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“AÑO DEL DIALOGO Y LA RECONCILIACION NACIONAL”

FACULTAD CIENCIA DE LA SALUD

ESCUELA DE ODONTOLOGÍA

ALUMNO:
NIÑO LEYVA ENRIQUE

DOCENTE:
 Mg. CD. Esp. Adolfo San Miguel Arce

CLINICA INTEGRAL DEL ADULTO – I - D

INVESTIGACION FORMATIVA

CHIMBOTE 2018
INTRODUCCION

En 1901, el bacteriólogo alemán Paul Ehrlich desarrolló una preparación con arsénico
orgánico, que llamó balas mágicas (Salvarsan), para el tratamiento de la sífilis y la
fiebre recurrente. Ese fue el primer compuesto sintético que se usó para combatir una
enfermedad infecciosa. Sin embargo, pasaron varios años hasta que el Dr. Alexander
Fleming descubrió, de manera accidental, cómo el hongo Penicillium notatum era capaz
de inhibir el crecimiento bacteriano. La penicilina G fue el primer antibiótico de éxito
terapéutico que comenzó a utilizarse en clínica en 1942, revolucionando el tratamiento
de las enfermedades infecciosas en la primera mitad del siglo XX, tales como la fiebre
escarlata, la neumonía, la gonorrea y las infecciones por estafilococos. Este
descubrimiento significó el inicio de la edad de oro de los antimicrobianos; no obstante,
la dinámica de aparición de nuevas moléculas antimicrobianas (naturales o
semisintéticas) está sufriendo actualmente un fuerte retroceso. El abuso de las terapias
antimicrobianas, las prescripciones incorrectas y la facilidad con la que las bacterias se
adaptan a estas moléculas generando resistencias son los principales factores que han
inducido a la inutilidad de muchos de los antibióticos desarrollados en el siglo pasado y
también recientemente. El desbridamiento mecánico del biofilm dental y la eliminación
de los factores locales irritantes son la base de las terapias periodontales, pero estas
acciones tienen limitaciones, como la incapacidad de acceder a las zonas profundas y/o
a bolsas irregulares, de eliminar patógenos de ciertos nichos y efectos secundarios no
deseados como la recesión gingival, la pérdida de esmalte y/o dentina, las sinestesias,
etc.

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ERRORES, USO DE ANTIBIÓTICOS

•Elección de un antibiótico ineficaz.

•Dosis inadecuadas o excesivas.

•Empleo en enfermedades víricas no complicadas.

•Vías de administración incorrectas.

•Continuación de uso tras desarrollar resistencia bacteriana.

•Continuación de uso en presencia de reacción grave tóxica o alérgica.

•Interrupción prematura de un tratamiento eficaz.

•No cambiar la quimioterapia en sobreinfecciones por microorganismosresistentes.

•Uso de combinaciones inapropiadas.

•Confianza excesiva en quimioterapia o profilaxis hasta excluir una cirugía

Las penicilinas son las drogas de primera elección para el tratamiento de las
infecciones orofaciales agudas. La fenoximetilpenicilina, la ampicilina o la amoxicilina
no son suficientemente eficaces contra los cocos aerobios gram positivos y los bacilos
anaerobios Gram negativos, bacterias que ocasionan la mayoría de las infecciones
bucales agudas. Sin embargo, la amoxicilina tiene mayor aceptación por su mejor y más
rápida absorción (aun en presencia de alimentos) y por mantener niveles sanguíneos
más elevados, que permiten aumentar el intervalo entre las dosis.

Las cefalosporinas no deben ser consideradas como fármacos de primera elección para
el tratamiento de las infecciones odontológicas, en el ámbito ambulatorio. Aunque
presentan mayor espectro de acción biológica que el de las penicilinas, éstas no son
eficaces con las bacterias que preponderantemente se aíslan en la mayoría de las
infecciones bucales agudas.

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El Metronidazol es altamente eficaz contra los bacilos anaeróbicos Gram negativos,
siendo de mucha utilidad en el tratamiento de infecciones agudas como la pericoronitis,
los abscesos periapicales y la gingivitis ulcerativa necrotizante. En el tratamiento de las
infecciones periodontales crónicas, como complemento del raspado y alisado radicular,
la asociación del metronidazol con la amoxicilina muestra un importante sinergismo
contra el Actinobacillus Actinomycetemcomitans, principal bacteria relacionada con las
periodontitis agresivas.

La Clindamicina, del grupo de las lincosaminas, en la práctica odontológica


generalmente se selecciona para el tratamiento de infecciones avanzadas. Debe usarse
con precaución, pues muchas veces es la primera alternativa de elección para los
alérgicos a las penicilinas, sea en el tratamiento de infecciones graves (a veces en el
ámbito hospitalario) o en la profilaxis de la endocarditis bacteriana. Su uso
indiscriminado solo favorece la resistencia bacteriana. Normalmente se utiliza de forma
aislada sin necesidad de asociarla con el Metronidazol.

Actualmente, otros macrólidos como la Azitromicina y la Claritromicina, cuya eficacia


en el tratamiento de los abscesos periapicales parece que ha sido demostrada debido al
gran aumento de la resistencia bacteriana de algunas cepas de Estreptococos Viridans
sobre la Eritromicina.20 Además el uso de estos antibióticos está asociado a una menor
incidencia de efectos adversos gastrointestinales y en razón de los niveles tisulares
elevados y duraderos, permiten una posología de dosis única o de dos dosis diaria.

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Conclusión

Los antibióticos constituyen una de las herramientas farmacológicas más efectivas para
el manejo y tratamiento de los procesos infecciosos que se presentan en la práctica
general de la odontología. Sin embargo, es imposible evaluar su eficacia en los casos en
los que fueron prescritos dado que no existe un sistema de registro con lo cual se sabría
si se utilizó de manera correcta y efectiva. Se han realizado iniciativas para mejorar el
uso de antibióticos en intervenciones educativas y gerenciales para médicos en el sector
público, así como estrategias para vigilar y contener la resistencia bacteriana,
generalmente circunstancias al control de infecciones hospitalarias pero todos estos
esfuerzos han sido en la medicina general, no así en la odontología. Esto produce que
los odontólogos no se capaciten en el manejo y uso terapéuticos de esta clase, lo que
dificulta su capacitación y su actualización, razón por lo cual es importante se inicien
estrategias de actualización a través de los organismos de certificación y enseñanza en
la práctica odontológica.

Referencias bibliográficas:

Acero-Guzman J. “antibióticos y analgésicos utilizados en odontología” Universidad Autónoma


De Zacatecas “Francisco García Salinas”2010.

Ellervall E, Vinge E, Rohlin M, Knutsson K. Antibiotic prophylaxis in oral healthcare - the


agreement between Swedish recommendations and evidence. British dental journal. 2010

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