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Devocional 36

Gran maldición
La Biblia nos enseña que en los últimos tiempos la maldad se
aumentará y parte de esta maldad es la desobediencia, rebeldía y maltrato a
los padres. En la Biblia el tema de la rebeldía ocupa un lugar muy
importante entre las cosas que más ofenden a Dios, hay hijos(as) que
enfrentan a sus padres a gritos, burlas, menosprecios, inclusive golpes.

Aunque en este estudio no veremos el asunto desde la perspectiva del


hijo(a), sino desde la perspectiva de los padres, es necesario que
examinemos también nuestro proceder hacía nuestros padres. Para Dios
es importantísimo el respeto a la autoridad establecida, más aún cuando esa
autoridad son los padres. Actualmente el amor, la gratitud, comprensión
y compasión hacía los padres es muy escasa, por esto muchos padres
sienten dolor en su corazón por las veces que sus hijos se han enfrentado a
ellos; pero este asunto es mucho más delicado y peligroso que los gritos,
enfrentamientos, rebeldías e incomprensiones por parte de los hijos.
En una ocasión una joven discutía con su madre y le gritaba
mirándola a los ojos, enfrentándola y reclamando algo sin sentido, su madre
le pedía que dejara de gritar, pero ella gritaba aún más fuerte, su madre
desesperada y muy enojada se fue a orar y le dijo a Dios que se sentía muy
cansada y desesperada por el maltrato que recibía de parte de su hija.
Esta mujer se sentía debilitada por los problemas y no dejaba de llorar, en
ese momento vino a su mente el versículo que dice: Honra a tu padre y a tu
madre para que tus días se alarguen sobre la tierra (Éxodo 20). En ese
momento se dio cuenta que su hija estaba sembrando mal para sí misma y
aun cuando sentía dolor en su corazón y sin ánimo, le pidió a Dios que le
ayudara y guiara a luchar por su hija, pidió fuerza y visión de cómo orar por
ella, estaba decidida a rescatar en el Nombre del Señor Jesucristo a su hija
de toda maldición que ella misma se estaba acarreando; cuando empezó a
orar por su hija fue fortalecida y recordó que la Biblia dice que Dios no nos
ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio, así que
se levantó y fue a donde estaba su hija y le dijo: Hijita, permíteme orar por
ti, voy a pedir al Señor Jesucristo que te bendiga. La hija de mal modo
aceptó, al terminar la oración esta mujer se fue a su habitación y pasó gran
parte de la madrugada orando a Dios por su hija, pidiendo que fuera llena
de amor a Dios y a las personas y que su endurecido corazón fuera
cambiado. A la mañana siguiente su hija le pidió perdón. Los siguientes
días siguieron los gritos, pleitos, rebeldías y enfrentamientos por parte de
su hija, pero esta madre estaba decidida a pelear en oración y ayuno por la
vida de su hija; hasta que llegó el día que la joven se tranquilizó y cambió
totalmente la actitud hacía su madre.

Fueron tiempos muy difíciles, pero con la intervención de Dios llegó la


paz a ese hogar; esta mujer tuvo que hacer cambios fuertes y estratégicos,
como orar durante el día y la noche por su hija, buscar el mejor y más
agradable momento para leerle la Biblia, cambiar el tono de voz y
convertirse en una mujer apacible. Un hijo malo con sus padres no va a
recibir bendición de Dios, sino lo contrario y nosotros queremos que
nuestros hijos reciban todas las bendiciones que Dios ha diseñado para
ellos, así que luchemos en oración y ayuno por nuestros hijos. El ser
padres es el trabajo más difícil que existe, pero Dios nos ha dado las armas
espirituales para defender y pelear por nuestra familia. Lo más
importante es que nuestros hijos sean agradables a Dios.

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