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DESAYUNO PARA EL ALMA.

(Español)

Por Victoria Olivetta

Qué sucede por las noches cuando nos vamos a dormir??? Cesan ya todas las preocupaciones
y el ajetreo del día??

Vaciamos nuestra mente?? Arrastramos todos los sinsabores a nuestra inconciencia


nocturna??

Agotamos todos los recursos disponibles para resolver situaciones, responder mensajes,
comunicarnos, realizar nuestra lista de compras de mensual, resolver las inquietudes de algún
descontento, recibir críticas, esquivar las noticias negativas que infunden temor y no brindan
hechos fidedignos, discernir lo correcto de lo errado y trabajar.

Recordamos todo lo que tenemos que hacer: bañarnos, vestirnos, (maquillarnos, las coquetas
como yo) comer, cepillar los dientes, etc. Y en qué momento recordamos atender a nuestra
alma???? Cuando la escuchamos???

A la mañana mi mente está vacía, tal vez tengo la lembranza de algún sueño vívido y la
mayoría de las mañanas simplemente me deslizo a través del conocido ritual de la higiene
personal, acariciar a mis gatas y termino silenciosamente en la cocina, enchufando la pava y
preparando mi batido nutricional, aguardando a mi esposo que se levanta unos minutos
después que yo.

Ese es mi momento crítico, donde pondré el tono de mi día según direccione mi actitud: tengo
solo una manera de hacerlo y es en sentido lineal. Mi actitud irá hacia arriba o hacia abajo???

Es ese momento cuando aún mi conciencia está semidormida y no termino de despertar a


pesar de todas las tareas que ya realicé de manera mecánica, cuando mi alma me pide su
desayuno. Cuando me tomo unos 30 minutos para leer, sumergirme en el silencio que
acompaño con unos ricos mates y dejo que las palabras entren en mi cuerpo, vivifiquen mi
espíritu, corran por mis venas y regulen el ritmo de mis sentimientos. Esos preciosos minutos
matutinos no son los únicos del día, pero si los cruciales.

Mi vida entera depende de ello. No es metafórico y sé que es una afirmación


contundentemente conclusiva, pero es así.

Si estoy llena de fe, confianza, esperanza, motivación, mis decisiones y acciones apuntarán a lo
que estoy construyendo cada día: un mundo mejor.

Si no permito que la luz entre a mi alma, la lúgubre desesperanza cobra dominio y finalmente
el temor me paraliza, me impide extenderme a algo mejor, diferente, alineado con lo que
deseo tan fervientemente: dejar un legado.

Escuchar la voz de aquellos que vivieron la experiencia y salieron de ella más que vencedores,
por medio de la fe es lo que necesito matinalmente.

Poder dejar que mi mente sea acariciada por el amor infinito que emanan las palabras de las
Sagradas Escrituras es lo que mi espíritu implora apenas comienza el día.
Disfrutar de historias de personas que con una tenacidad inquebrantable buscaron realizar lo
que les decían que era imposible y lograrlo es lo alimenta mi espíritu al rayar el alba.

Esos escasos 30 minutos de un día que posee 1440, hacen la diferencia, producirán dividendos
y multiplicarán nuestros esfuerzos, nuestra energía será redoblada y nuestras metas se harán
realidad porque tendremos el ahínco necesario de trabajar incansablemente hasta conseguir
verlas hechas realidad.

Qué te impide colocar la alarma 30´ antes cada día para disfrutar de este hábito invaluable???

Acaso tu vida no cobrará nuevas alturas si despiertas a todo lo hermoso, bello y trascendente
que Dios tiene para ti???

Son escasos 30¨ minutos los que darán las alas para volar y remontarte a tal altura que puedas
contemplar cuan pequeña es la mezquindad y cuán grande la bendición.

Todo aquello que te ayude a pensar en positivo, sentir en positivo y hacer en positivo es lo que
debes atesorar e incorporar a tu rutina diaria.

Sumar valor a la vida, es a lo que todos tenemos derecho independientemente de nuestra


raza, lugar de nacimiento o condición económica.

De mi depende alimentar a mi alma de mañana temprano para que ella no desfallezca apenas
comience el día ante las adversidades que estoy dispuesta a superar.

De ti depende, atesorar tu alma tanto, que no la dejas morir en tus tempranos veintes y sigas
mecánicamente arrastrándote por la vida hasta el día de tu muerte.

Hoy es el mañana con el que soñamos ayer.

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