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Alejo Durán: el aedo del Caribe colombiano

Marina Quintero Quintero

Al divino Aedo Demodoco Muchachos, si yo me muero…


los dioses le han otorgado el canto
para deleitar siempre que su ánimo Antes de morir, Alejo murió tres veces, lo que
lo empuje a cantar lo hizo inmortal. La primera muerte, según se
La Odisea, canto viii rumoró, fue a manos de un policía godo, en
Real de Obispo; la segunda, quemado en las
A lejo Durán, amado por las musas de la poe- llamas de una roída lancha que finalmente fue
sía épica, de la elocuencia y de la música, po- a dar con todo y su cargamento al lecho del
seía la virtud de recordar, narrar y cantar, y Sinú, y la tercera, esa sí fue de muerte natu-
un especial entendimiento para dar a sus me- ral. Así lo registró El Tiempo, en 1975: “Murió
lodías forma de palabra. Como el dios Mar- en Planeta Rica”, pero nadie lo creyó. “—¡Qué
sias con su flauta, Alejo creó con su acordeón va, ese negro no muere todavía!, ¡qué va a mo-
músicas capaces de producir encantamiento y rir ese negro si aquí y allá no vive sino pa’l
fascinación y un efecto ritual manifiesto en la canto!”. ¡Y, vaya que lo sabían! También esta
común unión de quienes lo escuchaban. Fue- cita lo cogió cantando, pero esta vez en Plane-
ron sus creaciones particularmente eficaces ta Rica, en el patio de los matarratones y las 11
como agentes de identificación, relatos idio- siemprevivas, de cara al viento, escuchándose
sincráticos donde es posible leer su vida, mitos en el eco bronco y juguetón que venía del ho-
a través de los cuales hace el argumento de la rizonte vespertino.
propia historia y la de todos.
Sin embargo, en Valledupar, su amigo Víctor
Los dioses le otorgaron el poder de convertir en Julio Hinojosa, el patillalero, alistó sus alfor-
relato su existencia y en canto su palabra. Así fue jas y cogió el rumbo de la sabana, pero sólo
como transformó en canción los momentos en llegó hasta mitad del camino, pues entre sus
los que la vida se expresa, se delimita, se piensa voces rústicas un canto mensajero le anunció
y se comprende. Encrucijadas como la partida que Alejo estaba vivo cantando aquella muer-
del hogar paterno en busca de amor y de fortu- te, que Alejo seguía vivo en la voz, en la voz
na, la lucha por lo propio o la rendición ante el de los caminos y los montes, en la voz de los
hechizo de una mujer que seduce y sojuzga, fue- pueblos.
ron nombrados en sus cantos.
A mi compadre Víctor Julio
Alejo, el narrador, abona el mito, es memoria yo le dejo mi acordeón
que salva y rescata del tiempo y del olvido lo no se lo entregue a ninguno
que sabe, lo que ha sucedido. Retiene, recuer- es parte de mi corazón
da y canta para no dejar escapar de sí, para
hacer del pasado historia, identidad; para in- Fue así como estas muertes exorcizaron lo que
tegrar a la vida; para unir el mundo de la vida ocurriría en Montería, en la madrugada del 15
con el mundo de los muertos. Alejo, el narra- de noviembre de 1989, cuando la muerte ilu-
dor, abona la cultura. sa le salió al paso, sin contar con que su voz

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Sabroso veneno, madera, sillas, mesas, manteles, rótulo en neón y pinturas de acrílico sobre lona, 2017.

ya navegaba en la calma de los grandes ríos Descendiente de carabalíes


que detenían su turbulencia para oírla, y tam-
bién en la cantarina monotonía de quebradas Su voz eterna se forjó en el crisol de la raza.
y riachuelos, sin contar con que su voz seguía Los nativos de El Paso son una mezcla lejana
ahí en el olor a monte de las más recónditas de españoles canarios, indios chimilas y ca-
veredas y también en la penumbra urbana de rabalíes africanos, lo que explica su tradición
cantinas y tabernas y en el hostigoso almizcle de pastores y músicos —cantadores y tam-
de estanquillos y burdeles, sin contar con que boreros—. Los primeros carabalíes, dice Ciro
su voz seguía vibrante en el frenesí de las ga- Quiroz Otero, llegaron a estas sabanas calu-
lleras y en el fragor de las corralejas, sin contar rosas que se extienden entre el río Cesar y el
con que su voz permanecía fresca en la brisa Ariguaní, seleccionados en Mompox, desti-
matutina que acaricia el follaje de los patios nados a la ganadería. Eran altos y fornidos.
campesinos y en el tarareo seductor de una
doncella que entre suspiros sueña. Esta vez la Juan Bautista Durán, peón de la hacienda Las
muerte nada pudo. ¡La muerte nada pudo con Cabezas, tocaba el pito cruzao y la flauta de car-
el canto! dón y, como buen puyero, cantaba y se acom-
pañaba de un instrumento foráneo, el acordeón,
Muchachos, si yo me muero para entonces de una hilera, donde se fueron an-
les vengo a pedi’ el favor clando las músicas que, potentes como su raza,
me lleven al cementerio salían de su garganta fiel. Juan Bautista, fue el
este pedazo de acordeón
Padre de Náfer, quien, a su vez, fue el padre de

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Luis Felipe, Alejo y Naferito. Nacieron todos del al “Lucero de la montaña”, a la “Mata de aza-
vientre de Juana Díaz quien, igual que su madre, har”…, y se fue imponiendo con cadencia y
fue tamborera y repentista en las noches de cum- melodía en las ruedas de las cumbiambas, las
biambas y pajaritos. tamboras y los merengues. Allí, en esas ruedas,
descubrió nuevos secretos, y con ellos, un esti-
Como su padre y su abuelo, Alejo debió afron- lo grave, pausado y limpio se fue agazapando
tar la rudeza de una rutina agobiante y mu- en la única hilera de su acordeón, hasta cuando
chas veces adversa junto con otros vaqueros, los bajos, en una suerte de insurrección esté-
también acordeoneros, a quienes conoció en tica, impusieron su imperio sonoro en todo el
su trasegar laborioso por las fincas aledañas sendero que la canción transita. El bajo inicial,
a Las Cabezas, donde se inició como peón de para abonar la melodía, y el bajo marcante para
oficio desde su remota niñez. caminar airoso al paso alcahuete de la canción.

Con su tío Octavio Mendoza y su padrino Víctor —Fue mi padrino Víctor Julio quien me dijo
Julio Silva descubrió que la voz, el tono y el tema que lo importante era el estilo, no la rapidez
de los cantos rústicos tienen el color y el rostro con que recorriera el teclado. Me acostumbré a
de una realidad, la suya propia, que no puede tocar melodía, yo soy un acordeonero de esti-
cantarse de manera distinta a como brota fresca lo —le aclaró a Alberto Salcedo Ramos (1994).
y mañanera de la garganta de los vaqueros guías
de los caminos. Ahí comprendió que el secreto Lo que dice la gente
de la música está en el origen. Como el senti- ese negro sí toca
miento, ella anida en el alma para brotar pletóri- hombe qué le parece
ca en la garganta infinita de los tiempos. lo que dice la gente 13
ese negro sí toca
Alejo dejó de ser vaquero, pero, fiel, conservó su ese sí come nota…
voz, su tono y sus temas, se quedó para siem-
pre, no con ellos, como ellos, haciendo cantos y
marcando en el acordeón trashumante los com- Acotaciones
pases de su existencia. Fue en 1943 cuando Alejo
sacó del baúl trasnochado de su tío Octavio el ya Alejandro Durán nació en El Paso, departa-
experimentado acordeón que supo sonar grave mento del Magdalena, hoy jurisdicción del Ce-
como su voz, pausado como su espíritu y limpio sar, el 9 de febrero de 1919. Su deceso se pro-
como la garganta de la negra Juana Díaz en diá- dujo en Montería en la madrugada del 15 de
fanas noches de tamboras. noviembre de 1989. Su trashumancia por los
caminos viejos del Caribe colombiano abarcó
La candela viva los últimos cuarenta años de su existencia, de-
la candela viva viene, ¡ay! fuego jando un corpus aproximado de 350 canciones
la candela viva que recorrieron sin pausa la geografía nacio-
caminando por la calle, fuego nal durante toda la segunda mitad del siglo xx
y más acá en los albores del siglo xxi.
Alejo no rehusó su música. Conforme a su ori-
gen le cantó a “Las Cocas”, al “Corralero”, al La conmemoración de los cien años del natali-
“Chinchorrito”, a “La sabana”, al “Pescador”, cio de Alejandro Durán se realizó los días 8 y
al “Sombrerón”, al “Tigre de Punta Brava”, 9 de febrero de 2019 en el municipio del Paso,
al “Jazmín de Arabia”, a la “Flor de Isidro”, en actos presididos por la Ministra de Cultura,
a la “Noche cuando llueve”, a la “Niña Gui- Carmen Inés Vásquez, quien destacó la impor-
llo” y a la “Niña Minga”, a la “Siempreviva”, tancia de su música que, nacida en el Corral,

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hoy se pasea por el mundo. Este acontecimien- los objetos postales y que queden en circulación
to se realizó en cumplimiento de la Ley 1860 para los amantes de la filatelia y para coleccio-
de 2017 del Congreso de la República —pre- nistas. La estampilla estará en los 192 museos del
sentada por el Senador cesarense José Alfredo mismo número de países que hacen parte de la
Gnecco Zuleta— que declaró el 2019 como año Unión Postal Universal.
de Alejo Durán y autorizó obras en su honor.

En el marco de la versión número 52 del Festival Marina Quintero Quintero es docente, investi-
de la Leyenda Vallenata la empresa de Servicios gadora y cantante. Ha dirigido durante treinta
Postales Nacionales de Colombia 4-72 lanzó una y cinco años el programa radial “Una voz, un
estampilla en honor a Alejandro Durán con mo- acordeón” en la Emisora Cultural de la Uni-
tivo del centenario de su natalicio. La empresa se versidad de Antioquia. Este texto es un frag-
suma así al propósito de conservar el patrimonio mento tomado del capítulo homónimo de su
histórico de la nación. La emisión filatélica abar- libro Juglares y trovadores del Caribe colombiano:
ca 38.000 unidades, volumen con el que se aspi- trashumancia, poesía y canción.
ra a cumplir la función de postear los correos y

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Everything Revolve Around the Column, madera, macetas de cemento, plantas naturales, bolas de fútbol,
frutas, sillas y dibujos con enmarcado en madera, 2015.

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