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resignificación
El cristianismo primitivo o el cristianismo de los primeros años se basa
en el judaísmo mesiánico. El judaísmo tiene en su ley mosaica, la ley de
Moisés, la prohibición de la idolatría, es decir, que se trata de una
declaración iconoclasta.
El cristianismo primitivo no era el cristianismo como lo conocemos en hoy
en día, si no que, se trataba de un judeocristianismo o de judíos gentiles,
impulsados por las “reformas paulinas”. Con el paso de los años y por una
multitud de variables históricas, políticas, sociales y teológicas aquellos
judíos gentiles se separarán del judaísmo palestino y se configurará el
cristianismo.
En el segundo libro del Antiguo Testamento, el Deuteronomio, dice:
No harás imagen de escultura ni figura alguna de cuanto hay arriba en los
cielos, ni abajo sobre la tierra, ni de cuanto hay en las aguas. No las
adorarás ni darás culto.
Deuteronomio 5:8; Éxodo 20:4
Tras un primer periodo iconoclasta, el primer cristianismo va a empezar a
utilizar el símbolo como medio pedagógico, de identificación y
propagandístico. De forma paulatina, derivará en la tradición pagana de la
representatividad divina, cosa prohibida por la ley hebraica, dando formas
narrativas basadas en
los textos
sagrados. Mucha de
esta iconografía, tal y
como se apunta
en Fundamentos del
Arte Medival, es
heredada
directamente de la
tradición grecolatina.
El pez y Jesucristo
Las primeras representaciones de los primitivos cristianos son símbolos
cuyo significado sólo ellos conocían. Así, para representar a Jesucristo se
utilizaba un pez (en griego pez se dice IXZUS y esas letras son las siglas
de Jesucristo, Dios Hijo, Salvador) de esa manera se ocultaba su significado
a los no cristianos. El pez simbolizaba a Jesucristo, Hijo de Dios y
Salvador. San Agustín equiparó la bajada de los peces al fondo del mar
con el Descenso de Cristo al Limbo.
Cuando los peces aparecen junto a una cesta con panes suele
simbolizar el Milagro de la multiplicación de los panes y los peces, en
el que Jesús dio de comer a la multitud que le seguía. El Pan siempre es
una prefiguración del sacramento de la Eucaristía. Si los peces
están asociados a un ancla, su significado es de salvación y
esperanza, ya que Cristo es el ancla, símbolo de los cristianos según nos
dice San Pablo. También es usado como señal de reconocimiento.
Su uso como símbolo cristiano secreto pudo haber sido el
siguiente: una persona dibujaba unas líneas rectas y curvas en la arena
de forma aparentemente aleatoria, de las que una de ellas era un arco
circular. Si la otra persona dibujaba más líneas en el suelo y completaba
la figura, los dos sabrían que ambos eran cristianos.
También era usado secretamente cuando dos personas que no se conocían
muy bien se veían nuevamente: entonces, una de ellas le hacía la mitad del
símbolo del pez en la palma de la mano a uno al saludarlo, y el otro
respondía haciendo la otra mitad si también era ferviente cristiano, si no
pasaba como una cosquilla o accidente, pero la mayoría de las veces se
tomaban muchas precauciones, como el de investigar de antemano a la
otra persona.
Por otro lado, el pez como símbolo participa del atributo del agua. Es
fundamentalmente signo de pureza, de sabiduría, de fecundidad y de
resurrección. De ahí que también el pez esté asociado a la iconografía
del bautismo y aparezca como decoración en las pilas bautismales. Los
peces representan igualmente a los fieles de la Iglesia “pescados” por
Cristo, los apóstoles o los obispos.
Se puede añadir que, desde un punto de vista alimenticio, tanto para los
cristianos como para los hebreos, la carne del pez es siempre más limpia
que la del ave o el cuadrúpedo. De ahí que en la iconografía medieval haya
abundancia de escenas de comida en que se vean peces dispuestos
encima de la mesa, empezando por la propia Última Cena.
El Crismón
El crismón es la primera imagen simbólica de Cristo, formada por las dos
primeras letras del nombre griego de Cristo, la x (ji) y la p (ro). El crismón
suele ir flanqueado por la primera y la última letra del alfabeto griego, la alfa
y la omega en mayúsculas o minúsculas.
Eusebio de Cesárea narra cómo Constantino colocó en sus estandartes
el crismón junto a la inscripción “In hoc signo vinces” (Con este signo
vencerás), venciendo a Majencio en el 312, convirtiéndose el crismón en
el símbolo para las monedas del emperador.
El buen pastor
El Buen Pastor recuerda a la parábola de la oveja perdida (Lc 15, 3-7) o
a las palabras de Jesús que se identifica como Buen Pastor (Jn 10, 1-16).
El símbolo representa a Jesús como Salvador siendo la oveja el alma
salvada por él. Es la imagen que más aparece en las catacumbas, en los
sarcófagos y en las inscripciones sepulcrales paleocristianas. Tiene su
origen en el mundo clásico, con el conjunto figurativo del Moscóforo: un
joven que porta un cordero o cabra sobre las espalda. En época clásica su
significado era de filantropía, o como símbolo del buen hacer de ofrendar
dotes a los dioses clásicos.
En el caso de la resignificación paleocristiana, es Cristo el buen pastor que
lleva al pecador arrepentido al rebaño de fieles, es el mediador entre el cielo
y la tierra. El tema aparece en el arte paleocristiano en las catacumbas,
en los sarcófagos y en esculturas exentas. El Buen Pastor con las ovejas
sería una imagen bucólica del Paraíso.
Jesús apacigua las almas con sus palabras, como Orfeo calmaba a las
fieras con su música. Además Orfeo prefigura a Cristo en su descenso a
los Infiernos para recuperar a su esposa Eurídice. La iconografía nos
presenta un Cristo joven, imberbe, vestido con túnica corta sin mangas y
dejando el hombro derecho al descubierto (exomis = vestimenta con
hombro descubierto). Es una modalidad de Cristo helenístico.
La Escuela de Alejandría impondrá la figura de Cristo helenístico como un
joven efebo imberbe, en contraposición a la Escuela de Siria, que
presentará a Cristo maduro y barbado. Este Cristo siríaco, más realista,
será el que prevalezca con el tiempo en la iconografía de Cristo, que a su
vez será tomada de la representación de los césares.
El Orante
El orante, o la orante, es una figura con los brazos abiertos y representa la
imagen del alma en el estado feliz después de la muerte, es decir, el
alma en la Paz divina.
El pelícano
Una antigua leyenda del mundo antiguo (recogida en el Physiologus, un
texto del siglo II escrito por un autor anónimo alejandrino), que será
retomada en la Edad Media, decía que el pelícano, para evitar que sus
polluelos mueran de hambre en tiempos de escasez, hiere su pecho con
su propio pico y les alimenta con su propia sangre. Es fácil entender
que los primeros cristianos adoptarán esta imagen como símbolo de
Cristo, el Redentor que da su vida para sacar a los suyos de la muerte del
pecado y que los alimenta con su cuerpo y su sangre en la Eucaristía.
(Francisco, 1-11-2013)
El ancla, por otra parte, es un símbolo de la cruz, que se empleó durante
los primeros tiempos del cristianismo para eludir la representación de ésta.
Su uso también va unido al símbolo de los peces o a las letras Alfa y
Omega.
El nudo de Salomón
El nudo de Salomón consiste en dos lazos cerrados, los cuales se
encuentran dos veces entrelazados de manera intercalada. En la mayoría
de las representaciones, las partes de los lazos que en forma alternativa se
cruzan son los lados de un cuadrado central, mientras que los cuatro
lóbulos, que pueden tener diversas formas, se extienden hacia afuera en las
cuatro direcciones. Para el cristianismo es un símbolo de la
unión inescindible entre la naturaleza humana y divina de Jesucristo.
La Paloma
La paloma con el ramo de olivo en el pico es el alma en la Paz divina. La
paloma con una corona triunfal en el pico es símbolo del alma que ha
alcanzado el premio de la vida eterna.
La Palma de la Victoria
La palma de la victoria, que se entregaba a aurigas y gladiadores
vencedores de la antigüedad clásica, se convierte en el cristianismo en la
señal de los mártires que han vencido con el derramamiento de su sangre,
por eso se les concede el premio eterno. Posteriormente será
recurrente como atributo en la representación de los santos mártires.
Ave Fénix
El ave fénix es un ave que, según la mitología, renace de sus cenizas y
que los cristianos utilizaron como símbolo de la resurrección. Otra
fábula o leyenda del mundo antiguo hablaba del ave fénix: éste era honrado
en el templo de Heliópolis con una leyenda propia; nunca vivía más de un
fénix en el mundo. Cuando sentía que iba a cumplir quinientos años,
levantaba el vuelo, pasaba primero por Arabia hasta llegar a Heliópolis,
donde se construía sobre el altar del templo una hoguera hecha de
aromáticas plantas de Arabia, que era encendida por el sol y sobre la cual
se consumía el ave. De sus cenizas nacía un pequeño gusano, que antes
de terminar el día se convertía en un nuevo fénix lleno de vigor.
Los primeros cristianos encontraron en este animal fabuloso una imagen de
Cristo resucitado. San Clemente, San Cipriano, Lactancio, Tertuliano,
Orígenes, San Cirilo de Jerusalén, San Gregorio Nacianceno, San
Ambrosio, San Epifanio y otros muchos utilizaron en sus escritos la leyenda
del fénix como símbolo de la resurrección. Por ello aparece
frecuentemente en el arte cristiano, bien como emblema del dogma, bien
como imagen simbólica de Cristo.
El león
Cristo es fuerte y valeroso como un león, que será otro de sus símbolos.
Así aparece en la catedral de Jaca, como parte del Camino de Santiago.
Posteriormente, esta fórmula dejará de utilizarse en favor de los tetramorfos,
especialmente en el evangelista San Marcos, que se representa en su
forma animal como un león.
El pavo real
El pavo real tiene una larga trayectoria como símbolo en diversas
culturas. Debido a su vistosa cola abierta en rueda fue un símbolo solar.
También fue símbolo de la inmortalidad, ya que las leyendas hablaban de
que su carne era incorruptible. Por otra parte, el pavo real había sido en
Grecia el ave de la diosa Hera y en Roma el ave de Juno.