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Se cree capaz de dar sentido a cualquier texto por una luz interior, sin querer ser enseñado,
interpretando a su antojo las preciosas promesas de la ayuda que el Espíritu dará al alma humilde
y diligente. Sus frases son: “A mi me pareció” o “El Señor me lo ha dicho” pero de hecho no utiliza
el texto más que para colgar en tal “percha” sus propios pensamientos, torciendo
lamentablemente el verdadero sentido del pasaje.
En forma de una biblioteca de 66 libros muy diversos entre sí. La biblia es un libro en cuanto es la
revelación cristiana que Dios ha dado de si mismo, siendo a la vez la historia de la redención. Pero
cada libro o grupo de libros tiene sus propias características y necesita un estudio propio y
especial, relacionado con el de todos los demás en vista de su origen divino y de su unidad
espiritual.
Surgen de las condiciones religiosas y espirituales de pueblos, hombres y mujeres que vivían en
aquella parte del mundo que ahora llamamos Medio Oriente.
A que todo documento antiguo necesita estudios especiales, no solo a causa del leguaje, que será
ya lengua muerta solamente accesible a los eruditos en la mate3ria sino también por la lejanía de
la época que se echa de ver en los conceptos e ideas.
Griego (Helenístico o el Koiné, lengua común), idioma impuesto por medio de Alejandro Magno.
Con respecto al texto hebreo, todo el Antiguo Testamento excepto breves pasajes de Daniel y
Esdras esta redactado en arameo y su conservación es fruto de los Judíos. Los escribas hebreos no
multiplicaban copias del sagrado texto, sino que cuando iba desgastándose, la copiaban con
extremadas precauciones, comprobando hasta la suma de las letras en cada página, amen de otras
medidas, para asegurar la identidad de la copia con el original. De manera que el texto original era
destruido para que la palabra de Dios entendida de forma externa no sufriera deterioro.
El descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto en el año 1947 se revistió de gran
importancia para el estudio del estado del texto hebreo del Antiguo Testamento y resumiendo en
una frase un asunto muy complicado podemos deducir: Que los documentos que los eruditos
estudia y con fecha de I y II A.C aproximadamente vienen a confirma el valor y la exactitud del
texto masorético, base de nuestras traducciones.
Los cristianos de los primeros siglos tenían en alta estima 1: los escritos que habían salido del
circulo apostólico y 2: extendían el conocimiento de ellos por medio de copias que enviaban a las
distintas iglesias.
Ejercían todo el cuido posible, pero a veces trabajaban en circunstancias de peligro y de premura.
Algunos copiaban un texto que tenían delante, otras al dictado. Estos 2 métodos daban lugar a
equivocaciones ya sea por mirar mal una palabra o fuese por oírla mal.
Debido a los 2 métodos de extender la palabra estas pequeñas equivocaciones han dado lugar a
las variantes que se notan y los eruditos (los críticos textuales) daban sus “criticas”. Las variantes
no pasan de ser pequeños cambios de prefijos, de ortografía, de partículas, del orden de las
palabras, etc… que no alteran para nada el sentido del texto. Tampoco afecta doctrinas
fundamentales.
Deberíamos de hacer uso de traducciones que se basan sobre los textos que se han purificado a la
luz de los muchos descubrimientos de valiosos documentos espirituales del último siglo y medio.
Porque a menudo no existe una palabr4a o frase que por si sola pueda dar el sentido completo del
original, pero si se toman en consideración las traducciones de carios eruditos, llega a ser posible
captar el sentido general y recibir nueva luz sobre las distintas voces concretas del texto.
De las divisiones en versículos y capítulos que se han hecho para la conveniencia del lector pero
que no tienen nada de inspirado. Algunas veces estas divisiones cortan el argumento de una
sección natural, oscureciendo a si el sentido.
Que no existe exactas equivalencias de tales voces en el original, sino que han sido añadidas para
completar o aclarar el sentido.
Es posible que el traductor haya llegado a meter algo que no da el sentido, o por lo menos que
existan traducciones alternativas; ejemplo: 2da de Corintios 5:14,15, y 17
Incluye el fondo del libro, que aclara la intención del autor al redactar toda la obra.
Es la que podemos sacar de cada libro por notar en su contexto, todo cuanto se relaciona con el
autor, los lectores y las circunstancias del momento.
“Que lo oscuro ha de interpretarse por lo que es claro”. Pero es inevitable que la expresión de las
verdades fundamentales varié según la época en que vivió el autor humano, las circunstancias en
que se escribió, la época de su testimonio, el estado espiritual de las personas y la etapa del
desarrollo del plan de redención.
Cuando a un te3xto se le enfoca fuera de su contexto y sin enfocar en el la luz de las grandes
doctrinas.
De entendimiento y rectitud, al decir luz en lugar de realidad espiritual, usa una metonimia, es el
uso de una palabra en lugar de otra, seguida por la primera.
La exageración de una idea. La hipérbole exagera de una manera evidente para dar énfasis al
pensamiento.
Entonces el rey se turbó, y subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: !!Hijo mío
Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! !!Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón,
hijo mío, hijo mío!
Mateo 23:37.
“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas
veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no
quisiste!
La historia de Moisés y la serpiente de bronce cuenta cómo el pueblo de Israel habló contra Dios y
su profeta, cuando caminando hacia la Tierra Prometida se desanimaron por el cansancio y la falta
de comida. El Señor envió entonces serpientes que provocaron la muerte de muchos hebreos.
Arrepentidos, pidieron perdón a Moisés, a quién Dios ordenó que colocase una serpiente en una
asta para que cada vez que alguien fuese mordido por una de esas víboras, consiguiera la
salvación simplemente mirando el animal de bronce que Moisés fabricó (Números 21:4-9).