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La pandemia del COVID-19 es uno de los desafíos más serios que ha enfrentado la

humanidad en tiempos recientes. Todavía se desconoce lo que podrá ser su costo total
en vidas humanas. De manera simultánea a la pérdida de vidas y a la profunda crisis de
salud, el mundo está siendo testigo de un colapso económico que impactará de manera
severa el bienestar de grandes segmentos de la población durante los próximos años.
Hasta el momento, la imposibilidad de utilizar el aislamiento selectivo con las personas
y grupos contagiados ha llevado a la aplicación de medidas de distanciamiento social
que están imponiendo un costo económico y social excesivamente desproporcionado en
todo el mundo. La combinación de políticas como el distanciamiento social, el
confinamiento y las cuarentenas implica una reducción, cuando no una parada total, de
las actividades de producción y consumo por un periodo de tiempo incierto, que
desploma los mercados y puede llevar al cierre de empresas

Ante esta situación, las empresas deben responder y acelerar sus planes de
contingencia, pensando que las acciones y decisiones que se tomen hoy, pueden cambiar
definitivamente el curso del negocio. Ante una emergencia global, que genera tal
volatilidad e incertidumbre en los mercados, es importante que los negocios sean
proactivos en evaluar sus capacidades de hacer frente a la disrupción desde un punto de
vista operativo y financiero para así logar mantenerse a flote mientras pasa lo peor. Los
principales desafíos que están enfrentando las compañías, los cuales están causando la
mayor disrupción, incluyen: equipos de trabajo en cuarentena, fallas en las cadenas de
suministro, inventarios perdidos/agotados y caídas repentinas en la demanda de
productos y servicios. Las condiciones comerciales de algunas empresas están
presentando retos, por lo tanto, es importante anticipar que esta situación podría poner
una presión inesperada en el capital de trabajo y en la liquidez del negocio. Por lo
anterior, las decisiones y medidas aplicadas para contener la crisis pueden impactar
positiva o negativamente tanto en este periodo de contracción como en la posterior fase
de recuperación y crecimiento.

La industria comienza la cuarentena con un precario flujo de caja producto de que,


en promedio, apenas emplea una cuarta parte de la capacidad instalada. Al mismo
tiempo, los comercios han sufrido una severa caída en las ventas una vez que la
hiperinflación pulverizó la capacidad de compra del salario. En este orden de ideas,
observando el impacto tan radical que ha causado la cuarentena el sector empresarial, a
través de los diferentes medios de comunicación se ha podido observar la solicitud que
hacen al ejecutivo nacional gremios empresariales para el levantamiento de la
cuarentena, o por lo menos se permita retomar las labores a muchas empresas que no
pertenecen a los sectores esenciales, por cuanto las mismas han tenido que seguir
cumpliendo sus compromisos laborales con respecto al pago de sus nóminas, lo que
genera un egreso significativo sin tener un ingreso que sustente o lo pueda respaldar,
aunado a la inclemente inflación que sufre Venezuela, causando preocupaciones en
dichos empresarios que temen llegar a la conclusión más triste, la cual sería el cierre de
dichas empresas por no tener el capital con que operar, esto significaría la culminación
de largos años de trabajo, la culminación de metas y sueños, el incremento del
desempleo y por consiguiente la pobreza, la cual se estima que su crecimiento rondara
en un 40% en América Latina.

Por otro lado, las empresas activas en sus labores, pero con el personal mínimo
indispensable, a pesar de seguir laborando, también han sufrido por causa de la
pandemia, pandemia que las ha llevado a tomar nuevas medidas, a tomar decisiones a
fin de crear estrategias que le permitan mantenerse y avanzar en medio de esta crisis;
todo esto con el fin de adaptarse a las nuevas necesidades y mantenerse a flote. En este
aspecto no hay lugar a dudas que la continuación de la cuarentena perjudicara cada días
más al sector empresarial con sus labores pausadas, el aislamiento social, si bien
necesario para combatir la pandemia, profundiza la depresión de la economía con
empresas apagadas por completo, actualmente los días son más preocupantes a medidas
que los casos van en aumento, en 15 días han surgido el 50% de los casos positivos en
el país, lo que predice la continuación de las restricciones laborales y por consiguiente
el descenso económico.

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