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Resumen sobre Edipo rey

Esta obra nos traslada a la época griega, a la ciudad de Cadmo, un reino muy productivo en
todo tipo de condiciones, en esos tiempos gobernaban Layo y Yocasta a quienes un día
recibieron la visita de los siervos del dios Apolo, con un mensaje profético que no tardaría
en cumplirse, esta predicción los alarmo de tal manera que para cuando se cumpliera harían
lo posible para que no les afectara.
La profecía anunciaba el nacimiento de un hijo entre Layo y Yocasta, les advirtieron sobre
el niño quien al crecer se volvería asesino de su padre y se convertiría en esposo de su
madre y ella le daría hijos, horrorizados no quisieron darle total credibilidad al mensaje,
pero solo saber que el mensaje venia del dios Apolo se resignaron a buscar alguna solución.
Después de un largo tiempo la profecía dio su primer paso cuando los reyes de Cadmo
tuvieron un hijo, Layo con el temor que le dejo el mensaje de los siervos de Apolo, no tardo
en mandar a uno de sus guardias para que mataran al niño, dado que así se sentiría
triunfante y seguro en lo que le restaba de vida sin el temor de tener a su asesino vivo y
rondando por los lugares. En busca del tiempo perdido es una novela del escritor Marcel
Proust
Tres días después del nacimiento del hijo de Layo y Yocasta, le perforaron los pies con un
garfio de hierro para luego así ser llevado a lo más alto de la montaña de Citerón desde esa
altura tirarlo proporcionándole la muerte segura, pero Layo sin saber que el corazón del
guardia que llevaría al niño a la muerte, era noble y piadoso sumergido en muy buenos
sentimientos.
Sin deseos de crueldad y con el mayor temor que esta labor le ocasionaba al guardia,
cambio el rumbo de la historia que llevaría el niño, no cumplió la orden que le dio su rey y
llevo al niño a Corintio, se dio a uno de los trabajadores de los reyes de Corintio que al
cabo de un momento llevo al niño al palacio, entregándoselo a los reyes Pólibo y Merope,
quienes terminaron adoptando al niño.
Lo nombraron Edipo, en términos griegos significa» el de los pies hinchados», durante el
crecimiento del niño fue desarrollando aptitudes para ser un excelente guerrero, hecho ya
un hombre Edipo estaba en un festejo que siempre se realizaba, de repente se topó con un
hombre ebrio que vagaba por los lugares y que no conocía, este le hablo sobre su verdadero
propósito para esta vida.
Le confeso que los reyes de Corintio Pólibo y Merope no eran sus verdaderos padres, más
bien lo habían adoptado, le comento sobre la profecía que le daba el propósito en su vida, le
dijo que mataría a su verdadero padre y que se haría esposo de su madre, Edipo rey
temeroso, lleno de dudas y pensamientos se fue al reino a confirmar con sus padres sobre lo
que aquel hombre le había dicho
Al encontrarse con los que él creía sus padres, no tardo en confesar lo que le había
sucedido, preguntándoles que tanta verdad había en aquellas palabras, Pólibo temerosa,
pero transmitiéndole calma a Edipo le negó todo con apoyo de Merope, ambos nuevamente
dieron seguridad de ser sus padres, confirmado esto Edipo rey se aseguró a no salir ni en
cometer alguna airosidad.
Pero como era de esperarse Edipo rey salio del reino, vagaba por una intercepción por
donde por cosa de su destino pasaba una caravana de varios hombres que custodiaban una
carreta, el guardia delantero que manejaba la carreta lo empujo y Edipo se defendió
haciendo que entraran en una trifulca saliendo Edipo rey triunfante dándole muerte a todos
menos a uno solo que logró escapar
Siguiendo su camino, entre sus dudas y pensamientos, llego a Tiresias un ciego adivino,
consultando sobre su verdadero destino en esta vida, y este corroboro aquel hombre ebrio,
confirmando lo que había dicho sobre la profecía, y que los reyes de Corintio no eran sus
verdaderos padres, Tiresias le ordeno que no volviese más aquel lugar, Edipo destrozado no
dudo en obedecerlo.
Emprendió un largo camino a Tebas, de pronto se le apareció La Esfinge, una extraña
criatura con cabeza, manos y cara de mujer, el cuerpo de un perro, alas de ave, garras de
león, cola de serpiente y su voz era la de un hombre, se colocó en guardia para atacar, pero
La Esfinge lo detuvo con decirle el acertijo que le revelaba a todo aquel que pasara cerca de
ella.
Con la condición de que, si no contestaba correctamente, La Esfinge le daría muerte, Edipo
rey se preparó para recibir el acertijo, era tratar de adivinar sobre un animal que en la
mañana tiene cuatro pies, ¿a mitad del día tiene dos y al llegar la tarde tiene tres? Edipo sin
problema le respondió que era el hombre, por cuando nace andaba sobre sus manos y pies,
cuando crece esta solo sobre sus pies, y al envejecer usa un bastón como tercer pie para
sostenerse
Con la condición de que, si no contestaba correctamente, La Esfinge le daría muerte, Edipo
se preparó para recibir el acertijo, era tratar de adivinar sobre un animal que en la mañana
tiene cuatro pies, a mitad del día tiene dos y ¿Por qué al llegar la tarde tiene tres? Edipo sin
problema le respondió que era el hombre, por cuando nace andaba sobre sus manos y pies,
cuando crece esta solo sobre sus pies.
Al envejecer usa un bastón como tercer pie para sostenerse, la Esfinge enfurecida de que
por fin alguien lograra adivinar su acertijo, se estrelló contra una gran piedra provocando su
propia muerte, Edipo llega triunfante a Tebas, le coronaron rey tras casarse con Yocasta
como Creonte había prometido que sucedería con el caballero que venciera el enigma de la
mítica
Junto a Yocasta gobernaron el reino de Tebas, en su lecho de amor y admirable unión
dieron vida a sus cuatro hijos dos varones y dos hembras, pasados los años llego una
terrible peste sobre toda la población de Tebas, atacaba desde los más niños hasta lo más
ancianos, matando a su paso personas importantes en el reino, el pueblo clama a su rey
Edipo.
Esto lo hace para que les ayude y los haga salvos de esta enferma situación. Edipo rey, sin
saber cómo lograr combatir aquella peste que azotaba en su reino, manda a Creontes a
consultar al dios Apolo, para así saber que hacer para salvar a su pueblo, al regreso de
Creontes el Edipo rey estaba en reunión con varios viejos del reino, le dio las buenas
nuevas que Apolo había dado como respuesta.
El dios Apolo dejo dicho que la peste terminaría al momento que se resolviera un delito que
fue cometido hace mucho tiempo atrás, de manera que La Esfinge no tiene nada que ver,
por medio que el asesinato del rey anterior a Edipo llamado Layo, tenía que ser resuelto
para así ser liberados de la peste que consumía hasta la muerte a toda Tebas.
Recibido el mensaje, Edipo rey toma cartas sobre el asunto mandando a todos sus
servidores y fieles a buscar el asesino del antiguo rey, haciendo acusaciones severas sobre
quien fuese aquel hombre, buscando la forma de resolver el crimen, todo lo que se supo de
ello es que el rey Layo fue cruelmente asesinado por unos malhechores sin piedad alguna y
con muchos deseos de muerte.
Lleno de ira, impotencia ya quedando sin paciencia, se le presenta nuevamente Tiresias, le
advierte que cuide de todas aquellas acusaciones que le da aquel hombre que cometió aquel
asesinato, ya que no sabría si estas podrían ser utilizadas en su contra, Edipo con todo lo
que sentía en aquel momento corrió a Tiresias sin hacerle caso a su advertencia. Conoce
esta magnífica fantasía titulada El tambor de hojalata
Tiresias le insinuó a Edipo que él era el hombre que todos buscaban, pero Edipo se
defendió y lo acuso de que entre él y Creontes estaban conspirando para sacarlo de su trono
aprovechando la oportunidad de esta tragedia que acontecía, y así Creontes quedar como el
único rey de Tebas, al escuchar la respuesta de Edipo, ofendido sin más que decirle Tiresias
decide marcharse.
En su cabeza rondaba todas las palabras dichas por Tiresias, fue directamente a hablar con
Creontes para aclarar todas sus suposiciones, Edipo no dio credibilidad a ninguna de las
explicaciones que le daba Creontes, la idea sobre Tiresias y Creontes en unión para sacarlo
del trono, seguía plasmada desde el fondo de sus pensamientos más profundos.
Luego Edipo fue hablar con su esposa Yocasta, ella le aconsejo a su esposo que se calmara
asegurando que no todo lo que decía Tiresias podría ser cierto, logrando así que la calma
dominara y despejara los pensamientos de Edipo, pasado un tiempo, nuevamente Edipo
sostiene una conversación reveladora con su esposa Yocasta
Ella confiesa que hace mucho tiempo ella fue esposa del rey Layo, le contó que los dos
tuvieron un hijo al que el dios Apolo no tardo en predecirle el futuro que le acontecería
junto a ese niño causante de la profecía en la que el niño ya hombre mataría a su padre, se
casaría con su madre y junto a ella tendría hijos, convirtiéndose en el esposo de ella y el
padre de sus hermanos. La ciudad de las bestias es una literatura juvenil realizada por la
escritora chilena Isabel Allende.
Continúo narrando sobre lo que aconteció para ese tiempo, le hablo sobre lo que hicieron
Layo y ella con el niño al nacer, sin perder la oportunidad de decirle que confirmaba sobre
un solo hombre que mató a su esposo Layo junto a todos sus guardias menos uno que logró
escapar, sin decirle el paradero de este ya que cuando vio a Edipo llegar al reino, se llenó de
gran temor y pidió trabajar lejos del rey.
Edipo consiguiente a toda esta revelación, mando a llamar aquel guardia, pero fue
interrumpida su espera por medio de un mensajero que llego con la noticia de que su
supuesto padre Pólibo había fallecido y que Edipo se convertía en su heredero de trono y
riquezas, por lo tanto, tenía el deber de ir a reclamar su corona más el reino de Corintio
Después de recibir el mensaje, Edipo armo el rompecabezas, recordó aquel hombre ebrio
que le hablo sobre la profecía muy similar de la que le había confesado su esposa Yocasta
junto lo que en aquel momento le consulto a Tiresias y este le confirmo sugiriéndo
marcharse de aquel lugar, durante su partida se topó con los guardias que custodiaban el
carruaje, dándoles muerte menos a uno.
Aun así en el fondo quería seguir creyendo en su inocencia sobre todo esto que le sucedía,
pero reconocía que era culpable de todo, sintiendo temor por todo lo que sentencio a aquel
hombre que asesino al rey Layo sin saber que era el mismo, después de toda esta confusión
que le ocasionaba su mente, llego al reino un guardia que solicito hablar con Edipo. Eva
luna de Isabel Allende es una novela que te recomendamos ampliamente.
Al hablar con él, escuchar la historia sobre una orden que le fue dada hace mucho tiempo
sobre un niño de tres días de nacido, fue entregado a él para llevarlo lejos de la ciudad de
Cadmo y darle muerte a lo alto de las montañas de Citeron, le dijo que no cumplió la orden,
llevando al niño a un trabajador del reino de Corintio que se encargó de dárselos a una
buena familia y eso era todo lo que él sabía.
Ya Edipo cansado de resistirse a las verdades, se proclamó culpable de todo ante todos,
Yocasta siendo su madre y buena esposa no resistió a la revelación de Edipo por medio que
con el mismo siendo su hijo lo desposo, acepto como esposo y le dio cuatro hijos, llena de
dolor, agonía y locura se quitó la vida, dejando a sus cinco hijos huérfanos de madre.
Una vez más al tope de todo, Edipo consumido en su más grande ira por la desdicha que
todo esto le ocasionaba en su interior, se arrancó sus dos ojos, de inmediato solicito la
presencia de Creontes volviéndolo testigo de la profecía ya cumplida más pidió que el
mismo se encargara de darle castigo por toda la culpabilidad que llevaba en todo esto.
Creontes como mayor castigo, desterró a Edipo quien antes de su partida se despidio de sus
cuatro hijos, dejando a cargo a Creontes sobre su cuidado, ya que el no podrá continuar su
labor de padre con ellos, y así con su destierro, Creontes vuelve a ser el rey de Tebas y un
padre protector de sus sobrinos, la culpa quedo eterna en Edipo, asesino de su padre, esposo
de su madre, padre de sus hermanos, sin saberlo.
Argumento Edipo Rey
Peste en Tebas
Edipo, rey de Tebas, se dirige a una muchedumbre encabezada por un sacerdote, que se ha
congregado ante el rey para pedir un remedio a la peste que asola la ciudad de Tebas. Para
conocer las causas de esta desgracia, el propio Edipo ha mandado a su cuñado Creonte a
consultar el oráculo de Delfos. Creonte regresa para contar que la peste es el resultado de
una contaminación religiosa, puesto que el asesino del anterior rey, Layo, no ha sido
atrapado: su sangre derramada amenaza con dar muerte a todos los habitantes de la ciudad
hasta que el asesino sea ejecutado o exiliado.
Edipo jura encontrar al asesino y lo maldice por causar la peste. Pronuncia un bando
solemne en el que pide a todo el pueblo tebano que colabore en el esclarecimiento
del crimen. Tanto el asesino como el cómplice podrán, si se entregan, conservar la vida,
aunque tendrán que partir al exilio; cualquier testigo que haya visto lo sucedido debe
decirlo sin temor y Edipo le recompensará. Pero si el culpable no se entrega, a todo el que
sea responsable de ello se le prohibirá participar en la vida de la ciudad, por lo que Edipo
pide a los dioses que él y los suyos mueran de la peor manera posible.

Predicciones de Tiresias
Por consejo de Creonte, Edipo llama al adivino ciego Tiresias para que ayude a esclarecer
lo sucedido. Cuando llega Tiresias, el rey y el coro lo reciben con respeto, pero pronto
queda claro que el vidente no quiere colaborar; dice que conoce las respuestas, pero se
niega a hablar y en lugar de eso le dice que deje su búsqueda. El diálogo entre Edipo y
el adivino degenera por ello en un enfrentamiento (agón), en el que ambos se insultan.
Edipo se enfada por el rechazo a hablar de Tiresias, y verbalmente lo acusa de complicidad
en el asesinato de Layo. Irritado, Tiresias declara que Edipo es el asesino que está buscando
(«Tú eres el asesino del hombre acerca del cual están investigando»11), e incluso le
anuncia (en lenguaje voluntariamente críptico) que vive en incesto con su madre y ha
tenido hijos con ella; que aunque se crea extranjero es tebano de nacimiento y que dentro de
poco se quedará, como él, ciego. Edipo no se explica cómo va a ser cierto lo que dice
Tiresias, así que llega a la conclusión de que el profeta y Creonte se han puesto de acuerdo
para acusarle del crimen y desplazarle así del trono. Los dos discuten con vehemencia, pues
Edipo se burla de la falta de vista de Tiresias, y Tiresias a su vez le dice a Edipo que él
mismo es ciego. Al final, Tiresias se marcha, murmurando oscuramente que cuando se
descubra al asesino será un ciudadano nativo de Tebas, hermano y padre de sus propios
hijos, e hijo y esposo de su propia madre.

Acusaciones contra Creonte


Entre los ancianos tebanos cunde la duda por las confusas palabras de Tiresias. Creonte
aparece indignado ante las acusaciones que ha hecho Edipo de conspiración para usurpar el
trono. Él señala que resulta inexplicable que Tiresias, que estaba en la ciudad en el
momento del asesinato de Layo, no declarara entonces lo que sabía, y haya esperado hasta
ahora para acusarle de aquel crimen. Creonte replica que, como cuñado y amigo de Edipo,
ya tiene suficiente poder en Tebas y que nunca desearía las preocupaciones y problemas
que debe afrontar un rey. Además, señala a Edipo que no se debe acusar sin pruebas y que
si no cree que lo que ha dicho el oráculo de Delfos sea cierto, puede ir él mismo a
comprobarlo. También le dice que si Edipo tiene pruebas de que él se ha confabulado con
el adivino Tiresias, él mismo se condenará a muerte. El rey exige que Creonte sea
ejecutado; sin embargo, el coro le convence de que deje vivir a Creonte.
Revelaciones de Yocasta
Yocasta, esposa primero de Layo y luego de Edipo, ejerce de mediadora en la disputa.
Intenta reconfortar a Edipo. Tras conocer los motivos, dice a Edipo que no debe hacer
ningún caso de las adivinaciones proféticas y pone como ejemplo un oráculo de Apolo que
no se cumplió. La profecía afirmaba que Layo moriría asesinado por su propio hijo. Sin
embargo, Layo murió de otra forma, asesinado por unos bandidos en un cruce de tres
caminos de camino a Delfos. El único hijo que tuvieron murió poco después de nacer, pues
se lo dieron a un criado para que lo matara. Por tanto, señala Yocasta, el oráculo no se
cumplió en modo alguno.
La mención de este cruce de caminos hace que Edipo se pare un momento y pida más
detalles. Le pregunta a Yocasta qué aspecto tenía Layo, y Edipo de repente empieza a
sospechar que sean ciertas las acusaciones de Tiresias. Exige que traigan a su presencia al
único testigo del asesinato de los campos donde ahora trabaja de pastor. Hay un gran
suspenso porque Yocasta no conoce los motivos de ese miedo de Edipo.
Edipo cuenta su historia
Yocasta, confusa, le pregunta a Edipo qué es lo que ocurre. Edipo relata a Yocasta cómo
sus padres fueron Pólibo y Mérope, reyes de Corinto. Hace muchos años, en un banquete en
Corinto, un hombre borracho acusó a Edipo de no ser el hijo de su padre. Edipo se fue a
consultar el oráculo de Delfos y le preguntó al oráculo sobre su linaje. Apolo no respondió
sus dudas y en cambio le dijo que algún día asesinaría a su padre y se acostaría con su
madre. Por ello había abandonado Corinto, para tratar de evitar el cumplimiento de esa
profecía no regresando jamás. Más tarde, en sus andanzas, había tenido un incidente en el
mismo cruce de caminos donde fue muerto Layo, y encontró un carruaje que intentó sacarlo
de la carretera. Se desarrolló una discusión y Edipo mató a los viajeros, incluyendo a un
hombre cuya descripción casaba con la que Yocasta hizo de Layo. La esperanza que tiene
Edipo de no ser el asesino de Layo es que el único testigo había afirmado que Layo fue
asesinado por varios ladrones. Si el pastor confirma que Layo fue atacado por varios
hombres, entonces Edipo no es el culpable.
Noticias de Corinto
Yocasta manda llamar al testigo y también se presenta como suplicante ante el templo de
Apolo para que resuelva sus males.
Mientras, llega un mensajero inesperado que trae noticias de Corinto: Pólibo ha muerto y
quieren proclamar a Edipo como rey de Corinto. Yocasta, tras oír las noticias, trata de hacer
ver a Edipo que tampoco el oráculo según el cual iba a matar a su padre se había cumplido
y por tanto ya no debería de temer el otro oráculo que decía que se casaría con su madre.
Edipo, para sorpresa del mensajero, queda feliz por las noticias, porque prueba que la mitad
de la profecía era falsa, ahora jamás podrá matar a su padre. Sin embargo, aún teme que
pueda de alguna manera cometer incesto con su madre. El mensajero, ansioso de
tranquilizar a Edipo, le dice que no se preocupe, porque Mérope no es su verdadera madre.
Surge entonces el hecho de que este mensajero fue anteriormente un pastor en el monte
Citerón, y que le entregaron un bebé, que entonces fue adoptado por Pólibo, quien carecía
de hijos. El niño, explica, se lo dio otro pastor de la casa de Layo, a quien le habían dicho
que se deshiciera del niño. Edipo pregunta al coro si alguien conoce quién era este hombre,
o dónde podría estar ahora. Le responden que es el «mismo pastor» que fue testigo del
crimen de Layo había entregado a Edipo, cuando éste era un bebé, al mensajero, a quien
Edipo ya había mandado a buscar.
Resolución de los enigmas
La reina Yocasta, tras oír el relato completo del mensajero, ha comprendido todo el
profundo misterio y desesperada, le ruega a Edipo que deje de hacer preguntas. Pero él se
niega, y ella corre a meterse en el palacio.
Por fin llega el testigo del crimen. Edipo y el mensajero lo interrogan y al principio se
resiste a dar respuestas, pidiendo que le dejen irse sin responder nada. Sin embargo, ante las
amenazas de Edipo de torturarlo o ejecutarlo, revela que el niño que le habían entregado
para que lo abandonara en el monte Citerón era hijo del rey Layo y la reina Yocasta y que
lo habían entregado para que muriera, impidiendo que se cumpliera un oráculo funesto, la
profecía que Yocasta dijo que nunca se había hecho verdad: que el niño mataría a su padre.
Sin embargo, él lo había entregado al mensajero por piedad.
Edipo comprende que Yocasta y Layo eran sus verdaderos padres y que todas las
predicciones de los oráculos se han cumplido. Edipo se maldice a sí mismo y al destino,
antes de abandonar el escenario. El coro lamenta cómo incluso un gran hombre puede caer
por el destino, y después de esto, un criado sale del palacio para hablar de lo que ha
ocurrido dentro. Cuando Yocasta entró en la casa, corrió al dormitorio del palacio y ahí se
ahorcó. Poco después, Edipo entró furioso, llamando a sus criados para que le llevaran una
espada de manera que pudiera cortar el vientre de su madre. Cuando furioso recorre la casa,
hasta que descubre el cuerpo de Yocasta. Gritando, Edipo la baja y le quita largas agujas de
oro que mantenían su vestido, antes de clavárselos en sus propios ojos, desesperado.
Edipo sale del palacio con los ojos ensangrentados y pide ser desterrado, tan pronto como
sea posible. Dice que ha preferido cegarse porque no puede permitirse ver, después de sus
crímenes, a sus padres en el infierno, a los hijos que ha engendrado, ni al pueblo de Tebas.
Entra Creonte, que asume el poder, pide a los tebanos que se apiaden de Edipo y lo hagan
entrar en el palacio. A continuación, dice que consultará de nuevo al oráculo para saber lo
que tiene que hacer con Edipo. Este dice que no tenga piedad con él, pide ser desterrado.
Las dos hijas (y medio hermanas) de Edipo, Antígona e Ismene, son llamadas y Edipo
lamenta que hayan nacido en una familia maldita. Le pide a Creonte que cuide de ellas y
Creonte se muestra conforme, antes de enviar a Edipo de vuelta al interior del palacio.
En un escenario vacío, los últimos versos del corifeo son una especie de conclusión
o máxima griega, de que ningún hombre debe considerarse feliz hasta que está muerto.

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