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Psicología Social de lo Colectivo Sosa Ruiz Alfonso

Unidad 1 302057456

El presente es un resumen de la primera unidad del libro “el concepto de la psicología colectiva” del

Dr. Pablo Fernández Christlieb.

La psicología social es una ciencia romántica. El romanticismo es un pensamiento a contracorriente,


extravagante, excéntrico, que apareció justo en el tiempo de la ilustración, que era todo lo contrario.
El pensamiento ilustrado funda la racionalidad científica como método correcto del conocimiento de
toda realidad. Su conclusión “la naturaleza es una maquina” y ya han sido descubiertas las leyes de la
naturaleza y del universo; la verdad ya estaba encontrada y el mundo quedaba resuelto. La enorme
maquinaria del universo podría desarmarse, separando las piezas para obtener cualquier respuesta
presente o futura. En esta lógica, hay dos cosas que no pueden existir: primero, la sociedad, porque el
conglomerado humano era solamente un piecerio de individuos; y segundo, la historia, porque era
ignorancia y primitivismo. El siglo de las luces fue una época sin asombro y sin angustia. Por lo
mismo, también sin autentica confianza, porque para confiar se necesita algo más que las luces de la
inteligencia.

El pensamiento ilustrado sigue vigente, mientras tanto, de su propia desconfianza íntima, brota el
romanticismo, que sigue vigente, incluso de moda. Son estricta creación romántica el gusto por la
noche como hora de saluda y de actividad bajo el supuesto que es cuando aparece la aventura, la
libertad y el misterio; los cuentos, la esoteria, la magia, los orientalismo, la organización de sindicatos
y el socialismo y el comunismo y las ganas de cambiar al mundo para lograr que el mayor bien sea
para el mayor número de personas. Esto es romanticismo. El psicoanálisis, la psicología de Bergson,
la psicología de la Gestalt, la psicología fenomenológica, cuyo pensamiento es más intuitivo y
holístico, provienen del romanticismo.

El romanticismo es un movimiento cultural profundo, que suele ser tolerado como actividad de
tiempo libre pero descalificado como ocupación seria. Se sostiene que tiene su origen en Francia,
entre las damas, y que se debe al efecto sobre el sistema nervioso que causa un excesivo consumo de
té y café, el uso de corsés demasiado ajustados, de cosméticos venenosos y de otros medios de auto
embellecimiento perjudiciales. Por otro lado se dice que no es francés, sino alemán. Sabiendo que
tiene mucho de este último pensamiento, y mucho pensamiento femenino.

La flor azul es una cosa que está hecha de idea e imaginación y solamente se puede tener a condición
de no alcanzarla, lo cual casi es una definición de la utopía, que, en efecto, existe entre los
románticos, bajo la pretensión política de una sociedad feliz. LA contemplación, el arte del ocio tan
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bien cultivado y que aún se conserva como una de las mejores maneras del bienestar, pero sobre todo,
una clara afición al fracaso por parte del romanticismo, en el entendido que cualquier realización
practica cancela la utopía y se queda muy corta respecto a los ideales; o sea, la mejor manera de
cultivar una flor azul es no haciéndolo. “Galanteador de la nada: la nada es el norte que guía a este
intelectual” frase de un crítico. Considerando así, los románticos, que el fracaso era más noble que el
éxito pues este último tenía algo de imitativo y vulgar, en cambio para alcanzar el éxito hay que ser
mediocres.

Los románticos, en su mayoría eran de orígenes humildes, pero educados bien, para tener
aspiraciones intelectuales con una buena sensibilidad, nada cosmopolitas, más bien pobres, tímidos,
algo pesados y en general inadaptados a la sociedad. En suma, el romanticismo es un movimiento de
perdedores, identificados y solidarios con el resto de los perdedores del mundo, que era casi toda la
gente, a un lado de los lastimados por la vida y cunde por todos lados donde haya inconformidades
sociales e injusticias. Las obras más representativas muestran una enorme simpatía por la gente que
sufre, por esas penas que nadie ha consolado a lo largo de los siglos.

Críticos y odiadores de las altas esferas sociales. Incremento el número de tirajes demostrando que la
gente en general participaba del espíritu romántico desde el aislamiento colectivo de sus quehaceres
domésticos. Stendhal define que el romanticismo es el arte de enseñar a presentar a los pueblos las
obras literarias que, en el estado actual de sus costumbres y creencias, puede ocasionar el mayor
placer posible. Leer era una herramienta con la cual se podría ampliar su mundo cerrado, al ser las
mujeres las principales consumidoras de este género literario, la novela se considera un género
femenino. Lo que hay en el romanticismo es una sociedad desconsolada, como expulsada del siglo y
del mundo por efecto de un pensamiento cientificista, gélido y mecánico, que la deja sin nada con que
cobijarse y reconfortarse, sin permiso de creer ni de sentir. Se trata de una sociedad solitaria, aunque
paradójicamente, este llena de individuos acompañados.

Ciertamente, no son las personas de carne y hueso las que sienten el desamparo humano, sino el
espíritu de la época que lo padece; por lo que el pensamiento colectivo es otro que el pensamiento
individual. El hecho de que el romanticismo aparezca melancólico e indolente, no quiere decir que los
individuos lo fueran: era la sociedad la que lo era. Una asertividad muy desesperada. El romanticismo
tiene la necesidad de pertenecer, de formar parte de algo, de consolarse en otra parte. Y este mundo
romántico se construye de tres maneras: buscando el pasado (lo ido), buscando la sociedad (lo raro) y
buscando la unidad (lo uno).
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Lo ido. El pensamiento romántico no se halla donde se encuentra, y por lo tanto, se ubica


naturalmente en aquello que esta ido, en lo remoto y lo lejano, ya sea en el espacio o sobre todo en el
tiempo. Interés fantasioso por las ruinas y otros monumentos del pasado, empiezan a cobrar valor
cultural; definiendo a la edad media como el gran momento antiguo y punto de referencia obligado.
Para la ilustración, el pasado era escoria; el romanticismo por el contario, encuentra en el pasado a sí
mismo. Aquí es donde surgen los coleccionistas de antigüedades, con la idea de que hay que
conservar el pasado, como si eso fuera lo único que se tuviera. Esta idea de preservación del pasado
se aplica también a grupos y culturas, conservación de idiomas menores, recuerdos, tradiciones,
mitos, canciones y baladas populares. Este pasado que la ilustración desdeña es el pasado del pueblo,
de la gente. El contenido de los sueños de la gente también vuela hacia atrás. Habitar y vivir ese
pasado, de convertirlo en memoria propia, sentirlo y hacerlo funcionar como origen y punto de
partida, como aspiración, y por ende, como material del futuro. En la creación del pasado el
pensamiento se hace a sí mismo. La narración literaria es la que permite construir a la historia como
un pensamiento, como una mentalidad, y por consiguiente hace que la historia sea una realidad viva.
Así el pensamiento romántico encuentra en el pasado y en la historia algo donde pertenecer. Un
pensamiento histórico tiene que ser colectivo; cuando el romanticismo descubre la historia, descubre
la sociedad, que no es un objeto claro ni obvio, sino sutil y raro.

Lo raro. Otra fascinación romántica. La visión súbita de la parre sumergida del iceberg del ser
humano: la presencia de una masa psíquica incomprensible que no se sospecha ni que existía. El
inconsciente es el punto de contacto entre lo psíquico y lo físico. El pensamiento romántico tiene una
tendencia a preferir como reales aquellos objetos, acontecimientos, fenómenos que rebasen la
vulgaridad de esa vida asegurada y predecible que parece propones el pensamiento ilustrado. Es
como silo aparente estuviera lleno de contenidos ocultos, y en ellos radicaba la verdad de la realidad
romántica. Lo raro para referirse a cualquier objeto que resulta impreciso, que no puede definirse bien
ni clasificarse, como si fuera algo más que lo que muestra. El romanticismo, como sentimiento, como
emoción, que es como suele concebirse, es un objeto raro. Se entiende pues, por qué, para el
pensamiento romántico, la verdad radique en la belleza y no en la funcionalidad, en lo sublime, un
objeto abstracto y extraño como pocos. La sociedad se vuelve entonces un objeto sutil, indescifrable,
sin instrucciones. Es tan rara, extraña y misteriosa y pareciera que piensa con otros pensamientos que
no son los nuestros y que vive una vida que es la suya.

Lo uno. Lo más sobresaliente del pensamiento romántico es la aspiración a la unidad. Lo transitorio


este en contacto con lo eterno, el individuo con el todo, lo extraño forme parte de lo familiar, lo físico
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de lo espiritual, lo material de lo mental, lo pasado del futuro; es decir, una realidad que no puede ser
fragmentada ni segmentada. Hay una opción declarada contra el pensamiento cientificista que
secciona, clasifica, extrae y descompone la vida sin comprender nada. Comprender siempre significa
unificar. El romanticismo utiliza la metáfora del organismo, las partes no tienen una función
específica, sino que si razón de ser descansa en la presencia del todo. Finalmente, la unidad de todo
con todo y sobre todo con el pensamiento que la conoce, es ciertamente la sociedad. La sociedad
aparece como esa extraña y misteriosa entidad viva que se convierte en real merced a sus propios
pensamientos.

Herder plantea una disciplina que conozca el corazón del pueblo, no interesando estrictamente los
hechos, sino su alma, su espíritu, los pensamientos y los sentimientos que alientan su vida, y que no
se localizan, ni en la naturaleza humana ni en los corazones individuales. Una colectividad unitaria
que por imitación constituye una simpatía que conforma a todos los que nacen dentro de ella, el
corazón son las tradiciones. Su tradición es el espíritu de la humanidad. Las tradiciones son aquellas
creaciones colectivas, impersonales e inmemoriales, no imputables a nadie en particular que
constituyen la marca de un pueblo durante la vida. La tradición cumple una función formadora sobre
la gente que nace, la gente que vive a su vez va incorporado sus actos y obras a la tradición a la que
pertenece. El pensamiento no pertenece a los individuos, sino que los individuos pertenecen al
pensamiento. Las tradiciones que considera Herder son: gobierno, religión, arte, ciencia, lenguaje y
clima. Este último compuesto de naturaleza y costumbre. El lenguaje es la tradición mas profunda,
amplia, antigua y expresiva de las colectividades, ya que en el radica su mentalidad. Prende una
comprensión viva, vivir la vida del objeto, tratar de pertenecer a sus tradiciones para poder
comprenderlo.

Michelet por su parte refiere que la sociedad no está hecha de individuos y no tiene nombres propios
ni mucho menos héroes, en la historia los individuos no han hecho nada, la sociedad lo ha hecho todo.
La sociedad aparece como una entidad por sí misma y dotada de psique, y esa psique es su historia.
Debajo de los cambios bruscos de la historia, hay una historia lenta, que está en las costumbres, las
tradiciones, las creencias, los modos cotidianos de la vida, las formas de razonamiento, etc. El
resultado es la descripción de una forma de pensamiento, de sentimiento, de percepción, de actividad,
una forma de ser que tiene la forma esencial de la simplicidad “la simplicidad del corazón”.

Románticamente el alma hacía referencia al pensamiento y sentimientos, ineludiblemente una


instancia individual, con cargas políticas de derecha contra lo social e histórico, porque el alma es un
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asunto interno, eterno e inmutable. En vez de alma se empezó a utilizar el término “espíritu" para
referirse al pensamiento y sentimiento de la sociedad; además de la magnitud de la historia.
Posteriormente se estable que pueblo no quiere decir población, sino que quiere decir espíritu y quiere
decir gente, cultura y tradición; por ende comprende su historia.

Wundt define a la psicología de los pueblos como el campo de investigaciones psicológicas que se
relacionan con aquellos procesos que, debido a sus condiciones de rigen y desarrollo, están ligados a
las colectividades mentales. Así mismo, la mentalidad colectiva está depositada o constituida por: el
lenguaje los mitos, las costumbres, la moral, el arte, la religió y los fenómenos de cognición.

Lo que plante es que las forma superiores del pensamiento, tales como la percepción y la memoria, o
la voluntad y el sentimiento son asuntos que no están contenidos en la conciencia individual, y que su
génesis y desarrollo no pueden ser explicados por ella, sino por una conciencia colectiva. Esta
conciencia colectiva no es racional, ni intencional, ni tan siquiera consciente, así que de ninguna
manera puede ser reducida a la conciencia individual. En la conciencia individua no cabe el
pensamiento humano, en la edad del individuo no cabe el desarrollo del pensamiento, que tiene la
edad de la historia. Dicta que todo lo que pueda llamarse pensamiento humano es conciencia
colectiva. La historia es realmente un recuento de la vida mental.

Durkheim por su parte establece que para saber en qué consiste el pensamiento actual, la historia es el
único método posible, porque en ella se puede ver cómo se va constituyendo y cuáles son sus
elementos constitutivos. Hay que observar la historia. El universo y el mundo tal y como lo
concebimos existen debido a que están pensados por la sociedad, de modo que, en última instancia, la
verdadera y ultima totalidad es la sociedad, donde “el universo llega a ser un elemento de su vida
interior” y la sociedad, “ella misma es el género toral fuera del cual nada existe”. La sociedad es un
realidad sui generis. “La conciencia colectiva es la forma más alta de la vida psíquica”

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