Está en la página 1de 1

Florencia Betti

Después de ver reiteradamente la charla de la Dra Liliana Sanjurjo, me pareció


sumamente interesante cómo ella aborda la importancia de reflexionar, la cual
es sumamente importante porque implica analizar los factores externos que
inciden (contexto familiar, económico, político, social, entre otros que afectan la
situación de aprendizaje) así como mis propias limitaciones y posibilidades, afín
de intervenir con decisiones fundamentadas en la solución de algún problema,
que es lo que se espera de un profesional.
En cuanto a esto último, surge la pregunta sobre qué es un docente reflexivo, a
lo que la especialista responde:
“Un docente reflexivo es aquel que no se queja por las situaciones de
complejidad, asume la complejidad como parte de su trabajo y reconoce, con
sus limitaciones, que puede intervenir”
Una vez planteada esta interesante idea, de las complicaciones como parte del
oficio (ya que al trabajar en un aula, se tienen veinte individuos, veinte
cabecitas, cada una con diferente historia, trayectoria, familias, entornos,
realidades, etcétera), comienzan a desarrollar la idea de la importancia de que
se enseñe desde los primeros años de formación docente, (porque sí, la
reflexión se aprende y por lo tanto, se enseña); explican también que en
muchos países está la indicación de incrementar el campo de la formación de
prácticas, y hay avances sobre el qué hacer en ese campo, en otras palabras,
Liliana dice que se avanzó mucho en lo curricular, y en los dispositivos de
formación, pero que el mayor desafío es “cambiar la cabeza” y que se debe
hacer un trabajo de militancia para erradicar concepciones instrumentalistas,
las cuales afirman que la práctica es la aplicación de la teoría, dicho de otra
forma niegan que se puede aprender de la práctica.

También podría gustarte