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Ana Gabriela Alegría Romero- 20195001 ID:10138127

Creo en la Iglesia
La iglesia es el cuerpo de Cristo, donde Nuestro Señor es la cabeza. Mucha gente en la actualidad da a
entender que la iglesia es un edificio, pero esta no es la definición bíblica de la iglesia. La palabra “iglesia”
viene de la palabra griega “Ekklesia” que significa “una asamblea” o “una convocatoria”. La iglesia es una
debido a que nosotros, como católicos, creemos en un solo Dios trino; cuando hablamos de que la iglesia es el
cuerpo de Cristo, hace referencia a que cuerpo es uno solo, y es de Cristo, no solamente porque fue fundada
por Nuestro Señor Jesucristo, sino que Él vino al mundo en un cuerpo y demostró a través de su sacrificio el
amor de Dios, que fuimos perdonados y que de esta manera podemos seguirlo y adorarlo.

El origen de la Iglesia proviene debido a que, Dios el Padre envió a Jesús al mundo. Juntos, el Padre y el
Hijo enviaron el Espíritu. Y nuestro Dios trino envía a la iglesia al mundo para reconciliarlo y restaurarlo en
relación con los propósitos de Dios. La primera Iglesia fue regida por el apóstol Pedro, quien se encargó de
ella.

La iglesia es Santa, universal y misionera ya que su fundador, Nuestro Señor, lo es, a pesar de que
nosotros como sus hijos fallamos, pero, aun así, tiene como misión expresar el amor que Dios nos tiene y
darnos a entender de que Él es constante y que siempre está ahí para nosotros, y nos perdona porque es un
Dios misericordioso, es por ellos que la Iglesia es universal, y todos somos aceptados en ella.

Según, en el libro de Mateo, todos tenemos que saber el Evangelio, debido a que Nuestro Señor lo ha
ordenado, Jesús lo ordenó y sus apóstoles, lo siguieron, y es gracias a ellos que podemos, saber más acerca de
nuestro Salvador Jesucristo, y gracias al apóstol Pedro que se encargó de dar a conocer la palabra de Dios y su
amor por nosotros a través de la Iglesia. Es verdad que Dios actúa directamente en el alma de cada persona
por medio de su gracia, pero debemos que afirmar que es voluntad de Cristo, que los hombres sean
instrumento de salvación para los demás hombres.

Los cargos de la iglesia católica están organizados, jerárquicamente, en el que el primero en la pirámide
está el Papa, luego sigue el cardenal, arzobispo, obispo, sacerdotes, diáconos, consagrados y laicos. Este
ultimo mencionado, son aquellos a los también pueden ser llamados fieles, no pertenecen a una congregación
religiosa, se incorporan mediante el bautismo, y forman parte del Pueblo de Dios, tienen como misión dar
testimonio de su vida cristiana y de como influye Nuestro Salvador en su día a día, son personas muy
admirables, debido a que tienen ese poder de vencer todo mal que se le presente y de ignorar todo, que se
presente en forma de pecado.
El Papa, es el responsable de la iglesia católica, actualmente el gobernador de ella es el Papa Francisco
es el 266°. Es elegido por los cardenales, durante el Cónclave. El Papa es aquel que representa a Cristo en
Tierra, asimismo es la cabeza del colegio de obispos. Este colegio es el conjunto de todos los obispos ésta
otorga la plenitud del sacramento del orden y los oficios de santificar, enseñar y regir, que se ejercen en
comunión con el Papa, y nunca sin él.

El Papa y los obispos tienen el poderío y la gracia para conservar, predicar e interpretar la Palabra de
Dios. A esta labor, exclusiva del Papa y los obispos, se le llama Magisterio de la Iglesia. El trabajo del
Magisterio está enfocado a custodiar para que el Pueblo de Dios permanezca en la Verdad, es por ellos que el
Papa y los obispos en comunión con él, no pueden equivocarse cuando dicen algo en materia de fe o de moral.

Todas aquellas personas que siguen a Nuestro Salvador, y pone en práctica las enseñanzas que nos
deja en las Sagradas Escrituras, viven una vida consagrada, dedican su día a día a Dios, tratan siempre de
darnos testimonios muy importantes sobre cómo Jesús se hace presente en su vida. Es importante resaltar
esto, ya que es importante tener una vida consagrada, no basta con solo creer, hay que obrar para bien,
ayudar a nuestro prójimo, y tratar siempre de no fallarle a Nuestro Señor.

Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para


enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en
la justicia.

2 Timoteo 3:16

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