Honduras es el país más afectado, a nivel mundial, por el cambio climático. Su
ubicación geográfica entre el Océano Pacífico y el Atlántico lo expone a numerosas y diversas amenazas naturales y a fenómenos climáticos extremos, que debilitan su desarrollo sostenible. Los eventos hidrometeorológicos, como huracanes y tormentas tropicales, son los que mayores desastres ocasionan y son, además, los más recurrentes. El 62% del territorio nacional, donde habita el 30.9% de la población hondureña, experimenta riesgos ocasionados por el cambio climático, según un estudio del Banco Mundial, y especialmente las áreas rurales del país, donde la presencia y capacidad del Estado para prestar los servicios básicos es limitada. Las consecuencias del cambio climático no golpean a toda la población en igual medida: los niños, niñas y adolescentes de Honduras - y especialmente los que residen en el área rural del país y que, además, padecen los mayores niveles de pobreza y pobreza extrema - son los miembros de la sociedad más vulnerables al impacto del cambio climático. Las sequías, los huracanes, el aumento de la temperatura, las inundaciones o cualquier evento natural extremo pueden provocar graves problemas para este grupo etario, debido a su menor desarrollo y a su especial necesidad de protección de parte de sus familiares y del Estado.