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La Educación inicial es una etapa cada vez más importante para la educación,

teniendo como reto la mejora de la calidad de vida de la primera infancia de los niños o
niñas, dentro del proceso de enseñanza aprendizaje los docentes asumen el reto de crear un
clima en el aula y en el centro educativo que favorezca los principios básicos de
convivencia entre los niños y niñas, de experimentación y no exclusivamente
académica.
Donde el docente deberá tener una formación constante y permanente de las
herramientas innovadoras que mejoren el aprendizaje en los alumnos, logrando crear
nuevas habilidades dentro del desarrollo intelectual, además de conllevar a tener
buenas relaciones intrapersonales y sociales satisfactorias entre los compañeros(Pauta,
2017).
El docente puede fijar objetivos socio cognitivos y socio afectivos utilizando el
juego como táctica ya que su esencia facilita a la construcción de experiencias que el
niño disfrute su aprendizaje asimilándolo más rápidamente, se debe tener en
cuenta la utilización de música, y propiciar la experimentación de material grafo plástico,
los juegos de roles diferenciados, entre otras herramientas con niveles de dificultad,
partiendo de esto es imprescindible la presencia de distintos elementos en el entorno que
propicien un clima agradable para la ejecución de estas actividades.
Entendiendo la mediación como el proceso mediante el cual se produce una interacción
social entre dos o más personas que cooperan en una actividad conjunta con el propósito de
producir un conocimiento que actúa en dos ámbitos integrados: en la escuela y en lo
sociocultural (familia, comunidad).
La praxis educativa dentro de la enseñanza inicial juega un rol significativo, ya que
requiere de docentes capaces de integrar un conjunto de estrategias, metodologías y
técnicas que permita a los infantes potenciar sus habilidades, capacidades y destrezas, en
consecuencia requiere de un profundo conocimiento del desarrollo del niño y la niña la
formas como aprende de sus derechos, sus intereses, sus potencialidades y su entorno
familiar y comunitario.
Se asume que la calidad de la relación educativa depende en alto grado de la capacidad
del educador por ello es necesario que esté tenga una formación que le permita fortalecer en
desarrollo de las potencialidades del niño y la niña, lo que se logra a través de una adecuada
mediación de los aprendizajes.
Está concepción está vinculada al concepto de zona de desarrollo próximo formulado
por Vygotsky (1980), el cual permite estimar la diferencia entre el nivel real de desarrollo
entendido como la capacidad de resolver independientemente un problema, nivel afectivo
real del niño y la niña que consiste en el nivel de desarrollo de las funciones
psicointelectivas que se ha conseguido como resultado de un específico proceso de
desarrollo ya realizado Vigotsky (1973), p33.
El nivel de desarrollo potencial es donde se genera un nuevo desarrollo que cambia los
procesos intelectuales del individuo, determinado por la resolución de un problema bajo la
guía de un adulto (un maestro o maestra, padres, otros familiares) o en colaboración con
otro compañero más competente quien puede ser un hermano (a), primo (a), o amigo (a).
El mediador se ubica en la comprensión y la significación como factores fundamentales
del aprendizaje, así el trabajo educativo debe estar orientado a superar el memorismo, la
metodología tradicional de los ambientes educativos y lograr un aprendizaje significativo
más integrador, comprensivo y autónomo.
La práctica del docente parte siempre de lo que el niño y la niña tienen y conocen,
respecto aquello que se quiere que aprendan, solo desde esa base se puede conectar con sus
potencialidades e intereses y puede ampliar sus esquemas perceptivos.

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