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Entonces, surge la figura del maestro multigrado, es decir, aquel que atiende varios grados
al tiempo; aún así, esta nueva situación no garantizó la calidad y eficiencia de la educación
que recibían los niños.
El Modelo de Escuela fue ensayado en las zonas rurales con unas características
particulares: los niños de primero a quinto de primaria, ubicados en grupos de 4 o 6 se
reunían en una gran aula y en una mesa redonda. Cada uno tenía la guía que le
correspondía de acuerdo con su nivel de grado y el docente adquiría un nuevo rol: era el
facilitador del aprendizaje de los niños.
Asimismo, las guías abordan las distintas áreas del conocimiento desde la perspectiva del
"aprender haciendo", con actividades acordes a la realidad de los niños. Cortar, pegar,
investigar, preguntar, entrevistar, son acciones que las guías plantean para los pequeños.
A. Actividades básicas: buscan detectar qué tanto sabe el maestro sobre el tema que va a
abordar (lo mismo sucede con los niños).
B. Actividades prácticas: a través de textos que se incluyen en la guía, el maestro pasa de
sus saberes previos a unos más elaborados (lo mismo sucede con los niños).
C. Actividades de aplicación: llevan a la práctica los conocimientos adquiridos. (lo mismo
sucede con los niños).
Soporte Administrativo
Por ello, la escuela debe ser ante todo flexible y contar con un
procedimiento administrativo para que el niño que vaya acabando su guía, en la época del
año que sea, pueda promoverse a otro nivel o grado sin tener que esperar a los demás. El
Modelo respeta los ritmos de aprendizaje de los niños.
Integrando a la Comunidad
En la Escuela Nueva, los padres tienen y deben involucrarse en la educación de sus hijos.
Por ello, las guías cuentan con actividades y ejercicios de consulta para los padres, la
comunidad y los ancestros con el único propósito de recuperar sus saberes e integrarlos en
el proceso de aprendizaje de los niños.
También, se busca que los padres sean más participativos en la escuela y se adhieran a los
comités formados por sus hijos en el desarrollo del Gobierno Escolar. Es así como los niños
que pertenecen a los Comités de convivencia, decoración de la escuela ó aseo, deben estar
acompañados por sus padres, quienes serán una guía y un apoyo permanente.
Son varios los métodos para que los niños aprendan a leer en un idioma. Estos métodos
también se pueden usar para enseñar un segundo o un tercer idioma al niño. El método
sintético es el método tradicional para enseñar a los niños a leer, pero también existen
otros métodos como el método analítico también conocido como global y el método
Glenn Doman, cuyos excelentes resultados están reconocidos ya en todo el mundo.
Método sintético para aprender a leer: el tradicional
Es el primer método usado en la educación, y el que todo el mundo conoce. Se trata de
empezar la enseñanza de las partes para conseguir un objetivo global. Por tanto, lo
primero que se enseñará a los niños es el abecedario empezando por las vocales y a la
vez que se practica la grafología de las mismas,. Una vez que van conociendo
y dominando las diferentes letras, se van introduciendo los sonidos para que los niños
puedan identificar como suenan las mismas cuando se juntan con otras, ma, ca...
El siguiente paso será aprender las palabras y acabar en las frases. En conclusión, se
empieza analizando de la parte más pequeña de la palabra hasta llegar a las formas más
complejas, las frases. En algunos casos, se pueden empezar con silabas en vez de con
letras. De esta forma, podrán llegar a ser capaces de leer por sí mismos cuentos, poemas
o fábulas.
El método analítico para la lectura infantil
El método analítico persigue el objetivo de que el niño pequeño sea capaz de leer. Para
ello, se apoya en el bombardeo visual y en la relación de imágenes con palabras. La
enseñanza de la lectura pasa de conocer las estructuras y el todo a desmenuzar las
palabras hasta llegar a las letras. Trata de ser un método más dinámico que el sintético y
además estimula más la lógica del niño.
Es un método que se suele aplicar al poco de haber cumplido los tres años, y su
fundamento radica en la asociación de palabras y textos con imágenes, así por ejemplo
hay muchos niños que antes de aprender a leer, son capaces de leer marcas comerciales
que han visto mucho, o incluso algunos eslóganes cortos, con lo que para este método,
se trata de trabajar con bits de inteligencia empezando con las palabras que más
familiares les resulten a los niños como su nombre, mamá, papá, y seguir con palabras
Su hijo de dos años de edad no solo entiende la mayoría de lo que usted le dice, sino que
también habla con un vocabulario de cincuenta palabras o más que aumenta
rápidamente. En el transcurso de este año, pasará de oraciones de dos o tres palabras
("Tomar jugo", "Mami, quiero galletas") a oraciones de cuatro, cinco o incluso seis
palabras ("¿Papi, dónde está la pelota?", "Muñequita, siéntate en mi pierna"). También
comienza a usar pronombres (yo, tú, a mí, nosotros, ellos) y entiende el concepto "mío"
("Quiero mi vaso", "Veo a mi mami"). Preste atención a cómo usa el lenguaje para
describir ideas e información y para expresar sus necesidades o emociones físicas y
anhelos.
Por naturaleza humana se miden las habilidades orales de su hijo pequeño contra las de
otros niños de la misma edad, pero evite hacerlo. En este momento, hay más variación
en el desarrollo del lenguaje que en cualquier otra área. Aunque algunos niños en edad
preescolar desarrollan destrezas del lenguaje a un ritmo constante, otros parecen
dominar las palabras de manera irregular. Y otros niños son naturalmente más
comunicativos que otros. Esto no significa que los niños más verbales sean
necesariamente más inteligentes o estén más avanzados que los más callados, ni que
tengan un vocabulario más rico. De hecho, el niño callado puede saber igual número de
palabras pero es más exigente para decirlas. Como regla general, los niños comienzan a
hablar después que las niñas, pero esta variación, como otras mencionadas
anteriormente, tiende a igualarse al llegar a la edad escolar.
Sin instrucción formal, solo al oír y practicar, su hijo dominará muchas reglas básicas de
gramática cuando ingrese a la escuela. Puede ayudarle a enriquecer su vocabulario y
destrezas del lenguaje al realizar lecturas como parte de su rutina diaria. A esta edad,
podrá seguir la línea del cuento y entenderá y recordará muchas ideas e información que
se presenta en los libros. Incluso así, debido a que se le dificultará permanecer sentado
por un largo período de tiempo, los libros que le lea deberán ser cortos. Para mantener
su atención, elija libros orientados a las actividades para estimular que toque, señale y
nombre objetos o repita determinadas frases. Hacia finales de este año, mientras sus
destrezas del lenguaje se vuelven más avanzadas, también disfrutará de poemas, chistes
o juegos de palabras al repetir sonidos divertidos o usar frases sin sentido.
Para algunos niños, sin embargo, este proceso de desarrollo del lenguaje no pasa sin
problemas. De hecho, aproximadamente uno de cada diez o quince niños tienen
problemas con la comprensión del lenguaje o habla. Para algunos niños, los problemas
son ocasionados por dificultad auditiva, menor inteligencia, falta de estimulación oral
en casa o historial familiar de retraso en el habla. En muchos casos, sin embargo, la
causa es desconocida. Si su pediatra sospecha que su hijo tiene dificultad con el
lenguaje, realizará un examen físico completo y pruebas de audición y, si es necesario,
lo remitirá a un especialista del lenguaje o habla o en infancia temprana para una
evaluación más a fondo. La detección temprana e identificación del retraso en el
lenguaje o discapacidad auditiva es considerablemente importante, para que el
tratamiento pueda comenzar antes de que el problema interfiera con la adquisición de
conocimientos en otras áreas. A menos que usted y el pediatra identifiquen la dificultad
y hagan algo al respecto, su hijo podrá tener problemas continuos con la adquisición de
conocimientos en el aula.
Entre los 24 y los 30 meses
En lo referido a sonidos y vocabulario, es ahora cuando el pequeño comenzará a
nombrar objetos concretos de su entorno siempre que quiera algo en concreto. Ya no
nos dará pistas vagas sobre qué es lo que desea en ese momento. De este modo,
será más fácil entenderle y evitar que se frustre ante la impotencia de que nadie le
comprenda.
Ahora que puede referirse a determinados objetos concretos, le resultará más fácil
elaborar preguntas del tipo “¿qué es…?”, “¿dónde está…?”. Y esto tendrá importancia
ya que será un paso previo a la realización de combinaciones de palabras más ricas
en sus oraciones, notándose el uso de frases del tipo “Sujeto+Verbo” (“Nene come”) o
“Sujeto+Adjetivo” (“Mamá guapa”…). Este tipo de combinaciones serán la base para la
formación de construcciones del tipo “Sujeto+Verbo+Complemento” (“Nene come
pan”).