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Ciclo 5: Integridad.

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Texto: Salmo 15: 1-5.
Tema: Cómo son los hombres que Dios invita a su casa.
Objetivo: Conocer las convicciones de un hombre íntegro.

1. La integridad le interesa tanto a Dios como a ni vecino.


a. La integridad me abre las puertas de la casa de Dios y la
falta de integridad me las cierra.
Salmo 15:1-2, “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿Quién
morará en tu monte santo? 2El que anda en integridad y hace justicia, Y
habla verdad en su corazón”.

b. La integridad hace sonreír a mi vecino .


Salmo 15:3, “El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo
Ni admite reproche alguno contra su vecino”.

2. La integridad es un compromiso con lo recto.


Una definición sencilla de integridad:
“INTEGRIDAD ES HACER LO CORRECTO AUN CUANDO NADIE NOS
MIRA.”

3. La integridad es más asunto de práctica que de plática


La integridad es una palabra activa, es decir produce una conducta que
“Salta a la vista”, pues no se trata de nada abstracto en absoluto. Mi
compromiso con la integridad incluye:

a. Hablo la verdad a toda costa. .


Proverbios 23:23, “Compra la verdad, y no la vendas”.
Mateo 5:37, Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es
más de esto, de mal procede”.
Zacarías 8:16, “Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad
verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad
y lo conducente a la paz en vuestras puertas”.
Efesios 4:25, “Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada
uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros”.

La verdad liberta, la mentira esclaviza.

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b. Honro mis compromisos.
Deuteronomio 23:24, “ 23Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo
guardarás y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová tu Dios,
pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca”.

¿Concuerdan mis palabras con mis hechos, o hablo mucho y


hago poco?

c. Hago todo “En la presencia de Dios”.


Efesios 6:6, “No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los
hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad
de Dios”.
Colosenses 3:22, “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos
terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los
hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios”.

El falto de integridad mira hacia los lados antes de hacer un trabajo,


el íntegro mira hacia arriba.

d. Reconozco mis errores y tomo acciones para cambiar.


Salmo 139:23, “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y
conoce mis pensamientos”
Salmo 141:5a, “Que el justo me castigue, será un favor, Y que me
reprenda será un excelente bálsamo. Que no me herirá la cabeza”

¿Reconozco rápidamente el mal que hago sin que me presionen?

e. Aplico mi fe a la vida diaria.


Proverbios 11:1, “El peso falso es abominación a Jehová; Mas la pesa
cabal le agrada”.
Lucas 16:9, “Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os
confiará lo verdadero?”
¿Cómo sabe la gente que me rodea que soy hijo de Dios?

f. No espero cosas grandes para mostrar mi fidelidad.


Lucas 16:10, “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y
el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”.

La grandeza se mide más en nuestra actitud al hacer cosas


pequeñas que en nuestra habilidad para hacer cosas grandes. Si
hago lo correcto consecuentemente en las cosas pequeñas, es
menos probable que haga lo incorrecto cuando se me confíen las
grandes.

g. Asumo toda la responsabilidad por mi carácter.

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Y no le echo la culpa a las circunstancias, experiencias negativas o a
otras personas.

Proverbios 29:1, “El hombre que reprendido endurece la cerviz, De


repente será quebrantado, y no habrá para él medicina”.

h. Tomo decisiones difíciles aunque impliquen un costo


personal.
Mateo 5:29, “Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y
échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no
que todo tu cuerpo sea echado al infierno”

i. Reconozco que sin la ayuda de Dios no puedo ser íntegro.


Salmo 51: 5 y 7, “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me
concibió mi madre... Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré
más blanco que la nieve”.

Conclusión:
No podemos iniciar una vida de integridad sin tener un encuentro
personal con Cristo y no podemos crecer en integridad sin una íntima
relación con el.

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