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TEMA Nº 8.

JESUS Y LOS MILAGROS

CRISTOLOGIA BIBLICA.

SINTESIS.

Los Evangelistas nos narran los milagros de Jesús los cuales no son para probar que Jesús es Dios sino `para anunciar el
RD a través de sus acciones, cuyo interés es revelar la bondad, la misericordia y el amor de dios hacia los enfermos, los
poseídos…. Estos son un llamado a la conversión pero no para convertirnos en seres buenos, es una invitación a tener FE
esa FE hacia la persona que nos esta sanando. La FE es necesaria antes de que ocurra el Milagro.

SAN JUAN 11 DEL 1 AL 42

Una primera parte es el diálogo de Jesús y sus discípulos cuando le avisan que Lázaro está enfermo, todavía lejos de
Betania (vv. 3-16). Luego hay un primer diálogo de Jesús con Marta (vv. 17-27). La tercera parte es el diálogo de Jesús
con María (vv.28-37); finalmente se narra la resurrección de Lázaro (vv. 38-44) y la reacción de fe de muchos de los que
estaban allí (v.45) En el primer diálogo con sus discípulos, Jesús ya anticipa que esta enfermedad es para que se
manifieste la gloria de Dios (v.4) más allá de que sus discípulos no entienden de qué está hablando Jesús. Esta
incomprensión no impide que el camino del Evangelio siga adelante, y que se muestre efectivamente la gloria de Dios.
Cuando Jesús va a Betania, Marta sale a su encuentro y de alguna manera reprocha a Jesús: “Señor, si hubieras estado
aquí, mi hermano no habría muerto” (v.21), sin embargo Jesús la conduce desde el reproche hasta la fe: “Yo soy la
resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que todavía está vivo y cree en mí, no morirá
jamás. ¿Crees esto?” (v.25-26). El mismo reproche le dirige su hermana María (v.32). Jesús se conmueve y llora, pero
este conmoverse del Señor es también para que la gloria de Dios se manifieste. Por eso se dirige al sepulcro. Cuando
recibe la advertencia de María, que Lázaro ya lleva cuatro días muerto, Jesús responde: “¿No te dije que, si crees, verás
la gloria de Dios). En el camino que Juan propone a sus lectores, al llegar al séptimo signo en el episodio de Lázaro, Jesús
quiere que sus discípulos den pasos, y si bien todavía no hay signo, él pide la fe: “¿No te dije que si crees verás…?” El
camino que nos propone el Evangelio es un camino de fe, que comienza con ver los signos, pero en la medida que se va
avanzando, se pide una fe más madura, que no está apoyada en los signos, sino que Jesús declara felices a los que sin
ver creen (ver Jn 20,29).

Decía santo Tomás de Aquino: “Tan sólo un necio trata de consolar a una madre ante su hijo muerto”. Estas palabras
surgen como fruto directo de la contemplación de este pasaje en el que Jesús, frente al sepulcro de su amigo Lázaro,
derrama unas de las pocas lágrimas que aparecen expresamente en el evangelio. Jesús es consciente del valor de la vida
frente a la eternidad y la muerte. Sabe que el alma de Lázaro reposa esperando, como la del resto de los hombres, el
momento sublime de la redención. Sin embargo, Jesús también es un hombre. Lo que en un primer momento no le
cuesta aplazar cuatro días, más tarde se transformará en lágrimas y llanto: la contemplación del sepulcro de su amigo. El
regreso a la vida de Lázaro es un anticipo, una profecía, de lo que será en el futuro la resurrección de los muertos. Los
amigos de Jesús, sus íntimos, sus más queridos, volverán a la vida ante el asombro de sus enemigos y las miradas
mezquinas de los que en vida no acogieron a Jesús en su corazón. Pidamos a Cristo en este día que guarde un puesto
para nosotros en su corazón. Digámosle con todo nuestro ánimo que queremos ser sus amigos y sus seguidores.

DE: ZULAIMA ROJAS

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