Está en la página 1de 14

BIOÉTICA 1

Analicemos los Principios de la Bioética

Nathaly Liévano Echeverría


Oscar William Isaza Vallejo
Jiovany Alberto Arroyave Hoyos
Luis Eduardo Mejía Mejía

Grupo 042

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA DEL ÁREA ANDINA


ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA EN SEGURIDAD
Y SALUD EN EL TRABAJO

2021
2

El Método de la Bioética

En 1978 se publicó el Informe Belmont en él se planteó que en todo tipo de investigación

con seres humanos se debían cumplir tres principios fundamentales: respeto por las personas,

beneficencia y justicia. En 1979, Tom L. Beauchamp y James F. Childress en el libro Principios

de Ética Biomédica, establecieron que los principios para la Bioética debían ser cuatro: Respeto

por la autonomía, Beneficencia, No-Maleficencia y Justicia, que de forma resumida y en su orden

el respeto por la Autonomía trata del derecho y la capacidad que tienen las personas para

gobernarse a sí mismas, como lo afirmaba Kant en Crítica de la Razón Práctica: “el hombre es

persona por darse a sí mismo el imperativo de la Ley moral. Ser persona consiste en ser sujeto

moral autónomo”; con el de Beneficencia se obliga a actuar en beneficio de los demás, hoy en día

el principio de beneficencia está matizado por el respeto a la autonomía del paciente; el de No-

Maleficencia fue enunciado por Hipócrates bajo la máxima Primun non nocere, buscando

respetar la integridad física y psicológica y el de Justicia exige tratar a todas las personas en

iguales condiciones con la misma consideración y se refiere también a la asignación y

distribución de los recursos sanitarios.

Hoy en día se cuentan con dos criterios o premisas para la resolución de conflictos: la

premisa ontológica, que se refiere a la naturaleza misma del ser humano y en cuanto tal es

universal e inmutable: “El ser humano es persona, y en cuanto tal tiene dignidad y no precio”,

de manera que las decisiones que se tomen deben atender al respeto absoluto por esta

condición de ser digno y la premisa axiológica o ética nos muestra que: “En tanto personas, todos

los seres humanos son iguales y merecen igual consideración y respeto”. Así pues, según esta

jerarquía, los principios de justicia y no – maleficencia son los mínimos éticos establecidos (son

universales y de obligatorio cumplimiento).

2
3

Un juicio moral siempre obliga a su realización, dado que por definición es prescriptivo y

exige la libertad de quien lo realice (acto libre). La determinación de la moralidad de un acto no

es tarea fácil y requiere un esmerado análisis de los hechos y de los valores relacionados con ese

acto en particular y además de un acabado estudio y meditación acerca de su contextualización.

[ CITATION Per10 \l 9226 ]. El juicio moral posee tres componentes básicos: Análisis del hecho

a realizar, análisis de las consecuencias de su realización o de su omisión y estricta

contextualización de las condiciones en que se realice el juicio. La moral no encarna la certeza,

sino la mejor opción prudencialmente elegida.

Los conflictos morales en la actualidad son abordados con base en la responsabilidad, que

implica la identificación de valores, su fundamentación basada en lo que “debería hacerse” en

relación con principios preestablecidos y lo que “debe hacerse” en el caso concreto, es decir,

tomando en cuenta las circunstancias que lo rodean y lo hacen posible, como las consecuencias

determinadas por la ejecución o no ejecución del acto.[ CITATION Per10 \l 9226 ]. Busca el

consenso para sus decisiones y no la imposición de resultados.

El Dilema Ético:

¿A quién aplicar primero la vacuna contra la Covid-19, a la población privada de la

libertad o a la población económicamente activa desempleada?

Desde su emergencia en 2019, el SARS-CoV-2 se ha expandido a 191 países, causando

más de 76 millones de casos y 1,7 millones de muertes. El primer caso de COVID-19 en

Colombia fue identificado el 6 de marzo de 2020, desde entonces, se han confirmado 1,5

millones de casos y han muerto 40 mil personas, se ha observado que los casos y las defunciones

por COVID-19 no se distribuyen de manera aleatoria en la población; existen determinantes

sociales al igual que factores de riesgo individuales que incrementan el riesgo de enfermar

gravemente y de morir, como la edad avanzada, la obesidad y diversas enfermedades crónicas no


3
4

transmisibles. La pandemia por COVID-19 ha exigido que la comunidad científica internacional

busque estrategias de prevención y respuestas terapéuticas. Cientos de científicos, compañías

farmacéuticas, organizaciones internacionales y fundaciones están trabajando para desarrollar una

vacuna.[CITATION MarcadorDePosición1 \l 3082 ]. En Colombia el gobierno a través de ayudas

multilaterales y bilaterales logró asegurar 40 millones de dosis de vacunas contra el Covid 16,

para cubrir 70% de la población, lo que equivale a 35.735.549 colombianos[ CITATION Rui20 \l

3082 ].

Durante las semanas transcurridas desde el inicio de las investigaciones sobre vacunas del

Covid 19, han aparecido muchos comentarios y artículos sobre la ética del manejo de las vacunas,

una vez demostrada su eficiencia y seguridad, la ética sobre la distribución y aplicación de la

vacuna presenta sin duda varios dilemas que será necesario resolver, esta es una de las preguntas

más relevantes: ¿Se pueden establecer prioridades para la distribución y aplicación de la vacuna?

¿Con qué criterios se establecerán? [CITATION Iba20 \l 9226 ]

El gobierno colombiano mediante Decreto 109 de 2021 aprueba el plan nacional de

vacunación contra el Covid-19 [CITATION Minsalud2021 \l 9226 ], en el cual determina las

poblaciones priorizadas para recibir las primeras dosis de la vacuna, situación que plantea un

dilema ético de relevancia actual, el plan tendrá dos fases, la primera con tres etapas y la segunda

con dos; en la cuarta etapa se vacunara a la población privada de la libertad que esté cumpliendo

su condena o medida de aseguramiento en la modalidad intramural [CITATION Minsalud2021 \p

15 \l 9226 ] y la población económicamente activa y desempleada, ni siquiera se menciona en el

mencionado plan; el gobierno argumenta que está obrando conforme al principio de solidaridad

social, respondiendo con acciones humanitarias, ante situaciones que pongan en peligro la vida o

la salud; se argumenta que el acceso a estas tecnologías (vacunas) debe brindarse para todos sin

discriminación y priorizando a quienes sean más vulnerables a la enfermedad, y que, en virtud de


4
5

lo anterior, el plan de priorización considera tres criterios fundamentales: la posición de

vulnerabilidad dentro de grupos de especial protección, el rol del personal de la salud en la lucha

contra la pandemia, el nivel de exposición de ciertos grupos sociales y la necesidad de garantizar

la continuidad de ciertos servicios indispensables.

Posición de Nathaly Liévano Echavarría:

Para esta situación mundial el gobierno se encuentra en dilemas éticos para el suministro

de dichas vacunas, porque todos queremos adquirir la inmunidad contra el virus que está

acabando con la vida de muchos seres humanos, en este caso podemos evaluar tres principios de

la Bioética: No maleficencia: la premura de sacar al mercado la vacuna para evitar la

propagación de los infectados por el virus, hace que el gobierno tenga sus reservas por las

complicaciones que puedan ocasionar en la persona, esto se debe a que no se ha tenido el tiempo

suficiente de estudio para su uso, corriendo el riesgo de que pueda generar algún otro daño. La

Beneficencia: el Estado desea el bienestar de todas las personas, como forma de prevención para

la actual pandemia es suministrar la dosis necesaria para la inmunización contra el virus, sin

embargo este principio básico obliga a una focalización de la mirada que se dirija a buscar

máximo beneficio y a generar el mínimo daño, lo que lleva a tomar la decisión de suministrar la

vacuna de forma gratuita a todas las personas que están más expuestas al virus, como es el caso

de los funcionarios de la salud que atienden a pacientes infectado por el virus y la población con

problemas de salud o vulnerables a estar gravemente enfermos con probabilidad de morir. La

Justicia el Estado colombiano está generando unas prioridades a un grupo poblacional que se

tendría que analizar, como es el caso de las personas privadas de la libertad, manifestando que no

tiene fácil acceso al servicio de salud, pero si lo vemos desde esa perspectiva, hay otro grupo

poblacional que merece ser prioritarios, hablamos de las personas que no tienen un empleo

5
6

formal para pagar un servicio médico, teniendo la necesidad de salir a la calle exponiéndose a ser

infectado por el virus con la intención de obtener el recurso económico y de esa manera

sobrevivir junto con su familia.

A todos estos problemas bioéticos que se presentan por la adquisición de una vacuna para

la inmunización del virus, se suma la inconformidad de una parte de la población que se

consideran prioritarios para la vacunación, llevando al Estado a la instancia de procesos de tutela,

generando que pueda poner en riesgo en el cambio del plan nacional de vacunación.

Posición de Oscar William Isaza Vallejo:

La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios

(OCHA) plantea que para el año 2020 el 55% de los empleos en Colombia son informales; así

mismo gran parte de la población sigue viendo reducido su nivel de bienestar, el 55,4% están

ocupados en sectores económicos con alta vulnerabilidad ante la situación generada por el

COVID-19.[CITATION OCH20 \l 9226 ].

Por su parte en los resultados del estudio titulado “El derecho a la salud en tiempos de

pandemia en Colombia: entre la inequidad endémica y el estado de emergencia” se lee que a

pesar de los ajustes normativos y la declaración del estado de emergencia sanitaria en Colombia,

la persistencia de la inequidad social y económica en distintas regiones, la no intervención sobre

determinantes sociales, las irregulares condiciones laborales de los trabajadores de la salud y las

dificultades para materializar el principio de reciprocidad constituyen barreras para mitigar los

efectos negativos de la pandemia sobre las poblaciones más vulnerables. [CITATION Garcia \l

9226 ].

En el sector carcelario la situación es mucho más compleja y problemática, con relación a

la pandemia las cárceles son una amenaza para trabajadores, abogados y la sociedad en general,

tomando en cuenta que en esos sitios se presenta sobrepoblación, insalubridad, poca ventilación y
6
7

atención médica deficiente, tal situación facilita la propagación de enfermedades infecciosas y

parasitarias. Mientras que el promedio de contagios por cada mil personas entre la población libre

es de 2,15, entre la privada de la libertad es de 19,16, lo cual deriva que, desde el punto de vista

ético, jurídico y social, no se materializa el principio de reciprocidad, incrementando los efectos

negativos, no solo durante la situación de anormalidad, sino también y por extensión al proceso

de vacunación.

Tomando como referente el desempleo que en Colombia subió en mayo de 2020 al

21,4%, el nivel más alto en la historia del país, por la parálisis económica causada por la

cuarentena obligatoria para frenar la propagación del nuevo coronavirus; al ser comparada con el

mismo mes del año pasado con el 10,5%. El sector con mayor afectación es el comercio, casi un

millón de personas se quedaron sin trabajo, seguidas de la industria manufacturera, la

administración pública y la educación.

Así las cosas, la población que presenta más vulnerabilidad hacia esta pandemia es la

población que no cuenta con un ingreso estable, al moverse en la informalidad para la

consecución diaria de su sustento y de su propia familia es más vulnerable al contagio y en la

gran mayoría no tienen aseguramiento a la atención integral en salud, las carencias estructurales

en vivienda, servicios públicos entre ellos el agua potable, la baja formación educativa, agravan

sus condiciones de dignidad y agravan permanentemente su condición de salud ante el Covid 19,

por lo que considero debería ser priorizada para recibir la vacuna.

Posición de Jiovany Alberto Arroyave Hoyos:

Con relación a la pandemia Covid-19 en el mundo se expidieron numerosas

recomendaciones desde diferente Organismos Internacionales en pro de adoptar medidas

especiales para proteger o minimizar la incidencia en la población carcelaria. La OMS publicó la

guía denominada “Preparación, prevención y control del covid-19 en las cárceles y otros lugares
7
8

de detención”.[ CITATION Rod20 \l 9226 ] para abordar el Covid - 19 en las cárceles instando a

los gobiernos a crear un sistema de coordinación entre los sectores de la Sanidad y la Justicia,

junto al personal penitenciario, para luchar contra el virus y su impacto en la población carcelaria.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el marco de su Sala de

Coordinación y Respuesta Oportuna e Integrada a la crisis en relación con la pandemia del

Covid-19 [ CITATION Sán20 \l 9226 ], urge a los estados a enfrentar la gravísima situación de

las personas privadas de la libertad en la región y a adoptar medidas urgentes para garantizar la

salud y la integridad de esta población y de sus familias, frente a los efectos de la pandemia del

Covid-19, así como asegurar las condiciones dignas y adecuadas de detención en los centros de

privación de la libertad, de conformidad con los estándares interamericanos de derechos

humanos. En este sentido, la CIDH manifiesta su profunda preocupación por las alarmantes

condiciones en las que se encuentra la población carcelaria en la región, que incluye precarias

condiciones de salubridad e higiene y niveles de hacinamiento extremos, en particular para

aquellas personas que conforman grupos en situación de vulnerabilidad, como personas mayores,

diabéticas, hipertensas, pacientes inmunosuprimidos, pacientes oncológicos, con enfermedades

autoinmunes, insuficiencia cardíaca e insuficiencia renal crónica, entre otros.

Por otra parte, se encuentra la población económicamente activa desempleada, que por su

condición de precariedad económica secundaria, a la subyacente crisis económica sobreviniente

por causa de la Pandemia por Covid 19; se constituye en vectores de propagación dada la alta

movilidad por causa de su obligada informalidad, además de su baja cobertura y accesibilidad a

la prestación de servicios oportunos de salud.

Autores como Feige (1990) y Castells y Portes (1989), (citados por Portes & Haller,

2004), consideran que la economía informal contiene las actividades que generan ingresos y que

no cumplen con los requisitos establecidos por el Estado para su operatividad. Por consiguiente,
8
9

son el resultado de una inoperatividad de las políticas que fomentan el desarrollo y crecimiento

de un país (Saldarriaga, 2017).

En cuanto al dilema ético planteado, ante la opción de vacunación preferente, entre estos

grupos poblacionales, considero que como sujetos de derecho en el ámbito ético y humanitario

estarían equiparados en cuanto a los aspectos de justicia, no maleficencia y beneficencia, no así

en el ámbito de la autonomía, dada las restricciones propias de su condición legal de reclusión.

Para dirimir el dilema ético propongo apelar a la jerarquización de los principios apelando

al deber moral y al deber legal según el método de Diego Gracia. Gracia, D. (2016), definiendo el

dilema en favor de la selección prioritaria al grupo poblacional de los reclusos.

Posición de Luis Eduardo Mejia Mejia:

Si uno de los factores que más ha sido golpeado por la Pandemia es la sostenibilidad

económica de los ciudadanos, si la reactivación económica planteada por el gobierno ha sido el

“caballito de batalla” de las decisiones en materia de política pública durante los últimos meses,

¿porque entonces hay un olvido de la población desempleada? Desde mi punto de vista el

conflicto se presenta en la decisión de escoger entre vacunar a la población confinada y aislada en

recintos carcelarios y la población económicamente activa desempleada. Para que la economía

pueda salir adelante es necesario que se proteja a la población económicamente activa

desempleada, puesto que las personas que están en las cárceles ya están aislados y confinados, su

aporte a la economía no es significativo sin embargo los desempleados cada día deben salir a la

calle al “rebusque” como coloquialmente se llama a este modo de vida, exponiéndose y

exponiéndonos a todos al contagio y sobre todo al riesgo de mayor pobreza de los pobres.

Para discernir este dilema se utilizará los principios de la Bioética: Justicia: Los reclusos

se encuentran confinados en sitios a los que se supone no tienen acceso muchas personas y en

todo caso debería ser fácil establecer controles para evitar contactos, tienen garantizada su
9
10

manutención básica y un sitio para dormir; por el otro lado las personas desempleadas deben

buscar opciones para sobrevivir y muchas veces, sino todas, la calle es el único espacio para

lograrlo, lo que significa un riesgo importante de contacto y posible contagio, que además pone

en riesgo a toda la familia, por lo que en concordancia con el principio de justicia, que establece

se debe garantizar el acceso a los servicios de atención de salud y en la asignación de

recursos[ CITATION Fer03 \l 9226 ], en este caso a las vacunas, que siendo un bien escaso, la

población desempleada debería ser incluida en el plan de vacunación y recibir las vacunas antes

que los reclusos. No-maleficencia: Vacunando a los desempleados que deambulan para

sobrevivir, se logaría respetar la integridad física y psicológica de la vida humana, como

invitación de este principio, dado que abría menos enfermos y por ende menso personas

contagiadas. Autonomía: Garantizar la decisión de vacunarse o no previo un proceso de

información sobre riesgos y beneficios de la vacuna, permite cumplir este principio, y aplicaría

en todos los casos, tal como lo establece el plan diseñado por el gobierno. Beneficencia: Lograr

que los habitantes de este país se beneficien de la vacunación contra el Covid 19, es importante

para cumplir el principio que está dirigido a garantizar la salud de la sociedad en el sentido más

amplio de este concepto, y mejor si se protege a una población con alto riesgo de contacto y

contagio, dado su modus vivendi, la población desempleada.

10
11

Posición de Consenso del Grupo:

Una vez identificado el dilema ético y planteado como pregunta: ¿A quién aplicar primero

la vacuna contra la Covid-19, a la población privada de la libertad o a la población

económicamente activa desempleada?, establecidas las posiciones personales de cada uno de los

miembros del grupo, retomamos las premisas fundamentales del método de la bioética, es decir

sus cuatro principios: Justicia, No-maleficencia, Beneficencia y Autonomía; los dos criterios o

premisas para la resolución de conflictos a saber: la premisa ontológica y la premisa axiológica o

ética; finalmente la jerarquía de los principios Justicia y No-maleficencia como los mínimos

éticos y teniendo en cuenta la obligación que emana del juicio moral en cuanto a que es

prescriptivo y es un acto libre, con un análisis de los hechos, análisis de sus consecuencias y

contextualización de las condiciones buscando el consenso y no la imposición, logramos

ponernos de acuerdo sobre el dilema y hacemos las siguientes recomendaciones al gobierno

nacional:

Es absolutamente necesario que se incluya un capitulo en el cual se identifique la

importancia de proteger a la población económicamente activa y desempleada dado su situación

de vulnerabilidad social y económica, adicional a su vulnerabilidad en la protección a la salud, en

cumplimiento a lo establecido en la Ley Estatutaria 1751 de 2015, que determina a la salud como

derecho fundamental autónomo, por las condiciones de vulnerabilidad de estas personas

seguramente no hay datos confiables en las bases de datos oficiales, que serán utilizadas por el

gobierno a través de las EPS para informar sobre la vacunación, adicional que muchos

colombianos han entrado a engrosar las filas de desempleados, por las situaciones generadas por

la Pandemia y explicadas antes en este documento y muy seguramente dejaron de realizar aportes

económicos al sistema, estas situación afecta a los desempleados desde el principio de Justicia.

11
12

En consideración al principio de No-maleficencia es necesario que el gobierno adopte una

actitud responsable, desplegando un programa de comunicación dirigido a todos los colombianos,

con el fin de evitar desinformación y por ende miedo ante el temor generado por la forma en que

se han adquirió las vacunas, los modelos de su distribución y sobre todo por los temores por

demás normales, por los posible eventos adversos, lo que ha generado según información de

prensa por todos conocida que en las encuestas hasta un 45% de los colombianos no están

interesados en recibir este medicamento, para proteger sus vidas, con un mensaje hacia la

población económicamente activa desempleada, para su organización y efectiva identificación.

En cuanto al principio de Beneficencia es muy importante lo planteado sobre el programa

de comunicación, adicional a ello se debe garantizar el suministro de las dosis necesarias para

completar el esquema de protección y garantizar que los desempleados tengan acceso a las

vacunas, porque de alguna manera la población en reclusión por su carácter de confinamiento,

son fácilmente accesibles, el gobierno tiene todas las posibilidades de protegerlos si cumplen los

mecanismo que muchas organizaciones han promulgado, situación que no ocurre en el caso de

los desempleados.

En cuanto al principio de Autonomía, garantizar la decisión de vacunarse o no previo un

proceso de información sobre riesgos y beneficios de la vacuna, permite cumplir este principio, y

aplicaría en todos los casos, tal como lo establece el plan diseñado por el gobierno, estableciendo

estrategias orientadas hacia la población desempleada, garantizando acceso a la posibilidad de

vacunarse con un adecuado proceso de identificación que permita su ubicación, para gestionar su

riesgo y vulnerabilidad.

12
13

Bibliografía y Referencias

Ferrer Lues, M. (2003). Equidad y justicia en salud: implicaciones para la bioética. . Acta

bioethica, 9(1), , 113-126.

García-Echeverry, F. A.-A.-B.-C. (2020). El derecho a la salud en tiempos de pandemia en

Colombia: entre la inequidad endémica y el estado de emergencia. Revista Colombiana de

Bioética, 15(1), 1-17. doi:https://doi.org/10.18270/rcb.v15i1.3079

Ministerio de Salud. (diciembre de 2020). Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19.

Obtenido de Minsalud:

https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/pnv-contra-covid-

19.pdf

Minsalud. (06 de enero de 2021). www.minsalud.gov.co. Obtenido de www.minsalud.gov.co

OCHA. (2020). Impacto humanitario por la COVID-19. Handbook of Medical Image Computing

and Computer Assisted Intervention, 10(10), 1-4. Obtenido de

https://www.elespectador.com/colombia2020/pais/en-el-cauca-estamos-viviendo-dos-

pandemias-gobernador-articulo-918808

Perez, M. (2010). Bioética, fundamentos, metodología. Revista Médica Clínica Las Condes,

21(1), 130-134. doi:https://doi.org/10.1016/S0716-8640(10)70515-0

Rodríguez Carrillo, J. M. (2020). Medidas de prevención y control del COVID-19 en los centros

penitenciarios. Ginebra: OMS.

Ruiz Goméz, F. (18 de Diciembre de 2020). Colombia adquirió 40 millones. Obtenido de

Minsalud: https://www.minsalud.gov.co/Paginas/Colombia-adquirio-40-millones-de-dosis-

de-vacunas-contra-el-covid-19.aspx
13
14

Sánchez, J. A. (2020). Inter-American Commission on Human Rights Response to COVID-19. .

Hum. Rts. Brief, 23, 1.

Tapia, I. R. (2020). Dilemas éticos sobre la distribución y aplicación de la vacuna de Covid 19.

UNO, 1. Recuperado el 30 de enero de 2021, de

https://www.anmm.org.mx/descargas/dilemas-eticos.pdf

14

También podría gustarte