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| verdad el pecado, sin desespe. - Caminar a la luz del amor bien es posible reconocer con humildad y raci6n y sin presuncién. HILS.4, Principios reflexivos para la solucion de casos dificiles La reflexion moral de tipo manualista ha desarrollado, en el curso de la instrumentos hermenéuticos para poder ayu- la conciencia, y superar el hiato que separa la dad abstracta de la norma y la singularidad concreta de la a \ de criterios que intervienen para facilita cién de la ley, sobre todo donde surgen dudas y dificultades interpretativas 5 conflictos entre normas. Muchas de estas solu- las por el planteamiento extrinsecista de una ética de tercera persona, que no llega a entender el objeto intencional del acto; por eso, estas reglas aparecen como modos insuficientes para bus- car aleanzar la clarificacién que de un modo mas elegante y coherente rea- liza la ética de primera persona, Sin embargo, aun en los limites de una po- sicién insuficiente, estos criterios pueden ser todavia utiles como ‘on del juicio prudencial personal. su larga historia, una serie de dar al juicio concretisimo de univers: Se trata de principios o, eventualmente, aparente ciones estan gravemente limitad verificacion y confirma 111.5.4.1, Utilidad y limites de la casuistica La metodologia puesta a punto en tal sentido se la conoce como «casuis- radigmas de aplicacién de la ley en casos tipicos, mediante tica» y ofrece par | acumulada en casos andlogos*. S una induccién de la experiencia mora trata, entonces, de una reflexion inductiva que compara 1 imilares y que, mediante la analogia, verifica la s. Por un lado, asi se . Se s soluciones que se dan en circunstancias s coherencia y los criterios de aplicacion de los principio: esclarece el significado real de los principios y de las normas, por otro, ayuda a comprender las modalidades de su adecuada aplicacion a lo con- creto. Sin embargo, el «caso» inevitablemente si endo todavia una ge- neralizacion impersonal, que no llega a captar suficientemente la singulari- dad de la situacién, en sus aspectos de irreducible contingencia y particularidad, Por esto la casufstica, aunque ilumina y facilita la funcion aplicativa de la conciencia, al final no puede eximir de la responsabilidad de un juicio personal, que solo garantiza la prudencia en su verdad practica™. cue © Chr. K. DEMMER, «Erwiigungen tiber den Segen der Kasuistik», en Gregorianum 63 (1982) 133-140. fr aunque con algunas ambigUedades, debidas a su concepcién «preceptivistica» de la ley natural y ala consiguiente contraposicién con la prudencia, es wil la Tectura de: D. M. NELSON, The Priority of ‘Prudence. Virtue and Natural Law in Thomas Aquinas and the Implica- sete for Mode Ethics, The Pennsylvania State University Press, University Park PE 1992. La conciencia moral del cristiano y su formacién en la Iglesia 847 El riesgo de la casuistica es el llegar a ser una teorfa hipécrita de Jas excepciones, que con sus infinitas distinciones y sutilezas aplicati yas hace vana la universalidad de la norma moral y oscurece la verdad de los principios, y ofrece a la conciencia no una ayuda, sino solo coar- tadas*’. Por esto, se dice que la casufstica solo puede evitar los abusos si acepta la hermenéutica finalmente decisiva que proviene de una ética de la virtud, que se situa en la perspectiva del sujeto agente, para Imite la existencia de captar el objeto del acto humano y, entonces, sormas morales absolutas acerca de las acciones intrinsecamente ma- Jas por su objeto. Ademas, la casutstica cumple su papel solo si se pone al servicio de Ja prudencia, a la que no puede y no debe paralizar 0 reemplazar. «La uistica de la accion a realizar conduciria a un rigorismo intolerable si, dejando de distinguir entre preceptos y consejos, olvidase indicar los limites inferiores del amor de Dios y del projimo constituidos por los mandamientos»*®, Por otro lado, la prudencia no puede prescindir de una Ifnea de conducta trazada a nivel de las leyes universalmente vali- das a la que se le ayuda potentemente en su ejercicio mediante una re- flexién orgdnica y sistematica sobre la experiencia de la solucion de ca- sos andlogos. La prudencia cristiana, que se deja informar por la caridad, se completa ademés por el don del consejo, que predispone la razon a ser regulada y movida directamente por el Espiritu Santo, en el discerni- miento del bien sobre las cosas singulares y contingentes (111.3.1.3.2.)87. Pero esta disponibilidad al Espiritu no es una negacion del nivel racional y humano de la prudencia o de la reflexion casuis- tica, sino mas bien una ayuda y un perfeccionamiento, que respeta la juz natural, la asume y la orienta a su verdadero objetivo, en la pers- pectiva sobrenatural. ala casuistica de: B. PAscaL, Les provinciales; ou: Les lettres écrites jesuites, Editions Garnier 8 Bs esta la or par Louis de Montalte @ un provincial de ses amis et aux RR. PP f Paris 1965, Es conocida su caustica acusacion a los jestiitas: «Ecce Patres qt tollunt peccata mundi!». Sin tuo, el abuso no quita el uso.,. En este sentido se expresan en Helena dle la casuisticas A. R_JONSEN-St. TOULAMN, The Abuse of Casuistry, cit., que sostic- nen que ciertamente la casuistica erraba muchas veces, pero en la direccton justa ¥ que No cra certa la direceion de Pascal, Se puede notar una cierta revaloraci6n de la casutstica, no ausente de ambigiiedad, también teologia moral catolica norteamericana: J. F. KEENAN-TH. A. SHANNON (eds.), The Context of Casuistry, Georgetown University Press, Washington D.C. 1995. . te Flamed, «Valeur ct limites de la casuistique», en fp., Loi naturelle et loi du Christ, Desclée de Brouwer, Bruges-Paris, 45-77, aqui 62. oS! Chr S.Th., IF, q. 52, aa. 1'y 2. Hay que destacar: J. Noatzca, «Guiados por el Espt- situ El Espiritu Santo y ‘al conocimiento moral en Tomds de Aquino, PUL-Mursia, Roma

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