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ACERCA DEL DESARROLLO DEL LENGUAJE

Lic. Laura Berenbaum

Introducción
El lenguaje es un sistema convencional de signos que presentan una significación arbitraria,
consensuada y compartida, de forma tal que permite la comunicación entre los hombres. La
adquisición del lenguaje es el resultado de un proceso complejo que se encuentra íntimamente
ligado a la vida social y cultural en la que se halla inmerso el hombre.

El lenguaje está conformado por cuatro aspectos que es necesario que el niño adquiera para
poder comunicarse. Esos aspectos son:
 los fonemas: son las unidades básicas de sonido que se usan en el lenguaje y las reglas
para combinarlas.
 la semántica: se refiere al significado que se expresa a través de palabras y enunciados.
Las unidades significativas básicas del lenguaje se denominan morfemas (palabras,
marcadores gramaticales como por ejemplo prefijos, sufijos y modificaciones de tiempo
verbal). Ej.: comió, comiendo, comida.
 la sintaxis: son las reglas que especifican cómo se deben combinar las palabras para
formar frases y oraciones que tengan un sentido. Ej.: Juan lastimó a Pedro; Juan Pedro
lastimó a; Pedro lastimó a Juan.
 La pragmática: son los principios que regulan la forma en la que el lenguaje debe ser
usado en función de cada situación o contexto social. Ej.: “¿Me podría alcanzar una silla,
por favor?” “Pasame la silla”.

Teorías acerca del desarrollo del lenguaje

1) Teoría del aprendizaje. (Skinner, 1957; Bandura, 1971)


Los teóricos del aprendizaje se hayan íntimamente ligados al conductismo. Consideran al
lenguaje un comportamiento que surge o se inhibe de acuerdo a los elementos que constituyen
una situación determinada. Es decir, el lenguaje se dará en función de estímulos y respuestas
provenientes del medio en el cual se desarrolla el niño. A partir de estos conceptos, se plantea

1
que el lenguaje se aprende a través de la imitación y el reforzamiento. Los adultos
responsables de la crianza del niño tienen un lugar privilegiado en tanto tendrán que favorecer
el aprendizaje del lenguaje, tarea que llevarán a cabo modelando y reforzando el habla
gramatical.

2) Teoría innatista. (Chomsky, 1959,1968; Lenneberg, 1967; Dan Slobin, 1985)


Los teóricos que adhieren a esta perspectiva piensan que el lenguaje tiene una estructura
demasiado compleja como para que pueda ser transmitida por los padres o bien adquirida por
ensayo y error. Plantean que los humanos (a diferencia de los animales) estamos
biológicamente programados para adquirir el lenguaje y subestiman la función de las
interacciones sociales en la adquisición del lenguaje.
Chomsky sostiene que los seres humanos venimos provistos de un Dispositivo de
Adquisición del Lenguaje (DAL). Este dispositivo es un procesador lingüístico innato,
activado por entradas verbales, que contiene una gramática universal (es decir, un
conocimiento de reglas comunes a todos los lenguajes) y que le permite al niño que haya
adquirido un vocabulario suficiente, combinar palabras en emisiones nuevas vinculadas con
reglas, además de entender gran parte de lo que escucha.
Si los niños nacen con un DAL, sólo necesitan ser expuestos en forma regular a muestras del
habla para adquirir el lenguaje.

3) Teoría interactivista. (Bohannon y Bonvillian, 1997; Tomasello, 1995)


Los teóricos que adhieren a esta perspectiva no ponen el acento en un único factor (biológico
– innato, o bien, medio ambiente – aprendizaje) como determinante de la adquisición del
lenguaje sino que por el contrario plantean una interacción compleja entre lo dado desde el
nacimiento, la maduración biológica, el desarrollo cognitivo y la relación con el medio
ambiente socio-afectivo (que no solo influye en el niño sino que éste a su vez lo modifica en
tanto que anhela comunicarse).
La capacidad innata para adquirir el lenguaje no está dada por un DAL sino por la presencia
de un cerebro que madura lentamente y que permite que los niños obtengan cada vez mayores
conocimientos. Pero a este factor habrá que articularlo con las interacciones sociales en las
que se utiliza el lenguaje. Dentro de estas interacciones sociales, es necesario que el niño
tome un lugar activo en el uso del lenguaje al igual que el adulto que paulatinamente
introduce reglas y conceptos lingüísticos nuevos.
Las primeras interacciones lingüísticas se pueden dar a través de:

2
 actividades conjuntas: lectura de libros con preguntas. Ej.: ¿qué es esto?, ¿Qué come el
mono?
 habla dirigida a los niños: frases cortas, simples, de tono agudo. Ej.: “Alcanzame la pelota.
Muy bien!”
 enunciados primitivos con expansiones (Ej.: “gato va”, “el gato se va”) y
reconstrucciones (Ej.: “ gato come”, “si, el gato tiene hambre”)

Aspecto madurativo del desarrollo del lenguaje

La primera manifestación vocal que puede observarse es el grito que se produce al nacer.
Este primer grito es la manifestación de un reflejo fisiológico – respiratorio. Durante las
siguientes semanas, el grito es la única manifestación vocal que puede observarse (dejando de
lado el estornudo, la tos, los ronquidos). No se puede realizar una tipología precisa de los
gritos de un bebé, aunque sí se pueden distinguir diferentes tipos de gritos en relación a
distintas situaciones de malestar. Así, por ejemplo, el adulto a cargo de la crianza
paulatinamente podrá ir diferenciando un grito provocado por el hambre de un grito originado
por un dolor interno.
Junto al grito aparece el llanto. El llanto, al igual que el grito, surge como una respuesta ante
un estímulo fisiológico, al comienzo es indiferenciado y progresivamente se va diferenciando
en intensidad y cualidad.
Spitz plantea que el llanto es la primera expresión de desagrado. El llanto es una
vocalización incomprensible que al comienzo sirve como una descarga difusa e inespecífica
de impulsos (que puede acompañarse de gritos y pataleos). Hacia los 3 meses ya es un llanto
con sonidos de vocales y consonantes.
Hacia los 3 o 4 meses, aparece el balbuceo. El balbuceo puede presentarse a través de
vocales (Ej.: a, u), consonantes (Ej.: m, p, b) o combinaciones de vocales y consonantes (Ej.:
ma, pa, ba). En este caso, cuando se forman sílabas, también recibe el nombre de laleo.
Al comienzo el niño produce diferentes tipos de sonidos sin ninguna relación con el lenguaje
hablado de quienes lo rodean. A este período del desarrollo del lenguaje se lo denomina
estadio del gorjeo. El niño juega con su voz y paulatinamente adquiere un dominio gradual

3
de su aparato fonatorio1. Aquella vocalización que al comienzo servía como una simple
descarga de impulsos, se va transformando en un juego a través del cual el niño descubre
sonidos nuevos, les presta atención y los repite. El niño siente placer tanto al producir como
al escuchar sus propios sonidos, así como también los sonidos provenientes de la madre.
Para Spitz, cuando el niño repite su comportamiento con sonidos provenientes de la madre, es
un indicador de la diferenciación de su propia persona de los objetos del mundo externo,
aparece una mayor especificidad en la percepción de los objetos del mundo externo y por lo
tanto el niño dejará atrás el estadio del objeto precursor (primer organizador: la sonrisa social)
para entrar en el estadio objetal (segundo organizador: la angustia del 8° mes)
Vemos como a partir de los seis meses aproximadamente, el niño imita fonemas e inflexiones
de la voz, no sólo modelos sonoros nuevos sino también la melodía gradual de la frase del
adulto (más que las palabras bien diferenciadas). Los bebés preverbales no sólo discriminan
diferentes patrones de entonación sino que también reconocen que ciertos tonos de voz tienen
un significado particular. De esta forma hacia los 8 meses aproximadamente, se inicia una
fase de comprensión global, que precede a la fase en que el niño comienza a hablar.
A su vez, comienzan a usar gestos para comunicarse. Con el tiempo, algunos de esos gestos
adquieren representatividad y funcionan como palabras (Ej.: un niño de aproximadamente un
año que levanta sus brazos frente a su padre, para decir que quiere ser alzado). El lenguaje
mímico y gestual antecede al vocal. El niño comprende gestos antes que palabras y por lo
tanto se expresa de la misma manera.
El desarrollo de la musculatura de la masticación y la deglución colaboran con el inicio de la
vocalización articulada. Hacia los 12 meses de vida, los sonidos habituales tienden a hacerse
representativos y aparece la primera palabra. En los inicios, las primeras palabras se
reducen a una sola sílaba.
El niño combina el gesto, la mímica y las inflexiones de la voz junto a la utilización de una
sílaba o una palabra que presenta diferentes significados de acuerdo a los matices y el
contexto donde se la pronuncia. Entonces, cuando una palabra es utilizada en distintas
situaciones y su significación no es siempre la misma, nos encontramos ante el fenómeno de
polisemia. (Ej.: la palabra gol puede significar “pelota”, “futbol”, “insertar la pelota en el
arco”).

1
El aparato fonatorio es aquel que genera los fonemas (sonidos que se utilizan en el lenguaje). “A través de la
laringe se extienden las cuerdas vocales, que son dos ligamentos tensos que atraviesan la luz del tracto
respiratorio; las vibraciones de estas cuerdas, producidas al espirar aire, causan los sonidos del habla.” Curtis
– Barnes. Biología. Editorial Panamericana. Bs. As. 5° edición. 1993. Pág. 750.

4
También en este punto del desarrollo aparece un período holofrásico, donde los niños emiten
palabras aisladas que generalmente representan un significado con valor de un enunciado
entero. Estos enunciados de una sola palabra (holofrases) pueden cumplir diferentes
funciones de comunicación, de acuerdo a como se digan y el contexto en el que se usen. (Ej.:
aba puede significar “tengo sed”, “quiero agua”, “me mojé con agua la remera”).
Entre el año y medio o dos aproximadamente, nos encontramos en el período de la prefrase
donde los niños comienzan a combinar 2 o 3 vocablos en enunciados simples (Ej.: “Mami
comer”, “Perrito fue”, “Mami noni”). Este tipo de enunciados también se los denomina habla
telegráfica debido a que son formados con palabras de contenido (sustantivos, verbos,
adjetivos) y se omiten aquellas partes menos significativas como los artículos, preposiciones,
pronombres, etc.
Hacia los dos años, también, aparece la primera edad interrogadora: ¿Qué?, ¿dónde?,
¿quién? Y hacia los tres años se presenta la segunda edad interrogativa: ¿por qué?,
¿cuándo?, ¿cómo? Algunos autores explican este desarrollo en función del desarrollo
cognoscitivo general. Las preguntas acerca de qué, dónde y quién tienen referentes concretos
(objetos, lugares y personas) que un niño de año y medio o dos puede comprender con
facilidad. Mientras que las preguntas acerca del porqué, el como y el cuándo, requieren de la
apreciación de conceptos abstractos (tiempo, causalidad) que se desarrollan entre los 3 y 5
años.
A partir de los 2 años y medio en adelante, los niños aprenden a elaborar enunciados cada vez
más complejos dando lugar a la aparición de la frase gramatical. Este tipo de enunciado
permite expresar un juicio o una observación, y a su vez orientar el relato que se esta
formulando. El vocabulario se extiende, aumenta y precisa paulatinamente. Así partiendo de
pequeñas frases cortas, el niño de aproximadamente 5 años produce frases cada vez más
largas y complejas.

Aspecto cognoscitivo del desarrollo del lenguaje


Jean Piaget2 se dedica al estudio acerca del origen y el desarrollo de la inteligencia en el niño
y elabora una teoría acerca del desarrollo cognitivo3. Piensa al niño como un sujeto activo,

2
Jean Piaget. (Suiza, 1896-Ginebra, 1980) Psicólogo suizo. Se licenció y doctoró en biología. Es el creador de la
epistemología genética (estudio del desarrollo del conocimiento). Realizó importantes aportes al campo de la
Psicología Evolutiva.
3
Evolución de las actividades mentales, como por ejemplo la atención, la percepción, el aprendizaje, el
pensamiento, la memoria.

5
que construye su conocimiento a partir de un intercambio con la realidad. El modifica al
medio y el medio lo modifica a él. Es por esa mutua influencia que se trata de una interacción
dialéctica, en la que ambos polos de la relación constructiva de conocimiento (sujeto – objeto)
se co-construyen.
El desarrollo del conocimiento se da a través de construcciones sucesivas, donde cada una
reorganiza a la precedente en un nuevo plano (de mayor complejidad que el anterior) en el
cual se construyen nuevos conocimientos. Es decir, que estas construcciones que los niños
realizan a través de continuas experiencias con los objetos del mundo externo, dependen del
conocimiento que disponen en ese momento.
Piaget plantea el desarrollo intelectual través de una secuencia invariable de estadios o
períodos que se dan siempre en un orden determinado (son universales). Estos períodos son:
sensoriomotor (0 a 2 años), preoperacional (2 a 7 años), operaciones concretas (7 a 11 años) y
operaciones formales (11 años en adelante).
En tanto que el desarrollo para Piaget se da en forma sucesiva y cada vez más compleja, se
detalla a continuación una pequeña y brevísima referencia a cada período para poder enmarcar
el surgimiento del lenguaje desde esta perspectiva.
Durante el período sensoriomotor se alcanzan los esquemas sensoriomotores que se
organizan a través de la acción (Ej.: una pelota es un objeto que rueda, pica, se tira, se patea).
Estos esquemas conductuales son patrones organizados de acciones que el niño utiliza para
resolver las distintas situaciones que se le presentan cuando explora y se relaciona con su
medio circundante. Con el tiempo, estos esquemas de acción se internalizan y forman
símbolos mentales que permiten lograr la experimentación interna (ya no requiere de la
experimentación por ensayo y error).
De esta forma se da lugar al inicio del período preoperatorio en donde se alcanzan los
esquemas simbólicos. Los esquemas simbólicos son patrones organizados de símbolos
mentales internos que el niño utiliza para representar su experiencia. Surge la función
semiótica (o simbólica) que “permite la representación de lo real por medio de significantes
distintos de las cosas significadas”. Es decir, que el niño adquiere la capacidad de hacer que
un objeto, una imagen o una palabra sustituya o represente otra cosa (objeto o experiencia).
Permite desligar el pensamiento de la acción, crea la representación y da lugar a la imitación
diferida, el juego simbólico, el dibujo, la imagen mental y el lenguaje. El lenguaje es la
forma más compleja en que se presenta la función semiótica ya que implica la evocación
verbal de acontecimientos no actuales a través de la utilización de símbolos y signos. Si bien

6
ambos dan cuenta de una diferenciación entre significante y significado; el signo es arbitrario,
convencional y colectivo.
Ej.: el niño mueve los brazos (como alas) para decir que vio una paloma (imitación diferida),
el niño utiliza pañuelos para representar una paloma (juego simbólico), el niño dice la palabra
“pipi” para designar un animal que vuela (lenguaje, símbolo), el niño dice la palabra
“paloma” (lenguaje, signo).
En el período de las operaciones concretas se alcanzan los esquemas operacionales que son
patrones organizados a través de la reversibilidad. Los niños logran la descentración y
realizan operaciones cognitivas en forma lógica y sistemática sobre objetos y experiencias
reales. Recién realizan experiencias en forma abstracta en el período de las operaciones
formales. En este período el niño piensa en forma más racional y sistemática pero ahora
sobre conceptos abstractos y sucesos hipotéticos.

Aspecto psicoafectivo del desarrollo del lenguaje


Aquí se tornan relevantes los aportes de la teoría psicoanalítica, que propone pensar el
desarrollo humano centrándose en la psicosexualidad.
La sexualidad4 humana se va construyendo desde el nacimiento en la relación con otro. Esto
se debe a que el ser humano nace indefenso y requiere de los cuidados de otro para subsistir y
desarrollarse.
Freud conceptualiza esta temática en “Tres ensayos de teoría sexual” (1905) y escribe: “El
trato del niño con la persona que lo cuida es para él una fuente continua de excitación y de
satisfacción sexuales a partir de las zonas erógenas, y tanto más por el hecho de que esa
persona –por regla general, la madre- dirige sobre el niño sentimientos que brotan de su vida
sexual, lo acaricia, lo besa y lo mece, y claramente lo toma como sustituto de un objeto
sexual de pleno derecho. La madre se horrorizaría, probablemente, si se le esclareciese que
con todas sus muestras de ternura despierta la pulsión sexual de su hijo y prepara su
posterior intensidad.”… “Pero ya sabemos que la pulsión sexual no es despertada sólo por
excitación de la zona genital; lo que llamamos ternura infaliblemente ejercerá su efecto un
día también sobre las zonas genitales. Ahora bien: si la madre conociera mejor la gran

4
Freud plantea la sexualidad en un sentido más amplio que la sola sexualidad genital, que se presenta desde el
nacimiento y que se desarrolla en dos tiempos (Un primer tiempo durante los primeros años de la infancia y un
segundo tiempo a partir de las transformaciones que se producen en la pubertad. Este segundo tiempo
resignifica al primero. Entre ambos se encuentra el período de latencia.).

7
importancia que tienen las pulsiones para toda la vida anímica, para todos los logros éticos y
psíquicos, se ahorraría los autorreproches incluso después de ese esclarecimiento.” 5
Estos cuidados del otro primordial (adulto), esenciales para la vida, erotizan al niño generando
un aumento de energía sexual somática que el niño no puede procesar psíquicamente debido a
que no dispone de los recursos psíquicos para ello. Es entonces que estas experiencias se
comprenden a posteriori, después de la pubertad, cuando se alcanza una maduración biológica
y psíquica que le permite otorgar una nueva significación a aquellas experiencias que han
quedado inscriptas en el psiquismo como recuerdos inconcientes y que ahora se actualizan a
través de lazos asociativos.

El niño nace indefenso dentro de un contexto, dentro de una cultura, dentro de un mundo con
palabras. Es en la relación con otros que lo erogenizan, lo nombran, lo califican y le
prohíben, que se constituye su psiquismo. Estos adultos, individuos experimentados que ya
han sido atravesados por el lenguaje y la cultura, van a marcar a este nuevo ser.
Durante el período preverbal el niño percibe una gran cantidad de estímulos que se inscriben
en el inconciente (Ej.: los latidos del corazón de la mamá. El niño todavía no sabe qué es un
latido de corazón así como tampoco qué es una mamá. Sin embargo, percibe y reconoce ese
sonido que lo tranquiliza.)
En los inicios de este período, el ser humano se expresa a través del grito o el llanto que
surgen frente al aumento de la tensión que se produce ante una necesidad (hambre) o un dolor
(gases gástricos). El grito o el llanto en un primer momento son una simple descarga. Es el
otro primordial quien interpreta ese llanto y le otorga un sentido transformando la descarga en
una demanda (“llora porque tiene hambre”, “llora porque le duele la panza”). La palabra
del adulto se liga al placer o el displacer y adquiere el valor de caricia o paliza.
Paulatinamente el niño emite otro tipo de sonidos que le producen placer por la repetición
misma. Esta emisión vocal (con una cadencia y una melodía) se liga a la audición del sonido,
el niño la repite y se produce así un juego autoerótico. Luego repite sílabas que escucha del
adulto y llega a imitar la melodía de una frase.
Que aparezcan sonidos semejantes al lenguaje adulto no significa que el niño haya adquirido
el lenguaje. Esos sonidos todavía no se constituyeron en palabra, en signo lingüístico. Pero
en algún momento del desarrollo (cercano al año de vida) el niño pasará del “ma, ma, ma”
como repetición placentera para decir “mamá” (Palabra, signo lingüístico, arbitrario, que

5
Freud, S. Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas. Amorrortu editores. Tomo VII. Pág. 203-204.

8
tiene un significado determinado). Al nombrar a la madre, para el niño es una forma de
poseerla, de recuperarla omnipotentemente. La palabra le permite al niño acercarse y
separarse del objeto investido libidinalmente. La palabra separa y liga. Es decir que al
nombrar a la madre, el niño puede tenerla mágicamente. Pero simultáneamente, la posibilidad
de nombrarla supone el establecimiento de una distancia.
A su vez el adulto decodifica los sonidos que emite el niño, nombra al mundo y lo nombra a
él, lo habilita en su deseo pero también le prohíbe.
Durante este proceso complejo de desarrollo el niño adquiere la posibilidad de nombrar a la
madre y los distintos objetos del mundo que lo rodean, puede acercarse a ellos así como
también puede oponerse a ellos. Al comienzo lo hace a través de su cuerpo (Ej.: mordiendo,
escupiendo, constipándose) y luego utilizando la palabra “no”.6
La madre comprende el lenguaje del niño y le otorga valor de comunicación. Pero también en
algún momento es necesario que denuncie las fallas del lenguaje infantil permitiendo al niño
adquirir el lenguaje como un sistema de normas regladas. Este movimiento supone la ruptura
del vínculo narcisista entre la madre y su hijo, en tanto que interviene una legalidad que en
este caso son las leyes del lenguaje.
Durante la conflictiva edípica el niño ya puede hablar en primera persona, acepta las normas
consensuadas del lenguaje y su omnipotencia nominativa se quiebra. Se sepulta el Complejo
de Edipo y se posibilita la renuncia de los deseos incestuosos permitiendo el desarrollo de una
actividad intelectual que va en aumento progresivo y que colabora con el dominio de esos
deseos prohibidos.

Conclusiones
La idea de presentar este trabajo dividido en varios aspectos (madurativo, cognitivo y
psicoafectivo) es sólo a los efectos de la comprensión y el aprendizaje. Es importante tener en
cuenta que el desarrollo del ser humano es un proceso complejo que engloba todas estas
perspectivas. De manera tal que para comprender el desarrollo del lenguaje de un niño en
particular, deberíamos observarlo desde todos estos aspectos en tanto se presentan en forma
simultánea y articulada.

6
Se relaciona con la adquisición del 3er. organizador de Spitz: el dominio del no.

9
Bibliografía
Curtis – Barnes. Biología. Editorial Panamericana. Bs. As. 5° edición. 1993. Pág. 750.
Freud, S. Tres ensayos de teoría sexual. En Obras Completas. Amorrortu editores. Tomo VII.
Janin, B. Sobre la constitución del lenguaje. Ficha, Facultad de Psicología, U.B.A.
Olerón P. La adquisición del lenguaje. En Tratado de psicología del niño. Tomo VI “los
modos de expresión”. Ediciones Morata. España. 1977.
Osterrieth, P. Psicología infantil. Ediciones Morata. España. 1984.
Piaget, J. Psicología de la inteligencia. Editorial Psique. Argentina. 1955.
Piaget, J. – Inhelder, B. Psicología del niño. 12° ed. Ediciones Morata. España, 1984.
Shaffer, D. Psicología del desarrollo. Infancia y adolescencia. 5° ed. Thomson Editores.
Mexico, 2000.
Spitz, R. El primer año de vida del niño. 2° ed. Aguilar. España. 1965.

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