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Instituto de niños ciegos y fallido suicidio.

Justo en este punto en el que estamos ubicados, se encuentran varias de las historias, mitos y
leyendas Bogotanas más clásicas. Aquí encontramos dos lugares emblemáticos de la localidad. El
primero es este edificio, El instituto de niños ciegos y sede principal de la “Fundación Juan Antonio
Pardo Opina”. Juan Antonio Pardo Ospina fundo el instituto en 1926, además fue el primer
impulsor en Colombia de una ley para la educación para personas ciegas. Sin embargo, hay una
historia alterna sobre como se fundo el instituto. De hecho, esta historia es mucho más popular
entre los habitantes de la localidad que la historia oficial. Se cuenta que un conocido hacendado
era el dueño de este terreno, y el edificio era la casa principal. Un día, llego una notificación del
banco, diciéndole que sus deudas se habían acrecentado tanto que su saldo estaba en rojo y que
pronto procederían a embargar sus propiedades. El hombre, desesperado, tomo la pistola que
siempre cargaba en su cinto y se pegó un tiro en la cabeza. Afortunada o desafortunadamente, el
hombre sobrevivió al disparo, pero perdió su visión para siempre. La historia termina días después
cuando el hombre estaba en su proceso de recuperación, nuevamente recibe una notificación del
banco, pero esta vez, le informaban que habían cometido un error, nunca estuvo en quiebra, todo
lo contrario, sus negocios mejoraban con el tiempo. Después de esto, su fortuna se acrecentó y
con esto dispuso la casa principal de su hacienda para que fuera un conservatorio para niños
ciegos.

Antiguo lago San Cristóbal y el inicio de la enemistad entre Eduardo Santos y Laureano Gómez

A este otro costado tenemos estos nuevos edificios, cuyo terreno fue un día un centro de interés
natural y cultural de la ciudad. Aquí desde 1900 y hasta 1965 se encontraba el antiguo lago San
Cristóbal. Creado por Don Ernesto González. El lago se creo como una atracción así que había
balsas en donde los bogotanos daban paseos y juegos acuáticos. Además, al tomar popularidad
gracias a la expansión del tranvía que empezaba a llegar a estos barrios, el lago se fue rodeando de
sitios muy populares para comer, beber e incluso dormir. Dos de los lugares más populares eran La
Casita, famoso restaurante y La Rondinela, famosa cantina. La Rondinela era el lugar de los
obreros, donde se comía y se bebía, donde se reunía la clase popular. La casita era el lugar para
los intelectuales; escritores, periodistas e incluso políticos llegaban allí. De hecho, en La Casita, se
dice que sucedió un acontecimiento que años después iba a influir en el futuro del país. Según la
leyenda, en su juventud, Eduardo Santos y Laureano Gómez se reunían en este lugar, y siempre se
les veía charlando amenamente, como si fuesen amigos. La historia dice que una bella mesera de
La Casita llamó la atención de Eduardo Santos. Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo,
Laureano Gómez ya le había escrito una carta a la mesera, confesándole su amor. Se dice que ese
episodio fue el inicio de la enemistad entre estos dos políticos. Y hablando de amoríos, también se
fundo cerca el primer motel de la localidad llamado “El Cameron”, donde iban a parar tanto
obreros como intelectuales, para terminar la jornada.

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