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CAPITULO II

MARCO TEÓRICO
CAPÍTULO II

MARCO TEÓRICO

Con respecto al desarrollo del presente trabajo especial de grado, se

tomo como fundamento, de criterio de juristas y expertos en el área, con la

finalidad de confrontar doctrina, jurisprudencia para presentar las bases

teóricas sobre la categoría objeto de investigación, las medidas innominadas

de providencia cautelar por los hechos ilícitos civiles; del mismo modo se

señala y da significado a lo expuesto, a través del sistema de categoría

construido al efecto.

1. ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN

En este orden de ideas y con la finalidad de complementar esta

investigación, se tomaron en cuenta una serie de trabajos previamente

elaborados sobre la materia, los cuales proporcionan información

relevante para la realización del presente trabajo de grado, considerando

entonces, los distintos enfoques y perspectivas en que se han basado los

mismos, sean estos similares o no a las del estudio en cuestión.

En primer lugar, se analizó la investigación realizada por Ferrer, Pirela,

Ramírez y Rincón (2011), un trabajo titulado “Análisis de las medidas

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cautelares en la legislación Civil Venezolana y su congruencia con la tutela

judicial”, en la Universidad Dr. Rafael Belloso Chacín en Maracaibo del

Estado Zulia, Venezuela.

El trabajo tuvo como objetivo analizar las medidas cautelares en la

legislación Civil Venezolana y su congruencia con la tutela judicial efectiva

consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. El

tipo de investigación, fue documental, por cuanto la información recolectada

se obtuvo de textos y leyes.

Igualmente, la población de estudio estuvo constituida por Constitución de

la República Bolivariana de Venezuela (1999), el Código de Procedimiento

Civil (1987), Código Civil Venezolano (1982), y como soporte doctrinal bajo el

enfoque teórico de Amado (2008), Bounds y Woods (2005), Goldschmidt

(2008), Ortiz (2004), entre otros.

En este mismo orden de ideas, la validez del contenido fue obtenido

mediante un proceso de estudio evaluativo por parte de los expertos del

comité académico de la facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la

Universidad privada Rafael Belloso Chacín.

Con respecto, a los resultados que se obtuvieron del presente estudio

indicaron que las medidas cautelares son un medio procesal que brindan la

seguridad jurídica a las partes cuando se pretende ocasionar una lesión a los

derechos constitucionales.

En atención a los datos aportados sobre el trabajo antes descrito, éste se


consolida como un antecedente para la presente investigación, por

cuanto analiza exhaustivamente las medidas innominadas, los requisitos de

procedencia de las mismas y la norma que la consagra, en este caso el

Código de Procedimiento Civil (1987).

Como segundo antecedente, en el aporte al presente trabajo de grado

está la investigación presentada por Díaz (2009), quien realizó un trabajo de

grado titulado “La acción civil por indemnización de daños causados por un

hecho ilícito”. Trabajo de Investigación para optar al Grado de Magíster

Scientiarum en Derecho Procesal Civil de la Universidad del Zulia,

Venezuela. La investigación tuvo como objetivo general, determinar la

aplicabilidad del procedimiento previsto en el Código de Procedimiento Civil

con respecto a las acciones interpuestas ante el Tribunal de Primera

Instancia Civil, Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia.

La investigación fue de tipo documental, por cuanto la información

recolectada se obtuvo de textos y leyes. La población de estudio estuvo

constituida por leyes y doctrinas referentes a la materia; por otra parte, la

técnica de recolección de datos empleada para el desarrollo de la

investigación fue la observación directa documental y con respecto al

instrumento aplicado, este fue la guía de observación.

La población de estudio fue la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela (1999), Código de Procedimiento Civil de Venezuela (1986), Ley

Penal del Ambiente (2002), Ley de Transporte Terrestre (2008), entre otros;
así como, diversos criterios y con posiciones encontradas; como: Bello, H.

(1987), Chiossone, y otros. (2001 García de Mármol, C. (2000). entre otros.

Referente a los resultados de la investigación, arrojaron en cuanto a la

indemnización de daños a las víctimas de un hecho ilícito, se puede concluir

que este derecho alcanza rango constitucional con la promulgación en el año

1999 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en la cual

reconoce los derechos de acceso a la justicia y tutela judicial efectiva, en

virtud de los cuales toda persona puede acceder a los órganos de

administración de justicia para obtener la tutela judicial efectiva de sus

derechos e intereses.

En este orden de ideas, la persona perjudicada puede acudir por vía de

amparo a reclamar el restablecimiento de su derecho y por consiguiente el

resarcimiento del daño, cuando no obtiene oportuna respuesta por parte del

órgano jurisdiccional competente, muestra evidente de evolución jurídica, y

como fue concebida por el derecho romano, puede igualmente el culpable

puede ser condenado patrimonialmente.

Ahora bien, dicha investigación sirvió de aporte al presente trabajo de

grado, para la información sobre hechos ilícitos civiles en los daños

materiales, la responsabilidad civil, el daño causado y las características del

daño temas que son importantes para el estudio de la investigación.

Como tercer antecedente, está el artículo de opinión digital citado por

Morales (2008), denominado “Las Medidas Cautelares innominadas en el


Proceso Civil venezolano". Artículo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y

Políticas de la Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos

(UNERG), de Carabobo, Venezuela.

El objetivo de este artículo fue analizar la normativa legal que regula la

figura de las Medidas Cautelares Innominadas y la función del juez dentro del

sistema en el Proceso Civil Venezolano, su aplicación y enfoque relacionado

con la necesidad de tener una visión mejorada de éstas y que permitan a las

partes implicadas en el proceso civil su uso para evitar un daño y abreviar el

proceso; así como las medidas cautelares innominadas y su importancia.

A su vez, la legislación utilizada acorde con esos objetivos fueron la

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), Código de

Procedimiento Civil de Venezuela (1986), Ley Orgánica de Amparo sobre

Derechos y Garantías Constitucionales (1988), entre otros; así como,

diversos criterios y con posiciones encontradas; como: Cañas (2000),

Jiménez (1999), La Roche. R (2005), entre otros.

En cuanto a la metodología utilizada, se realizó una investigación

de tipo documental descriptiva, toda vez que empleo la técnica de

observación directa sobre la población, vale acotar, la normativa vigente,

doctrina y jurisprudencia en el tema, antes descrito.

Como conclusión, se observa en el artículo, que las medidas

innominadas constituyen una modalidad de las medidas cautelares;

manifestación de un poder cautelar general concedido por la ley al juez;


para que según su prudente arbitrio, con criterio de oportunidad, y

atendiendo a las circunstancias de modo, tiempo y lugar, pueda escoger los

medios más adecuados para asegurar el resultado procesal y de ejecución

al que aspiran las partes en el proceso

No obstante, se debe decir que por su función las medidas innominadas,

tienden a prevenir el daño que pueda ocasionar una de las partes al

derecho de la otra. La redacción general del parágrafo primero del artículo

588 del Código de Procedimiento Civil (1986), permite determinar que las

medidas cautelares innominadas no están destinadas a garantizar bienes

sobre los cuales puedan dictarse a futuro las medidas ejecutivas, pues para

ello se disponen de las medidas típicas, sino por el contrario evitar que la

conducta de una de las partes pueda causar daños o una lesión irreparable,

al derecho de a otra, para lo cual se facultad al juez para que autorice o

prohíba la realización de determinados actos.

En atención a la información aportada por el artículo supra descrito, éste se

considera un aporte para el desarrollo de la presente investigación toda vez

que analiza cual es el marco normativo para la las medidas innominadas de

providencia cautelar, permitiendo así conocer las diversas normas, así como su

impacto y efectos en el proceso civil del que se trate.

Por último, muestra el trabajo presentado por Cordero (2008), quien

realizó una investigación denominada “Las medidas cautelares en el derecho

procesal civil y los preceptos constitucionales consagrados en la Constitución

de la República Bolivariana de Venezuela” en la Universidad Católica


“Andrés Bello”, Dirección General de los estudios de Postgrado Área de

derecho especialidad en Derecho Procesal en la ciudad de Caracas,

Venezuela.

Con respecto al propósito de la investigación, tuvo como objetivo general,

determinar cómo y en qué medida las instituciones cautelares establecidas

en el Código de Procedimiento Civil venezolano se corresponden con los

preceptos constitucionales establecidos en la Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela, en especial con el Principio del Debido Proceso.

En ese sentido la metodología a utilizarse para el desarrollo de la

investigación se corresponde con la de un estudio monográfico a nivel

descriptivo, acorde a los parámetros establecidos en el manual para la

elaboración del trabajo de grado adoptado en la Universidad Católica Andrés

Bello. La población de estudio no fue más que la Constitución de la

República Bolivariana de Venezuela (1999), Código de Procedimiento Civil

de Venezuela (1986), Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de la

República Bolivariana de Venezuela, (2004), entre otros; así como, diversos

criterios y con posiciones encontradas; como: Febres, M. (2002), Henríquez

(2002), Olano, C. (1987), entre otros.

Por otra parte, se concluyó que las medidas cautelares como parte

integrante o accesoria del debido proceso, es obligatoria la motivación de

dicho decreto, por cuanto el Juez debe exponer las razones de hecho y de

derecho por las cuales considera que procede o no la medida que se le


requirió ya que, si no lo hace, es imposible que su acto sea susceptible de

control por las vías ordinarias y extraordinaria, lo que impediría el cabal

ejercicio del derecho a la defensa de la parte o del tercero que pueda verse

afectado por dicho decreto.

Cuando un Juez, mediante decreto, acuerda o niega medidas cautelares,

cualesquiera que sean (nominadas o innominadas), realiza una actividad de

juzgamiento que la doctrina y la jurisprudencia nacional han calificado como

discrecional. El artículo 27 de la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela, le consagra al juez constitucional la potestad de restablecer

inmediatamente la situación jurídica infringida o la situación que más se

asemeje a ella. En este escenario, se erigen las medidas cautelares dentro

de los procedimientos judiciales, las cuales se encuentran concebidas en

aras de garantizar el derecho a la tutela judicial efectiva y garantías

constitucionales establecidos en el Texto Fundamental.

Esta investigación aportó al estudio en curso, fundamentos teóricos

relevantes sobre las medidas cautelares, como la función de las mismas,

y la discrecionalidad del juez para aprobarlas, tomando en cuenta los

requisitos para su procedencia y el poder cautelar que este detenta.

2.- FUNDAMENTACION TEORICO-LEGAL-JURISPRUDENCIAL

De inicio, es preciso partir señalando que la presente investigación se

realiza dentro del campo jurídico legal, por lo cual las bases legales,
doctrinales y jurisprudenciales constituyen el punto de partida fundamental,

posicionándose como los antecedentes inmediatos del objeto de estudio, en

atención a que éstas contienen los aspectos relativos a la categoría objeto de

estudio, relativo a analizar las medidas innominadas de providencia cautelar

por los hechos ilícitos civiles en los daños materiales causados a la

propiedad.

Así pues, se emplean los parámetros normativos contenidos en la

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999); el Código Civil

de Venezuela (1982), Código de Procedimiento Civil (1987), Sentencia N° 0008

de la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo Justicia, de entre otros y el

uso de la opinión expuesta por Milliani (2000), López (200), entre otros.

2.1.- MEDIDAS INNOMINADAS DE PROVIDENCIA CAUTELAR

Las medidas atípicas o innominadas están previstas en el Libro Tercero

del Código de Procedimiento Civil (1987), bajo la denominación del

procedimiento cautelar y de otras Incidencias; y expresadas en el artículo

588 en sus tres parágrafos, que en resumen señala que la ejecución de la

sentencia garantiza el resultado práctico de las acciones del acreedor contra

el deudor, mediante un sistema que permite colocar determinados bienes,

fuera de toda transacción comercial, de manera que queden afectados

forzosamente a la satisfacción de las obligaciones que se declaren o sean

reconocidas en el proceso.
Para La Roche (2003, p.456), las medidas innominadas son

providencias emanadas, judicialmente a petición de partes o de oficio, por

medio de las cuales se efectúa la prevención o aseguramientos

procesales, con carácter provisorio sobre bienes o personas para

garantizar las resultas de un juicio, deben denominarse medidas

preventivas, en razón de su trayectoria histórica en el proceso venezolano,

y por otra parte, es el nombre que está establecido por el Código de

Procedimiento Civil (1987).

Según, Villarroel (2007. p. 161), señala que las medidas innominadas son

las que puede dictar el Juez de acuerdo al caso concreto para perseguir el

aseguramiento de las resultas de aquellas demandas que no buscan la

satisfacción de obligaciones dinerarias o la restitución de algún bien. Palacio

(2005. p. 280), dice que: denominase medidas cautelares genéricas o

innominadas a aquellas que pueden ser dispuestas para satisfacer una

necesidad de aseguramiento provisional específica a cuyo respecto resulten

insuficientes o excesivas las medidas contempladas en la ley.

De acuerdo a los conceptos planteados por los autores se conceptualizan

que en las medidas innominadas son aquellas que dicta el Juez para el

aseguramiento procesal para garantizar las resultas de un juicio, pero para

Palacio son aquellas que pueden ser dispuestas para satisfacer una

necesidad de aseguramiento provisional en la que resulten insuficientes las

medidas contempladas por la ley.


De lo antes expuestos, para los investigadores las medidas innominadas se

tratan de todas aquellas providencias cautelares que tienen como finalidad

asegurar las resultas del proceso que quedan a discrecionalidad del Juez, de

acuerdo con el caso concreto que ha sido sometido a su conocimiento

destinadas a complementar o asegurar las resultas de un juicio.

2.1.1.- NATURALEZA JURÍDICA DE LAS MEDIDAS INNOMINADAS DE

PROVIDENCIA CAUTELAR.

El Código de Procedimiento Civil (1987), en su artículo 588 parágrafo

primero, se refiere a las medidas innominadas como las providencias

cautelares que puede acordar el juez cuando exista el temor fundado de que

una de las partes pueda ocasionar daños o lesiones graves o de difícil

reparación al derecho de la otra.

Con respecto a los medios para asegurar las resultas del proceso, con la

promulgación del Código de Procedimiento Civil en el año 1987, aún vigente,

se incorporaron por primera vez en el ordenamiento procesal civil

venezolano, las medidas innominadas, otorgándole a las partes una nueva

forma de proteger sus intereses dentro del proceso.

Para, Álvarez (2008, p. 80), expone que las medidas innominadas forman

un género distinto al de las medidas nominadas y que, si bien poseen el

mismo objeto, es decir, asegurar la eficacia del fallo, las medidas atípicas no

dependen de las otras para ser decretadas, debido a que proceden cuando
las típicas resultan insuficientes para garantizar la efectividad de la sentencia

definitiva.

Sobre las medidas innominadas, ha señalado Ortiz (2005, p.72), que, con

el advenimiento de este sistema al procesalismo venezolano, se estableció

un orden cautelar general del Juez a la par con las más avanzadas doctrinas

sobre la materia, cerrando así la discusión en la doctrina patria sobre tal

institución.

Sólo debe acordarse cuando no exista posibilidad de garantizar


las resultas del proceso mediante las medidas preventivas típicas
de embargo, secuestro y prohibición de enajenar y gravar y por
otra parte, tales medidas que incluyen la prohibición de la
ejecución de determinados actos, no deben confundirse con las
situaciones específicas previstas para los interdictos prohibitivos.

En efecto, se ha dejado en claro que las medidas innominadas no pueden

ser utilizadas para extender las facultades del Juez en lo atinente a la

aplicación de las medidas cautelares del 588 del Código de Procedimiento

Civil (1987), cuyas causales están establecidas de manera taxativamente, en

cambio las providencias innominadas son números apertus, de cada caso

concreto el cual se aplicará. Todo esto reafirma pues, el carácter autónomo

de su naturaleza.

Según los conceptos planteados por los autores la naturaleza jurídica de

las medidas innominadas son providencias cautelares que acuerda el juez

cuando exista el temor fundado de que una de las partes pueda ocasionar

daños o lesiones graves, en cambio, para Álvarez proceden cuando las

típicas resultan insuficientes para garantizar la efectividad de la sentencia


definitiva.

En virtud de lo antes expuesto, según los investigadores consideran, que

las medidas innominadas constituyen una garantía procesal de suma

relevancia, por cuanto con las mismas se busca proteger derechos de las

partes, cuando las medidas típicas consagradas taxativamente en el Código

de Procedimiento Civil (1987), no resultan suficientes para tutelar el derecho

invocado por la parte solicitante de la medida.

2.1.1.1.- ÁMBITO DE APLICACIÓN.

Con respecto al ámbito de aplicación, la Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela (1999) en su artículo 26, el cual expresa: Toda

persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia

para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos, a

la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión

correspondiente. Para ello, el Estado se encargará de garantizar la gratuidad

y accesibilidad de la justicia, velará por que la misma sea imparcial, idónea y

expedita, sin dilaciones indebidas y procurará que todos los formalismos se

cumplan siempre y cuando sean útiles y necesarios.

En este mismo orden de ideas, Rivera (2002, p.46 ), comenta que el ámbito

de aplicación de la tutela judicial efectiva no solo supone el derecho de acceso

a la justicia a todas las personas y a obtener con prontitud la decisión

correspondiente, sino que constituye la obligación de la administración de

justicia de respetar el derecho constitucional a la igualdad prevista en el

Articulo
21 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) y a

decidir una controversia de una manera imparcial y equitativa .

El artículo del texto constitucional, que ha sido nombrado por el autor,

establece la igualdad de las personas ante la ley y por ello la misma se

encargará de garantizar las condiciones jurídicas y administrativas para que

dicha igualdad ante la ley sea real y efectiva.

En este contexto, La Roche (2003. p.29), señala que el ámbito de

aplicación de la justicia cautelar persigue dos objetivos o fines, uno sería el

impedir que se viole un derecho a cualquier persona para esclarecer los

dilemas que se originen con respecto a la existencia del derecho y los efectos

que produce, logrando así facilitar el ejercicio del mismo.

Por otra parte, Ortiz (2005, p.74), señala que es necesario para ampliar el

marco referencial de una tutela judicial efectiva la consagración del poder

cautelar general, que según su opinión es el deber que tienen los jueces para

evitar cualquier daño que posiblemente se presente, concreto e inminente en

el marco de un proceso que va en perjuicio de las partes.

Según los conceptos planteados por los doctrinarios Rivera plantea que el

ámbito de aplicación de la tutela se refiere al derecho que tiene la persona de

que la decisión se tome con prontitud, en cambio, para La Roche y Ortiz

busca evitar la violación de los derechos para esclarecer el caso y los efectos

que esto origine, por lo cual se debe ampliar su marco referencial.

El análisis anterior, los investigadores infieren que el ámbito de aplicación

de las medidas innominadas de providencia cautelar supone es un


instrumento para ejercer los derechos sustantivos de todas las personas

donde con su consecución se podrá llegar a la paz social, el bien común, la

justicia, la dignidad y libertad del hombre, elementos que conforman el

objetivo final del derecho positivo.

2.1.1.2.- ELEMENTOS.

Con respecto a los elementos, se describirá cuales deben concurrir

para la posibilidad del decreto de una medida cautelar innominada solicitada.

Para la aplicación o decreto de las medidas preventivas descritas en esta

investigación deberán estar regidas por el artículo 585 del Código de

Procedimiento Civil (1990), que establece que las mismas las decretará el

Juez solo cuando exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la ejecución

del fallo y siempre que se acompañe un medio de prueba que constituya

presunción grave de esta circunstancia y del derecho que se reclama.

En el artículo citado, se puede apreciar que existe la necesidad o

exigencia de que se demuestre que hay una situación que de indicios de que

será obstaculizada la ejecución de la sentencia, y por otro lado que se

necesita un medio de prueba o documento que demuestre la titularidad del

derecho o la existencia del crédito que se pretende reclamar. Estos dos

elementos que la ley exige concurran para el posible decreto de una

providencia cautelar son mejores conocidas como “Periculum in mora” y el

“fumus boni iuris”, las cuales serán definidas a continuación:


 Fumus Boni Iuris: al respecto, Fraga (2003, p.78), opina que una

autoridad de cualquier orden incluyendo las judiciales, incide en la esfera

jurídica de un particular o de una persona jurídico – pública, debe hacerlo

con fundamento o elementos que razonablemente justifiquen su proceder.

Es decir que la solicitud, de la aplicación de una medida cautelar debe estar

fundamentada en un documento, que demuestre la existencia del crédito

reclamado, de lo contrario no procede tal solicitud, siendo la sola afirmación

del interesado insuficiente, debido a que constituye un riesgo el manipular

una medida cautelar basada en pretensiones infundadas y precipitadas.

 En relación al Periculum In Mora: el autor La Roche 2003, p.32), señala que

en la condición de peligro el retardo exige la presunción de que están presentes

las circunstancias de hecho que, si el derecho existiera, serían tales que harían

verdaderamente temible el daño inherente a la no satisfacción del mismo.

Por otra parte, Ortiz (2005, p.77), opina que durante las fases del proceso

puede ocurrir que el deudor moroso puede efectuar una serie de actividades

desplegadas con la finalidad de ocasionar una disminución en su patrimonio o

una merma en la propia esfera patrimonial del objeto de los derechos sobre los

cuales se litigia, dicho temor de daño o de peligro es lo que la doctrina ha

denominado “peligro en la demora” o en su acepción latina “periculum in mora”

 Pendente Lite: Otro elemento que no distingue como tal la ley de forma

expresa, es la pendente lite, sin embargo, según análisis del artículo 588 del

Código de Procedimiento Civil (1987), se extrae que el Tribunal puede


decretar las medidas preventivas, en cualquier estado y grado de la causa,

es decir que se dictan siempre en ocasión a un juicio, y que no podrán ser

solicitadas sin una demanda que las preceda.

La Roche (2003, p.80), explica, que la razón legal de este requisito estriba

en la relación de instrumentalidad que hay entre la medida preventiva y la

causa principal, en virtud de la cual, la medida no constituye un fin en sí

misma. Es entonces, imperiosa la existencia previa del proceso o demanda,

para poder solicitar una medida preventiva o cautelar, debido a que su propia

naturaleza instrumental y accesoria así lo exige.

Según lo planteado por los doctrinarios las medidas preventivas las

decreta el Juez solo cuando exista riesgo manifiesto de que quede ilusoria la

ejecución del fallo, Ortiz plantea que durante las fases del proceso el deudor

moroso puede efectuar una serie de actividades con la finalidad de ocasionar

una disminución en su patrimonio, en cambio, para La Roche la razón legal

consiste en la relación de instrumentalidad que hay entre la medida

preventiva y la causa principal.

Al respecto, según los investigadores concluyen, que los elementos de las

medidas innominadas de providencia cautelar son el Fumus Boni Iuris (debe

estar fundamentada en un documento); Periculum In Mora (peligro en la

demora) y por último el Pendente Lite (existencia previa del proceso o

demanda), que son los componentes que deben concurrir para la posibilidad

del decreto de una medida cautelar innominada solicitada.


2.1.1.3.- CLASIFICACIÓN.

Con respecto a la clasificación el autor Alsina (2002, p. 502), detalla las

medidas cautelares innominadas de la siguiente manera:

 Anotación de litis: Sobre la anotación de litis Palacio (2005, p. 296), dice

es la medida cautelar que tiene por objeto asegurar la publicidad de los

procesos relativos a bienes inmuebles, para el supuesto de que las sentencias

que en ellos se dicten hayan de ser opuestas a terceros adquirientes del bien

litigioso o cuyo favor se constituye un derecho sobre sí mismo. Cuando el actor

ha triunfado en su demanda, la anotación no puede cancelarse mientras no se

cumpla por el demandado la sentencia condenatoria, porque no puede

considerarse terminado el juicio en tanto el actor no sea reintegrado en su

derecho. Pero si la demanda ha sido desestimada, el demandado puede pedir

su cancelación porque ninguna razón habría para mantener esa medida.

 Prohibición de innovar: Para que se declare la procedencia de la

prohibición de innovar se requiere la verosimilitud del derecho invocado, pero

no se exige la justificación de un daño inminente, sino que basta su

posibilidad, que será apreciada por el Juez de acuerdo con las

particularidades, de la causa. Se decreta en auto interlocutorio, que puede

ser revocado en cualquier momento que el Juez lo estime conveniente en

consideración a las circunstancias. Puede ser ordenada en cualquier estado

del juicio aun después de la sentencia en grado de apelación contra una de

las partes, o contra ambas al mismo tiempo.


 Medidas innominadas de inhibición General de Bienes: En todos los

casos en que habiendo lugar al embargo este no pudiere hacerse efectivo

por no conocerse bienes del deudor o por no cubrir estos el importe del

crédito reclamado, podrá solicitarse contra aquél inhibición general de vender

a gravar sus bienes, la que se deberá dejar sin efecto siempre que

presentase a embargo bienes suficientes o diere caución bastante. Se puede

decir entonces, que la inhibición es una medida sucedánea del embargo,

cuya procedencia se halla supeditada a la justificación del crédito en alguna

de las formas que se han analizado en el embargo preventivo, y a la

circunstancia de no conocerse bienes del deudor, o de ser éstos insuficientes

para cubrir el crédito reclamado.

 Intervención y administración judicial: Desde un punto de vista general,

se denomina intervención judicial a la medida cautelar en cuya virtud una

persona designada por el Juez, en calidad de auxiliar externo de éste,

interfiere en la actividad económica de una persona física o jurídica, sea para

asegurar la ejecución forzosa o para impedir que se produzcan alteraciones

en el estado de los bienes.

 Prohibición de innovar y de contratar: La llamada prohibición de innovar

es la medida en cuya virtud se ordena a una de las partes que se abstenga

de alterar, mientras dura el proceso, la situación de hecho o de derecho

existente en un momento determinado. Básicamente, la medida de no

innovar encuentra justificación en las garantías constitucionales de la

defensa en juicio y de igualdad ante la ley.


Para el autor Podetti (1999, p. 287) dice: Pero también haya su

fundamento en el principio de moralidad o en la buena fe con la cual deben

proceder los litigantes. Sería contrario a un mínimo de buena fe procesal,

agrega que mientras por un lado se busca que los jueces resuelvan el litigio,

reconociendo o declarando las cuestiones controvertidas, por otro lado, se

modifique el status jurídico o de hecho de los bienes discutidos, procurando

obtener una ventaja de esta actitud.

Según lo planteado por los doctrinarios Alsina y Palacios las medidas

cautelares innominadas en su clasificación hacen referencia a otras

providencias que dicta el juez para asegurar la publicidad de los procesos, la

prohibición de innovar, medidas innominadas de inhibición General de

Bienes, impedir que se produzcan alteraciones en el estado de los bienes, y

la prohibición de innovar y contratar en cambio, para Podetti debe existir el

principio de moralidad o en la buena fe con la cual deben proceder los

litigantes.

Para los investigadores la clasificación de las medidas innominadas de

providencia cautelar se está hablando de otras providencias que el juez

puede dictar, medidas asegurativas que no son ni secuestros, ni embargos,

ni prohibición de enajenar o gravar, por el contrario, pueden ser

autorizaciones o pueden ser prohibiciones, pero no recaen directamente

sobre bienes. Las providencias cautelares innominadas persiguen evitar

daños mayores, que estos no se continúen provocando.


2.1.1.4.- IMPORTANCIA.

Al tratar sobre la importancia, el Código de Procedimiento Civil (1987) en

el artículo 588 parágrafo primero señala, que estas medidas son

substanciales porque tienen como función evitar un daño de difícil reparación

o lesiones graves al derecho de un parte ocasionado por la otra.

Dentro de este orden de ideas, el Juzgado Segundo de Primera Instancia

en lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado

Bolivariano de Miranda, expediente N° 20.051, en fecha 8/08/2012 indica:

…para evitar cualquier lesión o daño de difícil reparación que


una de las partes le pueda infringir en derecho a la otra y con la
finalidad de garantizar la efectividad de la ejecución del fallo, así
como la función jurisdiccional misma (lo que las diferencia de las
medidas tradicionales o típicas, en cuanto estas últimas tienen
como finalidad casi exclusiva, asegurar la futura ejecución del
fallo) …

De lo anteriormente citado, se entiende que la importancia de las medidas

innominadas se centra en prevenir que una de las partes ocasione un

perjuicio a la otra, bien sea por un acto que pudiera realizar o que esté

realizando actualmente, cuya comisión produciría un daño irreparable o de

difícil reparación que no permitiría restablecer la situación jurídica lesionada

o que sea difícil hacerlo, pudiendo esto influir negativamente en la eficacia

del fallo definitivo conllevando esto a que no se cumpla la función

jurisdiccional del juez.

En cuanto a esto, Ortiz (1999, p. 115), considera que las medidas


innominadas no funcionan para garantizar la ejecución dineraria del fallo,

sino a evitar que en el transcurso de un proceso las partes desplieguen una

conducta atentatoria a los principios de lealtad y probidad procesal, y eviten,

con esa conducta, la eficaz ejecución del fallo. Es por lo antes expuesto, que

el legislador permite dictar las medidas innominadas, es decir, aquellas que

no están expresamente establecidas en el ordenamiento jurídico, sino que

las partes en conjunto con el juez pueden elegir la medida más pertinente.

De acuerdo a lo planteado por los doctrinarios la importancia de las

medidas innominadas es evitar que una persona le haga daño de difícil

reparación o lesiones graves a la otra, en cambio, para Ortiz las medidas

innominadas no funcionan para garantizar la ejecución dineraria del fallo,

sino a evitar que en el transcurso de un proceso las partes desplieguen una

conducta atentatoria a los principios de lealtad y probidad procesal.

Para los investigadores la importancia de estas medidas innominadas o

atípicas radica en que son pronunciadas con el propósito independiente de

autorizar o prohibir conductas y dictar cualquier otra providencia para hacer

cesar la continuidad de una lesión.

2.1.2.-PROCEDIMIENTO DE LAS MEDIDAS INNOMINADAS DE

PROVIDENCIA CAUTELAR EN EL PROCESO CIVIL

Al tratar el procedimiento se puede establecer que se sigue cuando no

existe un procedimiento especial que regule la actuación de las partes para


la tramitación y la secuencia de los actos ante los tribunales. Al respecto el

artículo 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

(1999), establece:

El proceso constituye un instrumento fundamental para la


realización de la justicia. Las leyes procesales establecerán
simplificación, uniformidad y eficacia de los trámites y adoptarán
un procedimiento breve, oral y público. No se sacrificará la
justicia por la omisión de formalidades no esenciales.

Según Bello (2004, p. 149), el procedimiento ordinario comienza con la

demanda, la cual puede ser considerada desde el aspecto de la propia

acción, que mediante ella se ejercita, como también desde el aspecto de

iniciación de la instancia. De aquí el que sea considerada como un acto de

iniciación procesal, constituyendo siempre un acto procesal de parte, que

no puede ser jamás efectuado por el órgano jurisdiccional, dirigida contra

un sujeto determinado y cuya última finalidad es pretender del estado la

protección jurídica, en efecto el artículo 11 del Código norma: “En materia

civil el Juez no puede iniciar el proceso sin previa demanda de parte…”.

Actualmente el artículo 338 del Código de Procedimiento Civil (1990),

establece en su texto que: Las controversias que se susciten entre partes en

reclamación de algún derecho, se ventilarán por el procedimiento ordinario, si

no tienen pautado un procedimiento especial. En esta segunda parte del

estudio del procedimiento ordinario, que se origina con la proposición de la

demanda, nos corresponde profundizar un poco más acerca del

procedimiento de las medidas innominadas de providencia cautelar en el


proceso civil.

Por ello, los investigadores tomando en cuenta el análisis efectuado en el

Código de Procedimiento Civil (1990), no está previsto un procedimiento

especifico para las medidas cautelares innominadas porque el proceso se

realiza de forma general, solo se limita a señalar que decretada cualquiera

de las medidas preventivas, la parte contra quien obre puede hacer oposición

a la misma, la cual se sustanciará por el procedimiento que rige a las

medidas cautelares típicas.

De allí que, el único elemento expreso que aparece en las medidas

cautelares innominadas es el relativo a la oposición que rige para las

cautelas típicas del Código de Procedimiento Civil (1990), en el artículo 602:

Dentro del tercer día siguiente a la ejecución de la medida


preventiva, si la parte contra quien obre estuviere ya citada; o
dentro del tercer día siguientes a su citación, la parte contra
quien obre la medida podrá oponerse a ella, exponiendo las
razones o fundamentos que tuviere que alegar. Haya habido o
no oposición, se entenderá abierta una articulación de ocho
días, para que los interesados promuevan y hagan evacuar las
pruebas que convengan a sus derechos. En los casos a que se
refiere el artículo 590, no habrá oposición, ni la articulación de
que trata este artículo, pero la parte podrá hacer suspender la
medida como se establece en el artículo 589.

Se desprende del artículo citado, que la oposición podrá ser formulada

dentro del tercer día siguiente a la ejecución de la medida si la parte

estuviere ya citada o dentro del tercer día siguiente a su citación. La

oposición deberá fundarse en razones expresas.

De acuerdo a lo planteado por la Constitución de la República Bolivariana


de Venezuela el procedimiento de las medidas innominadas constituye un

instrumento fundamental para la realización de la justicia, el Código de

Procedimiento Civil, establece que no está previsto un procedimiento

especifico para estas medidas porque el proceso se realiza de forma general

en cambio, para Bello señala que puede ser considerado como un acto de

iniciación procesal.

Para los investigadores la misma se realiza en el procedimiento de las

medidas innominadas de providencia cautelar los investigadores deducen

que el proceso comenzara con la demanda, la cual debe acompañar los

medios probatorios de la presunción fundada, de la existencia del derecho

reclamado y la demostración de las circunstancias que sirvan de fundamento

necesario a la medida para realizar la medida preventiva.

2.1.2.1.- REQUISITOS

Con respecto a los requisitos para el procedimiento de las medidas

innominadas de providencia cautelar en el proceso civil el Código de

Procedimiento Civil Venezolano (1990), en su artículo 585, establece como

requisitos para el decreto de las medidas cautelares la existencia de un juicio

pendiente, la prueba de un riesgo manifiesto de que quede ilusorio el fallo, y

que exista una posición jurídica tutelable, lo anterior aplica para las medidas

típicas, sin embargo para las atípicas o innominadas el artículo 588 del

código antes nombrado establece un cuarto requisito que es el fundado


temor de que una parte pueda causar lesiones graves o de difícil reparación

al derecho de la otra.

Cabe destacar, que el peligro mencionado debe ser verificado por el juez;

para ello, la parte agraviada deberá demostrar la existencia del mismo, a

través de medios probatorios, los cuales permitirán al juez determinar la

procedencia o no de la medida solicitada. En referencia a los medios de

prueba, el Código de Procedimiento Civil (1990) en su artículo 395 establece:

Son medios de prueba admisibles en juicio aquellos que


determina el Código Civil, el presente Código y otras leyes de la
República. Pueden también las partes valerse de cualquier otro
medio de prueba no prohibido expresamente por la ley, y que
consideren conducente a la demostración de sus pretensiones.
Estos medios se promoverán y evacuarán aplicando por
analogía las disposiciones relativas a los medios de pruebas
semejantes contemplados en el Código Civil, y en su defecto, en
la forma que señale el Juez.

Ahora bien, la Sentencia del Juzgado Segundo de Primera Instancia en

lo Civil, Mercantil y Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Zulia

expediente N° 0783 de fecha 22/02/2006 indica que: “es indispensable para

acordar alguna de las medidas cautelares, que el solicitante presente prueba,

aun cuando sea presuntiva, del derecho que se reclama y de que existe

riesgo de que se haga ilusoria la ejecución del fallo”

Por otra parte, Ortiz (2005, p. 523) señala que el medio de prueba que se

exige es de contenido mínimo, queriendo decir con esto, que puede

emplearse cualquier medio de prueba, siempre que con el mismo pueda

verificarse la situación alegada.


Tomando en cuenta lo anteriormente planteado, la decisión dependerá

entonces de la prudencia del juez, pero este deberá enmarcar la misma dentro

de los canales interpretativos de la ley. En síntesis, los medios probatorios son

mecanismos que utiliza una de las partes, específicamente aquella a la que se

le está ocasionando un daño o a la que podría ocasionársele, para que el juez

pueda conocer y comprobar efectivamente la misma.

De acuerdo a lo planteado el Código de Procedimiento Civil Venezolano,

establece como requisitos para el decreto de las medidas cautelares la

existencia de un juicio pendiente, la prueba de un riesgo manifiesto de que

quede ilusorio el fallo, y que exista una posición jurídica tutelable, en cambio,

para Ortiz puede emplearse cualquier medio de prueba, siempre que con el

mismo pueda verificarse la situación alegada.

De lo anteriormente expuesto en la legislación y doctrina los investigadores

infieren que los requisitos para el procedimiento de las medidas innominadas

de providencia cautelar es la existencia de un juicio pendiente, la prueba de un

riesgo manifiesto de que quede ilusorio el fallo, que exista una posición jurídica

tutelable y por último el temor de que una parte pueda causar lesiones graves o

de difícil reparación al derecho de la otra.

2.1.2.2.- SOLICITUD

Con respecto, a la solicitud para el procedimiento de las medidas

innominadas de providencia cautelar en el proceso civil la pagina web


derecho venezolano (13/06/2018), señala que la parte que solicita una

medida preventiva, deberá acompañar en la demanda los medios probatorios

para requerirla. Si la solicitud se hace antes de la citación del demandado, el

actor puede formularla en el mismo texto del libelo de la demanda, o también

puede hacerla, mediante escrito aparte.

Al respecto, Fraga (2003, p.98), señala que la solicitud deberá hacerla en

escrito separado, es lo más conveniente, por cuanto la incidencia, se tramita en

cuaderno separado. Aunque la Ley no lo prohíbe, no es aconsejable hacer la

solicitud mediante diligencia ante el secretario del Tribunal, por cuanto de esta

manera se permitiría que la parte contraria, se imponga del contenido de la

misma, y pueda obstaculizar o frustrar el objetivo de la medida que se decrete.

Posteriormente, el Tribunal debe proveer sobre la solicitud en el mismo día

en que se presente, en atención a que, estas medidas, siempre tienen

carácter de urgencia. En este caso la decisión del Juez, puede ser:

 Negativa y declarar improcedente la solicitud.

 De ampliación, y en este caso ordenar que se amplíe la prueba.

 Favorable, en cuyo caso decretaría inmediatamente la medida

solicitada.

Conforme al planteamiento del autor se conceptualiza que cuando el

Tribunal considere que la prueba es insuficiente, deberá determinar mediante

un auto, el punto de la insuficiencia y mandará que se amplíe dicha prueba, a

fin de hacerla completa. Una vez decretada la medida solicitada, debe


procederse inmediatamente a su ejecución, por cuanto dicho decreto no es

apelable.

Por otra parte, la Sentencia de la Corte Suprema de Justicia en Pleno,

expediente N° 900 de fecha 16/08/2008, establece que:

…En nada obsta el anterior criterio jurisprudencial, para que en


la oportunidad de conocerse de una solicitud de medida cautelar
innominada, la Corte se pronuncie en el mismo acto sobre la
admisibilidad del recurso que la motiva. Ello constituye una
aproximación al dessideratum legal, plasmado en el artículo 588
del Código de Procedimiento Civil, referido a que toda medida
cautelar puede ser decretada "en cualquier estado y grado de la
causa",

Es decir, que no hay un momento específico para solicitar las medidas

innominadas, sino que este acto puede hacerse durante todo el proceso, en

cualquier estado y grado del mismo. Por tanto, el legislador permite solicitar

las medidas innominadas desde que se admite la demanda hasta el

vencimiento del plazo para cumplir voluntariamente la sentencia.

De acuerdo a lo planteado por los doctrinarios la parte que solicita una

medida preventiva debe acompañar la demanda de los medios probatorios

para requerirla, en cambio, el autor Fraga, señala que la solicitud deberá

hacerse en escrito separado, por cuanto la incidencia, se tramita en cuaderno

separado.

Desde esta perspectiva, los investigadores fijan posición que la solicitud

para el procedimiento de las medidas innominadas de providencia cautelar

en el proceso civil puede requerirse al inicio con la introducción demanda o

mientras dure el proceso.


2.1.2.3.- EJECUCIÓN

Con respecto a la ejecución, el artículo 21 del Código de Procedimiento

Civil (1990), menciona que los jueces deben cumplir y hacer cumplir sus

decisiones dictados en el ejercicio de sus atribuciones legales, estando

facultado inclusive para hacer uso de la fuerza pública En todo caso, la

aspiración de las partes en un proceso consiste en la ejecución material del

decreto, sobre todo después de una sentencia.

Para el autor Bello (2004, p. 154), sugiere que uno de los problemas que

plantean las medidas cautelares innominadas en la ejecución de la orden en

ellas contenidas, es cuando sus destinatarios se niegan a cumplirlas

voluntariamente. En las medidas cautelares típicas, el propio legislador

estableció el procedimiento para su ejecución, pero la naturaleza misma de

las medidas cautelares innominadas, y el hecho de que ellas, esencialmente,

contengan una orden de actuar o de abstenerse, plantea la duda de cuál es

la forma de asegurar su cumplimiento.

Por otra parte, para Pérez (200, p.67), señala que la ejecución de la

sentencia consiste en dar cumplimiento practico a todas las disposiciones

contenidas en la sentencia una vez que quede firme, ya en lo referente a la

sanción principal también respecto a las medidas preventivas impuestas.

Al respecto, Rondón (2007, p.375), indica que en la doctrina el legislador

no ha establecido un límite a las medidas cautelares innominadas, pero

tampoco ha exigido a diferencia del procedimiento de ejecución ordinario que


se repunta como limite al principio de tipicidad de las formas. El único límite

que podría oponérsele a la ejecución es el de la prohibición legal de utilizar

un medio específico.

Este planteamiento lleva necesariamente la pregunta de si el Juez puede

utilizar medidas coercitivas para obtener la ejecución de las medidas

cautelares. La doctrina se pregunta si opera la posibilidad de aplicar las

sanciones valuadas en dinero contra el deudor que demora el cumplimiento

de una orden judicial, que son las llamadas astreintes del derecho francés

para justificar la ejecución de las medidas cautelares innominadas en forma

coactiva, se alegan los siguientes elementos:

 La falta de tipicidad de formas para la ejecución de medidas cautelares.

 La necesidad de asegurar la efectividad de la medida.

 La posibilidad si la ejecución resultare imposible, de adoptar las medidas

necesarias que aseguren la mayor efectividad de la ejecutoria.

La posibilidad de aplicar las astreintes presenta dificultades para su

admisión ante la falta de regulación específica. Los juristas, encuentran en

una situación análoga, por cuanto entre ellos no hay norma alguna que

consagre las astreintes, indican que no debe olvidarse que la astricción nació

y vivió en la práctica judicial francesa, totalmente desvinculada de un texto

legal, y amparado sólo en el hecho de no estar prohibido, y de presentar una

evidente utilidad práctica

Según los conceptos planteados por los doctrinarios se conceptualiza que

en la doctrina el legislador no ha establecido un límite para la ejecución de


las medidas cautelares innominadas, pero para Pérez en la ejecución es en

dar cumplimiento práctico a todas las disposiciones contenidas en la

sentencia.

En razón de ello, los investigadores deducen que la ejecución en el

procedimiento de las medidas innominadas de providencia cautelar es dar

cumplimiento practico a todas las disposiciones contenidas una vez que

quede firme no importando que en la doctrina el legislador no haya

establecido un límite. En razón de ello, los jueces deben hacer cumplir sus

decisiones dictadas en el ejercicio de sus funciones.

2.1.2.4.- PROVIDENCIA

Al tratar sobre la providencia cautelar, son las resoluciones dictadas por

un juez con la finalidad de proteger a un sujeto de un daño que le puede

ocasionar una persona que actúa de forma irregular. Ortiz (2005, p.224),

considera que el decreto que declare procedente las medidas preventivas, el

Código de Procedimiento Civil (1990), sólo exige que el juez encuentre

bastante la prueba sobre los extremos de ley.

Artículo 601: En consecuencia, no es necesaria una motivación


como si se tratara de una verdadera sentencia y por ello, al juez
corresponde únicamente señalar esa apreciación, si acaso
mencionando los medios de prueba en que fundamenta su
apreciación, sin que tenga que realizar una valoración
propiamente dicha de tales medios”

También refiere Peñaranda (2009, p.122), que el decreto de las medidas


preventivas es una decisión provisional, sujeta a confirmación o revocación

según lo pautado en el último aparte del contenido del Artículo 602 del

Código de Procedimiento Civil (1990), mediante sentencia que dictará el juez

al final de la articulación que se abre de pleno derecho al transcurrir el lapso

que tiene la parte afectada para hacer oposición al decreto cautelar.

En este contexto, cuando un Juez, mediante decreto, acuerda o niega

medidas cautelares, cualesquiera que sea realiza una actividad de

juzgamiento que la doctrina y la jurisprudencia nacional han calificado como

discrecional, se considera fundamentado en lo establecido en los artículos

23, 585 y 588 del Código de Procedimiento Civil (1990), que disponen:

Artículo 23 Cuando la ley dice: ‘El Juez o Tribunal puede o podrá’, se

entiende que lo autoriza para obrar según su prudente arbitrio, consultando

lo más equitativo o racional, en obsequio de la justicia y de la imparcialidad.

Artículo 585 “Las medidas preventivas establecidas en este


Título las decretará el Juez, sólo cuando exista riesgo manifiesto
de que quede ilusoria la ejecución del fallo y siempre que se
acompañe un medio de prueba que constituya presunción grave
de esta circunstancia y del derecho que se reclama”.

Según el artículo citado las medidas preventivas sólo las decretará el

Juez cuando haya riesgo de que quede ilusoria la ejecución de fallo

acompañándose claro está con la prueba correspondiente.

Artículo 588 “En conformidad con el artículo 585 de este Código,


el Tribunal puede decretar, en cualquier estado y grado de la
causa, las siguientes medidas: 1° El embargo de bienes
muebles; 2° El secuestro de bienes determinados; 3° La
prohibición de enajenar y gravar bienes inmuebles. Podrá
también el Juez acordar cualesquiera disposiciones
complementarias para asegurar la efectividad y resultado de la
medida que hubiere decretado”.

Según el artículo citado el Tribunal puede decretar el embargo de

bienes, el secuestro de bienes determinados y la prohibición de enajenar y

gravar bienes inmuebles. Además, podrá acordar lo necesario para lograr

la efectividad y resultado de la medida que se decrete para con el caso.

Ahora bien, según Palacios (2005, p.67), señala que dicha

discrecionalidad no significa arbitrariedad o autonomía absoluta e

irreversibilidad del criterio que sea plasmado en la decisión, sino que la

misma norma condiciona esa facultad pues ello es lo que indica el adverbio

circunstancial cuando, es decir que para proceder a dictar la medida a pesar

de la discrecionalidad el Juez debe verificar que se cumplan los extremos de

ley, es decir, la aplicación del artículo 585 es inobjetable, pues no queda

duda alguna que la voluntad de la ley es que se cumpla estrictamente con los

requisitos previstos en el artículo 585.

De acuerdo a lo planteado por los doctrinarios el decreto declara

procedente las medidas preventivas, ya que sólo exige que el juez encuentre

bastante la prueba sobre los extremos de ley, en cambio, Peñaranda

manifiesta que es una decisión provisional, sujeta a confirmación o

revocación por parte del Juez.

En tal sentido los investigadores consideran que el decreto cautelar

responde a razones formales y materiales. Lo antes expuesto permite

apreciar la importancia del decreto dictado por el juez en el caso de las


medidas cautelares típicas innominadas.

2.1.2.5.- EFECTOS

Al tratar sobre los efectos para el procedimiento de las medidas

innominadas de providencia cautelar en el proceso civil, es indudable que

cuando se interpone una demanda, el accionante persigue la satisfacción

plena de su pretensión deducida, la cual va a recaer sobre el patrimonio del

demandado.

En este sentido, el autor Peñaranda (2009, p.130), señala la importancia

capital que reviste en este punto la capacidad económica del demandado,

pues sucede casi como regla, que después de un juicio prolongado y

sostenido por las partes, el demandante ganancioso se encuentre con la

situación de que se haga nugatoria la ejecución del fallo merced al hecho de

que el demandado haya enajenado, gravado u ocultado sus bienes.

De modo que ante el riesgo, que siempre lo existe, de que el demandado

sé insolvente para evadir la carga ejecutoria que sobre él se cierne, el

legislador consagró las medidas preventivas innominadas, en esa búsqueda

de que la justicia sea una expresión materialisable en la realidad y no se

quede en un titulo judicial, el cual, ante la imposibilidad de ejecución del

dispositivo de fallo en contra del deudor, quedaría en los hechos como una

sentencia meramente declarativa, insuficiente para satisfacer y restablecer el

derecho conculcándole al actor.


Igualmente, Palacios (2005, p.74), indica que los efectos de las medidas

preventivas están consagrados por la ley civil para asegurar la eficacia de los

procesos civiles, garantizando el resultado práctico de las acciones del

acreedor contra el deudor. Para ello se impone la toma de medidas

orientadas a impedir el menoscabo de ese derecho, protegiéndolo mediante

un sistema que permita colocar de improviso determinados bienes fuera de

toda transacción comercial para que queden forzosamente afectos a la

satisfacción de las obligaciones que hayan de declarase o reconocerse al fin

del proceso.

De tal modo que, las medidas cautelares van a constituirse en una

limitante al ejercicio pleno y absoluto de los derechos que van atados a la

cualidad de propietario, siendo que estos quedarán en suspenso hasta tanto

se dirima el juicio, el cual resultando ganancioso para quien haya sido el

ejecutante de la medida, encuentra frente a sí, un patrimonio expedito sobre

el cual trabajará ejecución; y, por el contrario, resultando el ejecutante de la

medida perdidoso, el efecto es, el levantamiento de las providencias

cautelares, y el consecuente restablecimiento pleno y total a su favor, de

todos los derechos intrínsecos a su cualidad de propietario, y, los

consiguientes daños y perjuicios que habrá de accionar en contra el

ejecutante de las medidas, sino hubiere hecho ya por vías de reconvención.

Al respecto, Ortiz (2005, p.260), sugiere que los principales efectos de las

medidas cautelares, se deben señalar los siguientes:


 Aseguramiento de las resultas del juicio: Tal y como se ha señalado, las

medidas cautelares permiten asegurar las resultas del proceso civil y con ello

se evita que se defraude la pretensión del actor.

 Garantía de la función jurisdiccional: Con las medidas cautelares el Juez

puede hacer efectivo el imperio de la Ley, en virtud de que el patrimonio del

presunto deudor se encuentra comprometido durante el curso del proceso, a

menos que ofrezca caución suficiente.

 Respecto de los derechos del demandado: Las medidas cautelares sólo

pueden ejecutarse previo cumplimiento de una serie de formalidades o

trámites de tipo adjetivo o procesal que están dirigidos a resguardar lo sólo

los derechos de la parte actora, sino de la parte demandada.

Según los planteamientos de los autores Peñaranda (2009), Palacios

(2005) y Ortiz (2005), todos coinciden en que los efectos son asegurar la

eficacia de los procesos civiles y garantizar el resultado práctico de las

acciones del acreedor contra el deudor.

Para los investigadores los efectos para el procedimiento de las medidas

innominadas de providencia cautelar en el proceso civil son evitar que la

conducta de una de las partes pueda causar daños o una lesión irreparable, al

derecho de a otra, para lo cual se faculta al juez para que autorice o prohíba la

realización de determinados actos y también para fines pecuniario del proceso.

2.2.- HECHOS ILÍCITOS CIVILES

Respecto al hecho ilícito el Código Civil (1982), señala:


Artículo 1.185: El que, con intención, o por negligencia o por
imprudencia, ha causado un daño a otro, está obligado a
repararlo. Debe igualmente reparación quien haya causado un
daño a otro, excediendo, en el ejercicio de su derecho, los
límites fijados por la buena fe o por el objeto en vista del cual le
ha sido conferido ese derecho.

Infiere el artículo citado que el hecho ilícito es como todo acto contrario al

ordenamiento jurídico vigente, generado por la intención, la imprudencia,

impericia, negligencia e inobservancia normativa de una persona (agente)

que tiene por contrapartida una responsabilidad civil en favor de otra

persona.

Por otra parte, la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de

Justicia, dictó Sentencia N° 0008, en fecha diecisiete (17) de febrero del año

2005, con ponencia del magistrado Omar Alfredo Mora Díaz, mediante la

cual respecto estableció lo siguiente respecto al hecho ilícito:

…La doctrina y la jurisprudencia venezolanas han sostenido que


el hecho ilícito como cualquier acto contrario al ordenamiento
jurídico vigente, es generado por la intención, la imprudencia, la
negligencia, la impericia, mala fe, abuso de derecho e
inobservancia del texto normativo por parte de una persona
(agente), que tiene por contrapartida una responsabilidad a
favor de otra persona (víctima o perjudicado), por una conducta
contraria a derecho. Así pues, que lo antijurídico es todo acto,
hecho o conducta que es contraria o violatoria del ordenamiento
legal. Asimismo, la ley y la jurisprudencia han considerado como
una conducta antijurídica el abuso en el ejercicio de un derecho,
sea objetivo o subjetivo, mediante el cual se irrespeta el derecho
de los demás, por excederse de los límites y fronteras,
consagrados normativamente, a veces, por el derecho, y otras
por las fuentes del derecho, la costumbre, los principios
generales, derechos que han sido concedidos en interés del
bien particular, en armonía con el bien de todos…

En el presente extracto de la sentencia, se puede señalar que el hecho


ilícito es cualquier acto contrario al ordenamiento jurídico vigente, es

generado por la intención, la imprudencia, la negligencia, la impericia, mala

fe, abuso de derecho e inobservancia del texto normativo por parte de una

persona (agente), que tiene por contrapartida una responsabilidad a favor de

otra persona (víctima o perjudicado), por una conducta contraria a derecho.

Para Calvo (2004, p.37), en sus comentarios al Código Civil venezolano

(1982), ha establecido lo siguiente: “illicitum se entiende como lo que no está

permitido por el Derecho”. La expresión hecho ilícito y sus equivalentes

fuertes, connota la idea profundamente arraigada en el lenguaje ordinario de

un acto disvalioso o perjudicial que provoca el repudio de la comunidad. De

ahí que ésta recurra a la técnica del castigo (motivación indirecta) para

impedir que estos hechos se multipliquen. Desde el punto de vista doctrinal,

no se ha logrado definir lo que significa el hecho ilícito. No obstante, éste se

ha entendido como el hecho culposo que produce un daño.

Al respecto, Miliani (2000, p.76), señala que es la obligación que asume la

persona que causa un daño a otra por un hecho ilícito propio, o bien por el

hecho de personas, animales y cosas, sometidas a su cuidado o guarda, por

no haber ejercido la debida vigilancia. El primer supuesto o la primera

obligación da lugar a la responsabilidad civil extra-contractual ordinaria por el

hecho ilícito propio, y las segundas a las responsabilidades civiles extra-

contractuales especiales, por el hecho de personas, animales y cosas

sometidas a guarda.
Según lo planteado por el Código Civil y la Sala de Casación Social del

Tribunal Supremo de Justicia el hecho civil ilícito, se puede ver como

cualquier acto contrario al ordenamiento jurídico vigente, para Calvo se

entiende como lo que no está permitido por el Derecho, en cambio, para

Miliani, es la obligación que asume la persona que causa un daño a otra por

un hecho ilícito propio.

En razón de ello, los investigadores deducen que, el hecho ilícito

comprende todo acto contrario al ordenamiento jurídico vigente, generado

por la intención, la imprudencia, impericia, negligencia mala fe, abuso de

derecho e inobservancia normativa de una persona (agente) que tiene por

contrapartida una responsabilidad civil en favor de otra persona (perjudicado

o víctima) que debe cubrir el agente del daño.

2.2.1.- HECHOS ILÍCITOS CIVILES EN LOS DAÑOS MATERIALES

CAUSADOS A LA PROPIEDAD.

De inicio es importante mencionar que la producción de un hecho ilícito

cuando a causado un daño material a la propiedad de una persona

determinada debe y tiene consecuencias en el orden jurídico, que van

desde la sanción personal a la sanción pecuniaria, sin que una excluya a

la otra. Tal y como lo establece el artículo 1.196 del Código Civil (1982), la

obligación de reparación se extiende a todo daño material o moral

causado por el acto ilícito.


Igualmente, para Miliani (2000, p.81), el principio que señala los daños

indemnizables está redactado en forma amplísima en el primer párrafo del

Artículo 1.196 del Código Civil (1982): “La obligación de reparación se

extiende a todo daño material o moral causado por el acto ilícito”. Infiere el

artículo que la obligación de reparación de todos los daños directos

provenientes del hecho ilícito, sean materiales o morales, previsto o previstos

en el momento de la realización del hecho, y provengan de cualquier tipo o

clase de culpa cometida por el agente (incluyendo también los provenientes

de culpa levísima). La circunstancia de que el agente hubiese causado el

daño por dolo o por culpa siendo la misma en ambos casos.

Por ello, al consagrar esta norma una obligación de reparar todo daño

material o moral por razón de un acto ilícito, el juez como director del proceso

puede acordar una indemnización a la víctima en caso de un daño a su

propiedad.

No obstante, la indemnización no puede acordarla el juez, si la misma no

ha sido demandada. Para fijar el monto de la indemnización, el juez debe

tener las más amplias facultades de su apreciación y estimación, ya que

pertenece a la prudencia y discreción del juez, la fijación de montos por tal

concepto que signifiquen enriquecimiento para la víctima, y no un verdadero

resarcimiento al dolor sufrido que afecta a su patrimonio moral, normalmente

de difícil cuantificación. De allí, que sea importante tener en cuenta para la

fijación de la cuantía el grado de cultura y educación de reclamante, su oficio,


profesión o industria. El artículo 12 del Código de Procedimiento Civil Vigente

1986, establece:

Los jueces tendrán por parte de sus actos la verdad, que


procurarán conocer en los límites de su oficio. En sus decisiones
el juez debe atenderse a las normas del derecho, a menos que
la Ley lo faculte para decidir con arreglo a la equidad. Debe
atenerse a lo alegado y probado en autos, sin poder sacar
elementos de convicción fuera de estos, ni suplir excepciones o
argumentos de hechos no alegados no probados. El juez puede
fundar su decisión en los conocimientos de hecho que se
encuentren comprendidos en la experiencia común o máximas
de experiencias.

Deduce el artículo citado, que el juez en sus decisiones tiene como

norte buscar la verdad y se deberá atener a lo alegado y probado en

autos, sin poder sacar elementos de convicción fuera de estos, ni suplir

excepciones o argumentos de hechos no alegados ni probados. Es

menester mencionar, la importancia de los actos procesales los cuales se

dividen en:

 Los actos de las partes: los relativos a la constitución del proceso,

esencialmente la demanda, los relativos a la notificación o desarrollo del

mismo.

 Los actos de defensa.

 Los de promoción y evacuación de prueba.

 Los relativos a la terminación o extinción del proceso, dentro de los

cuales enumera al desistimiento, convenimiento, transacción y conciliación.

 Los actos propios del juez: los de decisión y los de sustanciación.


En el mismo orden de ideas, se cita a continuación el artículo 506 del

Código de Procedimiento Civil Vigente 1986, que establece lo siguiente:

Las partes tiene la carga de probar sus respectivas afirmaciones


de hecho. Quien pida la ejecución de una obligación debe
probarla, y quien pretenda que ha sido libertado de ella, debe
por su parte probar el pago o el hecho extintivo de la obligación.

Del artículo citado se desprende, que la carga de probar se orienta a saber

quién prueba, es decir, cuál de los sujetos que actúan en el juicio

(demandante, demandado y juez) debe producir la demostración probatoria

de los hechos controvertidos que han sido materias de debate.

Por lo tanto, la acción judicial para De Ángel (2003, p.11), es con motivo

de los daños ocasionados, y en especial, los daños materiales causados a la

propiedad, debe ser minuciosamente estudiada por el juez civil con

antelación a la presentación del libelo de demanda, debido a que las

actuaciones que se practican en el desarrollo sustancial del proceso, deben

conllevar una relación jurídica de los alegado y probado en actas,

Por otra parte, comenta Miliani (2000, p.90), que en el momento de

apertura el lapso de promoción de prueba correspondiente, tanto la parte

demandante como la parte demandada, le es menester hace uso de la gran

variedad de medios probatorios que la ley adjetiva civil, consagra para

demostrar sus afirmaciones de hecho, los cuales son fuente fundamental

para una favorable decisión definitiva.

Así mismo, el artículo 243 del Código de Procedimiento Civil Vigente

(1986), establece:
Toda sentencia debe contener:
1º La indicación del Tribunal que la pronuncia.
2º La indicación de las partes y de sus
alegatos.
3º Una síntesis clara, precisa y lacónica de los términos en que
ha quedado planteado la controversia, sin transcribir en ella los
actos del proceso que constan en autos.
4º los motivos de hecho y derecho de la decisión.
5º Decisión expresa positiva y precisa con arreglo a la
pretensión deducida y las excepciones o defensas opuestas, sin
que en ningún caso pueda absolverse de la instancia.
6º La determinación de la cosa sobre que recaiga la decisión”.

Deduce el artículo citado, que toda sentencia debe contener los requisitos

establecidos por la ley adjetiva antes mencionada así lo consagra la

Legislación Venezolana y los Tribunales Venezolanos. Para obtener un buen

resultado del procedimiento a través la sentencia definitivamente firme por

medio de su publicación.

A este respecto, la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de

Justicia, en sentencia No. 762 de fecha 16 de diciembre de 2003, con

ponencia del Magistrado Dr. Omar Alfredo Mora Díaz, expresa la

consecuencia del juez al incurrir en la infracción contenida en el ordinal 4º del

artículo 243 ejusdem, así como los elementos que debe tener en cuenta para

la fijación de la cuantía del daño mateiall, de la siguiente manera:

Así, se ha dicho que la falta de motivación por parte del Juez en


la estimación del daño moral, traerá como consecuencia el
incurrir en la infracción contenida en el ordinal 4º del artículo 243
del Código de Procedimiento Civil, es decir, incurrirá en el vicio
de inmotivación de la sentencia.

Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia en sentencia

No. 762 de fecha 16 de diciembre de 2003:


El sentenciador que conoce de una acción por daño material
debe hacer un examen del caso en concreto, analizando los
siguientes aspectos:
a) La entidad (importancia) del daño, tanto físico como
psíquico
b) El grado de culpabilidad del accionado o su participación en
el accidente o acto ilícito que causo de daño (según sea
responsabilidad objetiva o subjetiva).
c) La conducta de la víctima.
d) Grado de educación y cultura del reclamante.
e) Posición social y económica del reclamante.
f) Capacidad económica de la parte accionada.
g) Los posibles atenuantes a favor del responsable.
h) El tipo de retribución satisfactoria que necesitaría la víctima
para ocupar una situación similar a la anterior al accidente o
enfermedad; y por último.
i) Referencias pecuniarias estimadas por el Juez para tasar
la indemnización que considera equitativa y justa para el caso
concreto.

Según los planteamientos legales y doctrinarios los investigadores

deducen que, en los hechos ilícitos civiles en los daños materiales causados

a la propiedad, la obligación es de repararlos provenientes del hecho por el

agente, provengan de cualquier tipo o clase de culpa cometida. La

indemnización será acordada por un juez donde las partes tendrán las

cargas de probar o demostrar sus pretensiones referentes a los daños y el

juez determinara el monto de la cuantificación.

2.2.1.1.- CARACTERÍSTICAS BÁSICAS

Las características del hecho ilícito, para el autor Hernández (2003, p.76),

es una acción que causa algún daño, que fue hecha de forma dolosa o

culposa, pero no solo es una acción, sino también una omisión. Para Cordero
(2008, p.59), indica en cuanto a las características de un hecho ilícito, las

siguientes:

 Imprudencia, que para concretarse exige una acción, y consiste en

obrar sin cautela, en contradicción con la prudencia, es la culpa por acción

(culpa in agenda).

 Negligencia, es una omisión, desatención o descuido, consiste en no

cumplir aquello a que se estaba obligado, en hacerlo con retardo, es la falta

de uso de los poderes activos en virtud de los cuales un individuo, pudiendo

desarrollar una actividad, no lo hace por pereza psíquica. Falta de diligencia.

 Ignorancia, se denomina así al acto en el cual el agente ha descuidado

adquirir los conocimientos elementales y necesarios para el ejercicio de su

profesión o arte.

 Impericia, poco conocimiento profesional sobre un determinado tema,

porque la ley exige en las personas capacitadas para un determinado

ejercicio profesional reúnan ciertas condiciones de estudio y formalidades

probatorias.

 Inobservancia, se designa así a la acción de incumplimiento de lo que se

manda a ejecutar, como en el caso de los reglamentos, decretos, leyes,

ordenanzas y disposiciones de la autoridad que tengan por objeto tomar

medidas propias para evitar accidentes o daños, para la seguridad pública y

para la sanidad colectiva.

Por tanto, la imprudencia, negligencia, ignorancia, impericia e


inobservancia son atribuibles a la responsabilidad de cada persona, y

cada una responde en la medida de su culpa, entendiendo que lo uno no

excusa la del otro.

Para el autor González (2012), las características principales del

hecho ilícito son:

 El hecho que lo genera consiste en un acto voluntario y culposo por

parte del agente. La voluntariedad implica que el acto del agente le es

plenamente imputable

 Se origina en el incumplimiento o inejecución de una conducta

preexistente que el legislador no la especifica expresamente, pero

presupone en todo sujeto de derecho y la sanciona con la obligación de

reparar. Esa conducta preexistente se deduce del contexto del artículo

1185 del Código Civil y consiste en una actuación negativa del sujeto de

derecho, que radica en no causar daños a otros por intención,

negligencia o imprudencia.

 El incumplimiento culposo de la conducta preexistente referida debe

causar un daño. La producción del daño es fundamental para que el

hecho ilícito produzca su efecto principal: la reparación del daño, ósea la

responsabilidad civil. De no causarse un daño, nada habrá que reparar y

el incumplimiento culposo de la conducta preexistente será irrelevante

desde el punto de vista del Derecho Civil.

 El incumplimiento culposo de la conducta preexistente debe ser


ilícito, es decir, no debe ser tolerado, consentido, ni amparado por el

ordenamiento jurídico positivo.

Por su parte, Marlín (2006), señala que las características principales del

hecho ilícito se pueden resumir de la siguiente manera:

 Todo hecho es relativo: Lo relativo de un hecho no deviene del hecho

mismo, sino de la observación que de él se haga. Su contenido, valor y

efectos dependerá de la capacidad subjetiva del intérprete, sea testigo,

experto o juzgador.

 Todo hecho es único e individual: El hecho se presenta ante el mundo

individualizado, porque se puede definir independientemente de otros

similares. Esta individualidad del hecho entendida en aquello que lo hace

distinto de otro acontecimiento semejante, no solo por lo que exterioriza, por

su entorno por sus causas, por sus efectos, sino que también por su vinculo

a seres humanos. La individualidad del hecho es aquello que lo hace distinto

de otros acontecimientos semejantes

 Todo hecho tiene una causa: La causa es un factor de origen que se

encadena hasta su expresión perceptible, en cuyo recorrido genera

antecedentes que condicionan el fenómeno y lo caracterizan, desde el más

remoto hasta aquel que se materializa, desde su génesis al acontecimiento

perceptible.

 Todo hecho es descriptible: No es posible un hecho que no pueda

definirse, que no tenga elementos de identificación que permitan

individualizarlo en el mundo cognoscitivo. Cuando penetra a este mundo


internal de cada individuo se produce un sentido de conocimiento y

pertenencia:

 Todo hecho tiene fuente de producción: Sin la participación de un ente

jurídico provocador del daño: el agente, no es posible la existencia del daño.

No existe un daño autoinferido. La aceptación del daño es porque existe un

causante del mismo. Toda la doctrina comparte la afirmación que no hay

daño sin agente, como tampoco puede haber responsabilidad sin daño.

 Todo hecho repercute en una estructura particular: el protagonista o la

víctima: El daño no debe agotarse en sí mismo, sino que debe invadir la

esfera personal de un miembro de la sociedad. Debe existir una víctima a

quien el daño ha producido una lesión

Según lo planteado por los autores, todos difieren en sus apreciaciones a

cerca de las características del hecho ilícito, Hernández Las características

del hecho ilícito, se pueden resumir en imprudencia, negligencia, ignorancia,

impericia e inobservancia, González (2012), dice que en un acto voluntario

y culposo, Se origina en el incumplimiento o inejecución de una

conducta preexistente, causar un daño, debe ser ilícito , en cambio, para

Marlín (2006), todo hecho es relativo, es único e individual, tiene una causa,

es descriptible, tiene fuente de producción y repercute en una estructura

particular.

Para los investigadores, las características más resaltantes del hecho

ilícito son: El hecho que lo genera consiste en un acto voluntario y culposo,


Se origina en el incumplimiento o inejecución de una conducta, El

incumplimiento culposo de la conducta pre existente referida debe causar un

daño y El incumplimiento culposo de la conducta pre existente debe ser

ilícito.

2.2.1.2.-. REQUISITOS PARA DARSE

Para Maduro (2003, p.44), es uno de los autores que ha criticado los

requisitos que comúnmente se conocen para hablar de hecho ilícito. Sin

embargo, éste conjuntamente con otros autores los resume de la siguiente

manera:

1° El incumplimiento de una conducta preexistente: Entendiéndose como

toda conducta de naturaleza genérica, ya que se impone un deber general de

actuación y negativa, por cuanto, radica en una abstención o conducta

negativa, es decir, un no hacer, consistente en no causar daños a otros con

intención, negligencia o imprudencia.

2° El carácter culposo del incumplimiento, es decir, que el incumplimiento

se realice con culpa: se considera cuando se incumple culposamente con

una obligación.

3° La circunstancia de que el incumplimiento sea ilícito, viole el

ordenamiento jurídico positivo: es decir, violación del ordenamiento jurídico

positivo. Para Calvo (2004, p.40), en sus comentarios al Código Civil

Venezolano (1982), no debe ser consentido, tolerado ni permitido por el


ordenamiento jurídico positivo, ya que si es aceptado por el legislador no se

está en presencia de un hecho ilícito, pues, se requiere como condición

esencial la antijuridicidad para que así se pueda hablar de violación a las

normas legales.

4° Daño producido por el incumplimiento culposo ilícito: en este sentido,

es oportuno el momento para definir daños y perjuicios. El autor Miliani

(2000, p.94), señala que el daño proviene del latín “Damnum” y que su efecto

es dañar o causar un perjuicio a otro. Ello significa que es necesario que

exista el daño para que proceda la reparación en materia civil, sin el daño no

hay víctima en el ilícito civil.

5° Relación de Causalidad: es decir, a la relación de causalidad entre el

incumplimiento culposo ilícito, actuando como causa y el daño figurando

como efecto. Pero no basta con que exista un incumplimiento culposo ilícito y

un daño para que surja la obligación de reparar; se requiere, además, que el

daño sea un efecto del incumplimiento culposo ilícito.

Para el autor Hernández (2003, p.79), los caracteres principales del hecho

ilícito son:

1.- El hecho que lo genera consisten en un acto voluntario y culposo por

parte del agente. La voluntariedad implica que el acto del agente le es

plenamente imputable.

2.- Se origina en el incumplimiento o inejecución de una conducta

preexistente que el legislador no la especifica expresamente, pero la presupone


en todo sujeto de derecho y la sanciona con la obligación de reparar. Esa

conducta preexistente se deduce del contexto del artículo 1185 del Código Civil

(1982) y consiste en una actuación negativa del sujeto de derecho, que radica

en no causar daños a otros por intención, negligencia o imprudencia.

3.- El incumplimiento culposo de la conducta preexistente referida debe

causar un daño. La producción del daño es fundamental para que el hecho

ilícito produzca su efecto principal: la reparación del daño, o sea, la

responsabilidad civil. De no causarse un daño, nada habrá que reparar y el

incumplimiento culposo de la conducta preexistente será irrelevante desde el

punto de vista del Derecho Civil.

4.- El incumplimiento culposo de la conducta preexistente debe ser ilícito,

es decir, no debe ser tolerado, consentido, ni amparado por el ordenamiento

jurídico positivo.

Según lo planteado por los doctrinarios el hecho ilícito puede darse por el

incumplimiento de una conducta preexistente, cuando se incumple

culposamente con una obligación, viole el ordenamiento jurídico positivo, por

el incumplimiento culposo ilícito, la relación de causalidad entre el

incumplimiento culposo ilícito, actuando como causa y el daño figurando

como efecto, en cambio, Hernández (2003), señala que el hecho que lo

genera consiste en un acto voluntario y culposo.

Para los investigadores los requisitos para la procedencia del hecho ilícito

son: el incumplimiento de una conducta preexistente, el carácter culposo del


incumplimiento, la circunstancia de que el incumplimiento sea ilícito, daño

producido por el incumplimiento culposo ilícito y relación de Causalidad.

2.2.1.3.- DAÑOS A LA PROPIEDAD

Referente a la propiedad el Código Civil (1982), establece en su Artículo

545: La propiedad es el derecho de usar, gozar y disponer de una cosa de

manera exclusiva, con las restricciones y obligaciones establecidas por la

Ley. Es decir que la propiedad es un derecho exclusivo en el sentido de que

el propietario tiene la potestad de usar y disponer de la cosa.

Para Calvo (2004, p.145), señala que la propiedad es el poder jurídico que

una persona ejerce de forma directa e inmediata sobre una cosa para

aprovecharla en sentido jurídico, siendo oponible, este poder a un sujeto

pasivo universal, por virtud de una relación que se origina entre un titular y

dicho derecho.

Ahora bien, respecto a los daños el autor Miliani (2000, p.132), señala que

es aquel que sufre la víctima en los bienes que integran su patrimonio o en el

valor patrimonial. En esta categoría entran todos los perjuicios a los derechos

patrimoniales reales o personales: el daño propiamente causado y la

ganancia frustrada, o sea, el llamado daño emergente y el lucro cesante;

pues el daño material comprende no solamente las pérdidas sufridas por el

patrimonio de la víctima (daño emergente), sino también la privación de un

incremento ulterior de su patrimonio que la víctima tenía derecho a esperar

(lucro cesante).
Para Zannoni (1987, p.38), ha dicho que, desde una perspectiva objetiva,

el daño se define como el menoscabo que, a consecuencia de un

acontecimiento o evento determinado, sufre una persona, ya en sus bienes

vitales naturales, ya en su propiedad, ya en su patrimonio.

Considera Pantaleon (1981, p.33), que en el daño su contenido no es

dinero, ni una cosa comercialmente reducible en dinero, sino el dolor, el

espanto, la emoción, la afrenta, la aflicción física o moral, y, en general, una

sensación dolorosa experimentada por la persona atribuyendo a la palabra

dolor su más extenso significado. Estamos así en los umbrales del “daño

moral”, que si bien se traduce en un resarcimiento pecuniario no afecta valores

económicos.

En tal sentido se puede decir, que, si bien es cierto, que no todo daño es

un perjuicio susceptible de apreciación pecuniaria, también es cierto, que el

daño es siempre un menoscabo resarcible pecuniariamente, esto es, que

cuando el daño ha consistido en un perjuicio apreciable en el patrimonio de

la víctima (daño patrimonial), el resarcimiento compensa de un modo u otro,

los bienes dañados o destruidos, o su valor, el resarcimiento o

indemnización.

Según lo planteado por el Código Civil (1982) y Calvo (2004), la propiedad

es el derecho de usar, gozar y disponer de una cosa de manera exclusiva,

con las restricciones y obligaciones establecidas por la Ley, en cambio, para

Miliani, Zannoni y Pantaleon los daños a la propiedad son aquellos que sufre

la víctima en los bienes que integran su patrimonio o en el valor patrimonial a


consecuencia de un acontecimiento o evento determinado.

De lo expuesto, lo investigadores podemos inferir, que jurídicamente el

término daño a la propiedad es apto para designar todo menoscabo

patrimonial, que causará a otro en algún perjuicio susceptible de apreciación

pecuniaria, o indirectamente por el mal hecho a su pertenencia.

2.2.2.- RESPONSABILIDAD CIVIL POR LOS HECHOS ILÍCITOS CIVILES.

Osorio (2011, p.52), la responsabilidad en un sentido amplio, es una

noción en virtud de la cual se atribuye a un sujeto el deber de cargar con las

consecuencias de un evento cualquiera. La responsabilidad civil es la

obligación de responder ante la justicia por un daño, y de reparar sus

consecuencias indemnizando a la víctima. La responsabilidad civil puede

definirse como aquella institución jurídica destinada a proporcionar a quien

ha sufrido un daño como consecuencia de la conducta, activa u omisiva, de

otra persona, los mecanismos jurídicos.

Según Maduro (2003, p.131), la responsabilidad civil está caracterizada

por la obligación de reparar daños causados por el incumplimiento de una

obligación, por existir hechos o situaciones que le son imputables por

considerarlo así el Legislador. El autor del daño debe comprometer su

patrimonio en el sentido de que este quede afectado a cubrir la obligación de

repararlo.

De igual manera, para Calvo (2004, p.152), la responsabilidad civil es la


obligación de resarcir que pesa sobre el patrimonio de la persona que se le

causado un hecho ilícito. Un individuo es responsable cuando está obligado

a indemnizar un daño. En Derecho Civil hay responsabilidad cada vez que

una persona debe reparar el perjuicio o daño sufrido por otra. Vale recordar

que la expresión “responsabilidad civil” engloba tanto la que deriva del

incumplimiento defectuoso del contrato como la que se contrae al margen de

una obligación previa, a saber, responsabilidad extracontractual.

Según lo planteado por los doctrinarios la responsabilidad civil está

caracterizada por la obligación de reparar daños causados por el

incumplimiento de una obligación, en cabio para Osorio, la responsabilidad

es una noción en virtud de la cual se atribuye a un sujeto el deber de cargar

con las consecuencias de un evento cualquiera.

De los planteamientos doctrinales, los investigadores interpretan que la

responsabilidad civil por los hechos ilícitos civiles se refiere a la obligación

del agente de reparar daños causados ante el incumplimiento de una

obligación, por existir hechos o situaciones que le son imputables por

considerarlo así el Legislador.

2.2.2.1.- CARACTERÍSTICAS

Para Maduro (2003, p.134), de acuerdo a la naturaleza de la

responsabilidad civil, se puede deducir los principales caracteres de la misma

son:
1º La responsabilidad civil tiene como finalidad primordial la reparación del

daño causado y no el castigo para el causante del daño. En consecuencia, el

grado de la culpa en que incurre el causante del daño tiene relativamente

poca influencia en la extensión o monto de la reparación.

2º La acción por responsabilidad civil, la acción destinada a obtener

reparación, tiene carácter privado, en el sentido de que debe ejercerla la

victima ante los órganos jurisdiccionales al contrario de la acción por

responsabilidad penal, que es ejercida por el estado.

3º la responsabilidad civil puede ocurrir no solo en casos de que el

civilmente responsable haya causado el daño personalmente, sino también

cuando el daño es causado por intermedio de una persona sometida a su

control o vigilancia o de alguna cosa dependiente de aquel, o de alguna cosa

de su propiedad

Definidos los caracteres de la responsabilidad civil, se puede afirmar que la

primera característica, persigue la reparación del daño causado sin importar el

grado de culpa, intención, o monto de la reparación, dando poca importancia

a castigar al causante, arrojando como conclusión que, aunque el daño sea

cometido con culpa grave, la finalidad es la misma, resarcir el daño.

Referente a la segunda, es que la víctima del daño es la única que puede

recurrir ante los órganos jurisdiccionales para activar los mismos, debido al

carácter privado que trae consigo la responsabilidad civil, a diferencia de la

responsabilidad penal, puesto en que esta es el estado quien se encarga de


activar los órganos jurisdiccionales en defensa de la víctima.

La tercera, saber que no solo es responsable civilmente el causante del

daño cuando actúa directamente, debido a que el mismo puede cometerlo de

manera indirecta, es decir, haciendo uso de aquello que tenga bajo su

vigilancia o propiedad los cuales puede ser cosas, personas, vehículos entre

otros.

Para los investigadores las características de la responsabilidad civil es la

reparación del daño causado, tiene carácter privado, en el sentido de que

debe ejercerla la victima puede ocurrir no solo en casos de que el civilmente

responsable haya causado el daño personalmente, sino también cuando el

daño es causado por intermedio de una persona sometida a su control o

vigilancia o de alguna cosa dependiente de aquel.

2.2.2.2.- CLASIFICACIÓN

Para Acedo (2006), La responsabilidad civil puede definirse como aquella

institución jurídica destinada a proporcionar a quien ha sufrido un daño como

consecuencia de la conducta, activa u omisiva, de otra persona, los

mecanismos jurídicos necesarios para obtener su reparación o una

compensación. Se distingue entre responsabilidad civil contractual y

extracontractual, según derive de un contrato o de una fuente distinta a éste.

 La “responsabilidad civil extracontractual, se deriva cuando la

“obligación” de reparar el daño causado no deriva de un contrato o


cuasicontrato, sino que es consecuencia de la inobservancia del deber

general de no dañar a los demás estamos antes. Si se está en sede

contractual no procede la responsabilidad objeto de análisis, salvo como se

indicó, la posibilidad de cúmulo o más bien “opción”, por configurarse

autónomamente un hecho ilícito.

 La relación contractual. Supone la obligación de responder

patrimonialmente por el daño causado derivado de un “hecho ilícito”. Este

último viene dado por una conducta antijurídica y culpable que le ocasiona un

daño a otro. Se denomina también responsabilidad legal.

En este contexto, Díaz (2010), alude que según la naturaleza de la

normativa violada existen diferentes conductas antijurídicas como lo son el

hecho ilícito contractual que se refiere a aquella en la cual aquel que ha

emitido una obligación generada por acto jurídico, puede incurrir en una

responsabilidad contractual y extracontractual cuando cualquier persona

puede incurrir en agravio.

Según Maduro (2003, p. 143), al tratarse la responsabilidad civil de la

necesidad de reparar un daño injusto causado por el incumplimiento culposo

de una conducta preexistente, preestablecida o impuesta en algunos casos

por el legislador, o supuesta en otros, pero siempre una conducta protegida

por el ordenamiento jurídico positivo, la doctrina ha diferenciado diversas

categorías de responsabilidad civil, a saber:


(A) SEGÚN LA NATURALEZA DE LA CONDUCTA INCUMPLIDA

 Responsabilidad Civil Contractual: Se trata de la obligación de reparar un

daño proveniente del incumplimiento culposo de una obligación derivada de

un contrato. Se puede deducir que nace del incumplimiento de una

obligación proveniente de una relación contractual o de una obligación de

cualquier especie; no necesariamente de las obligaciones relativas al

contrato.

 Responsabilidad Civil Extracontractual: Configura la obligación de reparar

un daño proveniente del incumplimiento culposo de una conducta o deber

jurídico preexistente, ocurre cuando a causa daño a la víctima mediante la

comisión de un hecho ilícito que nace del incumplimiento de una obligación

jurídica o cuando la misma es causada por el abuso de derecho.

 Responsabilidad Legal: Deriva de la ley, para algunos autores no existe

sino una sola clase de responsabilidad civil, la legal, pues la reparación del

daño siempre debe ser ordenada por el legislador, trátese del incumplimiento

de una obligación contractual o legal, o de una conducta preexistente. Se

puede conceptualizar como la que ocurre cuando la responsabilidad civil

nace por el incumplimiento de una ley, para muchos esta es la única

responsabilidad civil, aunque se trate de una obligación legal, contractual o

una conducta ya establecida debida a que siempre debe ser ordenada por el

legislador.
(B) SEGÚN QUE LA OBLIGACIÓN DE REPARAR PROVENGA O NO DE

CULPA DEL AGENTE, EN ESTA SE DISTINGUEN:

(a) Responsabilidad Civil Subjetiva: Representa la responsabilidad civil

tradicional, radica en una concepción de derecho natural conocida desde muy

antiguo y que sirve de norma fundamental de la vida del hombre en sociedad,

según la cual solo deben ser reparados los daños que el agente cause por su

propia culpa. Si el agente que causa el daño no ocurrió en culpa al ocasionarlo,

debe quedar exonerado de la responsabilidad. Se puede decir que esta es la

responsabilidad es la conocida desde tiempos anteriores la cual indica que el

agente que cause un daño con intención debe repararlo mientras que aquel

que haya causado un daño sin intención no está obligado a repararlo.

(b) Responsabilidad Civil Objetiva: Parte esta clasificación de la idea de

que todo daño o perjuicio debe ser reparado, causado por el acto efectuado

por una persona, independientemente de que el agente actúe o no con culpa

en el momento de causarlo. Esta tesis afirma que no se requiere ninguna

actuación culposa-subjetiva del agente, basta simplemente con que el daño

se ocasione para que deba repararse. Es decir, que esta responsabilidad

difiere de la Responsabilidad Civil Subjetiva, el causante del daño debe

resarcir a la víctima siempre y cuando el hecho cometido con o sin intención

haya ocasionado daños.

Según lo planteado por los doctrinarios la responsabilidad civil se clasifica

en responsabilidad contractual y responsabilidad civil extracontractual, en


cambio, Maduro, la clasifica en dos categorías: según la naturaleza de la

conducta incumplida en contractual, extracontractual, responsabilidad legal:

deriva de la ley y según la obligación de reparar provenga o no de culpa del

agente en objetiva y subjetiva.

Para los investigadores, la responsabilidad civil se clasifica en: según la

naturaleza de la conducta incumplida entre ellas se encuentra la contractual,

extracontractual y legal; por último, según la obligación de reparar provenga

o no de culpa del agente que se encuentra la objetiva y subjetiva.

2.2.2.3.- JURISPRUDENCIA

(A) SENTENCIA Nº 46 DE TRIBUNAL CUARTO DE PRIMERA INSTANCIA

EN LO CIVIL, MERCANTIL Y DEL TRÁNSITO DE ZULIA (EXTENSIÓN

MARACAIBO), DE 23 DE FEBRERO DE 2013

Mediante Sentencia número 37 del 23 de febrero de 2013, en el Tribunal

Cuarto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito, con ponencia

del Juez María Deinis Silva García de Morales, para el Procedimiento de Hecho

Ilícito. En el cual se consagran lo siguientes elementos en la sentencia:

Refiere que los hechos narrados reflejan una situación irregular


conforme a la cual los dueños, comunidad hereditaria formada
por los descendientes de el causante A.A.R. y B.J.V.V., se
atribuyen la propiedad de un mismo bien inmueble,
acompañando así las pruebas de que estos son los legítimos
dueños, de las bienhechurias edificadas sobre la parcela
ubicada en el Barrio 18 de octubre (Sector El Valle), calle ST,
entre avenidas 6 y 7, No. 7-70, en jurisdicción de la Parroquia
Coquivacoa, del Municipio Autónomo Maracaibo del Estado
Zulia, de acuerdo con el derecho que concede el artículo 1924
del Código Civil. Asimismo, alega que el documento de compra
venta, mediante el cual la ciudadana B.J.V.V., vende al
ciudadano O.J.K., (antes identificados), el bien inmueble objeto
de este litigio, el cual, constituye un hecho ilícito en virtud de que
la enajenante cede la propiedad de un bien que no le pertenece,
siendo el comprador coparticipe del acto delictual.
Señala que el precio fue de Noventa mil bolívares
(Bs.90.000.000°°), y que dicha venta se realizó por un precio
irrisorio para el año 2009; en la cual, se traspasaron todos los
derechos de propiedad, dominio y posesión de lo vendido
quedando hecha la tradición legal; alega además que también
incurren en la comisión de un hecho ilícito los otorgantes del
documentos, el ciudadano N.E.V.R. y la ciudadana B.J.V.V.,
quienes suscribieron un titulo supletorio para justificar la
propiedad de las bienhechurias vendidas. Refiere que es
evidente que en este hecho hubo acuerdo doloso, ya que para
entonces la casa de habitación ya estaba construida y la
habitaba el causante A.A.R. y su familia. Visto que el artículo
1.185 del Código Civil, dispone en su primer párrafo dispone: “El
que con intención o por negligencia, o por imprudencia ha
causado daño a otro está obligado a repararlo.” Estos hechos
ilícitos descritos constituyen la causa directa del daño que han
sufrido y que sufren los mandantes, que el daño patrimonial se
refleja en la imposibilidad del bien afectado. La presente
demanda fue estimada por la cantidad de seis millones de
bolívares (Bs. 6.000.000, °°).

En la referida sentencia se puede observar claramente que intentaran los

ciudadanos, E.R.I.S., M.A.R.T., D.A. Lugo, D.A. y Augusto Flores contra los

ciudadanos, R, ST, G. y R.M.K. por hecho ilícito. En el presente caso,

entendiéndose el incumplimiento de una conducta preexistente; como toda

conducta de naturaleza genérica, ya que se impone un deber general de

actuación y negativa, por cuanto, radica en una abstención o conducta

negativa.

Es decir, un no hacer, consistente en no causar daños a otros con


intención, negligencia o imprudencia, tal como lo señala expresamente el

artículo 1185 del Código Civil, se desprende que no se está en presencia del

cumplimiento de este elemento, ya que la parte actora en ningún momento

demostró que el demandado actuó negativamente o dejo de realizar alguna

conducta a fin de causar un daño con intención, negligencia o imprudencia.

Con relación al carácter culposo del incumplimiento; este requisito

tampoco se encuentra cumplido, ya que se desprende de actas que la parte

demandada haya realizado alguna conducta a fin de incumplir

culposamente con una obligación.

Otro elemento esencial para hablar de hecho ilícito es la producción de

un daño, en el presente caso, la parte demandante no especifica que haya

sido víctima de un daño que haya conllevado a un daño emergente y el

lucro cesante; en el primero la pérdida que experimenta la víctima en su

patrimonio.

Respecto al último elemento, es decir, a la relación de causalidad entre

el incumplimiento culposo ilícito, actuando como causa y el daño figurando

como efecto, se considera que no basta con que exista un incumplimiento

culposo ilícito y un daño para que surja la obligación de reparar; se requiere

además, que el daño sea un efecto del incumplimiento culposo ilícito.

Para los investigadores, el juez califico los hechos debidamente

porque se evidencia que la relación causa-efecto no se encuentra

presente en el caso en estudio, puesto que, la parte actora no demostró:


1) El incumplimiento de una conducta preexistente por parte de la

demandada; 2) El carácter culposo del Incumplimiento; 3) Que el

incumplimiento fue ilícito, es decir, que se haya violado el ordenamiento

jurídico positivo y 4) Tampoco demostró que el daño producido fue culpa de

los ciudadanos R,ST,G. y R.M.K..

3.- SISTEMA DE CATEGORÍAS

3.1. DEFINICIÓN NOMINAL

 Medidas innominadas de providencia cautelar.

 Hechos ilícitos civiles.

3.2. DEFINICIÓN CONCEPTUAL

Conceptualmente las medidas innominadas de providencia cautelar según,

Villarroel (2007. p. 161), son las que puede dictar el Juez de acuerdo al caso

concreto para perseguir el aseguramiento de las resultas de aquellas

demandas que no buscan la satisfacción de obligaciones dinerarias o la

restitución de algún bien. Palacio (2005. p. 280), dice que: “denominase

medidas cautelares genéricas o innominadas a aquellas que pueden ser

dispuestas para satisfacer una necesidad de aseguramiento provisional

específica a cuyo respecto resulten insuficientes o excesivas las medidas

contempladas en la ley”.

Conceptualmente los hechos ilícitos civiles para Calvo (2004, p.37), en sus
comentarios al Código Civil venezolano (1982), ha establecido lo siguiente:

“illicitum se entiende como lo que no está permitido por el Derecho”. La

expresión hecho ilícito, connota la idea profundamente arraigada en el

lenguaje ordinario de un acto disvalioso o perjudicial que provoca el repudio

de la comunidad. De ahí que ésta recurra a la técnica del castigopara impedir

que estos hechos se multipliquen. Desde el punto de vista doctrinal, no se ha

logrado definir lo que significa el hecho ilícito. No obstante, éste se ha

entendido como el hecho culposo que produce un daño.

3.3. DEFINICIÓN OPERACIONAL

Operacionalmente los investigadores interpretan que las medidas

innominadas de providencia cautelar se tratan de todas aquellas providencias

cautelares que tienen como finalidad asegurar las resultas del proceso que

quedan a discrecionalidad del Juez, de acuerdo con el caso concreto que ha

sido sometido a su conocimiento destinadas a complementar o asegurar las

resultas de un juicio.

Operacionalmente los investigadores deducen que, el hecho ilícito comprende

todo acto contrario al ordenamiento jurídico vigente, generado por la intención, la

imprudencia, impericia, negligencia mala fe y inobservancia normativa de una

persona que tiene por contrapartida una responsabilidad civil en favor de otra

persona (perjudicado o víctima) que debe cubrir el agente del daño.


CUADRO 1
OPERACIONALIZACIÓN DE LA CATEGORÍA

OBJETIVO GENERAL: Analizar las medidas innominadas de providencia


cautelar por los hechos ilícitos civiles en los daños materiales causados a
la propiedad.
OBJETIVOS CATEGORÍA SUB- UNIDAD DE
ESPECÍFICOS CATEGORÍA ANÁLISIS

Analizar la Naturaleza jurídica -Ámbito de aplicación.


naturaleza jurídica de las medidas -Elementos.
de las medidas innominadas de - Clasificación.
innominadas de providencia cautelar. -Importancia.
providencia
cautelar.
Medidas
innominadas de
Analizar el providencia Procedimiento de las -Requisitos.
procedimiento de cautelar medidas -Solicitud.
las medidas innominadas de -Ejecución.
innominadas de providencia cautelar -Providencia.
providencia en el proceso civil. -Efectos.
cautelar en el
proceso civil.

Analizar los Hechos ilícitos - Características


hechos ilícitos civiles en los daños Básicas
civiles en los materiales causados - Requisitos para
daños materiales a la propiedad. darse.
causados a la -Daños a la propiedad.
propiedad.
Hechos ilícitos
civiles

Analizar la Responsabilidad civil -Características.


responsabilidad por los hechos -Clasificación.
civil por los hechos ilícitos civiles. - Jurisprudencia.
ilícitos civiles.

Fuente: Casua, Finlay, Moran, Néstor y Sánchez (2018).

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