J. W. y DASEN, P. R. (eds.).
DASEN, P. R. (ed.) (1977), Piagetian psychology: Cross-cultural contributions, Nueva York,
Garden Press.
DASEN, P. R. (1981), «Cross-cultural Tests of Piaget's Theory», en TRIANDIS, H. C. y HERON, A.
(eds.), Handbook of Cross-Cultural Psychology. Developmental Psychology, vol. 4, Boston,
Allyn and Bacon.
DASEN, P. R.; INHELDER, B.; LAVALLÉ, M. y RETSCHITZKI, J. (1978), Naissance de l'intelligence
chez l'enfant Baoulé de Cóte d'Ivoire, Berna, Hans Huber.
DAWSON, J. L. M. (1967), «Cultural and physiological influences upon spatrolperceptual
processes in West Africa», Partes 1 y 2, International Journal of Psychology, 2, 115-128,
171-185.
DAWSON, J. L. M.; YOUNG, B. M., y CHO!, P. P. C. (1973), «Developmental Influences on
geometric illusion susceptibility among Hong-Kong Chinese children», Journal of Cross-
cultural Psychology, 4, 49 - 74.
DAWSON, J. L. M.; YouNG, B. M., y Olor, P. P. C. (1974), «Developmental Influences on
pictorial depth perception among Hong Kong chimese children», J. Cross-Cultural Psychol.,
5, 3-22.
DE LACEY, P. R. (1970), «A cross-cultural study of clasificatory ability in Australia», Journal
of Cross-Cultural Psychology, 1, 293 -304.
DEREGOWSKI, J. B. (1980 a), «Perception», en TRIANDIS, H. C. y LONNER, W., Handbook of
cross-cultural psychology, vol. 3, Basic Processes, pp. 21 -96, Boston, Allyn and Bacon.
DEREGOWSKI, J. B. (1980 b), «Some aspects of perceptual organitation in the light of cross.
cultural evidence», en WARREN, N. (ed.), Studies in cross-cultural psychology, vol. 2, Lon-
dres, Academic Press, pp. 51-93.
DOUGLAS, J. D. y WoNG, A. C. (1977), «Formal operations: age, sex clifferences in chirles ame-
rican children», Child Develo pment, 48, 689-692.
DYK, R. B. y WITKIN, H. A. (1965), «Family experiences related to the development of diffe-
rentiation in children, Child Develo pment, 30, 21-55.

Estudios de Psicología n.° 9 - 1982


Estudios 69
FERNÁNDEZ-BALLESTEROS, R. (1980), «Del estilo cognitivo "dependencia-independencia de campo"
a una teoría de la diferenciación», Revista de Psicología General y Aplicada, 35, 467-490.
FRIJDA, N. H. y JAHODA, G. (1966), «On the scope and methods of cross-cultural research»,
International Journal of Psychology, 1, 110-127.
GLICR, J. (1975), «Cog,nitive development in cross-cultural perspective», en HOROWITZ, F. D.
(ed.), Review of child development research, vol. 4, Chicago, University of Chicago Press,
595-654.
GOODNOW, J. J. (1962), «A test of milieu effects with some of Piaget's tasks», Psychology
Monographs, 76.
G000Now, J. J. y BEntoN, G. (1966), «Piaget's tasks: the effects of schooling and intelligence»,
Child Development, 37, 573-582.
GREENFIELD, P. M. (1966), «On culture and conservation», en BRUNER, J. S.; OLVER, R. R.,
y GREENFIELD, P. M. (eds.), Studies in cognitive growth, Nueva York, Wiley, 225-256.
(Trad. cast. de A. MALDONADO, Investigaciones sobre el desarrollo cognitivo, Madrid, Pablo
del Río Editor, 1980, 251-280.)
GREENFIELD, P. M. (1976), «Cross-cultural research an Piagetian theory: paradox and progresa»,
en RIEGEL, K. y MEACHAM, J. (eds.), The developing individual in a changing world, vol. 1,
La Haya, Mouton, 332-333.
HAMILTON, V. (1976), «Motivation and personality in cognitive development», en HamirroN, V.
y VERNON, M. D. (eds.), The develo pment of cognitive processes, Londres, Academic Press,
pp. 451-506.
HOLTZMAN, W. H.; DíAZ GUERRERO, R. y SWARTZ, J. D. (1975), Personality development in
two cultures: a cross-cultural longitudinal study of school children in Mexico and the Unites
States, Austin, University of Texas Press.
HUDSON, W. (1960), «Pictorial depth perception in sub-cultural groups in Africa», Journal
of Social Psychology, 52, 183-208.
HuosoN, W. (1962 a), «Cultural problema in pictorial perception», South African Journal of
Science, 58, 189-195.
HUD SON, W. (1962 b), «Pictorial perception and educational adaptation in Africa», Psychologica
Africana, 9, 226-239.
HUDSON, W. (1967), «The study of the problem of pictorial pereption among unaculturated
groups», International Journal of Psychology, 2, 89-107.
JAHODA, G. (1970), «Supernatural beliefs and changing cognitive structures among Ghanaian
university students», J. Cross-cultural Psychol., 1, 115-130.
JAHODA, G. (1980), «Theoretical and systematic approaches in cross-cultural psychology», en
TRIANDIS, H. C. y LAMBERT, W. W. (eds.).
KELLY, M. R. (1977), «Papua, New Guinea and Piagetan eight year study», en DASEN, P. (ed.),
Piagetian. psychology: Cross-cultural contributions, Nueva York, Gard Press, 169-202.
KLINEBERG, 0. (1980), «Historical Perspectives: Cross-cultural Psychology before 1960», en
TRIANDIS, H. C. y HERON, A. (eds.), Handbook of Cross-cultural Psychology. Perspectives,
. vol. 1, Boston, Allyn and Bacon.
KOFFKA, K. (1924), The growth of the mind, Nueva York, Hartcourt Brace.
LABORATORY OF COMPARATIVE HUMAN COGNITION (1979), «What's cultural about cross-cultural
cognitive psychology?», Annual Review, 30, 145-175.
LABOV, W. (1969), «The logic of nonstandard english», Georgetown Monographs on language
and linguistics, 22, pp. 1-31.
LAURENDAU-BENDAVID, M. (1977), «Culture, shooling and cognitive development: A comparative
study of children in French Canada and Rwanda», en DA SEN, P. (ed.), Piagetian Psychology:
Cross-cultural contributions, Nueva York, Garden Press, 123-168.
LEVINE, R. A. (1970), «Cross-cultural study in child psychology», en MUSSEN, P. H. (ed.),
Carmichael's manual of child psychology, vol. 2, Nueva York, John Wiley.
LONNER, W. J. y TRIANDIS, H. C. (1980), «Introduction to Basic Processes», en TRIANDIS, H. C.
y LONNER, W. (eds.), Handbook of cross-cultural psychology, vol. 3, Basic Processes, Boston,
Allyn and Bacon.
LLOYD, B. B. (1972), Perception and cognition: A cross-cultural perspective, Hamondsworth,
Penguin.
MACARTHUR, R. (1967), «Sex differences in field-dependence for the Eskimo a replication
of Berry's findings», Int. J. Psychol., 2, 139-140.
MAcARTnuR, R. (1969), «Some cognitive abilities of Eskimo, White and Indians-Metis pupila
aged 9-12 years», Canad. J. Behavioral Sci., 1, 50-59.
MANGAN, J. (1978), «Piaget's theory and cultural differences», Human Development, 21, 170-189.
MEBANE, D. y JonNsoN, D. L. (1970), «A comparison of the performance of Mexican boys
and girls on Witkin's cognitive tasks», Interam. J. Psychol. 4, 227-239.
Monm, S. y MODGIL, C. (1976), Piagetian research: Compilation and commentary (vol. 8):
Cross-cultural studies, Windsor, NFER.

Estudios de Psicología n. 9 - 1982


70 Estudios
MuNTY-CAsTLE, A. C. (1966), «Pictorial depth perception in ghanian children», International
Journal of Psychology, 1, 289-300.
MUNROE, R. L. y MUNROE, R. H. (1975), Cross-cultural human development, Monterrey,
Brooks-Cole.
ORoNji, M. 0. (1980), «Cognitive styles across cultures», en WARREN, N. (ed.).
Oxowt, M. O. y OLAGABIVE, 0. 0. (1974), «Egocentrism and psychological differentiation:
a cross-cultural perspective». Paper presented to the Second International Conference of
the International Association for Cross-cultural sychology, Kingston, Ontario, Canadá. Citado
por Okonji (1980).
PALACIOS, J. y CARRETERO, M. (en prensa), «El desarrollo de los estilos cognitivos reflexividad-
impulsividad, dependencia-independencia de campo y sus implicaciones educativas», Infancia
y Aprendizaje.
PARASKEVOPOULOS, J. y HUNT, J. M. V. (1971), «Object construction and imitation under dif-
fering conditions of rearing», J. of Genetic Psychology, 119, 301-321.
PELTO, P. J. (1968), «The Differences between "tight and Loose" societies», Transaction,
abril, 37-40.
PELUFFO, N. (1966), «Problemi combinatori verificati su una capolazione femminite di livello
culturale non-uniforme», Rivista di Psicolozia Sociale, 13, 147-162.
PELUFFO, N. (1967), «Culture and cognitive problems», International Journal of Psychology,
2, 187-198.
PIAGET, J. y MORF, A. (1956), «Recherches sur le developpement des perceptions, XXX: les
comparaison verticales á farble intervalle», Archives de Psychologie, 35, 289-319.
PIRE, K. L. (1966), Language in relation lo a unified theory of the structure of human behavior,
La Haya, Mouton.
POLLACK, R. H. y SILVAR, S. N. (1967), «Magnitude of the Müller-Lyer illusion in children
as a function of the pigmentation og the fondus oculi», Psychonomic Science, 8, 83-84.
PRICE-WILLIAMS, D. R. (1975), Explorations in Cross-cultural Psychology, San Francisco, Chand-
ler and Sharp.
SCRIBNER, S. y COLE, M. (1973), «Cognitive consequences of formal and informal education»,
Science, 182, 553-559.
SEGALL, M. A.; CAMPBELL, D. T., y HERSKOVITS, M. J. (1966), The Influence of Culture en
Visual Perception, Nueva York, Bobbs-Merrill.
SERPELL, R. (1976), Culture's Influence on Behaviour, Londres, Methuen.
SiLvAR, S. D. y POLLACK, R. H. (1967), «Racial differences in pigmentation of the findus
oculi», Psychonomic Science, 7, 159-160.
STEWART, V. M. (1973), «Tests of the "carpentered world" hypothesis by race and environ-
nement in America and Zambia», International Journal of Psychology, 8, 83-94.
STEWART, V. M. (1974), «A cross-cultural test of the "carpentered world" hypothesis using the
ames distorted room illusion», International Journal of Psychology, 9, 78-79.
STEWART-VAN LEEUWEN, M. (1978), «A Cross-cultural examination of psychological differen-
tiation in males and females» Int. J. Psychol., 13, 87-122.
TRIANDIS, H. C. (1980), «Introciuction to Handbook of Cross-cultural Psychology», en TRIÁN-
Dxs, H. C. y LAMBERT, W. (eds.), Handbook of Cross-cultural Psychology, vol. 1, Perspec-
tives, Boston: Allyn and Bacon.
VANDENBERG, S. G. (1962), «The heritability of selected psychological traits: a report on the
Michigan Twin Study», Am. J. Human Genetics, 14, 220-237.
VERNON, P. E. (1969), Intelligence and cultural environment, Londres, Methuen (trad. cast. y
prólogo de J. A. Forteza, Inteligencia y entorno cultural, Madrid, Marova, 1980).
WARREN, N. (ed.) (1977), Studies in cross-cultural psychology, vol. 1, Londres, Academic Press.
WARREN, N. (ed.) (1980), Studies in cross-cultural Psychology, vol. 2, Londres, Academic Press.
WERNER, H. (1965), Psicología comparada del desarrollo mental, Buenos Aires, Paiclós (versión
original en alemán, 1946).
WITKIN, H. A. (1979), «Socialization, culture and ecology in the development o group and sex
differences in cognitive style», Human Develo pment, 22, 358-372.
WITKIN, 1-1 .A.; DYK, R. B.; FATERSON, H. E.- GOODENOUGH, D. R., y KARP, S. A. (1962),
Psychological differentiation, Nueva York, Wiley.
WITKIN, H. A.; PRICE-WILLIAMS, D. R.; BERTINI, M.; GIRISTENSEN, B.; OLTMAN, P. K.;
RAMÍREZ, M. y VAN MEEL, J. (1974), «Social Conformity and psychological differentiation»,
International Journal of Psychology, 58, 29-38.
WITKIN, H. A. y BERRY, J. W. (1975), «Psychological differentiation in cross-cultural perspec-
tive», Journal of Cross-Cultural Psychology, 6, 4-87.
WoRLavILL, J. F. (1973), The study of behavioral development, Nueva York, Academic Press.
(Trad. cast. en preparación en Pablo del Río Editor, Madrid.)

Estudios de Psicología n.. 9 - 1982

También podría gustarte