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Los Cuatro Amores.

C.S. Lewis

Capítulo I: Introducción
 Nuestro modelo es Jesús, no sólo el del Calvario sino el del Taller, el de los caminos, el de las
multitudes, el de las clamorosas exigencias y duras enemistades, el que carecía de
tranquilidad y sosiego, el continuamente interrumpido. Porque esto tan extrañamente
distinto de lo que podemos pensar que es la vida divina en sí misma, es no sólo semejanza,
sino que es la vida divina realizada según las exigencias humanas. Pág. 16
 Se puede decir con plena verdad, y de modo simple, que quienes aman mucho están
«cerca» de Dios. Pág. 18
 Los amores naturales que se convierten en dioses dejan de ser amores. Continuamos
llamándoles así, pero de hecho pueden llegar a ser complicadas formas de odio. Pág. 18
Capítulo II: Gustos y amores por lo Sub-humano.
 La mente humana, por lo general, es más propensa a elogiar o despreciar que a describir y
definir. Pág. 23
 El amor-necesidad, como el placer-necesidad no dura más allá de la necesidad misma. Pág.
25
 «Si el diablo se pusiera enfermo, se haría monje» Parece que no se debe calificar de hipócrita
la breve piedad de aquellos cuya devoción se esfuma en cuanto los peligros, necesidades o
tribulaciones desaparecen. Pág. 26
 Un hombre que realmente ame a su país lo amará aun arruinado y en decadencia. Pág. 39
 Cuando los amores naturales se hacen ilícitos, no solamente dañan a otros amores, sino que
ellos mismos cesan de ser amores. Pág. 39
Capítulo III: El Afecto
 El afecto puede amar lo que no es atractivo: Dios y sus santos aman lo que no es amable.
Pág. 49
 La gente egoísta y neurótica puede retorcer cualquier cosa, hasta el amor, y convertirlo en
una especie de sufrimiento o de explotación. Pág. 65
Capítulo IV: La Amistad.
 La amistad es -en un sentido que de ningún modo la rebaja- el menos «natural» de los
amores, el menos instintivo, orgánico, biológico, gregario y necesario. No tiene ninguna
vinculación con nuestros nervios; no hay en él nada que acelere el pulso o lo haga a uno
empalidecer o sonrojarse. Pág. 70
 La amistad, como la veían los antiguos, puede ser una escuela de virtud; pero también -ellos
no lo vieron- una escuela de vicio. La amistad es ambivalente; Hace mejores a los hombres
buenos y peores a los malos. Pág. 92-93.
 Las personas que se aburren estando juntas deberían verse raras veces; quienes se interesan
el uno por el otro, deberían verse a menudo. Pág. 93
 Cristo, que dijo a sus discípulos «Vosotros no me habéis elegido a mí, sino que yo os elegí a
vosotros», puede realmente decir a cada grupo de amigos cristianos: «Vosotros no os habéis
elegido unos a otros, sino que yo os he elegido a unos para otros». La amistad no es una
recompensa por nuestra capacidad de elegir y por nuestro buen gusto de encontrarnos unos
a otros, es el instrumento mediante el cual Dios revela a cada uno las bellezas de miles de
otros hombres; por medio de la amistad Dios nos abre los ojos ante ellos. Pág. 101
 Hombre, complace a tu hacedor y está contento, y que el mundo entero te importe un
comino. Dunbar. Pág. 102
Capítulo V: Eros.
 El marido es la cabeza de la esposa en la medida en que es para ella lo que Cristo es para la
iglesia. Pág. 117
 Estar enamorados de verdad es, a la vez que prometerlo, estar dispuesto a ser fiel durante
toda la vida. Pág. 125
Capítulo VI: Caridad.
 San Agustín describe la desolación en que lo sumió la muerte de su amigo Nebridio
(Confesiones IV, 10). Luego extrae una moraleja: esto es lo que pasa, dice, por entregar
nuestro corazón a cualquier cosa que no sea Dios. Todos los seres humanos mueren. No
permitamos que nuestra felicidad depende de algo que podemos perder. Si el amor ha de ser
una bendición, no una desgracia, debemos dedicárselo al único amado que jamás morirá.
Pág. 133.
 El único sitio, aparte del cielo, donde se puede estar perfectamente a salvo de todos los
peligros y perturbaciones del amor es el infierno. Pág. 135
 Debemos rechazar a descalificar lo que para nosotros sea lo más próximo y querido cuando
eso se interponga entre nosotros y nuestra obediencia. Pág. 137
 Dios, que no necesita nada, da por amor la existencia a criaturas completamente
innecesarias, a fin de que Él pueda amarlas y perfeccionarlas. Pág. 140

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