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TUS NO NACIDOS

Es que crees que tu no nacidos ya no están, pero nunca te han dejado. Lo sabes, lo sientes
en tu intimidad y en cada pantallazo de recuerdos.

Esa culpabilidad estéril de nada sirve. Todo es un pacto mutuo en este mundo físico pero la
historia, al no haber terminado del modo esperado sólo tiene una cosa más que pedir: Luz.

En tu corazón, que todo lo sabe y que conoce tu mejor destino, algo tironea desde el lado
del recuerdo dolorido, triste. Pero es sólo incomprensión. Es sólo que tu misma te condenas
y nadie más. Sabes que ese ser también eligió venir a vivir esa experiencia tal como la
vivió? Sabes que para que un acto cuántico suceda, todos los actores necesitaron vivir esa
experiencia y cada uno en su papel? Sabes que la culpa no existe y que es el veneno mas
nocivo que por milenios ha bebido la humanidad?

Cada ser maravilloso que sólo vino a que tu clan no olvide muertos anteriores y que es un
eco de aquellos muertos que tu árbol no ha podido asimilar por tanto y tanto dolor, pide sólo
una cosa, ser visto, ser reconocido, no ser olvidado. Que le hables, siempre escucha, quiere
que ya comprendas que no debes sufrir, simplemente reconocerlo.

Es algo mucho más profundo y viejo de lo que tú crees. No crees que tal vez ha llegado el
momento de darle un lugar en la Tierra? No te parece una buena idea darle, por fin,
sepultura? Así lo han hecho los pueblos por milenios y así está en el inconsciente colectivo
de tu especie. Toda vida comienza con una concepción y finaliza con un entierro.

Quiero invitarte a que, por fin, se liberen mutuamente. Escoge una piedra que lo represente,
comunícate en intención con el/ella, representado en esa piedra. Ponlo cerca tuyo, pasen
una tarde juntos, comunícate desde lo mas profundo, expresale lo que sientes, pídele
perdón si lo sientes, ponle un nombre, dile que es tu hijo y que tiene un lugar en tu clan, dile
qué número de hijo es, dile que es hora de que ambos se despidan pero que siempre será
tu hijo, dile todo lo que sientas.

Luego escoge un lugar, que sea en tierra, no en maceta, no en balcón, no en agua. Que sea
en la Madre Tierra. Puede ser en tu jardín, un parque, la orilla de un río, una plaza, la
montaña. Haz un pozo pequeño. Coloca allí la piedra, si lo sientes coloca un papel pequeño
con su nombre, despídete, tápalo, conéctate nuevamente en la despedida y dile, ahora si.
Adiós.

Luego, si lo sientes y tienes más hijos, será maravilloso que hables con ellos y les cuentes
esta historia que por años has llevado como una carga y verás que nadie te juzga, que sólo
tú lo hacías y que no era necesario. Tenemos muchas historias con consultantes y siempre
la respuesta ha sido mejor que la esperada. Los hijos ya lo saben o, simplemente, lo
aceptan, abrazan, perdonan. Comprenden. Esta es otra nueva generación.

Es hora de una mutua liberación. Tu clan te lo agradecerá.

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