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EL MERCADO DEL DINERO

EL MODELO DE LA OFERTA Y DEMANDA AGREGADA


CASO CLÁSICO Y KEYNESIANO
El modelo de oferta y demanda agregadas es un instrumento que permite analizar las
fluctuaciones de la economía en el corto plazo (producción y precios). Esta herramienta
permite conocer por qué la economía pasa por fases recesivas y expansivas en torno a una
tendencia de crecimiento en el largo plazo. También permite analizar los efectos de las
posibles intervenciones en materia de política macroeconómica.
Demanda agregada

El primero de los componentes del modelo, la curva de demanda agregada (DA), representa
combinaciones de niveles de precios y de producción para los que se cumple que los
mercados de bienes y de activos se encuentran de modo simultáneo en el equilibrio. La
representación gráfica de la curva presenta una pendiente negativa, que viene explicada por
la relación inversa o negativa existente entre precios y demanda agregada (figura 6.1).

La posición estará condicionada por la relación existente entre la demanda agregada (Y) y
otras variables explicativas de la demanda agregada que no sean el precio (P). Por ejemplo,
cambios en las expectativas sobre la economía que influyan sobre las decisiones en el
consumo y la inversión; cambios en la política monetaria; cambios en la política fiscal o

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cambios en el crecimiento económico de países del entorno que afecten a las exportaciones
netas del país.

A partir de esta función de demanda agregada, se analiza la efectividad de las políticas


monetaria y fiscal bajo distintos supuestos de comportamiento de la oferta agregada.
Supuestos clásicos de la oferta

Los supuestos de la economía clásica son los siguientes:

 Los mercados de bienes, servicios y factores productivos son perfectamente


competitivos, existiendo plena flexibilidad de precios y salarios.
 Los rendimientos marginales son decrecientes. A medida que aumenta el número de
trabajadores disminuye la productividad marginal del trabajo.
 Los salarios se igualan al valor del producto marginal. Como los rendimientos
marginales son decrecientes, al aumentar la contratación el empresario reduce el
salario real, reduciendo el salario nominal o subiendo el precio de venta de los
bienes.
Oferta agregada

A partir de estos supuestos, se podría deducir la curva de oferta agregada en el caso clásico.
La producción nacional viene determinada por la cantidad de trabajo. El equilibrio en el
mercado de trabajo es determinante del número de trabajadores y, consecuentemente, de la
producción nacional. La oferta agregada (OA) es perfectamente inelástica (figura 6.2). En
el modelo clásico, la economía se encuentra siempre en el nivel de pleno empleo, dado que
los salarios y los precios, al ser plenamente flexibles, se ajustan en todo momento a la renta
de equilibrio, Y p.

Para analizar la efectividad de la política monetaria en el caso clásico se parte de una


situación de equilibrio en los mercados de bienes, activos financieros y factores.
Suponemos entonces que se produce un aumento en la oferta monetaria (figura 6.3):

1. Un aumento de la oferta monetaria por parte del Banco Central aumenta los saldos
reales en la economía, lo que conduce a una reducción en los tipos de interés (figura
6.3.a).
2. Los menores tipos de interés animan a la inversión empresarial, de modo que en el
modelo IS-LM la curva LM se desplaza a la derecha y abajo (figura 6.3.b), y en el
modelo de oferta y demanda agregada la curva de demanda agregada se desplaza a
la derecha y arriba (figura 6.3.c).
3. Para aumentar la producción, las empresas tendrán que contratar a más trabajadores
(figura 6.3.d). Como el producto marginal por trabajador es decreciente, para
maximizar el beneficio la empresa tendrá que subir los precios de venta, con lo que
habría una reducción de los salarios reales para unos mismos salarios monetarios (
W 0 / P1). Pero esta posibilidad no va a ser posible en el modelo clásico: los

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trabajadores no estarán dispuestos a ofrecer más trabajo a un salario real inferior,
por lo que demandarán salarios nominales mayores. Supuesta la flexibilidad de los
salarios, se llegará a una situación final en la que los trabajadores habrán logrado
compensar la subida de precios con una subida de salarios nominales, manteniendo
constante el poder adquisitivo (W 1/ P1).
4. Al producirse una elevación en los precios, los saldos reales disminuyen, de modo
que en el mercado monetario habría que reflejar un retorno de la oferta monetaria a
la situación inicial (figura 6.3.a). La mayor oferta monetaria expresada en términos
nominales queda compensada por unos mayores precios ( M 1/ P1). Por su parte, el
modelo IS-LM reflejaría un desplazamiento de la curva LM, pero esta vez hacia
arriba y a la izquierda, que volvería a situarse en la situación inicial (figura 6.3.b).
Finalmente, en el modelo de oferta y demanda agregada tendríamos que la
producción no ha llegado a aumentar, ya que la compensación entre subidas de
precios y salarios hace que el salario real no varíe, con lo que el mercado de trabajo
dará empleo a un mismo número de personas, que a su vez mantiene un mismo
nivel de producción.

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En el modelo clásico se dice que el dinero es neutral, ya que variaciones en la cantidad de
dinero en circulación no producen efectos sobre las variables reales de la economía,
producción y empleo, afectando tan sólo a las variables monetarias de la economía: precios
y salarios nominales.

La implicación positiva del modelo es que una política monetaria contractiva puede
contribuir a controlar la inflación. Para demostrarlo bastaría con hacer una reflexión, en
términos del modelo descrito, sobre lo que ocurriría al contraer la oferta monetaria.

En caso de considerar la aplicación de una política fiscal expansiva, la existencia de un


efecto expulsión explica la inefectividad de la política fiscal.

En esta ocasión, a partir de la misma situación de equilibrio planteada en el caso anterior,


suponemos que se decide aplicar un impulso a la economía mediante un aumento en el
gasto público (figura 6.4).

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El aumento de los gastos públicos se traduce en un desplazamiento a la derecha de la curva
IS en el modelo IS-LM (figura 6.4.b), y en un desplazamiento a la derecha de la curva DA
en el modelo de oferta y demanda agregada (figura 6.4.c). En definitiva, el aumento en el
gasto público se deja sentir de inmediato sobre la demanda agregada.

Como consecuencia del aumento en la demanda agregada, habrá una mayor demanda de
dinero por el motivo de las transacciones, lo que provocará una presión al alza en los tipos
de interés tendente a equilibrar el mercado monetario (figura 6.4.a). Esta subida de tipos de
interés provocará en el modelo clásico una disminución en la inversión privada (hasta este
momento consideramos que la expansión fiscal es superior a la reducción en la inversión
privada, de modo que las curvas IS y DA siguen desplazadas a la derecha).

Para atender la mayor demanda agregada, los empresarios demandan más mano de obra
(figura 6.4.d). Como el factor trabajo presenta una productividad marginal decreciente, los
empresarios, en su afán de maximizar beneficios, elevarán los precios de venta de los
bienes. La reacción de los trabajadores no se hará esperar, y demandarán aumentos
salariales para mantener constante su poder adquisitivo. En consecuencia, los salarios reales
vuelven a los niveles iniciales.

El aumento de precios implica, a su vez, una disminución de los saldos reales en la


economía (figura 6.4.a) y, en consecuencia, un incremento adicional en los tipos de interés
y una contracción más acusada de la inversión privada, hasta el punto de que la producción
nacional vuelve al nivel inicial (figuras 6.4.b y 6.4.c) (la curva LM se desplaza hacia arriba
y en el modelo de oferta y demanda agregada se vuelve a la producción de equilibrio, con
un nivel de precios mayor).

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Se comprueba entonces que entre la situación de equilibrio final y la inicial la producción y
el empleo no varían, mientras que los niveles de precios y los intereses nominales son
mayores. No obstante, cabe precisar que, si bien la producción potencial o de pleno empleo
no varía, sí se produce una alteración en su composición: aumenta el gasto público como
consecuencia de la expansión fiscal que se produce en un primer momento y se reduce la
inversión privada como consecuencia del aumento que experimentan los tipos de interés. Se
produce, por tanto, un efecto expulsión, desplazamiento o crowding-out, que en el modelo
clásico es total.
MODELO KEYNESIANO

Consideramos ahora la efectividad de las políticas monetaria y fiscal bajo los supuestos
keynesianos de la oferta agregada. Son hipótesis del modelo keynesiano sobre el
funcionamiento de la economía:

 Los mercados no son perfectamente competitivos. Los precios no son plenamente


flexibles y los empresarios fijan precios por encima de los costes medios.
 En el mercado de trabajo hay desempleados que estarán dispuestos a trabajar para
cualquier nivel salarial.
 La productividad del trabajo es constante para cualquier nivel de producción en el
corto plazo.

En el caso keynesiano, la curva de oferta agregada tiene dos tramos (figura 6.5). Un primer
tramo perfectamente elástico: por debajo del pleno empleo, como la productividad marginal
de trabajo es constante, los costes laborales y los precios serán constantes para cualquier
nivel de contratación y producción en la empresa. Un segundo tramo perfectamente
inelástico: cuando se alcanza el pleno empleo, la curva de oferta agregada es perfectamente
inelástica. En el corto plazo no es posible aumentar la producción por encima de ese nivel,
dado que todos los recursos productivos están empleados.

Se analiza ahora la eficacia de la política monetaria en el modelo keynesiano. Para el


análisis que se hace a continuación, se parte del supuesto de que en la situación de
equilibrio inicial la economía se encuentra por debajo del nivel de pleno empleo. La opción
de política económica considerada es que aumenta la oferta monetaria (figura 6.6):

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Se analiza a continuación la eficacia de la política fiscal en el caso keynesiano. Para
analizar la eficacia de la política fiscal, se parte igualmente de una situación de equilibrio
en la que existe desempleo. En este caso suponemos que se decide una expansión del gasto
público (figura 6.7):

1. El primer efecto sobre la economía como consecuencia del mayor gasto público es
una expansión de la producción orientado a satisfacer la mayor demanda. En
términos del modelo IS-LM, la curva IS se desplaza hacia la derecha y arriba (figura
6.7.b).
2. De modo simultáneo, el crecimiento de la renta provoca en el mercado monetario un
aumento de la demanda de saldos por motivos de transacción y de precaución, lo
que implicará un aumento de los tipos de interés, suponiendo que la oferta
monetaria permanece inalterada (figura 6.7.a). Habría que considerar entonces que
el efecto expansivo inicial debido al mayor gasto público se encontrará compensado
por el efecto negativo del aumento de los tipos de interés sobre los planes de
consumidores e inversores, si bien no parece razonable esperar una compensación
total del impacto expansivo inicial.
3. El efecto expansivo en términos del modelo de oferta y demanda agregada (figura
6.7.c) se refleja por un desplazamiento de DA hacia la derecha. La producción
responde al mayor nivel de gasto público sin elevar precios, mientras que no se
alcance el pleno empleo.

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4. En el mercado de trabajo disminuye el desempleo, ya que para aumentar la
producción hay que hacer nuevas contrataciones (figura 6.7.d).

La diferencia de este caso con el anterior es que con la expansión fiscal se produce un
aumento en los tipos de interés, lo que llevará asociado un cierto efecto expulsión (menor
inversión privada).

Finalmente, se hace una interpretación del modelo de oferta y demanda agregada, a partir
de la concepción keynesiana de salarios rígidos a la baja, para analizar la efectividad de las
políticas monetaria y fiscal. Un modelo de estas características permite explicar la
existencia de elevados niveles de desempleo en el modelo clásico. Habría que considerar
ahora las siguientes hipótesis:

 El supuesto básico es que los salarios nominales son completamente rígidos a la


baja en el corto plazo, pero plenamente flexibles al alza.
 El concepto de equilibrio en los mercados, como ocurría en el modelo keynesiano
anterior, es menos exigente que el del modelo clásico. El equilibrio no requiere que

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todos los agentes se sitúen en sus curvas de oferta y demanda, sino que se define
como una situación que no tiende a modificarse por sí sola, y que puede ser
compatible con una situación de desempleo involuntario.

A partir de estos supuestos, el siguiente paso sería deducir la curva de oferta agregada en el
modelo keynesiano de salarios rígidos a la baja. En este caso, la curva de oferta agregada
también tiene dos tramos (figura 6.8). Un primer tramo creciente: para niveles de precios
inferiores a P0, en el que se presenta la rigidez a la baja del salario nominal, y cuya posición
depende del nivel al que el salario monetario se hace rígido. Un segundo tramo
perfectamente inelástico: para niveles de precios superiores a P0, e idéntico al del modelo
clásico.

Para derivar la forma de la función de oferta agregada es preciso analizar el mercado de


trabajo (figura 6.9). Para un nivel de precios P0, al salario nominal W 0 en el mercado de
trabajo la oferta y la demanda coinciden, obteniéndose un nivel de renta Y p, y situándose la
economía en el punto E0 .

Supongamos que ese salario nominal, W 0 , es el nivel al que el salario monetario se hace
rígido a la baja.

Si el nivel de precios de la economía aumenta hasta P1, para el salario nominal W 0 el


salario real se habrá reducido. Por tanto, las empresas aumentan su demanda de trabajo y
los trabajadores reducirán su oferta; el equilibrio se alcanzará en el punto E1, siendo el
resultado un aumento del salario nominal en la misma cuantía que los precios,
manteniéndose constante el salario real. Así, los niveles de empleo y producción no se
modifican respecto a la situación inicial. En la figura 6.8 la economía se encuentra en el
tramo de oferta clásico.

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Si el nivel de precios de la economía disminuye hasta P2, para el salario nominal W 0 el
salario real habrá aumentado. Por tanto, las empresas reducen su demanda de trabajo y los
trabajadores aumentarán su oferta; pero el equilibrio no se alcanzará en el punto en que se
igualan la oferta y la demanda de trabajo, puesto que los salarios nominales son rígidos a la
baja, sino en el punto E2. En ese punto, el nivel de empleo vendrá determinado por la
demanda de trabajo de las empresas, apareciendo desempleo involuntario y reduciéndose la
producción. En la figura 6.8 la economía se encuentra en el tramo de oferta creciente.

En este modelo, las políticas de demanda expansivas —monetarias y fiscales— son


eficaces instrumentos de estabilización, permitiendo reducir el desempleo involuntario, es
decir, cuando la economía se sitúa en el tramo creciente de la curva de oferta agregada.

Sin embargo, si la economía se encuentra en una situación de pleno empleo, las políticas de
demanda expansivas son inefectivas. La economía estaría situada en el tramo rígido de la
oferta agregada, y los efectos de estas políticas serían idénticos a los del modelo clásico.

Por lo que respecta a las políticas de demanda contractivas —monetarias y fiscales—, si la


economía se encuentra en una situación de desempleo involuntario tenderán a deprimir más
la actividad económica y a incrementar el nivel de desempleo. Sin embargo, si la economía
se encuentra en una situación de pleno empleo, las políticas de demanda contractivas sólo
crearán desempleo y reducirán la actividad económica si son lo suficientemente intensas
como para causar reducciones del salario nominal por debajo del nivel en que éste es rígido
a la baja.

Macroeconomía cuestiones y ejercicios (p. 300-312)

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