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Técnicas de debate en audiencias distintas al juicio oral

El litigante experto es el que convence utilizando la persuasión jurídica, de tal manera


que se adelanta a la resolución judicial, convenciendo al Juez no sólo que su
pretensión es la que debe primar en un sistema de justicia legal vigente, sino que
corresponde además a la decisión más justa para el caso concreto. 

I. Despejando confusiones

El litigante experto no debe ser entendido como el mejor orador, el que eleva la voz o el
que reacciona más rápido en la argumentación. Tampoco el que interpone más
objeciones o el que interroga más tiempo, sino el que, con base en el conocimiento del
derecho probatorio vigente, permite al juez conocer su teoría del caso y lo persuade de
la validez y veracidad de su teoría. No se litiga a pesar de la ley procesal, sino a partir
de ella.

Hago esta reflexión porque, en un afán por favorecer la práctica del litigio, muchas
veces, se suele incurrir en desaciertos y apartamientos de las reglas de orden procesal
(imperativas, por cierto), sin mayor reflexión que la de invocar el «uso correcto de las
reglas de litigación», cómo si dichas técnicas pudieran reemplazar o modificar el
ordenamiento positivo vigente.

Podemos citar algunos casos, cuando, por ejemplo, el juez admite una objeción
afirmando que el perito no puede tener a la vista documentos de apoyo que requiere
para una mejor explicación de su pericia, alegando que el interrogador debió preparar
al perito, pese a que la ley procesal permite tal revisión [1]. O cuando el juez rechaza las
opiniones de testigos técnicos, afirmando que únicamente deben declarar sobre lo que
percibieron, pese a la permisión legal sobre dichas opiniones [2].

Otro caso, lo podemos encontrar en las decisiones judiciales, que no permiten la


lectura de las declaraciones previas del acusado, cuando éste rehúsa [término utilizado
en el NCPP[3]] declarar en juicio, afirmando únicamente que el juicio es oral y se
vulneraría el derecho a guardar silencio [sin realizar ningún control constitucional de la
norma por cierto], pese a la vigencia de la norma que autoriza tal lectura [4].

Sin embargo, cuando el Juez adopta dichas prácticas, no realiza ninguna inferencia
interpretativa o apartamiento motivado de la ley, invocando únicamente el principio de
oralidad y afirmando que es tarea de las partes, probar sus pretensiones utilizando
estratégicamente las técnicas de litigación oral, que permitan afirmar cada teoría del
caso.

Al respecto, es necesario e indispensable anotar que las técnicas de litigación,


constituyen herramientas que sirven para la introducción y actuación de la prueba, así
como para la argumentación en audiencias previas al juicio, pero jamás una excusa
para el apartamiento del sistema procesal vigente. Es más, el ejercicio del derecho a
probar –a través de las  técnicas de litigación– implica necesariamente el conocimiento
cabal del derecho probatorio. Ergo, resulta inadmisible la posibilidad de modificar o
alterar el contenido de las normas procesales, bajo el pretexto de una adecuada
utilización de las técnicas de litigación.

Luego, lo primero que hay que internalizar es que las técnicas de litigación, no facultan
a los operadores jurídicos para escoger qué regla procesal aplicar o no. Las normas
imperativas son de obligatorio cumplimiento, únicamente sujetas a interpretación
restrictiva o, en casos extremos, a inaplicación para el caso concreto, a través del
control constitucional.

Lo segundo que debemos tomar en cuenta, es que la litigación no equivale a


improvisación, sino que parte de una ineludible preparación para su utilización, pero
ello además implica un necesario conocimiento del sistema procesal, por lo que es a
partir de allí, donde se legitima una correcta actuación respecto de la presentación de
la teoría del caso, actuación probatoria, alegaciones finales, etc.
II. Desviaciones y otros errores durante el debate

Mucho se ha escrito sobre las técnicas de litigación utilizadas en el juicio oral. Existen
diversos manuales que desarrollan cómo presentar la teoría del caso, construir los
alegatos, realizar los interrogatorios y contrainterrogatorios, además de las
objeciones[5] claro está. Sin embargo, no se han ensayado con la misma intensidad,
criterios claros respecto de la actuación en audiencias en las que no se exige actividad
probatoria.

Una razón para ello, podemos encontrarla en la concepción referida a que en las
audiencias distintas al juicio, lo único que habría que preparar es la respuesta a la
pretensión contraria o de otro lado, plantear una determinada pretensión, por lo que no
se exige ninguna preparación importante, sino únicamente la revisión de la institución
jurídica que está en juego en el estado actual de la discusión, siendo que en este
escenario, las técnicas de litigación, no resultarían de especial utilidad ni relevancia.

Nada más alejado de la realidad. Constantemente, observamos audiencias en las que


los litigantes realizan discursos políticos, desvían el objeto de debate, no plantean
debidamente sus pretensiones o no responden directamente las pretensiones del
contrario oponente. Esto es, que se van por las ramas. Si a ello agregamos una
inadecuada dirección judicial sin límites temporales, se terminan debatiendo todos los
problemas del mundo, menos el que nos llevó a la audiencia.

El desviar el debate a temas irrelevantes o invocar instituciones jurídicas impertinentes


para la solución del caso, no sólo resulta inútil para la decisión judicial, sino que trae
dos consecuencias fatales para todo litigante:

1) Comunica falta del conocimiento fáctico-jurídico mínimo exigible, para la solución del
caso; y

2) Construye una fama de imperfección muy difícil de superar con el tiempo.


Lo más extraño, es que el mismo litigante provoca dichas consecuencias en su propio
perjuicio. Revisemos el siguiente caso para ilustrar lo dicho hasta aquí:

Fiscal: Señor Juez, no podemos permitir abusos por parte de los funcionarios. Si lo
hacemos, todos aquellos que ejercen función pública actuarán en la creencia que
pueden hacer lo que les plazca…

Juez: Entiende, señor fiscal, que nos encontramos en una audiencia de excepción de
improcedencia de acción, ¿no es cierto?

Fiscal: Por supuesto, señor Juez. Por ello digo que el señor Pérez ha actuado con
abuso de poder, utilizando su cargo para agredir a los agraviados…

Juez: La defensa ha cuestionado la tipicidad por abuso de autoridad, afirmando que un


vigilante de seguridad ciudadana, no es funcionario sino más bien servidor público.
¿Qué tiene que decir a ello?

Fiscal: De acuerdo con las declaraciones de los agraviados, el acusado los ha agredido
sin ninguna razón. Ello es confirmado por los testigos que estuvieron en el lugar y
además las cámaras de vigilancia demostrarán…

Juez: Al parecer estamos alterando el objeto de debate. Veamos, señor fiscal la


excepción de improcedencia de acción es un medio técnico de defensa, que incide en
el juicio de adecuación y no en la prueba sobre los hechos…

El ejemplo [si bien puede parecer exagerado] nos permite establecer, que lo principal
en la audiencia, es centrar el objeto de debate y desarrollar nuestra argumentación
siempre en función a dicho objetivo. Las alegaciones que no se refieren a la
controversia, no permiten resolverla, sino que únicamente generan confusión.

Luego, del ejemplo se pueden desprender al menos dos problemas de enfoque. El


primero [muy frecuente], la desviación del debate a cuestiones impertinentes para
resolver la pretensión específica; y el segundo, la evasión de la cuestión ante el intento
del direccionamiento judicial. Tales conductas de litigio, únicamente comunican al
juzgador del caso, la carencia de argumentos jurídicos del debatiente, que más bien
persuaden a aquél, para inclinarse por la tesis contraria.

En litigación, muchas veces se utiliza la frase «conoce al Juez de tu caso»,


recomendando al litigante que realice alguna investigación sobre la forma de resolver
del Juez, sus costumbres, su reputación, etc. Lo cierto es que tal información, se
acopia más frecuentemente mediante la observación, al presenciar la conducta de
dirección y resolución judicial, durante las mismas audiencias.

En efecto, solemos formarnos un concepto de Juez, a partir de la propia observación


de su actuación en el ámbito del litigio; sin embargo, tal concepto no lo construimos con
ideas propias, sino a partir de lo que el mismo Juez refleja con su comportamiento. Lo
propio sucede con el litigante. La imagen que el Juez posea, será la que el litigante
construye a partir de sus diversas y continuas actuaciones en audiencia.

III. Técnicas para debatir en audiencias

Tomando en cuenta lo anterior, corresponde intentar ensayar algunas reglas de debate,


que nos permitan alcanzar el objetivo que perseguimos: una decisión favorable. Para
ello, se deben delimitar y ordenar algunos criterios de orientación para el litigante. Sin
embargo, ya liminarmente es necesario establecer dos recomendaciones.

La primera, la aceptación ante una situación adversa no rebatible. Debemos admitir


que no todos los casos que se presentan, poseen expectativas de éxito. Esto es, que
desde el punto de vista jurídico, ya no resulta razonable persistir en la tesis contraria;
de tal manera que hacerlo, sólo reflejaría una actitud recalcitrante vacía de contenido.
Muchas veces es mejor desistir de la pretensión y aceptar la tesis contraria, a porfiar
con argumentos débiles que lo único que muestran es a un litigante patético sin armas.
Un ejemplo de ello, lo podemos encontrar en las audiencias de apelación, en las que
los agravios invocados no son tales, por lo que más beneficioso es optar por el
desistimiento que por el debate en audiencia.

La segunda, la persistencia a través de un planteamiento eficaz. Cuando nos


enfrentamos ante un caso con posibilidad de victoria, no debemos desdibujarlo con
argumentaciones circulares o circunstanciales que más bien causarán confusión en el
juzgador. Lo que corresponde es más bien, escoger con claridad el o los argumentos
más categóricos, rotundos e irrebatibles, de tal manera que no permitan una oposición
con la misma intensidad. Recordemos que muchas veces basta un sólo argumento
para alcanzar el objetivo. Ejemplo de ello, es la mala práctica de recurrir a alegaciones
políticas o falacias ad populum, cuando la resolución gira en torno al debate sobre
instituciones jurídicas.

A partir de tales recomendaciones, ensayemos ahora algunas reglas de debate, a partir


de modelos de audiencias en las que podamos aplicar las técnicas de litigación,
conforme lo permite nuestro ordenamiento jurídico procesal vigente. Por una cuestión
de orden metodológico, nos vamos a permitir diferenciar aquí, los argumentos
utilizables en audiencias distintas al juicio, de las técnicas que se ajustan más al juicio
oral en la etapa de actuación probatoria.

Por razones de espacio, abordaremos en esta oportunidad, algunos problemas que


suelen presentarse en las audiencias distintas al juicio, que nos permitirán proporcionar
algunos consejos para un mejor planteamiento de nuestras pretensiones y lograr un
mejor resultado en la decisión.

Debemos tener en cuenta que tanto la dirección del juicio, como de las audiencias
previas, le corresponde al Juez, quien tiene la facultad para impedir alegaciones
impertinentes e inadmisibles, además de limitar el tiempo que tienen los litigantes; ello
en aras de una mejor comprensión del problema [6]. Si ello es así, nada impide también
a las partes instar ante el Juez, mediante la técnica de la objeción, el evitar argumentos
que no se refieren al objeto de debate. Será finalmente el Juez, quien decida la
admisibilidad o no de las objeciones planteadas por las partes.

IV. Reglas de debate

1. Reglas de Pertinencia

Leamos el siguiente ejemplo sobre una audiencia de prisión preventiva:

Defensor: Señor Juez, innumerables sentencias de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, así como el Tribunal Constitucional, han advertido no sólo sobre el
uso excesivo de la prisión preventiva, sino sobre su ilegitimidad, pues la presunción de
inocencia pesa más como derecho fundamental que una medida que no cautela sino
más bien anticipa la pena del investigado, quien se encuentra en un estado de
presunción y no de culpabilidad…

Juez: Señor abogado, ¿me va a pedir que me aparte de la norma procesal que permite
la prisión preventiva y que haga control constitucional de la misma?

Defensor: No, señor Juez. Lo que quiero es comunicar al despacho, sobre el abuso de
esta medida, por cuanto estaríamos en un estado de culpabilidad y no de inocencia, sin
embargo, la Constitución prevé tal presunción, como garantía del imputado en un
proceso…

Juez: Señor abogado, supone que en este caso habrá abuso en la imposición de esta
medida?

Defensor: Considero que hay abuso en la petición del fiscal, señor Juez.

Juez: Sería bueno, entonces, que dirija su argumentación a demostrar tal hecho y no a
distraer el tiempo en argumentos políticos impertinentes
Defensor: Está bien, señor Juez, iré al grano…

En el presente caso, el Fiscal ni siquiera se preocupará por objetar, puesto que el


discurso que presenta el defensor, no dañará la sustentación que hizo sobre la
concurrencia de los presupuestos materiales y la proporcionalidad de la medida.

Primera regla:

Debemos identificar el escenario en el que nos encontramos al momento de


argumentar. Por ejemplo, si nos encontramos en una discusión parlamentaria que
busca la abolición de la prisión provisional, entonces resulta pertinente y necesario
evocar los argumentos jurisprudenciales, dogmáticos y doctrinarios para atacar la
institución cautelar y definir sus nefastas consecuencias. Pero si nos encontramos ante
un Juez técnico pretendiendo la negación de petición de la medida de prisión, entonces
poco valdrán argumentaciones que desvíen el objeto de debate.

Segunda regla:

Identificar cuál es la pretensión que perseguimos. En el caso concreto, si lo que se


pretendiera es que el Juez realice un control constitucional respecto de alguna o
algunas normas que regulan la prisión preventiva, entonces será pertinente alegar su
inconstitucionalidad o inconvencionalidad de ser el caso, pero si partimos que la
medida está legitimada por el sistema procesal, entonces los argumentos referidos a la
nefasta regulación de la medida resultan inútiles.

Tercera regla:

Medir la dosis de persuasión. En el ejemplo dado, podríamos afirmar que el objeto de


las argumentaciones para evidenciar las nefastas consecuencias en la aplicación de la
medida cautelar, es el de persuadir al Juez, a fin de que éste perciba que una medida
cautelar excepcional se está normalizando, por lo que ayudará a concebir sus
reflexiones para devolver el carácter excepcional a la medida. Sin embargo, para que
dicha finalidad realmente persuasiva sea adecuada y pueda causar efecto, se
recomienda:

a) No dirigir el objeto de debate hacia un fin netamente persuasivo. Esto es, que el
litigante no puede llevar a la audiencia como arma, únicamente un ejercicio persuasivo,
sino que éste ayudará, pero no podrá reemplazar los argumentos centrales del debate.

b) Utilizar el efecto persuasivo sólo si es necesario. Una mala práctica nos inclina a
realizar argumentaciones siempre de carácter político, como si estas siempre fuesen
necesarias. Ello únicamente comunicará al Juez, la improvisación del litigante.

c) Utilizar el efecto persuasivo en el momento oportuno. Lo recomendable es sentar las


bases de acreditación de la teoría del caso que maneja el litigante, para después
finalizar con un argumento persuasivo corto, pero que se desencadene como el epílogo
natural de los argumentos centrales.

Volvamos al ejemplo, después de haber establecido las reglas de pertinencia.

Defensor: Señor Juez, el fiscal ha alegado que en el presente caso, concurren los
presupuestos para enviar a prisión a mi defendido. Sin embargo, debo desbaratar las
alegaciones vacías de contenido fáctico y probatorio. Al respecto, argumentaré que no
concurren los presupuestos para solicitar a Ud. la imposición de tal medida de
sujeción…

(…)

Defensor: Habiendo establecido, señor Juez, la ausencia de los presupuestos


materiales, debo concluir afirmando que el material que nos ha traído el señor Fiscal a
esta audiencia, resulta insuficiente para enviar a una persona a una cárcel, que se ha
construida para condenados y no para inocentes presuntos…

Fiscal: ¡Objeción, señor Juez! Está realizando un discurso político


Juez: Al parecer la defensa sólo concluye, señor fiscal. Infundada la objeción.

Defensor: He concluido, señor Juez. Gracias por la tolerancia.

Nótese que el discurso argumentativo debe centrarse siempre en el objeto de debate y


si, al final se considera llamar la atención del Juez a través de argumentos persuasivos,
respecto de la gravedad de la petición y la pobreza del material probatorio de cargo,
ello será únicamente el epílogo lógico y natural de nuestros argumentos principales.

2. Reglas de enfoque sobre el objeto de debate

Leamos, ahora, un ejemplo respecto de una audiencia de excepción de improcedencia


de acción.

Defensor: Señor Juez, el fiscal le atribuye a mi defendido un delito de Peculado, por


haber sustraído diversos bienes que se encontraban bajo su custodia, por su condición
de sub gerente de obras de la Municipalidad ABC en el periodo de los años 2012-2016;
sin embargo, el investigado jamás tuvo en su poder dichos bienes, además de no haber
estado a cargo de la Sub Gerencia de obras durante ese periodo de tiempo; ello se
evidencia con los inventarios e informes emitidos durante la investigación.

Juez: Señor fiscal, su turno.

Fiscal: Señor Juez, la defensa pretende el archivo anticipado del caso, vía excepción
de improcedencia de acción, sin embargo, no ha fundamentado su pretensión bajo
ningún presupuesto de procedencia de dicha excepción, esto es, que el hecho no
constituya delito o no sea justiciable penalmente. Los argumentos más bien se dirigen a
una valoración de los elementos de convicción para decidir la responsabilidad del
imputado.

Juez: ¿Señor abogado?


Defensor: Señor Juez, el hecho atribuido jamás lo cometió mi defendido. Para
demostrar ello, bastará con hacer una simple lectura de los elementos de convicción
recabados.

Fiscal: La excepción ataca la relevancia jurídica del hecho y no la vinculación del autor,
para lo cual está pensado el sobreseimiento bajo la causa «el hecho no puede
atribuírsele al imputado». En este caso, se atribuye la sustracción de diversos bienes,
conducta que si permite invocar un delito de peculado.

Defensor: Lo cierto es que el fiscal ni siquiera detalló debidamente, cuáles y cuántos


son los bienes que presuntamente se habrían sustraído, por lo que ante tal imprecisión,
la defensa no podrá ser ejercida debidamente.

Fiscal: Señor Juez, se ha variado la pretensión a una de tutela, pues la defensa ahora
argumenta imprecisión en los fácticos objeto de atribución, no siendo la excepción
propuesta la vía procedimental para resolver tal pretensión.

Juez: ¡Es verdad, señor abogado! ¡Usted ha alterado el objeto de debate hasta en dos
oportunidades!

Primera regla:

Establecer vinculación entre el petitorio y los fundamentos fáctico jurídicos. En


principio, el litigante debe plantear con claridad cuál es la pretensión de su
requerimiento. Luego, la exposición argumentativa debe estar vinculada a dicha
pretensión. La desviación argumentativa no sólo evidencia falta de estudio del caso,
sino además falta de conocimiento sobre el derecho material o procesal.

A partir del caso dado, leamos las siguientes variaciones:

a) Respecto del planteamiento de la pretensión:


Juez: Señor abogado, ¿cuál es el petitorio de su requerimiento?

Defensor: Señor Juez, mi patrocinado jamás estuvo a cargo de los bienes…

Juez: Abogado, antes de pasar a la fundamentación de su requerimiento, le pedimos


formule su petitorio.

Defensor: Señor Juez, pretendemos el sobreseimiento del caso por excepción de 
improcedencia de acción.

Juez: Las causas de la excepción planteada permiten dos supuestos de procedencia:


1) cuando el hecho no constituye delito y 2) cuando el hecho no es justiciable
penalmente ¿En cuál de las dos causales se fundamenta la excepción señor abogado?

Defensor: En la causa referida a que el hecho no constituye delito, señor Juez.

Juez: Gracias. Ahora fundamente su petitorio, señor abogado…

Nótese la importancia de un debido planteamiento del petitorio, pues tal planteamiento


es el que permite delimitar el objeto de debate y guiará a las partes a dirigir sus
argumentos. Es tarea del Juez ordenar y dirigir el debate; sin embargo, lo correcto es
que el pretendiente -en este caso el abogado defensor-, exprese ante el Juez el
petitorio completo y claro. En el presente ejemplo, un petitorio de archivo por excepción
de improcedencia de acción, por causal de no delictuosidad del hecho.

b) Respecto de los fundamentos que sostienen el petitorio.

Juez: Fundamente su petitorio, señor abogado.

Defensor: Señor Juez, mi defendido jamás estuvo a cargo de los bienes cuya
sustracción se imputa…
Juez: Abogado, no se desvincule del petitorio. El objeto de debate propuesto por Ud.,
es evidenciar que el hecho imputado no constituye delito

Defensor: Es verdad, señor Juez, el hecho que atribuye el Fiscal no se adecua al tipo
legal de peculado, por cuanto…

Una vez delimitado el objeto de debate a partir del planteamiento claro y expreso del
petitorio, la vinculación devendrá en una cuestión de coherencia argumentativa, que
difícilmente será modificable.

Segunda regla:

No modificar el objeto de la pretensión durante el debate. Muchas veces, frente a la


contra argumentación del oponente, se tiende a modificar o variar el objeto de debate,
desvinculándonos del petitorio propuesto. Debemos dejar sentado que es el requirente
quien delimita el objeto de debate y no el oponente, quien tiene el derecho de
refutación, pero no del planteamiento de la pretensión.

Para ejemplificar esto, volvamos al caso propuesto.

Fiscal: Señor Juez, la defensa pretende el archivo por excepción, sin embargo, alega
causales de sobreseimiento referidas a la vinculación del imputado y no a la atipicidad
del hecho.

Juez: ¿Señor abogado?

Defensor: Lo cierto es, señor Juez, que el fiscal no podrá acreditar que mi defendido
desempeñaba función o prestaba servicios públicos durante el periodo que refiere se
cometió el hecho ilícito.

Fiscal: Precisamente ello será un tema de prueba y no puede resolverse en un


incidente de excepción, sin vista del principal.
Juez: Es verdad señor abogado, frente a las alegaciones del fiscal, ha modificado el
objeto de debate, referido más bien a evidenciar que el hecho imputado no constituye
delito y ha volcado sus argumentos hacia un tema probatorio.

Tercera regla:

No permitir que la contraparte altere el objeto de debate. Esta regla, más bien consiste
en evitar que el oponente desvíe el objeto principal, hacia temas distintos. El litigante
no puede permitir que la contraparte lleve la afirmativa, sino que es su tarea dominar el
objeto de debate. Veamos el ejemplo.

Fiscal: Señor Juez, lo cierto es que el imputado fue quien sustrajo los bienes que
custodiaba. Para acreditar ello, contamos con abundante prueba que nos permitirá…

Defensor: Objeción! altera el objeto de debate.

Juez: ¡Ha lugar! Señor fiscal, quiero escuchar cómo responde al hecho que la defensa
alegó atipicidad por ausencia de sujeto cualificado y no cuestiones probatorias
impertinentes para resolver el caso.

La importancia de objetar, reside en redireccionar el objeto de debate y no permitir su


distracción respecto de cuestiones impertinentes y que no se encuentran dentro del
ámbito de la resolución judicial.

3. Reglas de relevancia

Leamos el siguiente caso sobre petición de nulidad en la audiencia de control de


acusación:

Defensor: Señor Juez, solicito la nulidad de las actuaciones hasta el momento de la


notificación de la acusación fiscal.
Juez: Fundado en qué abogado.

Defensor: El Juzgado no notificó válidamente a la defensa el requerimiento acusatorio.


La notificación se realizó en el domicilio de un familiar del acusado y éste tomó
conocimiento a través de dicho familiar

Juez: ¿Señor fiscal?

Fiscal: Señor Juez, se advierte un error por el Juzgado en la notificación del


requerimiento, respecto de la numeración de la dirección del imputado, sin embargo, se
observó la acusación en forma oportuna y el acusado fue emplazado debidamente para
la realización de esta audiencia.

Juez: Señor abogado, ¿tuvo oportunidad para observar la acusación?

Defensor: Si observamos la acusación, pero no fue por una notificación válida, señor
Juez.

Juez: Debido a esa notificación, ¿no tuvo el tiempo suficiente para hacer un mejor
cuestionamiento a la acusación?

Defensor: Sí observamos la acusación en todos sus extremos, pero la notificación fue


realizada en domicilio incorrecto

Juez: ¿Necesita más tiempo para la realización de ésta audiencia, a raíz de la errónea
notificación?

Defensor: No, señor Juez, lo que digo es que no se puede realizar la audiencia cuyo
precedente es una notificación inválida

Juez: Quiero entender, abogado. Finalmente tomó conocimiento del requerimiento


fiscal, observó la acusación en forma completa y no requiere más tiempo para la
preparación de esta audiencia. ¿Cuál es la relevancia para solicitar la nulidad de las
actuaciones?

Defensor: Se debe realizar una correcta notificación para habilitar la realización de las
audiencias señor Juez.

Juez: Habiendo tomado conocimiento la defensa del requerimiento y no existiendo


nexo causal entre la alegada notificación equivocada y la afectación de algún derecho
del imputado, declaro infundada la nulidad planteada. Ahora comencemos con la
audiencia señores abogados…

Primera regla:

Establecer el nexo causal entre el petitorio y la afectación de un derecho. El litigante


deberá establecer la afectación de un derecho, en relación causal con la pretensión
propuesta. El criterio de relevancia, implica la necesidad de devolver el estado de
cosas a un momento anterior a la afectación.

Defensor: Señor Juez, si bien se comunicó la fecha para la audiencia de control de


acusación, no se notificó a mi defendido con el requerimiento acusatorio, lo cual ha
impedido que pueda observar dicho requerimiento, por lo que pido que se vuelva al
estado de la notificación, para precisamente ejercer mi derecho de defensa.

Juez: Habiendo verificado que efectivamente no se corrió traslado del requerimiento a


la defensa, corresponde declarar la nulidad de la citación a la audiencia, como remedio
procesal,  a fin de restablecer el derecho del imputado para observar la acusación.

Segunda regla:

Evidenciar la relevancia de la afectación objeto del petitorio. Al respecto, podemos citar


como referencia pertinente, lo establecido en el artículo 174 del código procesal civil,
que regula el interés para pedir nulidad, señalando:
«Quien formula nulidad tiene que acreditar estar perjudicado con el acto procesal
viciado y, en su caso, precisar la defensa que no pudo realizar como consecuencia
directa del acto procesal cuestionado. Asimismo, acreditará interés propio y específico
con relación a su pedido».

Resulta indispensable que el litigante establezca con firmeza, la real trascendencia del
objeto de afectación. Ello no sólo comunica claridad sino además tiene un carácter
persuasivo, de tal forma que el Juez no pueda permitir la vulneración y necesariamente
tenga que aceptar la pretensión en aras de hacer primar la importancia del derecho
afectado.

Defensor: Señor Juez, si no se le comunica la acusación a mi patrocinado, cómo podría


defenderse de un requerimiento donde se peticiona una pena y una reparación
económica. Es inaceptable por cualquier sistema de justicia legal, permitir tal
afectación. Mi pretensión únicamente reside en la vigencia del derecho a contradecir
los argumentos del acusador.

Juez: ¿Señor fiscal?

Fiscal: Señor Juez, el hecho es que ya se citó para la audiencia de control de


acusación, habiendo transcurrido el plazo que establece la ley para observar la
acusación. Luego, no podemos retroceder etapas para otorgar un nuevo plazo.

Juez: ¿Señor fiscal, se comunicó la acusación al imputado a fin de darle la posibilidad


de contradecirla?

Fiscal: Tengo entendido que hubo un error en la dirección del imputado señor Juez.

Juez: Y considera usted que el imputado no tiene derecho a que se le comuniquen los
cargos en forma oportuna, para darle la posibilidad que pueda oponerse a ellos?
Fiscal: Lo cierto es que el plazo ya transcurrió y no hay posibilidad de regresar etapas.
Finalmente, el imputado podría oponerse en este momento si es que así lo decide.

Defensor: Señor Juez, porqué los demás acusados, tiene derecho a un plazo de diez
días para observar la acusación en forma escrita y con la suficiente reflexión que ello
implica y mi defendido no tiene ese derecho?

Fiscal: Señor Juez, nadie está negando tal derecho, pero puede ejercitarlo en este
acto, sin transgredir el principio de preclusión.

Juez: Cree usted, señor fiscal, que existe equidad entre otorgar un plazo de diez días
para observar la acusación como establece la ley, que otorgarle únicamente el tiempo
de esta audiencia?

Fiscal: No señor Juez.

Juez: Bien, en ese caso creo que voy a fundar la petición de la defensa, para hacer
vigente de forma real el derecho al contradictorio

Tercera regla:

Evidenciar como única solución posible, la aceptación del petitorio propuesto. Una
forma de controlar el sentido de la decisión judicial, es plantear que frente al petitorio
propuesto, no existe otra solución alternativa que restablezca el derecho afectado.
Resulta un ejercicio muy persuasivo, el de comunicar al Juez dicha imposibilidad
alternativa.

Defensor: Señor Juez, no existe otra posibilidad que la de declarar la nulidad, ya que es
la única manera de otorgar el tiempo razonable que establece la ley, para contradecir la
acusación.
Fiscal: Señor Juez, si existe otra posibilidad, que es la de otorgarle al imputado, la
oportunidad de defenderse en esta audiencia.

Juez: La pregunta es si esa posibilidad restablece el derecho afectado en igualdad de


oportunidades. Al parecer no me convence la opción que plantea, señor fiscal. Creo
que fundaré la pretensión de la defensa.

4. Reglas de coherencia

Leamos el siguiente caso de una audiencia sobre tutela de derechos:

Defensor: Señor Juez, el Fiscal ha emitido su disposición de formalización de


investigación preparatoria, sin haber descrito de forma clara y precisa las
circunstancias que rodean el hecho que se atribuye a mi defendido. Posteriormente,
recién ha intentado corregir esta deficiencia y ha agregado circunstancias de tiempo y
medios de la sustracción ilícita. Por lo que solicito, que dichas circunstancias
posteriores, sean excluidas de la disposición.

Juez: ¿Señor fiscal?

Fiscal: Señor Juez, se emitió una disposición ampliatoria para precisar circunstancias,
que la defensa señalaba que no estaban claras, como la hora de la sustracción y el
medio empleado para forzar las cerraduras.

Juez: Señor abogado, pidió usted la aclaración de tales circunstancias?

Defensor: Lo que afirmé, señor Juez, es que la atribución no estaba completa y no


sabía de qué me iba a defender.

Juez: Y lo sabe ahora con la emisión de la disposición ampliatoria?


Defensor: Señor Juez, la cuestión es que el fiscal no puede agregar hechos no
contemplados en la disposición de formalización, pues tuvo su oportunidad de hacerlo
en ese momento y no lo hizo.

Juez: Cuál es el derecho que se le afecta para peticionar tutela?

Defensor: El derecho a la comunicación de cargos, señor Juez, previsto en el artículo


71 del código procesal penal

Juez: ¿Los cargos no estaban claros o no están claros ahora?

Defensor: No estaban claros, pero ahora el fiscal pretende aclararlos con una
disposición posterior.

Juez: Entonces, ¿ahora los cargos están claros?

Defensor: Se intentó aclararlos con una disposición posterior, con la cual no estamos
de acuerdo.

Juez: ¿No está de acuerdo con que le comuniquen la imputación de manera más
concreta?

Defensor: No de esa manera, señor Juez

Juez: ¿Qué pretende usted entonces?

Defensor: Que se excluyan las circunstancias agregadas en la disposición posterior,


señor Juez, puesto que no se incluyeron en la primera disposición.

Juez: ¿Es decir que pretende que no se aclaren los cargos?

Defensor: No a través de una disposición posterior.


Juez: ¿Mediante qué forma se podrían aclarar los cargos, según su posición?

Defensor: Bueno, no lo sé…

Primera regla:

Los argumentos no deben contradecir nuestra petición. Es importante presentar los


argumentos en forma coherente. Para lograr ello, debemos:

a) Tener claridad en el petitorio. Muchas veces, obviamos lo más importante en una


audiencia: Fijar con claridad lo que se pretende. Debemos tener muy en cuenta que
todo se debe al petitorio, es la guía, la brújula que nos permitirá llegar a nuestro
objetivo. Sin petitorio concreto, no tenemos nada que argumentar. Esto se presenta en
relación a ambos litigantes. El primero que plantea la pretensión y persigue su admisión
y el segundo que plantea su inadmisión con argumentos contrarios. Para ello, resulta
fundamental una adecuada dirección de la audiencia por parte del Juez.

Leamos el siguiente ejemplo, a fin de reflexionar sobre la importancia del planteamiento


de un petitorio claro.

Juez: Señor fiscal, ¿cuál es su pretensión?

Fiscal: Que se cumpla con lo dispuesto en la sentencia, señor Juez.

Juez: ¿Se trata, entonces, de una audiencia de cumplimiento de sentencia?

Fiscal: No, señor Juez, es que en la sentencia de conformidad se estableció que si el


sentenciado no cumplía con las reglas de conducta, se revocaría la suspensión de
ejecución de pena…

Juez: ¿Está diciendo entonces que el sentenciado no cumplió con las reglas
impuestas?
Fiscal: ¡Así es, señor Juez!

Juez: Entonces, ¿qué solicita a esta Corte?

Fiscal: Que se aplique la consecuencia establecida en la sentencia

Juez: ¿Quiere decir que pretende la revocación de la suspensión de la ejecución de la


pena?

Fiscal: ¡Sí, señor Juez!

Juez: Está bien, pero sea claro para otra vez, señor fiscal. Mi función no está en
ayudarlo para establecer su pretensión…

b) Escoger los argumentos pensando en la finalidad de la pretensión. Recordemos que


el objetivo es el lograr la aceptación judicial de nuestra pretensión. Por ende los
fundamentos fácticos y jurídicos, deben dirigirse a ella.

Sigamos con el ejemplo:

Juez: Fundamente su pretensión, señor fiscal.

Fiscal: Señor Juez, toda persona tiene la obligación de prestar alimentos a sus
menores hijos. Esa obligación la establece la Constitución del Estado. La conducta de
no acudir a los hijos es inaceptable…

Juez: Señor fiscal, su pretensión es la de revocación de suspensión de pena, ¿no es


así?

Fiscal: ¡Así es, señor Juez!

Juez: Y pretende que ordene la revocación con esos argumentos?


Fiscal: No, señor Juez, únicamente presentaba el caso…

Juez: Sus argumentos deben tener vinculación directa con el petitorio, señor fiscal. Así
que, por favor, ordene sus alegaciones y guíelas hacia la fundamentación de su
pretensión

Fiscal: Está bien, señor Juez…

c) No perder jamás de vista el objeto del petitorio. Muchas veces, durante el debate
oral, se pierde de vista el objeto del petitorio y terminamos debatiendo cuestiones
jurídicas inconexas. Recordemos que la regla es no perder de vista el objeto de debate.

Continuemos con el mismo caso:

Defensor: Señor Juez, el artículo 59 del código penal, ha previsto medidas alternativas
menos graves que la revocación, como son la amonestación y la prolongación. No
resulta razonable que el Fiscal solicite sin más la sanción más grave…

Fiscal: Es verdad, existen sanciones menor graves, pero es que la realidad demuestra,
señor Juez, que dichas medidas no resultan eficaces. Entonces que hay que aplicar
una política criminal más agresiva, pues ya nadie respeta la ley y además el hecho de
no pasar alimentos a sus propios hijos, atenta incluso contra los principios morales de
toda sociedad civilizada. No debemos permitir ello por cuanto…

Juez: Señor fiscal, ¿su pretensión es la revocatoria no es así?

Fiscal: Así es, señor Juez!

Juez: ¿Y no pretenderá que revoque la suspensión, utilizando argumentos morales no?

Fiscal: No, señor Juez, sólo contestaba a la defensa


Juez: No se distraiga, señor fiscal, y argumente de acuerdo al objeto de su petitorio

Fiscal: Está bien, señor Juez…

Segunda regla:

Exponer cada argumento, estableciendo la vinculación directa con el petitorio. Una


forma de lograr centrar el debate y no apartarse del objetivo, consiste en escoger los
argumentos principales que sustenta la pretensión y exponerlos de forma que cada uno
demuestre su utilidad y suficiencia por sí mismo, para alcanzar la admisión del petitorio.

Siguiendo con el ejemplo,

Fiscal: Señor Juez, he solicitado la revocación en atención a tres argumentos


principales. Primero: El imputado conformó una sentencia en la cual aceptó las reglas
de conducta, aceptando también las consecuencias de su incumplimiento. Segundo:
Debido a su incumplimiento reiterado, se le amonestó judicialmente para cumplir con
las reglas impuestas, ello al haberse demostrado su solvencia económica. Tercero: Sin
embargo, el mensaje comunicacional no llegó, por lo que de conformidad con el artículo
59, sólo corresponde la revocación.

Defensa: Señor Juez, pero debemos entender que el trabajo es esporádico y no hay
certeza que perdure, pues precisamente por este proceso mi patrocinado tiene
problemas en su trabajo, además la madre del menor lo busca constantemente y mi
defendido se encuentra estresado por esta situación…

Juez: Señor abogado, tiene alguna respuesta para los tres argumentos anotados por el
fiscal?

Defensor: Claro, señor Juez, le estoy contestando al fiscal..

Juez: Al parecer no señor abogado, concluya por favor…


Nótese que cuando se evidencia fuerza y suficiencia en los argumentos, es la
contraparte quien intentará desviar el objeto de debate. La tarea del litigante consiste
en no permitir la alteración del objeto de debate. Para ello también es indispensable
una adecuada dirección de la audiencia por parte del Juez, quien debe centrar el
debate y no permitir divagaciones de parte de los oponentes.

V. Conclusiones

El presente trabajo, únicamente constituye una primera aproximación respecto del


establecimiento de criterios claros, que nos permitan ordenar de manera eficaz
nuestras alegaciones en los debates en audiencias distintas al juicio oral. Recordemos,
que la improvisación es el peor enemigo del litigante.

La preparación de la audiencia, exige un trabajo más elaborado del que parece, pues
implica en un primer momento, la comprensión del problema jurídico, para de esa
manera escoger

[1]
 Artículo 378 apartado 7 del Código Procesal Penal «Los peritos podrán consultar
documentos, notas escritas y publicaciones durante su interrogatorio…»

[2]
 Artículo 166 apartado 3 del Código Procesal Penal «No se admite al testigo expresar
los conceptos u opiniones que personalmente tenga sobre los hechos y
responsabilidades, salvo cuando se trata de un testigo técnico»

[3]
 Una apresurada impresión permitiría interpretar que el rehusamiento implica no
querer algo a lo que se está obligado; sin embargo, utilizando la acepción de la RAE, el
término únicamente manifiesta «no querer o no aceptar algo«. Ello es así, por cuanto el
artículo 375.1 a) del Código Procesal Penal, propone como primer orden en el debate,
el examen del acusado.
[4]
 Artículo 376 apartado 1 del Código Procesal Penal «Si el acusado se rehúsa a
declarar total o parcialmente, el Juez le advertirá que aunque no declare el juicio
continuará, y se leerán sus anteriores declaraciones prestadas ante el Fiscal».

[5]
 Un tema que por cierto, muchas veces no está bien enfocado, pues se privilegia más
la forma en la construcción de la pregunta, sobre el contenido disvalioso o perjudicial
que recién permitiría el impedimento del ingreso de la información.

[6]
 Artículo 363 apartado 1 del Código Procesal Penal: El Juez Penal o el Juez
Presidente del Juzgado Colegiado dirigirán el juicio y ordenarán los actos necesarios
para su desarrollo. Le corresponde garantizar el ejercicio pleno de la acusación y de la
defensa de las partes. Está facultado para impedir que las alegaciones se desvíen
hacia aspectos impertinentes o inadmisibles, sin coartar el razonable ejercicio de la
acusación y de la defensa. También lo está para limitar el uso de la palabra a las partes
y a sus abogados, fijando límites igualitarios para todos ellos, de acuerdo a la
naturaleza y complejidad del caso, o para interrumpir a quien hace uso
manifiestamente abusivo de su facultad.

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