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© John Berger
© Árdora Ediciones,
Madrid, 1997
Apartado de Correos
3038 - 28080 Madrid
3' edición: mayo 2000
© de la traducción
Pilar Vázquez /Sobre
una bailarina... ; Algunos
pasos ... ; Poema/ y
Nacho Fernández
(Ser un pintor; Color; Es
pacio; Dibujar. .. /
Diseño de cubierta:
ZAC Diseño Gráfico
Diseño de interiores:
ZAC con la colaboración
deM.A.MS.
Impreso en EFCA. S.A.
D. l.: M-17 .840-2000
ISBN: 84-88020-08-2
j o h n
berger
algunos pasos
hacia una pequeña
teoría de lo visible
I
11 Sobre una bailarina de bronce de Degas
13 Ser un pintor
21 Color
27 Espacio (de una carta a Sven Blomberg)
TI
33 Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible
TTI
51 Dibujar un hombre
61 Poema
sobre una
bailarina
de bronce
de Degas
1960
ser u n
pinto r
13
E
STÁS tumbado al sol en la hierba. Sobre ti hay
un haya. U na ligera brisa mece las ramas más fi
nas y agita las hojas. Desde lejos, este movimien
to constante de las hojas parece nieve verde cayendo
delante de la superficie verde del árbol, igual que en
tiempos parecía caer nieve plateada delante de las pan
15
tallas grises de los cines.
1960
e o I o r
21
P
ARA el ojo humano, todo lo visible tiene un co
lor. Es probable que incluso los ciegos de naci
miento sueñen en color. El color es un fenómeno
óptico, y también tiene un lugar, construido para él, en
la imaginación humana. Sin ninguna duda, los colores
existen en la naturaleza para poder ser vistos. Pero si
eres pintor, los colores son tus enemigos. iNo porque
23
pretendas controlarlos, sino porque tienes que alejarte
de ellos!
1995
26
espacio
(de una carta
a S v e n
Blomberg)
27
L
A hermana de David Hockney, según dice el pro
pio Hockney, cree que Dios es el aire, el espacio
entre las cosas. De este modo, todo está enraizado
o moviéndose en Dios. Es una idea muy cercana a la
percepción de los pintores, foo te parece? No porque
los pintores sean necesariamente creyentes, sino por
29
que el espacio invisible es el que siempre están inten
tando pintar. Sólo el espacio (sea el tipo de espacio que
sea, de Tintoretto a Morandi y de Morandi a Matta)
puede dar unidad a sus trazos y manchas.
1995
31
algu nos
p as os
hacia una
pequena
teoría de
l o visible
33
e UAN DO recito el Padre Nuestro -"Padre nues
tro que estás en los cielos... "-, me imagino ese
cielo como algo invisible, inaccesible, pero ínti
mo y cercano. No tiene nada de barroco: ni espacios
espirales infinitos, ni escorzos apabullantes. Para en
contrarlo -si a uno le fuera concedida la gracia- bas
35
taría con levantar de la mesa algo tan pequeño, tan co
tidiano, como una piedrecita o un salero. Tal vez, Cellini
lo sabía.
49
1995
d i b uj ar un
ho m b r e
51
A
L mirar la página en blanco de mi cuaderno de
dibujo, era más consciente de su altura que de
su ancho. Los extremos superior e inferior eran
los críticos, ya que entre ellos tenía que reconstruir la
manera en que se alzaba sobre el suelo, o visto de otro
modo, la manera en que estaba sujeto al suelo. La ener
53
gía de la pose era principalmente vertical. Todos los
pequeños movimientos laterales de los brazos, el cue
llo girado, la pierna sobre la que no descansaba su peso,
tenían relación con esa fuerza vertical, como las ramas
que cuelgan y sobresalen de un árbol están en relación
con la dimensión vertical del tronco. Mis primeros tra
zos debían expresar esa percepción; debían mantener
lo de pie como un bolo, pero al mismo tiempo sugerir
que, al contrario de un bolo, tenía capacidad de movi
miento, capacidad para recuperar el equilibrio si el sue
lo basculara, capacidad de elevarse en el aire durante
unos pocos segundos desafiando la fuerza vertical de
la gravedad. Esta capacidad de movimiento, esta ten
sión de su cuerpo, discontinua y transitoria más que
regular y permanente, tendría que ser expresada en re
lación a los extremos laterales del papel, a los cambios
en cualquiera de los lados de la línea recta entre la de
presión de su cuello y el talón de su pierna de apoyo.
1 984
es1a
tercera
edición de
algunos pasos
hacia una pequeña
reorla de lo visible
se terminó
de imprimir
el dla lO
demayo
de
2000