Está en la página 1de 8

Voy a hacer una declaración muy impactante, y quiero enfatizar cada palabra:

¡Realmente no conozco a Dios! Eso es que no le conozco de la manera que él quiere


que le conozca.

¿Cómo sé esto? El Espíritu Santo me lo dijo. Él me susurró, amorosamente: "David,


realmente no conoces a Dios de la manera que él quiere. Realmente no le permites
ser Dios para ti."

En el Antiguo Testamento, Dios tomó a un pueblo para él - No un pueblo ni más


rico o más inteligente que el resto - sólo para que él pudiera ser Dios para ellos: "Y
os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios" (Éxodo 6:7). Dios estaba diciendo, en
otras palabras, "¡Voy a enseñarles a ser mi pueblo - para que pueda ser Dios para
ustedes!"

De hecho, Dios se reveló y manifestó a sí mismo a su pueblo una y otra vez. Envió
ángeles. Les habló audiblemente. Cumplió cada promesa con grande liberación.
Pero después de cuarenta años de milagros, señales y maravillas, la estimación de
Dios de su pueblo fue: "¡Ustedes no me conocen - ustedes no conocen mis
caminos!"

¡Esta tiene que ser una de las cosas más impactantes en toda la Biblia! Dios había
buscado un pueblo que le permitiera ser Dios para ellos y verdaderamente
consiguiera conocerle en todo su poder y gloria.

Así que Dios liberó a Israel con milagros increíbles: Él abrió el Mar Rojo y ahogó a
todos sus enemigos egipcios. Sacó agua de una roca y comida del cielo. Cubrió al
pueblo de día con una nube y fuego de noche. Envió avispas a los campamentos del
enemigo para sacarlos. Derrumbó grandes reyes y reinos por amor de su pueblo.

Entonces los llevó a Canaán para poseer casas que ellos no construyeron, viñas que
ellos no plantaron, industrias que ellos no desarrollaron. Les dio colmenas llenas de
miel, rebaños que daban leche, y todo tipo de riqueza. El pueblo tomó posesión de
todo esto. Todas las cosas fueron suyas por la mano poderosa de Dios. Pero el
testimonio de las Escrituras fue que, incluso después de todos los milagros
increíbles y las bendiciones que Dios les había dado, ¡aún no conocían a Dios!

"Cuarenta años estuve disgustado con la nación, y dije: Pueblo es que divaga de
corazón, y no han conocido mis caminos" (Salmo 95:10). Dios dijo "¡En todo esto
ustedes nunca me han permitido realmente ser Dios! ¡En mis cuarenta años de
querer enseñarles, ustedes todavía no me conocieron - todavía no saben cómo
trabajo!"

Esteban testificó al Sanedrín: "Este los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en
tierra de Egipto, y en el Mar Rojo, y en el desierto por cuarenta años" (Hechos
7:36).

Esteban estaba diciendo de sus padres, "Ellos, simplemente no estaban


vagabundeando durante esos cuarenta años. ¡Dios estaba mostrándoles señales y
maravillas! A pesar de su rebelión Dios todavía estaba intentando expresarse a sí
mismo a ellos - ¡intentando enseñarles quién era él!"

"Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta


años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan
vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos." (Hebreos 3:9-10).
Dios estaba diciendo, "Las mismas personas que tomé Yo – aquellos que han sido
testigos de mi poder, y a quien he hablado más claro - después de todos estos años
bajo mis alas, sus ojos y oídos no están abiertos. ¡Ellos ni siquiera me conocieron!"

Amado, Dios todavía está buscando un pueblo que le permita ser Dios para ellos -
¡al punto que le conozcan de verdad y aprendan sus caminos! Aun así pocos en la
iglesia hoy le conocen de esta manera.

Somos como Israel: Todos hemos sido testigos de milagros. Hemos experimentado
manifestaciones de su presencia. Hemos tenido oraciones contestadas, pecados
perdonados. Hemos enseñado sobre Dios y le amamos lo mejor de nuestro
conocimiento. Pero, al final, Dios puede decir de sólo unos cuantos: "Ellos me
conocen como Dios. ¡Ellos realmente saben y caminan en la revelación de mis
caminos!"

Estimado lector, no puedo decir si tú realmente conoces a Dios como él desea. Sólo
el Espíritu Santo puede revelar eso. Pero permíteme compartir contigo lo que Dios
me ha revelado sobre cómo le he impedido ser de verdad Dios en mi vida:

1. He sido culpable de poner límites


al poder y las promesas de Dios.

La Escritura dice de Israel "Y volvían, y tentaban a Dios, y provocaban al Santo de


Israel." (Salmo 78:41). Israel se volvió de Dios en incredulidad. E igualmente, ¡creo
que limitamos a Dios hoy con nuestra duda e incredulidad!

Confiamos en Dios en la mayoría de las áreas de nuestras vidas – pero nuestra fe


siempre tiene linderos y límites. Tenemos por lo menos una pequeña área que
bloqueamos, donde realmente no creemos que Dios va a encargarse de nosotros.

Por ejemplo, muchos lectores han orado por la sanidad de mi esposa, Gwen. Pero a
menudo, cuando se trata de la sanidad de su propio marido, esposa, hijo o hija,
¡limitan a Dios!

Limito a Dios la mayormente en el área de la sanidad. He orado por la sanidad


física de muchos, y he visto a Dios realizar milagro tras milagro. Pero cuando se
trata de mi propio cuerpo, ¡limito a Dios! Tengo miedo de permitirle ser Dios para
mí. ¡Me rocío con medicina o corro a un doctor antes de orar por mí mismo! No
estoy diciendo que es malo ir al doctor, pero a veces encajo en la descripción de
aquellos que “no buscaron al Señor, sino a los médicos" (2 Crónicas 16:12).

Te pregunto: ¿Oras para que Dios derribe las paredes en China o Cuba - pero
cuando se trata de la salvación de tu propia familia, no tienes una onza de fe?
Piensas, "Dios no debe querer hacer esto, mi ser amado es un caso duro. Dios no
parece estar oyéndome en este asunto."

Si esto es verdad, ¡no estás viéndole como Dios! ¡Eres ignorante de sus caminos! El
deseo de Dios es "hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que
pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros" (Efesios 3:20).
Dios me dijo, "David, has atado mis manos, ¡me tienes puesto grilletes! ¿Cómo
puedo sanarte cuando realmente no crees que lo haré? Tu duda me impide ser Dios
para ti. ¡Te digo, no me conoces a menos que sepas que estoy más deseoso de dar
que lo que tú quieres recibir!"

Israel murmuró continuamente, "¿Puede Dios?… Seguro, él hizo un camino para


nosotros a través del Mar Rojo. Pero - ¿puede darnos pan?" Dios les dio pan - de
hecho, extendió una mesa para ellos en el desierto. "Pero ¿puede darnos agua?",
preguntaron. Les dio agua de una Roca. "Pero ¿puede darnos carne?" Les dio carne
del cielo. "Pero ¿puede librarnos de nuestros enemigos?" Vez tras vez, Dios proveyó
y liberó en cada área. Todavía el pueblo pasó cuarenta años diciendo, "¿Puede
Dios? ¿Puede Dios?"

Amado, debemos estar diciendo, "¡Dios puede! ¡Dios puede!” ¡Él lo hizo - y lo hará!
Dios puede y hará todo lo que pidamos y creamos que puede hacer.

2. He limitado a Dios
exclusivamente a la intimidad

Pensé que conocer a Dios quería decir aprender cómo estar cerca de Él. Pero tan
importante como es la intimidad, ¡hay más para conocerle - mucho más! Muchos
cristianos pasan horas solos con Dios, pero salen de su cuarto de oración sin
conocer sus caminos.

¡No le han permitido todavía a Dios ser Dios para ellos!

Hay algo más para conocer a Dios que estar en su presencia: Los setenta ancianos
de Israel comieron y bebieron en la misma presencia de Dios en la montaña. Pero
el Señor dijo de ellos, "¡Ustedes nunca llegaron a conocerme o Mis caminos!"

Los discípulos pasaron tres años en la presencia de Dios - con Cristo quien era Dios
en la carne. Se sentaron bajo su enseñanza y estaban con él noche y día. Pero, al
final, lo desampararon y huyeron - ¡porque no conocían sus caminos!

Jesús dice que Dios no oye nuestras oraciones y alabanzas simplemente porque las
proferimos una y otra vez, por horas a la vez. Es posible orar, ayunar y hacer cosas
justas, y todavía no alcanzar el lugar dónde tenemos hambre de conocerle y
empezar a entender sus caminos. No aprendemos sus caminos en el cuarto de
oración solamente, aunque todos los que de verdad conocen al Señor están en
intimidad con él.

3. ¡He limitado a Dios estando satisfecho con


muy poco - mientras que, si le conociera en todo su
poder y gloría, le pediría y creería por mucho más!

Dios tiene tanto que quiere darte. Su deseo es "abrir las ventanas de los cielos, y
derramar bendición hasta que sobreabunde" (Malaquías 3:10). Él está de pie en un
almacén lleno, diciendo, "Soy un Dios dadivoso y amoroso - pero tan pocos reciben
de mí. ¡No me permitirán ser Dios para ellos!"

Claro, debemos agradecer a Dios por todo lo que él ha hecho y ha dado ya. ¡Pero
no vamos a estar satisfechos con lo que pensamos es mucho! Muchos cristianos
están satisfechos con sentarse en la iglesia y ser bendecidos por la presencia de
Dios. ¡Tales personas no son más que “esponjas satisfechas!” Empapan todo – pero
limitan a Dios en sus vidas, cuando él quiere ungirlos tanto para el servicio.

Los pastores y las congregaciones se satisfacen con construir las así llamadas
"mega iglesias" y ser conocidos como los de más rápido crecimiento. Pero eso está
limitando a Dios a cuatro paredes - ¡no importa cuán grandes y anchas sean las
paredes!

No importa lo que hayas visto hasta ahora, o qué imagen gloriosa tu mente pueda
conjurar - está muy lejos de lo que Dios quiere aún hacer en su pueblo. Cuándo los
discípulos se maravillaron de los milagros de Cristo, Jesús contestó, "¡Dios tiene un
trabajo aun mayor adelante para ustedes!"

La mayoría de nosotros somos como los discípulos. Vemos un milagro, y estamos


satisfechos de hablar sobre él por el resto de nuestras vidas. Pero si nosotros
realmente conocimos a Dios y le permitimos ser Dios para nosotros, le pediríamos
mucho más:

Alcanzaríamos los lugares celestiales por fe, creyendo a Dios para que derribara a
los líderes ateos en agencias federales locales y estatales. ¡Derrumbaríamos los
principados y poderes, como Dios dijo!

Creeríamos que Dios nos ayudará a saturar nuestra ciudad con el evangelio de
Jesús. Nos pararíamos en fe contra cada arma apuntada contra nosotros, y
estaríamos derribando las fortalezas satánicas en nuestras familias e iglesias.
Nuestra visión sería ilimitada. ¡Creeríamos a Dios por cosas aun mayores para su
reino!

¿Todavía no conoces a Dios como él desea que lo conozcas? ¿No le has permitido
todavía que sea Dios para ti? Puedes preguntarte entonces, ¿cómo puedes llegar a
conocerle a él y sus caminos? Mi única respuesta para ti es lo que Dios ha requerido
de mí, para permitirle ser Dios para mí:

1. ¡Él quiere enseñarme a conocer su voz!

Aquellos que realmente conocen a Dios han aprendido a reconocer su voz sobre
todas las otras. Él quiere que estés absolutamente convencido de que él desea
hablar contigo - ¡decirte cosas que nunca has visto u oído anteriormente!

El Señor me mostró recientemente que todavía estaba vacilante sobre oír su voz
hablar a mi alma. Oh, [yo] sé que él habla, y que las ovejas necesitan conocer la
voz del Maestro. ¡Pero dudé mi habilidad de oírle! Pasé todo mi tiempo
“comprobando” la voz que oí – y cuando era demasiado grande o demasiado
misteriosa para mí, pensé, "Éste no puede ser Dios. Además, ¡el diablo puede
hablar también! La carne habla, los espíritus mentirosos hablan. Una multitud de
voces vienen a nosotros todo el tiempo, ¿Cómo puedo conocer la voz de Dios?"

Creo que se requieren tres cosas de aquéllos que oirían la voz de Dios:

Una confianza inquebrantable de que Dios está queriendo hablarte. Tienes que
estar totalmente persuadido y convencido de que Dios quiere hablarte. De hecho, él
es un Dios que habla – y él quiere que conozcas su voz para que puedas hacer su
voluntad. Lo que Dios te dice nunca irá más allá de los límites de la Escritura. Y no
tienes que ser ordenado o tener un doctorado para entender su voz. Todo lo que
necesitas es un corazón que diga, "¡Creo que Dios desea hablarme!"

Tiempo de calidad y quietud. Necesitas estar deseoso de encerrarte con Dios y


permitir que todas las otras voces se callen. En verdad, Dios nos habla a lo largo
del día. Pero siempre que ha querido construir algo en mi vida, su voz sólo ha
venido después que yo apague todas las otras voces menos la suya.

Pidiendo en fe. No obtenemos nada de Dios (incluso el oír su voz) a menos que
creamos de verdad que él puede transmitir su mente a nosotros - ¡para habilitarnos
a entender su voluntad perfecta!

Jesús dice: "Si un hijo pidiera pan a cualquiera de ustedes que es padre, ¿le dará
una piedra? O si le pide a un pez, ¿le dará una serpiente? O si le pide un huevo, ¿le
ofrecerá un escorpión?" (Lucas 11:11-12). En otras palabras: Si le pides una
palabra a tu Padre celestial - una guía clara, una corrección piadosa, una necesidad
particular, ¿piensas por un momento que él permitiría al diablo venir y engañarte?"

Suponte que un hijo llama a su padre todas las noches por dirección y consejo.
Entonces un día el padre decide jugarle una broma a él. Contrata a un imitador
para que conteste el teléfono - alguien que imite su voz. Cuando el muchacho
llama, el impostor le da todo tipo de orientación y consejos engañosos. De repente
el hijo está completamente desconcertado y acongojado - ¡porque todo lo que oye
va contra lo que él ha aprendido de su padre!

¿Qué tipo de padre dirías que este hombre fue? Sí - ¡un padre cruel! Pero eso es de
lo que acusamos a Dios de ser, cuando no confiamos en él para darnos su voz y no
una de un impostor del infierno.

2. ¡No puedes conocer a Dios en su totalidad hasta


que veas a Cristo como Dios quiere que le veas!
Conocer a Dios comienza con conocer a su Hijo.

Jesús dijo, "Él que me ha visto a mí ha visto al Padre" (Juan 14:9). Debemos ver a
Jesús no como el hombre enseña, sino como el Espíritu lo revela a nosotros - ¡cómo
Dios quiere que lo conozcamos y veamos! Hay muchos volúmenes en mi biblioteca
sobre Jesús, escritos por buenos hombres - pero creo que muchos de estos
hombres nunca le han visto como Dios quisiera que le viéramos. Debemos
conseguir la visión y el testimonio de Dios acerca de Cristo - ¡y entonces
conoceremos a Dios como él desea ser conocido!

Aquí está cómo creo que Dios quiere que veamos a su Hijo:
"Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las
luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación" (Santiago 1:17).

¡Jesús fue un regalo! Dios envolvió todos sus recursos en Jesús - "y dio a su Hijo
unigénito…" Cristo es el regalo bueno y perfecto de Dios para nosotros, ¡descendió
del Padre! ¿Ves a Jesús como el regalo perfecto de Dios para ti? ¿Lo ves como todo
lo que necesitas para vivir alegremente, victoriosamente, honradamente, lleno de
paz y descanso?

En el Antiguo Testamento, Dios le dio a Israel muchos regalos maravillosos en el


desierto: Una nube para albergarlos del sol del desierto. Fuego para asegurarlos y
guiarlos por la noche. Agua de una Roca. Una rama para sanar las aguas amargas.
Una serpiente de bronce para sanar los mordidos por las serpientes. ¡Pero todas
estas cosas eran sólo sombras!

¿Quién era la Roca de la qué salió agua? ¿Quién era él fuego? ¿El maná? ¿La
serpiente de bronce? ¡Todo lo que Dios hizo para Israel fue a través de Jesús! Eso
es correcto - ¡Jesús fue cada uno de esos regalos!

"Porque no quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres todos estuvieron
bajo la nube, y todos pasaron por el mar… y todos bebieron la misma bebida
espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo"
(1 Corintios 10:1,4).

Hoy tenemos mucho más que la sombra. ¡Tenemos la sustancia real - a Cristo
mismo! ¡Y él vive en nosotros!

Pero, la mayoría de nosotros todavía somos criaturas tontas que miran al futuro por
satisfacción. Pensamos en algún evento futuro, algún cambio en nuestras
circunstancias, nos traerán paz y alegría. Decimos, "¡Sólo espera - mi día viene!
¡De algún modo, algún día, en alguna parte… no sé lo que está allá fuera para mí,
pero viene!" ¡Somos como niños que esperan por la Navidad, contando los días!

David escribió una vez durante un momento fúnebre, introspectivo en su vida que
sintió que el tiempo iba demasiado rápido. Había logrado tan poco, pensaba. Todo
en ese momento parecía ser en vano: "Como una sombra anda el hombre,
ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá… y
ahora Señor, ¿qué espero?" (Salmo 39:6,7).

David estaba deprimido, abajo - su situación presente aparecía tan inútil. Y de un


corazón perplejo clamó, "Señor, ¿qué estoy esperando?"

Recientemente estaba caminando solo en las colinas de Pennsylvania, y Dios habló


a mi corazón sobre esta misma pregunta: "David, ¿qué estás esperando? ¿Por qué
no es este el mejor día de tu vida? ¿Por qué ‘ahora’ no puede estar lleno y alegre?
¡No hay nada 'por allá afuera' que ya no tengas en Jesús!"

Le pregunto: ¿qué estás esperando? "Oh, por el Sr. Correcto", puedes contestar -
esa persona piadosa que piensas va a rescatarte de toda la soledad y llenar tu alma
con alegría indecible.

¡No! ¡No hay nada "por allá afuera" que te cambiará o salvará de quién o qué ya
eres! Si piensas que otra persona va a resolver tu problema de soledad, estás muy
equivocado. Debes encontrar liberación, paz, esperanza y gozo ahora – ¡y Jesús es
el único que puede llenar el vacío! Algunos están aburridos con sus cónyuges y
esperando que ellos se vayan a la gloria, porque están buscando que el romance
venga a sus vidas y ahuyente su vacío. ¡Nunca despiertan y viven!

Siglos atrás, antes de que fueras creado, Dios vio lo que tus heridas y necesidades
serían. Él sabía por adelantado lo que necesitarías para resolver todos tus
problemas. Él no envolvió sus respuestas y las envió a ti como un libro de reglas o
como un ejército de "hombres de respuesta.” No - él nos dio a todos una solución a
todas nuestras crisis y necesidades – un Hombre, un Camino, una Respuesta a todo
lo que necesitamos: ¡Jesucristo!

Cuando usted se satisface en Jesús, usted no esperará más milagros de su


cónyuge. Ya no intentarás hacer un Dios de tu marido o esposa, para satisfacer,
algo que sólo Dios puede satisfacer. Dios te dice "¡no quiero que vivas para el
mañana! Sólo miraras hacia atrás y veras que hoy pudo haber sido tu mejor
momento. Jesús no puede ser ni mejor o más fuerte para ti de lo que es ahora
mismo. ¿Por qué no me permites ser Dios para ti hoy?"

3. ¡Puedes conocer a Dios y sus caminos por completo


reposo en el amor que el Padre tiene por ti!

¿Alguna vez has tenido un amigo o ser amado decirte, como cosa llovida del cielo:
“¿estás enfadado conmigo? ¿Hice algo malo?"

Simplemente puedes estar callado, en pensamiento profundo. Así que contestas,


"No, no estoy enfadado. No hiciste nada para herirme. Simplemente estoy quieto
ahora mismo.”

Pero te presionan: "¿Fue algo que dije?"

"No, no dijiste nada malo. Todo está bien."

"Sé lo que es - olvidé hacer algo. ¿Qué fue?"

"No, no olvidaste nada. Todo está bien."

"Vamos, puedo notar que está mal. ¡Puedo verlo en tu cara, no me voy de aquí
hasta que me digas lo qué hice para perturbarte!"

Finalmente, para convencer a esa persona, tienes que abrazarlo: "Mira, te amo - no
estoy disgustado. ¡Pero si sigues con esto vas a conseguir disgustarme!"

Amado, ¡así es cómo tratamos a nuestro Padre celestial! Al final del día, vamos a
nuestro cuarto secreto y decimos: “Veamos, ahora, ¿cómo afligí a Jesús hoy? ¿Qué
hice mal – ¿qué me olvidé de hacer? Soy un desastre, no sé cómo puede amarme.
Señor, perdóname una vez más. Algún día seré tan obediente que encontrarás más
fácil amarme."

¡Pero Dios está allí desde el principio, esperando abrazarte! ¡Él quiere mostrarte
cuánto te ama y quiere que te recuestes y descanses en su amor!
Jesús dijo que cuando el Hijo Pródigo llegó a casa, fue bienvenido en la casa de su
padre. Recibió una túnica nueva, comió a la mesa de su padre y fue perdonado
plenamente. ¡Pero eso no le hizo un ángel! Por el contrario, creo que su padre
experimentó muchos problemas con él antes de que todo hubiera terminado.

¡Pero la cosa que este hijo tenía que saber era que estaba seguro en el amor de su
padre! Tenía que saber que su padre le sobrellevaría, trabajaría con él, le amaría.
Así es cómo nuestro Padre celestial es con nosotros. Y todavía seguimos diciendo,
"¡Uno de estos días, voy a ser tan perfecto y recto ante Dios, será fácil para él
amarme!"

¡No! Él te amó cuando eras un pecador, un reprobado, un enemigo para él. ¿Cuánto
más te ama ahora que estás reconciliado con él? Dios ya te ha dicho, "Te amé
cuando eras un extranjero para mí, cuando estabas en rebelión y pecado. ¿No te
amaré incluso más ahora, desde que te has comprometido a ser mi hijo?"

No descansamos confiadamente en su amor como debiéramos. Y el Señor dice aún


de sí mismo que él es el amor. Juan escribió: "Y nosotros hemos llegado a conocer
y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que
permanece en amor permanece en Dios, y Dios en él." (1 Juan 4:16).

¿Sabes, crees y descansas en su amor por ti? O ¿te examinas constantemente


diciendo, "Oh Dios, sabes lo que está en mí - cómo puedes amarme?" Si no
aceptarás su amor libremente - si siempre estás cuestionándole, pensando que él
te apartará ¡entonces no le conoces o sus caminos!

Amado santo, ¡Es tiempo de que descanses confiadamente en el amor de Dios!


Debes ponerte de pie y decir, "No aceptaré las acusaciones del diablo - porque de
todos modos, nunca seré digno. ¡Todo mi valor viene a través de Jesús! Él me ha
limpiado por su sangre."

Cuándo aceptas todas las mentiras que son inyectadas en tu mente – que no vales
nada, un fracaso, sin esperanzas, - ¡esto aflige a Dios más que el alcoholismo, el
abuso de las drogas, el sexo promiscuo y todo lo demás combinado! Él dice de sí
mismo, "¡Yo soy amor - y quiero que sepas, creas, descanses y confíes en mi gran
amor por ti!"

Te digo, saber esto ha hecho más por mí en las recientes semanas que todo a lo
que Dios ha abierto mis ojos - aunque todavía estoy lejos de conocer su amor como
debo. Sí, él me quiere - y ¡va a amarme y ser Dios para mí!

Veras, ¡no puedes permitirle ser Dios para ti a menos que le permitas que él te
ame!

Cuando el enemigo viene como un león rugiente, no tengas miedo - sólo descansa.
Di, "¡Dios me ama - Jesús me ama! ¡Conozco y creo en su amor!" Permítele ser
Dios para ti demostrándole que descansarás en su amor. Acéptalo - y disfrútalo.
Dios está mejor en ser Dios para ti cuando le permites colmarte con su amor.

¡Aleluya!

---

También podría gustarte