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Intervención Psicosocial, 2004, Vol. 13 N.° 2 Págs.

155-164

DOSSIER

Violencia contra las mujeres: una visión estructural


Violence against women: a structural perspective

Concepción FERNÁNDEZ VILLANUEVA*


Fecha de recepción: 30-07-2004 Fecha de Aceptación: 14-09-2004

RESUMEN
La violencia es más que un conjunto de actos que producen daño y debe entenderse en
un marco de interacción entre los individos, los agresores y las víctimas. En este marco no
sólo es importante considerar los daños físicos, psicológicos y sociales en la víctima sino
las consecuencias en la redistribución de poderes entre ambos, La violencia contra las
mujeres en el ámbito doméstico, participa de las mismas características, orígenes y función
social que las violencias producidas en otros contextos más estructurales, tanto dentro
como fuera de nuestra sociedad y en varias otras culturas. Se trata de una estrategia para
mantener el poder patriarcal y una forma de impedir que las mujeres se muevan del lugar
de desigualdad que tradicionalmente han ocupado. Por ello, se encuentra comparativamen-
te más legitimada que la violencia masculina y dicha legitimación se expresa en los códi-
gos jurídicos y penales, los cuales son una cristalización de los valores de la sociedad en
que se formulan.

PALABRAS CLAVE
Violencia contra las mujeres, Contextos, Origen, sentido y funcion social, Legitimación

ABSTRACT
Violence should be considered in a interactional perspective betwen aggressors and vic-
tims. In this perspective it is particularly an relevant to consider not only physical, psycho-
logical or social dammages, but also consequences in power redistribution between them.
Domestic violence against women participates of same factors, origins and functions as
other types of violence, produced not only in our societies but also in other cultures. In
general violence against women is a strategy to maintain masculine domination and ine-
quality. Consequently, juridical texts and. Legal codes usually shows a certain legitimation
of this violenci , particularly in comparison to masculine violence.

* Universidad Complutense. Madrid.

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Violencia contra las mujeres: una visión estructural

KEY WORDS
Violence against women, Contexts, Origins, Reason and social function, Legitimation

1. Violencia contra las mujeres, nuevo sujeto debemos darle un nombre


violencia doméstica, violencia de para reconocer su existencia, el fenóme-
género o terrorismo machista. ¿es el no al que aludimos demanda su existen-
nombre intrascendente? cia como hecho social, una diferenciación
y una consideración particularizada
Un antiguo artículo de un importante sobre otros fenómenos de violencia. Ade-
psicólogo social europeo se titulaba más, aunque no de la misma manera en
“Viviendo un nombre”. ( Harré, 1977). Su los diferentes contextos en los que se uti-
contenido aludía las connotaciones, sen- liza, exige un reconocimiento de impor-
tidos y valores que están detrás de cada tancia, supone una necesidad de ser
nombre propio con el que denominamos entendido, explicado y en cierto modo,
a las personas. El nombre que se elige controlado.
para un nuevo miembro del clan familiar
se inserta en una constelación de signifi- No se puede negar hoy día que las
cados que recogen y resumen la historia sociedades occidentales y la española en
del significado de las familias y lo proyec- concreto, “reconocen” la existencia de
tan hacia el futuro. Cada nombre nuevo esta realidad aunque no haya sido nada
contiene, además, unas intenciones de fácil ni rápido. No obstante todavía es
identidad para quien lo va a llevar a lo necesario insistir en su verdadera tras-
largo de su vida. cendencia e importancia. A pesar de las
dramáticas cifras de las estadísticas y de
Algo similar ocurre con el término que los terribles actos que nos relatan fre-
nombra los hechos de los que vamos a cuentemente los medios de comunica-
hablar en estas páginas. El nombre con ción, se nos plantea cada vez que los
el se alude a la tremenda violencia que se conocemos, una sensación de increduli-
produce en el marco de las relaciones dad, de desconcierto y una necesidad de
interpersonales entre las personas de explicar porqué ocurren estos hechos en
distinto género y cuya punta del iceberg contextos cercanos a nuestro lugar de
son las muertes de 60, 70, 80 mujeres convivencia, en nuestro país democrático
anualmente recoge la historia el signifi- de ciudadanos libres.
cado social de este fenómeno. Pero con-
tiene, además, las intenciones que la La cotidianidad de estos fenómenos es
sociedad alberga para su acción frente a lo que más malestar produce y también
él en el futuro. lo que más interrogantes plantea porque
no alcanzamos a entender o quizá no
Del mismo modo que cuando nace un aceptamos la explicación de sus razones,

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de su origen, de su sentido. La incerti- por los valores machistas que persisten


dumbre y el malestar provocan la necesi- en la sociedad. Si consideramos como
dad de ponerle un nombre, de responder una de las funciones de ese machismo
a la pregunta ¿qué es esto?. ¿De qué otra violento la pretensión de mantenerse
realidad más amplia forma parte? ¿Con cometiendo terror y actos de poder ilegíti-
qué otros fenómenos se puede relacio- mos desde el punto de vista político y
nar? Y ¿por qué esto aquí y ahora? ¿Son desproporcionados desde la legitimidad
casos patológicos, son casos aislados, es de las relaciones interpersonales, enton-
un fenómeno pasajero, en aumento o en ces el fenómeno se podría llamar más
declive? bien “terrorismo machista”. El “terroris-
mo machista” queda identificado por su
El debate sobre los nombres es en rea- ilegitimidad política y por sus intenciones
lidad un debate político, que se libra en de mantener los valores machistas.
el terreno de los términos lingüísticos.
Los nuevos nombres para hacer fortuna La sociedad no ha elegido el nombre
y consolidar su presencia social deben definitivo para esta realidad que pretende
cumplir algunas condiciones sociolin- entender y controlar. La propuesta de
güísticas, por ejemplo ser bien recibidos términos como “violencia doméstica”,
por la gente y ser útiles a las intenciones “violencia contra las mujeres”, “violencia
con que se crearon (Potter, 2001). La de genero”, “violencia machista”, “terro-
introducción de términos que nombran rismo familiar” o “terrorismo machista”
cualquier desigualdad de género, gene- no hace sino revelar una necesidad
ralmente encuentra resistencias en urgente de tomar decisiones al respecto,
muchos sectores sociales. La nueva pro- de actuar políticamente sobre sus mani-
puesta de ley integral de contra la violen- festaciones.
cia de género parece tener algunos pro-
blemas no sólo por su contenido, sino Nosotros elegimos el término “violen-
también porque el término “violencia de cia contra las mujeres” desde una posi-
género” no es bien recibido y les parece ción epistemológica en la que intenciona-
incorrecto a los lingüistas de la Real Aca- damente enmarcamos los actos de vio-
demia de la Lengua. Desde nuestro lencia más graves que se producen en el
punto de vista es este un término difícil ámbito doméstico, dentro de un continuo
de entender para los no expertos, ade- de otros actos de violencia de hombres
más de excesivamente uniformizador de contra mujeres que se producen en otros
la realidad que pretende nombrar. Se contextos y situaciones, en las cuales
podría deducir de una interpretación existen características estructurales
superficial que los géneros (hombres y comunes. La más importante de esas
mujeres) se oponen uno al otro violentán- características es la desigualdad de
dose mutuamente; es decir, contiene una recursos y de poder.
implícita simetría entre la violencia de
cada uno de ellos frente al otro, lo cual
no es una aproximación veraz ni justa de 2. Breve definición,
la realidad a la que alude. epistemológicamente situada,
sobre violencia
Más descriptivo seria el término “vio-
lencia masculina” y más aún, el término La definición y la identificación de los
“violencia machista”, ya que lo más defi- actos de violencia siempre es un proceso
nidor de esa violencia no es que la come- evaluativo, es decir, mediatizado por valo-
ten hombres sino que se trata de actos res y presupuestos previos. Para definir
motivados y permitidos por el machismo, un acto como violencia necesitamos de

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unos parámetros evaluativos, éticos, En la evaluación de las consecuencias


morales o simplemente normativos, que hay que mirar mas allá de cada víctima
nos sirven de unidad de referencia com- concreta. Desde nuestra perspectiva el
parativa para incluir unos u otros actos agresor y la víctima no son individuos en
dentro de la categoría correspondiente y, interacción desconectados de la identi-
por ello, condicionan los limites del con- dad social y las interpretaciones que la
cepto. sociedad hace de sus acciones, son parte
de categorías sociales y participan del
Es éste el origen de la enorme y gene- valor e importancia social que la socie-
ralizada discordancia que existe entre dad les otorga como parte de dichas cate-
las versiones de los agresores y sus víc- gorías sociales. Por lo tanto los actos de
timas a cerca de los actos de violencia agresión participan de unos motivos que
(agresiones) en todos sus niveles y tipos. son, en parte, sociales y los daños tienen
El agresor siempre tiende a hacer culpa- inevitables consecuencias sociales. Por
ble a la víctima, es decir, siempre sitúa ejemplo, las consecuencias de una agre-
una parte o toda la responsabilidad de sión sexista impune redundan no sólo en
las acciones y las consecuencias produ- la privación de la igualdad para una
cidas en la otra parte de la interacción, mujer sino para todo el colectivo de
y siempre se siente en cierto modo agre- mujeres que pierde comparativamente la
dido y ofendido. Los agresores justifican realidad de sus oportunidades.
sus acciones porque las víctimas han
intentado ganar posiciones frente a En consecuencia nos preguntamos
ellas, sobrepasar sus derechos, ganar ¿qué es la violencia contra las mujeres en
espacio interpersonal que los agresores esta perspectiva interaccionista? No po-
consideran suyo. Este suele ser el senti- demos entenderla como un conjunto de
do de lo que los agresores llaman “pro- actos aislados sino como un conjunto de
vocación”. mecanismos para conseguir, incrementar o
mantener el poder en la interacción. Tanto
Como hemos mantenido en otros tex- sus incidentes concretos como los cam-
tos (Fdz Villanueva, 1990, Fdz Villanueva bios y avatares en su proceso deben
et al. 1998,) la violencia, materializada en entenderse teniendo en cuenta este prin-
actos concretos de agresión, es siempre cipio. Hay muchos niveles en los que se
una cuestión interpersonal, relacional, ejerce la violencia pero en todos ellos
que se enmarca en una interacción pre- podemos ver que opera como una estra-
via ente los actores y determina su inte- tegia de desigualdad. La violencia contra
racción futura. las mujeres es un mecanismo al servicio
de los valores patriarcales, intenta mante-
Cada acto de violencia, no está aislado ner la distribución patriarcal de poder y
de los otros, hay que entenderlo como por tanto, la desigualdad de las mujeres.
episodio de un proceso de interacción
previo y futuro entre el agresor y la vícti-
ma. En cada agresión no sólo hay que 3.-Contextos de violencia contra
tener en cuenta las características psico- las mujeres: origen, sentido
lógicas del agresor o los motivos de la y función social
agresión, es inevitable tener en cuenta
las consecuencias, es decir, qué ganancia Desde esta visión estructural hay una
consigue el agresor frente a la v´citima de conexión entre los diversos contextos y
cara a su posicionamiento social, cómo formas de violencia ejercida contra las
queda el poder de uno frente a otro des- mujeres. Repasemos algunas de sus
pués de los actos de violencia. manifestaciones más desagradables, que

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conocemos a través de los medios de miento personal sino con el intento de


comunicación, desde los mas lejanos a aterrar, amedrentar y conseguir con ello
los mas cercanos. Las violaciones masi- ciertas metas políticas. Las ablaciones
vas de mujeres en la guerra de Bosnia, del clítoris, realizadas sobre menores de
las lapidaciones de mujeres acusadas de edad en varios países africanos, sirven
adulterio en algunos países musulma- para desposeer de poder y de placer a las
nes, la reclusión en sus casas de las mujeres. Recordemos que en muchos de
mujeres de Afganistán durante el régi- estos casos, sobre todo en aquellos que
men de los talibanes, las muertes de la agresión es específica y se centra sólo
mujeres junto a niños en la larvada gue- en el sexo femenino, como el último caso,
rra civil de Argelia, los infanticidios de el daño se desconoce, o se minimiza y en
niñas en China y La India, las ablaciones su lugar aparece un relato de positividad
de clítoris practicadas en ciertos países. para la sociedad e, incluso, de beneficio
Estos hechos también nos inquietan, final para las mujeres.
producen incredulidad y espanto y cues-
tionan la manera como los humanos nos Si las mujeres soportan esas violen-
organizamos política y socialmente. cias es porque están situadas en un
lugar de vulnerabilidad social del que no
Cuando repasamos varios de ellos nos pueden defenderse, un lugar de despro-
resulta mucho más difícil psicologizar los tección relativa frente a los varones, des-
factores de la violencia familiar y nos protección avalada y apuntalada por las
damos cuenta de la insuficiencia de instituciones, los códigos legales, las
tomar una perspectiva puramente psico- administraciones de justicia y los propios
logista, insistiendo por ejemplo, en los valores sociales. Un lugar inferior, asimé-
perfiles psicológicos de agresores y v´cti- trico al de los varones y asimétrico al de
mas o en las “causas” como el alcohol, el los poderes políticos, económicos y socia-
desempleo o las drogas. Las dimensiones les. .
sociales aparecen tanto cuando se con-
templan los motivos, las razones que No obstante, a pesar de tanta eviden-
explican los hechos como las dificultades cia del peso de los factores sociales en
para escapar de ellos. estos hechos que comentamos, en oca-
siones se acentúa la responsabilidad en
En todos estos casos la especificidad las víctimas o se culpabiliza a éstas A
de las v´ctimas mujeres se explica por la veces se argumenta que las mujeres islá-
existencia de factores de orden político micas no sólo no se oponen a la ablación
económico y social y cualquier explica- sino que son ellas quienes la practican y,
ción psicológica que pusiera el énfasis en por lo tanto, son responsables de los
las propias víctimas sería evidentemente, hechos que sufren. La culpabilización
insuficiente, por no decir, distorsionada. ignora los principales condicionantes de
Las violaciones en Bosnia sirvieron para esta realidad: La incapacidad de defensa,
amedrentar y reducir la capacidad defen- la socialización impuesta en los valores
siva y hundir la autoestima y el orgullo coherentes con dicha práctica y, sobre
de los contrincantes de los violadores. Se todo, la temprana edad de las victimas
trató de un daño directo a las mujeres e que no pueden defenderse por no tener
indirecto a los varones contrincantes, las ni siquiera personalidad jurídica.
mujeres fueros usadas como objeto para
causar daño indirectamente a los enemi- Conviene insistir en esa aproximación
gos. Parece claro también que las muer- explicativa de amplio marco social de
tes de mujeres junto con niños en Argelia estos hechos porque los hechos más coti-
nada tienen que ver con su comporta- dianos de violencia contra las mujeres en

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nuestras sociedades occidentales com- cer dónde se inicia el ciclo de violencia en


parten en gran medida esa dimensión las relaciones de pareja, cuándo y cómo
estructural y no psicológica. empieza porque suele empezar con actos
de dominación pequeños, muy poco
Las mujeres son agredidas, asesina- importantes y muy interrelacionados y
das y violadas en la calle, sufren violen- afines con las manifestaciones de asime-
cia y acoso sexual en el trabajo y en las tría y desigualdad propias de la forma
instituciones educativas. la mayoría de “natural” de las relaciones entre hombres
víctimas del acoso son mujeres, aunque y mujeres socializados en los valores tra-
los hombres no están exentos del riesgo dicionales. Por ejemplo, con unas de-
(Hirigoyen, 2004). Es comúnmente acep- mandas de dependencia y obediencia
tado que el acoso sexual en el trabajo es demasiado fuertes confundidas en oca-
una manifestación de discriminación por siones con la complacencia y la atención
genero que se deriva de la persistencia de propias de la interacción amorosa (entre
los roles tradicionales en la situación desiguales). Suele continuar con la priva-
laboral. En las instituciones educativas ción de derechos de poca importancia,
de todos los niveles, las mujeres son más como impedir ciertas iniciativas de
acosadas tanto de forma individual como acción o ciertos actos de libertad. Así se
en grupo. Las alumnas son acosadas establece un proceso de interacción en el
principalmente por profesores pero tam- que uno de los miembros de la relación
bién por alumnos y los alumnos varones va perdiendo terreno frente al otro, a la
acosan también con cierta frecuencia a vez que el otro se va apropiando de forma
las profesoras. Pero lo más curioso es ilegítima de los derechos del primero.
que los alumnos infravaloran sus accio-
nes y la gravedad de sus actos de acoso, Todos y cada uno de estos procesos
considerándolos como un atributo del rol tienen la función, sirven o comparten la
masculino (Diaz Aguado, 2004) consecuencia de mantener las estructu-
ras patriarcales, impedir que las mujeres
La violencia en el ámbito doméstico es se muevan de su lugar de desigualdad.
abrumadoramente masculina y afecta La violencia en la calle restringe la liber-
abrumadoramente a las mujeres. No obs- tad para utilizar la calle en determinadas
tante, la relativamente escasa violencia condiciones, el acoso en el trabajo suele
que ejercen las mujeres en el ámbito redundar en el despido o en las dificulta-
familiar también nos dice algo sobre su des de promoción. La violencia en la
carácter social y su relación estrecha con escuela establece prerrogativas de domi-
la desigualdad: sus principales vícctimas nio para los grupos e individuos masculi-
son los menores, los hijos, sobre todo los nos. En la violencia doméstica se busca
más pequeños, que son los que tienen la la permanencia, el mantenimiento del
más estrecha relación con las madres, y poder económico y del poder personal, el
entre estos, los recién nacidos. (Fdz Villa- poder de decisión y dominación patriar-
nueva et al. 1988) cales.

Muchos actos masculinos que produ- Es claro el sentimiento de miedo y


cen daño son minimizados por los varo- paralización de la acción frente al agresor
nes, que los consideran manifestaciones que puede vivir una persona agredida y
de masculinidad en la relación conyugal amenazada. Pero no debemos olvidar los
e incluso por las mujeres confundiéndo- efectos que trascienden a las víctimas
los con las exigencias de su rol femenino individuales. Si esa violencia queda
en la relación de pareja. Recordemos con impune o está poco atendida, minimiza-
Gelles (1988) que es muy difícil estable- da o malintepretada los efectos van más

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allá de cada víctima concreta y se extien- “La legitimación es el proceso de presen-


den a la distribución de posiciones y de tación que pretende hacer la violencia
poderes políticos y sociales entre los “aceptable”, es una explicación razonada
hombres y las mujeres. Con cada acto de y lógica que contribuye a situar el senti-
violencia impune contra una mujer otras do de los hechos en condiciones de acep-
mujeres sufren una merma en sus posi- tación universal, es decir, que cualquier
bilidades reales de ejercer la igualdad. ser humano sometido a las mismas con-
diciones se comportaría del mismo modo”
Finalmente, todos esos actos afectan al ( Fdz Villanueva. et al., en prensa).
funcionamiento del mismo sistema demo-
crático. Un sistema democrático debe per- La justificación se entremezcla estre-
mitir a los individuos ejercer los derechos chamente con las explicaciones, la com-
conquistados históricamente y formula- prensión desde una perspectiva, argu-
dos en sus leyes. La violencia en el seno mentativa, consensuada, no necesaria-
familiar no sólo causa daños físicos, sino mente científica. Es muy frecuente pre-
la incapacidad de ejercer derechos legíti- sentarla como natural, inevitable, huma-
mos, como separarse legalmente, o vivir na, comprensible, derivada de otras con-
en libertad y no con miedo. El estado diciones, lógica, defensiva, altruista, no
debería hacer lo posible para impedir que intencionada o necesaria.
los individuos de mayor poder físico o
social coaccionen a los de menor poder y Si observamos la televisión como
recursos. En caso contrario puede enten- representante social de los proceso de
derse que se consienten obstáculos perju- legitimación de las diferentes formas de
diciales al sistema democrático. violencia posible, concluimos que el por-
centaje de legitimación, de comprensión
y aceptación mas o menos explícita, ayu-
4. La violencia contra las mujeres dándose de mecanismos de imagen y de
está (comparativamente) legitimada y procesos de presentación de situaciones
se manifiesta en los códigos jurídicos posibles, es muy alto, alrededor del 40%
y en los valores sociales (Fdz Villanueva et al. 2004)

El mantenimiento de la violencia En la generalidad de las investigacio-


sexista necesita de un proceso de legiti- nes sobre violencia en televisión, se
mación que la hace en cierto modo acep- muestra que las mujeres se implican en
table y tolerable. En términos generales, menos incidentes de agresión y los daños
el uso de la violencia está bastante más que producen son menos graves. Sin
legitimado de lo que permite pensar su embargo, sus actos suelen estar menos
insistente condena en los ámbitos políti- legitimados que los de los varones. Estos
cos, religiosos, legales y en las opiniones disponen de mayor legitimidad para agre-
de las personas. dir, poder legítimo para destruir, incluido
el poder de dar muerte.
El amplio consenso sobre el principio
teórico de que la violencia es condenable Las razones y argumentos con los que
venga de donde venga se rompe clamoro- se legitima la violencia mostrada en la
samente en la práctica y se minimizan, televisión son muy similares a los que
se permiten y hasta se exaltan gran can- aparecen en los códigos legales: es nece-
tidad de actos de “violencia justa” o “vio- saria, es inevitable, produce consecuen-
lencia legítima” . cias positivas, es un mal menor, los agre-
sores son legales, simpáticos o tienen
Como hemos expresado en otro lugar, poderosas razones para producir los

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daños que resultan de sus acciones. valer las atribuciones de intención y


Detrás de todas esas argumentaciones habría que cuidar los posibles sesgos
hay unos valores morales, una distribu- derivados de los valores tradicionales y
ción de posiciones sociales y unos dere- sexistas de los jueces y los fiscales, prin-
chos definidos desde esas posiciones. cipales agentes en el proceso judicial.

Es de esperar que la definición, la eva- También es necesario evaluar correc-


luación y la sanción de la violencia con- tamente el daño. Cuando el agresor y la
tra las mujeres quede afectada por estos victima parten de diferentes posiciones
mismos factores en todas sus expresio- en la interacción, de diferentes niveles de
nes y contextos, ya que estas se encuen- poder y desde diferentes niveles de vulne-
tran en una posición estructural de desi- rabilidad, establecer la cuantía de los
gualdad frente a sus agresores. En cual- daños es un problema. Los derechos de
quier sociedad sexista, el concepto de los que cada uno de ellos puede hacer
agresión adolece de tres posibles fuentes uso como las normas que debe acatar en
de distorsión, que se derivan de las la interacción son diferentes y abarcan
siguientes cuestiones : diferentes niveles de permisividad. Por
ello, los agresores de mayor poder suelen
1. las características de los evaluado- desconocer y minimizar muchos actos
res, los que establecen las versiones de que producen daño a las víctimas, ya que
los hechos estos quedan ocultos por la previa desi-
gualdad y asimetría que entre ambos
2. las evaluaciones inadecuadas de los existe.
daños y las consecuencias
El problema se complica porque al
3. las evaluaciones inadecuadas de la evaluar los daños hay que tener en cuen-
justicia y la legitimidad de los actos agre- ta no sólo los daños materializados, vivi-
sivos dos, sino las amenazas de daños y no
sólo los daños físicos sino los psicológi-
Todas ellas tienen sus correspondien- cos y los sociales (Fdez Villanueva et al.
tes consecuencias en la aplicación de la en prensa 1 y2). Entre estos hay que
justicia. incluir las pérdidas de prestigio o posi-
ción social, muy especialmente las pérdi-
Para entender, prevenir y sancionar das de posición en las relaciones inter-
los delitos de violencia hay que empezar personales. Asimismo podemos estable-
por establecer con objetividad y justicia cer daños directos e indirectos. Los
las intenciones de la acción, lo cual sólo daños indirectos son especialmente rele-
se hace de forma indirecta, Es evidente vantes en las relaciones entre grupos y
que la intención de los agresores sólo se entre categorías de identificación. Las
puede establecer haciendo interpretacio- personas pueden sentirse agredidas tam-
nes a partir de los hechos, ya que nadie bién “vicariamente, ”cuando el agredido
puede acceder a la mente de los agreso- es alguien como ellas, alguien de su
res de forma totalmente transparente. mismo grupo o categoría. Los daños a los
Las intenciones se pueden atribuir inco- hijos, a los individuos de la misma raza,
rrectamente con mucha facilidad, ya que la misma religión o la misma ideología
se puede acudir a procesos psicológicos son daños que se hacen a los individuos
que desculpabilizan o modifican la cuali- a través de otras personas diferentes de
dad de las intenciones. De este modo ellos mismos.
cobran relevancia quienes son los que
establecen los hechos probados y hacen Finalmente, la evaluación de las con-

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secuencias de los hechos y su legitimidad la desigualdad legalizada y sujetada por


es, incluso, más complejo porque entra los valores sociales y los códigos jurídi-
claramente en las dimensiones éticas y cos. Comprender esto produciría un
morales y estas a su vez, en las costum- cambio de énfasis, una consideración
bres y normas establecidas por los siste- mayor a las cuestiones judiciales, a los
mas sociales mediados por el poder. procedimientos de administración de jus-
ticia a los valores de los operadores jurí-
Desde una administración de justicia dicos y menos a las cuestiones psicológi-
que mantiene buena parte de las codifica- cas sobre todo a aquellas que sitúan
ciones tradicionales, un demasiado alto gran parte de la responsabilidad en la
porcentaje de evaluadores masculinos, propia víctima. A pesar del reconocimien-
especialmente en los niveles más altos de to social de muchas dimensiones por
la toma de decisiones judiciales y unos parte de los trabajadores sociales en la
procedimientos de funcionamiento lento y cuestión, todavía se sigue culpando a las
mediatizado por el poder económico (Fdez mujeres de ciertas condiciones de su
Villanueva et al. 2003) es de esperar que experiencia como víctimas, por ejemplo,
se produzcan interpretaciones desiguales, se suele culpabilizar de haber aguantado
injustas y sanciones inapropiadas, ade- demasiado tiempo en los vínculos agresi-
más de cierta impunidad. vos y de dominación y en proceso de la
violencia.
El poder que los estereotipos sexistas
consideran permitido o legítimo para el Del mismo modo, cuando intentamos
varón, se representa en los códigos jurí- entender por qué la mujer no puede o
dicos y produce diferentes efectos social- tarda demasiado en librarse de esa vio-
mente legalizados para los hombres y las lencia, debemos de nuevo introducir los
mujeres. La violencia masculina está factores estructurales. Si el periodo de
comparativamente más legitimada que la duración del vínculo violento dura varios
violencia femenina y ello produce diferen- años, demasiado tiempo, se debe en gran
cias en las sanciones a favor de los hom- parte a que las diversas estructuras
bres, desprotección de las mujeres y no sociales sujetan más o menos visible-
poca impunidad. Los mecanismos a tra- mente la persistencia de ese poder mas-
vés de los cuales el poder se inmiscuye culino, dificultando romper el proceso de
en los códigos jurídicos son la definición dominación y estableciendo para hacerlo
de los delitos y la definición de los ate- unos costes demasiado grandes que
nuantes y los agravantes de los mismos. muchas mujeres no pueden asumir
Todavía hoy, en nuestra administración desde su lugar de vulnerabilidad. Los
de justicia, las mujeres cargan con más códigos penales, las instituciones y los
agravantes que los hombres en los deli- estereotipos sociales no están a la altura
tos de violencia similares. Asimismo, la de lo que necesita una persona “estruc-
probabilidad de atenuar su responsabili- turalmente desigual” a otra para liberar-
dad por el uso de atenuantes se reduce se del daño producido por esta última.
con respecto a los varones. (Varela 2002) Tampoco las representaciones sociales
(que siguen siendo en general tradiciona-
Naturalmente comprender la violencia les y sexistas) de mujeres y hombres
contra las mujeres en el microcosmos adultos terminan de aceptar la desigual-
familiar necesita también incluir otras dad de las mujeres, expresada por una
dimensiones de tipo psicológico que ope- de las participantes en nuestra investiga-
ran en cada situación concreta. Pero ción ( Fdez Villanueva et al. 2003) que
nunca desconocer que todas ellas operan manifestó con toda crudeza e ingenui-
constreñidas por el marco psicosocial de dad: “a las mujeres nos matan antes”.

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