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Wpp: 388-5865876
Bolilla 9
1) OBLIGACIONES ALTERNATIVAS.
Definición legal.
Art. 779: “Concepto. La obligación alternativa tiene por objeto una prestación entre varias que son independientes
y distintas entre sí. El deudor está obligado a cumplir una sola de ellas.”
La obligación alternativa importa la existencia de una relación jurídica creditoria en el cual su objeto se
encuentra indeterminado de entre una pluralidad de prestaciones determinadas y que, por un acto posterior al
nacimiento, la elección, finalmente se vuelve una prestación determinada.
Se trata de una obligación, no varias, por lo que existe unidad de vínculo y no pluralidad. En cuanto al objeto,
existe pluralidad in obligatione (porque se deben varias cosas), y unidad de objeto in solutione, (porque la ejecución de
una de esas cosas libera al deudor de la ejecución de las otras); esto es lo que las diferencia de las obligaciones
facultativas.
Cada una de las prestaciones deben ser diferentes entre sí e independientes las unas de las otras y reunir los
requisitos generales del objeto de las obligaciones. En caso de que alguna carezca de ellos, las otras igual son válidas y
se deben; es decir, que la idoneidad originaria de una prestación se proyecta únicamente sobre ella, y no arrasa a la
obligación.
La alternatividad es parte de la vida negocial, en especial en el marco del comercio actual. Puede tener origen
convencional o legal.
Caracteres.
Alternar es sinónimo de cambiar, variar o reemplazar.
Las obligaciones son válidas mientras su objeto pueda ser determinado o determinable; en las obligaciones
alternativas el objeto es determinable;
Se trata de una obligación, y no de varias;
Por tal motivo, existe unidad de vínculo y no pluralidad;
Su objeto es plural in obligatione y único in solutione.
La determinación o individualización del objeto se concreta mediante un acto jurídico que puede ser
otorgado por el deudor (obligación alternativa regular), por el acreedor (obligación alternativa irregular), o
un tercero.
En la dinámica negocial actual se presentan múltiples casos de obligaciones alternativas, lo que revela su utilidad.
En primer lugar para ambas partes, pues el deudor cuenta con más posibilidades para liberarse, y el acreedor,
correlativamente, ve restringido notablemente (en comparación con las obligaciones de objeto único) el riesgo
de no poder cobrar.
También favorece el intercambio patrimonial, brindando a los involucrados la posibilidad de satisfacer sus
necesidades de las más variadas maneras, en el marco de una vida negocial cada vez más compleja. En
definitiva, las obligaciones son un instrumento para la satisfacción de intereses, y estos últimos asumen
muchas veces una diversidad tal que se justifica otorgar la facultad de poder optar entre varios caminos.
Una razón más que justifica la existencia de la categoría: la protección de la debilidad negocial. En efecto, ésta
es una proyección concreta que el Derecho instrumenta para el efectivo logro de los intereses de la parte débil
de la obligación, que podría verse frustrado de no existir una gama de opciones que le permitan, finalmente
concretarlos.
Las posibilidades son innumerables y favorecen notablemente el intercambio de bienes y servicios.
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-En las de género limitado se deben una o varias cosas individuales que no son idénticas entre sí pero forman parte de
una misma especie, y por tales razones se entienden intercambiables;
-En las alternativas se debe elegir entre varias cosas heterogéneas y determinadas que forman un conjunto;
La elección.
Art. 780: “Elección. Sujetos. Efectos. Excepto estipulación en contrario, la facultad de elección corresponde al
deudor. La opción que corresponde a varias personas requiere unanimidad. Si la parte a quien corresponde la
elección no se pronuncia oportunamente, la facultad de opción pasa a la otra. Si esa facultad se ha deferido a un
tercero y éste no opta en el plazo fijado, corresponde al deudor designar el objeto del pago.
En las obligaciones periódicas, la elección realizada una vez no implica renuncia a la facultad de optar en lo
sucesivo.
La elección es irrevocable desde que se le comunica a la otra parte o desde que el deudor ejecuta alguna de las
prestaciones, aunque sea parcialmente.
Una vez realizada, la prestación escogida se considera única desde su origen, y se aplican las reglas de las
obligaciones de dar, de hacer o de no hacer, según corresponda.”
Características.
La elección es el acto que hace cesar la indeterminación inicial de la prestación y, en definitiva, la concreta,
produciéndose la eliminación de las prestaciones restantes en cuanto objeto de la obligación, considerándose que desde
el origen la prestación de la obligación es la elegida.
Se trata de:
Un acto jurídico;
Unilateral;
Recipticio;
Irrevocable;
Y Puede ser invocado en forma expresa o tácita.
En el caso de las obligaciones periódicas, la elección para una etapa no condiciona a las restantes.
Sujetos.
La regla general es que la elección corresponde al deudor, salvo estipulación en contrario, pudiendo ser deferida
al acreedor o, incluso, a un tercero.
Rigen las normas generales relativas al tiempo en que debe otorgarse y, en caso de mora en la elección, si estaba en
cabeza de una de las partes, pasa a la otra; para el supuesto de que el designado hubiera sido un tercero, pasa al deudor.
Cuando la elección se ha puesto en cabeza de varias personas, constituye un acto que, si bien eventualmente
podrá ser otorgado en diferentes momentos por cada una de ellas (si las circunstancias lo permitieran), de todas
maneras requiere unanimidad. En caso contrario, el Código claramente resuelve las cosas a favor del deudor, quien
queda a cargo de practicar la elección.
Forma.
Rige el principio de libertad de formas, pudiendo ser expresa o tácita.
Una de las maneras de manifestación (que debe interpretarse como un signo inequívoco) es la ejecución de una de
las prestaciones por el deudor, sea en forma total o parcial, tal cual se prevé en la norma.
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También podría suceder que quien tiene a su cargo la elección comience a otorgar los actos preparatorios que
corresponden a sus deberes accesorios de conducta para el cumplimiento o la recepción de la prestación (según
quién sea el titular de la elección). En este caso, si tales actos son comunicados por la forma que sea a la otra parte
(esto es, si llegan a conocimiento de la otra parte) y han generado una razón suficiente para inducir que se ha tomado
un camino definido, debe considerarse que existe tal manifestación de voluntad y, por ende, la elección debe tenerse
por otorgada. La cuestión debe ser valorada a la luz del principio de buena fe y de confianza en la apariencia
desplegada.
Tiempo de la elección y mora.
La norma requiere que la elección sea producida "oportunamente”.
Producida la mora en la elección, ya no es necesaria la intervención judicial: en el caso en que haya estado en
cabeza de una de las partes, pasa a la otra; para el supuesto de que el designado hubiera sido un tercero, pasa al
deudor. Por ende, no se aplica lo establecido en el artículo 906, inciso b, del Código (mora del acreedor en la elección
de una cosa indeterminada), que únicamente rige para las obligaciones de género (art. 762 del Código).
Tal solución es acorde con una mayor dinámica negocial, y evita judicializar una cuestión innecesaria.
Irrevocabilidad.
La revocación es un acto excepcional, desde que importa un volver atrás con lo hecho con anterioridad, lo cual
puede (y normalmente lo hace) afectar derechos de terceros. Por tales razones, el Derecho sólo la permite en casos
puntuales, estableciendo sus condiciones de procedencia y sus efectos.
En el caso de las obligaciones alternativas, la revocación de la elección puede tener lugar, pero únicamente hasta
el momento en que se la comunicó a la otra parte, o hasta que se comienza a ejecutar la prestación (si la elección
está en cabeza del deudor).
Nulidad de la elección.
Como en todo acto jurídico, si existe algún vicio o defecto constitutivo, puede acontecer su invalidez.
La nulidad, que por lo general será relativa, vuelve las cosas al estado anterior, lo que significa que deberá
practicarse nuevamente la elección en las mismas condiciones establecidas en el origen, sin perjuicio de las
eventuales indemnizaciones que correspondan.
Efectos de la elección.
La elección produce dos consecuencias:
1. La primera es la determinación de la prestación adeudada, la concentración que produce el descarte de las
restantes (principio de concentración). Por ello, "la prestación escogida se considera única desde su
origen, y se aplican las reglas de las obligaciones de dar, de hacer o de no hacer, según corresponda". Si
se presenta un supuesto de evicción o vicios redhibitorios, la elección no queda sin efecto, y deben aplicarse las
reglas referidas a estas vicisitudes. De todas maneras, si la elección fue practicada de mala fe por el deudor
(conocedor de alguna circunstancia que invalidaba o, eventualmente, producía algún desequilibrio importante
no previsto), podrá dicho acto ser atacado de nulidad.
2. La segunda, como lo prevé la norma, es que en el caso de prestaciones periódicas (ya no anuales como se
indicaba en el código derogado), la elección para una etapa no condiciona a las restantes. Es un caso en el
que la ley entiende que no hay renuncia del derecho a elegir otra prestación en lo sucesivo. Sin perjuicio de
ello, las partes podrían pactar lo contrario.
Art. 781: “Obligación alternativa regular. En los casos en que la elección corresponda al deudor y la alternativa se
da entre dos prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a) Si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, o
atribuibles a la responsabilidad del deudor, la obligación se concentra en la restante; si la imposibilidad
proviene de causas atribuibles a la responsabilidad del acreedor, el deudor tiene derecho a optar entre dar
por cumplida su obligación; o cumplir la prestación que todavía es posible y reclamar los daños y perjuicios
emergentes de la mayor onerosidad que le cause el pago realizado, con relación al que resultó imposible;
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Art. 782: “Obligación alternativa irregular. En los casos en que la elección corresponde al acreedor y la alternativa
se da entre dos prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a) Si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, o
atribuibles a la responsabilidad del acreedor, la obligación se concentra en la restante; si la imposibilidad
proviene de causas atribuibles a la responsabilidad del deudor, el acreedor tiene derecho a optar entre
reclamar la prestación que es posible, o el valor de la que resulta imposible;
b) Si todas las prestaciones resultan imposibles y la imposibilidad es sucesiva, la obligación se concentra en la
última, excepto que la imposibilidad de la primera obedezca a causas que comprometan la responsabilidad
del deudor; en este caso el acreedor tiene derecho a reclamar el valor de cualquiera de las prestaciones;
c) Si todas las prestaciones resultan imposibles por causas atribuibles a la responsabilidad del acreedor, y la
imposibilidad es simultánea, el acreedor tiene derecho a elegir con cuál de ellas queda satisfecho, y debe al
deudor los daños y perjuicios emergentes de la mayor onerosidad que le reporte el pago realizado; si lo son
por causas atribuibles a la responsabilidad del deudor, el acreedor tiene derecho a elegir con el valor de
cuál de ellas queda satisfecho;
d) Si todas las prestaciones resultan imposibles por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, la
obligación se extingue.”
Art. 783: “Elección por un tercero. Las opciones conferidas al deudor y al acreedor en los artículos 781 y 782
también pueden ser ejercidas, a favor de aquellos, por un tercero a quien le haya sido encargada la elección.”
Estas normas expresan los distintos sucesos que pueden darse en las diferentes prestaciones desde el nacimiento de
la obligación y hasta el momento en que se practica la elección. Esto es, durante la vigencia de la alternatividad.
En los artículos 781 y 782 del Código se prevén todas y cada una de las situaciones que pueden presentarse para el
caso de imposibilidad de una o todas las prestaciones (sea o no por causas imputables a algunas de las partes),
considerándose por separado la obligación alternativa regular (elección a cargo del deudor) y de la irregular (elección a
cargo del acreedor). Cuando la elección ha sido conferida a un tercero, las soluciones de los artículos anteriores se
extienden a ellos. Se hace referencia a la "atribución de responsabilidad", dejándose de lado las referencias a la culpa
de alguna de las partes, desde que, dependiendo del caso, el factor de atribución puede ser subjetivo u objetivo.
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se libera
causas
entregando el valor
atribuibles a la
de cualquiera de
resp del deudor
ellas
OBLIGACIÓN la elección alternativa S i TODAS las
la imposibilidad es
ALTERNATIVA corresponde al entre dos prestaciones resultan
simultánea
REGULAR deudor prestaciones imposibles
causas
dar por cumplida reclamar los
atribuibles a la el deudor tiene
su obligación con daños y
resp del derecho
una perjuiccios
acreedor
S i TODAS las
por causas ajenas a la resp la obligación se
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de las partes extingue
imposibles
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reclamar el valor de
la prestación que
resulta imposible
el acreedor tiene d°
causas
a elegir con cual de debe al deudor los
atribuibles a la
ellas queda daños y perjuicios
resp del acreedor
satisfecho
OBLIGACIÓN la elección alternativa Si TODAS las
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ALTERNATIVA corresponde al entre dos prestaciones resultan
simultánea
IRREGULAR acreedor prestaciones imposibles
el acreedor tiene d°
causas
a elegir con el valor
atribuibles a la
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resp del deudor
queda satisfecho
Si TODAS las
por causas ajenas a la resp la obligación se
prestaciones resultan
de las partes extingue
imposibles
Art. 784: “Elección de modalidades o circunstancias. Si en la obligación se autoriza la elección respecto de sus
modalidades o circunstancias, se aplican las reglas precedentes sobre el derecho de realizar la opción y sus efectos
legales.”
Como bien se ha dicho, "en nuestro derecho, la indeterminación característica de la obligación alternativa puede existir
entre prestaciones objetivamente diferentes o entre dos formas o modos de deber una misma prestación. Dichos
modos pueden guardar relación con el lugar de pago, con el tiempo, etcétera".
Es que, si es posible que existan obligaciones de objeto inicialmente indeterminado, debe también ser viable la
alternatividad en las restantes cuestiones que hacen al cumplimiento (en definitiva, ello facilita notablemente el pago), o
incluso a la adopción de ciertos mecanismos alternativos en razón del incumplimiento (promover la ejecución forzada o
resolver la obligación).
Además de la validez de las diversas posibilidades, es también requisito (como en toda obligación alternativa) que las
opciones sean diferentes entre sí. Pueden tener, también, origen convencional o legal. Pueden referirse al lugar de pago; al
tiempo del pago; modo de ejecutar la prestación (sobre todo en las obligaciones de hacer); eventuales accesorios a entregar
con la cosa principal; extinción e ineficacias funcionales; etc.
La norma se refiere todas aquellas otras situaciones de la obligación ajenas a la alternatividad propia (la referida a la
indeterminación inicial del objeto).
Art. 785: “Obligaciones de género limitado. Las disposiciones de esta Sección se aplican a las obligaciones en las
que el deudor debe entregar una cosa incierta pero comprendida dentro de un número de cosas ciertas de la misma
especie.”
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La norma define claramente lo que se entiende por "género limitado": se trata de prestaciones de dar en las que
(contrariamente a lo que ocurre en las típicas obligaciones alternativas), existe fungibilidad de las diversas cosas entre sí y
son intercambiables.
Esta fungibilidad no es perfecta, porque si así lo fuera, existiría una falsa disyunción. En consecuencia, dichas cosas no
son idénticas entre sí, pero de todas maneras forman parte de una misma especie, y por tales razones se entienden
intercambiables.
Además, es condición esencial que las cosas que integran este lote estén identificadas. Es que, el deudor debe una
prestación (en el caso, todas las prestaciones son de dar), de entre dos o más que están determinadas.
Dos son las consecuencias que se proyectan ante esta situación.
1. La primera es que, por no tratarse de una obligación de género, no rige el principio el género nunca perece (art.
763 del Código), sino las disposiciones sobre los riesgos de las diversas prestaciones contenidas en esta sección
(arts. 781 y 782 del Código). Si todas las cosas que integran el lote perecen por caso fortuito, el deudor queda
desobligado.
2. La segunda es que tampoco rige el principio de la calidad media que impera en las obligaciones de género para la
determinación de la cosa (art. 762 del Código), ya que en el artículo 780 nada se dispone sobre tal circunstancia.
En caso de ser dificultoso determinar si la obligación es de género o de género limitado, es decisivo tener en cuenta
en la voluntad implícita de los contratantes, y los usos y costumbres.
2) OBLIGACIONES FACULTATIVAS.
Concepto.
Art. 786: “Concepto. La obligación facultativa tiene una prestación principal y otra accesoria. El acreedor solo
puede exigir la principal, pero el deudor puede liberarse cumpliendo la accesoria. El deudor dispone hasta el
momento del pago para ejercitar la facultad de optar.”
Caracteres y ámbito.
Las obligaciones facultativas son aquellas en las cuales el deudor debe cumplir con una prestación (denominada
"principal"), pero que al momento del pago, o con anterioridad, y a su sola voluntad, puede extinguirla
mediante el cumplimiento de una prestación diferente (denominada "accesoria").
Se trata de una relación jurídica obligatoria, con la peculiaridad de que el deudor puede mutar la prestación, es
decir, tiene la posibilidad de sustituir el objeto de dicha obligación.
Existe unidad de prestación debida in obligatione y pluralidad de prestaciones idóneas para satisfacer el
interés del acreedor in solutione. Si bien el interés del acreedor puede ser satisfecho mediante la prestación
facultativa, de todas maneras, en razón de la unidad in obligatione, sólo tiene derecho a exigir la principal.
La diferencia esencial con las obligaciones alternativas es que en estas últimas existe in obligatione pluralidad de
objeto (que luego deberá ser determinado por el acreedor o el deudor), en tanto que en las facultativas el objeto es
únicamente el principal. La prestación facultativa debe reunir los requisitos del objeto de la obligación.
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Esta última es la solución que se ha adoptado, y que tiene también su razón de ser en el principio de buena fe y de
ejercicio regular de los derechos.
El acto jurídico de la opción es no formal, pues la ley no impone solemnidades, y puede ser incluso tácito. Por
eso, "la opción se realiza cuando el deudor notifica al acreedor que pagará tal o cual prestación, cuando ha
comenzado a pagar una u otra, o cuando, como es obvio, paga íntegramente una de ellas.”
También puede el deudor renunciar a ejercer la opción.
Casos de duda.
Art. 788: “Caso de duda. En caso de duda respecto a si la obligación es alternativa o facultativa, se la tiene por
alternativa.”
Pese a que, desde lo conceptual, es clara la distinción entre obligaciones facultativas y alternativas, en los hechos
puede resultar dificultoso si se está en presencia de una obligación alternativa o facultativa. Tales cercanías motivan
que la ley se pronuncie por la existencia de una obligación alternativa.
Algunos autores sostienen que ello es criticable, pues en la obligación facultativa la situación del deudor es más
favorable que en la alternativa, siendo "innegable que con el sistema adverso se facilita la exoneración (liberación), en
beneficio del deudor.”
Otros, en cambio, entienden que es preferible la solución de la norma, porque se favorece el cumplimiento si es que
no hay duda de que existe una obligación, además de que la facultad de sustitución es excepcional y que por ello
necesita de consagración expresa, por lo que, en caso de duda, se la debe tener por no conferida.
1. Tesis de la declaración: El deudor ejerce la opción cuando su declaración, en tal sentido, es recibida por el
acreedor. Sin embargo, no se trata de un problema de elección del objeto debido. Lo que ocurre en la
facultativa es que el deudor está autorizado a modificar el principio de identidad de pago.
2. Tesis del cumplimiento: La facultad del deudor solo puede ser ejercida en el momento del pago, ya que si
el objeto accesorio no está en la “obligación”, lo lógico es que solamente pueda hacer uso de el en la
oportunidad del pago.
3. Renuncia del deudor a su facultad: el deudor puede hacerlo en tiempos inequívocos.
Efectos
a) Respecto de la nulidad, si el vínculo obligatorio se ha constituido con un vicio inherente a la prestación
principal, la obligación es íntegramente nula aunque la prestación accesoria no tenga vicio alguno; si la
prestación accesoria presenta algún vicio, no induce nulidad en cuanto a la prestación principal.
b) El acreedor de una obligación facultativa únicamente puede demandar el cumplimiento de la “prestación
principal”, no puede pretender que se le pague la accesoria.
c) En caso de pérdida total o de imposibilidad de cumplimento sin culpa del deudor es necesario distinguir: si
la contingencia afecta la cosa principal, “el acreedor puede pedir el precio de la que ha parecido o la cosa que
era el objeto de la prestación accesoria”; si la contingencia afecta la prestación accesoria, ninguna influencia
ejercerá sobre la principal, que producirá sus efectos normales.
Art. 789: “Opción entre modalidades y circunstancias. Si en la obligación se autoriza la opción respecto de sus
modalidades o circunstancias, se aplican las reglas precedentes.”
La situación contemplada en la norma es análoga a la que surge con la creación de una obligación facultativa,
aunque no se refiera a la prestación en sí, sino a otros aspectos de su cumplimiento.
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Señala Llambías que "igualmente la facultad de sustitución puede referirse a las modalidades y circunstancias
de la ejecución (la opción del pago al contado, o en cuotas periódicas con el recargo de intereses, en tal o cual lugar,
etc.)
Siempre, claro está, tal potestad debe ser de titularidad exclusiva del deudor, y no encontrarse in obligatione (en
caso contrario, regirá el art. 784 del Código, en el marco de las obligaciones alternativas).
Nada obsta a que estas circunstancias puedan pactarse con posterioridad al nacimiento de la obligación.
Ésta es, tal vez, la mayor utilidad de la figura, pues si bien son pocos los casos en los que se crea una obligación
facultativa, la variedad de escenarios particulares que se presentan en el tráfico negocial motiva el empleo de diversas
modalidades.
Art. 787: “Extinción. La obligación facultativa se extingue si la prestación principal resulta imposible, sin perjuicio
de la responsabilidad que pueda corresponder.”
En razón del principio de accesoriedad (arts. 856 y 857 del Código), la extinción de la obligación principal por
imposibilidad de cumplimiento posterior a la constitución de la obligación trae aparejada la extinción de la
prestación facultativa.
A la inversa, cualquier vicisitud que afecte a la prestación facultativa en nada afecta a la principal, que sigue
su curso en las mismas condiciones, aunque desapareciendo la posibilidad para el deudor de efectuar la opción.
Vale aclarar que si la prestación principal no podía ser objeto de una obligación, ello arrastra (por causa de la
accesoriedad) a la facultativa, desde que esta última no accederá a obligación alguna.
Por cierto que en caso de que la imposibilidad de cumplimiento de la prestación principal sea imputable al deudor,
éste deberá resarcir los daños ocasionados al acreedor, para cuya evaluación únicamente deberá valorarse la situación
de la prestación principal, y no de la accesoria.
3) OBLIGACIONES DIVISIBLES.
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indivisibilidad
EXCEPCIONES
solidaridad
Obligaciones divisibles: concepto y requisitos.
Art. 805: “Concepto. Obligación divisible es la que tiene por objeto prestaciones susceptibles de cumplimiento
parcial.”
Para determinar la divisibilidad de la prestación, nuestro sistema jurídico se inclina por la divisibilidad física o
material, desechando la divisibilidad intelectual, que es la división ideal de una prestación físicamente indivisible.
El criterio de la divisibilidad intelectual concibe que aun los cuerpos ciertos, como un caballo o un automóvil, si
bien no pueden ser naturalmente divididos sin ser destruidos, si podrían ser fraccionados intelectualmente, aclarando
que no se fraccionaría el objeto mismo, sino el derecho que se ejerce sobre él. Es decir, no se trata de una división
física de la cosa, sino del derecho de propiedad sobre ella. Este criterio, bastante utilizado por los jurisconsultos
romanos, en nuestros días ya no es necesario.
Por lo tanto, en nuestro sistema legal la divisibilidad está determinada por la posibilidad de fraccionar la
prestación a cumplir.
La obligación es divisible cuando su objeto, por naturaleza, puede ser dividido en varias partes, siempre que
cada una de ellas mantenga, en proporción, las cualidades y el valor que tenía el todo.
El objeto de la obligación debe tener aptitud para ser dividido, sin perder su sustancia, y para satisfacer, en
fracciones, el interés del acreedor.
Art. 806: “Requisitos. La prestación jurídicamente divisible exige la concurrencia de los siguientes requisitos:
a) Ser materialmente fraccionable, de modo que cada una de sus partes tenga la misma calidad del todo;
b) No quedar afectado significativamente el valor del objeto, ni ser antieconómico su uso y goce, por efecto de
la división.”
Art. 807: “Deudor y acreedor singulares. Si solo hay un deudor y un acreedor, la prestación debe ser cumplida por
entero, aunque su objeto sea divisible.”
Como se expresó anteriormente al analizar el art. 805, los fenómenos de la divisibilidad e indivisibilidad tienen
sentido únicamente cuando hay pluralidad de acreedores o deudores. Cuando la obligación es de sujeto único o
singular, la prestación debe cumplirse como si fuera indivisible.
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Art. 808: “Principio de división. Si la obligación divisible tiene más de un acreedor o más de un deudor, se debe
fraccionar en tantos créditos o deudas iguales, como acreedores o deudores haya, siempre que el título constitutivo
no determine proporciones distintas.
Cada una de las partes equivale a una prestación diversa e independiente. Los acreedores tienen derecho a su cuota
y los deudores no responden por la insolvencia de los demás.”
Las obligaciones simplemente mancomunadas (con pluralidad de deudores o acreedores) están gobernadas por el
principio general de la división o fraccionamiento, en virtud del cual el crédito o la deuda se divide en tantas
partes iguales como acreedores o deudores haya, siempre que no se estipule una proporción distinta.
Esto quiere decir que, la obligación sólo en apariencia es una sola, ya que por efecto del fraccionamiento del objeto,
se descompone o desdobla en otras obligaciones distintas las unas de las otras, según el número de deudores o de
acreedores que haya.
Como resultado de la independencia entre las distintas prestaciones, no se responde por la insolvencia de los demás
(si algún deudor no puede pagar).
Límite.
Art. 809: “Límite de la divisibilidad. La divisibilidad de la obligación no puede invocarse por el codeudor a cuyo
cargo se deja el pago de toda la deuda.”
Surge de la norma que es posible que pese a la divisibilidad del objeto, que implica que cada deudor debe responder
sólo por su parte, puede dejarse de lado este principio, y establecerse convencionalmente que pesa sobre un solo
codeudor el pago de toda la deuda.
No se altera el carácter divisible de la obligación, sólo se ha modificado uno de sus efectos propios.
Efectos.
En las obligaciones de sujeto plural con objeto divisible, cobra especial importancia el régimen de los efectos.
Es también necesario discriminar, por un lado, los efectos que se producen entre partes, es decir, entre acreedores y
deudores y, por otro, los que producen las relaciones de los distintos codeudores o coacreedores entre sí.
Por los efectos de la divisibilidad entre partes, se verá:
Exigibilidad, pago de insolvencia de uno de los deudores;
Prescripción y cosa juzgada;
Mora, culpa y cláusula penal;
Efectos del fraccionamiento en los otros medios de extinción (innovación, revisión de la deuda, transacción y
compensación).
Y por los efectos entre los distintos con deudores y con acreedores serán tratados al final.
1. Exigibilidad: como consecuencia del fraccionamiento, si la pluralidad fuese activa, “cada uno de los
acreedores sólo tendrá derecho para exigir su parte en el crédito”; a la inversa, si la pluralidad fuese pasiva,
“cada uno de los deudores sólo podrá estar obligado a pagar la parte que le corresponde en el crédito”. En
definitiva, el fraccionamiento hace a los codeudores y a los coacreedores extraños entre sí, ya que cada
deudor responde por su propia porción de deuda y cada acreedor sólo tiene derecho a su porción de crédito. Por
regla general, el fraccionamiento debe hacerse en porciones iguales, salvo que:
Las partes, en el título, hubiesen dispuesto un fraccionamiento desigual;
Que, por muerte del titular, sus herederos deban dividir el crédito o la deuda, en cuyo caso no lo harán en
partes iguales, sino en proporción a la porción hereditaria de cada uno.
2. La regla general es que dividida la deuda o el crédito, cada deudor se libera pagando su parte la deuda y
cada acreedor satisface su interés cobrando su cuota. Cada pago tiene efecto cancelatorio respecto de la
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parte debida. Puede ocurrir, sin embargo, que un deudor pague más de lo que corresponde. Situación en
la cual cabe distinguir distintas hipótesis:
a. pago de la totalidad de la deuda por uno de los deudores por encargo de los otros: no importante
es que exista autorización, mandato o convenio de partes, sea que conste en el título de la obligación o
por actos separados. Esta hipótesis da lugar a las siguientes consecuencias:
El acreedor tiene acción para demandar judicialmente al deudor encargado de pagar, exigiéndole la
totalidad de la deuda;
Se ha dicho que el acreedor podrá rechazar el pago ateniéndose al fraccionamiento del crédito contra cada
deudor (el Dr. Wayar no admite esta afirmación, ya que el derecho de pagar del deudor debe prevalecer sobre
el derecho del acreedor a hacer valer el fraccionamiento);
El deudor que ha pagado la totalidad de la deuda tiene acción para reclamar, luego, el reembolso de sus
respectivas cuotas a los otros codeudores. No tiene acción de repetición contra el acreedor.
b. pago en exceso de su parte por uno de los deudores por error o sin causa: en este caso el deudor
tiene derecho a repetir lo pagado en exceso al acreedor, por aplicación de los principios del pago
indebido o del enriquecimiento sin causa. Pero también podrán dirigirse contra sus codeudores y
exigirles el reembolso de lo pagado en exceso de su parte, porque de lo contrario se verían
beneficiados sin causa por un error de quien pago de más.
c. subrogación: en términos del artículo 693 del código derogado, “el deudor que pagase integra la
deuda no será subrogado en los derechos del acreedor contra los otros deudores”. Actualmente, esta
prohibición fue dejada de lado y en el art. 810 se admite la subrogación legal para el deudor de una
obligación divisible que haya pagado en exceso.
3. Insolvencia de uno de los deudores. También como consecuencia del fraccionamiento, si uno o varios de los
codeudores fueran insolventes, los otros codeudores no están obligados a satisfacer la parte de la deuda
que a aquellos correspondía.
4. Prescripción: si por el fraccionamiento existen tantos créditos o deudas como acreedores o deudores haya,
la prescripción corre separadamente para cada uno de ellos. En consecuencia:
La suspensión de la prescripción respecto a algunos de los deudores no beneficia y perjudica a los otros
acreedores o deudores;
La interrupción de la prescripción hecha por uno de los coacreedores o dirigida a uno de los codeudores
tampoco beneficia y perjudica a los demás acreedores o deudores.
5. Cosa juzgada. La sentencia dictada en contra de uno de los deudores, o a favor de uno de los acreedores, no
produce los efectos de la cosa juzgada respecto de los otros acreedores o deudores que no intervinieron
en el juicio.
6. Otros efectos:
a. Mora y culpa: la mora o la culpa de uno de los deudores no tiene efecto respecto de los otros.
b. Cláusula penal: el fraccionamiento también alcanza a la cláusula penal: no incurrirá en la pena sino el
deudor que contraviniese en la obligación, y solamente por la parte que le correspondía de la obligación.
c. Otros medios de extinción: la renovación, la remisión de la deuda, la transacción y la compensación operada
entre uno de los deudores con el único acreedor (pluralidad pasiva) o entre uno de los acreedores con el único
deudor (pluralidad activa), no producen efecto alguno, ni perjudica ni aprovechan a los restantes deudores
o acreedores.
El artículo regula las acciones que tiene el deudor, para recuperar la parte que pagó en exceso.
En el inciso a elimina la prohibición del artículo 693 del código derogado, que no admitía la subrogación legal para
el deudor de una obligación divisible que había pagado en exceso, lo que estaba en contradicción con lo dispuesto en el
artículo 768, inciso 3°, del código derogado, que otorgaba la subrogación legal al tercero no interesado que hace el
pago, con conocimiento o en ignorancia del deudor.
Se regula con claridad para todos los casos en que el deudor paga en exceso, diferenciando si el pago fue hecho
conociendo que pagaba una deuda ajena, o fue sin causa, estableciendo las reglas que se aplican para el reintegro:
Las reglas de la subrogación en el inciso a;
Y las reglas del pago indebido en el inciso b.
En el caso del inciso b, en realidad debió decir las reglas del enriquecimiento sin causa, ya que el nuevo Código
(art. 1796) coloca el pago indebido como un supuesto particular del enriquecimiento sin causa.
En el caso del inciso a, además de la subrogación, también puede reclamar de los otros codeudores el pago
realizado en exceso, en virtud de las acciones de mandato, de gestión de negocios y de enriquecimiento sin causa en los
términos del artículo 882 del nuevo Código.
Art. 811: “Participación. La participación entre los acreedores de lo que uno de ellos percibe de más se determina
conforme a lo dispuesto por el artículo 841.”
Se trata el supuesto en que uno de los acreedores percibe más que su cuota en el crédito.
Remite al art. 841, en el que se establecen las reglas aplicables a la contribución entre deudores y acreedores según
la relación interna que los liga. Rige residualrnente el principio de la contribución por partes iguales.
Art. 812: “Caso de solidaridad. Si la obligación divisible es además solidaria, se aplican las reglas de las
obligaciones solidarias, y la solidaridad activa o pasiva, según corresponda.”
La norma aclara que cuando la obligación divisible es además solidaria, rige el régimen de la solidaridad sea
activa o pasiva.
Es un reforzamiento del método seguido por el Código, que considera a la divisibilidad como principio general y
a la indivisibilidad y a la solidaridad como las excepciones, según se explicó en el comentario al art. 805.
4) OBLIGACIONES INDIVISIBLES.
Concepto y requisitos.
Art. 813: “Concepto. Son indivisibles las obligaciones no susceptibles de cumplimiento parcial.”
Las obligaciones son indivisibles cuando las prestaciones no pudiesen ser cumplidas sino por entero, debido a
que tienen por objeto cosas o hechos no susceptibles de fraccionamiento.
Habrá indivisibilidad si se cumplen los siguientes requisitos:
1. Debe haber pluralidad de sujetos;
2. Según el criterio de divisibilidad natural, el objeto de la obligación, por naturaleza, no debe ser susceptible
de división;
3. No admiten un cumplimiento parcial; por el contrario, su cancelación solo podrá llevarse a cabo si el pago se
hace “por entero”.
Es fundamental tener en cuenta que la indivisibilidad es una excepción al principio de fraccionamiento que resulta
de la naturaleza del objeto debido.
Clases de indivisibilidad.
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RESUMEN. Agostina Florencia Santillán. Wpp: 388-5865876
Prestaciones indivisibles.
Art. 815: “Prestaciones indivisibles. Se consideran indivisibles las prestaciones correspondientes a las obligaciones:
a) De dar una cosa cierta;
b) De hacer, excepto si han sido convenidas por unidad de medida y el deudor tiene derecho a la liberación
parcial;
c) De no hacer;
d) Accesorias, si la principal es indivisible.”
El art. 671 del código derogado establecía que en las obligaciones de no hacer, la divisibilidad o indivisibilidad de
la obligación se decidía por el carácter natural de la prestación, en cada caso particular.
En la interpretación de ese artículo la doctrina está dividida en dos posturas:
Son siempre indivisibles, que es la que adopta el nuevo Código.
La regla es la indivisibilidad, aunque muy excepcionalmente pueda considerárselas divisibles si el interés del
acreedor no se frustra por la división.
d. Accesorias, si la principal es indivisible.
Esta categoría no estaba incluida en el código derogado. Aunque la obligación accesoria sea divisible
materialmente, será indivisible si lo es la principal, por el principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo
principal.
Indivisibilidad convencional.
La indivisibilidad puede ser natural o convencional. Nuestro derecho sigue el criterio de la divisibilidad natural, en
virtud del cual la divisibilidad o indivisibilidad de una obligación depende de la naturaleza de su objeto.
Sin embargo, por imperio de la autonomía de la voluntad, las partes también pueden establecer una
indivisibilidad convencional.
Como consecuencia, un objeto por naturaleza divisible puede convertirse, por voluntad de las partes, en indivisible;
por ejemplo, una obligación de dar dinero, que por la naturaleza de su objeto es esencialmente divisible, puede ser
pactada como indivisible.
Pero como la voluntad humana no puede alzarse contra la naturaleza, si el objeto de la obligación es indivisible, por
ejemplo un automóvil, no podrán las partes, por contrato, convertirlo en divisible.
En nuestro derecho, como ya se dijo, quedó consagrado el criterio de la divisibilidad natural. Las
obligaciones son divisibles cuando tienen por objeto prestaciones susceptibles de cumplimiento parcial; son
indivisibles si las prestaciones no pueden ser cumplidas sino por entero. La divisibilidad natural es la regla
general.
Se ha desechado el criterio de la divisibilidad intelectual. Toda obligación de dar un cuerpo cierto, por
ejemplo un caballo o un automóvil, es indivisible, incluso cuando el derecho sobre él, por pertenecer a varias
personas, deba dividirse en partes diferentes. Que el derecho sobre una cosa pueda dividirse no significa que la
obligación de entregarla sea divisible si la cosa misma no lo es.
La indivisibilidad convencional equivale a someter una obligación divisible al régimen jurídico de la
solidaridad. Esto es así porque las partes pactan que una obligación divisible se cumpla como indivisible; no
crean una especie de indivisibilidad distinta de la natural, sino que someten esa obligación, por naturaleza
divisible, al régimen de las obligaciones solidarias. La indivisibilidad “convencional” y la indivisibilidad “de la
solidaridad”, por derivar de idéntica fuente (voluntad de las partes) deben someterse al mismo régimen jurídico
para evitar errores, confusiones y soluciones desiguales para situaciones prácticamente idénticas.
Art. 816: “Derecho de los acreedores al pago total. Cada uno de los acreedores tiene derecho de exigir la totalidad
del pago a cualquiera de los codeudores, o a todos ellos, simultánea o sucesivamente.”
El artículo establece el efecto principal de las obligaciones indivisibles con respecto al lado activo (acreedor).
El principio es correcto y consecuencia lógica del carácter compacto de la prestación.
Se deduce que la insolvencia de alguno de los deudores la soportan los codeudores y no el acreedor, que puede
ir contra los restantes en forma sucesiva hasta agotar su interés.
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Art. 817: “Derecho a pagar. Cualquiera de los codeudores tiene derecho a pagar la totalidad de la deuda a
cualquiera de los acreedores.”
La norma establece que cualquiera de los codeudores tiene derecho a pagar la totalidad de la deuda a cualquiera de
los acreedores. Lo que equivale a decir que está obligado al pago total a cualquiera de los acreedores.
Modos extintivos: cuando se requiere unanimidad.
Art. 818: “Modos extintivos. La unanimidad de los acreedores es requerida para extinguir el crédito por
transacción, novación, dación en pago y remisión. Igual recaudo exige la cesión del crédito, no así la
compensación.”
El artículo establece los medios de extinción de las obligaciones que necesitan unanimidad de los acreedores.
Es importante tener en cuenta que en las obligaciones indivisibles la propagación de efectos se relaciona con el
carácter compacto e insusceptible de fraccionamiento del objeto debido, y por tal motivo asume sus principales
proyecciones en el plano del cumplimiento obligacional.
En cambio, los efectos de aquellos hechos que sean independientes de la prestación, ocurridos entre algún
coacreedor y algún codeudor, sólo producen consecuencias personales.
En el artículo se prevé el caso de pluralidad de acreedores y los siguientes modos de extinción:
Transacción.
Novación.
Dación en pago.
Remisión.
Se incluye la cesión del crédito aunque no es técnicamente un modo extintivo.
Para los cinco casos se requiere la unanimidad de acreedores. Esto, en otras palabras, equivale a decir que el
principio general es que no hay propagación de efectos a los otros vínculos, en las obligaciones indivisibles. Para
que esta propagación se produzca es necesaria la unanimidad de los acreedores, por lo que si un acreedor no
intervino en el acto, tal propagación de efectos no se produce.
En el nuevo Código no se requiere en cambio la unanimidad de los acreedores, respecto de la compensación
legal, ya que por efecto de ella, se provoca el aniquilamiento total o parcial del crédito, según corresponda. Quiere
decir que este medio de extinción también produce efectos propagatorios con relación a los demás acreedores, sin
perjuicio de la participación interna que corresponda entre ellos.
El régimen previsto para regular las relaciones entre los codeudores o de los coacreedores entre sí es común
tanto para las obligaciones divisibles como para las obligaciones indivisibles.
La hipótesis que se presenta es: uno de los deudores ha pagado la totalidad de la deuda a uno de los acreedores (esto
debe pasar siempre en las obligaciones indivisibles; mientras que en las divisibles puede ocurrir cuando uno de los
deudores, por cualquier causa, paga toda la deuda o paga más de lo que le correspondía). Una vez producido el pago
total, sea la obligación divisible o indivisible, se tiene que resolver el problema:
¿Cómo se distribuirá entre todos los acreedores el crédito que ha sido cobrado por uno de ellos?
¿Cómo deberán los codeudores contribuir con el que ha pagado para que no termine éste soportando todo el
peso de la deuda?
Distribución.
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Cuando la pluralidad es activa (pluralidad de acreedores), cada uno de los acreedores tiene derecho a su parte en
el crédito. El reparto del crédito entre sus titulares, respetando la cuota que a cada uno corresponde se denomina
“distribución” o “participación”.
En la obligación divisible, la distribución será en especie, ya que pudiendo dividirse el objeto específico, a
cada acreedor le corresponde una cuota o parte de ese objeto.
En la obligación indivisible, no siendo posible el fraccionamiento del objeto, tampoco es posible la
distribución en especie; por lo que sólo queda establecer el valor que ese objeto tiene “en dinero” para
proceder, luego, a la distribución.
Art. 821: “Participación. Si uno de los acreedores recibe la totalidad del crédito o de la reparación de los daños, o
más que su cuota, los demás tienen derecho a que se les pague el valor de lo que les corresponde conforme a la
cuota de participación de cada uno de ellos, con los alcances que determina el artículo 841.
Tienen igual derecho si el crédito se extingue total o parcialmente, por compensación legal.”
Contribución.
Cuando la pluralidad es pasiva (pluralidad de deudores), cada uno de los deudores tiene el deber de pagar su
parte en la deuda.
En este caso, la operación de reintegro al deudor que pagó, de la parte que a cada uno de los otros codeudores le
correspondía pagar, se llama “contribución”.
También en este caso, si la obligación es divisible, el reintegro deberá hacerse en especie; si es indivisible, deberá
hacerse en dinero.
Art. 820: “Contribución. Si uno de los deudores paga la totalidad de la deuda, o repara la totalidad de los daños, o
realiza gastos en interés común, tiene derecho a reclamar a los demás la contribución del valor de lo que ha
invertido en interés de ellos, con los alcances que determina el artículo 841.”
Art. 841: “Determinación de la cuota de contribución. Las cuotas de contribución se determinan sucesivamente de
acuerdo con:
a) Lo pactado;
b) La fuente y finalidad de la obligación o, en su caso, la causa de la responsabilidad;
c) Las relaciones de los interesados entre sí;
d) Las demás circunstancias.
Si por aplicación de estos criterios no es posible determinar las cuotas de contribución, se entiende que participan
en partes iguales.”
Art. 848: “Cuotas de participación. Las cuotas de participación de los acreedores solidarios se determinan
conforma lo dispuesto en el artículo 841.”
Art. 819: “Responsabilidad de cada codeudor. La mora de uno de los deudores o de uno de los acreedores, y los
factores de atribución de responsabilidad de uno u otro, no perjudican a los demás.”
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Por aplicación de los principios generales y de las normas previstas para situaciones análogas, se observan las
siguientes reglas:
a. La situación de mora en que incurra uno de ellos debe ser apreciada como una situación personal, no
transferible a los demás. Por lo tanto, los efectos de la mora de un deudor no afectan a los demás;
b. Si la obligación indivisible está sujeta a un plazo expreso de cumplimiento común a todos los deudores, el solo
vencimiento de dicho plazo determinará la mora de todos los deudores. El vencimiento del plazo pone a todos
los deudores en mora, porque el plazo se vence para todos igual. Pero la mora sigue siendo una situación
personal de cada uno. Por ello, si el plazo no es común, cada uno quedará en mora al vencimiento de su
respectivo plazo;
c. Solo estará en mora aquel deudor que haya sido interpelado por el acreedor (pues es necesario para que
éste incurra en mora) y no los demás deudores. En definitiva, aunque en razón de la indivisibilidad del objeto
la obligación deba cumplirse íntegramente por cualquiera de los deudores, solo quedará constituido en mora
aquel que fuera interpelado; sus efectos no se propagan a los otros codeudores;
d. Las soluciones deben ser las mismas en caso de mora de uno de los acreedores:
Si un deudor formula ofrecimiento real de pago a un acreedor y éste lo rechaza sin justificación válida,
habrá incurrido en mora creditoris, pero los efectos de esta mora se extenderán hacia los otros acreedores;
Si el ofrecimiento se dirige a todos los acreedores conjuntamente, todos quedarán en mora; pero si uno de
ellos tiene motivos válidos para rechazar la oferta, justificando su negativa a recibir quedará liberado de los
efectos de la mora, aunque ese beneficio no podrá ser aprovechado por los otros coacreedores.
Prescripción extintiva.
Art. 822: “Prescripción extintiva. La prescripción extintiva cumplida es invocable por cualquiera de los deudores
contra cualquiera de los acreedores.
La interrupción y la suspensión del curso de la prescripción extintiva se rigen por lo dispuesto en el Libro Sexto.”
Se mantiene, como en el código derogado, la propagación de efectos de la prescripción cumplida y de la
interrupción de la prescripción. Se innova respecto del código derogado en cuanto otorga efectos propagatorios a la
suspensión de la prescripción.
En el primer párrafo del artículo, al igual que en el código derogado, artículo 688, se mantiene la propagación de
efectos de la prescripción cumplida.
En el segundo párrafo se remite a lo dispuesto en el Libro Sexto respecto de la interrupción y suspensión de la
prescripción.
En el Libro Sexto, Título I, Capítulo 1, Secciones 2a y 3a, artículos 2540 y 2549, respectivamente, se establece el
efecto propagatorio de la interrupción y suspensión de la prescripción en las obligaciones solidarias e
indivisibles.
De lo expuesto surge que el nuevo Código establece la misma solución que el código derogado para la interrupción
de la prescripción (propagación de efectos según artículo 688 derogado). No así con relación a la suspensión de la
prescripción, ya que en virtud de lo establecido en el artículo 2540 se le concede efectos propagatorios, a diferencia de
lo previsto en el artículo 3982 del código derogado.
Indivisibilidad impropia.
Art. 824: “Indivisibilidad impropia. Las disposiciones de este parágrafo se aplican a las obligaciones cuyo
cumplimiento solo puede ser exigido por todos los acreedores en conjunto, o realizado por todos los deudores en
conjunto, excepto las que otorgan a cada uno el derecho de cobrar o a pagar individualmente.”
Las obligaciones de indivisibilidad impropia se caracterizan porque, a diferencia de lo que ocurre con las
obligaciones indivisibles propiamente dichas, su cumplimiento requiere la colaboración organizada de todos los
deudores y en consecuencia sólo puede demandarse a todos ellos en conjunto.
Son incorporadas como norma positiva. Antes eran estudiadas por la doctrina y jurisprudencia.
Se las llama también de indivisibilidad irregular o imperfecta, por oposición a las de indivisibilidad propia, donde la
prestación puede ser exigida por cualquiera de los acreedores a cualquiera de los deudores y viceversa.
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RESUMEN. Agostina Florencia Santillán. Wpp: 388-5865876
El deudor demandado por una obligación indivisible impropia tiene el derecho de citar a sus codeudores, no
aplicándose los artículos 816 y 817 del Código.
Se caracterizan por: los actos de uno benefician o perjudican a los demás; la constitución en mora debe efectuarse
respecto de todos los obligados; el pago debe hacerse por todos los deudores en conjunto a todos los acreedores en
conjunto.
Son casos de indivisibilidad impropia: la obligación de escriturar cuando el inmueble vendido pertenece a varias
personas; la obligación de otorgar el reglamento de copropiedad y administración; la obligación de rendir cuentas; la
obligación de restituir a cosa depositada cuando sean varios los depositantes.
La regulación legal resulta acertada al excluir la aplicación de las normas de las obligaciones indivisibles en lo
relativo a la facultad de cobrar o pagar individualmente el total de lo debido.
Art. 825: “Concepto. La obligación simplemente mancomunada es aquella en la que el crédito o la deuda se
fracciona en tantas relaciones particulares independientes entre sí como acreedores o deudores haya. Las cuotas
respectivas se consideran deudas o créditos distintos los unos de los otros.”
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RESUMEN. Agostina Florencia Santillán. Wpp: 388-5865876
Art. 826: “Efectos. Los efectos de la obligación simplemente mancomunada se rigen, por lo dispuesto en la Sección
6° de este Capítulo, según que su objeto sea divisible o indivisible.”
Se las denomina simplemente mancomunadas porque a pesar de coexistir en la obligación varios acreedores o
deudores, no existe asociación de intereses entre ellos. La obligación sigue gobernada por el principio general de
división o fraccionamiento que determina la existencia de una pluralidad de relaciones jurídicas funcionalmente
independientes.
Sus características son: (ver cuadro pág. 9)
La pluralidad de sujetos en la faz activa o pasiva, o en ambas;
La unidad de objetos;
Causa fuente única;
Pluralidad de vínculos disociados o independientes.
El art. 826 hace una remisión a las normas de las obligaciones divisibles o indivisibles, porque esta clasificación
sólo tiene sentido en tanto haya mancomunación.
De este modo se evita una repetición o doble regulación y se eliminan artículos innecesarios.
Si bien la divisibilidad o indivisibilidad sólo puede predicarse respecto del objeto, la mayor importancia práctica de
la clasificación se presenta en las obligaciones con sujeto múltiple.
Cuando hay un solo deudor y un solo acreedor, la obligación, aun cuando su objeto sea divisible, debe cumplirse
como si fuera indivisible.
Es posible distinguir la divisibilidad e indivisibilidad por un lado, y la mancomunación simple y solidaria por el
otro. Pero es importante reiterar que la divisibilidad y la indivisibilidad son especies que si bien pueden presentarse en
una obligación con sujeto singular, cobran verdadera relevancia jurídica cuando la obligación tiene pluralidad de
sujetos.
La divisibilidad cobra relevancia jurídica cuando la obligación es de simple mancomunación, es decir, cuando su
objeto es repartible entre varios deudores o a favor de varios acreedores. Llamar a estas obligaciones “simplemente
mancomunadas con objeto divisible” sería inútil, ya que bastaría con decir simplemente mancomunada pues, siendo tal,
por regla general es divisible; la indivisibilidad es una excepción a la mancomunación simple.
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