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Humanidades médicas

Te o r í a d e l a m e d i c i n a
José Lázaro*

Hacia una evaluación dictorios, inexpresables e incómodos de la vida psíquica… y se


convierte así en el precursor de la era posmoderna7.
El dilema sobre la ubicación del psicoanálisis en el catálogo de

actual del psicoanálisis los saberes no ha cambiado demasiado en los cien años de deba-
te. Es conocida la respuesta que le dio Wagner von Jauregg a un
discípulo de Freud que le felicitó por la obtención del premio
Nobel, en 1927: “espero tener ocasión de devolverle la felicita-

E l contenido de las críticas al psicoanálisis ha cambiado mu-


cho a lo largo del siglo XX. Hoy no es frecuente que se des-
califique a Freud por “pansexualista”, o que se atribuya el origen
ción cuando a su maestro, Sigmund Freud, le sea concedido
también el premio Nobel… de literatura”. Del mismo modo,
Havelock Ellis y otros autores contemporáneos elogiaban los
de sus teorías a su “semitismo”, anatemas habituales en los ata- méritos artísticos de la obra de Freud como forma indirecta de
ques que recibía en su época. Pero hay otras actitudes que no descalificar su valor científico. La postura de Mullen tampoco es
han cambiado demasiado. En el año 1943, Laín Entralgo exten- nueva en este aspecto: psicoanálisis, sí, pero en la Facultad de
día el certificado de defunción del psicoanálisis1, y en 1989, Paul Filosofía y Letras2,8.
E. Mullen lo siguió extendiendo2. Como le dijo Mark Twain al Hasta cierto punto, el dilema entre los “objetivistas” (los que
director del periódico que anunció (por error) su fallecimiento: mantienen la necesidad de una contrastación empírica para su
“me parece una noticia un poquito exagerada”. validación por la comunidad científica)8 y los “subjetivistas” (los
Pero el estilo y los argumentos con que se formulan las críticas que apelan a la coherencia interna y a la inteligibilidad narrativa
(y las defensas) cambian a la vez como medios de validación
que el contexto cultural en el que se propios de esta disciplina)9
formulan. En su texto de 1943, Laín es un dilema sobre la ubi-
Entralgo reprochaba al psicoanálisis cación del psicoanálisis en
que recurriese a instrumentos teóri- la medicina científica ofi-
cos antiguos (como “los métodos cial o entre las medicinas
empiricorracionales, causales y ato- marginales no validadas
místicos que le ofrecía la psicología por ensayos clínicos. Kan-
asociacionista de su tiempo”) y opi- del, Grünbaum, Wallers-
naba que el freudismo debería be- tein o Fonagy están tratan-
neficiarse de autores mucho más do de que el psicoanálisis
modernos y profundos: Scheler, haga un esfuerzo para inte-
Bergson, Klages o Dilthey1,3. El grarse en la ciencia experi-
discurso psicoanalítico actual (tal mental8. Laplanche, Gre-
como se refleja en su revista oficial, en o los autores lacanianos
el International Journal of Psychoa- prefieren quedarse fuera
nalysis) no deja de recurrir a las co- Bergson. Scheler. antes que vender su alma9.
rrientes de pensamiento más recien- De hecho, las condicio-
tes, desde la deconstrucción4 a la teoría del caos5 o el posmoder- nes sociales en las que se realiza en nuestro entorno la práctica
nismo6. Y si los 2 primeros ejemplos pueden ser considerados psicoanalítica son análogas a las de las llamadas “medicinas alter-
como simples ejercicios de enriquecimiento intelectual, el terce- nativas”: hay sociedades privadas de muy distintas características
ro plantea, congruentemente con la mentalidad posmoderna, y envergadura (desde las de carácter internacional hasta las que
una extrema multiplicidad de enfoques teóricos y prácticas clíni- forman cuatro colegas en un piso alquilado) cada una de la cua-
cas que relajan las reglas psicoanalíticas tradicionales hasta el les se considera a sí misma como institución psicoanalítica válida
punto de concluir que “únicamente la meta singular de com- para la formación, la acreditación y la práctica clínica (y descalifi-
prender en profundidad es la verdadera regla que debe guiar al ca, generalmente, a las demás). Admiten a los jóvenes profesio-
psicoanálisis”. En otras palabras, mientras se trate de compren- nales (o, a veces, carentes de profesión) que acuden a ellas y les
der, nada puede considerarse heterodoxo. Y esto en un texto pu- ofrecen largos períodos de formación teórica, análisis personal y
blicado en la revista que se supone que es el guardián de la orto- supervisiones. Al cabo de los años, les dan un documento (priva-
doxia psicoanalítica. do) que les reconoce como psicoanalistas profesionales. Éstos re-
En esta línea, algún psicoanalista ha señalado la coexistencia ciben en su consulta a los pacientes que acuden a ellos (si es que
en los mismos textos de un Freud “científico” (del siglo XIX) con acuden), establecen un “diálogo psicoanalítico” y les cobran unos
un Freud “analista” (del siglo XXI). El primero buscaba síntesis y honorarios (de hecho, muchos lo hacían ya durante el período
soluciones sistemáticas al servicio de la normalización. El segun- formativo, pues, salvo que se disponga de buenos ingresos alter-
do analiza, problematiza, profundiza en los aspectos más contra- nativos, es difícil afrontar la formación psicoanalítica sin práctica
simultánea). Muchos de estos profesionales, a su vez, se integran
en las sociedades psicoanalíticas en las que se formaron, o en
Profesor de Historia y Teoría de la Medicina. Departamento de
Psiquiatría. Facultad de Medicina. Universidad Autónoma de Madrid. otras alternativas, o en una nueva que ellos mismos crean. Cien-
Madrid. tos de psicoanalistas, en los países desarrollados, trabajan de esta
manera. Miles de pacientes son atendidos de señalan sus limitaciones y reivindican la ne-
esta manera. No es una práctica estrictamente cesidad de complementar sus indiscutibles
médica (no se suele restringir a médicos titu- logros con lo que se está bautizando con el
lados), pero tampoco es totalmente ajena a la nombre de narrative based medicine: medi-
medicina (ya que pretende curar enfermos). cina basada en narraciones, en el diálogo en-
No es una práctica claramente ilegal (¿está tre médico y paciente, en el reconocimiento
prohibido cobrarle a alguien por recibirlo en clínico de la importancia de la subjetividad y
casa y hablar con él?) ni claramente legislada. de la dimensión narrativa irrenunciable de
No está integrada en las instituciones sanita- cada persona12-14.
rias oficiales (ministerios, universidades, cole- Desde la comunidad científica se dirige,
gios profesionales) ni excluida por completo de forma perentoria, un ultimátum al psicoa-
de ellas (hay algunos psicoanalistas que son nálisis: o entras, o sales. Desde la comunidad
profesores universitarios o ejercen en el siste- psicoanalítica se recuerda que, todos los días,
ma sanitario público). No está ni dentro ni en la clínica y en la vida cotidiana, se siguen
fuera, ni se sabe muy bien hasta qué punto desplegando relatos de sueños angustiosos
quiere estarlo. cargados de significaciones enigmáticas, de
El dilema no es nuevo ni es único (la acu- trayectorias vitales rotas por fuerzas oscuras
puntura y el naturismo se enfrentan hoy a si- que surgen de lo más hondo de la persona,
tuaciones similares), pero a veces parece olvi- de conductas cargadas de sufrimiento y mo-
darse que la medicina actual no tiene una lista vidas por deseos opacos. Por mucho que nos
oficial de elegidos y otra de proscritos, sino José Ortega y Gasset (de Sócrates), dejó dicho, gusten los textos de Kandel, ¿se puede real-
una metodología de validación de las prácticas con tres palabras tan válidas en 1911 como en mente creer que se encuentra a nuestro al-
terapéuticas que ha necesitado tres siglos lar- 2004: “psicoanálisis, ciencia problemática”. cance una biología de la memoria, de la fan-
gos para desarrollarse y consolidarse: desde tasía y del deseo capaz de dar a todas las vi-
que en el siglo XVII se inició el método experimental hasta que en vencias íntimas una respuesta satisfactoria y terapéutica? ¿O
el XX se consagraron los ensayos clínicos. Hoy la puerta de entra- habrá que darles la razón a los que siguen insistiendo en que las
da en la comunidad científica está perfectamente clara y la cues- dimensiones simbólicas y narrativas del sujeto humano nunca se-
tión es si se quiere (o no se quiere) y se puede (o no se puede) rán reductibles al método científico experimental y, por eso, la
pasar por ella. Para algunos psicoanalistas, la necesidad de inte- práctica psicoanalítica es —y debe seguir siendo— “otra cosa”?
grarse en la comunidad científica es tan evidente que están dis- Con 3 palabras tan válidas en 1911 como en 2004, lo dejo di-
puestos a renunciar a lo que haga falta. En un artículo publicado cho José Ortega y Gasset: “psicoanálisis, ciencia problemática”15.
en 2002 en el International Journal of Psychoanalysis, Garza-
Guerrero llega a afirmar literalmente que el psicoanálisis vive
“una crisis interna derivada de sus propias incongruencias” entre
la aspiración a “educar y entrenar en una disciplina profesional y
científica” y la “transmisión monástica de una educación y prácti-
ca clínica preponderantemente adoctrinantes” controlada por
“un solo sistema endogámico y supraordenante (nuestra Asocia-
ción Psicoanalítica Internacional)” que, siendo de hecho una aso- Bibliografía
ciación privada, asume a la vez funciones propias de una univer- 1. Laín Entralgo P. La obra de Segismundo Freud. En: Laín Entralgo P. Estu-
sidad, una institución profesional y un organismo de acreditación dios de historia de la medicina y de antropología médica. Madrid: Ediciones
Escorial, 1943.
de titulaciones. Concluye el artículo que el psicoanálisis tiene 2. Mullen PE. Psychoanalysis: a creed in decline. Aust N Z J Psychiatry
que cuestionar profundamente “la supervivencia de sus legenda- 1989;23:17-20.
rias sociedades-institutos” si aspira a dejar de ser un “movimien- 3. Lázaro J. Pedro Laín Entralgo: de la psiquiatría a la filosofía de la mente. En:
Gracia D, editor. Ciencia y vida: homenaje a Pedro Laín Entralgo. Bilbao:
to” y una “causa” para abrirse un futuro “como ciencia y profe- Fundación BBVA, 2003; p. 151-82.
sión clínica”10. Esta opinión, junto con otros ejemplos revisados 4. Holland NN. Deconstruction. Int J Psychoanal 1999;80:153-62.
anteriormente, demuestra que los psicoanalistas están claramen- 5. Procci WR. Chaos theory as a new paradigm in psychoanalysis. A contribu-
tion to the discussion of models. Int J Psychoanal 2002;83:487-90.
te divididos ante el dilema: unos quieren integrarse en la comu- 6. Goldberg A. Postmodern psychoanalysis. Int J Psychoanal 2001;82:123-8.
nidad científica global y otros prefieren mantener su propio con- 7. Reisner S. Freud and psychoanalysis: into the 21st century. J Am Psychoanal
cepto de cientificidad. La cuestión pendiente es: los que quieren Assoc 1999;47:1037-60.
8. Lázaro J. Las críticas actuales al psicoanálisis. JANO 2004;(1534)
integrarse, ¿pueden? 9. Lázaro J. La defensa actual del psicoanálisis. JANO 2004;(1535).
Es bien conocida la forma en que Freud confesaba haber sido 10. Garza-Guerrero C. ‘The crisis in psychoanalysis: what crisis are we talking
obligado por sus histéricas a renunciar a los métodos oficiales de about? Int J Psychoanal 2002;83:57-83.
11. Breuer J, Freud S. Estudios sobre la histeria. En: Freud S. Obras completas
la medicina de entonces para entregarse a la escucha de sus rela- [edición original, 1895]. Vol. 2. Buenos Aires: Amorrortu, 1985.
tos y a la redacción de historias clínicas que, en sus manos, se 12. Lázaro J. Medicina objetiva y medicina narrativa. JANO 2003;(1490):1008-
transformaban en historias novelescas11. ¿Se trata de una simple 10.
13. Greenhalgh T, Hurwitz B, editors. Narrative based medicine. Dialogue and
muestra de arqueología histórica o estamos ante la reiterada apa- discourse in clinical practice. London: BMJ Publishing Group, 1998.
rición de un fenómeno constante y perenne en la clínica? En los 14. Gracia D. Éticas narrativa y hermenéutica. En: Como arqueros al blanco. Es-
últimos años hemos asistido a la glorificación de la más rigurosa y tudios de bioética. Madrid: Triacastela, 2004; p. 197-224.
15. Ortega y Gasset J. Psicoanálisis, ciencia problemática. En: Ortega y Gasset J.
objetiva “medicina basada en pruebas” (evidence based medici- Ideas y creencias [edición original, 1911]. Madrid: Revista de Occidente en
ne). En estos momentos se están alzando cada vez más voces que Alianza Editorial, 1986; p. 89-121.

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