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ESTRUCTURA ECONÓMICA

PRIMER PARCIAL
ESTRUCTURA ECONÓMICA MUNDIAL

TEMA 1

EL COMERCIO INTERNACIONAL

1. LOS HECHOS

Los productos primarios (excepto los productos de las industrias extractivas, p. e. combustibles)
han ido perdiendo peso en el total de las exportaciones mundiales, mientras que las manufac-
turas han ido ganándolo.

Características del intercambio internacional

1. Los países industriales son los grandes exportadores mundiales.


2. El grueso del comercio mundial tiene lugar en el propio seno de los países industrializados.
3. La importancia creciente del comercio intraindustrial (sobre todo en la CEE).
4. El peso creciente del comercio de servicios , e. d., el comercio invisible.

Comercio interindustrial: intercambio de bienes distintos, p. e. trigo por maquinaria.


Comercio intraindustrial: intercambio de bienes similares, p. e. trigo por trigo.

2. RAZONES DEL CRECIMIENTO DEL COMERCIO

Los beneficios del comercio

Los mercados se expanden, aumenta la especialización y mejoran las economías de escala. La


producción, la renta y el empleo de un país se ven impulsados por su actividad exportadora.

Economías de escala: reducción de costes derivada del incremento de la escala de produc-


ción.

Economías de alcance: derivadas de producir varios bienes o servicios a la vez. Aparecen si la


producción conjunta de dos bienes, p. e., es menos costosa que su producción por separado.

El comercio acentúa la competencia en los diferentes mercados, lo que obliga a las empresas
de cada país a reducir costes y precios, y a modificar con frecuencia las funciones de produc-
ción para incorporar nuevas tecnologías que afecten positivamente a costes y calidades.

La existencia de un compromiso global para reducir progresivamente la protección de los mer-


cados nacionales

Acuerdo multifibras: sistema negociado hasta ahora al margen del GATT que regula las impor-
taciones de productos y manufacturas textiles.

En 1947 se firmó el “Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio” (GATT) para re-
ducir de forma multilateral la protección de sus mercados. El GATT no es una organización inter-

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nacional, sino un acuerdo intergubernamental, el cual aplica tres principios básicos para tratar
de eliminar las barreras al comercio:

 No discriminación: cualquier ventaja que un país contratante conceda a otro se extiende


automáticamente a todos los demás.
 Reciprocidad: el país beneficiario de una serie de reducciones arancelarias debe ofrecer
a su vez concesiones similares.
 Transparencia: el GATT excluye las restricciones cuantitativas al comercio, y preconiza el
uso de derechos arancelarios como fórmula de protección exterior. Se busca una mayor
transparencia en las relaciones comerciales y permitir que sean los precios, y no otro tipo
de medidas administrativas, los que regulen el funcionamiento de los mercados.

Las necesidades de las empresas multinacionales. Las multinacionales:

 Organizan y coordinan múltiples actividades productivas en diferentes países.


 Hacen únicos los distintos mercados en los que fabrican los bienes intermedios que requie-
re su producción.

Las multinacionales fragmentan su producción, porque su estrategia se basa en hacer uso de


las ventajas comparativas de diferentes países. Necesitan por definición un clima librecambista
en el que poder asentar su actividad sin trabas nacionalistas.

El perfeccionamiento de los medios de transporte. El mundo se ha empequeñecido, lo que su-


pone menor tiempo de transporte y de costes, espoleando notablemente el crecimiento de los
intercambios.

El desarrollo de las comunicaciones facilita el conocimiento más directo de los compromisos


que toda operación comercial entraña, y acelera notablemente el perfeccionamiento legal
de los mismos.

3. PROBLEMAS QUE PLANTEA EL COMERCIO INTERNACIONAL

El comercio no beneficia por igual a todos los países

El razonamiento de la escuela heterodoxa es que el mundo no está constituido por países de


igual nivel productivo y tecnológico; existe el centro y la periferia que intercambian entre sí
productos manufacturados por productos primarios.

La elasticidad-renta de la demanda de productos manufacturados es mayor que la de produc-


tos primarios, porque muchos de esos últimos bienes se comportan como bienes inferiores, y
porque la evolución técnica va creando sustitutivos de enorme difusión.

El comercio internacional beneficia mucho más a los países desarrollados que a los no desarro-
llados; los aumentos de renta a escala mundial dan lugar a una demanda creciente de bienes
manufacturados y decreciente de productos primarios.

Las ventajas comparativas son cambiantes y generan difíciles procesos de ajuste

Las ventajas comparativas cambian al variar los recursos disponibles en cada país en especial

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el capital y la técnica.

La revolución informática hizo cambiar, desde mediados de los años 60, el panorama: los mer-
cados de capital empezaron a abarcar el mundo entero con centros de decisión muy separa-
dos entre sí. Las ventajas comparativas han experimentado cambios veloces y sustanciales, lo
que ha dado lugar a modificaciones importantes en los flujos comerciales, p. e. cuotas de ex-
portación de manufacturas de algunos países asiáticos. El cambio de ventajas comparativas
afecta al bienestar de las sociedades, puesto que el comercio afecta a la producción, la renta
y el empleo.

La importancia creciente del comercio internacional de servicios hace aparecer nuevos pro-
blemas de considerable envergadura

El comercio de servicios nunca había creado excesivos problemas; hasta la Ronda de Uruguay
del GATT (1986) no se había planteado la necesidad de incluirlo en las normas del Acuerdo. P.
e. los títulos académicos, pues la libertad de prestación internacional de servicios choca con los
intereses corporativos de los profesionales liberales de muchos países, lo que da lugar a presio-
nes proteccionistas de múltiple alcance.

EEUU desea que los mercados se liberalicen totalmente; la UE pone todo tipo de trabas al libre
intercambio, porque teme que su industria pueda ser barrida en sus propios mercados.

La permanencia de 3 focos protectores importantes

1. La economía norteamericana, mermada en su capacidad de competencia por la baja


tasa de inversión de los últimos 15 años y la persistencia de un elevado déficit público.
2. La economía japonesa, que por sus peculiaridades la convierten en un sistema escasa-
mente abierto al exterior.
3. La Política Agrícola Común (PAC) de la UE, que está reformulándose para no asentarla en
los precios de garantía para el agricultor y la protección total frente al exterior mediante
aranceles, sino en el acercamiento a los precios internacionales, las subvenciones y la re-
ducción de cultivos.

4. LA AMENAZA PROTECCIONISTA

Las principales razones esgrimidas

a) La falta de juego limpio en las relaciones comerciales.


b) El dumping social, que señala la competencia desatada por las exportaciones de manu-
facturas de algunos países del Tercer Mundo a bajos precios por costes salariales muy re-
ducidos, por la inexistencia de mecanismos de protección social.
c) Las acusaciones de dumping, que se produce cuando una empresa vende en otro país a
precios anormalmente bajos y distorsiona el mercado correspondiente.
d) El problema japonés, por el crecimiento rápido de sus exportaciones y ser un país poco
abierto a la competencia exterior, suscita temores múltiples.

Estos argumentos son empleados en el mundo desarrollado porque los grandes mercados
abiertos se encuentran en la OCDE, y porque los países subdesarrollados mantienen armazones
proteccionistas sin tener previamente que justificarlos.

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Las raíces del nuevo proteccionismo

1. Si la liberalización comercial es un subproducto natural de la expansión, los reflejos pro-


teccionistas lo son de las fases recesivas.
2. La protección produce un beneficio a corto plazo, que resulta políticamente más renta-
ble que la defensa de una racionalidad económica de efectos difusos.
3. La inestabilidad cambiaria, que deriva de las diferentes posiciones cíclicas de las grandes
economías y de la globalización de los mercados financieros. Modifica con rapidez las
ventajas comparativas y origina respuestas protectoras de toda índole.
4. El mundo se regionaliza a través de fórmulas integradoras de diversa índole, p. e. la UE,
NAFTA. Todo acuerdo regional lleva en sí elementos protectores frente a países terceros.

Como explicaciones estructurales del proteccionismo se nombra que es el resultado de un nue-


vo reparto del poder económico, o que la razón importante del intercambio no son las ventajas
comparativas sino la búsqueda de economías de escala.

Las principales fórmulas del neoproteccionismo

1) Imponer cuotas de importación a determinados productos acordadas con los exportado-


res; también las restricciones voluntarias a la exportación (VER), cuota que impone el país
exportador a requerimiento del importador.
2) Los subsidios más o menos encubiertos;
3) Interposición de barreras sutiles, barreras técnicas (homologaciones) y administrativas
(desaduanar sólo a través de una oficina).
4) Los precios mínimos.

Las fórmulas de protección no arancelaria soslayan de una u otra forma los acuerdos del GATT
para evitar reclamaciones, p. e. se aplican a determinados productos y afectan sólo a deter-
minados países.

Los efectos de la protección

Los efectos inmediatos se concentran sobre el sector protegido: la producción nacional, la ren-
ta y empleo aumentará. El consumo disminuirá, porque toda protección entraña un aumento
de los precios interiores por falta de competencia.

Los efectos derivados irán progresivamente alcanzando al conjunto de la economía:

 Toda protección adicional a un sector resulta en la desprotección de uno o varios secto-


res exportadores.
 La reducción de la competencia produce un retraso tecnológico del sector protegido, lo
que hace que a medio plazo su incapacidad para competir le haga reclamar dosis cada
vez mayores de protección.
 Reacción en cadena: la protección de un sector aumenta la renta de los productores
nacionales, pero disminuye la de las empresas exportadoras de otros países.

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5. LA RONDA URUGUAY

En la Ronda Uruguay (1986-1993) han concluido 3 vectores que representan la compleja situa-
ción por la que actualmente atraviesa el comercio internacional: las tendencias protectoras
generalizadas, la complejidad de los intercambios y la necesidad de mantener un sistema de
comercio, cuya desaparición podría producir un caos mundial. Todos los pactos acordados en
la ronda deberán ser refrendados por los 123 países intervinientes.

Los principales resultados conseguidos fueron:

 Países industriales: reducción de derechos arancelarios sobre manufacturas en un 40% en


cinco años, subvenciones restringidas, disminución de la barreras no arancelarias.
 Países en desarrollo: se comprometen a consolidar múltiples derechos arancelarios.
 Liberalización del comercio agrícola y del textil.
 Acuerdos sobre el comercio de servicios.
 Reforzamiento de las reglas de disciplina.
 Creación de la Organización Mundial de Comercio (que englobará al GATT).

6. LOS EFECTOS INTEGRADORES DEL COMERCIO

El proceso de unificación de la economía mundial seguirá adelante porque:

a) Todos los gobiernos son conscientes de los peligros que encierra la protección: bloquear
la cada vez más agudizada división internacional del trabajo constituiría un juego de su-
ma negativa, en el que todos saldrían perdiendo.
b) Por la inversión, tanto la efectuada por las grandes empresas multinacionales como por la
que emana de empresas nacionales, a la búsqueda de economías de escala. Ningún
gobierno quiere bloquear la inversión internacional.
c) Las diferencias de costes laborales van a acentuar en el futuro la fragmentación en los
procesos productivos, lo que reducirá las trabas al comercio acelerando la integración.
d) La necesidad de apoyar la transformación económica en países de la antigua órbita so-
viética, y aprovechar el dinamismo demostrado por la economía china. El bloque OCDE
tenderá a buscar un enderezamiento de tales economías.

Economías en transición: son, para los organismos internacionales, y especialmente para el FMI,
los antiguos países del Este europeo regidos entonces por gobiernos comunistas: URSS y países
satélites. Su paso de la planificación al mercado los convierte en economías de transición.

Elasticidad-precio de la demanda: % de variación de la demanda que se produce al variar un


1% el precio del bien.

Elasticidad renta de la demanda: % de variación de la demanda que se produce al variar un


1% la renta.

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...

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TEMA 2

LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA

1. LOS HECHOS

Lo que hace de nuestro tiempo la “era de la integración” es la proliferación de ensayos integra-


dores, siendo los más importantes:

1. El Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), que firmado en 1992 pretende
constituir una zona de librecambio entre Canadá, EEUU y México.
2. El Mercado Común del Sur (MERCOSUR), desde 1991 pretende unir a Argentina, Brasil, Para-
guay y Uruguay.
3. El Mercado Común Europeo (MCE), desde 1958, formado por Alemania, Luxemburgo, Bélgi-
ca, Francia, Italia y Holanda. En 1992 el proyecto inicial se transformó en la Unión Europea
(UE). A su lado coexiste todavía la Asociación Europea de Librecambio (EFTA), zona de li-
brecambio formada en 1960 por G. B., Austria, Dinamarca, Noruega, Portugal, Suecia y
Suiza.

En 1992 ha surgido el Espacio Económico Europeo, en virtud del cual la UE y EFTA se comprometen
a crear una zona de librecambio conjunta, para productos industriales con elementos de integra-
ción adicional.

2. LOS FUNDAMENTOS DE LA INTEGRACIÓN ECONÓMICA

¿Qué es la integración económica? Consiste en eliminar de manera progresiva las fronteras eco-
nómicas de un país. Integración negativa: supone eliminar los obstáculos que separan las eco-
nomías, p. e. suprimir aranceles. Integración positiva: entrañan mecanismos de cooperación, p. e.
armonizar políticas macroeconómicas.

Razones de la integración

1. Ampliar los mercados, lo que permite una mayor división del trabajo en el seno del espacio
integrado y una mejor asignación de recursos reales y financieros.
2. Aumentar la competencia en el conjunto integrado, así la inversión se acelera y provoca
una revitalización.
3. Políticamente, las Comunidades Europeas se crearon para tratar de poner fin a los continuos
enfrentamientos y reforzar la zona frente a la amenaza soviética.
4. La NAFTA pretende facilitar el desarrollo mexicano para frenar la continua corriente emigra-
toria hacia EEUU y dar entrada al poderoso sector de servicios americano.
5. Se aumenta el peso político internacional del espacio integrado, en lugar de los países
miembros por separado.

Formas de integración

Las etapas no presentan perfiles nítidos. Existe un código de la integración en virtud del cual o

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bien el proceso se interrumpe porque algunos miembros son incapaces de soportar los costes que
entraña, o bien el proceso continúa en busca de una fase superior. El paso de un estadio a otro
ha de ser entendido y refrendado por una mayoría de los ciudadanos (1992 Tratado de Maastri-
cht, dando paso a la Unión Europea).

Inconvenientes de la integración

 Los ganadores serán generalmente los sectores o empresas más competitivas del espacio
integrado, cuya diferencia se basará en los bajos costes salariales o la ventaja tecnológica.
 La transmisión del ciclo es más rápida, y acentúa las crestas y valles de la actividad produc-
tiva, situación que planteará dificultades adicionales a las políticas económicas de los paí-
ses miembros.
 Las políticas económicas nacionales tropezarán con más restricciones, porque se exigirá
una mayor armonización. El país más fuerte terminará por imponer sus criterios en determi-
nadas políticas.
 El crecimiento tiende a polarizarse y la integración acentuará los desequilibrios regionales y
las disparidades sociales.
 Habrá cesiones importantes de soberanía, lo que despertará reacciones nacionalistas y
complicará el proceso.
 Los beneficios aparecerán a largo plazo, pero los costes a corto plazo.

Efectos de la integración

La Unión Aduanera crea comercio cuando la demanda de un bien pasa de un productor menos
eficaz a uno más eficaz por la desaparición de trabas. La desviación de comercio es el proceso al
revés, cuando la producción a menor coste pasa al productor de mayor coste. Es característico
la desaparición total de las barreras al comercio y la aparición de un único arancel exterior co-
mún.

Las ventajas de la Unión Monetaria son:

 Reducción de costes de transacción y cobertura al existir una moneda única.


 Integración de los mercados de capital, que hará desaparecer la preferencia por los mer-
cados nacionales.
 Freno a la volatilidad de los tipos de cambio, que afecta a la inversión exterior.
 La moneda única elimina la especulación cambiaria.
 La mejor asignación de recursos.
 El efecto de la inflación será menor, dado que la unión monetaria incrementa la estabilidad.
 A medio plazo mejora la productividad, lo que favorece el clima inversor.
 Confiere mayor peso al bloque, tanto en el sistema monetario internacional como en los
mercados financieros mundiales.
 Impulso fundamental a la unidad de los mercados.

Los costes de la Unión Monetaria son:

 Pérdida de señoriaje, e. d. de rentas derivadas de la creación de dinero, p. e. del coeficien-


te de caja.

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 Pérdida de la política cambiaria, en tanto que instrumento de ajuste externo.
 Pérdida de soberanía monetaria, al eliminar los impulsos autónomos que cada gobierno ha-
ce descansar en la política monetaria y al obligar a escoger un único grado de restricción-
expansión.
 Fricciones sociales al utilizar una única moneda emitida por el banco central común.

3. LA INTEGRACIÓN EUROPEA

Es un proceso que se ha ido realizando por etapas, tanto en su dimensión horizontal (número de
miembros) como en la vertical (grado de integración de las economías).

No todos los gobiernos conciben la integración del mismo modo, especialmente en las fases últi-
mas, los ciclos económicos debilitan o impulsan la voluntad integradora, algunos acontecimientos
políticos resaltan las diferencias entre sus miembros y la falta de cohesión de sus políticas.

La 1ª etapa: el Mercado Común Europeo

En 1957 se firma el Tratado de Roma, que da vida a la Comunidad Económica Europea (CEE):

a) Crear entre los 6 firmantes un Mercado Común, e. d., una unión aduanera acompañada de
4 libertades: de circulación de bienes, servicios, personas y capitales.
b) Establecer una serie de políticas comunes: agrícola, de competencia y de transportes.
c) Coordinar las políticas económicas y las legislaciones con miras de acentuar el proceso de
integración.

Los objetivos primeros del Tratado fueron parcialmente alcanzados, sin que a mediados de los 80
los mercados se hubieran integrado adecuadamente, y sobre todo a partir de la crisis iniciada por
los vendavales energéticos de los 70.

La 2ª etapa: la búsqueda de la estabilidad monetaria

Los problemas se iniciaron con la quiebra del sistema de Bretton Woods de paridades semifijas a
partir de 1971, y el paso al sistema de tipos flotantes.

Seis miembros de la CEE decidieron en 1972 mantener un margen de fluctuación de sus monedas
de ± 2,25 %, comprometiéndose los bancos centrales a intervenir en los mercados de cambios
para defender esos márgenes (la serpiente en el túnel). Para reforzar esa cooperación se creó en
1973 el Fondo Europeo de Cooperación Económica.

Pero de 1972 a 1978 se produjeron siete abandonos del mecanismo por la divergencia de las
economías, sobre todo las de Alemania y Francia, y los fuertes desequilibrios de balanza comercial
de algunos miembros.

En 1977 el Consejo de Europa decidió articular un nuevo sistema monetario europeo que redujera
la volatilidad de los cambios y preparase el camino para la unión monetaria, que consistía en fijar
tipos centrales de cambio y admitir oscilaciones de ± 2,25 % a las monedas.

El Sistema Monetario Europeo funcionó relativamente bien hasta mediados de 1992, pese a las
doce realineaciones efectuadas hasta entonces: la convergencia de las tasas de inflación y los
perfeccionamientos del mecanismo de cambios permitieron una cierta estabilidad de las mone-

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das.

El SME acosado por la plena libertad de movimientos de capital (que magnificó los movimientos
especulativos), por la divergencia nominal de algunas economías (España e Italia) y por la inesta-
bilidad experimentada por Alemania tras la reunificación, dejó de funcionar. En agosto de 1993, y
tras un año de continuas turbulencias cambiarias, los doce decidieron ensanchar los márgenes de
fluctuación hasta el ± 15%, lo que de hecho significa un régimen de flotación administrada.

La 3ª etapa: el Mercado Único

Tras una serie de reuniones de 1982 a 1985, el Consejo Europeo solicitó a la Comisión que redacta-
ra un informe (Libro Blanco) que contuviera las medidas necesarias (son 300) para transformar los
12 mercados de la Comunidad en un inmenso mercado único de 320 Millones de consumidores.

La fecha límite para alcanzar ese mercado quedaba fijada en el 31.12.92 y las tres grandes líneas
de acción debían ser:

 Supresión de fronteras físicas: suprimir aduanas y controles,


 Supresión de fronteras técnicas: armonizar legislaciones, abrir mercados públicos, libre circu-
lación de trabajadores y profesionales liberales, libre circulación de capitales, cooperación
entre empresas comunitarias y aplicar políticas únicas en materia de ayudas estatales,
 Supresión de fronteras fiscales: armonizar el IVA y los impuestos específicos.

El Consejo de Milán en 1985 aprobó las propuestas del Libro Blanco que se plasmaron en el Acta
Única en 1986, y que tras los refrendos necesarios, entró en vigor en julio de 1987.

El Acta Única supone una modificación del Tratado de Roma: se persigue crear un espacio interior
único, etapa intermedia hacia la Unión Económica y Monetaria (UEM), procurando evitar las ex-
cesivas disparidades regionales y modificando el funcionamiento de los órganos políticos euro-
peos para agilizar el proceso y dotarlo de mayor legitimidad democrática.

La 4ª etapa: los prolegómenos del Unión Económica y Monetaria

De acuerdo con lo previsto en el Acta Única, el proceso de integración no debía detenerse en la


fase del Mercado Único, sino proseguir y alcanzar la UEM. El “Informe Delors” (1989) propone las
fórmulas y etapas de la UEM.

La unión monetaria supone la convertibilidad total e irreversible de las monedas, la plena liberali-
zación de los movimientos de capital, la integración de los mercados financieros y la fijación irre-
vocable de los tipos de cambio para dar paso a la moneda única.

La unión económica se caracteriza por la existencia de un mercado único, de una política de


competencia y otros instrumentos que refuercen los mecanismos de mercado, de políticas comu-
nes de carácter estructural y regional, y por la coordinación de las políticas macroeconómicas,
con restricciones presupuestarias de obligado cumplimiento.

La 5ª etapa: Maastricht

Los doce miembros de la Comunidad aprobaron en Maastricht en 1992 el Tratado de la Unión


Europea, o Tratado de Maastricht, que pretende lograr una mayor integración política entre los
países miembros. Para lograrla se prevé una serie de modificaciones institucionales destinadas a
conferir mayores poderes a los órganos comunitarios.

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Se prevé que en un futuro la Unión tenga una voz única en asuntos internacionales y la coopera-
ción en materias de justicia e interior.

Sobre la UEM el Tratado de Maastricht distingue 3 etapas:

1. Iniciada en 1990, los miembros aprobarán programas plurianuales de convergencia para


construir la Unión: estabilidad de precios y solidez de las finanzas públicas.

2. Iniciada en 1994, se adoptarán las disposiciones necesarias para garantizar la independen-


cia de los bancos centrales y se creará el Instituto Monetario Europeo, que sustituirá al Comi-
té de gobernadores de los bancos centrales y desempeñará funciones para intensificar la
cooperación monetaria. Su cometido básico es preparar la 3ª fase de la UEM.

El Consejo de Ministros efectuará el examen para analizar si cada miembro cumple las condicio-
nes necesarias para la adopción de una moneda única, p. e. la inflación no deberá superar el
año anterior en 1,5% el índice medio de los 3 estados más estables, la deuda pública no debe
superar el 60% del PIB, el déficit de las AAPP no debe superar el 3% del PIB. Los estados miembros
que no cumplan las condiciones se llamarán “estados miembros acogidos a una excepción”, y
cada dos años como mínimo o a petición propia se evaluará su situación para una eventual in-
corporación.

En cuanto se fije la fecha de la tercera fase, el Consejo Europeo nombrará el Comité Ejecutivo del
Banco Central Europeo (BCE), que liquidará el Instituto Monetario Europeo. Se creará el Sistema
Europeo de Bancos Centrales (SEBC), compuesto por el BCE y los bancos centrales, y cuyo objeti-
vo principal será mantener la estabilidad de precios (crecimiento sin inflación o con muy baja
inflación).

El BCE debe garantizar que se cumplan las funciones encomendadas al SEBC, e. d., definir y eje-
cutar la política monetaria única de la Comunidad, intervenir en los mercados de divisas para
mantener el tipo de cambio de la moneda comunitaria, poseer y gestionar la reservas oficiales de
divisas de los miembros y promover el buen funcionamiento de los sistemas de pagos.

Desde la entrada en vigor de la 3ª fase, el Consejo de Ministros por unanimidad de los miembros y
previa consulta al BCE fijará los tipos de conversión al que quedarán irrevocablemente unidas las
monedas y el tipo fijo al que el ECU sustituirá a dichas monedas. En la UEM la política monetaria
será única con objetivo básico de estabilidad de precios, al tiempo que la política fiscal seguirá
siendo prerrogativa de los Estados miembros.

La convergencia nominal plantea un problema serio: el de la convergencia real o convergencia


de los niveles de vida. Las rentas de los miembros de la UE son muy dispares y más si se tienen en
cuenta las diferencias regionales. También las tasas de desempleo varían mucho. En el Tratado de
Maastricht se repite la necesidad de fortalecer la cohesión económica y social, y se confía en
que la utilización de los fondos estructurales o el Fondo de Cohesión (aprobado en Maastricht)
logre este objetivo. El Fondo de Cohesión está destinado, con cargo a recursos comunitarios, a
cofinanciar proyectos de infraestructura de transportes y programas de medio ambiente en los
países con PNB per cápita inferior al 90% de la media comunitaria: España, Grecia, Portugal e Ir-
landa, y suponen 15.000 millones de Ecus de 1993/1999.

Un punto oscuro: la fijación del cambio ECU-terceras monedas es competencia del Consejo de
Ministros, que puede no ser compatible con la estabilidad de precios buscada.

Aunque el Tratado de Maastricht establece ciertas normas presupuestarias, la política fiscal de-
penderá de cada país, una competencia que, sin duda planteará problemas de amplio alcance
una vez creada la UEM.

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4. EL COMPÁS DE ESPERA

El Tratado de Maastricht ha sido refrendado por todos los gobiernos, y la 2ª etapa de la UEM ha
comenzado en 1994, pero el conjunto del proyecto está en compás de espera:

a) Los referéndumes danés y francés de 1992 y las dificultades del refrendo inglés, han puesto
de manifiesto que gobiernos y sociedades no contemplan de la misma manera el proyecto.
De no lograrse una mayor aceptación política, es difícil que la 3ª etapa pueda iniciarse.
b) El arco de bóveda de la Unión Monetaria, el SME, quedó resquebrajado en 1993, cuando
tras un año de grandes tensiones cambiarias hubo que ampliar las bandas de fluctuación a
± 15%, lo que de hecho, es un sistema de cambios flotantes.
c) La Comunidad ha padecido desde 1991 a 1993 una profunda recesión, aunada a un incre-
mento rápido de la tasa de paro. En estas condiciones la voluntad política de afrontar los
costes de la UEM se retrae. La recuperación iniciada en 1994 ayudará a fomentar el interés
por la integración.

No alcanzar la UEM plantearía graves problemas, pues no seguir adelante en el proceso puede
significar la marcha atrás:

1. No se obtendrían las ventajas de una Unión Monetaria en términos de definitiva unificación


de los mercados, eliminación de costes de transacción y asignación más adecuada de re-
cursos.
2. Sin la unión monetaria las divergencias de política económica terminarán por traducirse en
tensiones cambiarias que generarán impulsos protectores en los países más afectados.
3. La posibilidad de un bloque unido, económica y políticamente, desaparecería y poder con-
seguir que una parte importante de Europa pueda competir en condiciones adecuadas
con EEUU y Japón.

5. EL HORIZONTE DE LA INTEGRACIÓN

La UE se ha ampliado ya al incorporarse Austria, Finlandia y Suecia en 1995. Tarde o temprano se


producirá la firma de nuevos acuerdos con los países de Centroeuropa, una vez efectuada la
transición de la centralización a la economía de mercado. Más alejada queda de momento la
negociación con los países de la antigua URSS por la confusión económica y política que los do-
mina.

Convergencia nominal: aproximación de los niveles de inflación, tipos de interés y déficit públi-
cos entre distintas economías.

Convergencia real: aproximación de los niveles de vida entre distintas economías.

Política fiscal: decisiones relativas a los niveles de gasto público y de ingresos fiscales. Corres-
ponden a los gobiernos y quedan reflejadas en los presupuestos.

Política monetaria: decisiones sobre la cantidad de dinero existente en una economía, al tipo
de interés y a las condiciones crediticias. Corresponden a los bancos centrales.

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TEMA 3

LOS MERCADOS INTERNACIONALES DE CAPITALES

1. CONCEPTOS FUNDAMENTALES

Desde los individuos a las multinacionales, existen múltiples razones por las que los agentes eco-
nómicos necesitan los mercados financieros:

 En operaciones internacionales requieren monedas distintas de la de su país de residencia.


 Necesitan recursos financieros para consumir e invertir.
 Desean aportaciones de capital a una determinada empresa.
 Les interesa cubrir determinados riesgos.

2. LOS EUROMERCADOS

Características y funciones

1. La ausencia de restricciones por estar fuera de la jurisdicción nacional, p. e. no hay coefi-


ciente de caja. No ofrecen tantas garantías como los mercados nacionales, p. e. no existen
seguros de depósitos.
2. La intermediación se efectúa en moneda distinta a de la del país de origen del intermedia-
rio, e. d., un dólar en Frankfurt es un eurodólar, p. e. empresa española quiere $ de un banco
inglés.
3. Se trata de mercados al por mayor, en los que no tienen cabida las pequeñas operaciones,
mínimo 1 millón de dólares.
4. Los agentes que intervienen son todos operadores importantes: bancos centrales, bancos
privados, multinacionales, inversores institucionales, grandes fortunas mundiales. Revisten
enorme importancia las transacciones bancarias: 2/3 del total.
5. Privan las operaciones a corto plazo, menos de 1 año.
6. Se caracterizan por su universalidad: a pesar del prefijo euro los principales centros se en-
cuentran en zonas geográficas muy distintas: Londres, Cayman, Bahamas, Bahrain, Singa-
pur, New York.
7. Tienen una notable capacidad innovadora.
8. Son mercados primarios o de emisión, en los que se crean los títulos valores.

Nacimiento y expansión de los euromercados

I. La expansión de las operaciones realizadas por los off-shore, que son los pequeños territorios
en los que se realizan con extremada facilidad transacciones bancarias gracias a la exis-
tencia de normas fiscales, cambiarias y bancarias favorables: Nassau, Cayman, Singapur y
Hong-Kong.
II. Los efectos de las dos crisis energéticas y la enorme transferencia de renta a que dan lugar;
los países exportadores de petróleo se encuentran con grandes excedentes de divisas que
depositan en euromercados, que son reciclados hacia los países importadores tanto desa-
rrollados como subdesarrollados.

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III. La quiebra del sistema monetario internacional de Bretton Woods, que desde 1973 llevará a
la flotación de las monedas y a contar con un amplio mercado libre para diversificar las re-
servas.

Principales segmentos de los euromercados

• El mercado interbancario, en el que se negocian los préstamos entre intermediarios finan-


cieros y depósitos en moneda distinta a la del país en que radica el intermediario. General-
mente son depósitos a muy corto plazo, hasta de un día. La diferencia entre depósitos y
certificados de depósitos es que para los últimos existe un mercado secundario que les otor-
ga liquidez inmediata, por lo que la remuneración es también más baja. En los euromerca-
dos interbancarios, todos los bancos cuentan con una clasificación de los demás y tendrán
que ajustarse a unos límites en sus operaciones. La importancia del mercado interbancario
se explica por la necesidad de rentabilizar velozmente los saldos hasta encontrar un destina-
tario final, y por el interés de mantener una presencia activa en los mercados.

• Los préstamos sindicados. Sindicar un préstamo consiste en dividirlo entre varios prestamis-
tas. Es el producto que mejor se ajusta a sumas elevadas y largos períodos de amortización
para financiar a prestatarios públicos o grandes empresas. Presenta dos importantes venta-
jas: diversifica riesgos de los intermediarios, y enlaza el mercado monetario con el de capita-
les a través del procedimiento roll-over.

Existe un director (gerente) o varios directores que son el banco o bancos, que determina
las condiciones de la operación y sindica el préstamo. La operación se formaliza más fácil-
mente cuanto mayor sea el compromiso de financiación del director, porque mayor será la
confianza de los demás bancos participantes en el buen fin del préstamo. La cláusula mul-
tidivisa da derecho al prestatario a elegir la divisa para cada uno de los períodos. Los prés-
tamos sindicados cuentan con un mercado secundario, a través del cual los bancos pres-
tamistas procuran modificar la composición de su cartera de préstamos sindicados en difi-
cultades, para que su impacto sobre la cuenta de resultados sea el mínimo posible.

• Los eurobonos. Son instrumentos representativos de deuda a medio y largo plazo, con ven-
cimiento superior a un año, o bien títulos que se colocan simultáneamente en al menos dos
mercados distintos. Están menos regulados que cualquiera de los nacionales, lo que permite
explicar la atracción para los inversores: se trata de títulos al portador en su mayoría y están
libres de impuestos. Permiten conservar por tanto el anonimato. Pueden ser a tipo fijo o va-
riable, bonos convertibles (por acciones de la entidad emisora), bonos con warrants (puede
elegirse entre adquirir acciones del emisor o vender por separado los warrants) y bonos de
cupón cero (no existe interés explícito, la rentabilidad viene dada por la diferencia entre el
valor de amortización y de emisión). Existe una amplia gama de emisores de eurobonos: los
organismos internacionales, p. e. el Banco Mundial, que prefiere diversificar sus fuentes de fi-
nanciación y las monedas en las que se endeuda. Los eurobonos han alcanzado las cifras
ya conocidas por contar con un gran mercado secundario que les confiere una gran liqui-
dez y que goza de enorme transparencia.

• Euronotas y Europapel comercial. Son programas a medio y largo plazo instrumentados a


través de sucesivas emisiones de pagarés a corto plazo. Los prestatarios suelen ser de prime-
ra fila: gobiernos y entidades públicas de OCDE o multinacionales de prestigio. El subseg-
mento más dinámico lo constituyen las euronotas a medio plazo, que al igual que el euro-
papel comercial se distribuye a través de agentes colocadores y que no son rescatables an-
tes de su vencimiento.

3. LAS BOLSAS DE VALORES: FUNCIONES

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Los activos financieros se crean a través de los mercados primarios o de emisión: cuando una
empresa necesita capital puede obtenerlo ampliando su capital social o apelando al mercado
de obligaciones. Los mercados primarios están integrados por los intermediarios financieros: serán
los bancos o las cajas de ahorro los que llevarán a efecto el grueso de la colocación porque su
red de oficinas lo facilitará.

Si de lo que se trata es de realizar un activo financiero ya existente (acciones u obligaciones), se-


rán los mercados secundarios los encargados de facilitar la liquidez, mercados cuyo eje son las
bolsas de valores, dentro de la jurisdicción nacional.

Muchas empresas de base accionarial no cotizan en bolsa porque los accionistas prefieren repar-
tir derechos y responsabilidades entre ellos, sin dar paso a inversores desconocidos. La no cotiza-
ción permite proteger a las empresas de las fluctuaciones, a veces violentas, de los mercados de
valores, pero limita sus posibilidades de financiación al tiempo que resta liquidez a las acciones.

Las empresas norteamericanas cotizan en bolsa porque utilizan menos el crédito bancario y por-
que los bancos comerciales no pueden por ley participar en su capital. Las europeas no partici-
pan tanto en las bolsas pues utilizan más el crédito bancario y están vinculadas accionarialmente
a los bancos.

Las funciones básicas de las bolsas de valores son:

 Otorgar liquidez. La amplitud de una bolsa corre pareja con la variedad de activos financie-
ros que en ella se negocia; la profundidad de una bolsa con el número de títulos que son
objeto de la transacción.
 Valorar. Son termómetros de la vida empresarial. La cotización bursátil determinará también
el valor patrimonial de una empresa y sus posibilidades de ampliar capital.
 Informar. En ellas confluyen un sinnúmero de expectativas, descuentan los acontecimientos
económicos y políticos de diversas economías. Cuando la confianza en las posibilidades
económicas se refuerza, las cotizaciones bursátiles se mueven al alza.

4. FACTORES QUE INCIDEN SOBRE LA COTIZACIÓN BURSÁTIL

El valor de una acción

 Valor teórico. Se deduce del balance de la empresa, y es igual al patrimonio neto dividido
por el número de acciones. La cotización bursátil no suele reflejar este valor.
 Valor actualizado de los dividendos esperados y de las plusvalías posibles por parte del ac-
cionista.
 PER (price earning ratio). Relación entre precio y beneficio, que se calcula dividiendo su co-
tización en un momento dado por el beneficio neto obtenido por ese título en los 12 últimos
meses. Si el PER esperado es bajo la acción se apreciará y viceversa.

La selección de carteras: principales teorías

El riesgo de un activo puede medirse por su dispersión respecto de su rendimiento medio. Existe un
riesgo de mercado, pues hay problemas que afectan a todos los mercados de valores: un cho-
que externo por el precio del petróleo, o un acontecimiento político de amplias repercusiones.

Las teorías de selección de carteras parten de una proposición simple: la diversificación de carte-

15
ras permite eliminar el riesgo propio de cada activo, buscando la mejor relación rentabilidad-
riesgo. Los riesgos se pueden compensar entre sí, pero no el riesgo de mercado o sistemático.

Los determinantes globales

Con inflación ascendente las bolsas suelen bajar, porque anuncia un cambio de política moneta-
ria y el aumento de tipos de interés.

Al elevarse los tipos de interés se eleva la rentabilidad de los activos sin riesgos y se enfriará la eco-
nomía y los beneficios de las empresas con los consecuentes menores dividendos.

Las bolsas reflejan anticipaciones por tanto el movimiento de los índices bursátiles se adelantará al
cambio del ciclo. En un mundo globalizado, la capacidad de contagio de la tendencias bursáti-
les es elevada.

Se dice que un mercado es eficiente cuando todos los inversores disponen de toda la información
necesaria para adoptar decisiones, y por tanto cuando las cotizaciones de los títulos reflejan ya
esa información (puede ser débil, fuerte o semifuerte). En casi todas las bolsas domina la eficien-
cia débil, las fluctuaciones no son previsibles.

Los efectos tamaño y enero son regularidades empíricas que parecen cumplirse en muchas bol-
sas: el efecto tamaño postula que las empresas pequeñas son más rentables que las grandes,
mientras que el efecto enero parece poner de manifiesto que la rentabilidad de ese mes es ma-
yor que la de cualquier otro.

5. LA EVOLUCIÓN DE LAS BOLSAS

La compraventa de las acciones no se realiza directamente, sino que pasa siempre a través de
intermediarios especializados.

Actualmente los rasgos distintivos son la internacionalización gradual, la importancia de las ope-
raciones extrabursátiles, el predominio del mercado continuo y la tendencia a la integración su-
pranacional.

Cada vez es mayor el número de empresas que solicitan ser admitidas a cotización en bolsas ex-
tranjeras por el prestigio que da, las acciones gozan de mayor liquidez al ser negociadas en varios
mercados, se abren oportunidades nuevas de captar capital, pues los mercados primarios se ve-
rán respaldados por la mayor amplitud de los secundarios. La base accionarial se amplía y diversi-
fica.

La internacionalización implica costes (comisiones y gastos) y riesgos (mayor volatilidad de las


cotizaciones).

Las bolsas de la UE son las que presentan el mayor índice de internacionalización. Cuanto más
unificados están los mercados mayor es la diversificación de capital de las empresas y mayor la
necesidad de cotizar en varias bolsas.

Cotizar en bolsa requiere cumplir una serie de requisitos que no están al alcance de muchas py-
mes, por lo que han aparecido mercados secundarios con menores exigencias que permiten a
buen número de empresas negociar sus acciones, contar con una fuente adicional de financia-
ción y preparar su entrada a bolsa.

El mercado continuo ha tenido impulsos en la informática, la liberalización de los movimientos de


capital, por la movilidad transfronteriza de la inversión institucional, y por la competencia entre las

16
bolsas, que para expandirse necesitan reducir costes y ampliar sus tiempos de contratación.

La competencia irá ampliando cada vez más los mercados continuos, que en la UE tenderán a
unificarse en un único mercado pese a las diferencias actuales en procedimientos de negocia-
ción y liquidación. La directiva sobre servicios de inversión que entró en vigor a finales de 1995
permitirá que las sociedades de bolsa de los países de la Unión puedan operar en cualquier bolsa
miembro.

6. LOS ÍNDICES DE BOLSA

Para construir un índice se requiere previamente seleccionar los valores de la muestra, ponderarlos
para evitar que la fluctuación de un título de escasa importancia produzca un gran efecto, y de-
cidir qué tipo de índice se emplea.

Dow Jones (NY) con base 100 en 1887, incluye los 30 valores industriales más importantes, no aplica
ponderaciones y es una media aritmética simple.

IGBM (Madrid) con base 100 en 1985, incluye 107 valores ponderados por su capitalización y es
una media Laspeyres (aritmética ponderada por el año base).

Los índices reseñados son todos índices largos (miden la variación de los precios desde un año
base y se computan a lo largo de una serie de años) e índices continuos, dado que se calculan a
lo largo de las sesiones.

Las alzas o bajas diarias se miden por puntos de índice, de forma que su valoración dependerá
del año base del que se parta, p. e. una caída de 30 puntos del Dow Jones es leve, pero la misma
caída en Madrid sería alarmante.

7. LOS MERCADOS DE DERIVADOS

Los derivados son contratos bilaterales, cuyo valor dependerá del valor de un activo ya existente,
de un interés predeterminado o de un índice, y se emplean para cubrir riesgos o especular. Dentro
o fuera de la jurisdicción nacional.

Swaps o permutas financieras

Los swaps son acuerdos privados, en virtud de los cuales las partes se comprometen a intercam-
biar flujos financieros futuros, de conformidad a una fórmula preestablecida. Se trata de aprove-
char las ventajas comparativas de otra empresa y ofrecer las propias. Puede haber swaps de in-
tereses (plain-vanilla) o swaps de divisas.

Un plain-vanilla corresponde siempre a una permuta de intereses en dólares con principal no infe-
rior a 50 millones y duración de 5 a 10 años.

No hay mercados organizados para los swaps, se trata de un mercado internacional que funciona
muy descentralizado y que hasta el momento no tiene reglamentación alguna. El International
Swap Dealers Association (ISDA) es el único organismo internacional para estos contratos, pero no
tiene ninguna atribución legal.

Los swaps, que pueden instrumentarse con todo tipo de refinamientos y complejidades, tienen
como función principal la transferencia de riesgos y como ventaja principal la flexibilidad.

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Futuros financieros

Los futuros financieros son contratos que se apoyan en activos financieros ya existentes. La dife-
rencia entre un futuro sobre divisas y una compraventa a plazo de divisas es que cualquier agente
económico puede comprar divisas a plazo en un banco; el futuro sobre divisas es un contrato
normalizado que ha de negociarse en bolsa, p. e. la London International Financial Futures Ex-
change. Hay futuros de divisas, futuros de tipos de interés y futuros de índices de bolsa.

También la función principal de los futuros financieros es la transferencia de riesgos. No hay que
desembolsar el importe completo, sino una proporción del mismo, entre un 2% y 5% en renta fija,
en renta variable la proporción es mayor.

Opciones

La opción es un contrato que da derecho a comprar o vender un activo financiero a un precio


determinado y en fecha fijada (sin imponer la obligación). Si se adquiere una opción de compra
(call) sobre una acción para dentro de 3 meses, el adquirente tendrá derecho a comprarla en la
fecha determinada y al precio convenido (precio de ejercicio); si compra una opción de venta
(put), el adquirente tendrá derecho a venderla en el plazo convenido y al precio acordado. El
adquirente de compra pagará una prima por esa opción; el de una opción de venta abonará
una prima por el derecho a venderla.

Las opciones pueden negociarse tanto en mercados organizados como directamente en mer-
cados no organizados (over the counter). Las opciones también transfieren riesgos, pero es igual-
mente posible especular a la búsqueda de beneficios. Las opciones que mayor incremento han
experimentado son las opciones sobre índices de Bolsa.

Mediante el uso de derivados es posible reducir el coste de financiación, aumentar el rendimiento


de una cartera, cubrir distintos riesgos o diversificar el origen de los fondos.

A las ventajas se contraponen los riesgos, clasificados en riesgos de mercado (variación del precio
del activo subyacente), riesgos crediticios (incumplimiento de la otra parte), riesgos operativos
(fallos de los mecanismos, errores humanos o decisiones erróneas) y riesgos legales (cuando la
otra parte no está facultada para hacer frente al contrato).

La expansión de los mercados de derivados

Los swaps son instrumentos negociados en mercados no organizados (OTC) y han experimentado
el incremento mayor. La mucha mayor flexibilidad de estos mercados, no sujetos a regulaciones,
les permite una evolución técnica más rápida, al tiempo que ofrece operaciones a la medida del
cliente.

Razones de la expansión de los mercados de derivados

Desde mediados de los 70 los mercados de capital se han desenvuelto en un marco general ca-
racterizado por la volatilidad de tipos de cambio y de interés y por la globalización de los merca-
dos financieros.

La volatilidad de tipos de cambios deriva de la ruptura del sistema de Bretton Woods; en los años
80 las principales monedas sufrieron variaciones del 1% al día, 5% al mes y 20% al año.

La amenaza del riesgo sistémico

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El riesgo sistémico es la posibilidad de que el desmoronamiento de una empresa de un mercado,
o de cualquiera de los circuitos financieros ligados a los instrumentos derivados, se extienda de
forma general a otras empresas, segmentos de mercado o circuitos financieros.

Puede, en casos extremos, causar crisis sistémicas que impidan que los sistemas financieros na-
cionales o el internacional en su conjunto puedan cumplir con alguna de sus tres funciones bási-
cas: facilitar créditos, canalizar los pagos y valorar los activos financieros.

Los derivados pueden plantear problemas de riesgo sistémico por la complejidad y volumen que
han alcanzado, por la concentración de las transacciones (en 1991 los 8 mayores bancos ameri-
canos participaban en un 86%), porque los mecanismos prudenciales a los que se deben someter
los intermediaros financieros son más débiles (muchos de ellos ni lo son), porque la innovación
tecnológica es tan rápida que los riesgos legales se hacen imprevisibles, y porque al tratarse de
instrumentos enlazados globalmente la capacidad de transmisión de cualquier perturbación es
mucho más intensa.

Desde mediados de los 80 el Banco de Basilea ha venido señalando los peligros que encierran los
mercados de derivados y la necesidad de dotarlos de mayor transparencia y de buscar la forma
de desactivar el riesgo sistémico.

Análisis fundamental: técnica de análisis según la cual la cotización de las acciones reflejan las
características básicas de la empresa, en especial su gestión y los rendimientos obtenidos y el en-
torno en el que se mueve.

Chartismo: técnica de análisis según la cual las cotizaciones tienden a repetirse y que, por tanto,
la secuencia histórica permite adelantar la evolución futura.

19
...

20
TEMA 4

LA TECNOLOGÍA

1. LA IMPORTANCIA DE LA TÉCNICA

 No tiene consumo rival, porque cuando un agente económico emplea una determinada
tecnología para producir un bien o servicio no impide que otros hagan lo mismo.
 No es excluyente, porque los propietarios de la tecnología no pueden, salvo excepciones,
conseguir que otros agentes dejen de utilizar esa técnica, aunque no se les haya autori-
zado a hacerlo.
 Esa condición no excluyente produce fugas técnicas, porque las empresas pueden ad-
quirir la información generada por otras sin comprarla, y porque los propietarios de esa in-
formación no cuentan con medios legales eficaces para impedirlo.

La tecnología es un cuerpo dado de información y conocimientos que puede ser aplicable,


sistemáticamente, a la producción de bienes y servicios; unas veces porque facilita la creación
de nuevos productos, otras porque transformará los procesos productivos. Es el núcleo central
de la innovación.

La causalidad de la relación tecnología-crecimiento no es inmediata. La aplicación tecnológi-


ca necesita de condiciones organizativas que pueden no darse en momentos determinados, p.
e. la baja inversión en infraestructuras en muchos países OCDE en los años 60.

Cambio tecnológico: es la modificación de procesos productivos que permite aumentar la can-


tidad de un bien obtenido a partir de la misma cantidad de factores.

2. EL TECNOGLOBALISMO

A impulsos de la unificación de las economías (por intermedio del comercio, de los movimientos
de integración y de la capilaridad de los mercados de capital) puede observarse que la crea-
ción, transmisión y difusión de las tecnologías es cada vez más internacional (tecnoglobalismo).
Éste tiene tres significados:

La explotación internacional de innovaciones tecnológicas

Una proporción creciente de innovaciones tecnológicas se explota en mercados internaciona-


les a través del comercio de productos de alta tecnología o con la explotación de patentes.

La tecnología incorporada aumenta la competitividad y es, en muchas ocasiones, el factor ex-


plicativo del incremento de las exportaciones. p. e. en el caso japonés.

La protección internacional de patentes por parte de las empresas persigue comercializar en


mercados distintos al suyo la propia innovación tecnológica, y evitar que la tecnología se ex-
plote sin su aquiescencia en países terceros.

Salvo en el caso de EEUU y Japón, la proporción de patentes extranjeras es superior a las nacio-
nales. La penetración extranjera de tecnología tiende a ser mayor cuanto menor es el desarrollo
tecnológico del país.

21
La colaboración tecnológica internacional

Cada vez es mayor el número de países que comparten los conocimientos técnicos por la co-
laboración de científicos de distinta nacionalidad y otras veces por la vía de las propias empre-
sas. La colaboración entre científicos tiende a acrecentarse, porque la especialización así lo
requiere y las actuales capacidades informáticas lo facilitan.

Muchas empresas europeas procuran establecer contratos de colaboración con empresas


norteamericanas para distribuir riesgos y acelerar el esfuerzo innovador obteniendo sinergias
apreciables. Las empresas europeas colaboran más ampliamente con las norteamericanas que
entre ellas; la relación con las japonesas es poco importante, al contrario del vínculo entre em-
presas norteamericanas y japonesas.

La generación internacional de tecnología

No es raro que gobiernos o universidades participen en proyectos tecnológicos internacionales,


pero la creación de tecnología a escala internacional es privativa de las multinacionales, y lo
es porque su presencia en muy diferentes países termina por descentralizar sus actividades de
investigación y desarrollo.

La generación internacional de tecnología se debe a:

 Avance de la telemática, en virtud de la cual la investigación puede ser supervisada des-


de cualquier centro y refuerza la colaboración entre filiales, permitiendo reducir costes y
aprovechar las posibilidades de los distintos entornos científicos y empresariales. La inves-
tigación básica tiende a mantenerse en la sede, la investigación aplicada (de la que na-
ce la tecnología) se dispersa con mucha más frecuencia.
 Necesidad de tener puestos de observación en centros de investigación y tecnología de
alcance mundial.
 Proceso de fusiones y adquisiciones transfronterizas. El oligopolio mundial es la caracterís-
tica dominante de los mercados de alta tecnología.

La descentralización de la actividad investigadora y tecnológica de las multinacionales tiene


una última razón: que las economías, todas, se terciarizan gradualmente, que los servicios son
mucho menos comercializables internacionalmente, y conviene que la tecnología se adapte
desde el principio a las características de los mercados donde el servicio va a venderse.

Un método para mostrar la generación internacional de tecnología consiste en examinar la


procedencia de las patentes registradas en un país por grandes empresas; si parte de esas pa-
tentes se han registrado desde fuera del país de origen, la prueba resulta reveladora.

3. EL FACTOR LIMITATIVO DE LA DIFUSIÓN INTERNACIONAL DE TECNOLOGÍA: EL SISTEMA NACIO-


NAL DE INNOVACIÓN

La información codificada (en forma de planos, instrucciones de manejo) se transmite fácilmen-


te, pero no ocurre lo mismo con la información no codificada, e. d., el tipo de conocimiento
que permite utilizar adecuadamente la información codificada.

Entre EEUU, Japón y Europa occidental existen notables diferencias sectoriales de capacidad
tecnológica pese a que las vías de transmisión llevan mucho tiempo abiertas.

22
Una explicación hace referencia al sistema nacional de innovación, e. d., a “las instituciones
nacionales, sus fórmulas incentivadoras y sus capacidades, por cuanto determinan el ritmo y
dirección de la absorción tecnológica de un país”.

Las instituciones que enmarcan este sistema en cualquier país son: las empresas que invierten
en innovación, las universidades o instituciones similares, las instituciones públicas y privadas
dedicadas a la educación general y a la FP, y los gobiernos, pues financian, promueven y regu-
lan el cambio tecnológico.

Las diferencias organizativas o particularidades de los sistemas nacionales de innovación no son


los únicos condicionantes de la difusión tecnológica: también lo son la estabilidad macroeco-
nómica, que facilita la asignación de recursos y mejora las expectativas empresariales, la tasa
de ahorro, que incidirá en el coste del capital, el grado de apertura de la economía, porque la
necesidad de innovación es más patente en economías abiertas, y la inversión directa extranje-
ra, que se facilita cuando la entrada y salida del capital no plantea problemas.

4. EL ALCANCE DE LA DIFUSIÓN INTERNACIONAL DE TECNOLOGÍA

La transmisión de tecnología no ha sido uniforme: ha sido profunda en los países OCDE, ha al-
canzado niveles considerables en los nuevos países industrializados y no ha llegado a una parte
del mundo en desarrollo.

5. LA CAPACIDAD INTEGRADORA DE LA TECNOLOGÍA

Pese a la desigual distribución de la tecnología avanzamos hacia un mundo tecnológicamente


abierto, que tiene los siguientes orígenes:

 Presencia y actuación de las empresas multinacionales, que descentralizan la investiga-


ción para hacer uso de las ventajas de cada país, y firman acuerdos de cooperación pa-
ra distribuir el riesgo inherente a la producción de nueva tecnología.
 La inversión directa, que, en la mayoría de las ocasiones, implica a una o varias empresas
del país receptor y las introduce en el campo tecnológico del inversor.
 Por medio del comercio internacional la tecnología se difunde, la técnica básica se copia
y se adapta.
 La procedencia multinacional de los científicos que se educan en grandes universidades
y centros de investigación occidentales.

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...

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TEMA 5

LOS NIVELES DE DESARROLLO

1. LOS HECHOS

El indicador empleado para medir el nivel de vida es el PIB per cápita, que presenta varios in-
convenientes:

• Los tipos de cambio utilizados son en dólares, lo que puede desdibujar la comparabilidad de
las cifras.
• Los registros estadísticos de muchos países en desarrollo son rudimentarios y valoran inade-
cuadamente el producto total.
• Los niveles de vida dependen de los precios internos, muy diferentes de unos a otros países.
• El producto per cápita mide el valor de los bienes y servicios finales de que dispone el ciu-
dadano medio, pero sin explicitar si contribuyen o no al bienestar de la sociedad, p. e. cuen-
tan lo mismo la educación que las armas.
• El producto per cápita no nos dice nada acerca de la distribución de la renta.

De la evolución del PIB real per cápita se desprenden las siguientes conclusiones:

1. Ha crecido en todos los grupos de 1950-1992, lo que indica una elevación generalizada
del nivel de vida.
2. La distancia respecto a los países industriales se ha agrandado en el hemisferio occiden-
tal, Oriente Medio y África, dónde disminuye el PIB desde principios de los años 80.
3. El mayor dinamismo corresponde a los países asiáticos, que han superado a los latinoa-
mericanos, y que de mantener la tendencia superarán en dos décadas a los países indus-
trializados.
4. Oriente Medio, que en buena parte recibió un impulso de la primera crisis del petróleo, es
también área en declive, aunque parece haberse recuperado desde mediados de la
década anterior.

2. POR QUÉ CRECEN LOS PAÍSES

El crecimiento del producto total depende del aumento de la productividad del factor trabajo,
y ésta a su vez del aumento de la inversión: si aumenta el stock de capital de la economía, la
productividad del trabajo se elevará, produciéndose el crecimiento de la oferta de bienes y
servicios (= neoclásicos, a mayores tasas de ahorro países más ricos).

Se trata de explicar el incremento de la productividad por la acción de factores endógenos: el


aprendizaje en el trabajo (learning by doing), el capital humano, el esfuerzo de I+D, y la dota-
ción de infraestructuras, tanto física (transportes) como inmaterial (educación).

En un país subdesarrollado el sector predominante es el primario, la mano de obra sin cualificar,


el nivel educativo ínfimo, los niveles de renta y ahorro muy bajos, las organizaciones instituciona-
les y el clima social no fomentan las actividades productivas, la estructura financiera y fiscal es
rudimentaria, el sistema de precios sufre distorsiones importantes y el cuadro de valores entor-

25
pece.

Crecimiento: se trata de singularizar los resortes que impulsan una economía desarrollada, e. d.
industrializada.

Desarrollo: lo que importa es identificar las vías que permiten soltar los frenos del subdesarrollo y
encontrar una senda de crecimiento autosostenido.

El objetivo de ambos conceptos es el mismo, pero los problemas son mucho más profundos en
el caso de los países en desarrollo.

Para superar el estadio de subdesarrollo hay que dar respuesta a estos problemas:

1. La escasez de capital en sociedades con nivel de subsistencia, por lo que se busca ahorro
en el exterior a través de organismos internacionales o la vía privada.
2. La trampa del crecimiento empobrecedor.
3. El bajo nivel de industrialización: todos los países desarrollados son industrializados, los
productores de petróleo son países ricos, pero no son desarrollados porque no están in-
dustrializados. Una vez resuelto el problema del capital hay que decidirse por la industriali-
zación hacia dentro o hacia fuera; en el primer caso se protege de la competencia exte-
rior, pero plantea enormes problemas de eficacia productiva; en el segundo caso puede
hacerse uso de las ventajas comparativas, pero hay que soportar la competencia de paí-
ses desarrollados.
4. La falta de integración en los mercados mundiales: las posibilidades de crecimiento son
muy débiles, porque el peso específico como oferente o demandante será inapreciable.
Salvo que cuente con un recurso básico importante, p. e. el petróleo, su importancia co-
mo fuente productiva declinará sin remedio, pues los productos sintéticos permiten susti-
tuir muchos de los recursos naturales.
5. El ritmo de crecimiento demográfico: lograr que el producto per cápita experimente un
crecimiento continuo durante largos períodos, es tarea tanto más difícil cuanto más veloz
sea el crecimiento de la población.

Los contados éxitos demuestran la dificultad; los niveles de vida se han elevado en términos de
bienes y servicios disponibles de forma generalizada, pero son pocos los países que han logrado
incorporarse al grupo de los países desarrollados.

3. LAS RAZONES DEL DECLIVE ECONÓMICO

a) La inflación es una rémora para el desarrollo por varias razones: comprime la productivi-
dad porque impide el cálculo económico y emborrona las expectativas, canaliza las me-
jores energías sociales hacia la búsqueda de fórmulas para protegerse de ella, siempre
beneficia a los más ricos y perjudica a los más pobres con el consiguiente proceso de
concentración de renta y riqueza.

b) El olvido de las funciones de los precios, que si se controlan, el resultado será el desabas-
tecimiento porque las empresas no pueden trasladar sus aumentos de costes al producto
final, y aparecerán mercados negros, porque la demanda insatisfecha creará mercados
paralelos con beneficios extraordinarios. Si los bienes y servicios básicos reciben subven-
ciones públicas, los resultados serán aún peores: la demanda se dilatará artificialmente,
las funciones de producción se alterarán para hacerse intensivas, el cálculo económico
se emborronará y el Tesoro Público tendrá que hacer frente a un gasto incontrolable.

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c) El tipo de cambio, por cuanto determina el nivel de precios relativos de un país. En los paí-
ses en desarrollo la moneda no es convertible y la cotización muchas veces depende de
decisiones administrativas. Se mantiene sobrevaluado para moderar la inflación y crear
sensación de estabilidad, pero las consecuencias son que el déficit exterior se agranda
por la pérdida de competitividad, la reserva de divisas se agota con rapidez, muchas
empresas no pueden competir y desaparecen.

d) El desequilibrio creciente de las finanzas públicas se debe a su presencia directa en los


mercados productivos (a través de empresas públicas) y a la continua intervención tanto
en los mercados de factores como en los de productos. Además de trabar el desarrollo
del país (la productividad del sector público suele ser bajísima), la estabilidad macroeco-
nómica se perderá y los tipos de interés se mantendrán muy elevados, lo que dificultará la
inversión privada.

e) La confianza en el modelo cerrado de crecimiento (autarquía). No hay ejemplo alguno de


un país que con una estrategia continua de desarrollo hacia dentro (autarquía) haya lo-
grado superar la condición de subdesarrollado. Sin competencia exterior, la preocupa-
ción por los costes desaparece y el ritmo de innovación tecnológica se apaga, la de-
pendencia exterior se acrecienta porque la sustitución de importaciones comienza siem-
pre por los bienes de consumo y requiere aumentar la importación de bienes de capital.
Escasas posibilidades de exportar bienes industriales.

4. LA ESCASEZ DE CAPITAL Y LOS PROBLEMAS DE LA DEUDA EXTERIOR

Un país en desarrollo debe apelar al ahorro externo para aumentar su inversión; ese capital
adicional debe acelerar la tasa de expansión del país deudor, elevar su renta y su tasa de aho-
rro, y permitir con el tiempo la operación de la devolución de la deuda.

La secuencia descrita requiere tres condiciones: que el ahorro exterior sea invertido producti-
vamente, que se mantenga el crecimiento internacional y que el ritmo del crecimiento sea
superior al interés medio de los préstamos recibidos. Generar un superávit de cuenta corriente
requiere aumentar las exportaciones de bienes y servicios, que se dificultará si los mercados se
estancan o contraen.

El endeudamiento de los países en desarrollo desde la II G. M. distingue distintos períodos:

1. Hasta la primera crisis del petróleo. Los flujos de capital hacia los países en desarrollo so-
lían materializarse en ayudas oficiales, créditos comerciales e inversión directa exterior. El
Club de París, creado en 1956 a raíz de las dificultades en Argentina, es un foro de nego-
ciación de carácter privado, presidido por un alto funcionario del Tesoro francés, en el
que se reúnen los representantes del gobierno que incumple sus compromisos y los de los
países acreedores.

2. La primera crisis del petróleo (1973) supone una alteración radical de la situación, porque
los países en desarrollo no exportadores se encontraron con enormes déficit de cuenta
corriente por el petróleo. La apetencia de los países en desarrollo por obtener nuevo ca-
pital corrió pareja con la necesidad de muchos bancos occidentales de invertir los recur-
sos procedentes de los países exportadores de petróleo.

3. La segunda crisis del petróleo (1979) llevó a los grandes países industrializados a adoptar
políticas estabilizadoras de signo contractivo, lo que provocó un aumento de los tipos de
interés y una caída de las cotizaciones de los productos básicos. En 1982 Méjico anunció
su incapacidad para atender sus compromisos internacionales.

27
El problema de la deuda ha tenido tres soluciones distintas:

I. Hasta 1985 privó el enfoque convencional, basado en la financiación y el ajuste. El FMI fa-
cilitaba créditos con condicionalidad a los países con problemas, y vigilaba el cumpli-
miento de los planes de ajuste. Los gobiernos reestructuraban las obligaciones públicas a
través del Club de París.

II. De 1985 a 1989 con el Plan Baker se abren dos nuevas vías: mediante un incremento del
riesgo de un 2,5% anual durante 3 años de carácter privado, y financiación adicional del
Banco Mundial y bancos regionales de desarrollo. Ni la financiación buscada se consi-
guió, ni los deudores cumplieron sus obligaciones.

III. Desde 1989 a través del Plan Brady se ha tratado de reducir la carga de la deuda, man-
teniendo las líneas anteriores.

Los problemas de la deuda no se han resuelto, pero sí aliviado, porque la corriente de recursos
ha aumentado, los mercados secundarios de deuda amortiguan los impactos negativos de la
misma, y para algunos países la carga relativa ha disminuido. La deuda total, pese a todos los
mecanismos arbitrados no para de crecer en términos absolutos. Para algunos países la carga
del servicio de la deuda, se ha aligerado, e. d., lo que significa el pago de intereses y amortiza-
ción del principal de los préstamos.

También han ayudado los programas de estabilización emprendidos por muchos países en
desarrollo, el dinamismo asiático y la recesión sufrida por los países industriales, que animó la
inversión en países en desarrollo.

Es de notar el tirón experimentado por los préstamos privados y por la inversión. El grueso se ha
dirigido a América Latina, Asia y la ex-Europa del Este. Los denominados países de bajos ingre-
sos (casi toda África, parte de Asia y Oriente Medio, excepto China) han visto estancarse o re-
ducirse las entradas de capital.

En el caso de las economías en transición, con Rusia a la cabeza, no es que el volumen de la


deuda sea excesivo, sino que el estado de sus economías dificulta el cumplimiento de la mis-
ma. En diciembre de 1994 Rusia anunció que no podía hacer frente a su servicio de deuda, que
recae sobre unos 100.000 millones de dólares de compromisos exteriores.

El peligro es hoy mucho menor, porque los bancos privados han tenido tiempo para sanear sus
balances, los organismos financieros internacionales han podido aumentar la financiación en
términos concesionales, las reducciones de la deuda han aliviado su carga, y porque varios
grandes deudores han puesto en marcha planes de ajuste adecuados.

5. EL CRECIMIENTO EMPOBRECEDOR

Si el precio de los bienes exportados se reduce frente al de los importados (si la RRI empeora) es
posible que el producto y la renta reales se contraigan en lugar de crecer, en cuyo caso esta-
remos ante un crecimiento empobrecedor.

Los precios reales en términos medios vienen experimentando un caída ininterrumpida, porque
algunos productos básicos han sido desplazados por productos sintéticos, la innovación técnica
reduce la cantidad de factores requeridos por unidad de producto, determinados productos se
comportan como bienes inferiores y su demanda crece menos que la renta mundial, la de-
manda principal es de los países desarrollados con producción industrial mundial declinante
desde los 70 y el colapso de los países del Este, grandes importadores de productos básicos.

28
Un país a corto plazo puede utilizar políticas de cobertura que protejan las cotizaciones de sus
productos, y mediante adquisición de activos exteriores en épocas de bonanza compensar las
pérdidas inherentes a los períodos de bajos precios. A largo plazo, la solución consiste en diversi-
ficar la oferta exportable.

6. ¿INDUSTRIALIZACIÓN HACIA DENTRO O HACIA FUERA ?

En sus primeras etapas, la industria debe ser protegida para permitir que se fortalezca, y una vez
desarrollada la protección desaparecerá.

La industrialización hacia adentro parece contar con una serie de ventajas: se reserva el mer-
cado interior, que irá creciendo conforme se consolide el esfuerzo industrializador; por medio de
la industrialización se puede diversificar la oferta exportable, y soslayar los problemas que plan-
tea la caída de las cotizaciones internacionales de los productos básicos; se evitan los proble-
mas del difícil acceso a los mercados industriales de los países desarrollados; la política comer-
cial de otros países tiene menos impacto sobre el proceso de desarrollo del país.

La industrialización hacia adentro fue la estrategia expansiva adoptada después de la II G. M.


por la mayoría de los países en desarrollo. Influyen mucho las diferencias de productividad en-
tre países desarrollados y subdesarrollados, que no pueden compensarse con salarios mucho
menores, porque no es posible ni social ni políticamente. La reducción de salarios significaría
una reducción de precios de los bienes exportados y un empeoramiento de la RRI.

La sustitución de importaciones suele comenzar por los bienes más simples, los de consumo du-
radero (vestido, menaje). Se trata de bienes intensivos en trabajo, tecnología simple, con um-
bral de rentabilidad bajo y que no requieren canales de distribución complejos.

Las complicaciones aparecen cuando el proceso industrializador se extiende a los bienes de


consumo más complejos, a los semitransformados y a los de capital. En la fabricación de tales
bienes, la escala de producción, el nivel tecnológico y los servicios postventa son especialmen-
te importantes. Sin alcanzar las economías de escala que permitan un mercado amplio, los
costes de producción se mantienen elevados y resultará muy difícil exportar parte de lo produ-
cido. Lo que sucede es que las ventajas comparativas de que se puede hacer uso en la prime-
ra fase (los bajos costes de producción en industrias intensivas en mano de obra) se pierden en
la segunda. Taiwán y Corea del Sur iniciaron la industrialización haciendo uso del modelo ce-
rrado, pero una vez terminada la fase primera abrieron sus economías y se apoyaron en los
mercados internacionales para crecer.

7. CÓMO INTEGRARSE EN LOS MERCADOS MUNDIALES

El desarrollo español de los años 60 debe mucho a la proximidad geográfica con los países más
industrializados de Europa, las dificultades de muchos países africanos tiene bastante que ver
con su alejamiento de los grandes centros dinámicos.

Muchos gobiernos de los países en desarrollo han estigmatizado la inversión extranjera por en-
tender que generaban economías de enclave aisladas del resto del país, por considerar que la
succión de beneficios superaba a la aportación de capital, por temor a que el poder de la
empresa extranjera pudiera interferir en las decisiones políticas de los gobiernos. Tales reservas
no son infundadas, pero no deben hacer olvidar los aspectos positivos de la inversión: la FBCF
aumenta, se facilita la difusión de tecnología, se intensifica el aprendizaje y se acerca la eco-
nomía del país a los grandes mercados.

29
Para la inversión extranjera es necesario que las normas que la regulan no sean excesivamente
restrictivas, porque sino las inversiones tenderán a ser de carácter temporal y especulativo.

8. APORTACIÓN DE RECURSOS FINANCIEROS A LOS PAÍSES EN DESARROLLO

Los recursos pueden proceder de un país, de un organismo multilateral o de una empresa y las
condiciones financieras incluir elementos concesionales o no.

La financiación pública para el desarrollo disminuye en los últimos años, porque sus valores ab-
solutos tienden a disminuir y porque aumentan las aportaciones privadas. Pero la financiación
privada acude a los más desarrollados o a los más grandes como China, India o Indonesia, por
lo que los demás dependen casi completamente de la financiación pública.

9. EL PAPEL DE LOS ORGANISMOS INTERNACIONALES EN LOS PROBLEMAS DE DESARROLLO

El Fondo Monetario Internacional (FMI) trata de solucionar los problemas que se reflejan en el
sector exterior para permitir una corrección más pausada de los mismos.

 Servicios ordinarios: tramos de crédito y servicio ampliado.


 Servicios especiales: para la transformación sistémica, de financiamiento compensatorio
y para contingencias y de funcionamiento de existencias reguladoras.
 Asistencia de emergencia.
 Servicios para los países de renta baja: acuerdos en el marco del servicio de ajuste estruc-
tural y acuerdos en el marco del servicio reforzado de ajuste estructural.

La condicionalidad del FMI es objeto de duras críticas por parte de los países en desarrollo, que
reflejan un hecho cierto: que todo programa de reforma implica un coste social y político, y
que deben ser atendidos en lo que atañe a la duración del período de ajuste y a la adapta-
ción del programa a las necesidades del país, pero difícilmente pueden desfigurar la razón de
ser de la condicionalidad: que las condiciones impuestas son necesarias, tanto para reembolsar
los recursos utilizados como para situar a la economía receptora en una senda de desarrollo
más estable.

10. EL DEBATE SOBRE LA AYUDA AL DESARROLLO

Se entiende por ayuda al desarrollo a una serie de fondos que cumplen varias condiciones:

a) Proceden del sector público de los países donantes.


b) Su finalidad principal es promover el desarrollo y bienestar social de países beneficiarios.
c) Contienen elementos concesionales.
d) Sólo se computa la ayuda neta.
e) Se concede a países que el CAD considera elegibles para la ayuda.

Existen tres opiniones: la ayuda es útil, pero hay que aumentarla y transformarla (casi todos los
organismos internacionales); la ayuda apenas sirve a los países en desarrollo, ya que atiende
principalmente a los intereses de los propios donantes (economistas y sociólogos, dado que sólo

30
se puede importar bienes y servicios del país donante); la ayuda no vale para nada.

En los países asiáticos es innecesaria su presencia, y se convierte en fundamental en otros, pues


el proceso de desarrollo autosostenido ya se ha producido en los primeros.

11. LAS SIETE PLAGAS DEL SUBDESARROLLO

1. La pobreza generalizada.
2. La inestabilidad política. Las fórmulas democráticas se transforman con facilidad en dic-
taduras encubiertas o explícitas.
3. El crecimiento demográfico desbordado.
4. Los procesos migratorios y desplazamientos de la población en general, que provoca
emigraciones difíciles.
5. La fuga de cerebros.
6. Los problemas medioambientales.
7. La baja pulsación económica. Sin la expansión de estos mercados, en los que existen
enormes demandas potenciales, la capacidad de crecimiento del conjunto mundial será
más reducida.

31
...

32
TEMA 6

LA VOLATILIDAD CAMBIARIA

1. CONCEPTOS FUNDAMENTALES

El tipo de cambio

Denominamos tipo de cambio al precio de una moneda en términos de otras monedas. Las varia-
ciones del tipo de cambio son fuente de beneficios y pérdidas continuas que otorgan a los mer-
cados de divisas una importancia extraordinaria, ya que su evolución determina los precios relati-
vos de bienes, servicios y activos financieros, e influye sobre el comercio y los movimientos de ca-
pital internacionales.

Los mercados de divisas

1. No existen mercados físicos en los que se reúnen compradores y vendedores, sino que los
cambios de divisas se producen en los mercados interbancarios.
2. Los principales agentes son:
 Los bancos comerciales, que intervienen para cumplir órdenes de sus clientes y obtener
beneficios directamente a través del arbitraje: compra y venta simultánea de divisas ha-
ciendo uso de las discrepancias existentes en los distintos mercados. Las comunicaciones
modernas reducen cada vez más las posibilidades de arbitraje, porque la transparencia
de los mercados iguala las cotizaciones con rapidez;
 Los bancos centrales intervienen poco y suele ser para corregir las oscilaciones no
deseadas de la cotización de su moneda y para tratar de mantenerla dentro de los
márgenes deseados.
 Las multinacionales para efectuar distintas transacciones, p. e. pagar a sus proveedores
situados en otros países, efectuar operaciones de cobertura para proteger el valor de sus
activos en otras divisas y evitar los riesgos de una apreciación de las divisas en que se
endeudan.
 Los inversores institucionales que acumulan los ahorros privados y gestionan fondos de
pensiones, de inversión, seguros de vida, por razones de diversificación.
3. El “mercado mundial”. La importancia de los participantes, la libertad de movimientos de
capital, la homogeneidad de la mercancía (dólar), la rapidez de las comunicaciones mo-
dernas y la peculiaridad de la contratación (generalmente verbal) hacen que los distintos
mercados de divisas formen parte de un único mercado mundial, en el que las transaccio-
nes han alcanzado unos 880.000 millones de $ diarios a principios de 1993.
4. Los segmentos fundamentales y los de más rápido crecimiento son los swaps, futuros y op-
ciones.

¿A qué obedece el tipo de cambio ?

Es el precio que en cada momento equilibra la oferta de divisas (exportaciones, transferencias


recibidas) y la demanda de divisas (importaciones, transferencias enviadas).

1. Inciden los diferenciales de inflación: si la inflación española es superior a la americana, la


capacidad adquisitiva de la peseta disminuirá más rápido que la del dólar, lo que aumen-

33
tará la demanda de dólares para adquirir bienes, servicios o activos financieros americanos
y producirá una depreciación de la peseta con respecto al dólar.
2. Cuentan los diferenciales de interés, especialmente a corto plazo. Si en España los intereses
son más altos, el capital americano se desplazará a España en busca de mayor rentabili-
dad y la peseta se apreciará frente al dólar. La teoría de paridad de intereses de Keynes
afirma que las diferencias de intereses hacen que el capital acuda donde sean más altos,
lo que implica una apreciación inmediata de su tipo de cambio al contado (compra de la
moneda) y una depreciación de su cambio futuro (se venderá para realizar beneficios).
3. Responde a los ritmos de crecimiento de los distintos países: si la renta en EEUU crece a ma-
yor ritmo que en España, la demanda americana de bienes españoles aumentará más rá-
pido que la española por productos americanos.
4. Las expectativas: el rebrote inflacionista en cualquier país producirá la venta de su moneda
ante la posibilidad de que se deprecie, lo que acelerará esa tendencia. También la inesta-
bilidad política influirá en la cotización, y elevará la del dólar por tratarse de la moneda re-
fugio por excelencia. La modificación de expectativas desencadenará además operacio-
nes de cobertura y especulación que acentuarán la volatilidad de los mercados de divisas.
5. Los controles públicos: las barreras comerciales tienden a reducirse y el control de cambios
es mínimo o inexistente.

Estamos ante mercados de creciente volatilidad por:

a) La libertad de movimientos de capital.


b) La reducción del tiempo de contratación de las transacciones por la tecnología moderna.
c) La amplitud de activos financieros, tanto en mercados nacionales e internacionales.
d) La presencia dominante de inversores institucionales y su continua preocupación por las
combinaciones de rentabilidad-riesgo de sus carteras.

Tipos de cambio flexibles y fijos

Puede ocurrir que un conjunto de países pacten entre sí que sus tipos de cambio, salvo circuns-
tancias excepcionales, mantengan siempre idéntica paridad con un ligero margen de oscilacio-
nes, determinando un cambio fijo entre sus monedas.

Ventajas de los cambios flexibles: la independencia de la política monetaria, simetría en las obli-
gaciones internacionales y su condición de estabilizadores automáticos.

En un sistema de cambios fijos la política monetaria se ve condicionada por la necesidad de


mantener el tipo de cambio en los márgenes fijados. La posibilidad de reducir o aumentar los tipos
de interés para estimular la actividad económica o atajar las presiones inflacionistas choca con la
restricción cambiaria, pues una reducción del tipo de interés provocará la salida de capital que
debilitará la moneda. En teoría, los tipos flexibles permiten una autonomía mayor de la política
monetaria, pero en la práctica queda muy limitada por la necesidad de evitar desajustes amplios
en las variables fundamentales.

Uno de los argumentos más utilizados por los defensores de los cambios flexibles es la capacidad
de corregir con rapidez el efecto de un cambio en las condiciones económicas. Ej.: reducción de
la demanda externa con la consiguiente caída de la renta y empleo y aparición del déficit co-
mercial. Un sistema de cambios fijos impondrá una penosa deflación que reduzca costes relativos
y restaure los niveles de demanda externa. En un sistema de cambios flexibles la corrección se
efectuará a través del tipo de cambio, se depreciará la moneda lo que al acrecentar la competi-
tividad producirá un tirón de demanda externa.

34
Los defensores de los tipos fijos afirman que obligan a los gobiernos a aceptar una mayor discipli-
na en sus políticas monetarias y fiscales, pues tendrán que defender el cambio acordado.

Con cambios flotantes, cuando una moneda muestre debilidad, los especuladores la atacarán
con lo que caerá en la espiral depreciación-inflación difícil de corregir.

Los cambios fijos impulsan el comercio y la inversión, porque reducen las incertidumbres asocia-
das a la inestabilidad cambiaria; los empresarios pueden calcular los costes y beneficios, y los in-
versores la rentabilidad.

2. LA EXPERIENCIA DE BRETTON WOODS

El punto de partida

En 1944 se firmaron en Bretton Woods los acuerdos que daban vida al Fondo Monetario Interna-
cional (FMI) y al Banco Mundial.

Sobre el FMI descansaría un sistema de cambios fijos con los siguientes compromisos: todas las
monedas debían ser convertibles y mantener a través del fondo una paridad fija con el dólar. El
margen de fluctuación alrededor de la paridad central sería del ± 1%. Podría haber reajustes de
paridades en casos de “desequilibrios fundamentales” de balanza de pagos (aunque no describe
éstos desequilibrios). Para cubrir los posibles desequilibrios no fundamentales de balanza de pagos,
cuya corrección debía efectuarse vía renta, el FMI nutrido por las cuotas de los miembros, pondría
a disposición de éstos una serie de recursos.

La condición fundamental era la estabilidad del dólar, pues sin ella la construcción entera se ven-
dría abajo, porque los bancos centrales de los demás países lo convertirían en oro.

Los países con superávit no tendrían obligación de corregir su desequilibrio exterior, p. e. expan-
diendo su ritmo de crecimiento. EEUU no se veía compelida a corregir sus desequilibrios, pues al ser
el país de moneda de reserva se podría financiar con su propia moneda.

En el fondo, el sistema de Bretton Woods refleja la idea de una armonía de intereses entre todos
los países y de la posibilidad de maximizar la renta mundial mediante la liberalización de los flujos
de comercio y pagos y la pronta convertibilidad de las monedas, con independencia de las polí-
ticas seguidas por los distintos países.

El papel del FMI

I. Los miembros participaban con una cuota del 25% en oro y el resto en moneda nacional
según las principales magnitudes del país, lo que determinaba su capacidad de voto y girar
contra los recursos del organismo.
II. Condicionalidad del FMI y del BIRF: son las obligaciones que deben cumplir en ciertas oca-
siones los receptores de fondos, y que tienen como objeto sanear la economía del prestata-
rio, eliminando su déficit exterior a través de políticas monetarias y fiscales.
III. En el caso de desequilibrios fundamentales, los países debían devaluar sus monedas. Una
devauación de hasta el 10% requería informar sólo al FMI; por encima del 10% se necesitaba
la aprobación del mismo.

El diseño final del FMI no respondió a los deseos británicos (Keynes) de dar vida a un banco mun-
dial que creara su propia moneda y obligase a compartir responsabilidades, sino a las intenciones

35
americanas (White) de dar vida a un fondo de estabilización de cambios que evitase el caos de
los años 30 con su cadena de devaluaciones competitivas.

Las debilidades del sistema

Tanto para sostener la expansión de los intercambios, como para facilitar las intervenciones de los
bancos centrales, en un sistema de paridades fijas resultaba necesario un crecimiento adecuado
de las reservas internacionales, que se componían de oro y dólares.

El dilema de Triffin afirma que cuando los pasivos exteriores americanos se hubieran hecho dema-
siado abundantes, los bancos centrales de los otros países empezarían a convertir dólares en oro,
lo que al reducir aceleradamente las reservas de oro americanas socavaría los fundamentos del
mecanismo y lo haría saltar en pedazos. Esta situación no podía ser además resuelta por la deva-
luación del dólar, pues todo el edificio monetario mundial se asentaba sobre esa relación fija, y el
temor de los bancos centrales podía acelerar las ventas.

Otra debilidad era el problema de ajuste: la resistencia de los países a practicar políticas necesa-
rias para mantener la cotización exterior de una moneda, la simetría entre países excedentarios y
deficitarios, y la desigualdad entre el país con moneda de reserva y el resto de ellos.

La cotización de una moneda depende de la situación de sus cuentas exteriores. Un objetivo que
en los años de posguerra se fue abandonando en favor de los objetivos internos. El resultado fue
que muchos países mantuvieron durante mucho tiempo desequilibrios exteriores que hubieran
tenido que ser calificados de fundamentales para haber dado lugar a una devaluación.

Las turbulencias del sistema

El sistema de paridades fijas de Bretton Woods nunca dejó de dar problemas, pero fue a partir de
1960 cuando se inicia el período más crítico, cuando los déficit de balanza de pagos americanos
comienzan a resquebrajarlo.

En 1960 se producen compras especulativas de oro con marcos adquiridos con dólares, por lo
que la onza alcanza los 40 $ y obliga al gobierno a intervenir para mantener los 35 $. Se crea un
“pool de oro” para intervenir en estos casos, que dura hasta 1968 cuando las intervenciones resul-
tan demasiado caras.

A lo largo de los 60 se producen múltiples conversiones de dólares por oro por diversos países, lo
que acentúa el problema de confianza. Al final de la década, el grado de cobertura de los pasi-
vos exteriores americanos fue negativo.

Las crisis sucesivas de la libra esterlina, la otra moneda de reserva, se debían a la sobrevaluación
decidida por el Gobierno para que mantuviese su condición de moneda internacional. En 1967
decide devaluar su moneda, lo que ponía de manifiesto que monedas de reserva se podían de-
valuar, y concentraba sobre el dólar los ataques especulativos.

En ésta década se produjo de nuevo una costosísima intervención por el pool de oro; el estallido
francés de mayo de 1968 hizo que el franco se devaluara y el marco se revaluó en 1969 gracias a
los excedentes comerciales.

Hacia finales de 1970 se prevé otra turbulencia, en parte por el gran déficit de la balanza de pa-
gos americana y los bajos tipos de interés que mantienen para impulsar la actividad económica,
que contrastan con los altos en Europa para contrarrestar la inflación. Hay una venta masiva de
dólares contra monedas europeas en busca de rentabilidad.

36
La quiebra del mecanismo de paridades fijas

En agosto de 1971 el gobierno de Nixon publica tres medidas que anuncian el fin del sistema:

1. Suspende temporalmente la convertibilidad oro o divisas del dólar.


2. Impone un arancel adicional del 10% sobre las mercancías importadas.
3. Reduce en un 10% su ayuda exterior.

En mayo de 1973 el Grupo de los 10 decide la flotación generalizada de las monedas, que se con-
sagra en 1976, cuando ya la 1ª crisis del petróleo y los rápidos movimientos de capital de ella deri-
vados habían hecho imposible tanto el retorno a las paridades fijas como la reforma inmediata
del sistema. A partir de ese momento, la libertad sustituye a la disciplina.

3. LOS CAMBIOS FLOTANTES

Los países de la CEE crearon a partir de 1979 una zona de estabilidad monetaria, el Sistema Mo-
netario Europeo, que implica la relación fija de monedas entre sí y la flotación respecto al dólar.

La volatilidad, generadora de numerosas incertidumbres y cambios de ventajas comparativas, ha


tratado de ser reducida por acuerdos del Grupo de los 5 (Alemania, EEUU, Francia, G. B. y Japón):

 Acuerdo del Plaza (1985): la fuerte apreciación del dólar hacía temer a los demás países la
aparición de restricciones a la importación del lado americano. Se acordó intervenir conjun-
tamente en los mercados de divisas para depreciar el dólar.
 Acuerdo del Louvre (1987): estabilizar las cotizaciones alrededor del nivel existente, un nivel
acorde al comportamiento de los respectivos países. De ahí nace el acuerdo sobre zonas
objetivo (target zones) de las cotizaciones, nunca publicado.

La relativa estabilidad de cambios desapareció en octubre de 1987 al desplomarse Wall Street y


trasladarse la crisis a las principales bolsas mundiales.

Desde entonces los principales países no se comprometen a coordinar sus políticas para estabili-
zar los cambios, pues es enormemente complicado compatibilizar objetivos internos y externos.
Mientras tanto, el FMI ha quedado limitado a la imprecisa tarea de supervisar, aunque ésta se
encuentra muy limitada, sobre todo en las grandes economías.

4. EL SISTEMA MONETARIO EUROPEO

Los primeros ensayos de cooperación monetaria

Para la CEE el sistema de paridades fijas ha sido siempre un objetivo primordial por varias razones:

a) En mercados abiertos, los cambios de valor de las monedas producen un impacto mucho
mayor sobre el comercio e inversión.
b) La PAC es común, las devaluaciones o apreciaciones modifican las monedas nacionales y
los precios de garantía percibidos por los agricultores.
c) La CEE siempre ha aspirado a la integración monetaria.
d) Puede aumentar el peso (monetario o fiscal), de la CEE en los mercados mundiales.

En 1972 se firmó el Acuerdo de Basilea, por el que los países miembros se comprometían a reducir

37
sus márgenes de fluctuación bilateral a ± 2,25% con paridad frente al dólar (“serpiente en el tú-
nel”). Para ello, los bancos centrales de la CEE se comprometían a intervenir en los mercados de
divisas y se creaba en 1973 el Fondo Europeo de Cooperación Monetario (FECOM) destinado a
reforzar la solidaridad financiera entre los miembros. En un clima marcado por la inflación y eco-
nomías comunitarias claramente divergentes era muy difícil que el mecanismo pudiera tener éxi-
to.

En Bremen en 1978 los países miembros deciden poner en pié un nuevo mecanismo que logre una
zona de estabilidad monetaria y permita impulsar la integración europea. Ese mecanismo fue
apoyado por Alemania (Helmut Schmidt, para no revaluar continuamente el marco) y Francia
(Giscard d'Estaing, para estabilizar su economía), para marcar diferencias frente a EEUU: es el Sis-
tema Monetario Europeo, que comenzó su andadura en mayo de 1979.

Las piezas del SME

 La moneda común surge de la aspiración de tener una sola unidad de cuenta, moneda de
pago y depósito de valor. Es una cesta que toma en cuenta el peso de las economías co-
munitarias y que desde Maastricht permanece invariable. Todos los países de la Comunidad
participan en el ECU, acepten o no el participar en el mecanismo de tipos de cambio, que
tiene carácter voluntario. El valor del ECU en términos de una moneda varía diariamente,
por lo que permite establecer una parrilla de paridades y actuar como indicador de diver-
gencia.
 El mecanismo de cambios: la Comisión de las Comunidades Europeas calcula a diario el va-
lor del mercado en ECU y lo publica en el DOCE. A la diferencia en % del tipo-pivote del
ECU, expresado en una moneda cualquiera y su valor de mercado, se le denomina “indi-
cador de divergencia”, y su función consiste en identificar a la moneda que está causando
alguna turbulencia, siendo la que más se aleja de su tipo-pivote.
Si una moneda alcanza su apreciación máxima (+ 2,25%) la otra no podrá separarse de su
tipo central hacia abajo, porque la separación máxima ya se ha alcanzado.
Para mantener la cotización dentro de las bandas los gobiernos intervienen: si lo hacen an-
tes de alcanzar el margen es una intervención intramarginal, si es en el límite es una inter-
vención marginal. Desde los Acuerdos de Nyborg (1987) se busca la cooperación de los
bancos centrales: generalmente cuando una moneda se devalúa el banco central de la
moneda fuerte compra en su mercado la débil, y el banco central de la débil vende de la
fuerte.
 Las facilidades crediticias: el FECOM es el depositario del 20% de las reservas de oro y dóla-
res de los miembros, que en contrapartida reciben ECUS, aunque siguen siendo dueños de
los fondos. Llegado el caso, cada banco central miembro debe conceder al que se lo pida
el montante ilimitado en un plazo de 45 días. La financiación a corto plazo debe emplearse
para déficits de balanza de pagos. La capacidad de endeudamiento de los países comuni-
tarios a través de éstas facilidades crediticias es superior a la que podían obtener del FMI y
permite intervenir con mayor contundencia y rapidez en apoyo de sus monedas.

La experiencia del SME

Hasta hoy, el SME ha contado con dos períodos: de 1979 hasta mediados de 1992, y desde enton-
ces hasta hoy. En el primer período tuvo 12 realineaciones, pero cumplió dos grandes objetivos:

 Facilitar los flujos de comercio y pagos.


 Hacer creíbles las políticas antiinflacionistas de los miembros.

Las razones principales por las que el mecanismo funcionó fue por la convergencia de las tasas de

38
inflación y la voluntad mostrada por los gobernantes. Tuvo el coste de que la condición de mo-
neda clave del marco alemán obligaba a los demás países a una política de crecimiento eco-
nómico lento.

La segunda etapa desde mediados del 1992 a la actualidad empezó con una fuerte convulsión
por el ataque contra una serie de monedas, que además de obligar a cuantiosas intervenciones,
dio lugar al abandono del mecanismo de la libra y la lira, y a la devaluación de la peseta y el es-
cudo. Todo ello llevó a la decisión de ampliar las bandas de fluctuación a ±15%, lo que supone
incrementar el riesgo especulativo, y de hecho es el paso a un sistema de cambios flotantes.

La ruptura del SME se debió a una serie de causas:

1. La libertad total de movimientos de capital, que permite no sólo rápidas operaciones de


cobertura, sino también ataques especulativos contra las monedas.
2. La insuficiente convergencia nominal de algunas economías (España e Italia).
3. La reunificación alemana de 1989, que no se ha financiado con mayores impuestos sino por
medio de considerables déficits fiscales.
4. Las incertidumbres relacionadas con Maastricht, que debía refrendarse por todos los países
el mismo año 1991. En junio 1992 el rechazo danés puso de manifiesto que el camino a la
Unión Europea no iba a ser tranquilo.
5. La insuficiencia de los mecanismos de cooperación: la defensa de los cambios es bilateral
en casos de intervención marginal, y unilateral en intervenciones intramarginales. Para evitar
esa intervención en solitario muchos gobiernos dejan que su moneda llegue al límite permi-
tido, y así cuentan con la cooperación de otros gobiernos, lo que crea grandes tensiones.
6. La situación del dólar en 1992: la política de tipos bajos hizo que el capital americano se re-
fugiara en el marco, y contribuyó a desarticular el mecanismo de cambios del SME.

El detonante de la perturbación en este caso fue el dólar: al ver que la Reserva Federal no pen-
saba subir los intereses, el marco se vio continuamente presionado a revaluaciones. Se aprecia
también frente a las monedas del SME y tensa el mecanismo, aunque las bandas sean más am-
plias, sobre todo frente a las monedas más débiles, p. e. la peseta.

Actualmente (1995) el SME sigue en estado letárgico, pues mantiene los márgenes de ± 15%, la
libra y la lira no se han incorporado y el dracma nunca ha entrado. No ha habido intento por par-
te de la Comisión para su posible recomposición. En buena medida, la difícil situación por la que
pasan las economías de los países miembros con bajas tasas de crecimiento y altas de desem-
pleo hacen que estos sean objetivos primordiales.

La larga crisis del SME y la desnaturalización desde agosto de 1993 permite extraer las siguientes
conclusiones:

I. Que los mercados no pierden de vista las variables fundamentales de las distintas econo-
mías, aunque no reaccionen durante largos períodos.
II. Que la credibilidad de la parrilla de paridades, que depende de la adecuación entre tipos
de cambio y marcha de las economías y de la decisión de los bancos centrales de mante-
nerlo, constituyen un tenue soporte. La pérdida de credibilidad asociada al rechazo inespe-
rado de Maastricht fue el disparador de la ruptura del SME.
III. Que existen límites a la intervención de los gobiernos en defensa de la parrilla de paridades,
porque las intervenciones son masivas y la política monetaria se puede ver muy afectada.

El mecanismo de cambios del SME tendrá que ser recompuesto en un futuro no muy lejano, pues-
to que los tipos semifijos constituyen la fase previa y necesaria de la unión monetaria. La conver-

39
gencia y la consolidación de políticas económicas necesarias para conseguirlo tendrán que
constituir la base del nuevo sistema.

5. LA CAPACIDAD DISGREGADORA DE LA INESTABILIDAD CAMBIARIA

Los grandes inconvenientes de los cambios flexibles son una rémora que debería ser evitada:

a) Su volatilidad a corto plazo, pues tiende a frenar los flujos de comercio e inversión al embo-
rronar las expectativas de los agentes económicos. Las incertidumbres aumentan exponen-
cialmente, porque el precio básico sobre el que se apoya toda predicción, el de la mone-
da, fluctúa libremente. Aunque esas oscilaciones se puedan cubrir, aumentan mucho los
costes de transacción, no todas las contingencias se pueden cubrir, y no pueden evitar el
efecto fundamental de la volatilidad: la modificación de las pautas de demanda interna-
cionales.
b) La desviación del tipo de cambio real de su nivel de equilibrio durante largos períodos, que
afectará a la economía en al menos dos aspectos: la producción y el empleo, y las presio-
nes proteccionistas. Con una moneda sobrevaluada, muchas empresas reducirán su pro-
ductividad y las multinacionales fabricarán en otros países (desindustrialización). Un efecto
derivado de la sobrevaloración es la aparición de medidas proteccionistas, pues al reducir-
se la competitividad se reduce la demanda externa y aumenta la competencia interna.
c) La indisciplina y falta de coordinación de políticas macroeconómicas.

La inestabilidad cambiaria se torna así en un factor de desintegración de la economía mundial


porque:

 Contrae flujos de comercio e inversión.


 Modifica inesperadamente ventajas comparativas, dando lugar a fuertes presiones protec-
cionistas y políticas de empobrecer al vecino.
 Desliga a los gobiernos, en especial a los industriales, de cualquier obligación de acompasar
sus políticas económicas para preservar la paridad de sus monedas.

El sistema de Bretton Woods creado para un mundo económico dominado por EEUU, no resistió el
cambio de panorama mundial económico ni la falta de estabilidad del dólar, ni hubiera podido
resistir las oleadas de capital generadas por las dos crisis energéticas.

Las convulsiones experimentadas por el SME en 1992-1993 son prueba palpable de que aún den-
tro de una zona mucho más integrada, el mecanismo de cambios puede saltar por los aires si la
convergencia no se mantiene y se intensifica.

Depreciación: disminución del valor internacional de una moneda en los mercados de divisas.

Devaluación: reducción del valor internacional de una moneda por el gobierno del país.

40
TEMA 7

LAS TENDENCIAS DEMOGRÁFICAS

1. LOS HECHOS

La evolución demográfica del mundo no ha sido uniforme, y ha conocido, en ciertas épocas,


movimientos contradictorios. Desde el siglo XVIII la población crece de forma ininterrumpida, y
el incremento se torna explosivo a partir de 1950.

2. ¿CÓMO HA SUCEDIDO?

Puesto que el crecimiento de la población es igual a la tasa de natalidad menos la de mortali-


dad, la explicación de lo sucedido (el lento crecimiento demográfico de los países desarrolla-
dos y el muy rápido de los países en desarrollo) tiene que basarse en la evolución de esas dos
tasas.

Esquema de transición demográfica: la mortalidad empezó a reducirse, al tiempo que se man-


tenía elevada la natalidad; el tamaño de las poblaciones creció durante un cierto tiempo, se
redujo posteriormente la natalidad y, finalmente las dos tasas se equilibraron a valores muy re-
ducidos, lo que da lugar a un muy lento crecimiento de la población. Es un proceso que en
Francia abarca casi 2 siglos, en Suecia 1 ½ y en Alemania e Italia menos de un siglo.

En los países europeos la mortalidad descendió porque la incidencia de las enfermedades es


menor, mejora la alimentación y por los cuidados sanitarios. El consiguiente aumento de las
poblaciones y la disparidad recursos-población pone en marcha el proceso de reducción de
natalidad. Finalmente la revolución industrial y la urbanización desestimulan notablemente la
natalidad porque el coste de los hijos se eleva de manera sustancial, el espacio vital es menor,
etc.

Esa transición demográfica no ha tenido lugar en la mayoría de los países en desarrollo, aunque
se han reducido las tasas de mortalidad, siendo similar la de India a la de Alemania, debido al
uso de las técnicas sanitarias procedentes del mundo desarrollado.

Las tasas de natalidad del mundo en desarrollo duplican aún a las de los países desarrollados,
en parte, porque los métodos modernos de control de natalidad son poco conocidos o están
prohibidos.

Las tendencias difícilmente se modificarán por la inercia que encierra toda pauta demográfica:
cuando la tasa de natalidad es baja, el número de mujeres en edad fértil es reducido. Hay que
aceptar las proyecciones: que la población de las regiones desarrolladas apenas crecerá des-
de ahora al 2025, y que el fuerte crecimiento demográfico tendrá lugar en las regiones menos
desarrolladas.

3. LOS PROBLEMAS DEMOGRÁFICOS DE LOS PAÍSES DESARROLLADOS: LA IMPLOSIÓN

En los próximos años, en el área OCDE el número de personas de 65 o más aumentará respecto
a la población total, y la base activa sobre la que descansa este grupo será cada vez menor,
elevando la tasa de dependencia, lo que anuncia problemas:

41
a) Los derivados de los obstáculos al crecimiento: la mayor experiencia de la población
puede quedar anulada por la rapidez del cambio tecnológico, la movilidad laboral dis-
minuye con los años, lo que da lugar a una peor asignación de recursos humanos, sobre
todo en mercados tan cambiantes como los actuales. La tasa global de ahorro de las
economías se incrementa por la propensión a ahorrar de estos grupos, pero a principios
del siglo próximo la situación se invertirá, pues los jubilados habrán de desahorrar para
subsistir. Mercados de crecimiento lento en muchos campos de actividad, lo que crea
expectativas borrosas y menor inversión, sobre todo en mercados de bienes, menor ca-
pacidad para asumir riesgos.
b) El mayor gasto social, dado el envejecimiento de la población en salud y pensiones, con
la consiguiente disminución de gastos para los jóvenes en educación. Ello tampoco po-
tenciará la capacidad de crecimiento de la economía, porque no irá destinado a per-
feccionar el capital humano.
c) Contracción de la base de la población activa: los países europeos son a la vez los que su-
fren el mayor paro, y los que deben hacer frente a mayores cargas sociales.

La OCDE va a tener que atajar por tres vías: reducir las tasas de desempleo, aumentar la tasa
de actividad (lo que supone necesariamente alargar la edad de jubilación) y recortar los pro-
gramas sociales públicos.

4. LOS PROBLEMAS DEMOGRÁFICOS DE LOS PAÍSES EN DESARROLLO: LA EXPLOSIÓN

a) Alimenticio, sobre todo en las edades más tempranas. Tiene una doble causa: la merma
de capacidad agrícola y el rápido incremento demográfico. La producción alimenticia
no depende sólo de los recursos existentes en tierra y mares, depende muy en especial
del estado de la técnica, que hasta ha demostrado que puede romper el maleficio.

b) El desempleo, que tiene muy difícil valoración porque las cifras de paro son inconsistentes.
Los registros estadísticos no son fiables, el desempleo encubierto es muy elevado. Hay que
suponer que el paro es mucho más elevado de lo que pone en las estadísticas, pues de
no ser así, los norteamericanos emigrarían a México en busca de trabajo. Es el caldo de
cultivo para que aumente la delincuencia y la inestabilidad política.

c) El incesante crecimiento de las ciudades, aunque es un fenómeno universal, el rasgo dife-


renciador en los países en desarrollo es la velocidad del proceso. Ello tiene consecuen-
cias: las infraestructuras urbanas no pueden acoger las oleadas de gentes procedentes
de otras zonas, la falta de oportunidades de empleo, las actividades delictivas se convier-
ten en el trabajo habitual de muchas personas.

d) El freno que supone el crecimiento veloz sobre la capacidad de desarrollo de un país


subdesarrollado: con ritmos de crecimiento del 2-3% el aumento del producto real per
cápita requiere tasas de expansión fortísimas, que se verán obstaculizadas por la insufi-
ciencia del ahorro. Un país con demografía desbordada es un país con propensión cre-
ciente al consumo y con escasísimo ahorro.

5. LOS PROBLEMAS DEMOGRÁFICOS ENTRE LOS DOS MUNDOS: LA CONFRONTACIÓN

En un mundo altamente comunicado y con dos grupos de países (desarrollados y subdesarro-


llados) de demografía radicalmente distinta, los movimientos migratorios tienden a cobrar no-
table importancia (en 1992 la policía fronteriza norteamericana detuvo a 1,3 millones de inmi-
grantes ilegales).

42
Las razones de los movimientos migratorios

En años anteriores, el emigrante abandonaba un país de empleo escaso para desplazarse a


uno de empleo abundante. Actualmente, deja un país de empleo escaso por otro con también
escasas oportunidades.

 Las diferencias del nivel de vida: todos los países desarrollados cuentan con servicios asis-
tenciales muy superiores a los de los países en desarrollo, lo que merma los temores a la
enfermedad o el desamparo. Buscan mejores condiciones de vida y horizontes personales
más amplios.
 La cercanía del mundo industrializado: la televisión muestra la existencia de los dos mun-
dos, a los países desarrollados unos países desolados, y viceversa. Los transportes son mu-
cho más accesibles.
 Los distintos ritmos demográficos: el habitante de la zona demográfica desbordada per-
cibe que es posible emigrar a países donde la presión humana es mucho menor, por lo
que espera que sus hijos tengan mejor oportunidad, pues se habrán integrado.
 La razón de entrada: el trabajador inmigrante es menos costoso que el nacional, y no tie-
ne protección sindical, si encima es ilegal es aún más barato.

Los efectos económicos de la emigración

Efectos positivos:

 El emigrante está más dispuesto a cambiar el lugar de trabajo, con lo que la asignación
de recursos laborales mejorará.
 El emigrante está dispuesto a aceptar sueldos menores, lo que reducirá los costes de pro-
ducción y mejorará la capacidad de competencia de las empresas.
 El que cuenta con trabajo estable aporta cotizaciones a la seguridad social.

Efectos negativos:

 El emigrante termina por desplazar al nativo porque su coste es menor.


 La inmigración puede agravar el problema de financiación de los sistemas sociales: segu-
ro de desempleo, prestaciones familiares, servicios médicos...

Los efectos positivos tomarán cuerpo a largo plazo, mientras que los negativos lo harán de in-
mediato.

Los efectos políticos de la emigración

Ningún país pone reparos a la inmigración de profesionales de alta cualificación o personas


con amplios recursos financieros, sino que más bien estimulan estas corrientes, que son movi-
mientos de goteo.

La emigración produce un choque cultural, que será menor cuanto más próximas se encuen-
tren las culturas. La actitud del emigrante tiene dos vertientes: desea asimilar la cultura recepto-
ra, o un sentimiento de segregación. Esta última multiplicará los problemas, pues exigirán pres-
taciones sociales diferenciadas, p. e. escuelas propias, partidos políticos, aparición de ghetos.

43
Esto crea en la población autóctona una sensación de pérdida de identidad propia que será
fuente de inacabables tensiones políticas.

Avanzamos probablemente hacia sociedades multiculturales, pero de momento las socieda-


des occidentales no las aceptan y procuran limitar la inmigración mediante cuotas, visados,
etc. Estos medios dificultan la emigración, pero aumentan también la inmigración ilegal.

La emigración como factor de desintegración

Para los gobernantes de los países en desarrollo, la emigración es una válvula de escape que
atenúa sus problemas internos, pues reduce el desempleo y genera ingresos por transferencias
que refuerzan sus cuentas exteriores.

Para los gobernantes de los países receptores, la emigración constituye una fuente permanen-
te de problemas, externos e internos: las barreras impuestas serán mal recibidas por los países
de emigración, deberá hacer frente a los ilegales, se desencadenarán tensiones internas a ve-
ces muy violentas.

La “Pirámide de edad”: la edad figura en ordenadas, la población masculina viene en la parte


izquierda y la femenina en la derecha. Las que apenas se estrechan (tipo tonel) son de países
desarrollados, con baja fecundidad y mortalidad; las de base ancha y picudas son de países
subdesarrolladas, con alta natalidad y mortalidad.

44
TEMA 8

LOS RECURSOS ENERGÉTICOS

1. IMPORTANCIA DE LA ENERGÍA

El hilo conductor del progreso económico es la energía: el uso generalizado de la energía eléc-
trica no sólo aumentó la versatilidad de las fuentes energéticas, sino que dio un gran impulso a
los niveles de vida de las sociedades occidentales. Hacia finales del siglo pasado se comienza
a utilizar un nuevo combustible fósil: el petróleo y después la energía nuclear.

Energía y desarrollo mantienen una estrecha relación: de 1875 a 1991 el consumo energético
mundial casi se ha quintuplicado. Pero la energía presenta cinco problemas:

a) Desigual distribución de la producción y el consumo mundiales de energía primaria. Las


grandes zonas de producción de energía primaria son distintas a las grandes zonas de
consumo. Las cinco grandes fuentes energéticas son el petróleo, el gas natural, el carbón,
la fusión nuclear y la producción hidroeléctrica.

Los combustibles fósiles no renovables (carbón, petróleo y gas) suponen todavía más del
80% de la producción total (33% petróleo); también más del 80% del consumo se apoya
en los combustibles fósiles (33% petróleo).

De 1973 a 1991 la producción mundial aumentó casi un 50%, dándose los mayores incre-
mentos en el gas natural y la energía nuclear. El consumo aumenta un 40% advirtiéndose
los crecimientos más rápidos en el gas natural y energía nuclear.

La OCDE es una zona deficitaria en energía, mientras que los “países de economía plani-
ficada” mantienen un cierto equilibrio energético y el resto del mundo mantiene un supe-
rávit. Las tres grandes áreas desarrolladas del mundo (EEUU, Japón y la CEE) son deficita-
rias en energía y deben importar una proporción sustancial de su consumo; el conjunto
de países de la OPEP es la gran zona excedentaria de energía.

Un mercado, el energético, con ese grado de concentración en oferta y demanda, es,


por definición, un mercado inestable y con inestabilidad creciente debido a la limitación
de los recursos energéticos hoy empleados.

b) La limitación de los recursos energéticos. Más del 80% de la producción mundial de ener-
gía primaria procede de combustibles fósiles, e. d., de fuentes no renovables y con reser-
vas limitadas. De éstos, sólo el carbón ofrece reservas amplias y dispersas: suficientes para
permitir más de 100 años de consumo a los niveles actuales. El petróleo y el gas natural
muestran reservas limitadas y concentradas.

En el mundo existen múltiples materias primas energéticas que de momento no pueden


utilizarse, puesto que su extracción es difícil y no rentable. La energía útil que se obtenga
de esa materia prima debe ser muy superior a la empleada en extraerla y transformarla.

Las reservas son las cantidades de materias primas energéticas que en cada momento
cumplen esas condiciones; al resto de las materias primas conocidas se las denomina re-
cursos. P. e. el aumento de precios de petróleo en 1973 hizo que los yacimientos petrolífe-
ros del Mar del Norte dejasen de ser recursos para convertirse en reservas. El concepto de
reserva cambia dependiendo del estado de la técnica y de la tensión de los mercados.

45
La realidad actual es que las reservas estimadas de hidrocarburos son finitas y están con-
centradas en los países de la OPEP (77% del petróleo y 40% del gas).

Desde finales de 1985, cuando los precios del barril del petróleo pasaron de 26 a 15 $, el
mundo ha vuelto a una era de energía barata: por razones sociales, productivas y comer-
ciales, los precios finales de la energía están subsidiados de un 30% a 50% en muchas
economías intermedias, y en la mayor parte de los países subdesarrollados. Los gobiernos
no quieren reducir el nivel de vida de su población, ni encarecer los costes de produc-
ción, aplicar precios reales a la energía les supondría perder la ventaja comparativa de
parte de su oferta exportable. Los bajos precios de la energía la limitan, al frenar el desa-
rrollo de energías alternativas.

Tanto en países desarrollados como subdesarrollados, buena parte de la producción


energética está en manos públicas, protegidas por el Estado, y en muchas ocasiones con
mercados monopolizados. En esas condiciones la capacidad para responder a las varia-
ciones de demanda y mejorar la eficacia productiva es reducida, con lo que la oferta de
energía se resiente: por ello la producción de energía se privatiza en muchos países.

c) El petróleo como problema. El petróleo es el combustible fósil sobre el que gira la vida
moderna, no sólo por ser la fuente más fácil de extraer y transportar, sino porque gran par-
te del tejido industrial y del nivel de vida depende de los derivados del petróleo. Se em-
pezó a usar alrededor de los años 20, y en el futuro próximo desaparecerá como combus-
tible y se utilizará sólo como materia prima.

I. Del cártel de las 7 hermanas al cártel de la OPEP. El uso generalizado en los años 20
del petróleo y las abultadas cifras que alcanzaban las transacciones, desataron una
seria lucha entre las principales compañías, hasta el Acuerdo de Achnacarry en
1928 con la cartelización del mercado: suponía el reparto de los mercados entre las
siete compañías más grandes, y la aplicación de un único precio, el correspondien-
te al Golfo de Méjico.

El dominio de las grandes compañías se mantuvo durante mucho tiempo. Los pre-
cios sobre los que giraban los beneficios de los países productores fueron reducidos
un 10% (15% debido a un exceso de oferta en 1960, lo que dio lugar al nacimiento
de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con dos objetivos:

 Regular el mercado de petróleo, de forma que sirva a los intereses de los paí-
ses productores y no de los consumidores.
 Obtener precios rentables para los productores, dado que en muchos de ellos
constituye la única fuente de riqueza.

En 1960 la OPEP produce el 42% del total mundial y posee el 73% de las reservas. Su
posición se va a ver favorecida por el continuo incremento del consumo mundial
de petróleo. En 1970 Gadafi, al mando del gobierno libio, presiona a las empresas
concesionarias para que reduzcan su producción con el objeto de elevar los pre-
cios de petróleo (ruptura del oleoducto Tapline). A finales de ese año, la OPEP deci-
de participar activamente en la fijación de precios. El precio se duplica de 1970 a
1973 y los mercados advierten por primera vez la importancia de la OPEP.

El factor desencadenante de la primera crisis fue la cuarta guerra árabe-israelí de


septiembre de 1973 (yom kippur). La OPEP decide elevar un 70% los precios e im-
poner un embargo a todos los países que habían defendido la causa israelí, empe-
zando por EEUU.

46
En diciembre de 1978 la OPEP decide un aumento escalonado del 14%: los consu-
midores intentaron adelantar sus compras para evitar las subidas, y los productores
procuraron retrasar las ventas. En 1981 el barril costaba 36$ (1973: 3,75$). La OPEP
parecía haber alcanzado todos sus objetivos.

II. Las razones económicas de la crisis. Hay un doble trasfondo en el desencadena-


miento de la crisis:

1. Deseo de los países productores de controlar la extracción y distribución.


2. El cambio experimentado durante los años 60 en los mercados de petróleo, a
consecuencia de las importaciones cada vez mayores de Japón y EEUU.

La crisis no hubiera podido alcanzar las dimensiones que la caracterizó, de no haber


sido por la rigidez de la demanda de petróleo, que viene dada por la alta elastici-
dad-renta de su demanda y bajas elasticidades-precio y sustitución. Una alta elasti-
cidad-renta de la demanda de petróleo supone que los aumentos o disminución de
la producción provocan aumentos o disminuciones de la demanda. Una baja elas-
ticidad-precio de la demanda implica que las elevaciones del precio del petróleo
contraen muy poco su demanda. Una baja elasticidad de sustitución significa que
en las funciones de producción resulta difícil reemplazar energía por otro factor
productivo.

A corto plazo la demanda es muy rígida: es escaso el ahorro energético que puede
lograrse en la producción, porque no se puede variar fácilmente la estructura pro-
ductiva (no es posible reemplazar los derivados del petróleo por otros combustibles).
Sin embargo, a largo plazo la demanda se hace más elástica, porque la estructura
productiva varía y se torna menos dependiente de la energía, los usos energéticos
se alteran para dar paso a energías alternativas.

La rigidez a corto plazo de petróleo permitió a la OPEP imponer una política de pre-
cios altos y crecientes a partir de 1973, y facilitó el segundo estallido de la crisis de
1979. El juego de las elasticidades desde los años 80 debilitaría progresivamente el
poder de la organización y facilitaría el vuelco del mercado a finales de 1985.

III. Efectos de la crisis. Los efectos de la crisis fueron:

 Crecimiento lento de las principales economías. La elevación de los precios


dio lugar a políticas contractivas que sumiría a los países industrializados en la
recesión del período 1980-83; el crecimiento medio real no llegó al 1% anual.
 Magnitud del esfuerzo de transferencia. De 1972-80 los ingresos de la OPEP pa-
saron de 24.000 a 413.000 Millones $, lo que muestra el enorme esfuerzo a que
se vieron sometidos. El reciclaje de petrodólares es la operación de los depósi-
tos de fondos que los países de la OPEP no podían absorber, y con el cuál los
grandes bancos internacionales financiaron a muchos países importadores.
 Puesta en marcha de una serie de modificaciones de largo alcance, tanto en
las matrices productivas como en pautas de consumo.
 Aumento de la deuda externa de los países menos desarrollados. La aplica-
ción de políticas monetarias restrictivas elevó los tipos de interés, haciendo
más penoso el coste de la deuda, p. e. en 1982 México tuvo que suspender los
pagos externos.

47
IV. El debilitamiento de la OPEP. Todo cártel desencadena las fuerzas que, antes o des-
pués, lo cuartearán. El aumento de las elasticidades terminó por reducir la deman-
da de petróleo, y el aumento de la eficiencia energética hizo que en los países in-
dustriales disminuyese el consumo de energía por unidad producida. La demanda
energética se diversificó para hacer uso mucho mayor del carbón y de la energía
nuclear. Los precios alcanzados rentabilizaron yacimientos de costosa extracción e
impulsaron la exploración y aparición de nuevas bolsas de petróleo en G. B., Norue-
ga, México y China.

De 1979-1985 la OPEP defendió la política de altos precios, dando así satisfacción a


los miembros que contaban con menos reservas y deseaban maximizar su valor. Se
necesitaba reducir progresivamente las cuotas de producción para que la oferta
no anegase los mercados. Arabia Saudí aceptó desempeñar el papel de productor
acomodante (swing producer), con lo que de 1979-1985 su cuota de producción
pasó del 14,5% al 6,17%. A mediados de 1985 Arabia Saudí decidió no seguir
desempeñando este papel, lo que reflejaba la desilusión y falta de solidaridad den-
tro de la OPEP, además de que la caída de ingresos por exportaciones hacían insos-
tenible la posición del Gobierno. En éste momento los precios se derrumbaron hasta
los 15$ por barril y nunca han vuelto a superar los 20$, salvo un breve período de
nerviosismo desencadenado por la guerra del Golfo. La guerra Irán-Irak y la invasión
de Kuwait por Irak han servido para debilitar aún más la cohesión de la OPEP.

V. ¿Ha desaparecido el peligro de otra crisis petrolífera? Desde 1986 los precios se han
mantenido relativamente constantes. En 1990, durante la guerra del Golfo, los pre-
cios oscilaron alrededor de 40$ barril por los temores que la producción de Arabia
Saudí pudiera quedar afectada ante una posible invasión de Irak, que la oferta de
los otros países no pudiera compensar la kuwaití (temores que desaparecieron al
comprobarse que la oferta era suficiente y el precio del crudo volvió a su normali-
dad). La evolución de los precios es el síntoma de una normalización de los merca-
dos, que se apoya en 3 circunstancias:

 La incapacidad de la OPEP para volver a imponer los precios del crudo: en la


actualidad los precios se negocian entre comprador y vendedor, de acuerdo
a las condiciones del mercado, de la calidad del crudo, los costes de trans-
porte y los factores estacionales.
 Las condiciones de la oferta: la ruptura del oligopolio de oferta hace muy difí-
cil que cualquier decisión de la OPEP no pueda ser contrarestada por el resto
de los países, que hoy suponen el 60% de la producción total. La exploración
de nuevas bolsas de petróleo, p. e. en las repúblicas independientes, se lleva
a cabo por las grandes compañías mundiales, lo que hace remota la posibili-
dad de cartelizar el mercado.
 Las posibles actuaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE): con
el tiempo, la AIE ha logrado establecer una red de seguridad que se basa en
la reducción a muy corto plazo del consumo energético de sus miembros (p.
e. menor iluminación de las ciudades) y las reservas estratégicas, para, llega-
do el momento, lanzarlas al mercado e impedir una elevación súbita de los
precios.

También existen factores preocupantes: el impacto que el fundamentalismo islámi-


co puede tener sobre la producción y exportación de petróleo (Arabia Saudí es la
pieza clave); la situación de los países que formaban la ex-URSS, que producen el
16% del petróleo mundial (su situación política es inestable y una confrontación civil
prolongada reduciría su presencia en los mercados petrolíferos e incidiría sobre los
precios); la experiencia revela que los mecanismos de acción conjunta presuponen

48
la actuación solidaria de los mercados, que no suele funcionar demasiado bien.

d) La demanda futura de energía. El consumo energético per cápita actual es muy dispar,
porque los niveles de desarrollo también lo son. En términos medios, un chino o un indio
consumen 20 veces menos energía que un norteamericano o un canadiense, y 9 veces
menos que un europeo.

El mundo consume una cantidad determinada de energía: 8,7 GTEP de 1990. En el con-
sumo inciden una serie de variables fundamentales, p. e. el ritmo de crecimiento de las
zonas, su evolución demográfica, el ahorro y la eficiencia energética, la mejora de la
tecnología y de los mecanismos institucionales.

Las hipótesis de la demanda de energía en el año 2020 son optimistas, porque parten de
unas tasas de crecimiento económico que difícilmente se sostendrán; se parte de una re-
ducción que nunca se ha dado en la historia; se considera que la transferencia de tecno-
logía se efectuará fácilmente y el mejor funcionamiento de los mercados energéticos.

Aún admitiendo ese menor crecimiento en la demanda, la oferta prevista plantea una se-
rie de incógnitas: el petróleo sigue representando el 25% de la oferta; el gas natural pasa
a ser un elemento clave, pero requiere grandes inversiones para su explotación y trans-
porte; la energía nuclear supone doblar la producción de 1990, al margen de los recelos
que esta energía despierta en muchos segmentos sociales.

e) Energía y medio ambiente. Observamos:

1. Efecto invernadero: cambio climático que provoca el recalentamiento de la tierra,


pues la radiación solar que recibe no puede volver al espacio porque lo impide la
capa de gases que producen las sociedades modernas (dióxido de carbono) proce-
dente del uso masivo de combustibles fósiles. Ello redunda en menor pluviometría, de-
sertización acelerada, aumento del nivel de los océanos y desaparición de muchas
tierras bajas.

2. Lluvia ácida: por la quema de combustibles fósiles se producen óxidos de azufre y ni-
trógeno que transforman la lluvia en ácida, capaz de destruir bosques, acabar con
lagos y desertizar grandes superficies.

3. Contaminación del aire: a causa de las emisiones de los vehículos y cinturones indus-
triales que perjudican gravemente la salud.

4. Radiactividad y gestión de recursos radiactivos: las centrales nucleares se construyen


con enorme cuidado, a pesar de ello, acaecen accidentes como Chernobyl (1986).
Los residuos radiactivos también plantean problemas serios de almacenamiento.

5. Extracción y transporte de recursos energéticos: la extracción de muchos combusti-


bles fósiles produce contaminación y accidentes en el transporte con graves perjui-
cios ecológicos, p. e. mareas negras.

Las medidas hasta ahora adoptadas son escasas, porque las prioridades son otras, son
costosas y se requieren actuaciones conjuntas de varios países, pues la contaminación es
transfronteriza y sus efectos terminan por hacerse sentir de forma encadenada a escala
mundial.

El crecimiento demográfico previsto se concentra en un 90% en países en desarrollo. Los


gobiernos correspondientes prestarán atención preferente a la generación de energía,
sin que sus efectos contaminantes les preocupe demasiado. El área OCDE, con un 16%

49
aproximado de la población mundial actual, consume un 45% de la energía primaria.

3. UN PORVENIR BORROSO

Las características de los mercados energéticos ya apuntadas (separación de productores y


consumidores, reservas limitadas de petróleo y gas natural, considerable peso del petróleo en la
oferta energética, consumos muy dispares de unos a otros países y problemas medioambienta-
les) configuran un futuro lleno de tensiones e incógnitas.

El crecimiento de la demanda se deberá a la transformación del mundo en desarrollo poblado


por unos 2600 Millones de personas.

El aumento de la producción de petróleo y gas natural significará hacer uso de yacimientos de


más difícil acceso.

Se anticipa un aumento de precios de la energía, sin que sea fácil determinar cuándo. Los
acontecimientos políticos tienen sustancial influencia en los mercados energéticos (las dos crisis
de los 70 fueron provocadas por la guerra árabe-israelí de 1973 y la revolución irana de 1979).
La inestabilidad política en ciertas zonas se acrecienta; los países árabes siguen amenazados
por el fundamentalismo, y la Confederación de Estados Independientes es una continua fuente
de conflictos.

50
SEGUNDO PARCIAL
ESTRUCTURA ECONÓMICA DE ESPAÑA

TEMA 1

DEL CRECIMIENTO AL DESARROLLO: 1939-1970

1. EL LARGO CAMINO HACIA UNA ECONOMÍA DESARROLLADA

Desde el Antiguo Régimen hasta la segunda mitad de la década de los años sesenta, la eco-
nomía y la sociedad española estuvieron estancadas. La inestabilidad política de los distintos
regímenes hasta la guerra civil no permitió que en el país tuviese éxito ningún intento de esta-
blecer una economía de mercado moderna.

La guerra civil (1936-39) impuso en el gobierno a los partidarios de un capitalismo corporativo y


muy proteccionista. Fue en los años sesenta cuando se produce el gran crecimiento de la eco-
nomía española, que se va incorporando al grupo de Naciones Europeas industrializadas. Sin
embargo, la primera mitad de los años setenta señaló el fin de esta etapa de crecimiento eco-
nómico.

A partir del año 1975, la primera crisis del petróleo se manifiesta en España con toda su dureza
dificultando la transición política hacia un régimen democrático. En 1977 con los Pactos de la
Moncloa se hace frente a los problemas económicos de un modo serio, global y consensuado.
En los años 80 se produce la plena incorporación de la economía española a su contexto euro-
peo, destacando su adhesión en 1986 a la CEE como miembro de pleno derecho.

2. AUTARQUÍA Y ESTABILIZACIÓN. EL PLAN DE 1959

Al finalizar la década de los 40 el proceso de reconstrucción post-bélico había concluido, em-


pezando a aplicarse entonces la política económica de los vencedores: fuertes barreras en el
sector exterior para fortalecer el mercado interno, y la aplicación de medidas industriales en-
caminadas a la sustitución de las importaciones (autarquía). En resumen, se trató de conseguir
un desarrollo hacia adentro, los resultados fueron que entre 1951-58 se produjo una profunda
transformación en la estructura productiva de la economía, que pasó de ser sustancialmente
agraria a convertirse en una economía semi-industrializada.

En este periodo la productividad de la industria y los servicios era mayor que en la agricultura. El
auge de estos dos sectores induce, por medio de mayores salarios, a un proceso de urbaniza-
ción de la sociedad española y a un importante ensanchamiento del mercado, pero también a
un cambio en los esquemas tradicionales de consumo, que ahora se dirigen hacia bienes supe-
riores: se demandan más bienes de uso duradero y productos ganaderos y agrícolas de mayor
calidad. El problema era que la oferta nacional no podía satisfacer la demanda.

El proceso de sustitución de importaciones trajo consigo una gran necesidad de importar mate-
rias primas e ímputs intermedios. Por otro lado, el sistema económico producía para el mercado
interior y sólo subsidiariamente para exportar: la consecuencia fue que en junio de 1959 falta-
ban divisas para realizar las importaciones imprescindibles, y la economía española estaba al
borde del colapso.

Con todo, esta primera ola de industrialización fue la premisa imprescindible que permitió la
transformación tecnológica que tuvo lugar en los años sesenta en España, basada en una ge-

51
neración de bienes de equipo de sencillo diseño y en una protección comercial intensa. La
crisis de 1958-59 dio lugar a la operación estabilizadora, y supuso el fin de la política autárquica.
El denominado Plan de Estabilización perseguía un doble objetivo:

 Restablecer la estabilidad financiera interior y exterior.


 Sentar las bases para la transformación de la economía en una economía de mercado.

El Plan de Estabilización consistió en un conjunto de medidas de tipo fiscal y monetario. Las pri-
meras iban encaminadas a incrementar los ingresos públicos (incremento de los precios de la
gasolina, tabaco... y se limitaron los gastos de la Administración). Entre las medidas de tipo mo-
netario cabe destacar la fijación de un techo al crédito de la banca y el aumento de los tipos
de redescuento, con lo que se pretendía desacelerar el crecimiento de la oferta monetaria.

Por lo que respecta al sector exterior, se estableció la obligatoriedad de hacer un depósito pre-
vio para poder importar, se unificó el tipo de cambio de la peseta (antes con varias paridades),
y se permitió una cierta liberalización de las importaciones.

En resumen, el Plan de Estabilización pretendía:

 Inducir un proceso deflacionista a través de los instrumentos monetarios y fiscales.


 Disminución del déficit de la administración.
 Fijar un tipo de cambio único.
 Abrir las fronteras para incrementar la oferta de bienes en el mercado interior.

3. LOS AÑOS DE RÁPIDO CRECIMIENTO

A finales de 1960 se inicia un fuerte proceso de crecimiento. Este proceso encuentra su explica-
ción en siete factores:

1. El fuerte deseo de los españoles por desarrollarse y mejorar su nivel de vida.


2. El atraso relativo acumulado por el país que suponía la existencia de altas tasas de cre-
cimiento potencial.
3. La liberalización de las importaciones, que permitió la afluencia de tecnología.
4. El proceso de crecimiento en la demanda, en todos sus componentes: consumo familiar,
inversión privada y exportaciones.
5. La conexión de la economía española con la mundial que supuso la apertura, permitió
además la exportación de bienes y servicios (turismo).
6. La disponibilidad de recursos productivos necesarios para crecer.
7. La favorable coyuntura internacional de la década de los 60, en la que la relación real
de intercambio favorece a los productos industriales frente a los alimentos y materias
primas energéticas. España estaba aumentando su producción industrial y abando-
nando la agrícola. Esta circunstancia mejoró la renta real española.

La década de los 60 ha sido denominada por algunos autores como la década del desarrollis-
mo, para significar el gran crecimiento económico de este periodo: el PIB crece a un ritmo
anual medio del 7%. Pero la existencias de enormes pasivos impiden que pueda considerarse
como plenamente desarrollada. Las rigideces que imponía a la economía el sistema político
español de entonces impedían el autentico desarrollo.

La estructura productiva española y sus debilidades

52
El sistema productivo en los años 60 sufrió notables transformaciones:

 Las fuentes de energía de origen petrolífero y la electricidad sustituyeron al carbón.


 Las industrias se hicieron más intensivas en bienes de equipo que incorporaban tecnolo-
gía media o alta, demandando menos mano de obra y requiriendo más capital.
 Consecuentemente, se produjo un incremento en la relación capital-trabajo.

Los ímputs intermedios variaron su peso relativo en los distintos sectores, incrementándose en la
agricultura, que se estaba modernizando y aumentando por ello su productividad. Por el con-
trario, estos ímputs descendían en la industria pesada e intermedia. Por su parte, los cambios
tecnológicos fueron especialmente intensos en los sectores energéticos, químico y de la cons-
trucción.

A pesar de la mejora sustancial de la estructura productiva, esta no consiguió llegar al creci-


miento potencial que le hubiera permitido la liberalización del 59. La razón se encuentra en la
vuelta a la política autárquica. El profesor Fuentes Quintana denomina los “tres ataques” a la
liberalización de los años 60:

1. Arancel de 1960. Proteccionista y encaminado a favorecer el desarrollo hacia adentro.


2. Limitación de importaciones. No se consiguió del todo pero sí limitó su crecimiento.
3. Paralización de las medidas del Plan de Estabilización, esto es, la flexibilización del mer-
cado del trabajo, del sistema financiero y la reforma fiscal.

La reforma del mercado financiero no propiciaba una política monetaria activa para controlar
la cantidad de dinero, creando un status quo bancario cerrado para la banca extranjera.

Por su parte, el sistema fiscal padeció falta de adaptación a la situación, favoreciendo la gene-
ralización de la evasión y desatendiendo la necesidad de ofrecer bienes y servicios públicos a
una sociedad cada vez más urbana e industrializada.

Finalmente, el mercado del trabajo, controlado por el sindicato único, estaba muy intervenido
por el sistema político, por lo que le daba una gran rigidez con el objeto de evitar protestas
sociales. Por otro lado, la economía española entre 1959-1974 no fue capaz de crear suficiente
empleo, debido a que la aplicación de la tecnología era ahorradora de mano de obra, y la
demanda varió en su estructura hacia bienes que había que importar. La década de los 60 es
la de la emigración española a Europa para buscar empleo.

Así pues, el crecimiento económico no supuso el pleno desarrollo del país, ya que las institucio-
nes políticas y económicas no permitieron un cambio estructural, creándose una serie de debi-
lidades estructurales que agravarían la crisis de los años 70 en España. Los profesores Fuentes y
Requeijo han identificado las cuatro debilidades principales:

1. Excesiva dependencia de la energía exportada. Cualquier perturbación en los mercados


petrolíferos afectará a la economía española de modo profundo.
2. El sector agrícola. Los distintos ritmos de expansión del sector industrial y agrícola produje-
ron rigideces importantes en el conjunto de la economía. El desplazamiento de la mano
de obra hacia la industria y los servicios elevó los salarios en la agricultura, por un lado, y el
cambio en la demanda de productos agrarios por otro.
3. El desarrollo industrial español a lo largo de los años 60, que puede observarse desde tres
ángulos: la endeble estructura financiera de las empresas, el elevado consumo de ener-
gía y la dependencia tecnológica. El tejido industrial español es fuertemente dependiente
del crédito bancario, y por tanto sometido a las incertidumbres de los mercados financie-

53
ros. Además, el proceso industrializador de esta década se apoyó fuertemente en la tec-
nología importada, con un gran aumento de los pagos al exterior por “royalties”.
4. El sector exterior, con un persistente déficit comercial en la balanza de pagos.

A las cuatro debilidades hay que añadir los rasgos estructurales del sistema económico espa-
ñol:

 Rigidez del funcionamiento del aparato productivo.


 Elevada protección frente al exterior.

Estas características limitaban la expansión del sistema, lo que supuso un problema de grave-
dad durante los años de la crisis de los 70.

54
TEMA 2

LA CRISIS DEL PETRÓLEO EN ESPAÑA: 1970-1982

1. LA CRISIS ECONÓMICA DE LOS AÑOS 70

La crisis del petróleo de los años 70 afectó a todo el mundo desarrollado, produciendo una im-
portante recesión en sus índices de crecimiento económico. Sin embargo, aquellos países que
tenían una economía más flexible fueron capaces de adaptarse mejor y con mayor rapidez a
las nuevas circunstancias y con menor costo.

España no disponía de una economía capaz de tener unos reflejos inmediatos ante la crisis, y
las rigideces impidieron que se diera una rápida respuesta al problema. Además, las autorida-
des económicas hicieron un diagnóstico erróneo de la situación al pensar que se trataba de
algo coyuntural y por ello menos grave. Los hechos demostraron que no fue así, y a los efectos
de la crisis se añadieron factores propios que la ahondarían.

Características de la crisis económica en España

A comienzos de los años 70 el déficit continuado de la balanza de pagos norteamericana per-


mitía que hubiese una gran acumulación de dólares, sometiendo esta divisa a grandes tensio-
nes, que llegarían en 1971 a quebrar el Sistema de Bretton-Woods y a provocar procesos infla-
cionistas a nivel mundial, dada la gran liquidez disponible.

En España, durante 1970-73 el saldo de la balanza de pagos fue favorable, produciéndose una
gran acumulación de reservas. Todo ello se reflejó en la economía: el consumo creció a unas
tasas anuales del 8% y la inversión lo hizo entre el 14% y el 16%, conduciendo todo ello a que la
inflación alcanzara dos dígitos.

En cuanto al sector exterior, la crisis de los 70 produjo un cambio radical en la relación real de
intercambio de los productos industriales frente a las materias primas, y sobre todo frente al
petróleo. En la economía española este efecto hizo que la relación real de intercambio dismi-
nuyera entre un 20% y un 25%, el IPC se situó en 1976 en el 19,8%, y el déficit de la balanza co-
mercial se disparó por los costes de la importación de crudo petrolíferos. La consecuencia fue
una pérdida de renta enorme y un gran incremento de los precios.

La inflación de demanda se acompañó de un encarecimiento de las importaciones, lo cual


hizo elevar los costes de producción alimentando la espiral inflacionista. Estas expectativas lle-
varon a los trabajadores a luchar por mantener el nivel precio-renta. La indización de los sala-
rios que consiguieron, más el incremento de otros costes, como las cuotas a la Seguridad Social,
incrementaron aún más los costes de producción. Así, pues, la inflación de la demanda de
principios de los 70 fue seguida por una inflación de costes que erosionó fuertemente la compe-
titividad de las exportaciones y agudizó el déficit comercial de la balanza de pagos.

El incremento de los costes de producción y la debilidad de la demanda, consecuencia de


políticas económicas restrictivas, hicieron quebrar a muchas empresas, y a otras a elevar nota-
blemente su endurecimiento. Los tipos de interés reales permanecían por detrás de la inflación
y las empresas aprovecharon esta circunstancia, que actuaba en la práctica como una sub-
vención para los deudores. Sin embargo, en los primeros años 80 los tipos de interés aumenta-
ron, agravándose así la situación de las empresas, que vieron incrementarse sus costes financie-
ros. Por todo ello, el incremento de los costes de producción y la reducción en términos reales
de la renta disponible llevaron a la caída de los beneficios empresariales y de las inversiones.

55
La crisis industrial en España, además, se centró especialmente en los sectores de mayor peso
en la economía española: construcción, astilleros, empresas metalúrgicas y la siderurgia.

Las políticas económicas frente a la crisis

En la respuesta de las autoridades ante la crisis, se pueden distinguir tres etapas:

1. Aplicación de una política económica compensatoria (enero 1974-diciembre 1975). Se


distinguen dos fases. En la primera se confía en el carácter temporal de la crisis y se pre-
tende que el ciudadano no llegue a percibirla por razones políticas y económicas. Para
evitar sus efectos, el Gobierno mantuvo los precios internos de la energía subvencionán-
dolos, y aumentó el gasto público interno para compensar las consecuencias de la con-
tracción económica mundial, que afectó gravemente al comercio exterior. Por otro lado
los salarios se sobreindiciaron con la inflación pasada más varios puntos; también se inter-
vino fuertemente el control de precios. En la segunda fase se acepta el carácter duradero
de la crisis y se comienza a aplicar una política económica restrictiva, tanto como instru-
mentos fiscales como monetarios. Se intenta contener el aumento de precios, pero, sin
embargo, se siguen subvencionando los precios de la energía, y la política salarial no
cambia. Consiguen detener el crecimiento de la inflación, pero el sector exterior empeo-
ra, y no se abordan las necesarias modificaciones del sistema productivo.

2. Política económica permisiva (enero 1976 – julio 1977). Esta política fue fruto de la subor-
dinación de los asuntos económicos a los políticos. En plena Transición política, el Go-
bierno estaba más pendiente de un cambio pacífico que de solventar los problemas
económicos. Esta etapa se caracteriza por el mantenimiento de los precios de la energía,
aplicación de políticas monetarias y fiscales expansivas, y la continua sobreindiciación de
los salarios. Además, buscando el fomento de las exportaciones, se devaluó la peseta
frente al dólar en febrero de 1976. En esta etapa de olvido económico crecieron la infla-
ción, el déficit en la balanza de pagos por cuenta corriente y el paro.

3. Política pactada. Su exponente máximo fueron los Pactos de la Moncloa suscritos el 27 de


octubre de 1977.

2 LOS PACTOS DE LA MONCLOA

Tras las primeras elecciones democráticas en junio de 1977, el Gobierno inicia contactos para
lograr un acuerdo entre las principales fuerzas políticas y sindicales, a fin de abordar la deterio-
rada situación económica, que había llegado a constituir un verdadero problema político que,
de no resolverse, podía llegar a afectar la estabilidad de la democracia en el país. El consenso
en el terreno económico se consiguió, y en octubre de 1977, se firmaron los que pasaron a ser
conocidos como “Pactos de la Moncloa”, que constaban básicamente de dos puntos:

• Por un lado, el reconocimiento por parte de los agentes sociales de sus responsabilidades
en la lucha contra la crisis, y, consecuentemente, en su disposición para hacer los sacrifi-
cios necesarios.
• Por otro lado, se requería que las fuerzas políticas renunciaran a su deseo de imponer su
ideología para afrontar el problema, aceptando los resultados de la negociación y el
consenso.

El contenido de los Pactos

Esta política de ajuste a la crisis estaba basada en unas medidas de saneamiento, encamina-

56
das a reducir la inflación y mejorar el equilibrio exterior, y unas medidas de reforma tendentes a
repartir con equidad los costes de la crisis, a iniciar la reestructuración productiva de los secto-
res diseñados por la crisis, y a instaurar un sistema de economía de mercado semejante al de
los países occidentales.

Lanuela política de saneamiento estaba integrada por las siguientes medidas de política eco-
nómica:

1. Política monetaria basada en el control de disponibilidades líquidas de signo estabilizador.


2. Política presupuestaria que redujera el crecimiento de los gastos públicos de consumo y
orientara los crecimientos del gasto hacia las inversiones en capital beligerantes para fa-
vorecer la salida de la crisis, limitándose la cuantía del déficit público total.
3. Fijación de un tipo de cambio realista para la peseta, y flotación de la misma para orien-
tar el comercio exterior y no impedir el desarrollo de la exportación.
4. Política de rentas con arreglo a los siguientes principios: el crecimiento de los salarios se
concedía en función de la inflación prevista y no de la inflación histórica, y reducción de
las cuotas de la seguridad social.

Las medidas de reforma del programa proponían:

1. Reformar el presupuesto y el gasto público para lograr la universalidad del presupuesto, el


mejor control del gasto, y un menor crecimiento en los gastos corrientes.
2. Reforma fiscal que nos igualara con Europa. Esta referencia europea concedía a tres im-
puestos básicos un obligado protagonismo: IRPF, Renta de Sociedades e IVA.
3. Reforma del sistema financiero, a fin de practicar un control monetario activo y continuo,
liberalizar el sistema financiero, y supervisar la liquidez y solvencia de las instituciones fi-
nancieras.
4. Definir un nuevo marco de relaciones laborales mediante la elaboración de un estatuto
de los trabajadores, flexibilizando al máximo las condiciones de empleo (el programa
proponía el despido libre para los nuevos contratos, lo que no se aceptó en las negocia-
ciones), y primar con una reducción del 50% las cuotas de la seguridad social por un año
a los nuevos puestos de trabajo creados.
5. Reformar el marco de actuación de la empresa pública, estableciendo un sistema de
control eficiente y presupuestación adecuada de sus operaciones.

La limitación temporal del programa no impidió contemplar la iniciación de algunas reestructu-


raciones productivas. A este respecto, el acuerdo concluía:

 Necesidad de elaborar un programa energético con el propósito de racionalizar y nacio-


nalizar el consumo de energía.
 Conveniencia de provocar la reconversión de los sectores críticos en la industria.
 En la producción agraria se proyectaba un conjunto de medidas tendentes a otorgar un
mayor papel al mercado y a la exportación para orientar la producción interna, y se pre-
tendía mejorar la utilización de la tierra mediante diversas reformas.

Los resultados de los Pactos de la Moncloa

Las medidas adoptadas consiguieron mejorar la situación, la inflación se contuvo y descendió


sustancialmente en los años inmediatamente posteriores, y la balanza corriente cambió su
signo. La mejora del equilibrio exterior permitió que en 1978-79 la balanza de pagos arrojara

57
unos importantes superavits.

El éxito, sin embargo, no fue completo, ya que empeoró la tasa de paro y se incrementó de
forma importante el déficit público. Además, el consenso se rompió pronto. Hasta las elecciones
legislativas de 1982 ocurrieron algunos hechos importantes. En 1979 se produjo la segunda crisis
del petróleo, que actuó agravando los problemas económicos españoles. Por otro lado, la de-
bilidad del gobierno le dificultaba el emprender los ajustes necesarios. También cayeron las
tasas de ahorro y la de inversión.

No obstante, se hicieron algunas cosas positivas: la política de rentas funcionó, conteniendo el


crecimiento salarial durante los años 1980-81 a través de dos acuerdos entre la UGT y la CEOE
(Acuerdos marco Interconfederal). En marzo de 1981 el Gobierno (UCD) negocia con los sindi-
catos UGT y CCOO, y con la patronal el Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE), que entró en
vigor en 1982.

No obstante, la evolución del PIB en los años 1978-1982 muestra un estancamiento en su creci-
miento, llegando algún año a ser negativo. No se volvería a crecer a un buen ritmo hasta 1986,
ya con el Gobierno del PSOE.

58
TEMA 3

LA DÉCADA DEL CRECIMIENTO RENOVADO: 1982-1990

1. EL DINAMISMO RECUPERADO

En este epígrafe se hará referencia a los años 1982-1990, años en los que correspondió al equi-
po de economistas del PSOE aplicar su política económica. Dicho periodo, que comenzó con
notables problemas económicos, variará su signo hacia la mitad de la década de los 80,
abriéndose una etapa de renovado crecimiento de la economía española.

Los objetivos económicos del gobierno del PSOE

La cartera de economía, que recayó en Miguel Boyer, marcó su clara prioridad por controlar la
inflación. Para ello, marcó una política monetaria restrictiva y fomentó la moderación salarial.
En cuanto al sector exterior, se llevó a cabo una devaluación de la peseta frente al dólar, con
lo que se pretendía afrontar el grave deterioro de la balanza comercial.

El objetivo del gobierno socialista fue conseguir un crecimiento económico autosostenido. Se


trataba, pues, tras solventar mediante políticas de ajuste los problemas causados por las crisis
del petróleo, de volver a la senda de la modernización de la economía española y de su plena
incorporación a Europa. Así, la primera mitad de la década se corresponderá con el ajuste, y la
segunda con la incorporación a la Europa Comunitaria.

La política de ajuste

El año 1982 comenzó con una moderada expansión que se estancó en el segundo trimestre,
acabando el año con un saldo desalentador: alto nivel de inflación, cuyo diferencial con la
CEE era de 6 puntos, un déficit público que rozaba el billón de pesetas, y el PIB sólo crecía el
1,4%. Además, algunos agentes económicos presentaban recelos hacia un gobierno de iz-
quierdas cuya actuación disparase el crecimiento del déficit público. Sin embargo, esto no se
produjo. Con ligeras variantes, la política económica socialista apenas varió de la que se venía
practicando, en especial en todo lo referente a la preocupación por los equilibrios básicos.

El año 1983 fue el año de la reconversión industrial, imprescindible para sacar al sector industrial
de la atonía en que se encontraba y que no le auguraba un buen porvenir. Se requirieron
grandes sacrificios por parte de los trabajadores y notables esfuerzos presupuestarios para evitar
grandes traumas sociales, pero en 1984, se dio el proceso más doloroso de la reconversión, fina-
lizando de modo bastante satisfactorio. Sin embargo, sólo a partir de ese año el ahorro nacio-
nal fue capaz de financiar la formación bruta de capital.

La utilización por el gobierno del presupuesto del Estado para tratar de evitar fuertes traumas
durante la fase más dura de la política de ajuste implicó la necesidad de incrementar la presión
fiscal y el déficit público, el cual se financió de un modo no inflacionista, mediante la emisión
de deuda pública en todas sus modalidades.

La política monetaria, el instrumento más utilizado por los gobiernos socialistas para combatir la
inflación, junto con la moderación salarial aceptada por los sindicatos, tuvieron el efecto de
estancar el crecimiento de la demanda interna hasta 1985, y sólo el sector exterior evitó una
excesiva contracción de la actividad económica española en aquellos años.

El desempleo, el más grave problema de toda la década, continuó creciendo, llegando en

59
1987 a alcanzar los 3 millones de parados, año que marcó la inflexión en el empleo que empe-
zó a disminuir lentamente en 1988. En España, la evolución del desempleo responde a la propia
evolución de la crisis. Las dificultades de la industria y las duras medidas de la reconversión lo
incrementaron aún más. Por el contrario, la recuperación económica supuso la sustitución (co-
mo en los 60) de trabajo por capital.

La conexión con la economía mundial a través de Europa

La salida de la crisis económica en España estuvo muy influida por la recuperación internacio-
nal, y por la confianza que dio a los agentes económicos nacionales y extranjeros la incorpora-
ción de España a la CEE el 1 de enero de 1986, lo cual puede considerarse como una línea divi-
soria entre los años de ajuste y los de la recuperación del crecimiento del PIB.

Los indicadores económicos de los años 1986 y 1987 fueron los mejores de la década, la infla-
ción bajaba sus tasas de crecimiento de una forma rápida, el déficit público se reducía, y el PIB
crecía a tasas del 4,6% y 5,6% respectivamente. Sin embargo, la entrada en la CEE supuso que
la balanza comercial no energética pasara de un superávit de unos 450.000 millones de pesetas
a un déficit similar. El desarme arancelario empezó a producir efectos de creación y desviación
de comercio que llevaron a un déficit aún no controlado en 1990.

El año 1986 fue también el del comienzo del gran auge inversor en la bolsa, a la que empezó a
llegar gran cantidad de dinero del exterior. La bolsa, hasta entonces poco conectada con los
mercados financieros, se incorporó, como toda la economía española, a la economía mundial.
Esto, positivo en sí mismo, trajo como consecuencia que el “crash” bursátil de octubre de 1987
en Nueva York afectase con grandes bajas a las bolsas españolas, y a través del sector finan-
ciero afectó al resto de los sectores de la economía. La ralentización de la economía mundial
hizo también más lento el crecimiento de la economía española en los años posteriores, y en los
años 1988-89 pareció que la inflación volvía a escapársele de las manos al gobierno.

El año 1988, sin embargo, fue de grandes ganancias empresariales y bancarias. Estos buenos
resultados tuvieron como consecuencia que, al ser superado el potencial productivo por la
creciente presión de la demanda, el resurgimiento de desequilibrios económicos: la inflación
volvió a crecer y el déficit comercial se aceleró. Para atajar esta situación, Carlos Solchaga
recurrió otra vez a las medidas restrictivas. En 1989 se recortaron los presupuestos para disminuir
el gasto público, a las entidades financieras se les limitó el volumen de créditos que podían
otorgar, y se obstaculizó el endeudamiento de bancos y empresas del exterior. Aunque algo se
consiguió con estas medidas, no se logró alcanzar el enfriamiento previsto, pues las razones de
la dificultad en la contención del crecimiento descontrolado estaba en la demanda interna.

Durante 1990, las medidas restrictivas para controlar la demanda siguieron actuando con bue-
nos resultados, como reconoció el informe de la OCDE sobre la economía española. El informe
coincidía en buena medida con el análisis, diagnóstico y políticas a aplicar con el Gobierno,
señalando algunas conclusiones de interés que describían la economía española de 1990: se
destacaba que las medidas para flexibilizar el mercado laboral, junto con el crecimiento eco-
nómico continuado, habían actuado permitiendo un notable incremento del empleo y el des-
censo del paro. También se consiguió estabilizar el crecimiento de la tasa de inflación y el dete-
rioro de la balanza por cuenta corriente, en la cual se podía apreciar tendencias al aumento
de las exportaciones y una desaceleración de las importaciones. Así mismo, continuaba el im-
portante flujo de entrada de capitales extranjeros que financiaban el déficit exterior.

60
TEMA 4

ESPAÑA EN LA COMUNIDAD EUROPEA. LOS PRIMEROS DIEZ AÑOS: 1986-1996

0. INTRODUCCIÓN

Todo proceso de integración implica dos tipos de efectos económicos: efectos estáticos o rela-
tivos al comercio, y efectos dinámicos que implican a toda la economía del nuevo miembro.

La incorporación produjo cambios notables en nuestra estructura productiva y en el comercio,


induciendo a un reajuste global para adaptarse a la nueva situación. El nuevo escenario obli-
gaba a abandonar la excesiva protección arancelaria que teníamos frente al exterior, así co-
mo el tutelaje estatal de la actividad económica en el interior, renunciando a mantener aque-
llas producciones que carecían de sentido económico en un mercado abierto.

Tras los diez primeros años, los efectos dinámicos han sido los más importantes impulsando a la
economía española hacia mayores niveles de desarrollo. En lo referido a los efectos estáticos, el
comercio con los otros estados miembros se ha intensificado.

1. LA EVOLUCIÓN SECTORIAL DE LA PRODUCCIÓN Y LAS RENTAS (1986-93)

Respecto a los efectos dinámicos, en general el saldo del periodo arroja incrementos conside-
rables en la producción, lo que nos permitiría afirmar que los efectos dinámicos sobre la eco-
nomía española han sido bastante positivos. La evolución por sectores ha sido la siguiente:

• Agricultura y pesca. La producción agrícola y pesquera experimenta ligeros crecimientos


(con algún retroceso) entre los años 1986-90, año este último en el cual se produce un li-
gero deslizamiento a la baja; esta tendencia decreciente, sin embargo, coincide con la
disminución del consumo de fertilizantes y de la inscripción de maquinaria agrícola. De lo
expuesto se puede deducir que, aparte de la variable climatológica, el sector se está re-
ajustando, consecuencia del fin del periodo transitorio y de su protección sobre una bue-
na parte de la agricultura marginal que históricamente ha existido en España y que ahora
no puede competir en los mercados europeos.

• Productos energéticos. La producción crece año tras año a lo largo del periodo, lo que
implica que existe una demanda de energía sostenida que realizan los otros sectores pro-
ductivos y las economías domésticas.

• Industria. También incrementa su producción entre 1986-92, y la disminuye en 1993 debido


a la crisis internacional. No obstante, posee una evolución positiva en general, aunque a
partir de 1990 se observa una desaceleración en el crecimiento que se corresponde con
el enfriamiento de la economía española, reflejo de la entrada en la fase depresiva del
ciclo de la economía comunitaria.

• Construcción. Entre 1986-91 se suceden años de notable crecimiento consecuencia de


las grandes obras públicas, a partir de ese año la producción desciende a causa del final
de las obras y del comienzo de la crisis económica.

• Servicios. En su conjunto, el sector servicios es el de mayores crecimientos anuales conse-


cutivos en el periodo que consideramos, así como el que posee las mayores cifras de
producción, y donde se dan mayores beneficios.

61
En líneas generales, habría que destacar que:

1. Las rentas salariales y las procedentes de los beneficios se equiparan bastante en su dis-
tribución del producto nacional, siendo un factor importante de apoyo a la estabilidad
social.
2. La economía española se terciariza a marchas forzadas, en parte a costa del sector in-
dustrial, el cual comienza el periodo de 1986 con un nivel de masa salarial semejante al
de beneficios brutos.

2. LA APERTURA AL EXTERIOR DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

Respecto a los efectos estáticos, un resultado inmediato que experimentó nuestro comercio
exterior fue que la balanza comercial se vio alterada sustancialmente, pues se pasó de un su-
perávit a un déficit considerablemente mayor que los tradicionales. Si analizamos este déficit, se
puede observar que fue causado por un incremento, aunque disparejo, de las importaciones y
las exportaciones.

En conclusión, realizado ya el desarme arancelario como Estado miembro, y aplicado el Aran-


cel Exterior Común (AEC) frente a terceros países, España ha abierto notablemente su economía
a los mercados mundiales, tanto para lo bueno como para lo malo, como ha demostrado la
crisis de los años 90.

3. LA “CIUDADANÍA EUROPEA” Y EL BIENESTAR SOCIAL: 1986-1993

Respecto a la evolución de la calidad de vida de los españoles tras la adhesión, siendo “ciu-
dadanos europeos”, los indicadores más representativos son la Renta Nacional Neta Disponible
(RNND) y algunos de los principales servicios que presta el Estado.

La evolución positiva de la RNND muestra que es más sensible a las variaciones en la coyuntura
económica internacional que al hecho de la adhesión. Nuestra incorporación a la CEE coinci-
de con una fase expansiva del ciclo económico, y esta bonanza económica es aprovechada
por España, haciendo pensar que la incorporación a la CEE ha permitido a la economía espa-
ñola aprovechar más el ciclo expansivo internacional que si no se hubiera producido la misma,
y ello ha beneficiado notablemente al ciudadano.

No obstante, la mejora en términos absolutos de la calidad de vida del ciudadano español no


es ajena el incremento de los servicios sociales que ofrece el Estado, pues la adhesión también
ha supuesto reajustes en el sistema productivo que han producido desempleo, la desaparición
de numerosas empresas, así como el abandono de tierras que se cultivaban y determinadas
producciones en el sector agrícola.

Dado que donde nos hemos integrado es un grupo de países promotores del libre comercio y
de la competitividad en los mercados, cabe pensar que estos principios están favoreciendo a
aquella parte de nuestro sistema productivo más dinámico y eficaz, eliminando las produccio-
nes marginales o no competitivas que pudieron surgir y pervivir al cobijo de una economía cor-
porativizada, heredera del anterior régimen político.

4. LOS ACTIVOS Y LOS PASIVOS DE UNA DÉCADA

62
Los datos que la Contabilidad Nacional nos proporciona ponen de manifiesto que en la déca-
da pasada se ha producido una evolución de nuestra actividad económica, cuyo resultado ha
sido un gran salto hacia delante, tanto cuantitativa como cualitativamente.

El marco en el que se ha ido desarrollando nuestra economía durante estos años ha sido el
abandono de la tradicionales características de capitalismo corporativo para modernizarse y
aceptar la competencia.

La adhesión a la CEE ha supuesto para España una verdadera transición económica, y como
en el caso de la transición política, los cambios han tenido que hacerse con el sistema anterior
funcionando. El resultado puede calificarse de bastante positivo. Los indicadores muestran un
notable crecimiento económico y una importante mejora en la calidad de vida de los españo-
les.

Los reajustes más traumáticos ha sido en los sectores agrario y pesquero. Hay que destacar, no
obstante, que ambos sectores padecían en alguna medida problemas estructurales, las más de
las veces debidos al abandono que tradicionalmente sufrieron por parte de las autoridades
económicas españolas.

Los efectos en la industria y en los servicios han sido contradictorios. Al incrementarse la pro-
ducción, y con ella los beneficios y los salarios, el resultado final desde el punto de vista de la
competitividad es que se ha perdido gran parte de la ventaja anterior por los menores costes.
Sin embargo, al partirse de niveles relativos muy bajos, ha mejorado el poder adquisitivo de los
españoles con el correspondiente efecto positivo sobre la producción.

La apertura de la economía española tras la adhesión nos ha hecho también más sensibles a
la coyuntura internacional, permitiéndonos aprovechar mejor las fases alcistas del ciclo y su-
perar conjuntamente con nuestros socios comunitarios las fases depresivas, lo que supone que
se haga con un menor coste que de hacerlo aisladamente.

Se ha transitado durante estos años por todo un ciclo económico, con una fase alcista, con su
cima en los años 1987-89, y con una fase depresiva que tocó fondo en 1993. El año 1996 toda-
vía es una fase de recuperación, lenta, pero aún así la calidad de vida del ciudadano español
es mejor que antes de la adhesión.

5. ESPAÑA Y EL EURO

Los criterios de convergencia de la Unión Monetaria son:

 El IPC armonizado no debe sobrepasar en más de 1,1 puntos el valor medio de las tasas
de inflación de los tres Estados con menos cifras.
 El déficit público no debía superar el 3% del PIB.
 La deuda pública no debería ser inferior al 60% del PIB.
 Los tipos de interés para Bonos del Estado a largo plazo no podía sobrepasar en un 2% al
del promedio de los tres Estados con menor inflación.
 El tipo de cambio debía permanecer estable y dentro del SME al menos en los dos años
previos.

A comienzos de 1998 España presentó a la CEE unas cifras del ejercicio de 1997 bastante satis-
factorias. Así, pues, España se incorpora el 1 de enero de 1999 a la UEM, hacia la moneda euro-
pea.

63
Más allá de los objetivos antes descritos, habrá que cumplir el Pacto de Estabilidad y Crecimien-
to que se aprobó en la Cumbre de Ámsterdam en junio de 1997, y que implica seguir luchando
contra los desequilibrios macroeconómicos y cumplir el Programa de Convergencia (1997-2000)
presentado por España a la CEE, el cual fue aprobado.

64
ANEXO I

LA ESTRUCTURA ECONÓMICA DE ESPAÑA

Al presentar una panorámica de la economía española atendiendo a sus aspectos estructura-


les se deben considerar tres tipos de estadísticas:

• El PIB por ramas de actividad. De su análisis podemos deducir cómo es la economía es-
pañola y cómo ha evolucionado la aportación de los sectores económicos del PIB.
• Distribución de la población española por sectores. Así destacaremos cuál o cuáles son
las ramas de actividad económica más dinámicas, donde el volumen de empleo es
más importante.
• Cuánto se ha conseguido abrir la economía, a fin de compararlo con las economías de
nuestro entorno.

La estructura del PIB en los años 80 nos indica que España se homologa con los países industria-
les desarrollados, en los que el sector primario aporta poco a la economía nacional, y son los
sectores secundario y terciario los que la sustentan.

Al analizar la Encuesta de Población Activa (EPA) podemos apreciar que ésta se distribuye de
acuerdo con la importancia de los sectores económicos comentados anteriormente. En 1989,
casi la mitad de la población activa estaba en el sector servicios, la industria y la construcción
suponían algo menos de la tercera parte del total, y la agricultura sólo representa el 11,9%. La
población activa no clasificable era del 7,8%.

Como en las economías desarrolladas occidentales, el sector servicios es el más dinámico, y


por ello es el que más empleo ofrece y el que mayor porcentaje de participación tiene en el
PIB.

La rama de los servicios de producción ha llegado a ser, también en España, in imput funda-
mental de las actividades industriales. Los servicios técnicos, jurídicos, de financiación o de ad-
ministración y gestión están siendo capaces de crear gran cantidad de nuevos empleos, en un
momento, además, en que la rama tradicional del sector servicios en España (el turismo) pare-
ce que se estanca.

65
...

66
ANEXO II

LA INCORPORACIÓN DE ESPAÑA A LA CEE

1. LAS RELACIONES HISPANO-COMUNITARIAS ANTERIORES A LA ADHESIÓN

Tras las ratificaciones correspondientes, el 1 de enero de 1958 la Europa de los Seis se pone en
marcha hacia una integración económica, tras de la cual aparece un mal definido horizonte
de integración política. El proceso se inicia en un clima de expansión generalizada y de cre-
ciente libertad de comercio y pagos, situación que contrasta notablemente con la realidad
española (ésta demuestra palpablemente su incapacidad para financiar sus necesidades mí-
nimas de importación). El Plan de Estabilización puesto en práctica a mediados de ese año, y
concretado fundamentalmente en el Decreto-Ley de Ordenación Económica del 21 de julio de
1959, va a tratar de adecuar aunque sea limitadamente, el funcionamiento de la economía
española al de las europeas occidentales.

A comienzos de 1962 el Gobierno español, a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, envió
una carta al Consejo de Ministros de la CEE solicitando la apertura de negociaciones para es-
tablecer “una asociación susceptible de llegar en su día a la plena integración”. Esa carta no
recibió respuesta alguna, lo que, evidentemente, ponía de manifiesto que los deseos españoles
no tenían cabida en una comunidad de países democráticos por razones inequívocamente
políticas. En 1967 el Consejo de Ministros Comunitario aprobó un proyecto de mandato para
que la Comisión negociase con España un acuerdo comercial preferencial.

Al cabo de largas negociaciones, en las que se advertían dos posturas distintas (la de España y
la de la Comunidad) llegó la firma del Acuerdo Preferencial de 1970, cuyos rasgos fundamenta-
les son, de forma muy resumida, los siguientes:

 Sector industrial: la CEE se comprometía a una rebaja lineal del 60% que se materializaría
en dos años; por parte española, las reducciones, incluidas en las listas que abarcaban,
aproximadamente el 75% del arancel, oscilaban entre el 25% y el 60%, y debían efectuar-
se de manera progresiva a lo largo de seis años.
 Sector agrícola: las concesiones mutuas fueron más limitadas. Sólo los cítricos, por lo que
atañe a las exportaciones españolas, obtuvieron ventajas arancelarias de cierta impor-
tancia. Por parte española, los compromisos más importantes se referían a las compras de
determinados productos lácteos y algunas rebajas de derechos para importaciones no li-
beradas. El acuerdo estaba previsto para una duración mínima de seis años en su primera
etapa.

Transcurridos dos años, la ampliación de la CEE a tres nuevos miembros (Dinamarca, Irlanda, y
Reino Unido) planteó la necesidad de renegociar el Acuerdo de 1970. Esta ampliación de la
Comunidad implicaba, entre otras cosas, que el Reino Unido debería aplicar a las importacio-
nes de terceros países todos los elementos propios de la PAC (elevados derechos de aduana,
precios de referencia, prélèvemets, etc...), y, por el contrario, los productos franceses e italianos
podían dirigirse a Gran Bretaña sin obstáculos.

Esta variación de las condiciones del mercado perjudicaba notablemente a España, cuyo co-
mercio de productos agrícolas con el Reino Unido era muy importante. Además, los acuerdos
que se estaban concluyendo entre la CEE y la EFTA para establecer en Europa una zona de
libre comercio industrial iban a debilitar la posición de las exportaciones españolas también en
ese terreno.

A finales de 1972 a España se le plantean varias soluciones posibles:

67
 Ampliar el Acuerdo Preferencial de 1970 a los tres nuevos países, con una aceptación re-
cíproca por parte de la CEE.
 Aceptar que la CEE nos incluyera en su política global mediterránea, que por entonces
empezaba a prepararse, y que nos hubiera reportado grandes beneficios en el terreno
agrícola.
 Ingresar en la EFTA para aprovechar la zona de libre comercio industrial y no perder posi-
ciones.
 Firmar un protocolo adicional que demorara la inmediatez un año más.

Cerrada la vía de la EFTA con la oposición por motivos políticos de Suecia y Noruega, sólo la
última solución parecía posible. No obstante, la Comunidad propuso un reajuste técnico que no
era sino una mera transposición del Acuerdo del 70 a las relaciones de España y la Comunidad
de los Nueve; la parte española no la aceptó, y propuso una salida al problema del vacío jurídi-
co que se produciría en enero de 1973. Tal solución se presentó en octubre del 72 en una nota
verbal que contenía una propuesta de Protocolo adicional al Acuerdo de 1970. En él se prorro-
gaba, durante 1973, la situación previa, y se emplearía el año para negociar un nuevo Acuerdo
que entrara en vigor el 1 de enero de 1974. La idea central de este nuevo tratado debía ser la
creación de una zona de librecambio.

Después de una negociación muy tensa, se llegó al preacuerdo llamado “Compromiso de


Ullastes-De Kergolary”, pero los sucesos de septiembre de 1975 en España (penas de muerte en
el Tribunal de Burgos) dieron pie a que la negociación quedara congelada por parte comunita-
ria.

Tras la muerte de Franco y la instauración de la Monarquía en 1976, el Consejo de Ministros de la


CEE manifestó se deseo de concluir las negociaciones. Sin embargo, el objetivo de España aho-
ra era la plena integración. Entre tanto, persistía el problema de la extensión del Acuerdo del 70
a los tres nuevos miembros. En 1977 se llegó a un acuerdo en el sentido de que España exten-
diera unilateralmente a los Tres las concesiones que había otorgado a los Seis, mientras ellos nos
aplicarían las que la Comunidad originaria nos había concedido.

2. RAZONES ECONÓMICAS PARA LA ADHESIÓN

Para comprender las razones de tipo económico para la solicitud de la adhesión, hay que
atender a la importancia del comercio desde tres ángulos: su volumen, su diversificación, su
grado de especialización.

La cobertura comercial aumenta continuamente desde los años 60, alcanzándose la cobertura
plena en los años 80. Todo ello significa que la CEE es nuestro primer suministrador y cliente, y
que, desde ese intercambio, se deducen claras ventajas para la economía española que, has-
ta ahora, ha demostrado su capacidad para competir en mercados cada vez menos protegi-
dos.

Aunque la información más difundida pueda hacernos creer que el comercio entre la CEE y
España es un trueque de productos industriales por agrícolas, importamos productos industriales
y exportamos también, fundamentalmente, productos industriales. Lo cual significa que las posi-
bilidades de comercio mutuo son muy amplias, ya que la demanda de productos industriales
presenta una elasticidad-renta mucho mayor que la de los productos agrícolas.

Las explotaciones españolas, con defectos estructurales muy acusados y productividades infe-
riores a las comunitarias, deben ir experimentando transformaciones para poder subsistir en un
mercado único. E igual sucede con la industria, puesto que también aquí las diferencias en par-

68
tida eran importantes. En términos generales, el coste de la mano de obra española era inferior
al de la media de la Comunidad, pero también su productividad era menor. Por esas razones se
preveía que en la industria ligera, con procesos generalmente intensos en mano de obra, las
empresas españolas podrían competir sin dificultades y obtener cuotas crecientes de mercado
comunitario, mientras que a la industria pesada y los sectores de tecnología punta la progresiva
reducción de las barreras iba a plantear problemas de considerable envergadura. Tanto es así,
que de no haberse producido modificaciones en nuestra organización productiva hubiera sido
difícil saber si la suma algebraica de los efectos comerciales saldaría positiva o negativamente
para la economía española.

3. LAS NEGOCIACIONES PARA LA ADHESIÓN

Iniciadas formalmente el 5 de febrero de 1979, pero hasta el 12 de junio de 1985 no se firmó


(Lisboa y Madrid) el Tratado de Adhesión de España y Portugal a las Comunidades Europeas.
Los rasgos distintivos de las negociaciones (dificultades de procedimiento) fueron:

 Tratan de los modos en que una de las partes debe adherirse a las normas comunitarias,
al denominado “caquis communautaire”. Esto hace que el centro de la negociación lo
constituya la definición de períodos transitorios o derogaciones temporales, mediante las
cuales bien el país candidato o bien la propia Comunidad pretenden conseguir que la in-
tegración no produzca consecuencias perjudiciales para sectores concretos, o para el
conjunto de la economía de los países que la negocian. Esta aparente simplicidad es, pa-
radójicamente, una de las mayores dificultades de la negociación, ya que establece,
desde el inicio de la misma, una asimetría que sitúa en inferioridad al país candidato. Esta
presión psicológica sobre los negociadores en un país de impulsos nacionalistas como Es-
paña, y con una opinión pública sensible a lo que se perciben como humillaciones del
orgullo nacional, ha sido uno de los rasgos distintivos del proceso negociador.

 La negociación se realiza con el Consejo de Ministros de la Comunidad (negociaciones a


nivel ministerial), o con el Comité de Representantes Permanentes (COREPER) en el nivel
denominado de suplentes. Se negocia, pues, aparentemente, con el órgano de represen-
tación del conjunto de países miembros pero, en la realidad, se está efectuando una ne-
gociación a 10 bandas con cada uno de los integrantes de la Comunidad. Es este, de
nuevo, otro elemento que sitúa en inferioridad al candidato.

 Las negociaciones de adhesión están lastradas por los precedentes.

A estas dificultades de procedimiento, hay que añadir las propias de lo que se negocia y de la
estrategia que se emplea.

Los dos objetivos de la delegación española en la negociación eran prontitud y equilibrio, y


estos a veces se oponían, de ahí que para lograr buenos resultados en el segundo había que
prolongar la negociación de un punto determinado.

En su aspecto económico, y de un modo resumido, en el Tratado se recogen los siguientes pun-


tos:

 Unión Aduanera. Eliminación de los derechos arancelarios entre las dos partes para todos
los productos industriales, y para la aproximación de aranceles a la Tarifa Exterior Común
(TEC) frente a terceros. Se fijó un periodo transitorio de siete años.

 Agricultura. El sistema de transición atiende a la distinta sensibilidad de los productos es-


pañoles y comunitarios, manteniendo la transición clásica (siete años) para aquellos pro-
ductos cuyos mercados están organizados de un modo paralelo en ambas partes, y es-

69
tableciendo una transición específica para los productos sensibles con diferencias fun-
damentales (ej. frutas y hortalizas, 10 años). Por parte de España, se imponen restricciones
cuantitativas a las importaciones de productos lácteos, carne de vacuno y trigo blanco
panificable, que van desapareciendo a medida que avanza el periodo transitorio.

 Pesca. En términos generales, se aplicó el periodo transitorio clásico.

 Libre circulación de trabajadores. Se mantiene el periodo transitorio clásico, pero se con-


ceden a los familiares de los emigrantes previos al ingreso las mismas condiciones de los
nacionales del país de recepción.

 Libertad de prestación de servicios. Se establece un periodo transitorio clásico, en los que


la banca y las aseguradoras comunitarios (éstos seis años) deben ser autorizadas discre-
cionalmente a instalarse en España.

En términos generales, el Tratado de Adhesión establecía un periodo de siete años para que
España adaptase su economía a las normas existentes en la Comunidad, a la que deseaba
incorporarse plenamente. Este tiempo parece que ha sido suficiente para que, sin brusqueda-
des, la economía española se homogenice con la comunitaria.

Según Pedro Solbes (1989), refiriéndose al capítulo de comercio exterior, “puede decirse que el
sistema de transición pactado ha sido satisfactorio, sin que haya sido necesario recurrir a medi-
das excepcionales”. Sólo se ha empleado la cláusula de salvaguarda en el sector del porcino,
que ha debido ser protegido en España, y por el contrario se ampliaron los contingentes previs-
tos de productos pesqueros y agrícolas.

70
ANEXO III

LA POLÍTICA REGIONAL ESPAÑOLA EN EL MARCO DEL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS

1. POLÍTICA REGIONAL Y DESARROLLO ECONÓMICO

El desarrollo económico es un término relativo. Para el ciudadano de nuestro país el modelo de


referencia es el entorno europeo en el que estamos situados. Observando este contexto, y
siempre situándonos entre los polos de eficiencia y equidad, principios éstos que deben presidir
cualquier actuación económica, los economistas han tratado de determinar cuáles son las
causas de las diferencias especiales que ponen de relieve los indicadores económicos que nos
separan del mejor modelo, y proponen acciones para reducir esta brecha.

Por tanto, el objetivo es tratar de conseguir los niveles de eficiencia economía de estas socie-
dades, reduciendo las desigualdades que padecemos con respecto a ellas, y también las que
existen entre áreas territoriales dentro de nuestro país.

La política económica es la parte de la economía destinada a la actuación sobre los compo-


nentes de la realidad económica con el propósito de modificarlos, y una rama de ella es la
política regional, que, entendida como política de desarrollo, tiene por objetivo la mejora a
largo plazo del nivel de renta, lo cual no es posible sin conseguir que la economía del área con-
siderada entre en un proceso de crecimiento autosostenido.

Por tanto, la política regional no puede ser fundamentalmente asistencial, sino que debe orien-
tarse (con apoyos compensatorios o incentivadores temporales, si es preciso) a asegurar un
modo de articulación de los factores productivos que permita la continuidad en la mejora a
partir del propio potencial productivo. En este sentido, se habla de desarrollo endógeno, en el
sentido de que las medidas de política adoptadas en un espacio económico concreto contri-
buyan a dinamizar su actividad, de manera que el grado de utilización de los recursos (natura-
les y humanos, así como de capital acumulado) sea mayor, y también lo sea el nivel tecnológi-
co incorporado a la organización de la producción.

Por otro lado, la política regional debe estar diseñada por medio de un conjunto de instrumen-
tos que puedan impulsar coordinadamente el mejor aprovechamiento del potencial endógeno
de desarrollo. Para que estos instrumentos actúen con éxito sería fundamental conseguir que al
menos los agentes económicos públicos actúen ordenadamente para el logro de los objetivos
fijados, lo que implica la programación de las actuaciones de las distintas administraciones y su
coordinación, y conseguir interesar y vincular a los agentes privados a la política regional em-
prendida. Para ello deben estar bien articulados los canales de información que comuniquen al
sector privado con el público.

2. EVALUACIÓN DE LA POLÍTICA REGIONAL EN ESPAÑA ANTES DE LA INCORPORACIÓN A LA CEE

La planificación regional y la estructura territorial de España entre 1960-85 ha estado condicio-


nada por tres factores:

1. La construcción del Estado de las Autonomías.


2. La integración en las Comunidades Europeas.
3. La crisis económica, que ha introducido importantes variaciones en el mapa económico-
regional español.

71
El período 1960-73

Desde la óptica regional, el crecimiento económico trajo consigo una mayor concentración
geográfica de la producción, del empleo y de la población. La producción se concentra en
zonas que ya en 1960 eran de las más desarrolladas, como Cataluña, el País Vasco o Madrid.

El tipo de crecimiento de esta etapa suponía una importante creación de empleo, ya que se
basó en la expansión de la construcción, los servicios y de empresas industriales de tamaño
medio con una relación capital-trabajo no muy elevada.

El crecimiento provocó cambios generalizados en la estructura sectorial de las regiones, dismi-


nuyendo la población empleada en el sector primario y aumentando la empleada en la indus-
tria, la construcción y los servicios. La productividad experimentó un incremento general y se
acortaron las diferencias interregionales, principalmente porque las provincias emisoras de
mano de obra aumentaron su productividad por encima de la media nacional.

La fuerte expansión de la industria se realizó siguiendo unas pautas de concentración y, a la


vez, de difusión territorial. El primer fenómeno se da en Barcelona, Madrid y Vizcaya, y a cierta
distancia en Valencia, Asturias y Guipúzcoa. La relativa difusión viene explicada por tres he-
chos:

1. Extensión de las áreas metropolitanas.


2. Desarrollo de unos determinados polos urbanos-industriales de carácter intermedio.
3. Desarrollo de otros núcleos menores de industrialización endógena.

Una pieza clave para explicar el mapa económico regional español en este periodo es el
desarrollo del sector servicios. La costa levantina y el sur del país experimenta, en estos años, un
gran auge del turismo, principalmente europeo, que hace crecer enormemente el sector servi-
cios y la construcción.

Por último, el crecimiento económico trajo consigo la disminución, en términos de renta por
habitante, de las diferencias interregionales. La razón principal estuvo en las migraciones desde
regiones atrasadas a otras zonas más desarrolladas.

El período 1973-85. Crisis económica y desequilibrios regionales

a) Los cambios en el mapa económico-regional. En esta etapa la política regional fue rele-
gada en España a un papel secundario, ya que para afrontar la crisis se instrumentaron
fundamentalmente políticas de ámbito nacional y sectorial. Varias fueron las razones:

 Los desequilibrios que trajo consigo la crisis (inflación, paro y déficit público) precisan
actuaciones a nivel macroeconómico.
 La reconversión industrial se encaró de un modo sectorial global.
 En esta época predominan las acciones a corto plazo, y existió una gran desconfianza
en la planificación económica.
 Es una época de ajuste entre las competencias de las Comunidades Autónomas y la
Administración Central.

La debilitación de las medidas equilibradoras regionales trajo como consecuencia que la


incidencia de la crisis fuera diferente según las regiones. Los cambios en nuestro mapa eco-
nómico-regional podemos agruparlos en seis puntos:

1. Las tasas de crecimiento económico aumentaron en su disparidad, siendo además

72
más bajas. Las diferencias entre provincias dentro de una región fueron también impor-
tantes. Los ejes de expansión económica se sitúan en la línea costera mediterránea,
zonas todas éstas con tasas de crecimiento elevadas. En sentido contrario, la cornisa
cantábrica sufre un fuerte impacto con bajas tasas de crecimiento.
2. Cambios demográficos. La población española también sufrió variaciones, disminu-
yendo la tasa de crecimiento medio anual. La crisis económica detuvo los movimien-
tos migratorios hacia el exterior, y limitó mucho los interiores. En las ciudades españolas
más grandes la población experimentó una dispersión por el área metropolitana.
3. Se detuvo el proceso de convergencia del PIB por habitante en el período 1793-85, en
buena medida por la disminución de las migraciones.
4. Generalización del desempleo y compartimentación de la demanda de trabajo a cau-
sa de la crisis. Los mercados de trabajo sufrieron cambios importantes: aparece el em-
pleo sumergido, se forman bolsas de desempleo estructural en las empresas que antes
emitían mano de obras, se compartimentaliza la demanda de trabajo, habiendo un
fuerte excedente de mano de obra sin cualificar y demanda de mano de obra cualifi-
cada...
5. El ajuste sectorial tiene a nivel regional un efecto desigual. La crisis implicó un ajuste por
el lado de la oferta ante la alteración de los precios relativos y la disminución y modifi-
cación de la demanda. El Efecto neto total (ENT) es la diferencia entre la variación en
el VAB realmente acaecida en una región, y al que se hubiera producido de acuerdo
con la tasa media nacional.
6. Cambios en el sentido de las inversiones. Las inversiones en ampliaciones coinciden
con las zonas de industrialización antigua, pero las nuevas se dispersan más.

b) La insuficiencia de la política regional del período. En la primera mitad de los 80 se intro-


dujeron algunas novedades mencionables, como la creación del Fondo de Compensa-
ción Territorial y del Comité de Inversiones Públicas. En cuanto a los instrumentos emplea-
dos, los principales fueron las inversiones públicas, las Sociedades de Desarrollo Industrial
(SODI) y los incentivos regionales, aunque carecieron de articulación en una verdadera
política regional efectiva, viendo limitado su éxito.

1. Las inversiones públicas han sido utilizadas tradicionalmente como un instrumento pa-
ra promover el crecimiento de la economía, y sólo a partir de los años 80 se ha em-
pleado con fines redistributivos. Sus limitaciones más importantes derivaron de no estar
insertas en una estrategia de política regional que las coordine con otros instrumentos,
a fin de obtener una actuación consistente. Además, surgieron problemas de compe-
tencias con las Autonomías, dificultando aún más su éxito. Las inversiones fueron de ca-
rácter disperso, puntual y de pequeña dimensión.

2. Las Sociedades de Desarrollo Industrial (SODI) se crearon con el objetivo de fomentar


la actividad empresarial en las regiones menos desarrolladas. En general, su estímulo,
aunque favorable, es pequeño, teniendo dificultades en lograr vincular la iniciativa pri-
vada al esfuerzo del desarrollo, por lo que al no estar acompañado de otras medidas
territoriales su éxito es escaso.

3. Los incentivos regionales, cuyo objetivo es modificar las decisiones de invertir a favor
de las áreas desfavorecidas. Los mecanismos para lograrlo son los incentivos fiscales y
financieros, como subvenciones, bonificaciones fiscales, bonificaciones en tipos de in-
terés o créditos oficiales preferentes. Las limitaciones de este instrumento, como de los
anteriores, es la carencia de una estrategia general. La mera existencia de una política
de incentivos no garantiza que se atraigan recursos hacia regiones atrasadas, y esto es
lo que ha venido sucediendo en España.

73
Como resumen, podemos decir que en el período 1973-85 se experimentan importantes
cambios en el mapa económico regional español como consecuencia del impacto de la
crisis, y que una política regional bastante débil no fue capaz de evitar que los desequili-
brios regionales aumenten.

3. NUEVOS ENFOQUES DE LA PLANIFICACIÓN REGIONAL ESPAÑOLA

La integración en la CEE supuso una revitalización de la política regional. Se perfeccionaron los


instrumentos y se incrementaron los recursos financieros disponibles.

En cuanto a la instrumentación, es de señalar la necesidad de elaborar un Plan de Desarrollo


Regional (PDR), alterar la importancia relativa de los instrumentos clásicos y de adaptar la nor-
mativa española a la comunitaria. En la elaboración del PDR se siguen cuatro etapas:

1. Estudio analítico sobre la naturaleza de los problemas territoriales.


2. Fijar los objetivos de política regional de acuerdo con los problemas existentes.
3. Adecuación y compatibilización de prioridades sectoriales y regionales.
4. Se programan las acciones y recursos financieros para lograr los objetivos.

Por tanto, el PDR analiza, define y programa las actuaciones coordinadas de los diferentes nive-
les de autoridades en el tema, es decir, la CEE, el Gobierno del Estado miembro y el Gobierno
regional.

En lo referente a los instrumentos empleados, son los mismos que ya existían. Sin embargo, ha
cobrado una mayor importancia la inversión en infraestructura. La experiencia europea, e in-
cluso la española reciente, señala que los incentivos regionales sólo alcanzan su plena eficacia
cuando existe un cierto nivel de desarrollo económico, en el que los mercados regionales y
locales están perfectamente articulados y existe una infraestructura suficiente. Por esta razón,
hay que proseguir en el esfuerzo de crear infraestructuras.

En cuanto a la adaptación de la normativa española a la normativa comunitaria, en 1987 entró


en vigor la Ley para la corrección de desequilibrios económicos interterritoriales. Esta nueva
normativa ponía orden en los instrumentos a disposición del gobierno en su acción territorial.
Puntos destacados de la misma son: la desaparición de numerosas figuras de actuación regio-
nal reduciéndolas a dos principales, las zonas de promoción económica (ZOPRE), y las zonas
industriales en declive (ZID). Así mismo, para la gestión de acciones regionales se crea una di-
rección general en el Ministerio de Economía y un Consejo Rector de incentivos regionales.
Además, las CCAA tienen un papel importante.

Por último, en 1989 el FEDER (Fondo para el Desarrollo Económico Regional), junto con los demás
fondos estructurales, son reformados por un nuevo reglamento marco de todos ellos, y nuevos
reglamentos para cada uno. Es de destacar, en cuanto al reglamento marco, la fijación de los
activos de actuación, que son:

 Fomentar el desarrollo y el ajuste estructural de las regiones menos desarrolladas.


 Reconvertir las regiones, regiones fronterizas o partes de regiones gravemente afectadas
por el declive industrial.
 Combatir el paro de larga duración.
 Facilitar la inserción profesional de los jóvenes.
 Reforma de la PAC (Política Agraria Común).

74
 Acelerar la adaptación de las estructuras agrarias.
 Fomentar el desarrollo de las zonas rurales.

75
...

76
ANEXO IV

EL SECTOR EXTERIOR DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

1. LA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS MERCADOS EXTERIORES

El principal mercado para las exportaciones españolas la constituye la CEE, pues ésta es el
“mercado natural” al que se dirigen principalmente las empresas españolas. Sin embargo, en
1996 las exportaciones españolas a países no comunitarios crecieron más, y ello se debió a la
ralentización de las principales economías europeas y a la depreciación de la peseta frente al
dólar, lo cual abarató el comercio con países terceros fuera de la CEE. A pesar de ello, hubo
algunos retrocesos en países como Japón o en la zona del Magreb.

2. LOS PROVEEDORES DE ESPAÑA

Desde hace años, la CEE es también nuestro principal suministrador. A nuestro ingreso, en 1986,
el volumen total de importaciones procedentes de la CEE representaba el 50,2% del total de
importaciones españolas. Sin embargo, en 1996 el crecimiento de nuestras importaciones se
había moderado. La razón habría que buscarla en la demanda interna, insuficiente para tirar
más de las compras del extranjero.

3. LA DISTRIBUCIÓN SECTORIAL DEL COMERCIO EXTERIOR ESPAÑOL

Las exportaciones españolas se concentran básicamente en los sectores de alimentación, au-


tomóvil, semimanufacturas y bienes de equipo. Sin embargo, mientras que las exportaciones
españolas a los países desarrollados son fundamentalmente de los sectores de alimentación y
automóviles, las que se dirigen a países en vías de desarrollo son de los sectores de bienes inten-
sivos en capital (bienes de equipo y semimanufacturas).

4. LA BALANZA DE PAGOS DE ESPAÑA (1996)

En la balanza de pagos por cuenta corriente el saldo de la sub-balanza de mercancías es casi


permanentemente negativo, compensándose en muchas ocasiones con el saldo positivo de la
partida referida al turismo en la sub-balanza de servicios. Debido a ello, la balanza por cuenta
corriente tiene un saldo positivo.

La cuenta de capital, que contiene las transferencias de capital, así como las enajenaciones de
activos inmateriales no producidos, es también positiva en el año que estamos considerando, a
causa de las transferencias de la CEE.

Finalmente, la balanza financiera, que refleja la financiación del exterior de la economía espa-
ñola o la financiación española exterior, se suele saldar con un signo negativo para España, lo
que significa que se produce una entrada de capitales que financian a la economía española.

77
...

78
ANEXO V

LA CRISIS DEL ESTADO DEL BIENESTAR

Introducción

La crisis económica de la primera mitad de la década de los 90 puso en tela de juicio la posibi-
lidad de mantener el Estado del Bienestar en toda Europa Occidental. Los problemas para su
mantenimiento eran, prácticamente, comunes para todos los Estados de la CEE, y las medidas
aplicadas, su reforma y reajuste, también. Posteriormente, cuando la economía salió de la crisis
en la segunda mitad de la década, la mayoría de los gobiernos europeos han seguido inten-
tando corregir los problemas estructurales y de financiación que han puesto en peligro los sis-
temas de protección social.

España, aún cuando llegó tarde al Estado del Bienestar, ha tenido que acometer una serie de
reformas semejantes a las de sus socios comunitarios con el fin de poder financiar un cierto nivel
de servicios sociales. De todas maneras, la solución a los problemas permanentes que presenta
la existencia del Estado del Bienestar no es probable que se produzca en un solo Estado de la
Unión, sino que será en una instancia Supranacional donde, con la colaboración de todos, se
pueda afrontar con éxito la cuestión.

1.EL ESTADO DEL BIENESTAR Y LA UNIÓN EUROPEA

El Estado del Bienestar supone la intervención de los poderes públicos en la vida económica y
social del país a fin de corregir las deficiencias de funcionamiento del mercado, desarrollando
una labor de redistribución de recursos y creando un sistema legal de protección del ciuda-
dano ante los graves problemas sociales que se originan en nuestras sociedades.

La necesidad de intervención del Estado es aceptada por la práctica totalidad de los agentes
sociales y políticos, ya sean liberales o socialdemócratas (Bismarck, informe Henry Beveridge).
Este relativo consenso puede deberse a las restricciones de tipo histórico y geográfico, que ha-
cen que el mercado en Europa sea un mal redistribuidor de la riqueza y que sus imperfecciones
hagan precisa la intervención correctora del Estado. Pero esto no ocurre en las sociedades
nuevas, donde se da una auténtica igualdad de oportunidades en los mercados.

Las cuestiones a resolver son cómo intervenir y cuánto. La respuesta a la primera pregunta ya la
ofrecía el Informe Beveridge, con un plan general de protección social en el que se contempla
la sanidad, el desempleo y las jubilaciones. Las relaciones entre los agentes sociales, unas veces
con acuerdos y otras con conflictos más o menos fuertes, han marcado los límites del cuánto se
debe intervenir.

El nivel de protección social actual en los países europeos es el fruto de luchas sociales y de la
negociación del movimiento sindical a lo largo del presente siglo y finales del pasado.

La mayoría de países europeos fueron disponiendo de una legislación social a medida que
avanzaba el siglo XX, acelerándose su implantación a partir de la II Guerra Mundial, tanto con
gobiernos de izquierdas como de derechas. La socialdemocracia europea, al acceder después
de la guerra a los gobiernos, emprendió la tarea de perfeccionar e incrementar la protección
de los trabajadores y dotar de un cuarto elemento al naciente Estado del Bienestar: la extensión
de la educación entre los ciudadanos como factor favorecedor de la igualdad de oportunida-
des.

79
La generalización de la Seguridad Social y de un determinado nivel de enseñanza gratuita y
obligatoria, así como el fomento y la subvención de la enseñanza superior, han hecho que Eu-
ropa tenga hoy una calidad de vida de las más altas del mundo y la más extendida al conjunto
de la sociedad. Esta circunstancia se ha dado, además de por la voluntad política y por la de-
manda de los ciudadanos, porque se ha dispuesto de recursos para financiar su coste gracias a
las altas tasas de crecimiento económico que ha tenido Europa en las décadas posteriores a la
II Guerra Mundial, lo que ha permitido a los gobiernos disponer de los necesarios recursos públi-
cos.

La primera década de los noventa fue un periodo de crisis económica para los países euro-
peos, y aunque no es la primera que se produce, sí tuvo unas características singulares, desta-
cando la aparición de voces entre los sectores más conservadores que cuestionaban el con-
senso sobre la existencia del Estado de Bienestar, quizás por no existir un contrapeso político
fuerte, como era el caso de la antigua URSS, que actuaba como moderadora del liberalismo
más radical.

La economía mundial está, en la actualidad, en un momento de cambio, con la aparición de


nuevos centros de desarrollo industrial en el Pacífico y con una enorme competitividad en el
campo de la alta tecnología. Por otro lado, la desaparición de las economías de planificación
centralizada ha incorporado a los mercados mundiales a un grupo de países que ofrecen unos
costes salariales muy bajos.

2.NUEVOS RETOS PARA EUROPA

El mantenimiento de los Estados del Bienestar sufre los efectos de esta crisis de las economías
europeas de los años 90, y los gobiernos deben revisar los objetivos actuales del sistema de pro-
tección social y reconsiderar seriamente su financiación.

La preocupación por salir de la crisis con el menor coste social posible es algo de lo que la UE
no es ajena, y por ello la Comisión presidida por Jacques Delors encargó la realización de estu-
dios al respecto. El informe conocido como Libro blanco de crecimiento, competitividad y em-
pleo se publicó en diciembre de 1993, y quiere ser un elemento de reflexión sobre las bases pa-
ra un desarrollo sostenido en las economías europeas a fin de hacer frente a la competencia
mundial. Ésta búsqueda de competitividad debe tener en cuenta que las sociedades europeas
no son las asiáticas, y por eso el preámbulo señala que el trabajo se ha de considerar como
factor de integración social e igualdad de oportunidades, teniendo en cuenta las exigencias de
la economía y la creación de empleo. Europa no puede renunciar a su tradición para orientali-
zarse.

El Libro blanco señala algunas orientaciones sobre como deben ser las economías europeas
del siglo XXI, si la UE quiere mantener su posición preeminente en el mundo:

 Aplicar una política de saneamiento económico enmarcada dentro de unas condiciones


de referencia para la convergencia, tanto económica como monetaria. Se destaca la
necesidad de reducir los déficits públicos, mantener unas políticas monetarias estables y
aplicar una política de rentas en todas sus categorías.

 Necesidad de que la UE mantenga su economía abierta a los mercados mundiales, y en


ese sentido se apoya en la transformación del GATT en una “Organización Multilateral de
Comercio”, convirtiéndose así en una institución internacional de pleno derecho que ga-
rantice, sin hegemonismos, los intercambios internacionales.

 Propugna una economía descentralizada, queriéndose significar que el mercado comuni-


tario debe liberar el dinamismo y la creatividad de los agentes económicos para ganar
competitividad. Para garantizar la descentralización, la Comisión señala que Europa de-

80
be dirigirse hacia una sociedad de la información, basada en las nuevas tecnologías in-
formáticas y audiovisuales.

 La economía del próximo siglo debe ser solidaria. En el plano comunitario, el Acta Única
llegó para reequilibrar el desarrollo del gran mercado mediante políticas comunes de
acompañamiento, en concepto de cohesión económica y social.

La solidaridad propuesta se centra en cuatro puntos:

1. Solidaridad entre los que tienen trabajo y los que no lo tienen. Los beneficios que se ga-
nen al incrementar la productividad se destinen a nuevas inversiones para crear empleo.
2. Solidaridad entre generaciones, luchando por mantener e incrementar en el futuro la
cantidad de trabajo que produce riqueza y financia los sistemas de protección social.
3. Solidaridad entre regiones ricas y regiones pobres por medio de políticas redistributivas.
4. Solidaridad para combatir la exclusión social. Política global de apoyo que vaya desde la
formación profesional a la vivienda, a fin de lograr la reinserción social.

En definitiva, la sociedad europea del futuro debe mantener unos mínimos de solidaridad que
actúen como contrapeso corrector de la necesaria búsqueda de una mayor competitividad
económica.

3. EL PROBLEMA DE LA FINANCIACIÓN

La financiación de estos servicios públicos de protección social precisa que la economía se


reactive, pero por sí sola ésta no sería la solución definitiva. La actual crisis ha hecho que los
gobiernos se replanteas que, de todas formas, se han de revisar los objetivos de los sistemas de
protección social y su financiación.

Los déficits públicos de los Doce son en la actualidad muy abultados y difíciles de contener,
agravando el problema de que una subida de los impuestos existentes debilitaría la recupera-
ción económica y dañaría la competitividad europea en los mercados mundiales. La Comisión
de la CEE sugiere trasladar parte de las cargas fiscales del trabajo a otros factores de la pro-
ducción o al consumo.

La resolución del problema financiero, verdadera espada de Damocles sobre los Estados del
Bienestar europeos, pasa por una reforma impositiva en profundidad. Impuestos nuevos o in-
crementados sobre la contaminación del medio ambiente, sobre el consumo de energía, sobre
las inversiones especulativas y el aumento de los tipos normales del IVA, podrían ser un com-
plemento de los sistemas fiscales actuales, aliviando los déficits presupuestarios europeos. Inclu-
so, si fuera posible, se podrían reducir las cotizaciones sociales que encarecen el factor trabajo
en la UE y dificultan la competencia con países que practican el “dumping” social.

4. INTEGRACIÓN Y ESTADO DEL BIENESTAR

La profundización del proceso de integración política y económica en Europa ofrecerá, tam-


bién, buenas posibilidades de mantenimiento de los Estados del Bienestar, en la medida en que
pueda llegarse a un consenso para trasladar a instancias comunitarias al menos una parte del
sistema de protección social, potenciando y dotando de los suficientes recursos presupuestarios
a una más completa política social común. Las dificultades, sin embargo, son muchas, como
muestra el rechazo de Inglaterra a la Carta Social europea.

81
La colaboración entre los Estados de la Unión y con las instituciones comunitarias es, probable-
mente, la forma menos costosa, en términos económicos y sociales, para afrontar la necesaria
reforma de los sistemas de protección social y de su financiación.

82
TEMA 5

EL SECTOR PRIMARIO Y LA AGRICULTURA ESPAÑOLA

1. INTRODUCCIÓN

Para muchos autores, la cuestión agraria ha constituido históricamente uno de los problemas
fundamentales de España. Al margen de consideraciones climáticas, fundamentales en el sec-
tor, la agricultura española se ha mantenido atrasada hasta décadas recientes, obstaculizando
el necesario proceso de modernización e industrialización de la economía nacional. Las expli-
caciones de este atraso son de diversa índole, y no solo de tipo económico. Tal vez el aspecto
que más destaca sobre los demás haya sido la preeminencia socioeconómica de la ganadería
lanar sobre las actividades agrícolas a partir del siglo XV: la famosa MESTA, que tuvo una impor-
tante influencia económica y política, y no solo determinó en sus rasgos generales la estructura
productiva y comercial del campo español, sino que terminó por construir el principal freno al
desarrollo de la agricultura y la economía, arrasando literalmente con los campos y cultivos del
país.

2. EL PROCESO DE MODERNIZACIÓN DE LA AGRICULTURA ESPAÑOLA

La agricultura española salió de la Guerra Civil en unas condiciones catastróficas. Las colectivi-
zaciones del periodo republicano fueron desmanteladas, y la oscuridad secular volvió a pre-
dominar en el país. En 1950 la sociedad española seguía siendo básicamente rural y desarticu-
lada a todos los niveles, y además la autarquía franquista impidió aprovechar las condiciones
internacionales de la posguerra.

Sin embargo, a partir de 1959, y sobre todo con los Planes de Desarrollo de la década de los 60,
la situación dará un vuelco importante, tanto a nivel general como en la agricultura en particu-
lar. La modernización tiene su gran exponente, en los incrementos de la productividad agrícola.
La PFA se había duplicado en el periodo 1964-1997.

Hay que destacar que dicho proceso de modernización ha tenido un carácter inducido, subor-
dinado a la dinámica de los demás procesos productivos, registrando transformaciones estruc-
turales pero casi siempre como resultado de factores exógenos insertos en una lógica más am-
plia, en la mayoría de los casos desvinculada o incluso contraria a las necesidades de la propia
agricultura. Esto no ha dejado de estar relacionado con la pérdida de peso relativo de la agri-
cultura respecto al conjunto de la actividad económica del país. Este proceso de desagricultu-
rización no es contradictorio con una mejora y modernización de la propia actividad agrícola.
Se observan cambios en:

 El número de personas ocupadas en el sector, que disminuye considerablemente en el


periodo 1964-97.
 La participación del sector en el PIB, también disminuye en dicho periodo.
 En el comercio exterior también se dan cambios significativos, ya que caen las exporta-
ciones de estos productos.
 Cambios en los patrones de consumo alimentario, confirmando la Ley de Engel, se reduce
la proporción del gasto en consumo de los españoles que se destina a la compra de ali-
mentos y productos agrarios.

Los factores exógenos que desencadenaron el proceso de modernización se encuentran:

83
1. El proceso de urbanización: la emigración del campo a la ciudad es el fenómeno que
explica la disminución progresiva del empleo agrario. Esto ha motivado alzas en los sala-
rios agrícolas, lo que conlleva una mayor capitalización y mecanización de las explota-
ciones, y por tanto, sumado a la disminución de la sobrepoblación agraria, uno de los in-
crementos de la productividad agraria más importantes de Europa. Esta disminución de la
población ocupada en el sector alcanzó en el caso español un ritmo vertiginoso. Debe-
mos tener presente que esta rápida modernización, reflejada en los crecientes niveles de
capitalización, no fue una opción ni elegida ni planificada, y por tanto las problemáticas
microeconómicas quedaron soslayadas. Por otro lado, se producto un cambio en los pa-
trones de consumo alimentario a causa de los aumentos en los niveles de renta media de
los españoles.

2. El proceso de industrialización: se produce el mayor encadenamiento productivo de la


agricultura en paralelo a otro tipo de ramas industriales (abonos químicos y fertilizantes,
semillas seleccionadas, maquinaria agrícola...). Esta integración entre la agricultura y la
industria no es más que una subordinación de la primera a la segunda, implicando un
desplazamientos de cuotas de valor añadido en la producción de alimentos hacia las in-
dustrias transformadoras y hacia las actividades de distribución. Adicionalmente, ello ha
tenido como consecuencia el deterioro de la relación de intercambio de los precios
agrarios y la capacidad adquisitiva de las rentas de los agricultores.

La traducción microeconómica de los cambios ha consistido en el desajuste estructural entre


los rápidos cambios en la demanda alimentaria y la rigidez de la oferta agrícola, lo cual ha te-
nido graves implicaciones en la evolución interna y externa del sector. Por el lado de la oferta,
debido a una política agraria que seguía subvencionando los cultivos tradicionales los cambios
se desarrollaron con mayor lentitud. Las subvenciones influyeron más que la evolución de los
precios agrícolas en la toma de decisiones productivas por parte de los agricultores, lo cual dio
lugar a una situación paradójica donde los excedentes de trigo se combinaban con masivas
importaciones de cereales destinados a la elaboración de piensos. Por ello, entre 1964-85, la
balanza comercial agraria ofrece un saldo negativo, que se vuelve a equilibrar a partir de la
adhesión.

Otra cuestión paradójica en el proceso de modernización es que, a pesar de haberse produci-


do un descenso considerable del empleo agrario y del número de empresas agrarias con tie-
rras, persiste el reducido tamaño de las explotaciones agrícolas. Este segundo desajuste estruc-
tural, que se combina con una gran concentración de la propiedad, pone en evidencia la falta
de resolución de uno de los problemas históricos más importantes del campo español: una
agricultura dual sustentada alternativamente en estructuras de propiedad latifundistas y mini-
fundistas, con todos los problemas de índole socioeconómica que ello implica. Un problema
que se agrava por un lado, por la persistencia de una correlación negativa entre la concentra-
ción en la propiedad de las tierras y el uso intensivo de las mismas, y, por otro lado, por la disper-
sión de las parcelas en el espacio rural. El problema se ha prolongado hasta nuestros días por
las rigideces en el mercado de compra y venta de tierras, y por los propias reformas de la PAC,
que, al desvincular las ayudas de la producción, no estimulan la productividad de los latifundios
y favorecen el mantenimiento de las pequeñas explotaciones.

En definitiva, podemos hablar de dos realidades en el contexto de la agricultura: el de las


grandes cifras y el de la realidad socioeconómica de cada una de sus explotaciones. Por eso
nos referimos aquí a una modernización superficial, que no se tradujo en una verdadera mo-
dernización de la gestión de sus explotaciones y una verdadera profesionalización de las mis-
mas.

3. LA AGRICULTURA ESPAÑOLA TRAS LA ADHESIÓN A LA CEE

84
En el contexto europeo se evidenciaba una clara diferenciación entre las agriculturas del norte
y del sur. En términos de eficiencia, todas las regiones españolas estaban por debajo de los
niveles medios comunitarios. En cuanto a los niveles de productividad aparente, solo Cataluña
y Navarra estaban por encima de la media.

En este marco, la adhesión a la CEE fue especialmente difícil en el capítulo agrícola. En este
periodo la CEE se encontraba inmersa en las discusiones sobre la reforma de la PAC, y por otro
lado el ciclo de expansión presupuestaria en materia agrícola se había terminado.

El objetivo comunitario en la negociación era plantear una adhesión por etapas. La negativa
española, que se apoyaba en el carácter de las negociaciones de adhesiones anteriores, llevó
a la adopción de una solución de compromiso: aplicación de una transición clásica para la
mayor parte de las ramas y transiciones específicas más prolongadas para las frutas, las hortali-
zas y las materias grasas vegetales.

La adhesión a la CEE implicó un cambio radical de la política agraria española, especialmente


en las áreas más sensibles relacionadas con la regulación de precios y de mercados. Los cam-
bios producidos entre 1986-92 han ahondado las diferencias entre las distintas agriculturas re-
gionales, algo totalmente previsible, dado que la agricultura atlántica y continental se habían
desarrollado en el contexto de un mercado español muy proteccionista.

Al tratar la evolución del sector tras la adhesión, se pueden distinguir varios periodos:

 De 1986 a 1988 se confirmaron las buenas expectativas, pues nuestra agricultura se bene-
fició de los mecanismos de garantía de la PAC. Aumentó la inversión y también el grado
de endeudamiento.
 A partir de 1988 empieza a desvanecerse la euforia. Por ejemplo, el sector lácteo entró en
una grave crisis al relajarse los mecanismos de control de las importaciones y al continuar
aumentando la producción nacional no competitiva, lo cual llevó al hundimiento de los
precios. En la agricultura continental empezaron a manifestarse los efectos derivados de
las restricciones y el endurecimiento del régimen de intervención, así como la congela-
ción de los precios institucionales. Las recurrentes sequías después de 1990 aún complica-
ron más la situación.

4. LA REFORMA DE LA PAC Y SUS REPERCUSIONES EN EL SECTOR AGRARIO ESPAÑOL

La reforma de la PAC se inicia en 1992 con la Reforma de MacSharry. Diversos son los problemas
que afectaban a la PAC y que justificaban su puesta en cuestión, entre los más importantes se
encuentran:

 La pesada carga financiera que suponían los recursos del FEOGA-Garantía.


 El desequilibrio existente entre los fondos destinados al FEOGA-Garantía y el FEOGA-
Orientación, que en última instancia reflejaba un desajuste estructural entre los recursos
destinados a la regulación de precios y de los mercados, y, por otro, los destinados a las
necesarias reformas estructurales que cubre el FEOGA-Orientación, que son los que pue-
den permitir una mejora de los niveles de eficiencia y competitividad de nuestras explo-
taciones agrícolas.
 Estas partidas del FEOGA-Garantía constituyen un serio obstáculo y un verdadero coste
de oportunidad al desarrollo de otros instrumentos de la política comunitaria, como son
las políticas de I+D y las relacionadas con la promoción de nuevas infraestructuras. Seguir
subvencionando al sector, además, no contribuye a que Éste se haga competitivo en el
actual contexto internacional de liberalización de los intercambios agrícolas.

85
La respuesta de porqué se llegó a este desequilibrio presupuestario habría que buscarla en los
crecientes desajustes existentes en una demanda estancada, afectada por la reducida elasti-
cidad-renta de la demanda de productos alimenticios en los países desarrollados.

La Reforma MacSharry se articuló en torno a dos ejes:

1. Una gradual sustitución de la protección vía precios por ayudas directas a la renta, que
en la práctica se ha convertido en un sistema de ayudas compensatorio por el descenso
de los precios vinculado indirectamente a la producción a través de la superficie y el
censo ganadero.

2. Una política de desarrollo rural integrado como eje vertebrador de la dimensión socioes-
tructural de la PAC, que pretende el establecimiento de fondos públicos para el mante-
nimiento de servicios medioambientales por parte de la población rural y la promoción
de una diversificación productiva en actividades como el turismo rural, la artesanía...

Aún con las expectativas que generó dicha reforma, las cosas han cambiado muy poco. El
sistema de ayudas directas ha reproducido la situación anterior, y el grueso del gasto agrícola
se ha concentrado en la sección Garantía, que, al poseer en su instrumentación una relación
directa con la producción y la productividad, continúa reproduciendo las dinámicas perversas
del pasado.

Además, hay que tener en cuenta que la Reforma ha afectado especialmente a los productos
continentales y no a los mediterráneos, lo cual ha agudizado la asimetría entre ambas agricul-
turas.

Por todo ello, la Reforma de la PAC está teniendo un impacto negativo en la necesaria reestruc-
turación de nuestra agricultura, en particular en la extensiva continental. Este sistema de ayu-
das beneficia y consolida la existencia de una agricultura no profesional, mientras que las ayu-
das funcionan como una especie de subsidio al subempleo agrario para pequeños agricultores
a tiempo parcial o jubilados, similar al PER en Andalucía y Extremadura.

5. LA UEM Y EL FUTURO DEL SECTOR AGRARIO ESPAÑOL

La introducción de la moneda única comporta sensibles modificaciones en los diferentes secto-


res productivos, y, por supuesto, también en la agricultura. Los efectos reseñables podríamos
dividirlos en directos e indirectos, y entre los efectos directos sobre la agricultura señalamos:

 Repercusiones sobre los intercambios agrícolas entre España y la UEM. Con la introduc-
ción del Euro no se podrá recurrir al tipo de cambio para mejorar la competitividad de
nuestros productos.
 La abolición del régimen agromonetario. Dicha abolición implicará la imposibilidad de in-
crementar, gracias a las fluctuaciones monetarias, la cuantía de ayudas en pesetas, y por
tanto elevar de esta manera las rentas agrarias.
 Repercusiones en la competitividad de nuestros mercados agrarios por la entrada en vi-
gor de la UEM y los paulatinos esfuerzos de liberalización del comercio agrario mundial,
que conduce a la aparición de excedentes agrarios no exportables.

En cuanto a los efectos indirectos sobre la agricultura destacan:

 El control de las finanzas públicas por parte de los Estados Europeos, el cual puede tener
serias implicaciones en la financiación de programas nacionales de ayuda al sector agra-

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rio (mantenimiento de subsidios agrarios, financiación de regadíos…).
 La puesta en cuestión del tratamiento privilegiado que la PAC tiene en el presupuesto
comunitario, debido al objetivo de la cohesión económica y social. En este término, la
PAC debería funcionar más en términos de territorio y no hacerlo en los de producción
agraria, haciendo hincapié en factores estructurales de carácter integrado y medioam-
biental.
 La necesidad de la utilización más en profundidad del principio de subsidiariedad apro-
bado en Maastricht.

87
...

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ÍNDICE

ESTRUCTURA ECONÓMICA MUNDIAL

1. El comercio mundial 1

2. La integración económica 7

3. Los mercados internacionales de capitales 13

4. La tecnología 21

5. Los niveles de desarrollo 25

6. La volatilidad cambiaria 33

7. Las tendencias demográficas 41

8. Los recursos energéticos 45

ESTRUCTURA ECONÓMICA DE ESPAÑA

1. Del crecimiento al desarrollo: 1939-1970 51

2. La crisis del petróleo en España: 1970-1982 55

3. La década del crecimiento renovado: 1982-1990 59

4. España en la comunidad europea: 1986-1996 61

A-I. La estructura económica de España 65

A-II. La incorporación de España a la CEE 67

A-III. La política regional española en el Estado de Autonomías 71

A-IV. El sector exterior de la economía española 77

A-V. La crisis del Estado del Bienestar 79

5. El sector primario y la agricultura española 83

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