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Lo que Odebrecht nos dejó

Por: José Luis García Palacios


Cuando Vargas Llosa, mediante la voz de Santiago Zavalita, se preguntaba,
con un amargo pesimismo: ¿en qué momento se jodió el Perú?, pudo
condensar gran parte del malestar del peruano promedio que con su
escepticismo, problemas y deudas deambulaba compadeciéndose por su
propia vida y, sobre todo, cuestionándose por el inicio de su miseria, que
siempre se mostraba como la de todo un Perú, en donde el “estar jodido”
parecía ser el abanderamiento común de la causa nacional.

Retroceder al momento del inicio del fin es una cuestión que se balancea, en
este caso, entre lo inútil y lo problemático, es por ello que me permito en
cambiar nuestra pregunta, pues parece ser más pragmático el volverla a un por
qué contextual, es decir el preguntarnos: ¿Por qué está jodido el Perú ahora?
Las aristas que se nos presentan como respuestas son muchas, pero es de
una común aceptación el hecho de que la política se muestre con una pesada
responsabilidad, pues al ser la actividad que trata con la organización de las
masas humanas o como nos diría Arendt: “del estar juntos los unos con los
otros de los diversos”, toma parte activa en el malestar común del sentirse
“jodido” en donde la bitácora parece siempre deambular hacia lo trágico.
Además, vivimos en un país en donde la práctica de la política, entendido
democráticamente, ha perdido sus lineamientos estructurales básicos, no solo
frente a los ideales sobre los cuales se fundó, sino, y más importante, frente a
los ojos del peruano, el cual es el principal agente de poder dentro de la jugada
democrática, pues vale recordar aquella somera definición de la democracia:
“el gobierno del pueblo”. Es por ello que la mirada contemplativa del ciudadano
es siempre inquisidora frente a lo político, el cual se le presente, a veces justa o
injustamente, como una de las causas, a veces la principal, de todo su
sinsabor.

Es en ese sentido, como lo político es relacionado en el imaginario del país,


casi en piloto automático, con la corrupción. Increíble paradoja si vislumbramos
como todo un aparato político-democrático se ensambló para poder evitar dicha
actividad, no más recordemos como uno de los cimientos básicos de la
democracia: la separación de poderes, se instauró para evitar la manipulación
excesiva de poder bajo una misma persona, pues las experiencias de órdenes
políticos anteriores servían de historial suficiente para entender esto como un
error que desembocaba en prácticas abusivas, es decir, corrupción. Vaya
paradoja, pues vivimos en un país y quizás, si se me permite un acrecentado
pesimismo, en un mundo en donde el orden político por excelencia es en
práctica un amargo contrasentido, en donde el más ferviente de los
hobbesianos renegaría de contrato social alguno, reclamando como la ley
valdría lo mismo que en un estado natural: nada.

Ahora, nuestro país, así como gran parte de los países de la región, han sido
bombardeados por una ola creciente de escándalos de corrupción, y vale la
palabra “escandalo”, pues el asombro que han causado ha mantenido en vilo a
millones de peruanos, de cuyas bocas ha sonado continuamente y
despectivamente la palabra: Odebrecht. El conglomerado brasileño lleva
laborando en nuestro país desde el año 1975, en donde ha participado en más
de 60 obras hasta la fecha, de las cuales las ejecutadas en el plazo entre los
años 2005 al 2014, según los informes de la misma empresa, han tenido un
desenvolvimiento fraudulento que ha terminado en pérdidas significativas
contra el estado peruano. Todo esto fue posibilitado por un brazo político que
no se sonrojaba ni, mucho menos, se ofuscaba frente al olor del dinero,
permitiendo que aún nos sigamos preguntado: ¿Por qué esta jodido el Perú
ahora?

La esperanza de la democracia

Esta casi delineado en la memoria de la historia peruano la manera como


iniciamos este siglo, con una turbada agitación política que mantenía: por un
lado, a la dictadura de Alberto Fujimori, la cual tentaba un tercer periodo
consecutivo; y por otro lado, a una sensata población que se movilizaba frente
a la insoportable situación que pugnaba por querer perpetuarse. Toda esa
indignación colectiva logró compaginarse en una multitudinaria marcha, llevada
a cabo en tres días, la cual fue liderada liderada por el que sería después
Presidente de la República: Alejandro Toledo. Es casi poético como este se
mostraba frente a la multitud proclamando insistentemente: “el camino al
rescate pronto de un nuevo amanecer democrático”. Y claro que la
rescatamos, y a partir de aquel momento hemos vivido diecinueve años de una
aparente democracia, el periodo más largo en nuestros casi 200 años de vida
republicana.

Es en este punto en donde Odebrecht nos destapa la ficción, se pone en rol de


un inmoral hacedor y nos descubre las vendas y tambalea el orden de lo que
nosotros creíamos era democracia. Pues todos los gobiernos que hemos
tenido, desde su reinstauración, fueron atrapados por la telaraña de la
corrupción, cuyo artífice, Odebrecht, tuvo la ingrata suerte de encontrarse con
una clase política débil y poco comprometida con los ideales que pregonaban
en campaña. Que fácil se hace poder mentir en el Perú.

El destape de la corrupción en todos estos años, nos devuelve a la insolenta


sensación del “estar jodidos”, agrava ese sinsabor que provoca la política y
reinstaura esa desafortunada relación paradójica que nos hacemos, con una
terrible impotencia, entre lo política y la corrupción. Los sobornos a presidentes
y candidatos nos cuestionan la fibra moral y democrática que dicen tener, nos
hacen ver esos discursos patriotas con más cuidado y producto de un sofisma
propio de la jarana de la campaña, nos detiene con escepticismo frente al gran
jubilo que significaba la recuperación de la democracia en el 2000. Pero, y esto
es para que no se me juzgue de pesimista, también incremente la indignación
colectiva, que canalizada de un modo óptimo estimula la creación de
ciudadanos sensatos y, sobre todo, activos frente al malestar que trae la
política, convirtiéndolos en los verdaderos agentes de cambio.

Fuentes:
https://larepublica.pe/politica/1226058-democracia-y-corrupcion
https://www.youtube.com/watch?v=zuicUImSvak
https://elperuano.pe/noticia-democracia-a-defensiva-corrupcion-y-politica-65457.aspx
https://rpp.pe/peru/actualidad/esta-es-la-historia-de-odebrecht-en-peru-noticia-
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