Está en la página 1de 1

MONÓLOGO NINA

Hombres, leones, águilas y perdices

Arañas, callados peces que habitáis en el agua,

estrellas de mar y estrellas que no podrían divisarse con la vista.

Todas las vidas, todas las vidas, todas las vidas se han extinguido una vez

Terminado su triste ciclo…Hace millares de siglos que no hay sobre la faz de la tierra ni
un solo ser vivo y en vano enciende su fanal esta pobre luna. Las grullas no se
despiertan ya gritando en el prado ni se escucha a los escarabajos de mayo en los sotos
de tilo. Hace frío, frío, frío. Todo está desierto, desierto, desierto. Se siente pavor,
pavor, pavor.

Los cuerpos de los seres vivos han desaparecido en las cenizas, y la eterna materia los
ha convertido en piedras, en aguas, en nubes y las almas de todos ellos se han fundido
en una sola. Dentro de mí están el alma de Alejandro Magno, la de César, la de
Shakespeare y yo revivo nuevamente cada una de las vidas en sí.

Estoy sola. Una vez cada cien años despego los labios para hablar, y mi voz resuena
tristemente en este vacío, y nadie me oye… Y tampoco me oís vosotras, pálidas luces.
Al final de la noche os engendra el pantano hediondo y vosotras, vagáis hasta el
amanecer pero sin sentido, sin voluntad, sin el aleteo de la vida. Por temor a que prenda
en vosotras la vida, el padre eterno de la materia, el diablo provoca en vosotras lo
mismo que en las piedras y el agua.

Lo mismo que un cautivo arrojado a un pozo vacío y profundo, yo ignoro dónde estoy y
lo que me espera. Únicamente no se me oculta que estoy destinada a vencer en la
cruenta lucha contra el diablo, principio de las fuerzas materiales y que, después de ello,
la materia y el espíritu se fundirán en maravillosa armonía y advendrá el reino de la
libertad universal. Esto ocurrirá tan solo cuando se convierta en polvo la luna pero hasta
entonces todo será horror, horror, horror.

Ya se acerca mi temible adversario, el diablo. Veo sus espantosos ojos rojos.

También podría gustarte