Ayala Blanco, Jorge. La Condicion Del Cine Mexicano.

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oo HUMBERTO HERMOSILLO (Aguascalientes, Age, 1 f Homesick (c.m. 16 mm) 1967 S. S. Glencairn (c.m. 16 mm) 1969 Los nuestros (m.m. 16 mm) 1971 La verdadera vocacién de Magdalena 1972 Elsefor de Osanto 1974 El cumpleafios del perro ; 1975 Antes del desayuno (c.m. 16 mm) (inconclusa) La pasién segin Berenice 1976 Matinée 1977 Naufragio Las apariencias engafian 1978 Amor libre Idilio (c.m.) 1979 Maria de mi corazén 1982 Confidencias 1983 El corazén de la noche 1984 Dofia Herlinda y su hijo De El cumpleafios del perro a Dofta Herlinda y su hijo o una tristeza gay. Michoacano ex-fornicador de vacas y barbilindo ex-cam- peon de nataci6n, el joven clasemediero recién casado Gustavo (Héctor Bonilla) no usa calzoncillos y le gusta verse en las viejas fotos de sus hazafias deportivas (incluyendo las de su boda), acariciar su narcisismo cuando aparece retratado en el Esto y observarse durante horas en el espejo; pero no gana dinero suficiente ni para mandar su volkswagen al taller para sacarle un golpe. Su esposa, Silvita (Diana Bracho), es una Lady Macbeth fiofia que lo impulsa a progresar; lo espera encerrada todo el dia, se pasa la vida arreglandose y se pone la bata de su marido al salir de la regadera, para copular con Gustavo dentro de la prenda, mientras pasan globos rojos por la ventana. La parejita reside en un departamento cercano a la calzada de Tlalpan y ha invitado a Don Jorge (Jorge Martinez de 356 os), el ex-patrén de Gustavo, junto aie tine Montes), para tratar de eaparieg, (cspota dona Don Jorge es un enriquecido sastre de politicos, a comin hasta las cachas como Gustavo, y prefiere la compafiia dew. perro (medio kilo de carne diaria) a la de su mujer, y quiere mucho a su paisanito (“Como al hijo que nunca tuve”). Por su parte, dofia Gloria es ya solo una tonina rezandera y quisqui- Hosa, que se frustré como madre después de tres abortos siente celos hasta del perro de su marido (al estilo de La envidia 51, el pecado capital segan San Roberto). Exitosa en el reafian- zamiento de los lazos sentimentales, entre copas, sobes y folclore michoacano a grito pelado, la reunion fracasa en sus objetivos mercantiles; Don Jorge se ha quedado botado de borracho en un sill6n. Entonces Gustavo le escupira su acumu- lado rencor a Silvita y acabara golpeandola, para luego implo- rarle humilde y deconsolado perdén. Ocho meses mas tarde, Don Jorge y dofia Gloria se enteran por El Sol de México de que Gustavo ha matado a su mujercita y se encuentra profugo. La pareja madura también entra en crisis. El sefior de bigote entrecano intenta recuperar sin éxito el terreno sensual perdido y acaba pidiéndole a los transetintes la direccion de un burdel. La obesa indtil se va a morbosear al iepertamento del uxoricidio y acude a chismosear al sepelio de muchacha. ome tanto, Gustavo disfruta de su libertad irrestricta, ” Giorta es ogo idilicos y se bafia desnudo en una casca- a perro, y i: e age a Don Jorge, que ha sacado a pasear a rey, El Komb, solicita refugio en su casa. Sera recibido como re miaduro le prepara al joven un bafio perfuma- 10, le pre . dientese a eee de afeitar, le compra un cepillo de la Policia por he minencia de que dofia Gloria lo denuncie a celos, la mata de un balazo a sangre fria en la Sen, . ~? Precisam mismo con Clie ella estaba sofiando en hacer lo mento en sy a Ja mafiana siguiente, Don Jorge deja un por bait? depilindocs | al Joven (ensimismado en el] recuer- ta yp 8 y, al ser j se las cejas), se mete a su lujosa tienda NO (“No y, interrogado por un empleado, le contes- am og 9 @ ningun lado; estamos huyendo”), con lb 357 yoz que le sale del alma, dentro de Jose-up que congela . 7 Tete, cl Oca largometraje industrial del egresado da} CUR lo Humberto Hermosillo-(después de los fracasos de |. . c Ait cacion de Magdalena 71 y El seftor de Osanto 7 er daden vee s recuperar el estilo detallista y cotidiano de aaa 2), hech oe estudiantiles (Homesick 65, Los nuestros 69). eet eatios del “perro (1974) es un filme sobre la) Opacidad de la clase media frustrada y acomoda mentalmente corruptible y servil. Opacidad del desayun, huevos tibios que se. han cocinado rezando tres pa. dresnuy Con para medir el tiempo en la lumbre. Opacidad de los a“ tamientos Iamados normales, presentados con ironia "Por placiente y odio subrepticio, revelados en su anomalia ecnrh Opacidad emotiva y antisentimentalista de seres in, afectivos profundamente solos dentro de una promiscuidad mediocre. Opacidad derivada del neorrealismo italiano en decadencia afiorando el rigor del despertar de la criadita de Umberto D (De Sica 51). Opacidad concomitante a la sonrisa descriptiva de los cines nuevos de los 60s, buscando equivalencias a los sa- brosos incidentes erodomésticos de Los amores de una rubia (Forman 65) y a las vilezas pequefioburguesas de La galleta maldita (Arcand 72). Opacidad en lucha abierta contra el acar- tonamiento de Churubusco y el destemplado Do mayor que buscaban los otros cineastas echeverristas. Opacidad de una fic- cion muy premeditada, donde una gigantesca truculencia (al asesinato conyugal, por ejemplo) sirve para articular de manera casi juguetona dos bloques de actos sencillos, a través de didlo- gos justos y actuaciones frescas. Opacidad subrepticia que puede esconder momentos tan ins6litos (tipo La otra de Gavaldon o Amantes sanguinarios de Kastle 70) como el de Gustavo tra- tando de vestir por una de sus extremidades al cadaver de 8 amor-odio. Opacidad con sutilezas criticas, como el consumit mo de la clase media que ha Ienado su departamento, ocho meses después, de cantidades de bibelots y objetos indtiles, has i epee aireacondicionada. Opacidad de un medio tono@ de neti con minuciosidad decosturera, para describir la . mediocridad desde la seguridad de un estilo gris ¥ medio” cre. Opacidad que se aferra a sus limites con tenacidad rayane rejuvenecida ‘2 Opaciday, ticia, fund Q2cp en el delirio masoquista. Op acidad que. se impuso en el cine mexicano como una opcion expresiva, una especie de Hermosi, llo touch. Opacidad que el autor total de El cumpleafios del rro logré sostener y diversificar hasta su descomposicién alo largo de diez afios y de diez peliculas “modestas”, viniera o no a cuenta, fuese o no el mas adecuado para los temas a tratar (como el patético caso de El corazén de la noche 83, sobre un libreto de José de la Colina que plagia el Informe sobre ciegos de Ernesto Sabato y que requeria una forma filmica alucinato- ria, para traducir la realidad obsesional de su mundo poblado por inmisericordes lisiados). Opacidad que se creia destinada a ser- vir como vehiculo de los tics y manias del director, tomandose él mismo muy en serio, con candidez conmovedora, sus cons- tantes de autor: “El cuento de Lopez Paez fue, considero yo, el medio perfecto para intentar un resumen de ciertas cons- tantes tematicas (intercambio de roles entre los protagonistas, ausencia del padre, apariencias engafiosas, manipulacién a través del sexo, necesidad de ocultacion de los personajes) de mi obra” (Jaime Humberto Hermosillo, texto acerca de Dofia Her- linda y su hijo, en los Cuadernos de Programacién de la Cine- teca Nacional no. 17, mayo de 1985). Pero, al final de El cumpleafios del perro, bruscamente la vie es desplazada por la fulguracién del crimen libertario. ae Landras michoacanos, el maduro y el joven, huyeron mcndido dene en pos de la felicidad kodak, habiéndose inacion que ¢ a ee las cuales, por el proceso de interna- todas las op saa ala vista, volcaban sobre las vidas masculinas emeral presiones del sistema social. Bravo por la crénica Dili Y por la aclimatacién deefefia del gag liberador de ~"éer ha muerto (Ferreri 69 6g J quiere tam : ni 69). Pero hete aqui que la cinta peosexual, Una di war una invisible y sutil dimension Blobal del discurso (misogin homosexual al nivel del sentido au industrial metas one a rabiar), por vez primera en el icita y Publicitada Una. dimension homosexual hecha Ouglas (“E] pia Con sensacionalistas frases de Lord 08 con .10F que no se atreve a decir su nombre”) Xuali ‘ Pues, de wticiones de falo. ad quie eeicas _ vez oculta y abusiva; la homose- ! cumpleaios del Perro por omisién bién des y anunc; 359 y alusion velada, inscrita en hueco. Seria lo que sigue uxoricidio cotidianizado, trivializado y dichoso. Esta la aun plicidad entre hombres, esta la prolongacién tlalpang” de la amistad viril hawksiana, esta la victoria del Dj enge Padre sobre Gayosso (y sobre el Gay-osso). Se slopes de} misoginia retorcida y se aplaude el planfleto contra el na la monio pequefioburgués y contra sus manipuladores oe subyacentes; pero de la homosexualidad, como viven . sensual, ni sus luces. Incluso en la escena clave del bafio del joven refugiado en la casa ajena, quien espia al cuero Boni, desnudo y a quien se le antojan sus multiexhibidas nalguitas es a jLina Montes!, y no a De Hoyos, acaso por autocensura o por miedo a la rechifla. Y al término de la anécdota, los dog hombres pueden muy bien haber aprovechado el dia de campo existencial para irse de putas, como buenos machazos provin- cianos de palmoteo y risotada. El inicio de Hermosillo en el tema gay ha ido de la caricatura a la ausencia. En su siguiente incursion dentro del mismo pelicula que ni siquiera lo insinda (La tema, después de una tomara como excipiente y pasjén segin Berenice 75), se pretexto a’ la nifiez provinciana, en una cinta cargada de recuerdos autobiograficos. Se trata de Matinée (1976), ins- pirado en un viejo argumento de Hermosillo (Socios para el peligro y la aventura), merecedor de alguna menci6on en un concurso de libretos para cine del pasado. Como en el medio tono opaco de El cumpleafios del perro, que aqui se continua por supuesto, el trazo de los personajes priva sobre la accion casi inexistente; pero ahora intenta capturar con ternura las fantasias infantiles. Supervivientes de los honores escolares a la bandera (todos los nifios son presos politicos, segin Godard) para ser captu- rados por una maestra represora al querer irse de pinta a % Matinée, donde verian premonitoriamente Vendaval en Jamaica (Mackendrick 65), los amiguitos de 12 afios Jorgito (Rodolfo Chavez Martinez) y Aaron (Armando Martin Martinez) estan inoculados sin remedio de pasién por la Aventura. Se hallan destinados a huir prematuramente de la alevosa armon! del hogar, sustentada en el chantaje materno o en la delacio" fraternal, ¢ incluso a recuperarse ipso facto de la muerte del 360 Padre, aunque se trate de un padre bondadoso y consentidor (Narciso Busquets). Entusiasmados por la precariedad de una Francia punteada por pequefias pillerias, y abocados por derecho propio a integrarse en un grupo marginal (en vias de desintegrarse para seguir siendo el mismo), van a vivir los mejo- res dias de su existencia infantil al lado de una pareja de ladrones homosexuales, Aquiles (Héctor Bonilla) y Francisco (Manuel Ojeda), curiosamente nostalgicos de una carcel a lo Juego de mentiras de Burns (“;Te acuerdas qué felices éramos en Lecumberri?”). Con ellos descubriran los goces mas intensos: la emocion de una corretiza por las calles del puebli- to, la tranquilidad de un musical reposo de guerreros a lo Rio Bravo de Hawks 59 (aunque amenizado por Farnesio de Bernal en rol de bailarina), la suprema tension de un robo en el Nuevo Chapultepec y la “vocacién de servicio” mas dichosa, dentro de su Vendaval en Aguascalientes. Pero la crueldad innata de los chiquillos (todos los nifios son per- versos polimorfos, segin Freud) domina mas alla de la Aventura y el Peligro; terminaran telefoneando a la policia metropoliana para denunciar a sus mentores, los cuales moriran romanticamente muy juntitos, a lo Duelo al sol de Vidor 46, tras haberse disfrazado de curas para saquear los fondos de la Nueva Basilica de Guadalupe. Y los insensibles pilluelos ee al pueblo para ser aclamados como infimos héroes, m ies del Piporro en El bracero del afio (Baledén 63); sedent, aceptando los honores de la mediocre _localidad ose aan que premia su ‘justiciera” traicion, Aarén trepan- némada cud) en marcha que va a restituirlo a la amada vida Victorios ual Sabi partiendo en la alfombra magica al final cy orioso de El ladrén de Bagdad (Powell-Berger-Whelan 40) Pos fe nuevas aventuras. emin ari de La isla del tesoro a la historieta de Conquista nguin. En el mejor filme de su carrera, Hermosillo familiar an entrafiable sincretismo genérico: melodrama ida de] nomadismo bonnieandcly desco, intrascendencia asu- cal y uento infantil, interludios de burlona comedia must- de} > “Stallido de algan oz i il (ese bolsazo tanchero gan gag deliberadamente puer | es ba Fé bula 8e tir, para defender al Padrecito de la Basilica). a Ka 8 gozosamente de los pelos y la ligereza revienta los 361 plano-secuencia, maxima Severig. frescura, sin enrolarse dag ‘ atico 5 del sistema’ : Nn | imite: a la vepresiva que oanlomilla al rescate (Ortega 76), insignificancla le homosexuales han salido del closet En Matinée on recion. Una sutileza sdlo para enter, ae ge mueven con to de la ostentacion como del gee 5 equidistante — illos Aquiles y Francisco estan enfocad hipocrita. Los —} como un par de jovenazos ny ao con carte YA aventureros, comportandose a veces cual traviese de menos edad que los auténticos nifios que ge | chiquillos 7 sus descabelladas fechorias, siempre basadas bn hahito del engafio, el gusto por el disfraz y el arte de la fug, Por su parte, también integrada como un proyecto precoz de pareja gay, la amistad que une a los dos pilletes itinerantes tiene algo de historieta tradicional, mucho de historieta mexj. cana, una buena pizca de suefio de pinta escolar para ir ala matinée (de las desaparecidas de tres peliculas por un peso) una suerte de traslacién de la relacion espontanea entre Kin of the Road (el sensato Jorgito) y Kamikaze (el indomefable Aaron) En el trascurso del tiempo (Wim Wenders 75) al medio semiurbano nacional. Sanos y delicados, los vinculos gays se plantean, pues, en dos lineas paralelas (el de los jévenes, el de los nifios), sdlo posibles de establecer vasos comunicantes a través de la admi- racién, la imitacién, la complicidad, la desercién del mundo normal, el desarraigo y. . . la traicion. A pesar de todas sus cualidades expresivas, el discurso homosexual de Hermosillo en Matinée no logra salvarse de ese pecado progre mayor qué alcanzaré su maxima manifestacion hispanohablante en La Param 7 Mikel del espafiol Imanol Uribe (83): el tratado de ee ogia gay. ;Hasta cuando dejaran los homosexuales Cuando "dee victimas, para plantearse como seres humanos: dejen de wen de ser ceros humanos, cuando cintas como éstas an Juzgarse como avanzadas, , afortuna ti instep al “closet de Rancho Grande” (seer del-disctnge nto", Ae Gustavo Garefa). La siguiente et@P ‘urso gay de Hermosill 7 i ceso ef su obra. Por confesa ; ostiio-marco un triple retro’ ia (1977) fue realizad Sa impaciencia, Las apariencias enga i a fuera del marco del cine industrial, 362 técnica casi amateur y pésimos actores churubuscones, en rovincia a dimensiones domésticas y en 16 mm; todo lo cual dificulto su exhibicion normal y la postergé cinco afios. En segundo lugar, el guion era sumamente flojo, lleno de guifios de ojo a Ja in-crowd gay, y filmado ‘con una precipitacion solo disculpable en un principiante. Y en tercer lugar, la dimension homosexual del asunto habia perdido toda fran- queza y sutileza, para confundirse con la asfixia de las pul- siones sexuales de la vida de provincia, a la que pretendia criticar. También en el desarrollo de la trama, y en su naturaleza misma, se observaba un retroceso. Lo que era sencillo y leve como un mero pretexto en El cumpleafios del perro y Matinée, ahora se llenaba de retorcimientos pueriles e inne- cesarios. Escrita por el propio Hermosillo, al igual que las anteriores, la anécdota de Las apariencias engafian giraba en torno de un actor deefefio en apuros llamado Rogelio (Gonzalo Vega) que era contratado por el joven hidrocalido Sergio (Manuel Ojeda) para que se hiciera pasar por un tal Adrian y hacer que el agonizante anciano don Adrian (Ignacio Retes) muriera en paz, permitiendo la boda de Sergio con la enfermera Adriana (Isela Vega), pero habia el peligro de ser descubierto por la chismosa tia Yolanda (Margarita Isabel), etcétera. Las peripecias eran mas bien bochornosas e inspiraban vergiienza ajena. La opacidad del Hermosillo touch se habia convertido en una caricatura de si misma; bordaba sobre la autocomplacencia descriptiva de la hipocresia pueblerina de Aguascalientes (el terrufio del cineasta) y una patética impo- sibilidad de ver a distancia los conflictos (tan artificales) para ironizarlos, en ee intriga, en al fondo beata, trataba de apoyarse e une tn od le audacias erdticas, o mas bien genitales, dentro una inepts . era por completo carente de sensualidad, con serla Tees Otografia relamida de Angel Goded (que pronto moratos: * Pable de los horrores de Frida). Audacias para ti- Rogelio, /A driie. de enfermo trataba de sobarle los genitales a Voyeuristicame, lesde la primera entrevista, Rogelio espiaba Una felacion aE a Adriana desvistiéndose, Adriana le hacia ogelio y le permitia que practicara con ella un 363 coito anal, Sergio asaltaba en los vestidores del tenis a Ro... para revelarle que en realidad cra, homosexual plantingse*to besote en la boca sin provocar indignacién slgune st on (“Que no se vuelva a repetir, jch?”), y Rogelio iba a igo i d , le a Sergio, quien huia avergonzado por sug espedip nun mue = e = sexuales. ] . Pero la gran revelacion de la pelicula era el gag final, supueg tamente desenmarcarador de fingimientos en el limite y di un cinismo absoluto, en donde desembocaban todos i: retorcimientos de la trama y las engafiosas apariencias meg nadie engafiaban. Prendado de Adriana, Rogelio/Adrian la seguia una noche hasta una peluqueria y la sorprendia en bata, que ella se quitaba con gesto truculento, para descubrirle ¢ también tenia pene. En las ultimas escenas, el alborozado Rogelio Hevaba al altar a su singular Gbjeto del deseo, y duran. te la noche de bodas el avorazado hermafrodita Adriana sodomizaba con tierna paciencia a su virginal marido (“No te pongas tenso”’). La grotecidad asumida es un valor camp y poco importaba que la pelicula terminara donde debia empezar, como en el cine con truculentas revelaciones gays (Fin de fiesta de Walers- tein 71, Chin Chin el Teporocho de Retes:75). Lia fantasia homosexual de casarse con una mujer que tenga pene, era parte de la quintaesencia del kitsch masturbatorio de_los 70s y entroncaba con el tremendismo de la literatura gay mexicana=dela»época_(Luis..Zapata,-José.Joaquin..Blanco, JoséRafaelCalva). Cierto misterio en las exhibiciones marginales de la cinta, el rumor de que pesaba sobre ella una prohibicion oficial y los desmedidos calificativos de sus “defensores” convirtieron a un producto tan pobre como Las apariencias engafan en el primer cult film del cine gay Mexicano, un fendmeno destemplado por las urgencias de autorreconocimiento y endiosamiento fuera del ghetto, una ae sin consistencia y mas bien triste. y te hie (eed Nizar el rizo. Y lo consiguid Dofia Herlinda ‘ahora filmada Mi ae cinta semindependiente de Hermosillo, brillosa de Miguel Ennialsiens, con repelente fotografia la que se le metian y nberg (al fin discipulo de Goded) & arias veces los microfonos, apoyada por 364 scan pete RE a UNA TRISTEZA GAY: El cumpleafos del perro, de Jaime Humberto Hermosillo (1974). UN ‘A TRISTEZA GAY: 7 Dofta Herlinda y su : hijo, de ie Jaime ‘umberto Hermosillo (1984). un grupo de actores Eee muy apenitas, y “in la dad de un buen superocho” (segin el critico Jong tien. Espinasa). Era la tabla de salvacion del realizador ani ridiculo de El coraz6n de la noche, que habia sido |a eae tm primera produccion de Imeine. Se basaba en un cuento ay O84 cruzano Jorge Lopez Paez, pero mas bien parecia ey a gay platicado sin gracia. iste Traslacion de las madres posesivas de lag prelimi ficciones de Hermosillo (Los nuestros, La verdadera roa de Magdalena), Dofia Herlinda (Guadalupe del Toro) era ca madre en el limite del chantaje sentimental, del amparo oe hijo y la permisividad. Se hacia la desentendida al descubris que su hijo médico (Marco Antonio Trevifio) era homosexual ¢ incluso invitaba como huésped permanente a su chichifo, un joven estudiante de corno (Gustavo Meza), siempre y cuando su hijo se casara con una chica decente para salvar las aparien. cias y le diera un nieto. Al final todos quedaban felices y satis. fechos: la parejita gay no s6lo podia regalarse cochecitos y crema Nivea para penetrarse sin dolor en el cumpleaiios, sino ademas habian engendrado un hijo por interpésita persona; la joven esposa se sentia honrada con esa familia tan bonita, y Dofia Herlinda era homenajeada en la velada social con poemas filiales que Ja reconocian “‘reinando como un Dios”. Tediosa, reiterativa e insalvable, la cinta representaba no obstante un inesperado avance del discurso homosexual de Hermosillo. Ningtn pathos empajiaba su mirada: al fin lucida en su autoaceptacion fuera de los subterfugios de El cumplea- fios del perro, mas alla de las sutilezas de Matinée y ajena a las enrarecidas desviaciones de Las apariencias engaftan, ;Por fin habia logrado abordar el tema con naturalidad y soltura! Cruel paradoja: Hermosillo era cada dia mas festejado y cada dia filmaba peor. Desazonante paradoja: el cine homo de Her- mosillo Hegaba a un acabamiento tematico cuando ya habia perdido toda su vitalidad y energia removedora, cuando cual- quier orgia gay en los bafios publicos de una pelicula estudian- i hr Yes Ma pt ae al ae aho aba an Y cotorreo irénico, cuando la banalida oe Daan ; sin remedio su pretendida dimension sub- erlinda y su hijo representaba el soso triunfo 366 de un dinosarurio gay en una celebracion de la c. la hipocresia y la falocracia. omedia torpe, De La pasion segiin Berenice a Confidencias o la envidia di \ ravine misogina ela Paralelamente a sus peliculas con regusto gay, el afanoso Hermosillo elaboraba una serie de obras centradas sobre figuras-femeninas, retratos de mujeres en las que habia trasferido buena parte de sus fantasmas y suefios irrealizables, incursiones devastadoras en mundos particulares y vedados. A lo largo del periodo estudiado en este libro se cuentan hasta cinco ambiciosas obras dentro de esta tendencia. La primera.y acaso la mas famosa de ellas es La pasion segtin Berenice(1975). Traza el retrato de una=mujer-dura-y, hambrienta de eros, capaz de llegar hasta el crimen gratuito por frustracién perso- nal; un monstruo solapado, la desalmada afectiva que se oculta debajo de una lamentable viuda joven de Aguascalientes. Al cuidado de su enferma madrina usurera dojfia Josefina (Emma Roldan), Berenice Bejarano (Marta Navarro) parece una chica very nice, pero Las apariencias engafian. Pasea por la pronvincia aggiornada como una esfinge sin misterio, pero entre insunuaciones de que quizds asesind a su difunto marido Dee tal como evidencia una cicatriz, mal maquillada. agus er wapetable status de maestra de taquimecanografia, do “calito aya : escondidas sus tendencias amorales dibujan- mente “fale ah en las letrinas. Su caracter eminente- con Hamas ie ja hace tener por las noches suefios hamedos, evan incluida pasion insatisfecha y caballos del deseo, que Volver a casars su interpretacion freudiana. Si bien afiora acostarse con ny como cualquier quinceafiera boba, acepta Mendariz hijo) n médico afincado en la capital (Pedro Ar- bandonar a — luce sus lonjas muy coquetas y que, al Mundo, recibe erynice provinciana para retornar a su chinga, a, un una andanada de insultos (“Eres un hijo de la somo desquite re vanidoso; ojalé todo te salga mal”). Y ostoievskiang ardida Mujer regresa a casa, se despide de @ madrina pretamista con gran ternura (“La 367 — eS | |) ll a pe epa © yoy a poner ee cama. ‘de agonizante con tod ¥ p le de fuego a SU ares pren misica de Mahler. . mientras suena seloroes al abandono sentimental y de ahy Del hambre ntra un objetivo desviado (por mera co} ta la venganza site o indefensa?) en medio de una grand” dencia o eeu que rompe con el tono contenido del re — wubkme fallido segin Hermosillo amplifica sy impo. ardad para crear un personaje femenino fuerte, aunque est, en la creencia de una fortaleza de las mujeres, a lag que en gy fuero interno teme (“al nifio que pone el coco/ y luego le tiene miedo”: Sor Juana), ; . : Desde otro punto de vista, La pasién segtin Berenice NO ¢ mas que la morosa historia de un cortejo provinciano al que se le ha afiadido al final un gag tremebundo, insuficientemente motivado tanto en lo sicolégico como en lo dramatico, anti. cipando el efectismo concluyente de Las apariencias engafian, En espera de que tal gag ocurra, Hermosillo deja fluir su anéc. dota en un desesperante Tiempo de la Espera; debe esperarse a que la maestra termine de dictar su clase, debe esperarse el encuentro romantico en un velorio, debe esperarse platicando banalidades (“Desde nifio eras muy inquieto”, —“E] que era muy aficionado al cine era don Adolfo”) a que termine el intermedio de la funcién filmica, debe esperarse a que se desocupe una. mesa en la pozoleria, debe esperarse velando a la enferma para que la heroina decida Ilevarse al galan a la cama, debe esperarse la salida de un tren en el andén y uf. Cuando nuestra aspirante a desalmada Bette Davis al fin se decida a sacar su odio recéndito, la espera ya habra neutralizado cualquier eficacia en el relato antiejemplar, pese a la sobriedad en la direccién de actores (Marta Navarro no parecia actriz de Churubusco) y a una escritura filmica que oscilaba indecisa entre el inutil plano-secuencia ya retérico y protecciones en close-up para inventarse relaciones de miradas. Dentro de su a “aie echeverrista, el Hermosillo touch ejecutaba escalitas musi - . Eee usicales que se ofan como destreza de Basada en un guidn inspirado por el cuento Mafana de joseph Conrad (que habia servido a Tadeusz Baird para & 368 a : . LAENVIDIA DE LA VAGINA MISOGINA: La pasion segun Berenice, de Jaime Humberto Hermosillo (1975). ea aS = * ENYI nS aR 6 Fe = par LA VAGINA MISOGINA: Naufragio, de ‘aime Humberto Hermosillo (1977). 269 drama musical del mismo nombre), Naufragio (Her 1977) delinea amorosamente el retrato de dos mujeres u®> anico lazo de union posible era la espera del falo ausente. apoya en un conjunto de escenas cotidianas bien planteag,” dentro de un perpetuo jadeo de tension entre los Mondton” zoom-in y zoom-back de planos-secuencia propuestos bas sIta costura cinematografica, a falta de verdadero estilo, hes Sexualizada ¢ indiferente empleadilla de oficina gubern, nental, la rechazante morenita Leticia (Maria Rojo) vegeta = in cuarto subarrendado de Tlatelolco, a la espera del hijo 7 x1 casera y compafiera de trabajo Amparito (Ana Ofelia Murgia), madre abnegada hasta niveles dementes, como todas as mujeres maduras de Hermosillo, al grado de ir al aeropuerto 1 pedirle a los pasajeros que le lleven recaditos a su hijo varado zn el extranjero. Barbon y con un brazo menos por violento, el oven marino esperado (José Alonso) regresara por fin a casa, yero ya su madre habra ingresado en un hospital del ISSSTE para cumplir una aséptica agonia, a lo Katy Jurado en Noso- ros los pobres, al lado de su gimiente Chachito manco. Como os marinos nerudianos sdlo se embriagan, fornican y se van, a muchacha pronto se quedara més sola que nunca, sin galan, in amiga y sin espera desencantada. La noche en que se le bran las Puertas de la Desilusion a nuestra sensitiva Leticia ya no expectante, el mar mismo (bueno, una gigantesca olita) rrumpira por la yentana para inundar el departamento del nundo privado femenino y se la tragara, barriendo con los fotomontajes de Lord Jim (Brooks 65) que adornaban las varedes. El sentimentalismo de una fragil obra deliberadamente menor #e dulcifica, se reconcentra y se vulgariza telenovelera- mente, en pos de un vértigo que trastorne la realidad claseme- diera. La espera mitologica de Odiseo por dos Penelopes Hatelolcas culmina y ve estanca en una definicion del cuerpo femenino como sendero a las obsesiones transferidas pot otro cuerpo de mujer. La deyecta fantasia masculina se solaza al hacer del falo idealizado el inmenso y sagrado proyect existencial de dow mujeres de sensibilidad enferw Las mes quinas peripecias morales de Le garla con Ia pirujilla que alojaba er ja solo conseguirian homolo- n Hu depa como testigo de le 310 errota, la agonia y el ahogo. Segan la 5 . oo. Hermosillo, el falo presentido vivifica Ta deacenisogin ia de falo presente destruye, hace naufragar sin remedio tents. ae : Madre Anhelante como a la Novia Postulante que s ‘O ai otros alicientes vitales aparte de su emotividad mitologica, ° De la quimera zozobrante a la vulgaridad con aspiracione liberadoras. En Amor libre (1978), Hermosillo excita y agota as retos de vivacidad al consagrarse al retrato de os a chachas antitéticas que buscan en sentidos contradictorios la libre expansion de sus busquedas erdticas y sentimentales. Ambas se Ilaman Julia y trabajan como dependientas en la misma tienda de la Zona Rosa, a media pelicula empiezan a vi- vir juntas en el mismo penthouse lujoso, hasta que la recatada July (Alma Muriel) le baja el novio piloto (Manuel Ojeda) a su amiga Julia (Julissa) y ésta tiene que consolarse con un muchachito (Jorge Balzaretti) que al principio de ia pelicula le habia acariciado las nalgas en la calle y ella habia tenido que arrimarle un bolsazo (“Para eso son, pero se piden”). El tiempo del superficial y caprichoso relato se dilapida en descripciones de actitudes, en lances erdticos bastante fiofios, y haciendo el babeante elogio de la pendejez de las prota- gonistas slo porque se atreven a coger sin exigir ninguna boda de por medio. Julia es una desmadrosa con cinismo didactico (“La vida esta ena de rollos: politicos, morales, religiosos; no le hagas caso a ninguno”), es una liberadita que generosa- mente copula con su piloto restregandose cuando esta sentado y Teconoce que quisiera tirarse a todos los chavos del mundo (“Te imaginas, seria formidable, no?”), es una descarada misdgina que sdlo quiere pulverizar las se idades morales de su amiga haciéndose sobar los senos delante de ella (“De lo que te pierdes, manita”) y goza enfrentandose con la bata abierta a las reclamaci de 1 en corsé ortopédico de: aciones de la esposa re eenfiante (« su amante (Ana Ofelia Murguia) con actitud desahan'® estie yo la que me estaba cogiendo a tu marido y ya Mea : x. largando”), es una caballona inazotable que se ren ‘<2 Utoconmiseracion en vista de la légica traicior. s hombres son como los kleenex: desechabes vy a8 en un extras d de autoabandono placido « le un col - ano moo e . a siempre sin limite lumpio-capullo, sobreactuandose 371 de tolerancla, si EV Sah, cada ostentoso desplante de lo que considera enormes desparpajo. ae P dad mental de nuestra liberada sui generis gravemente comprometida como “mujer audaz con hee gusto ¢ impulsos propios cuando se descubre que su traidee amiga July no coge porque lee libros y tiene en Consecuen. cia los escripulos “espirituales” que le suministra la san den tintelectualista del guidn. Sélo el agujero en el cerebro libera las hormonas, hace aun mas envidiable la vagina dispuesta, iqué viva la pendejez! Pero sin propésito satirico ni abierta. mente parddico, la fabula moral de Amor libre intenta ser también una version zonarrosera de Tres mujeres de Altman (77) nada menos. Sdlo que los intercambios de personalidad que propone Hermosillo nunca rebasan el esquema burdo: Ja July que lee empieza a coger y la Julia que coge empieza a leer, oh maravilla subdesarrollada. Y el teatro fassbinderiano de la pasion y el abandono entre mujeres que esboza Hermosillo (creyéndose filmar Las amargas ldgrimas de Petra von Kant 72 en version desenfadada), retrocede ante el tratamiento abierto de la interdependencia lésbica, aunque hace acostarse pudicamente a los dos Julias en la misma cama nalguita con nalguita, como a las lesbianas indicisas de Dulce viaje (Deville 80); pero nunca desemboca en la desesperacién reptante de la Julia traicionada, sino en el conformismo:inmediato del peor es nada. En defintiva, un acoston no_necesariamente es subversivo. Ya comodamente instalado en la cretinada absoluta, Her- mosillo rodé a continuacién Maria de mi corazén (1979), sobre un libreto de Gabriel Garcia Marquez con una buena idea, pero mal desarrollada. Se trata del retrato de una aman- te abandonadora y mentirosa (Maria Rojo) que cierto dia Taroenn fore de su propio chocolate; se queda atrapada y le crea su ceded Ae manicomio campestre, sin que nadie que ha caido alli por accidente y sin que su amado, un ma — r : tenda rescatarla. i Profesional (Héctor Bonilla), pre- Banal ¢ insignificante ; is » la primera parte de la pelicula Juega a la carta de la complicidad y la simpatia, Ese una Crean, do aUdaciag 372 La ENVIDIA DE LA V AGINA MISOGINA: Amor libre, de Jaime Humberto Hermosillo (1978) ita cogelona, presumiblemente sin otr haber descubierto la desrepresién erate Amor libre de Hermosillo; ella es una Prestidigitadons en cuarta que regresa arrepentida al lado de su marido de volver confetti la leche por corte directo; él es un rat, Para de quinta que se redime gracias al aprendizaje del oficig < mago; como si en el D.F. nadie hubiera copulado an le de ellos, se meten a coger en los mingitorios del zool6, Chins de Chapultepec, ella le vierte su helado sobre la bragueta ba chuparlo mas a gusto, y al retozar sobre una azotea de Portale. la camara panea para capturar al metro introduciéndose simbs: licamente dentro de un tunel. El fragmento menos malo de| relato se desinfla antes de que la pareja se vaya a fornicar ep. cima del asta bandera del Zécalo en dia festivo. Truculenta y previsible, la segunda parte le apuesta al castigo, con moraleja al interior de lo improbable. Erase una experta en desapariciones voluntarias que, al quedarse va- rada una noche lluviosa en mitad de la carretera, fue confinada por error burocratico en el manicomio, alli fue desintegrada como en version blandengue de Delirio de locura (Fuller 63), en cierta ocasion recibié la -caprichosa visita de su marido con capa y chistera pero sin ninguna capacidad de duda o de cues- tionatniento, y la Institucién del Silencio triunfé ‘sobre todos para que la Marta de mi corazén acabara poniéndose a cachar la pelota con otras guifiolescas creaturas de El infierno de todos tan temido (Olhovich 79), por el resto de la eternidad poseche- verrista del ayer maravilla fui y hoy ni su sombra soy de Her- mosillo, gesticulando un discurso cincuenta afios anterior a la antisiquiatria pero atin con retrogradas posibilidades misoginas. El ultimo grado de su cine fue alcanzado por Hermosillo en Confidencias (1983), con base en la novela De pétalos perennes de Luis Zapata. De pétalos y penes estaba compuesta, en © ec to, la vida cotidiana de dos mujeres en interminable dialog? interdevorador:, la ama y la esclava, la conciencia hegeliana que sdlo deseaba suprimir a la otra, un par de bestias cursis ¢ inmr sricordcs, entretenidas en destrozarse moralmente entre © a8 ene Le toma larga como telenovela en Druto; ris Sheridan) acrada y cosmetizada patrona dofia Adela ( vet y su rastrera sirvienta Tacha (Maria Rojo) care vez cierta pare}! riencia vital que 374 CONCLUSION Elcine mexicano esta muriendo. Tal como aprendimos a vivirlo y disfrutarlo, a conocerlo y mitificarlo, a bendecirlo y desesperarlo, a odiarlo y cuestionar- lo, praeticamente deja-de-existir-enel:periodo.que-va-de-1973 21985-"Su-fosa*industrial-ha*sido-eavada-por-infimas produc: ciones privadas que solo aspiran a ser remedos de obras del pasado=o»sobras=televisivas. Su fosa estatal se corona con ab- surdos proteccionismos y negociaciones de manipulacion vacante. Unicamente en el cine estudiantil y en el video se vis- lumbran ya alternativas viables; no de superviviencia ni de resurreccion, sino de cambio. La muerte recalcitrante parece tla condicion futura del cine nacional. , _De la integracién al apocalipsis (y viceversa). Toda reflexion valida sobre el tema empieza a oscilar entre la nostalgia yla Constatacién de un estado de cosas feneciente. El ansia se des- obla: una nostalgia revaluadora, una constatacion desencan- lada desde el irrenunciable presente. La verdad se relativiza, ‘ fragmenta, se disemina. Tal vez este libro contribuya a que “ine mexicano muera atin mds. ;Pues bien, que as) sea- dis “embre de 1985/marzo de 1986. 625

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