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La avispa esmeralda, con un cuarto del tamaño y el peso de la 

cucaracha,
normalmente Periplaneta Americana, la ataca consiguiendo situar su aguijón en la zona entre
la cabeza y el primer segmento torácico. Cuando clava su aguijón, un veneno es eyectado a
gran velocidad en la hemolinfa de la cucaracha. El veneno provoca en primera instancia, una
parálisis severa en las extremidades delanteras de la cucaracha, hasta continuar con las
demás patas.
El proceso de «zombificación» se completa con una segunda picadura en el cerebro de la
cucaracha, quedando en una especie de estado vegetativo, caminando lentamente, sin comer,
sin reflejos y sin autonomía propia.
En un momento dado, la avispa cortará las antenas de la cucaracha, mediante un rápido
movimiento de sus alas. Se desconoce el porqué de este paso, pero parece ser orientado a
"testar" el nivel de veneno en la hemolinfa de la cucaracha y ver si fue administrado en su
justa dosis.
La avispa guía a la cucaracha tirando de ella hasta su nido excavado en tierra, haciendo pinza
con sus piezas bucales.
Otro proceso comienza aquí: la avispa deposita un huevo adosado al insecto «zombi». Acto
seguido, la avispa sella el nido con piedras y hojarasca, en un proceso que le puede llevar
media hora o más, dejando a la cucaracha viva en el interior, pero incapaz de escapar.
Del huevo depositado surge una larva que crece, se introduce en la cucaracha y vive
alimentándose de los órganos internos de la misma, procurando mantenerla con vida el
tiempo suficiente, pero causándole a ésta una muerte lenta. Una vez completado el desarrollo
de la larva, ésta sale del interior de la cucaracha ya muerta convertida en insecto adulto,
quedando reducida la cucaracha a su exoesqueleto.23

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