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LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado ponente

STC6023-2021
Radicación n° 11001-02-04-000-2021-00393-01
(Aprobado en sesión de veintiséis de mayo de dos mil veintiuno).

Bogotá, D.C., veintisiete (27) de mayo de dos mil


veintiuno (2021).

Decide la Corte la impugnación formulada frente al


fallo proferido por la Sala de Casación Penal de esta
Corporación el 16 de marzo de 2021, dentro de la acción de
tutela instaurada por Gustavo Adolfo Moya Tavera contra
la Sala Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Cali, trámite al cual fueron vinculados los Juzgados
Segundo y Sexto Penales del Circuito Especializados de
Descongestión, el Juzgado Sexto Penal del Circuito de
Descongestión, todos de esa ciudad, el Centro de Servicios
Administrativos de dichos juzgados, y las partes e
intervinientes del proceso penal radicado 2006-00063.

ANTECEDENTES

1. El solicitante, a través de apoderado, reclama la


protección de los derechos fundamentales al debido
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proceso, igualdad, libertad y buen nombre, presuntamente


vulnerados por la corporación judicial accionada.

2. Se extrae de la demanda y anexos que, el aquí


actor fue procesado, junto a otras siete (7) personas, bajo la
Ley 600 de 2000, por los delitos de «tráfico, fabricación o porte de
estupefacientes y concierto para delinquir». Se sometió a sentencia

anticipada frente al último de los punibles mencionados,


correspondiendo dictar la condena al Juzgado Sexto Penal
del Circuito Especializado de Descongestión de Cali, que le
otorgó la libertad provisional. Entre tanto, el Juzgado
Segundo de la misma especialidad y categoría, en fallo del 18
de junio de 2010 lo absolvió respecto de la conducta
atentatoria contra la salud pública, decisión que apeló la
fiscalía.

Sin embargo, mediante providencia del 23 de noviembre


de 2011 el Tribunal Superior de Cali revocó la determinación
absolutoria del a quo para en su lugar condenar a los
enjuiciados, en el caso del aquí accionante, a la pena de 192
meses de prisión.

El tutelante cuestiona esencialmente que, no fue


enterado de la realización de la audiencia ni del proferimiento
del fallo condenatorio, y su abogado de entonces, pese a que
tuvo conocimiento de esa actuación, nunca se lo comunicó.
Transcurridos más de nueve (9) años desde la sentencia, fue
capturado el 20 de enero de 2020.

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De otro lado, ataca los fundamentos jurídico-fácticos de


la decisión condenatoria, eleva diversas críticas frente al
veredicto del Tribunal Superior de Cali señalando que
incurrió en defectos sustantivo, fáctico y de falta de
motivación porque, entre otras razones, «nunca ahondó de
manera individual sobre su participación en el actuar ilícito»; recriminó

la valoración probatoria efectuada en tanto que, le otorgó


mérito a testimonios y elementos que no lo tenían y
desconoció declaraciones que, por el contrario, conducían a
su inocencia y, especialmente a que «él no pertenecía a la
organización criminal que motivó el inicio del proceso (…)».

El actor, para justificar la interposición del presente


amparo nueve años después de la emisión de la providencia
que discute, reiteró que tuvo conocimiento de la misma al
momento de su captura a inicios del año 2020, y que su
defensor actual solo pudo acceder al expediente del proceso
el 24 de noviembre de ese año dadas las restricciones por la
emergencia sanitaria.

3. En consecuencia, pide se «(…) revoque la sentencia


condenatoria, para que, en su lugar, se mantenga la sentencia de
primera instancia, pues el fallo de segunda instancia del Tribunal
Superior de Cali se encuentra afectado por defecto sustantivo y defecto

fáctico (…)».

RESPUESTAS DEL ACCIONADO Y VINCULADOS

1. El Centro de Servicios Administrativos de los


juzgados penales del circuito especializados de Cali señaló

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que el proceso que involucró al tutelante correspondió a un


asunto que tuvo cierta connotación mediática denominado
el «caso Jamundí», del cual tuvieron conocimiento hasta tres
despachos judiciales en distintas etapas. En lo que a la
notificación de la actuación se refiere, indicó que tuvo a su
cargo la notificación de la sentencia de primera instancia.

2. El tribunal accionado, por intermedio del


magistrado ponente de la decisión censurada, resaltó que la
secretaría de esa colegiatura cumplió con el deber de
citación a la diligencia de lectura del fallo y de la
notificación posterior del mismo, en el caso de quienes no
comparecieron, a través de edicto.

3. El Juzgado Cuarto Penal del Circuito


Especializado de Cali, destacó que el juzgado Segundo de
esa especialidad, que actuó en descongestión en la época,
fue el encargado de dictar la decisión de primera instancia.
Agregó que la sentencia del tribunal que revocó la del a quo
e impuso la condena fue objeto del recurso de casación que
interpusieron varios de los coprocesados.

FALLO DE LA SALA DE CASACIÓN PENAL

Negó el resguardo implorado al concluir que no se


configuró la vulneración alegada por el actor porque, la
Secretaría de la Sala Penal del tribunal accionado, cumplió
con la labor de notificación citándolo a las direcciones por él
suministradas; y de la determinación adoptada, fue
notificado por edicto, por lo tanto, precisó que «era obligación

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del tutelante estar atento a las comunicaciones que la autoridad judicial


le enviaba a su dirección de notificaciones para enterarlo de las
decisiones proferidas, y también estar en contacto con su abogada
defensora para conocer la evolución del proceso, pero no lo hizo, sin que
su decisión personal de marginarse voluntariamente del proceso pueda

ser atribuida a la administración de justicia».

Adicionalmente, en relación con las críticas a la


sentencia judicial, advirtió el incumplimiento del requisito de
la subsidiariedad, dado que, por un lado, pudo agotar el
recurso extraordinario de casación, pero no lo hizo; y porque
«tiene la posibilidad de acudir a la acción de revisión, si realmente
considera que no participó en los hechos por los cuales fue condenado, la
cual podrá proponer con sustento en las causales descritas en el artículo

192 de la Ley 906 de 2004 (sic)».

LA IMPUGNACIÓN

La formuló el defensor del quejoso, reiterando los


argumentos del escrito tutelar, insistiendo en los
cuestionamientos a la sentencia condenatoria de su
prohijado resaltando los defectos en que aduce incurrió.

CONSIDERACIONES

1. Problema Jurídico.

En el presente asunto, corresponde a la Corte


establecer si el Tribunal Superior de Cali, Sala Penal,
vulneró las garantías fundamentales invocadas por el
accionante al condenarlo, en segunda instancia, a la pena

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de 192 meses de prisión por el delito de « tráfico, fabricación o


porte de estupefacientes agravado» en sentencia del 23 de

noviembre de 2011 (radicado nº 2006-00063), incurriendo


con ello en vía de hecho, supuestamente, por indebida
valoración probatoria. Adicionalmente, porque no fue
notificado de la audiencia y del proferimiento del fallo que le
fue desfavorable.

2. De los presupuestos de procedibilidad de la


acción de tutela.

La jurisprudencia constitucional ha decantado con


suficiencia los presupuestos y requisitos generales de
procedibilidad que deben confluir y verificarse a la hora de
establecer la procedencia de la intervención del juez de
tutela, ellos son: «(i) …que la cuestión discutida resulte de evidente
relevancia constitucional y que, como en cualquier acción de tutela,
esté acreditada la vulneración de un derecho fundamental,
requisito sine qua non de esta acción de tutela que, en estos
casos, exige una carga especial al actor; (ii) que la persona
afectada haya agotado todos los medios ordinarios y extraordinarios
de defensa judicial a su alcance y haya alegado, en sede judicial
ordinaria, y siempre que ello fuera posible, la cuestión iusfundamental
que alega en sede de tutela; (iii) que se cumpla el requisito de la
inmediatez, es decir, que la tutela se hubiere interpuesto en un término
razonable y proporcionado a partir del hecho que originó la vulneración;
(iv) en el caso de irregularidades procesales, se requiere que éstas
tengan un efecto decisivo en la decisión de fondo que se impugna; y (v)

que no se trate de sentencias de tutela» (CC. Sentencias C-

590/05; SU-813/07).

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Resulta imprescindible entonces que en el examen


previo se constate la presencia de los señalados
presupuestos, pero forzosamente se requiere que el
supuesto de hecho planteado desvele una situación en la
que se hallen ciertamente comprometidos derechos
fundamentales, de no ser así, el amparo no puede
prosperar.

Sobre el particular la Sala ha precisado que para su


procedencia se requiere:

«(…) el cumplimiento de algunos requisitos, siendo uno de ellos y


quizás el primero y más elemental, la existencia cierta del
agravio, lesión o puesta en peligro de la prerrogativa
constitucional invocada que demande la inmediata intervención
del juez de tutela en orden a hacerla cesar, motivo por el cual la
solicitud de amparo debe contener un mínimo de demostración
en cuanto a la vulneración que afecta los derechos que se
quieren proteger, pues si no son objeto de ataque o coacción,
carece de sentido hablar de la necesidad de la salvaguarda »
(CSJ STC5337-2018, 26 abr. 2018, rad. 2018-00023-
01, entre otras).

3. Caso concreto

3.1. En primer lugar, conforme la revisión de las


pruebas adosadas a la actuación por el tribunal acusado, no
se advierte la circunstancia transgresora de derechos
fundamentales que se le atribuyen respecto a la supuesta
indebida notificación de la providencia censurada por
cuanto, en efecto, la secretaría de la Sala Penal de esa
corporación, acreditó que en dicha actuación se libraron los
oficios citatorios correspondientes, «oficios nº. 12568 y 12569 del

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29 de noviembre de 2011»; remitidos por correo a las direcciones

registradas en el plenario del procesado y su defensor,


respectivamente, «(…) calle 88 nº. 7P Bis-87 y 22 No. 11-30 de Cali».

Ahora, como bien lo indicó la a quo, y al margen de la


evidencia destacada, la comunicación de la sentencia
condenatoria por parte de la colegiatura acusada se cumplió
bajo los parámetros de los artículos 178 a 180 1 del estatuto
adjetivo penal que rigió el proceso – Ley 600 de 2000 – en
este evento cumpliéndose por edicto; luego, al no encontrarse
el sentenciado privado de la libertad, no resultaba exigible la
notificación personal, como aquél lo demanda.

Pero además de ello, en la página web de la Rama


Judicial, «Consulta de procesos», fue relacionada la fijación
del edicto – fijado el 15 de diciembre y desfijado el 19 del
mismo mes – y siendo éste un sistema público de libre acceso
para el seguimiento de los trámites, también correspondía
ser verificado de manera diligente por los interesados.

En definitiva, la alegación sobre la que se edifica ésta


demanda no se configura, coligiéndose que la queja del
promotor en torno a ese específico punto se aviene
claramente infundada, de ahí que no se aprecia un actuar
que implique dispensar la protección constitucional en los

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ARTICULO 180. POR EDICTO. La sentencia se notificará por edicto, si no fuere posible
su notificación personal dentro de los tres (3) días siguientes a su expedición. El edicto
deberá contener:
1. La palabra edicto en su parte superior.
2. La determinación del proceso de que se trata, del procesado y del sujeto pasivo si
estuviere determinado, la fecha de la sentencia y la firma del secretario.
El edicto se fijará en lugar visible de la secretaría por tres (3) días y en él anotará el
secretario las fechas y horas de su fijación y desfijación. El original se agregará al
expediente y una copia se conservará en el archivo en orden riguroso de fechas.
La notificación se entenderá surtida al vencimiento del término de fijación del edicto.

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términos reclamados por el accionante, dado que resulta


indudable que la colegiatura acusada se ciñó a la normativa
específica aplicable, de manera que no puede hablarse de
negligencia u omisión como bien pudo apreciarse.

Por el contrario, el tribunal demostró que lo


denunciado no ocurrió, por lo que no encuentra reparo esta
Sala en confirmar la negativa del resguardo.

3.2. Del deber de vigilancia procesal y la incuria.

Prohijando lo razonado por la primera instancia, nada


justifica la desconexión con el acontecer procesal que se
advierte en el tutelante y su abogado defensor, ya que, una
causa judicial, de cualquier naturaleza, pero en especial un
proceso penal donde se encuentra en vilo un derecho tan
caro como la libertad, exige un apersonamiento riguroso y
diligente del implicado, es decir, existe una carga que le
corresponde asumir con el juicio, se trata de un deber de
vigilancia propia frente al cual no es admisible excusarse; al
respecto esta la Sala ha dicho sobre la desidia procesal:

«quien acude a los estrados judiciales debe cumplir las cargas,


deberes y obligaciones procesales que el ordenamiento prevé; y
entre esas cargas reluce la de diligencia y esmero en la atención
del proceso, concretamente en lo concerniente a informarse,
mediante los instrumentos idóneos, vgr. los estados, los edictos y
si es del caso, los registros y libros respectivos, de las
actuaciones judiciales. Por supuesto que es el ordenamiento, con
un claro fin garantista, el que prescribe la forma como se
notifican las decisiones judiciales y se computan los términos
judiciales mediante reglas que no solo, como ya se anunciara,
amparan los derechos fundamentales de las partes, sino,
también, que trazan derroteros seguros y fiables en la materia »

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(CSJ SC 13 feb. 2006, exp. T. No. 00099, reiterada en


STC, 1º oct. 2013, rad. 01137-01, STC 915-2014, 29
ene. 2014, rad. 2013-00181-01 y STC9248-2016, 7 jul.
2016, rad. 00160-01).

Complementariamente también se ha dejado sentado:

«no se puede dejar de lado que el apoderamiento no entraña el


desentendimiento del interesado de los actos procesales, pues
está claro que los derechos en disputa son los suyos»
(Providencia de 29 de enero de 2007, Exp. T. N°. 00282-01), ni
tampoco puede perderse de vista que «existe en cabeza de los
sujetos procesales el deber de vigilancia y control que sobre la
gestión de su mandatario ha de ejercer la parte interesada» (CSJ
STC 10 may. 2011, rad. 00365-01, reiterada en STC 19 ene.
2012, rad. 01601-01, y más recientemente en STC13840-2015, 8
oct., rad. 00224-01).

Se agrega que la eventual negligencia del profesional no sirve


como descargo, ni habilita el escrutinio desde una perspectiva
meramente subsidiara como la que atañe a este mecanismo, lo
que no obsta para que, si a bien lo tiene, el gestor acuda ante las
autoridades competentes, aunque desde luego asumiendo la
responsabilidad de sus inculpaciones» (CSJ SC STC214-
2016, 21 ene. 2016, rad. 2015-02887-01).

3.3. Adicionalmente, consecuencia de la desatención


con el discurrir del asunto, tal como se resaltó, permitió
cobrar firmeza a la providencia que con especial énfasis
cuestiona el gestor del amparo, es decir, la incuria frente
al recurso de casación que procedía contra la decisión
del ad quem es circunstancia que refuerza el fracaso de la
salvaguarda frente a dicha censura, en este evento por
incumplimiento del requisito de la subsidiariedad dados los
exigentes postulados que viabilizan la injerencia del juez
constitucional según lo previsto en el numeral 1º del
artículo 6º del Decreto 2591 de 1991.

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Sobre el particular, la Corte en diversos


pronunciamientos ha dicho que,

«[E]l accionante no puede acudir a la justicia constitucional en


pos de oportunidades defensivas adicionales, ya que la falta de
proposición oportuna de los medios de resguardo diseñados para
las correspondientes actuaciones, constituye una desidia
procesal que no puede sanearse con la subsidiaria acción de
tutela, toda vez que, como se ha reconocido ampliamente por la
jurisprudencia, cuando las partes dejan de utilizar los
mecanismos de protección previstos por el orden jurídico, quedan
sujetas a las consecuencias de las decisiones que le sean
adversas, que serían el fruto de su propia incuria, tanto más si se
tiene en cuenta que al conductor de esta herramienta le está
vedado injerir en las decisiones o instrucciones del juez de
conocimiento, so pena de invadir su órbita funcional autónoma y
quebrantar el debido proceso» (CSJ STC, 14 ene. 2003,
Rad. 23023; reiterada entre muchas otras en
STC7200-2016, 1º jun. 2016, 2016-00126-01).

4. Conclusiones.

4.1. No se presentó la afectación de las prerrogativas


invocadas al evidenciarse que, la notificación del enjuiciado
en libertad se dio conforme lo dispuesto en el artículo 180
de la Ley 600 de 2000.

4.2. Adicionalmente, por lo descrito, a la luz del


numeral 1º del artículo 6º del Decreto 2591 de 1991, se
tiene que la acción de amparo no se encuentra instituida
para revivir instrumentos desperdiciados por el descuido de
los interesados, como ocurrió frente al recurso
extraordinario de casación.

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DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la Ley, CONFIRMA la sentencia impugnada.

Comuníquese lo resuelto a las partes y al a-quo por un


medio expedito, y en oportunidad remítase el expediente a
la Corte Constitucional para su eventual revisión.

FRANCISCO TERNERA BARRIOS

Presidente de Sala

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

HILDA GONZÁLEZ NEIRA

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AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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