Está en la página 1de 6

Biografía de Santo Tomás de Aquino

Tomás nació en 1225 en Roccasecca, un castillo situado en la


cumbre de una montaña, cerca de Aquino, Italia.

Cuando tenía cinco años, entró al monasterio benedictino de Montecassinodonde comenzó a


estudiar. Dado que el monasterio se convirtió en un campo de batalla, Tomás fue transferido
por su familia a la Universidad de Nápoles.

Fue en esta ciudad donde entró en contacto con los escritos deAristóteles y con la orden
mendicante de los dominicos. Se graduó de la Universidad en 1243, luego de lo cual fue
confinado en su castillo familiar durante dos años debido a que su madre se oponía a su
ingreso en una orden mendicante.

En 1245, mientras estudiaba en París, Tomás conoció al escolástico alemán Alberto Magno, a


quien acompañó en su viaje cuando fue enviado como profesor a Colonia, durante 1248. Este
filósofo alemán era autor de unos escritos en los que simplificaba las obras de Aristóteles. La
relación con Alberto Magno fortaleció el interés de Tomás por el pensamiento del antiguo
filósofo griego.

Luego volvió a París donde completó sus estudios y se desempeñó como maestro ocupando el
puesto destinado a los dominicanos en la Facultad de Teología. Durante los próximos diez años
pasaría por varias casas de dominicos y sería parte de la corte papal.

Estando en Roma, fue llamado desde Paris para confrontar el revuelo causado por lo que se
llamó Averroísmo Latino y Aristotelismo Heterodoxo. Falleció en el año 1274, luego de una
breve enfermedad mientras viajaba al Concilio de Lyon.

Tomás de Aquino fue un filósofo eminentemente aristotélico. De Aristóteles adoptó el análisis


de los objetos físicos, su visión de los lugares, el tiempo, y el movimiento, su prueba del primer
motor, y su cosmología. Escribió su propia descripción sobre el pensamiento de Aristóteles en
lo que se refería a percepción de los sentidos y conocimiento intelectual. Basó su filosofía
moral en la de Aristóteles y escribió explicaciones convincentes sobre el significado de la obra
Metafísica del filósofo griego.

El resultado de su obra fue un fuerte impulso del aristotelismo que originó el período conocido
como Renacimiento. Su tarea puede ser vista como un colosal esfuerzo por reconciliar la fe y la
razón, una convivencia que sobrevivió hasta el surgimiento de la física moderna.

. LA CONCEPCIÓN DEL HOMBRE

1. La estructura de la realidad creada. El Aquinate parte de la contingencia de todo ser finito:


la indigencia radical de todo ser finito exige un ser que sea fundamento de sí mismo y de todo
lo real, Dios. Todas las criaturas tienen una composición metafísica de esencia y existencia (son
contingentes, limitadas) frente al único ser necesario e infinito, Dios, que es la causa de su
existencia. Partiendo de Dios, Sto Tomás nos ofrece una visión de la realidad creada en forma
jerárquica. Para referirse a los seres creados (compuestos) se sirve de conceptos aristotélicos:
acto y potencia, sustancia y accidentes, materia y forma, añadiendo la distinción
esencia/existencia. La jerarquización de los seres vendrá dada por su mayor o menor
simplicidad y su mayor cercanía al puro existir de Dios. En la cúspide de la creación están
los ángeles (compuestos de esencia y existencia), después los hombres (con un alma que es su
forma sustancial, unida a una materia). Las sustancias del mundo corpóreo están compuestas
de materia y forma. En el hombre la "forma" es su alma y puede existir con independencia del
cuerpo; en cambio, los seres sensitivos ―como los animales― o los
puramente vegetativos ―como las plantas― tienen formas corruptibles y dependientes de la
materia. Las formas de los seres inertes y las formas de los elementos primeros son las más
imperfectas. En un grado inferior están las formas accidentales (que necesitan de las
substancias para existir) y la absoluta potencialidad de la materia prima, que es pura
capacidad de ser.

2. El hombre, imagen de Dios. El hombre se compone de cuerpo y alma espiritual; por el


cuerpo se vincula con el mundo sensible y por el alma con el mundo espiritual. Es lo más
perfecto en el orden sensible y lo menos perfecto en el orden de las sustancias intelectuales.
La concepción del hombre tomista combina la óptica aristotélica y el pensamiento cristiano: a
los vivientes les corresponde un conjunto de operaciones distintas de los no vivientes: nacer,
nutrirse, crecer, reproducirse, moverse localmente y morir, y en los grados superiores sentir,
pensar y querer. Santo Tomás define el alma como el principio de la vida y como la forma de
un cuerpo físico que tiene vida en potencia. Es lo que distingue a los vivientes de los no
vivientes. Hará mención también a las facultades o potencias activas del alma con los que
realiza las operaciones vitales: corpóreas (requieren un órgano corporal), o incorpóreas(el
entendimiento y la voluntad). Además del intelecto, dividido en teórico y práctico, el alma
humana contiene tres facultades: la  voluntad o apetito racional, las facultades de la
sensación (vista, oído...) y la sensualidad o apetito sensible. Santo Tomás defiende el dualismo
antropológico, pero su posición es más moderada que la platónica al entender que la palabra
"hombre" designa la unidad de cuerpo y alma, y no únicamente alma, como era el caso de
Platón.

3. El hombre hacia Dios. El hombre se encuentra en el orden sobrenatural por la gracia divina,
merced a la cual alcanza un estado de perfección al que no puede llegar por sí mismo, pero
ninguna esferas de la actividad humana se pueden comprender sin la referencia de lo humano
hacia Dios:

a) Dios como objeto último del conocimiento: la vocación intelectual del hombre hacia Dios se
cifra en el hecho de que la teología es la  ciencia suprema y la máxima perfección de nuestra
inteligencia, pero también porque el conocimiento se ordena a la verdad y Dios es la suprema
verdad. Toda verdad está conectada con Dios, pues es el creador, sostenedor y lo que da
inteligibilidad a todo lo real; además, conocemos a Dios en todo lo que conocemos, pues el
mundo es la "revelación física" de Dios. Finalmente, el objetivo supremo del hombre es
la  visión de Dios en la otra vida, es decir, un conocimiento puramente intelectual y directo de
Él.

b) Dios como objeto último de la voluntad: Dios, por ser el ser superior, es la bondad perfecta
e infinita. También la vida moral está dirigida hacia el logro de la beatitud: Santo Tomás
defiende un punto de vista teleológico o finalista del universo, pero el hombre es el único ser
que tiene conciencia de los fines y de los medios y que puede ser impulsado a la acción por
ideas de lo bueno y de lo correcto. La voluntad tiende naturalmente a buscar el bien, búsqueda
que sería totalmente caótica sin la intervención de la razón. En relación con Dios (el bien
perfecto), Dios mueve la voluntad humana necesariamente. Pero respecto de los bienes
menos perfectos, la voluntad no está obligada necesariamente a ir hacia ellos (es libre). La
ética se centra en los bienes que permitan al hombre alcanzar su bien último o Dios. En su
teoría de las virtudes, el Aquinate sigue a Aristóteles, añadiendo algunos elementos de su
perspectiva cristiana. Las virtudes son los hábitos gracias a los cuales el alma puede realizar
bien cada uno de los fines a los que tiende. Puesto que en el alma encontramos distintas
partes, habrá también distintos tipos de virtudes: las intelectuales o perfecciones del intelecto
(arte, prudencia, inteligencia, ciencia y sabiduría), y las morales o perfecciones de las
facultades apetitivas (la justicia de la voluntad, y la fortaleza y templanza, del apetito inferior,
irascible y concupiscible), y que consistirán en el justo medio entre dos vicios, uno por defecto
y otro por exceso. A esas virtudes añade las virtudes sobrenaturales o teologales (fe, esperanza
y caridad), que tienen como objetivo Dios mismo, perfeccionan la disposición humana hacia al
orden sobrenatural y son infundidas en nosotros por Dios.

c) El hombre hacia Dios por la conducta social: la doctrina política de Sto. Tomás es una
síntesis de la política aristotélica y de sus creencias cristianas. El hombre tiene un fin
sobrenatural, pero debe conseguirlo mediante su actividad y su vida en el Estado, aunque de
forma completa, sólo lo alcanza en la otra vida. El Estado es una institución natural
fundamentada en la naturaleza del hombre. El hombre es un ser político que vive en
comunidad lo cual exige un gobierno que mire por el bien común. Tanto la sociedad como el
gobierno, por ser connaturales al hombre, tienen en último término justificada su existencia en
Dios, creador de la naturaleza humana. Como el fin sobrenatural del hombre consiste en
conseguir la beatitud eterna, que es competencia de la Iglesia, el Estado, aún siendo
autónomo, queda supeditado indirectamente a aquella. Así, el Estado debe guiar y legislar
para que los ciudadanos vivan virtuosamente y alcancen el fin que les es propio: la salvación
eterna. Las leyes (mandatos que descansan en la razón y según los cuales algo es inducido a
obrar), deben, pues, orientarse hacia la consecución del bien común.

Santo Tomás distingue tres clases de leyes: la natural, la positiva y la eterna. La ley
natural dirige y ordena los actos de los seres naturales para la adecuada realización de los
bienes que les son propios. El Aquinate toma del pensamiento griego la noción
de naturaleza como principio dinámico intrínseco que determina el comportamiento ordenado
de los seres naturales, a la vez que la idea de que puede utilizarse el criterio de la “naturalidad”
para distinguir la conducta buena de la mala: lo bueno es lo natural y lo malo lo contrario a
ella. Pero añade a esta idea griega la tesis de que las inclinaciones naturales descansan en
último término en Dios, quien por su providencia gobierna todas las cosas y les da las
disposiciones convenientes para su perfección. En los seres irracionales la ley eterna inscrita en
su naturaleza determina sus acciones de manera pasiva y necesaria, en los hombres descansa
en su razón y se realiza a partir de su voluntad y libertad. Santo Tomás interpreta la ley natural
como la ley moral, y la identifica con la razón humana que ordena hacer el bien y prohíbe
hacer el mal. La ley moral es racional pues es dictada por la razón y natural porque la razón es
un rasgo de la naturaleza humana y porque describe las acciones convenientes para los fines
inscritos en nuestra naturaleza. La ley natural contiene los preceptos básicos que rigen la vida
moral, el primero de los cuales es “debe hacerse el bien y evitarse el mal” y en el que se
fundan todos los demás preceptos de la ley moral. Dado que la ley natural se fundamenta en la
naturaleza humana, y ésta en Dios, la ley natural no es convencional, es inmutable y la misma
para todos (universal). La ley positiva (ley que promulgan los Estados) debe ser expresión de la
ley natural para ser justa y buena y, por tanto, no será convencional. La ley natural tiene su
origen yfundamento en un orden más amplio: el orden del Universo, orden que es expresión
de la ley eterna, ley inmutable que descansa en la propia razón de Dios y de la cual derivan
todas las demás leyes. Dios ordena todas las acciones, tanto humanas como no humanas,
hacia su fin.

También podría gustarte