Está en la página 1de 1

GUARDA LA ENSEÑANZA

(Hno. Benjamín Rojas Gaete)

Miércoles 07 de julio de 2021

Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena


conciencia, y de fe no fingida,
1 Timoteo 1:5

De la misma manera que el error se puede detectar por las consecuencias que produce,
también la verdad se puede detectar por los frutos. Somos capaces de ver que el evangelio
está teniendo su efecto sobre nosotros cuando nos convertimos en personas más
compasivas, más amorosas, más pacientes y con un corazón tierno, reflejando estas
cualidades ante las personas que nos rodean. Eso es lo que dijo Jesús que sucedería, y es por
eso que Su gran mandamiento para nosotros es que nos amemos los unos a los otros.

Pablo dice: “el amor nacido de corazón limpio”, y tras esto se encuentra una “buena
conciencia” y además una “fe no fingida”. La fe nos permite creer lo que ha dicho Dios
acerca de nosotros de nuestra antigua vida (pecadores) y nos entrega de su nueva vida, que
se identifica con la justicia de Cristo. Somos en él nuevas criaturas y ya no somos los
mismos. De esta manera entonces el amor empieza con una fe sincera, creyendo que los
grandes hechos del evangelio son personalmente verdad para nosotros.

Cuando usted cree esto, sus acciones empezarán a cambiar. Comenzará a darse cuenta de
que algunas de las cosas que ha estado haciendo no son coherentes con una vida cambiada.
No son la obra exterior de un corazón que ha sido transformado en Jesucristo y, por lo
tanto, estas cosas empiezan a desaparecer. Eso es lo que quiere decir Pablo cuando habla
acerca de una “buena conciencia”. La conciencia es el juez de nuestro comportamiento.
Trata con la manera en que actuamos, ya sea acusándonos o excusándonos. Y al empezar a
ser coherentes con la palabra de Dios en nuestras acciones tendremos una buena y sana
conciencia, también un corazón puro en donde las actitudes internas comienzan a cambiar.

Que el Señor, nos conceda totalmente apropiarnos de la nueva vida en Cristo, mediante la
cual podemos convertirnos en personas amorosas como lo fue Jesús. Dios nos Bendiga.

También podría gustarte