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Ver Sentencia Causa #66.791
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PODER JUDICIAL
Con fecha 18 de marzo de 2021, la Cámara Civil y Comercial (Sala II) de Azul
en la causa n° 66.791 “BUTERA FLAVIO DAMIAN C/ BANCO DE LA
PROVINCIA DE BUENOS AIRES S/ MEDIDAS CAUTELARES
(TRABA/LEVANTAMIENTO)”, dictó una medida cautelar innovativa de
renegociación en el marco de créditos UVA.
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AUTOS Y VISTOS:
CONSIDERANDO:
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el Banco de la Provincia de Buenos Aires un contrato de mutuo en virtud del
cual se le otorgó en préstamo la suma de $ 469.140 (cuatrocientos sesenta y
nueve mil ciento cuarenta pesos), equivalente a 24.459,85 Unidades de Valor
Adquisitivo (UVA), conforme la cotización de fecha 14/06/2017 ($ 19,18), a
pagarse en 48 cuotas mensuales, venciendo la primera de ellas el día
31/07/2017, con una tasa de interés del 8% TNA y un Costo Financiero Total
(CFT) del 8,30%.
El peticionante de la medida cautelar manifestó haber tomado un crédito
bajo la modalidad UVA aceptando unas condiciones que luego, por razones
ajenas al alea del contrato, devinieron excesivamente onerosas para el tomador
produciéndose un notorio desequilibrio en las prestaciones. Señaló que las
cuotas del crédito aumentaron a un ritmo muy superior al incremento de su
salario, alcanzando a insumir en el mes de Enero de 2020 el 32% de sus
haberes. Constatado dicho extremo se ordenó en la anterior instancia el
congelamiento de las cuotas sucesivas al valor de la última anterior a la
presentación.
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son pasibles de ser calificadas como nulas. Aseveró que lo expuesto resulta
aplicable a sistemas de financiación creados y propiciados por el propio Estado,
como pueden ser los planes PROCREAR y los préstamos UVA, y en el caso de
autos, no existe armonía entre el sistema del art. 36 de la LDC y la modalidad
de contratos UVA, por lo que dicho contrato resulta ineficaz y debe ser corregido
en la medida peticionada por la actora. Concluyó que aparece razonable la
petición cautelar de la actora, por lo que propició el rechazo del recurso de
apelación. Ello sin perjuicio del derecho de la demandada de acreditar en un
proceso de conocimiento la validez del contrato de manera completa (cfr.
dictamen de fecha 10/03/2021).
IV. 1.- Como primera medida cabe señalar que la cuestión traída a
resolver se encuentra regida por el derecho del consumidor, dado que se trata
de un contrato de préstamo personal para la compra de un automotor de uso
particular. La relación obligacional fue calificada como relación de consumo en
la sentencia apelada, y dicho aspecto del pronunciamiento no fue cuestionado
por las partes, lo que tiene implicancias en el presente caso por cuanto conlleva
la aplicación del principio protectorio, el acceso al consumo sustentable y la
interpretación más favorable al consumidor, además de consecuencias
procesales como la gratuidad del trámite para el peticionante (arts. 1, 2, 3, 4, 36,
53, 65 ss. y cdtes. de la LDC, arts. 7, 1090, 1092, 1094, 1095, ss. y cdtes. del
Cód. Civ. y Com.).
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Aquí se trata de un incidente de medidas cautelares, no de una acción
autónoma, por lo que el trámite del juicio sumarísimo (más propio de las
preventivas sustanciales autónomas), impuesto por la resolución recurrida,
corresponde sea reencauzado como incidente de medidas cautelares (art. 175 y
ss. CPCC).
En lo relativo a la otra diferencia importante, los requisitos de
procedencia de las medidas cautelares resultan de las normas procesales y son
menos rigurosas (arts. 195,197,198, 204 y concs. CPCC) que las medidas
preventivas sustanciales que requieren del cumplimiento de los presupuestos
previstos en el art. 1711 CCCN. En tal sentido no es sobreabundante enfatizar
las diferencias entre ambas medidas de prevención, procesales y sustanciales
(la genérica tutela preventiva). “Las diferencias entre las medidas cautelares y
las sustanciales (o tutela de prevención, o tutela sustancial o tutela inhibitoria de
daños, arts. 1710 a 1713, Cód. Civ. y Com.) son las siguientes: en la vía
cautelar se debe probar el peligro en la demora, en la tutela definitiva: el daño o
la amenaza de daño; lo cautelar recae sobre el bien a asegurar, la sustancial o
tutela preventiva (las medidas autosatisfactivas, el mandato preventivo, la tutela
inhibitoria de expresión, etc.) sobre la prestación sustancial objeto del proceso;
las llamadas pretensiones urgentes sustanciales pueden tramitar en procesos
rápidos (amparo, hábeas data, medidas autosatisfactivas, etc.) o en procesos
comunes (juicios ordinarios o sumarios) y decretarse de oficio (v.gr. mandato
preventivo) o a pedido de partes (v.gr. anticipo de jurisdicción), de modo
provisorio o definitivo (v.gr. tutela civil inhibitoria de expresión), en cualquier
etapa del proceso (v.gr. anticipo de jurisdicción) o en la sentencia definitiva; de
modo principal y exclusivo (v.gr. medida autosatisfactiva) o accesorio (en
proceso resarcitorio de daños); todas tienen, en definitiva, una finalidad común:
la prevención del daño (arts. 51, 1710 a 1713 y concs., Cód. Civ. y Com.)”
(Galdós, Jorge M. Responsabilidad civil preventiva. Aspectos sustanciales y
procesales • LA LEY 2017-E, 1142 RCyS 2019-I, 3, LA LEY 12/10/2017, 1; Cita
Online: AR/DOC/2479/2017).
Todo lo expuesto descarta el emplazamiento de este caso en el
marco de las medidas autosatisfactivas, como se sostiene en la resolución
apelada, en los agravios y en el dictamen del Fiscal General Departamental,
toda vez que la medida cautelar requerida no agota el proceso, ni concurre una
superposición entre la pretensión cautelar (innovar en el monto de la cuota a
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3. 1- Calificada la pretensión como medida preventiva cautelar
innovativa corresponde analizar el cumplimiento de los requisitos propios de
las medidas cautelares, para verificar si en el caso en juzgamiento concurren los
presupuestos de verosimilitud del derecho, peligro en la demora y si es
necesario prestar contracautela (arts. 195, 198, 200, 202, 204 y cdtes. del
CPCC, Enrique M. Falcón, “Tratado de Derecho Procesal Civil y Comercial”, T
IV, pág. 108; esta Sala, causas nº 48.808, 15/12/05, “Elenka...”; nº 51.960 del
19-02-08, “Sassou...”; n° 53.848 del 12-11-09, “Ilarraz…”; n° 58.042 del 03-10-
13, “Castro…”; n° 58.134, del 31/10/13 “Ricón…”, entre otras).
En esta tarea cabe señalar que el actor presentó documentación y
realizó un cuadro sinóptico para demostrar el desfasaje producido entre el
aumento de sus ingresos y el incremento del valor de las cuotas del crédito
ajustadas con UVA (cfr. recibos de haberes, contrato de préstamo y cuadro
realizado en la demanda). De dicha documentación surge lo siguiente: al
momento de la firma del contrato, el día 14 de junio de 2017, su ingreso era de
$ 47.847,41 (cfr. recibo de haberes de fecha 6/6/2017), y al promoverse este
incidente había aumentado a $ 90.749,02 (cfr. recibo de haberes de fecha
5/2/2020). Por su parte, la cuota Nro. 1 del crédito fue de $ 2.814,84
(14/6/2017), mientras que la cuota Nro. 32, (31/01/2020) alcanzó un importe de
$ 29.289,56. De esa simple exposición surge un dato trascendente para la
solución del caso: cuando el actor tomó el crédito el monto de la cuota
representaba el 5,88% de sus haberes, mientras que en la cuota Nro. 32
representó el 32,27% de su salario. El desfasaje producido no fue negado,
por el banco en su recurso sino que la crítica a la sentencia apelada se centró
en la falta de sustento normativo para modificar un índice establecido por el
BCRA (cfr. expresión de agravios de fecha 26/05/2020).
De manera que el actor ha logrado exponer con claridad en esta
etapa preliminar del proceso, que al momento de la toma del crédito su
obligación mensual representaba el 5,88% de su ingreso, y por razones ajenas
al alea del contrato y a la conducta de las partes, la aplicación del índice UVA
condujo a que la cuota Nro. 32 insumiera el 32,27% de su salario. El agravio del
banco demandado no se hace cargo del contundente dato numérico presentado
por el actor, que pone en evidencia dicho desfasaje producido entre el monto de
las cuotas actualizadas conforme el índice UVA y sus ingresos, que no
aumentaron en la misma proporción, desajuste que sí fue atendido en la
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sentencia de grado al señalar que: “la cuota debida hoy por el actor es
excesivamente superior a la de su importe original”. El banco expresó que
el fallo apelado no se sustenta normativamente, dado que la sentenciante
anterior modifica un índice establecido por el BCRA sin tener una norma que lo
autorice. Pero el agravio no resulta atendible, en primer lugar porque en la
anterior instancia no se modificó el índice UVA, sino que sólo se dispuso su
suspensión para las cuotas venideras, por los efectos perniciosos que su
aplicación genera en un marco de emergencia económica. La sentencia apelada
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en el marco de la emergencia pública”, que declaró la emergencia pública en
materia económica, financiera, fiscal, administrativa, previsional, tarifaria,
energética, sanitaria y social, delegando en el Poder Ejecutivo Nacional
facultades legislativas en el marco del art. 76 de la Constitución Nacional (art.
1°), y con relación a los créditos UVA dispuso que: “el Banco Central de la
República Argentina realizará una evaluación sobre el desempeño y las
consecuencias del sistema de préstamos UVA para la adquisición de viviendas
y los sistemas de planes de ahorro para la adquisición de vehículos automotor,
sus consecuencias sociales y económicas, y estudiará mecanismos para mitigar
sus efectos negativos atendiendo al criterio del esfuerzo compartido entre
acreedor y deudor” (art. 60). Dicha evaluación a la fecha no ha sido publicada
por el BCRA, y si bien la norma no menciona específicamente a los préstamos
personales para la adquisición de un automotor para uso privado (como el
contrato de autos), cabe tenerlo por incluido en dicha normativa atento las
consecuencias distorsivas que el sistema de actualización genera sobre dichos
préstamos.
3. 2- El banco se agravia de los parámetros utilizados en la sentencia
apelada para otorgar la medida cautelar, entre ellos menciona especialmente
los Resultados del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que
publica mensualmente el BCRA, expresando que este indicador es meramente
informativo, subjetivo y no vinculante, por lo que no puede ser utilizado para
colocar un tope al cálculo UVA (cfr. agravios de fecha 26/5/2020).
Cabe señalar que el Relevamiento de Expectativas del Mercado
(REM) fue citado en la sentencia apelada entre otros fundamentos que justifican
la solución adoptada y había sido mencionado por el actor en la demanda como
un indicador de las expectativas macroeconómicas vigentes al momento de la
toma del crédito (Junio de 2017) (arts. 957, 961, 988 ss. y cdtes. del Cód. Civ. y
Com.).
Cabe señalar a mayor abundamiento que este indicador permite un
seguimiento sistemático de los principales pronósticos macroeconómicos de
corto y mediano plazo sobre la evolución de la economía argentina y es
generado a partir de una encuesta dirigida a analistas especializados locales y
extranjeros. La información que proporciona resulta de gran relevancia para las
decisiones de política monetaria y económica y también para las decisiones de
consumo e inversión constituyéndose como un bien público al proveer a la
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préstamo con el potencial de cambiar radicalmente el acceso a la vivienda y a
los automotores. De manera que el actor tenía expectativas ciertas y justificadas
de que se produjera una baja en la inflación o al menos que no se incrementara
drásticamente -como luego ocurrió-, porque lo informaba el BCRA a través de
su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM)-, y las entidades
financieras ofrecieron sus líneas crediticias bajo esta premisa. Pero Los
objetivos inflacionarios esperados no fueron alcanzados sino todo lo contrario, la
inflación su ubicó para el año 2018 en el orden del 47,6% y para el año 2019 en
el 53,8% (cfr. www.elpais.com/economía/actualidad), haciendo que la información
tenida en cuenta por el consumidor al momento de celebrar el contrato de
préstamo ajustable conforme UVA terminara siendo errónea.
3. 3- Sobre el tema y en doctrina se ha señalado que: “…como
resultado de una política económica desentendida de los intereses generales,
los estrados judiciales se han visto abarrotados de demandas en las cuales los
deudores postulaban la revisión de cláusulas contractuales indexatorias
consideradas abusivas…Este caos económico-social […] motiva la solicitud de
medidas cautelares genéricas tendientes a paralizar los efectos contractuales
normales durante el tiempo de tramitación de la causa. De otro modo, como
señalan Mosset Iturraspe y Jortack: a) el deudor caerá indefectiblemente, si no
ha caído ya, en incumplimiento por imposibilidad económica de atender a la
prestación debida, b) se multiplicarán los perjuicios ocurridos hasta entonces,
siendo competencia del Derecho prevenir o evitar daños semejantes, c) con el
incumplimiento quedará expedita la vía de la ejecución, sea de la garantía
hipotecaria, sea de los bienes que integran el patrimonio del deudor; e) se
producirá, como consecuencia de lo expuesto, una situación ya consumada,
hecho irreversibles, daños sin compensación alguna; f) la sentencia favorable,
de lograrse, llegará tarde, sin posibilidad de hacer justicia verdadera” (cfr.
Mosset Iturraspe y Víctor E. Jortack “Indexación, abuso y desindexación”,
Rubinzal-Culzoni, citado por De Lázzari, Eduardo Néstor “Medidas Cautelares”,
Tomo 1, 2da . edición, Ed LEP, 1993, pág. 583).
De Lázzari expresó además que la medida cautelar innovativa, en
casos como el que nos ocupa, requiere para su procedencia: a) el exagerado
incremento de las cuotas y saldos; b) la afectación sustancial del nivel real de
ingresos del deudor, partiendo del análisis de la evolución de aquéllos desde el
inicio de la contratación, comparándolos con la de las cuotas; c) el desajuste
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entre una repotenciación de las cuotas en base a los índices de más frecuente
aplicación (precios al consumidor, mayoristas no agropecuarios, etc.), y el que
pretende el acreedor (además de la modalidad de su empleo)” (De Lázzari, ob.
cit. pág. 584). Todo ello pone de relieve la importancia de la medida cautelar
innovativa como herramienta en la revisión de contratos de préstamo en los que
se produjo un incremento desmesurado de las cuotas.
3. 4- En síntesis: la medida cautelar dispuesta en la instancia de
origen -y sin perjuicio de las modificaciones que se le efectuarán- constituye una
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otorgamiento de la medida cautelar que congela el índice para el préstamo,
derivará en un daño concreto al patrimonio del banco, ya que tal congelamiento
no es aplicado a los plazos fijos otorgados bajo la modalidad mencionada. Sin
embargo un análisis como el propuesto excede el marco cautelar de este
incidente. El demandado adujo también que no existe peligro en la demora
ante la prerrogativa contractual del actor de solicitar la extensión del plazo del
préstamo. Señaló que, de haberse ejercido tal derecho se habría reducido el
importe de sus cuotas, y no lo hizo (cfr. pto. c. 3 de la expresión de agravios de
fecha 26/05/2020). Dicho agravio tampoco es procedente porque la solicitud de
una prórroga o extensión del plazo del crédito constituye una facultad y no una
obligación del deudor. Además no se advierte, en este estado preliminar del
proceso, que una extensión del plazo hubiese mejorado su situación o
modificado el monto de las sucesivas cuotas, o -lo que es más relevante-
incidido en el índice de actualización de la cuota que es la variable que
repercute en su monto mensual. El apelante expresó que no fue exigida
contracautela al beneficiario de la medida cautelar. Cabe señalar que,
conforme la calificación como relación del consumo de la vinculación jurídica de
autos, el actor litiga con beneficio de gratuidad y se encuentra eximido de
prestar caución (art. 53 de la LDC, arts. 199, 200 del CPCC).
3. 6- Ahora bien, el Tribunal puede disponer una medida cautelar distinta,
o limitar la otorgada en sus efectos, teniendo en cuenta la importancia del
derecho que se intenta proteger intentando evitar perjuicios o gravámenes
innecesarios al titular de los bienes (cfr. art. 204 del CPCC, esta Sala, causa
nro. 65430, del 30/04/2020 “Brun…”). En este contexto resulta razonable fijar
un tope al aumento de las cuotas sucesivas que solo podrán afectar hasta
el 30% de los haberes del actor, con lo cual se otorga a la cuota una
razonable movilidad que acompañe el incremento de sus haberes,
componiendo de esta manera los intereses en pugna hasta tanto se resuelva
la acción principal (cfr. art. 7 de la ley 27.271 “Sistema de Fomento de la
Inversión de la Vivienda”, Iturbide, Gabriela A. “Los créditos UVA y la
emergencia económica. El retorno a la teoría del esfuerzo compartido”, cita
Online: AR/DOC/84/2020).
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a situaciones sobrevinientes y extraordinarias que alteran el equilibrio y la
correlatividad de las prestaciones, realizan de buena fe, conforme a los
principios de autonomía, conservación y colaboración, durante un tiempo
razonable y en actitud pro activa, tratativas tendientes a revisar el contrato para
que su adecuación mantenga el sinalagma funcional y evitando la extinción del
negocio jurídico (cfr. Galdós, “El deber legal de renegociar…cit.). Ampliando y
completando el concepto se añade que la prevención contractual constituye un
deber legal fundado en los principios de buena fe, conservación del negocio
jurídico y prohibición de abuso del derecho, con sustento normativo en la
prevención del daño, nuevo paradigma del derecho privado que consagra
legalmente el mandato constitucional de no dañar a otro en las esferas
aquiliana y contractual (arts. 19 CN, arts. 9, 10, 1710 a 1713 ss. y cdtes. del
Cód. Civ. y Com., Galdós, “El deber legal de renegociar…” cit.).
Sobre estas bases, teniendo en cuenta la aplicación del medio menos
lesivo y el respeto a la autonomía de la voluntad, resulta prudente habilitar una
instancia de renegociación con la finalidad de que las partes pueden
autocomponer el conflicto, procurando equilibrar el contrato devenido
excesivamente oneroso para el actor por razones de política macroeconómica,
ajenas al alea contractual, tratando de evitar un ejercicio disfuncional del
derecho y al mismo tiempo resolver la cuestión suscitada. En la causa
“Raguzzi” citada se destacó que: “…la revisión, renegociación o adecuación del
contrato es el proceso mediante el cual los contratantes:1) frente a situaciones
sobrevinientes y extraordinarias que alteran el equilibrio y la correlatividad de las
prestaciones; o 2) en los casos en los que el Código Civil y Comercial u otras
leyes le reconoce a uno de los contratantes el derecho a extinguir o modificar el
contrato porque ha ocurrido un hecho sobreviniente, digno de tutela, que afecta
negativamente sus intereses (vgr. la frustración del fin del contrato del art 1090,
1091 CCCN 1203 CCCN, modificado por la ley de alquileres 27.551; art 1264;
art 1494 inc f, entre otros); realizan de buena fe, conforme a los principios de
autonomía, conservación y colaboración, durante un tiempo razonable y en
actitud pro activa, tratativas tendientes a revisar el contrato originario para que
su reformulación o modificación mantenga el sinalagma funcional respetando la
reciprocidad de las prestaciones y evitando la extinción del negocio jurídico.
Este instituto (la renegociación), que reconoce su origen en la preexistencia de
un vínculo negocial, se funda, por un lado, en los principios generales del
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10, 1032, 1710 a 1713 y concs. CCCN), particularmente la aplicación del medio
menos lesivo, de la menor restricción y de la mayor efectividad en la
recuperación del sinalagma negocial (doctrina de los arts. 1713 y 1032 CCCN).
En conclusión: la revisión o renegociación del contrato evita su
extinción y constituye una construcción muy valiosa para la autocomposición,
con fundamento en la tutela general del daño negocial y en los principios y
reglas generales y particulares que regulan los contratos y su adecuación
(especialmente: arts 1011 -contratos de larga duración-; 1091 -imprevisión-;
1221 bis CCCN -renegociación en la locación de inmuebles-; arts. 9, 10, 12,
955, 956, 961, 963, 964, 1082, 1710 a 1713 y 1032, 1730, 1732, 1733 y concs.
CCCN). El contenido formal y sustancial de la renegociación se debe
concretizar mediante la aplicación de las pautas normativas prevista para dos
particulares supuestos de aplicación análoga: las tratativas precontractuales
(arts. 990 a 991 CCCN) y los contratos de larga duración que contemplan la
renegociación obligatoria (art. 1011 CCCN) (esta Sala, causa nro. 65.611, del
22/09/2020 “Raguzzi…” y doctr. allí citada, Juzg. Civ. y Com. Nro. 4 de Dolores,
autos: “Pieroni, Oscar E. c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires (Suc.
General Lavalle) s/ medidas cautelares” -sentencia interlocutoria del Dr. Marcos
Fernando Val, cita on line AR/JUR/50989/2019, Juzg. Civ. y Com. Nro. 13 de
Rosario, Nom., 08/06/2020 “Gómez, Clelia C. y otros c. Banco Macro SA s/
medida cautelar innovativa”-sentencia interlocutoria de la Dra. Verónica Gotlieb-.
Más recientemente, el Juzgado de 1ra. Instancia en lo Civ. y Com. 14ª. Nom.,
en los autos caratulados “Saucedo, María Soledad c/ Sandoval, Pablo César s/
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cobro de pesos” el Juez Dr. Marcelo C. M. Quaglia exhortó a las partes en un
proceso de familia a iniciar un período de negociación de cuarenta y cinco días
a los fines de arribar a una amigable composición de los intereses en conflicto.
Cabe destacar que la renegociación referenciada fue dispuesta por otro tribunal
bonaerense en esta misma materia -créditos UVA-, Juz. de Primera Instancia en
lo Civil y Com. Nro. 1 de La Plata, sentencia de fecha 28/9/2020 “Ugalde,
Marcos Adolfo y Otro c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires s/ Medidas
cautelares (traba/levantamiento), interlocutoria dictada por la Dra. María Cecilia
Valeros de Córica, confirmada por la Cám. 2da.de Apelación en lo Civ. y Com.
(Sala II) de La Plata).
A su vez, la etapa de renegociación del contrato dispuesta deberá
respetar algunas pautas delineadas por la doctrina: procurar un esfuerzo real
para alcanzar el acuerdo; producir información relevante para la adaptación;
mostrar una sincera voluntad de alcanzar un compromiso; mantener una
conducta flexible en las negociaciones; buscar las soluciones más razonables y
apropiadas; hacer concretas y razonables sugerencias para la negociación, en
vez de escuetas declaraciones generales de voluntad; dar las razones
apropiadas para justificar las propias sugerencias; responder oportunamente las
ofertas hechas por la contraparte; evitar cualquier ventaja injusta o detrimento
para la contraparte; evitar cualquier retraso innecesario en el proceso de
consenso ( ver Medina, Graciela, “Del cumplimiento al incumplimiento de los
contratos ante el covid-19. Imposibilidad de cumplimiento. Teoría de la
imprevisión, frustración del contrato. Locación. Estudio de derecho
comparado”, LL 22/04/2020, 2).
Deberá contemplarse el criterio del “esfuerzo compartido” entre el
acreedor y el deudor que surge como parámetro legal para la renegociación de
los créditos UVA (cfr. art. 60 de la ley 27.451, Frustagli, Sandra “Los créditos
hipotecarios en unidades de valor adquisitivo. Emergencia Sanitaria, La Ley
27/5/2020), y asumirse en todo su alcance la condición de consumidor del
tomador del crédito, que impone analizar el caso a la luz del derecho
protectorio, el acceso al consumo sustentable y la interpretación del contrato en
el sentido que resulte más favorable al consumidor, destacando que en los
contratos bancarios los consumidores gozan de una tutela reforzada orientada a
garantizar la transparencia y evitar el sobreendeudamiento, contemplando que a
la fecha de la presente sentencia no existen aún medidas globales que permitan
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vislumbrar una solución, a corto plazo, para los tomadores de créditos UVA
(arts. 1, 2, 3, 4, 36, 53, 65, ss. y cdtes. de la LDC, arts. 1092, 1093, 1094, 1095
ss. y cdtes. del Cód. Civ. y Com., doctr. y jurisp. cit.).
Tampoco podrá soslayarse el hecho de que gran parte del contrato
se desarrolló en el marco de la emergencia sanitaria (pandemia de COVID-19)
que generó el dictado de normas que aplazaron o difirieron el cumplimiento de
las obligaciones (Decr. 260/2020, 319/2020, 325/2020, 365/2020, 766/2020,
66/2021 ss. y cdtes.), cuya interpretación exige una atenta mirada de la realidad
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prorrogables para que las partes arriben a un acuerdo negocial, conforme las
pautas brindadas y los parámetros que se describen a continuación, con el
requisito ineludible de que las cuotas del crédito a recomponerse no podrán
superar el 30% de los haberes del actor (arts. 36 inc. 1°, 195 ss. y cdtes. 204,
concs. y cdtes. del CPCC; arts. 1, 2, 3, 9, 10, 1713 y concs. CCCN, doct. y
jurisp. cit.).
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podrán superar el 30% de los haberes del actor y mantener la prohibición de
iniciar reclamos judiciales o extrajudiciales al actor (arts. 1, 2, 3, 4, 36, 53, 65 ss.
y cdtes. de la LDC, arts. 7, 1090, 1092, 1094, 1095, ss. y cdtes. del Cód. Civ. y
Com., arts. 195 ss. y cdtes. del CPCC, doct. y jurisp. cit.), 3) disponer una
instancia de renegociación del contrato, por un período de noventa días
corridos, prorrogables para que las partes arriben a un acuerdo negocial,
conforme las pautas y los parámetros brindados en el pto. 3.8 del presente y
con el requisito ineludible de que las cuotas del crédito no superen el 30% de
los haberes del accionante (arts. arts. 36 inc. 1°, 195 ss. y cdtes. 204, concs. y
cdtes. del CPCC; arts. 1, 2, 3, 9, 10, 1713 y concs. CCCN, doct. y jurisp. cit.).
Diferir la condena en costas para el momento en que se resuelva en la
sentencia definitiva la cuestión de fondo (SCBA C 101.606, del 16/04/14
“Álvarez…”). Regístrese. Notifíquese y devuélvase.
REFERENCIAS:
Funcionario Firmante: 18/03/2021 10:13:17 - PERALTA REYES Victor Mario -
JUEZ
Funcionario Firmante: 18/03/2021 11:16:33 - GALDOS Jorge Mario - JUEZ
Funcionario Firmante: 18/03/2021 12:13:06 - LONGOBARDI Maria Ines - JUEZ
Funcionario Firmante: 18/03/2021 13:11:53 - CAMINO Claudio Marcelo -
SECRETARIO DE CÁMARA
227500014002407820