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Universidad Interamericana de Panamá

Facultad de Ciencias de la Salud

Escuela de Psicología

Psicología social

Ensayo final

Prof. Jesús López

León, Ronald 8-963-620

17 de diciembre del 2020


El odio camuflajeado de una nación

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mc 12,31).

En este país, como previamente había discutido en mi ensayo anterior, existen diferentes tipos
de virus que carcomen a la sociedad desde lo mas profundo, especialmente la esencia de lo que
nos hace humanos. Además del “Ghobier N1-T0” existe uno que reside muy justificado (y
defendido) detrás de creencias arcaicas que quizá, sea lo que mas caracterice el pensamiento
retrograda de ciertos grupos religiosos. Teniendo como principal enseñanza el “amor al
prójimo” la religión dominante en el país, se enorgullece en esparcir el odio hacia las minorías
de nuestra nación. Hablo acerca de los integrantes de la comunidad LGBTQ+ que han sufrido a
lo largo de décadas si no siglos, alrededor del mundo. Hoy en día, la gran mayoría de los países
a nivel mundial han legalizado (e inclusive algunos tenido que descriminalizar) el matrimonio
igualitario; reconociendo que las leyes anteriores solo oprimían comunidades de la sociedad
que conformamos todos. Si no también reconociendo, lo erróneas que estaban las creencias del
pasado. Sin embargo, en Panamá preside este tipo de pensamiento que parece no evolucionar,
a pesar de incontables esfuerzos de eliminarlo.

Conformado por personas mayores ya fuertemente sesgados y por las principales comunidades
religiosas del país. Estas comunidades son las que, según su perspectiva, “comparten la
opinión” de que 1. Los integrantes de la comunidad LGBTQ+ no merecen salvación ante su dios
2. Los integrantes de la comunidad LGBTQ+ cometen aberraciones ante los ojos de su dios. 3.
Los integrantes de la comunidad LGBTQ+ están activamente empujando una agenda de control
mundial para “atrofiar las mentes de nuestras juventudes”. Estas “opiniones” vienen
disfrazadas en forma de creencias de parte de los escritos sagrados que mantienen como
compas morales universal. Este tipo de creencias generan actitudes colectivas represivas ante
los miembros de la comunidad LGBTQ+ ya que sienten que tienen todo el derecho de “seguir
sus creencias”, las cuales indican que los integrantes de la comunidad LGBTQ+ son personas
impuras que no merecen la salvación llevándolos a extremos como inventar argumentos
insensatos como la opinión “pro-familia”. Esta opinión “pro-familia” básicamente argumenta
que el núcleo familiar debe estar conformado por una madre mujer y un padre hombre, y en
caso de cualquier contradicción a esta opinión, simplemente los niños de la pareja saldrán
trastornados. La sexualidad de una persona es una cosa flexible, aunque muchos tengan miedo
de aceptarlo, y en todo caso no funciona de la misma manera para todo el mundo; no es
factible generalizar.

A la hora de la hora, un país debe tomar decisiones en donde beneficie a todos los habitantes
de sus tierras. La cuestión con Panamá es que es un país que esta altamente influenciado por la
religión católica/cristiana en la toma de sus decisiones. Decisiones que son críticas para el país,
en situaciones como la creación/modificación de leyes y la inversión de fondos del estado. Esto
se ve reflejado no solo en la falta de evolución de leyes en contra del matrimonio igualitario si
no la cantidad de dinero que invierte el estado la iglesia católica como tal. Mi punto es, el
panameño a sido fuertemente influenciado por las creencias religiosas hasta el punto en el que
su propio estado, que justamente debería de ser laico, se encuentra altamente sesgado e
influenciado por las autoridades de la iglesia católica en el país.

Estas comunidades se sienten intitulados a hacer de su religión, la religión impuesta en el


estado ante todos los panameños por quien sabe que motivos. De ese mismo intitulamiento, se
toman el derecho de decidir quiénes son aptos y quienes no para criar infantes. De ese mismo
intitulamiento se toman el derecho de decidir quienes pueden o no casarse o mantener
relaciones íntimas.

Lo que terminan haciendo, es crear esa actitud colectiva, que conlleva a una representación
social característica de ellos con un comportamiento de odio hacia estas personas sin si quiera
tomarse la oportunidad de considerar si lo que ya saben es esencialmente correcto/moral o no.
Independientemente de sus escrituras sagradas o creencias en general, estas comunidades no
pueden luchar por un “derecho constitucional” de impedirle los mismos a los integrantes de la
comunidad LGBTQ+. Eso se llama discurso de odio. Un concepto del cual se hacen sordos y
omisos.

Estas comunidades toman una percepción social acerca de los integrantes de la comunidad
LGBTQ+ automática a partir de escrituras que fueron establecidas hace milenios, y rechazan
cualquier oportunidad de reconsiderar lo que previamente consideraron como moral o
correcto.

Es tan critica la situación porque ciega a estas comunidades de cualquier habilidad empática
que pudiesen tener solo con la finalidad de “defender sus creencias”, lo cual en ningún
momento los integrantes de la comunidad LGBTQ+ han puesto en riesgo. Es insondable lo
absurdo que suena todo esto, y aun así, se continúan llevando a cabo marchas en contra de los
derechos de los humanos. Y se siguen tomando en cuenta las creencias parciales de estas
comunidades a la hora de la toma de decisiones del estado como nación.

Si realmente estas personas les importasen tanto cumplir la palabra de su escritura sagrada,
tomarían al pie de la letra (como convenientemente llevan a cabo en otros escenarios o
situaciones) el mandamiento de amar al prójimo como se aman a si mismos.

Sin duda, es uno de los fenómenos mas grandes de la psicología social, debido a los efectos tan
negativos que pueden llegar a darse en la vida de personas tan “devotadas al bien”, en busca
de la misericordia y salvación de su alma.

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