Está en la página 1de 7

KAFKA

VISIONARIO DEL TOTALITARISMO


POR MILAN KUNDERA

Permítame empezar mi reflexión con la siguiente miento totalitario ruso ni exclu ir el papel de azar en
pregunta: ¿por qué es que la obra de Kafk a, escri- esta predilección que los verd ugos de la cultura tie-
tor que nació y que vivió tod a su vida en Praga, es- nen para Kafka, pero una hipótesis racional se im-
tá ahora prohibida en su ciuda d nat al? ¿Por qu é pone y quisiera formularla asl: Kafka es un autor
Kafka, después de su muerte, se con virt ió en un inaceptable para el mundo totalitario porque su
exiliado de su propio país? Usted puede sos pecha r obra es la imagen de dicho mundo.
que la pregunta es demasiado obvia, que la res-
Inmediatamente se me podría acusar de haber
puesta se conoce de antemano. En efecto, es bien
añadido una interpretación política a una obra que
conocido que en los países bajo dominio sovi ético
no había sido concebida en tanto que crítica social y
el arte moderno, por su carácter antirrealista, con-
cuyas fuentes son sobre todo personales e Intimas .
tradice la doctrina oficial y es por consiguiente muy
Esta objeción es legitima y no quisiera disfrazarla.
mal visto. Sí es verdad, pero el caso de Kafk a sin
Pero por el momento quisiera poner de relieve una
embargo es más específico.
evidencia: la similitud entre el mundo imaginario de
Su obra no solamente está mal vista, como la de Kafka y la sociedad real en la cual se vive hoy día en
Joyce o la de Piccaso, sino que se convirtió en el la ciudad de Praga es tan marcada que no se le puede
símbolo mismo de la literatura no deseada . Franz pasar por alto .
Kafka o Thomas.Mann es el título de un ensayo ex-
tremadamente significativo de Georg Luk acs. En Sé bien que en Occidente, visto el número casi infi-
este texto, de 1954, Mann representa el realismo nito de interpretaciones de la ob ra de Kafka,éstase
burgués progresista mientras que Kafka representa ha vuelto más difícil, cifrada",subjetiva y aún hermé-
todo el mal de la burguesía decadente: su incapaci- tica. Aunque se pudiera encontrar raro que en mi
dad de ver la realidad, su conciencia enfermiza que país, a pesar de estar prohibida y ser difícil deencon-
no ve alrededor de ella más que la imagen de su trar, ésta obra es muy conocida en los estratos más
propia angustia. amplios de la población y es citada en la conversa-
Georg Lukacs se expresaba muy cortesmente si ción cotidiana de los praguenses que ven en ella un
espejo en el cual se refleja su vida kafkiana.
uno considera que la propaganda habi tual es mu -
cho más dura : " K a fka está sentado en la cúspide Decir que vivimos hoy dla en un mundo kafkiano
del estiércol de la podrida cultura imperi alista" , es ahora un cliché periodístico casi de mal gusto,
dijo Howard Fast, escritor americano, esmerado pero para un praguense, cuyas experiencias históri-
comunista de la época, y su frase es citada frecuen- cas son un poco más ricas y dramáticas que las de un
temente porque ilustra bastante bien el tono utili- inglés o un francés, esta expresión está llena de senti-
zado hacia Kafka en los países bajo dominio sovié- do . ¿Qué es entonces el mundo kafki ano ? ¿Por qué
tico. responder a esta cuestión? Para contestar dicha pre-
En Checoslovaquia, la obra de Kafka fue prohi- gunta quisiera citar una historia real que verdadera-
bida después del famoso golpe prosoviético de Pra- mente ocurrió en Praga y que un amigo mio, el escri-
ga en 1948. Unos años más tarde, en los sesenta, se tor checo Skvorecky, apuntó. Había un ingeniero
vio, gracias a la resistencia lenta y obstinada de los praguense, un especialista que no tenía nada que ver
checos contra el régimen importado del Este , una con la política. Fue invitado a un coloquio científico
liberalización con siderable de la vida. En esta épo- en Londres. Fue allá, participó en la discusión y re-
ca, en 1968, los intelectuales checo s organizaron gresó a Prag a. Algunas horas despu és de su llegada,
una conferencia internacional sobre la obra de toma en su oficina el Rude Pravo -o sea el diario del
Kafka que debía reh abilitarlo en el mundo, diga- partido- y ahí lo lee: un ingeniero checo, delegado
mos, marxista. A partir de dicho a ño, Kafka de de un coloquio en Londres, después de haber hecho
nuevo fue editado en Praga pero los ideólogo s ru- ante la prensa oficial una declaración en la cual ca-
sos nunca lo perdonaron . Cu ando en 1968, el ejér- lumnió a su patria socialista, decidió quedarse en
cito ruso invad ió Checoslov aquia par a sa lvar al Occidente. Una emigración ilegal junto con tal de-
país de una pretendida contrarrevolución, se afir- claración no es una bagatela. Esto equ ivaldría más o
mó en los documentos oficiales que la reh abilita- menos a 20 años de cárcel.
c~ón de Kafka había provocado el proceso ideoló- Nuestr o, pobre ingeniero no podí a creer lo que
gico de la contrarrevolución. Es por ahí que quiero veía n sus ojos. Pero el artíc ulo, sin nombrarl o, ha-
demostrar hasta qué punto Kafk a está ligado con blab a de él, no habí a dud a algun a . Su secreta ria, al
la vida de su país natal , pero también quiero mos- entra r en su ofic ina, quedó abso luta mente asom-
trar que su obra, más que cualqui er otra, se co nvir- brad a de verlo : " Dios mío" , dijo ella, " no es muy
tió en un símbolo que reb asa por mucho el área de razonabl e qu e usted haya regresad o; ¿acaso no leyó
la e.stét~ca y del arte. Un a vez dicho ésto qu iero re- lo que se escribió acerca de usted?" El ingeniero vio
petir mi pregunta: ¿por qué, por qué tal ira pre cisa- el miedo en los ojos de su secreta ria, pero ¿qué po-
mente en contra deeste hombre muerto hace mu cho día hacer?
tiempo y conocido como un solita rio apolític o? Fue rápidamente a la redacción del Rude Pravo.
No quiero racionalizar exageradamente el pensa- Ahí encontró al redactor responsable. Aquél se dis-

13
Milan Kundera, escritor checoslovaco autor de La vida est áen
otra parle, visitó nuestro país el año pasado para dictar una se-
rie de conferencias, invitado por la Dirección General de Difu-
sión Cultural de la UNAM.
culpó diciendo que efectivamente este asunto era La familia de Barnabé está compuesta por el pa-
embarazoso pero que no era culpa suya, queél había dre , la madre y sus tres hijo s, Barn abé, Oiga y Ama-
recibido el texto directamente del Ministerio del In- lia. La bella Amalia recibe un d ía una car ta obs cena
terior. El ingeniero fue el Ministerio. Ahí le dijeron de un funcionario del castillo con proposiciones tur-
que sí, que de hecho se trataba de un error, pero que bias . Ofendida, Amalia rompe la car ta. Haciendo
ellos no podían nada contra eso, que habían recibido esto, ella ofende al castillo. Todo el mun do a su alre-
el reporte sobre el ingeniero de su servicio secreto en dedor, aterrado por su comportamiento temerario,
la em baja da de Londres. El ingeniero pidió una la evita y evita a toda su fam ilia. Y ter minan como
aclaración. Le dijeron que no, que no se podría exi- parias.
gir una aclaración, que eso no se hacía, pero que le En ningún libro, incluyendo todos los solyenitsy-
aseguraban que nada le pasaría y que podía tranqui- nes del mundo entero, la situ ació n del queseencuen-
lizarse. Sin embargo el ingeniero no se tranquilizó, tra en desgracia en una sociedad totalitaria , fue des-
todo lo contrario. Se dio cuenta rápidamente que es- crita más pertin entem ent e que en este texto de Kaf-
taba estrictamente vigilado, que su teléfono estaba ka. Yo mismo viviesta situació n dos veces en mi vida
intervenido y que lo seguían en las calles. No podía y siempre me sentí del todo estupefacto ante esta des-
ya dormir, ten ia pesadillas, hasta que un día, no pu- cripción del castillo en la cual una de las situac iones
diendo ya soportar la tensión , realmente se arriesgó fundamentales del hombre contemporáneo está
para salir ilegalmente del país. Así fue como se con- descrita con todos los ma tices de la par adoja, de lo
virtió realmente en emigrado. ambiguo y de lo fantasmagór ico.
Esta historia, que en mi país no tiene nada de ex- La situación de la famili a de Barn abé revela que
cepcional, podría con todo derecho calificarse de dentro del mundo kafki ano , la exclusión tiene un ca-
kafkiana . ¿Por qué? rácter absoluto, porque fuera de la o rganización so-
l. El ingeniero está confrontado a un poder que cial no hay vida . La exclusión es igual a la muerte.
tiene el carácter de un laberinto. N unca llegará al fi- La sociedad tot alit aria conoce esta situación:
nal del mecanismo, nunca encontrará al que formu- puesto que todas las áre as de la vida, política, eco nó-
ló el veredicto. Contrariamente a la conocida situa- mica, cultural son organizad as y con tr oladas por el
ción de la literatura clásica en la cual la institución es mismo poder, el que est á excluido no tiene lugar
el lugar de enfrentamiento de los diferentes intereses donde meterse o esconderse y es lan zado a la nada.
personales y sociales (como por ejemplo la institu- El poder del totalitarismo con siste en la virtualidad
ción balzaciana), a pesar de su pretendida neutrali- de la exclusión que está suspendid a so bre cada ciu-
dad, la institución kafkiana es imperso nal y opaca. dadano como una amen az a per petua. Todo el mun-
No es la voluntad partidaria de un individuo, una do puede ser excluido y todo el mundo teme serlo.
venganza, un odio, sino más bien un capricho del En esta situación el castillo no necesita condenar a
mecanismo el cual es el autor del veredicto. Amalia y a su familia; ni le inte resa. El temor de la
2. En la literatura clásica la mentira, aún potente, gente, y su respeto haci a el castillo, actúa sobre ellos
siempre está confrontada con la fuerza de la reali- mismos. Sin ninguna orden co ncreta , sin ninguna
dad . En el mundo kafkiano, la sentencia de la insti- señal particular perceptible por parte del casti llo, el
tución se emancipa de lo real, y gestiona, para así de- mecanismo del miedo se insta la solo y la gente evita a
cirlo , su propia vida independiente. Frente a ella, la la familia de Barnabé como si fuera pesti lente . El
realidad de nuestro caso, la inocencia del ingeniero hombre es castigado, pero no solamente no pue de
no tiene peso ni importancia. La realidad deviene en encontrar al autor del veredicto sino que el veredicto
lo irreal. mismo es inencontrable.
3. En la literatura clásica, por ejemplo en Dos- El hombre que quiere defenderse en tal situación
toievsky, la conciencia no puede soportar el peso de está totalmente desarmado . El poder siempre pue de
la culpabilidad y, para encontrar la paz, voluntaria- decirle: "no tenemos nada en contra de ti . No dim os
mente acepta el castigo. La falta busca el castigo. En ninguna orden, ninguna directiva. No tienes por qué
un mundo kafkiano el castigo precede la falta, el que quejarte". La gente que en nuestro país no pudo en-
está castigado no puede soportar lo absurdo del cas- contrar un empleo después de talo ta l conflicto con
tigo y quiere encontrarle una justificación. El casti- el poder pidió en vano una constancia estipu lando
go busca la falta. El ingeniero es inocente, pero es que estaba prohibido emplearlos.
castigado por el artículo de Rude Pravo; por la perse- No, ninguna prohibición les fue jamás dirigida ni
cución, termina por adaptarse a la acusación y por públicamente reconocida . Y como en nuestro país el
cometer la falta deseada. Se puede así constatar que trabajo es obligatorio, se les acusaba de parasitismo,
la realidad social reviste, bajo ciertas condiciones lo que quiere decir que se les acusaba de sustraerse al
bastante comunes en la época , un carácter muy espe- trabajo . De ninguna manera podían probar que en
cífico que es tan dificil de definir, que no se le puede realidad habían sido excluidos de la sociedad como
designar mejor si no es por la alusión a la obra de tampoco podía comprobarlo la fam ilia de Barnabé.
Kafka. En efecto, la situación del ingeniero pra- ¿Qué se puede hacer en tal situación? El padre de
guense corresponde a la de Joseph K., y se parece
mucho a la de la familia de Barn abé de El castillo
Barnabé, para poder apelar y hacer su solicitud tiene
primero que establecer la falta . He aquí la paradoja f

14
más fascinante del episodio del castillo . El irá a im- mala broma, se vuelve rápidam ente muy seria y K..
plorar al castillo proclamando su crimen . Es poco hipnotizado po r el tri bunal que lo ve y lo sigue en to-
decir que el castigo busca la falta. El cast igado supli- das partes, no puede rechazar el j uicio . Mientras
ca que se le reconozca culpable. Esta paradoja kaf- más absurdo se torna eljuicio, K. más qu iere encon -
kiana ya la hemos vivido: mis amigos echados de to- trarle un sent ido . Pero, porque el sentido del j uicio
das partes pedían ellos también una condena escrita, contra K. no puede encontrarse más qu e en la falta
un documento atestiguando que ellos habían sido de K., entonces él se pone a la búsqueda de su falta .
acusados y de qué estaban acusados y cómo estaban Es lo que se puede leer en el capítulo 7 de El proce-
castigados. Con tal documento tal vez hubieran po- so. K. quiere preparar un reporte escrito para su de-
dido defenderse, entrar en polémicas contra el vere- fensa y enviarlo al tribunal. Quiere "acordarse de su
dicto, apelar, solicitar gracia. Pero obtener tal docu- vida hasta en sus detalles ínfimos, explicando todos
mento fue imposible. sus pliegues, discutirlo bajo todos sus aspectos", di-
Existe otra paradoja en esta situación de la exclu- ciendo en seguida "s í, en función de sus opiniones
sión que radica en la actitud de la gente hacia el ex- actuales , él aprobaría su conducta de entonces" . El
cluido. Temen tratarlo y, como si se avergonzaran sabe que esto con stituye un trabajo casi intermina-
de su propio miedo, para no sentir esta vergüenza ble pero está decidido a hacerlo cueste lo que cueste .
prefieren no verlo. La existencia del hombre caído Esta situación pro voca un estado de interpreta-
en desgracia no provoca odio (todo el mundo sabe ciones teológicas: el arresto de K. es la señal de Dios
que podría encontrarse en la misma situación), ni so- (del incomprensible dios calvinista) que le da a cono-
lidaridad (que sería demasiado peligrosa). Provoca cer su culpabilidad.
pena. Si Joseph K. cuestiona toda su vida " hasta en sus
y así eljefe de los bomberos, encargado de excluir menores detalles " es porque ha entendido el carác-
al padre de Barnabé de la asociación de bomberos, ter religioso y total deljuicio: él esjuzgado no por tal
no es malo , simplemente se siente apenado. Rueg a o cual falta particular sino porque su vida, como tal ,
amigablemente al padre de Barn abé que acepte la ex- tomó una mala dirección.
clusión sin hacer demasiado ruido y no hacer que su No me gusta la lectura alegórica de las novelas de
tarea sea más pesada. Kafka: las castra privándolas de todo lo que tienen
Joseph K. es arrestado un día sin saber por qué. El de concreto, de rico , de real. No encuentro ninguna
arresto, que en un principio tiene el carácter de una razón para ver en las grandes administraciones kaf-
kianas un símbolo de Dios, de los cielos o de la gra-
cia. Dichas administraciones fantásticas no son más
que eso. Pero si no son símbolos divinos lo cierto es
que se parecen a la imagen de Dios.
Es por ésto que, a pesar de mi desacuerdo, no en-
cuentro absurda la explicación teológica de Kafka .
En efecto, aclara un aspecto muy real del castigo en
El proceso. No porque la historia de Kafk a sea una
teología , sino porque el mundo que lIamanos kaf-
kiano, real o imaginario, el del ingeniero praguense
acusado de emigración ficticia o el del obrero que se
esfuerza en vano por ser escuchado en el castillo.
produce su propia teología.
Cuando un poder se hace omnipotente, omnipre-
sente, se acerc a siempre más a la imagen de Dios , se
diviniza, y el hombre, frente a este poder, tiene una
actitud casi religiosa que puede ser descrita por la
terminología teológica.
Permítanme citar un recuerdo personal. Era en
1950,durante la época de los famosos juicios estali-
nianos en mi país, cuando 12 políticos checos, inclu-
yendo al secretario general del partido, Rudolf
Slansky, después de haber sido obligados a confesar
crímenes imaginarios, fuero n aho rcados, y miles y
miles de gentes encarceladas. En esta atmósfera, a
causa de una tontería estudiantil, un pequeño juicio
staliniano se había desencadenado en contra mía y
en contra de mi amigo . Fue un pequeño juicio sin
consecuencias trágicas (éramos excluidos del parti-
le . ~ Hd1-A:> do y de la universidad) pero con la misma sicología.
Mi amigo fue acus ado de haber conocido y de no ha-

15
ber denunciado mi pretendida actitud antipartido. enseña la situación del hom bre fren te a la burocracia
Lo cual quiere decir que mi falta era mínima, la de mi fantasmagórica, pero sin atarla a una situación his-
am igo era nula. Sin embargo, nos sentíamos culpa- tórica concret~ y con toda su misteriosa ambigüe-
bles y, curiosamente, mi amigo absolutamente ino- dad moral: ¿existe realmente la culpabilidad metafí-
cente, más aún que yo mismo . El creía en la justicia sica de K.? ¿O es simplemente una ilusión? Kafka
de la nueva sociedad comunista y se identificaba con ¿estaría condenando el comportamiento dóci l de K.
los que lo acusaban. El veía en la acusación del parti- o al contrar io estarí a identificándose con el? No
do una seña que había que descifrar; él quería encon- creo que se pueda encontrar una respuesta definiti-
trar detrás de la acusación absurda la voz de la ver- va a estas preguntas. La gr andeza del arte de Kafka
dad. Es verdad, me dijo, mi falta concreta es mínima consiste prec isamente en lo sublime de la am bigüe-
pero no se trata de eso. En el sentido más profundo dad de su obra que no pu ede jamás reducirse a una
tienen razón: soy un individualista, cínico, no soy tesis moral, religiosa, filosófica o po lítica simple-
digno del partido; mi vida tomó una mala dirección . mente porque es una obra de arte, una verdadera
Estab a listo , como Joseph K., a "recordar toda su, obra de arte.
vida hasta en sus más ínfimos detalles, a exponerla en Pero si dicha obra de arte no puede redu cirse a una
todas sus faces, a discutirla en todos sus aspectos" , y tesis, a una teoría, a una actitud moral, esto no signi-
se dejó lanzar a la nada de la exclusión con una hu- fica que no pueda ser permanentemente com parada
mildad casi religiosa, parecida a la deJoseph K. y confrontada con la realidad, con nuestra vida, con
Quisiera interrumpir mis reflexiones y formular nuestras experiencias individuales y colectiv as de
contra mí mismo la objeción siguiente: la obra de ayer y de hoy . Tal confrontación no puede deformar
Kafka ha sufrido desde siempre la ambición de los ninguna obra de arte. Al contrario, gr aciasa ella una
que la comentaron y le impusieron desde el exterior obra de arte puede vivir, actuar, met am or fosearse y
una interpretación; así la novela de Kafka sirve por encontrar su razón de ser.
una parte como ilustración de la teología de Calvino Dicha confrontación tot alm ente legítima nos ha
y por otra parte como suplemento literario dela filo- hecho ver el lazo entre las novelas de Kafka y nues-
sofía de Kierkegaard o, por otra parte, como demos- tras experiencias con la socied ad to talitaria. Pero,
tración de las tesis sicoanalíticas. Querer explicar llegando a esta altura, una pregunta crucial se impo-
esta obra como una crítica a los estados totalitarios ne: si Franz Kafka no quería profetizar, sino que te-
no es más que otro modo de darle, desde el exterior, nía la intención de criticar una sociedad determina-
un significado, esta vez más absurdo, porque Kafka da, ¿por qué entonces empezó a ela borar en su labo-
podría conocer a Calvino, Kierkegaard o Freud, ratorio imaginario este modelo on írico del totalita-
pero nunca conoció ni un estado totalitario ni su crí- rismo? ¿Cómo logró esto? ¿Y cómo explicar la géne-
tica teórica. sis de lo kafkiano? Antes de tratar de con testar estas
Para evitar todo mal entendido, es necesario que preguntas quisiera extenderme sob . e alg unas nocio-
les diga en seguida: en las novelas de Kafka no se en- nes: el totalitarismo es el ejercicio de un tal po der que
cuentra el partido, la policía, el vocabulario ideoló- dirije y controla la totalidad de la vida social de ma-
gico, ninguna alusión política, ni siquiera la más nera tal que no existe área de la vida qu e pueda esca-
discreta. Orson Welles, en su ada ptación cinem ato- par a su control. El estado totalitario , según lo que vi
gráfica de El proceso deformó la visión kafkiana al y viví, se caracteriza por un partido y una ideología
añadirle dema siados motivos po líticos directos: así, única, y por la burocratización total de la vida social.
los dos hombres que vienen a rescat ar a Jo seph son , El punto de vista sociológico se car acteriza por la
según Welles, policías; se ve una muchedumbre de verificación del poder, la abolición de la frontera en-
pris ion eros , con las cifras tatu ad as en sus brazos tre lo público y lo privado y por la culpabilización
que evocan a los campos de concentración nazi ; an- permanente del ciudadano.
tes de su ejecución , el Joseph K. de Orson Welles, se- A menudo se dice, y creo que con todo derecho,
gún un cliché dem asiado conocido , ac usa patética- que la edad técnica en la cual vivimos está marcada,
mente a la socieda d podr ida que estar ía en el origen sobre todo, por una tendencia a crear condiciones en
de todo el mal (lo que por otra parte es lo contrar io las cuales el hombre es totalmente manipulable no
de lo qu e hace el K. de Kafk a). sólo en su comportamiento público sino también en
Aunque exista cierta similitud, las novelas de Kaf- su vida privada, en sus gustos, en su lectura, en sus
ka no son una predicción internacional del mundo pensamientos. Esta tendencia me parece que perte-
totalitario (como loes por ejemplo la novela 1984 de nece a la condición humana moderna y se man ifiesta
George Orwell). No quieren reflejar ninguna reali- más o menos marcadamente en cualquier sistema
dad histórica determinada. Forman un mundo ab- político de hoy. Quisiera agregar que , si es cierto (y
solutamente autónomo cuya coherencia estética se me parece que sí lo es), podríamos considerar a los
derrumbó cuando Orson WeIles quiso ligarlo, me- regímenes totalitarios como un espejo magnificante
diante alus iones políticas, a una situación histórica de la condición humana contemporánea en general.
concreta. Quisiera cerrar mi paréntesis y proseguir: el esta-
La obra de Kafka no es la ilustración de una tesis , do totalitario no existía antes de Mussolini y llegó a
de una teoría o de una actitud social o política. Nos una verdadera perfección solamente con Stalin.

16
Franz Kafka no pudo reconocerlo y tampoco pudo ta soledad compartida. Si se en cariñó apasi onada-
conocer la problemática teórica del totalitarismo mente con él, nada era más comprensible. Su hijo te-
que en su época no estaba formulada . nía ya 26 años cuando un día fui a verlos y asistí a una
Sí, es cierto, el estado totalitario no existía en la é- pequeña escen a familiar. Ofend ida, la madre llor ó.
poca de Kafka;pero el poder totalitario síexiste des- y ocurrió algo tot alme nte insignificante: el hijo ha-
de siempre; desde siempre fue ejercido en diferentes bía olvidado lavar su camisa o algo así. Dije a la
tipos de organizaciones y de micro-organizaciones; madre: " ¿Por qué te estás poniendo tan nerviosa a
y la imagen del totalitarismo existe desde siempre causa de tal tontería? ¿Piensas que vale la pen a 110-
también. Desde siempre, el hombre tuvo una expe- rar? " En lugar dela madre, el hijo me contestó: " No,
riencia totalitaria y conoce la tensión totalitaria. mi madre no exagera. Mi madre es una mujer exce-
Kafka fue extremadamente sensible a esta experien- lente y tiene mucho valor . Ella supo resist ir ahí en
cia. Ahí es donde su imaginación extraía su insp ira - donde los otros fracasa ron. Ella quiere que yo sea un
ción y no en Calvino, en Kierkegaard, en Freud, en hombre honesto. No se trata de mi cam isa. Es algo
los socialistas o en los anarquistas. Los ideólogos mucho más profundo 10 que mi madre me reprocha,
que se apoderaron de Kafka sobreestiman la in- es mi actitud. Mi actitud de egoísmo. Qu iero ser al-
fluencia de los sistemas teóricos . Para un artista la guien tal y como 10 qu iere mi madre. Se 10 prom eto
realidad misma constituye siempre la fuente princi- ante ti." Lo que el partido jamás logró hacer con la
pal de su fantasía. madre, la madre logró hacerlo con su hijo. Lo obligó
Conocí bastante bien a una mujer que , como mu- a hacer pública una confesión, una autocrítica hu-
chas otras, durante los juicios políticos de Praga en millante y a identificarse con la acusac ión absurda.
1950, fue arrestada yjuzgada por crímenes que nun- Yo, asombrado, miré esta escena de un mini-ju icio
ca cometió. Logró salvar su vida porque,gracias asu sta liniano familiar y ente ndí en seguida que el hom-
valor extraordinario, supo resistir a la tentación de bre está perfectamente prep arado para talesj uicios,
confesar crímenes, de manera que no fue posible uti- que los mecani smos sicológicos que funcio na n en
lizarla para el espectáculo del juicio público final. los grandes acontecimientos hist óricos, apa rente-
De esta manera no ía ahorcaron sino simplemente la .mente increíbles e inhumanos, son los mismos que
condenaron a cadena perpetua. Después de 15años rigen las situacio nes íntimas, tot alment e triviales y
fue totalmente rehabilitada y liberada. Esta mujer hum anas.
fue encarcelada cuando su hijo tenía un año . Al salir Me referí a esta historia para hacer más compren-
de la cárcel se encontró con su hijo de 16años y en- sible el hecho de que Franz Kafka pudo bastante
tonces conoció la felicidad de vivir con él una modes- bien conocer la práctica totalitaria sin conocer los
estados totalitarios. Así mismo, el hijo de mi am iga
praguense pudo conocerla dentro desu familia. Esto
lo traumó desde su infancia. Las primeras grandes
novelas de Kafka del año 1912 (que preceden sus dos
grandes novelas burocráticas) nacieron direc tamen-
te de esta experiencia: La condena, que cuenta el
co nflicto de un hijo, G eorg Band emann , con su pa-
dre; y La metam orf osis, en la cual un hij o, Gre gar io
Samsa, se convierte, en medio de su fam ilia, en un
gran escara bajo . .
En efecto, el microcosmos de la familia tiene var ios
rasgos que responden a nuestra definición del tot a-
litarismo:
1. Está fundado en el poder que tiende a captar
la vida de todos sus miembros, sobre to do la vida
de los niños, a dirigirla, a controlarla. Bajo su as-
pecto idílico, el régimen interior de una familia es
así una permanente prueba de fuerzas. La meta-
morfosis de Gregorio Samsa est á ligad a a otra me-
tamorfosis aún más grotesca e inquie ta nte. Es la de
su padre . El es al principio un po bre tipo , viejo y li-
siado . A medida que su hijo-escar ab ajo pierd e su
fuerza y su poder dentro de la fam ilia, el padre en-
cuentra de nuevo su antigua vita lida d, su ju ventud
y la real alegría de vivir.
2. La fam ilia no conoce la diferen cia entre la
vida pública y la vida pr ivad a. El ideal de la vida en
familia es la abolición del secreto. La indiscreción
así, está llevad a al rango de las virtudes (K afka su-
Iq.l\ ~

17
frió mucho. Nunca pudo encontrar en el aparta- su vida permaneció empleado y pasó una tercera
mento familiar una real intimidad más que la de la parte de su tiempo en una oficina. Este medio no
noche . Es por esto, pero hasta los 33 años, que él sólo lo deprimió sino que tamb ién lo fascinó. Es-
alq uila en Praga cuartos en los cuales puede vivir y cribía a Milena : " La oficina no es una instit ución
tra bajar solo). El motivo de la ind iscreción atravie- estúpida, relevaría más bien de lo fantástico que de
sa toda su obra. El padre de Georg Bandemann es- lo estúpido." La frase es reveladora: como poeta ,
pía a su hijo. La familia aparece como un pequeño Kafka estaba fascinado po r la oficina, tan ridículo
estado policiaco en el cual la correspondencia es como pueda parecer. Pero insisto: la frase en la car-
controlada yen el cual todo se escucha . A menudo ta a Milena conserva el gran secreto del genio de
se dice que las novelas de Kafka expresan el deseo Kafka; había visto lo que nadie : a saber, la impor-
apasionado de la comun idad, el deseo apasionado tancia capital del fenómeno hurocrático para la
del contacto humano que siente un ser desarraiga- condición humana moderna, y tam bién sup o ver la
do-K. Me parece que es una inte rpretación dirigid a, potencialidad poética co ntenida en el carácter fan-
impuesta a Kafk a desde el exterior ; esto proviene tástico del mundo de las oficinas. Pero ¿quiere ésto
de la historia de la literatura, de Dosto ievsky y de decir que la oficina tien e algo que ver con lo fantás-
otros. El trabajador K. no va a la conquista de la tico?
gente, de la comunidad, de la colectiv idad y de su l. El trabajo burocrático, adminis trativo, tiene
calor humano, no quiere ser "hombre entre los un carácter abstracto. Un fun cion ario está en rela-
hombres" como el Orestes de Sartre, él quiere ser ción , menos con la gente viva, que con un expe-
aceptado no por la gente sino por alguna institu- diente que no es más que la imagen fant asmagórica
ción . Pero para serlo, tiene que pagar. El mundo, de un hombre. Pero es exactamente esta imagen
transformado en institución , le niega la soledad. Es fantástica la que decidirá el éxito o el fracaso de un
la pesadilla de K. Nunca se encuentra solo, los dos procedimiento administrativ o. Un expediente, la
ayudantes enviados por el castillo ni siquiera le de- sombra de un hombre, se hace así más real que el
jan solo en su cama. Karl Rossemann tampoco se hombre mismo . En las oficinas, el universo de las
encuentra solo nunca: siempre está rodeado de la sombras reina en el universo de los vivos. El pro-
presencia agresiva de la gente, aún durante la no- blema del tr abajador K . es muy simple. El quiere
che, aún durante el sueño. El que vivió en un esta- obtener el puesto que le fue prometido. Mas en el
do totalitario tiene la impresión de que encuentra laberinto burocrático esta simplic idad se hace de
aquí la imagen fant ástica, on írica de su propia vi- una complej idad infin ita y aterradora. La vida
da, siempre vigilada , organizada, dirigida , contro- completa de K. se enfren ta con la vida de su som-
lada, mirada y escuchada, la imagen de esta vida en bra y la sombra de K . parece ser más real q ue K.
la cual la soledad, la intimidad y la discreción son mismo .
valores tristemente escasos. Pero ciertamente es el 2. Cada empleado est á ob ligado a obedecer di-
conocimiento ínt imo del pequeño totalitarismo fa- rectivas cuyo alcance y racionalidad escapan a él
miliar el que alimentó las grandes visiones kafkia- mismo. Su iniciativa pe rson al se ve cancelada en
nas del mundo, en el cual el hombre a la vez está favor de una voluntad sup rema que tampoco tiene
solo y sin soledad. ningún carácter persona l, porque no es un jefe ni
3. A partir de los primeros años de su vida, el un director quien decide en última instancia, sino
niño ve desencadenarse en su contra, la máquina la voluntad impersonal, de las leyes, de las reglas,
de la culpabilización. La situación de Joseph K ., de las costumbres cuyo origen hum ano es percepti-
que está acusado sin entender por qué y tratado ble. El empleado se encuentra en el interior de un
como un culpable respondió, toda proporción edificio laberíntico del cu al no pu ede jamás ver el
guardada, a una situación trivial en la vida de un final. Todas las grandes adm inistraciones que se
niño . La famosa Carta al padre nos demuestra co nocen en las novelas de Kafk a, El castillo, el tri-
toda la " tecnología" de la culpabilización familiar. bun al de El proceso, el ho tel Occidental o el teatro de
En La condena, esta novela estrech amente ligada a la Okl ahoma en América no son de jefes. Funcio nan
exper iencia familiar del autor, G eorge Bandem ann solas , regidas por leyes cu ya co mprensión perm ane-
está acusa do po r su padre, caprichoso y crue l, y co n- ce inaccesible y cuyo sentido no es más inteligible.
denad o a la soledad. Por grotesco que pueda apa re- Dichas admin istracion es fantás ticas reflejan en hi-
cer est e veredicto, el hijo lo acepta y va a arr oja rse al pérbol e lo fant ástico real de la oficina, éste es el ca-
río ta n dócilmente como más tarde su suceso r K. se rácter fantástico del qu e Kafka habla en su carta a
entregará a la horca. La similitud ent re estas do s eje- Milen a.
cuciones, ent re estas dos culpa bilizacio nes de mues- Puesto que en un estado totalitario todo está na-
tra bien la contin uidad que existe en el to ta lita rismo cionalizado, todo pertenece al estado, la gente de
familiar ye n lasgrandes visiones de Kafk a. todos los oficios se vuelve empleada y tiene la men-
talidad, los sentimientos, las reacciones de un em-
La otra gran experiencia de Kafka con el totali- pleado. Un obrero ya no es más obrero, un j uez ya (
tarismo es su vida de funcionario . En efecto , Kafka no es más juez, un médico ya no es méd ico, todos
tal vez sea el único gran escritor que durante toda son empleados del estado, el mismo tít ulo que los

18
abogados del juicio que no son abogados sino em- mita a la esfera política de la vida. El to talita rismo
pleados del tribunal, dependientes de la misma ins- es una de las tendencias casi etern as del hom bre. El
titución que emplea a los procuradores. He aq uí un estado tot alit ario no es entonces una perversión,
estado totalitario: una enorme administración . algo inhumano y ma lo. Aquello sería demasiad o
En El proceso y en El castillo, la fan tasía o nírica maniq ueo y demasiado fácíl. El totalitarismo no es
de Kafka proyectó el mundo de la oficina en sus gi- inhumano sino que , para cit ar la fórmula de
gantescas dimens iones, de maner a que este mundo Nietzsche, humano, demasiado hum ano, y éste es
vetusto, de modo ridículo, se parece en su amplifica- el único modelo de poder.
ció n a un estado totalitario . Los estados totalitarios no hubieran podido pro -
Kafka logró transmitir su visión de un mundo vocar tal apoyo por parte de la población, tal entu-
totalitario sin saber que esta visión era también siasmo, si no se hubieran apoyado ellos mismos en
una previsión. Su intención no era la de desenrnas- tendencias e instintos profundamente arraigad os
carar la historia, el porvenir, el progreso o una po- en el hombre, en arquetipos inmemoriales, por
lítica dada, sino la de aclarar los mecanismos sico- ejemplo, en el sueño de una comunidad armonio-
lógicos y sociológicos que él tenía de la práctica to- samente unida en la misma fe y en la mism a volun-
talitaria mínima o microsocial, mecanismos que tad, en la cual el hombre vive sin secre to en una
nadie supo ver excepto él y que la evolución ulte- casa de vidrio . Uno nunca logra entender al totali-
rior de la historia puso en marcha en el gran esce- tarismo sin considerar la imagen del paraíso que se
nario. Dicho de otra manera: en el laboratorio de confunde con su infierno.
su imaginación, Kafka efectuó con el hombre más Dicho de otro modo, uno nunca llega a ning ún
o menos los mismos experimentos que los que hizo lado si examina el totalitarismo bajo un ángulo pu-
la historia un poco más tarde en sus propios, in- ramente ideológico. El espíritu ideológico proyecta
mensos, tubos de laboratorio. El laboratorio de la el mal siempre fuera de él, o sea en el otro. Así es
historia verificó así, a posteriori, la exactitud de la como algunos encuentran los gérmenes del totali-
experimentación imaginaria de Kafka. tarismo dentro del marxismo, dentro del rac ion a-
Para concluir quisiera yo sacar de mi reflexión lismo del siglo XVIII y otros dentro de la ortodo-
do s leccione s mor ales, o más bien inmorales: xia católica y dentro del pensamiento religioso . Sin
La primera lección se refiere a la paradoja del to- embargo las raíces del totalitarismo se remontan
talitarismo: la experiencia del totalitarismo no se li- más lejos. El escándalo del estado totalitario cues-
tiona no sólo talo cual ideología sino sobre todo al
hombre como tal. Franz Kafka fue el primero en
plantear la cuestión del totalitarismo. Y es el único
que la planteó no como una cuestión política sino
como una cuestión antropológica.
La segunda lección se refiere a la paradoja del
compromiso del arte: durante la primera guerra
mundial y sobre todo después de ella, la literatura
fue absorbida por la política, por la historia, hip-
notizada por las promesas del progreso, por la
imagen del porvenir. Este porvenir que, después
del apocalipsis de la guerra parecía abrirse a todos
como un desenlace teológ ico, como la llegada de
tiempos nuevos. Casi nadie escapó de esta euforia:
los amigos de Kafka, Max Brod, Egon Ervin
Kisch , Franz Werfel, la vanguardia francesa fun -
dada en esa utopía, la vanguardia rusa , por supues-
to. Pero es la obra apolítica, imaginativa, aparente-
mente anacrónica de Kafka -y no la de sus con-
temporáneos apasionados por la polltica- la que
se reveló no sólo como la más bella sino también
como la más ligada a los dest inos colectivos del si-
glo XX.
Nad a me da más gusto, nad a con firma mejor mi
fe en el arte que dicha paradoja . Unicamente si un a
obra de arte permanece fiel a su especificidad, si re-
chaza todas las tentaciones de comprometerse, de
servir, de subordinarse, de alienarse, únicamente si
obedece a las obsesiones más secretas del poeta lo-
grará descubrir lo que no es conocido, penetrar la
vida , seducir al hombre.

19

También podría gustarte