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Caso-2

Datos biográficos: el paciente se llama Juan, es estudiante de tercero medicina, tiene 22 años, ingresa en
la unidad de psiquiatría por derivación del centro de salud.

Motivo de consulta: el paciente venía derivado del Centro de Salud. Según el médico de familia, el
paciente llego muy alterado, decía que un grupo mafioso de peruanos-japoneses lo perseguía y quería
matarlo. No podía explicar por qué lo habrían de matar, pero había estado escuchando voces de gente
que él sospechada eran narcotraficantes y que discutían la manera de atraparlo y matarlo. Le dijo que no
quería salir de la casa porque había oído a los traficantes hablar de él en la calle, los oía decir cómo se
desharían de una persona tan inservible. Al mismo tiempo se lo veía tenso, aprehensivo, temeroso de que
algo malo le pudiera ocurrir. Prácticamente no dormía, ni comía por miedo a que la comida estuviera
envenenada. Su madre, ante esta situación, lo llevó al ambulatorio desde donde lo derivaron a la Unidad
de Agudos del Virgen Macarena de Sevilla para su ingreso.

Antecedentes, entrevista con la familia: Según nos indica la madre, el paciente es el menor de dos
hermanos varones. El mayor es 5 años mayor que él. Su padre murió cuando Juan tenía 7 años, esto le
afecto mucho y desde entonces se volvió muy reservado. El padre era alcohólico y murió de un infarto.
Siempre ha sido muy bueno y nunca dio problemas. En la escuela fue muy buen alumno y sus notas fueron
excelentes, al igual que en el primer año de carrera. Sin embargo, al mediados del segundo año, sus notas
decayeron y empezó a decir que tenía muchos dolores de cabeza y musculares. Esto coincidió con que la
novia que tenía lo había dejado por otro chico. A partir de ese momento no salía de casa excepto para ir
a clase, aunque según la madre, había días que salía por la mañana y no volvía hasta la tarde. Luego se
encerraba en su cuarto y no quería salir para nada durante horas. Preguntada por los dolores de su hijo,
la madre nos dijo que Juan no quiso ir al médico y que ella esperaba que se les pasara.

Por su parte, Luis, el hermano, nos comentó que a raíz de que la novia lo dejara empezó a decir
que le dolía todo y empezó a consumir medicamentos que le calmaran el dolor (tramadol, lirica…), pero
que no se lo dijo a su madre. Con posterioridad empezó con el consumo de marihuana para concluir
consumiendo metanfetamina inyectable, con un consumo diario. Le preguntamos qué cuanto tiempo
estuvo consumiendo cada sustancia y nos dijo que los medicamentos y la marihuana empezó hace más
de un año y que la metanfetamina por lo menos 1 año. También, nos indica que lleva así más de mes y
medio, diciendo que lo quieren matar y que lo perseguían. Su madre no lo sabía porque había estado
fuera, en la casa del pueblo, cuidando de su abuela. Luis no se lo quiso decir a la madre para no
preocuparla. Nos comenta, que en los últimos meses se inyectaba mucha metanfetamina y que un día de
pronto se levantó gritando que lo querían matar, de esto hace exactamente casi siete semanas.

Entrevista: Al ser examinado, el paciente admitió que se sentía perseguido por una banda de traficantes
de drogas peruanos-japoneses y que a veces los oía hablar de él, a quien se referían en tercera persona.
Cuando le preguntamos cómo se sentía, nos dijo que bien y mal, que era muy raro, pero no sabía, ya que
eran las dos cosas a la vez. Nos comentó que cuando era pequeño ya lo quisieron envenenar los traficantes
en su comunión, dándole un pastel envenenado. Nos dijo, que un día estaba en casa y lo entendió todo,
lo querían matar porque él podía fabricar la droga más potente del mundo, pero no quería hacerlo.
También nos dijo, que el otro día, cuando miró fijamente un vaso que había encima de la mesa de su
cocina, se dio cuenta de que ese el sistema que los traficantes usaban para envenenarlo y que mediante
la televisión le robaban el pensamiento y que por ello ya no tiene pensamientos. En un momento de la
entrevista, el paciente nos pide si podemos cerrar un poco la persiana, ya que la luz le molesta mucho,
pero el día estaba nublado y prácticamente no había luminosidad en el despacho.

Por otro lado, nos dijo que las cosas habían cambiado. Cuando le pedimos que nos aclarara eso,
nos dijo que las cosas eran distintas que ya no le eran familiares y que nos las entendía, incluso nos dice
que a veces el mismo se siente raro y que, aunque cuando se mira al espejo sabe que es él, luego se siente
como extraño, como si no fuera el mismo. Se siente como si fuera un robot. Además, nos dice que su
familia no es su familia, que la has sustituido que parecen ellos, pero no lo son, que no nos fiemos, que
son malas personas.

Por último, comentar que el paciente habla rápidamente y es muy difícil interrumpirle.

Datos médicos: El examen físico, incluyendo el neurológico, no reveló anormalidades más allá de las
marcas de agujas en su brazo izquierdo como resultado de las inyecciones de metanfetamina. El EEG era
normal. Se lo trató con 6 mg de haloperidol por día. Después de dos semanas los síntomas desaparecieron
y fue dado de alta.

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