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3.1 Introducción
Cada modo de transporte tiene un consumo energético asociado. Según cómo enfoquemos el tema, el
consumo tendrá uno u otro valor. Mientras en la automoción usualmente se mide en litros de
combustible a los 100 km, en el caso del ferrocarril se hace en kWh/km. Lógicamente, un ferrocarril
gasta más energía que un automóvil, pero con la misma claridad también se comprende que la energía
empleada por viajero será bastante menor en un ferrocarril que en un automóvil. Por otra parte, a
veces se analiza la energía empleada por m2 de superficie de vehículo. Por tanto, vemos que el
consumo energético en el transporte se puede leer al menos de tres formas: por vehículo, de forma
absoluta; según la oferta, que también puede leerse por m2 o por plaza ofertada, y según la demanda,
por pasajero-km. Recordad de la lección primera que en el transporte el consumo de energía se indica
por viajero-km (vi-km) en pasajeros y per tonelada-km (t-km) en mercancías.
Por otra parte, la energía que gasta un vehículo, sea gasolina, gasóleo o electricidad, no recoge un
concepto muy importante, básico, como es la cantidad de energía que se gastó en producir esa
energía que se necesita para la tracción.
Vemos pues que por cada litro de gasolina que empleamos antes hemos debido de gastar =((1 /
(0,97*0,99*0,88*0,98)-1)= 0,21 litros de gasolina, en el caso de un buen pozo y 0,77 l en el caso de
petróleos de difícil extracción como son los de las arenas bituminosas.
A su vez, cada litro de gasolina que metemos en el depósito de nuestro vehículo ofrece un rendimiento
a la salida del motor del 30%, pero si contamos las pérdidas mecánicas de transmisión y el rozamiento
de los neumáticos, en el mejor de los casos, cuando los neumáticos están bien inflados, el rendimiento
es algo más de la mitad, un 17%. Normalmente, el rendimiento global de un automóvil se encuentra
alrededor de un 15%.
Un automóvil puede pesar 1.200 kg y en un 80% de ocasiones transporta una persona que en
promedio pesa 70 kg. Sólo el 70/1.200= 6% de la energía de tracción se usa para mover el pasajero, el
resto se emplea en mover el vehículo que lo contiene.
Además habría que tener en cuenta la energía que se empleó en fabricar el automóvil, que suele variar
entre el 20% del consumo de combustible del vehículo a lo largo de toda su vida, cuando el vehículo
hace 200.000 km antes de ser desguazado, hasta un 50% cuando recorre pocos kilómetros.
Cuando las instalaciones son de producción de energía eléctrica renovable el rendimiento es del
100%, tanto en la eólica, como en la solar, como en la marina. El problema de esta energía está en su
intermitencia, no en su rendimiento que es el mejor. Una de las ventajas adicionales de las fuentes
renovables que poca gente cita es que mientras el viento tiende a soplar de noche, el sol luce de día,
con la cual, la eólica y la solar, son energías que tienden a ser complementarias.
La estructura del mix eléctrico español, es decir el promedio del sistema de producción eléctrico según
las diversas fuentes, comprende, en cómputo anual:
El rendimiento promedio del mix eléctrico español está en el 50%, uno de los más elevados de Europa
debido a la fuerte presencia de las renovables, el 40%. En algunos países latinoamericanos el
porcentaje de renovables eléctricas sube hasta el 80% --es el caso de Brasil-- debido a la fuerte
presencia de la energía hidroeléctrica, el 65% en Colombia, el 50% en el Perú, el 40% en Argentina o
el 28% en México. Los países latinoamericanos tienen, en términos relativos y en promedio, el doble
de energía eléctrica renovable que los europeos, aunque también es verdad que su producción y el
consumo per capita es mucho menor.
Llegados a este punto explicaremos las unidades de medida de la energía y la potencia. El Sistema
Internacional, SI, mide la energía en julios (J) y la potencia en watios (W). No confundir un concepto
con el otro. Mientras la energía muestra el potencial para producir un trabajo, la potencia mide el gasto
energético por unidad de tiempo, que en el SI el tiempo se mide en segundos, (s).
1W=1J/1s
Una máquina puede tener una gran potencia pero gastará poca energía si se usa poco. Y al revés, un
artefacto de poca potencia puede gastar mucha energía si se usa durante largo tiempo.
Ejemplo: Un auto con una potencia de 60 kW (60.000 W) se usa 15 veces al año durante 3 horas
cada uso. Su gasto energético es:
60.000 W x 15 x 3 x 3.6000 s = 9,72 x 109 J
Un foco de luz de tan sólo 1 kW (1.000 W) funcionando durante todo un año, gasta
1.000 W x 365 x 24 x 3.6000 s = 31,54 x 109 J, el triple que el automóvil, a pesar de tener una
potencia 60 veces menor.
J, julio, del SI
Wh, watio-hora, y sus múltiplos, kWh, MWh, TWh, Gwh...
kcal, kilocaloría,
TEP, tonelada equivalente de petróleo
Los litros de gasolina no son una unidad de medida energética, sino de consumo. Un litro de gasolina
contiene 32.000.000 J o 8,9 kWh, una elevadísima densidad energética. El gasóleo aún es más denso
energéticamente, pues un litro contiene 35.900.000 J.
Cuando se mide la potencia, la unidad más popular es el watio (W) y sus múltiplos, kW, MW, TW,
GW,.... pero en la automoción también se usa el caballo de vapor, CV, unidad de medida que deriva de
la potencia de tracción que tiene 1 caballo.
1 Kcal = 4.185 J
1 kWh = 3.600.000 J
TEP = 41.840.000.000 J
1 CV = 735 W
En el léxico del transporte, cuando se habla de energía se usa el kWh, y el kW para la potencia.
En el caso del transporte no motorizado, a pie y en bicicleta, la energía consumida se supone que es
cero porque, si bien es cierto que hay consumo de energía, el de la propia persona que se mueve, se
trata de una energía que no se deriva del uso de energía externa. Esto significa que desde el punto de
vista de transporte la movilidad no motorizada tiene un rendimiento del 100%.
En el caso del uso de las fórmulas sociales del uso del automóvil, car-sharing y car-pool, es evidente
que un automóvil “social” gasta la misma cantidad de energía que un automóvil particular “no social”,
quizá algo menos por tratarse de vehículos más ecológicos y bien mantenidos. Pero también es
evidente que, en el caso del car-pool, el segundo pasajero tiene un coste de energía cero, por lo que
cada pasajero divide por dos su coste energético cuando el viaje es regular. En el caso del car-sharing,
como se indica en una futura lección de este curso, hay una considerable reducción del consumo de
energía por la vía de la reducción del uso del auto y aumento, muy importante, del uso de la eco-
movilidad.
Ya se ha indicado que desde el punto de vista energético el motor de explosión es un artefacto de bajo
rendimiento. La distribución de la energía y las pérdidas de rendimiento, dependiendo de si la
conducción es urbana o interurbana, aparecen grafiadas a continuación. Según este gráfico el
rendimiento (energía usada en la tracción / energía neta inyectada) de un auto en zona urbana sería
del 13%, al que habría que añadir la pérdida de rendimiento del 20% en la producción de gasolina a
partir de petróleo. El rendimiento global de la tracción, considerando también la energía de extracción
del petróleo cuando está dentro del pozo (well to wheel), es del 11%, Si la conducción es en zona
interurbana, el rendimiento mejora hasta el 20%. En este caso, el rendimiento global, del pozo a la
rueda, será del 16%. Aceptando que la mitad de recorridos se hacen en zona urbana y la otra mitad en
trayectos interurbanos, el rendimiento medio global sería del 13,5%.
El sistema eléctrico, tanto en la modalidad ferroviaria como rodoviaria (por carretera sobre
neumáticos), funciona muy diferente a un motor de explosión. Necesita baterías, que son caras de
producir y se degradan con el tiempo, o bien un suministro en continuo a través de una catenaria o un
tercer carril. Los motores eléctricos son mucho más simples que los de explosión, tienen menos
piezas, son más fiables y duraderos, y, tienen un extraordinario rendimiento que puede llegar hasta el
80%. La transmisión de la energía de tracción a las ruedas es mucho más eficiente cuando el contacto
del vehículo con el suelo es través de carril. Cuando es a través de neumático se comporta como un
automóvil convencional en cuanto al rozamiento.
Vemos, pues, que si la energía eléctrica es producida a partir de fuentes renovables y el guiado el
vehículo es través de carril, la eficiencia es muy alta.
Pero al ferrocarril, a diferencia de un vehículo de carretera, las pendientes afectan mucho su consumo,
hasta el punto que pueden llegar a multiplicarlo por dos. También le afectan mucho las paradas
frecuentes. Así, se da la paradoja que a pesar del alto consumo de un tren de alta velocidad, debido a
que necesita emplear mucha energía para vencer la resistencia aerodinámica (que crece con el
http://www.transportpublic.org/component/content/article/61-general/1261
Otra característica importante que diferencia la conducción de un ferrocarril con un automóvil son sus
reglas. Mientras que en el automóvil es el conductor quien decide en todo momento el estilo de
conducción, la velocidad, la trayectoria, es decir, conduce “a la vista” tomando continuamente
decisiones sobre la conducción, en el ferrocarril el vehículo está guiado, no puede girar a la derecha o
a la izquierda, es una conducción unidimensional, y la decisión de seguir la marcha o bien pararse la
toma el sistema de señalización: el cantón ferroviario es el espacio disponible entre dos semáforos.
Podríamos resumir el funcionamiento diciendo que el tren no puede cruzar un semáforo hasta que el
siguiente semáforo esté en verde, lo cual quiere decir que tiene todo ese tramo de vía expedito para
circular.
En el antes citado Plan Tren 2020 se analizan a fondo los consumos de cada modo de transporte,
teniendo en cuenta también la energía primaria para fabricar el combustible de la tracción y la
empleada en la construcción de vehículo.
En el gráfico siguiente, procedente del mismo informe Plan Tren 2020, se muestra el consumo por m2
y kilómetro en recorridos urbanos, diferenciando la energía primaria gastada en la tracción de la de la
fabricación del vehículo. El dato de ofrecer la información por m2 por vehículo se debe a que es un
parámetro importante de la oferta.
En el gráfico siguiente, procedente del mismo informe Plan Tren 2020, se muestran los datos
anteriores pero para recorridos interurbanos.
Ofrecemos ahora los datos del consumo energético en ciclo urbano según el tipo de vehículo, un dato,
aunque interesante, poco relevante puesto que lo interesante es el consumo unitario, por plaza o por
m2 cuando hablamos de oferta o por vi-km transportado cuando hablamos de demanda.