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Deserción escolar, prevención y acción, una apuesta desde el enfoque humanista-

constructivista como docentes de aula

Presentado por:

Zonia Constanza Gualteros


Dicson Alberto Rodríguez

Universidad la gran Colombia


Maestría en educación
Módulos corrientes pedagógicas
2020
Deserción escolar, prevención y acción una apuesta desde el enfoque humanista-

constructivista como docentes de aula

Nuestro reto consiste en hacer que los centros escolares sean lugares en los que se haga
algo más que aprender, en los que el alumnado viva para aprender y no aprenda para
vivir.
Anónimo

El abandono escolar es un problema socioeducativo que se produce por el vínculo de un

grupo de factores escolares, familiares y socioculturales que pueden marcar

significativamente en el presente y las posibilidades futuras de desarrollo social y educativo

de los niños y adolescentes.

Por tal razón la deserción escolar puede considerarse como un proceso de ruptura escolar de

naturaleza dinámica, temporal y multicausal. Según García: ‘’Este es un proceso dinámico,

interactivo y heterogéneo, capaz de manifestarse bajo múltiples formas e intensidades,

como el retraso reiterado, el ausentismo esporádico, moderado, crónico, o incluso hasta el

abandono temprano de la escuela’’ (García, M. 2013).

El proceso de ruptura con la escuela es progresivo y se puede dar por diversos factores.

Como señala García: Uno de los principales factores que produce la deserción se encuentra

en el propio centro educativo, por las prácticas pedagógicas de los centros y las políticas

socioeducativas (García, M. 2013).

Por lo mencionado anteriormente hay varios estudios que demuestran que el problema de

deserción escolar en varios casos es causa de alguna enfermedad en particular, depresión,


insatisfacción, desinterés, expectativas elevadas en cuanto al nivel académico,

desencuentros con profesores, compañeros de clase o desconformidad con la

administración académica; en particular se origina por relaciones conflictivas con los

profesores, compañeros de clase o el ambiente en general del centro educativo. Así, por

ejemplo, un estudio de Strand (2014) concluye que las principales razones que dan los

jóvenes a su ausencia se relacionan a factores relacionados con el ambiente escolar, como

la falta de relaciones sociales con sus pares y profesores, no entender las instrucciones del

profesor, no tener amigos, tener conflictos en el colegio o aburrirse en clases. (Strand, A.

2014)

Un estudio de Reid (2008) afirma que hay estudios que apuntan que los desertores “están

aburridos con la escuela, a menudo se sienten insatisfechos, no les gustan algunas materias

que ven poco relevante, y necesitan apoyo con sus deficiencias en lenguaje y matemáticas”

(Reid, 2008, p. 347).

Según London, Sánchez y Castrechini (2016) entre los factores familiares relacionados al

absentismo están el conflicto familiar, la percepción de cohesión familiar, disciplina

inefectiva e inconsistente en el hogar y tener solo un padre. Ellos coinciden en los factores

de la relación con los pares, el uso de drogas y el bajo rendimiento académico. También

añaden como factores de riesgo la autoestima del estudiante, el autoconcepto académico, la

baja aspiración educacional y el tener mucho tiempo no supervisado por un adulto después

de la escuela. (London, S & Sánchez, C. 2016)

Por esta razón es fundamental avanzar en la formulación e implementación de experiencias

de prevención y acción. La prevención implica una intervención temprana y oportuna,


permanente y a lo largo de todo el ciclo escolar, que permita detectar situaciones de riesgo

y contribuir a la incorporación del alumno a la escuela. Además, es fundamental que la

escuela revise, diagnostique y mejore las dinámicas metodologías pedagógicas y relaciones

interpersonales en el aula de clase, que son una de las principales fuentes de insatisfacción

del estudiante con la escuela.

La propuesta pedagógica radica en un enfoque humanista constructivista; Lo cual implica

formar integralmente, a convertir a los educandos en miembros útiles para sí mismos y para

los demás miembros de la Sociedad. Es por eso que pone énfasis, además de los temas

curriculares, en la enseñanza de normas, valores y creencias que fomenten el respeto y la

tolerancia entre las personas. Sin estos conceptos claros, como ya se dijo, no se podría

hablar de Educación.

Ahora algunas escuelas muy posiblemente están haciendo un énfasis en lo académico y no

están preparando ni a los niños ni a los profesores, para mejorar habilidades

socioemocionales por ende se debe repensar en que enseñar y no solo se está hablando de

contenidos si no el enseñar a padres de familia, rectores, docentes y estudiantes a resolver

problemas de acuerdo a las necesidades de la sociedad actual. No basta con dar una lección

por ejemplo casos de factorización. Un niño debe ser capaz de resolver problemas

emocionales y de relacionamiento con sus compañeros y docentes. Se debe, entonces, tener

programas académicos del siglo XXI enfocados en las habilidades blandas. (El tiempo.

2020).

Se hace necesario incluir dentro de la praxis pedagógica el humanismo constructivista ya

que, si nuestro rol como docentes continúa siendo dictar una clase en el tablero buscando
que estos niños aprendan de memoria para cumplir con unas pruebas, no estamos formando

ciudadanos. Se trata de un tema de continuidad en los ciclos educativos. Por ejemplo,

desde que se formalizó la política de atención de la primera infancia. Entonces, un niño que

viene de recibir apoyo educativo, familiar, psicosocial y de salud, y entra a una institución

de educación formal hay una ruptura muy grande. ¿Por qué? Porque el niño pasa de estar

sentado en un círculo a estar en fila, a copiar lo que dice el profesor y a aprender de

memoria y fuera de contexto. Eso hace que el niño se desmotive.

Ahora, cuando el estudiante pasa de noveno a décimo de bachillerato sus aspiraciones son

diferentes porque está pensando qué hacer una vez se gradúe. Aquí es cuando las

instituciones se deben fortalecer en competencias del siglo XXI, preparar a estos niños y

jóvenes para el emprendimiento o para la empleabilidad y generar proyectos de vida. Y

para hacer más complejo el tema de los ciclos, debemos indagar qué necesitan las empresas

de estos jóvenes. ¿Cuál es la oferta de educación superior que se está ofreciendo en el país?

¿En verdad las universidades están preparando a los jóvenes para las necesidades de las

empresas? Existe una desarticulación muy grande entre el sector educativo y empresarial

porque si hubiera un diálogo, la situación sería diferente. (El tiempo. 2020)

El problema no son los niños; son el estado, las secretarias de educación, el ministerio de

educación y por ende hasta nosotros como docentes. Ya que se debe cambiar los currículos,

planes de área y planes de clase; las metodologías deben ser más atractivas. Los niños

deben aprender a partir de sus realidades y de sus contextos. Por ejemplo, un niño puede

aprender matemáticas si entiende que más adelante le servirán para ayudar en el negocio
familiar. No importa el nivel socioeconómico, la idea es que la educación esté lo más

aterrizada posible en lo que se vive día a día.

Se piensa que el reto más grande es el compromiso de todos los agentes involucrados en el

proceso de enseñanza y aprendizaje del estudiante. En este sentido nosotros como docentes

pioneros tenemos un compromiso altísimo en donde realmente se llegue a la determinación

de modificar las clases. Tenemos bibliotecas del siglo XIX, maestros del siglo XX y

estudiantes del siglo XXI. Pero para que eso pase, tiene que cambiar otra cosa y es la

valorización docente. Es una profesión que en este país no se valora y eso se evidencia en la

remuneración y en el reconocimiento.

Para concluir de acuerdo con García (2013) para evitar el desencadenamiento de

problemas de desafección escolar, es fundamental que el profesor genere un clima acogedor

en el aula el cual facilitará la integración de los estudiantes. También es importante

favorecer la autoestima, haciendo que los estudiantes se sientan apoyados y valorados y

evitando etiquetar conductas o estigmatizar. Es decir, va más allá y propone que la escuela

necesita cambiar sus reglas, estructura y organización para evitar la deserción.

Se hace necesario desarrollar programas de acompañamiento psicosocial a los estudiantes y

sus familias más vulnerables durante el período de transición, desarrollando espacios de

conversación, orientación y apoyo socioeducativo. Es preciso considerarlo como momento

de cambios importantes, en los cuales es clave prevenir situaciones de desescolarización y

acompañar proceso de adaptación y vinculación a la secundaria. Un buen proceso de

coordinación administrativo y pedagógico es necesario para asegurar la continuidad entre

ambas etapas. Pero la transición no solo se reduce al paso de la primaria a secundaria, sino
que también tiene otros momentos centrales: El ingreso del niño al sistema de educación

inicial. Es un momento clave para acompañar a las familias y trabajar el valor de la escuela

y la adhesión educativa.

Referencias Bibliográficas

García, M. (2013) El absentismo escolar: algunas claves para el desarrollo de


intervenciones integradas en el marco de una escuela inclusiva y del territorio.
(Monográficos Escuela). Disponible en: https://www.scielo.br/pdf/rbedu/v25/1809-
449X-rbedu-25-e250037.pdf Acceso el: 25/11/2020

Stand, A. (2014). Perspectivas de los estudiantes sobre la deserción y su vida escolar.


Revista Internacional de Adolescencia, 2014. Disponible en:
https://doi.org/10.1080/0 2673843.2012.743920 Acceso el: 26/11/2020
London, R & Sánchez, C. (2016) La dinámica del abandono escolar y el rendimiento
académico. Archivos de análisis de políticas educativas, 2016. Disponible en:
https://doi.org/10.14507/epaa.24.2471 Acceso el: 29/11/2020

El tiempo. (2020). Educación / Vida. El tiempo, 3.Disponible en:


https://www.eltiempo.com/vida/educacion/cuando-termine-la-cuarentena-las-
nuevas-tendencias-de-la-educacion-en-colombia-491124 Acceso el: 29/11/2020

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