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Gracia a Vosotros :: desatando la verdad de Dios, un versículo a la vez

La batalla del creyente, 2ª Parte


Scripture: Efesios 6:10–13
Code: GAV-1954

En nuestro estudio bíblico en esta mañana, vamos a adorar al Señor juntos a medida que
aprendemos más acerca de Él, escuchando Su Palabra en Efesios, capítulo 6. Y estamos
enfocados en los versículos 10 al 13. Estamos hablando de la armadura del creyente. Conforme
Pablo cierra su carta a los efesios, él habla de una gran lucha que enfrenta todo creyente.

Y como le dijimos la última vez, Pablo es muy claro acerca del hecho de que el mundo es un campo
de batalla en donde el universo entero, de hecho, está en guerra. Hay una guerra entre Dios y
Satanás. Nosotros lo vemos en muchos lugares de las Escrituras, quizás en ningún lugar se ve de
manera tan clara como en el libro de Job, en donde Satanás y Dios están en conflicto verbalmente.

Pero en todo lugar a lo largo de la historia del hombre y la revelación de Dios, el conflicto se ve. El
conflicto entre Dios y Satanás se reduce a los ángeles santos y a los ángeles malos; y ellos están en
guerra. Se reduce en otro paso a hombres buenos y a hombres malos conforme ellos también están
en guerra. El universo entero es una batalla. Todo esto, desde la caída del hombre, desde que la
maldición entró a la tierra es una batalla.

La vida cristiana es una lucha, una batalla; una lucha como Pablo la llama en el versículo 12; y
entonces, literalmente existimos como creyentes en una lucha de vida y muerte. Y francamente, no
creo que nadie entienda esto. Realmente, no lo creo. Y esto es fácil de ver aquí. Yo los amo a todos
ustedes y esa es la razón por la que digo lo que pienso, porque quiero ayudarles a todos a
entenderlo, pero yo creo que usted puede llegar a ser tan autocomplaciente por el cristianismo que
usted pierde la perspectiva entera.

Usted sabe, en un sentido, se sienta en una esquina y se concentra en su teología, en todos los
detalles, en donde todo es tan bueno, en donde todo está tan bien, en Grace Community Church,
usted sabe… Sus hijos están en el departamento de secundaria y usted tiene a otro en el
departamento de preparatoria, todos están teniendo un buen tiempo. Todo el mundo va al
campamento. Sus niños pequeños están en el gimnasio jugando; y usted los tiene en Awana; y tiene
todo… está comprando libros, escuchando cintas y el mundo es todo hermoso y glorioso.

Y usted se encierra tanto en su mundo que se olvida que una batalla se está llevando a cabo. Y se
olvida que literalmente hay millones de almas en todo el mundo que están bajo la autoridad de
Satanás. Y usted olvida las cosas que Satanás está haciendo para debilitar de manera tan sutil su
vida mediante lo que podría ser el ataque más grande, el cual es la letargia, la indiferencia, el
estancamiento. Y temo por esto. Y temo esto para que Grace Community Church.

¿Sabe una cosa?, me pongo a predicar aquí acerca de la batalla y todo el mundo, en cierto modo,
se sienta y dice: “hoy vamos a hablar de la batalla, ¿de qué batalla? ¿De qué batalla está hablando?
Él debe estar enfrentando muchos problemas, ¡pobre hombre! Necesitamos orar por él.”
Y hay tantas personas que ni siquiera se dan cuenta de lo que está sucediendo. Usted se mira el
uno al otro y dice: “esta batalla parece ser muy seria, me pregunto cómo es.” Pero hay una guerra,
como puede ver. Y si usted no lo sabe, entonces no es un soldado o uno muy bueno. Usted no está
peleando.

¿Y sabe una cosa? Algo que no podía tolerar cuando era joven era sentarme en la banca. Podía
enfrentar muchas cosas en la vida, pero sentarme en la banca no era una de ellas. Me acuerdo
cuando estaba jugando fútbol americano en la Universidad. Mi primer año, me lastimé un poco. De
hecho, en el primer juego en el que jugué, me lastimaron de manera muy seria. Y entonces, el
entrenador decidió sentarme en la banca porque tenía miedo de que me lastimara. Y él dijo que me
iba a apartar para cosas especiales como cargar el equipo, y pasar las cintas para que pudieran
ponérselas en los tobillos y cosas que realmente importaban.

Pero entonces, un día, le dije al entrenador: “sabe una cosa, hay algo que realmente odio y eso es
sentarme en la banca.” Y yo le dije que había un hombre que estaba jugando en la posición que yo
se suponía que debía respaldar y yo consideraba que podía hacerlo mejor que él. El entrenador dijo:
“bueno, ¿quieres probar a ver si puedes?” Yo respondí que sí. Le pedí que me diera una
oportunidad y que nos permitiera enfrentar mano a mano y veríamos quién ganaba. Y así lo hizo.

Una noche, después del entrenamiento, estaba oscuro y él prendió las luces del auto y dijo “muy
bien, muchachos.” Trazó una línea blanca en la tierra y dijo “muy bien, les daré 45 minutos para
darse con todo. Y voy a tocar el silbato. Péguense el uno al otro y veremos quién empuja más veces
al otro del otro lado de la línea blanca.”

Bueno, así es en el fútbol americano. Si usted va a probar algo, será un poco difícil. Entonces,
estuvimos ahí empujándonos durante 45 minutos y digo, fue difícil porque ambos queríamos esa
posición. Y resultó que yo prevalecí al final, no siempre prevalecí, pero lo hice en esa ocasión y me
dieron la oposición.

¿Pero sabe una cosa?, eso se quedó en mi mente como un indicador del hecho de que no me
gustaba estar sentado en la banca. No toleraba estar en la banca. Digo, si algo estaba sucediendo,
yo quería estar donde estaba sucediendo y era algo así como el apóstol Pablo. Usted se acuerda
que la última vez vimos en 1 Corintios 16:8 y 9 que él dijo: “tengo que quedarme en Éfeso porque
hay muchos adversarios.”

Y yo creo que muchos cristianos no saben que hay una batalla porque nunca han ido a donde está
la batalla, ¿se da cuenta? Se esconden en su ambiente santificado y realmente nunca nos metemos
en la batalla. Yo creo que somos ingenuos en pensar que la batalla no está ahí cuando Satanás
continuamente está ganando la victoria en nuestras vidas debido a nuestra indiferencia y a nuestra
apatía. Oh, la indiferencia es algo tan mortal.

¿Sabe una cosa?, la peor tragedia que jamás podría suceder en Grace Community Church sería
que todas estas personas vinieran y disfrutaran de lo que están pasando y fueran indiferentes
acerca de la batalla. ¿Lo ve como una batalla? Es fácil de ver. Vea su vida. ¿En dónde invierte su
tiempo? ¿En dónde invierte su dinero? ¿En dónde invierte su talento? ¿En dónde invierte su
energía? Si es en todas las cosas que son pasajeras y mundanas, entonces usted no entiende la
batalla en absoluto.
Alguien me dijo el otro día: “¿sabes una cosa?, creo que lo que es maravilloso en la vida es que
básicamente, puedes hacer lo que quieras.” Este es un cristiano. “Básicamente, puedes hacer lo
que quieras. La gente puede hacer lo que quiera, básicamente. Si quieren hacer esto, lo hacen.” Y
yo le dije a la persona que lo dijo “¿sabes una cosa?, para ser muy honesto contigo, éste es un
testimonio personal, no puedo recordar la última vez en mi vida que yo hice lo que yo quise. Yo no
hago lo que quiero”.

¿Sabe usted lo que yo hago? Sigo haciendo lo que tengo que hacer. Hay tantas cosas en la vida
que tengo que hacer, que ni siquiera pienso en lo que quiero hacer. Creo que lo que quiero hacer es
lo que tengo que hacer. Digo, hay cosas importantes que tengo que hacer. La última vez que dije
“bueno, tengo un poco de tiempo. Me pregunto qué quiero hacer”. Ni siquiera puedo acordarme de
eso. Hay una batalla. Hay una guerra.

Me subo a un avión y me siento; y he estado volando tanto últimamente que me siento como si
debiera tener una licencia de piloto. Pero me subo a un avión y me siento y me digo a mí mismo: “sé
lo que quiero hacer. Sólo quiero sentarme aquí. Sólo quiero sentarme aquí y leer y quiero meditar;
pero sé lo que tengo que hacer. Tengo un hombre a mi lado. Y le tengo que hablar de Cristo.”

Regresando ahí de nuevo, me senté. Y le dije: “Señor, dame un cristiano si eres tan amable. Uno
realmente maduro a quien no le importe.” Entonces, se sienta al lado mío este hombre y me
pregunta qué hago. Aquí voy. Y ahí van tres horas y media a Chicago y tengo que hablar; y
entonces le dije lo que hacía y él dijo: “oh, eso es interesante”. Él me contó acerca de su negocio y
demás y me dijo que era un católico.

Y entonces, fuimos a Chicago hablando de la diferencia entre la religión ritualista y una relación con
Jesucristo. Y le dije: “resulta que tengo una serie de cintas en mi portafolio.” Y entonces, le di la
serie acerca de la vida del Reino y las bienaventuranzas; y no hice lo que quería hacer. Hice lo que
tenía que hacer. Hago lo que tengo que hacer y lo que me veo obligado a hacer, como dice el
apóstol Pablo, “el amor de Cristo nos constriñe”, ¿verdad?

Hacemos lo que tenemos que hacer. Esta es la batalla. Usted no puede dejar nada más que la
guerra pase enfrente de usted sin que usted nunca pelee en ella. Yo no puedo dejar que el enemigo
me coloque a alguien a mi lado y no hacer nada al respecto. Esto es una batalla.

Se reduce al tema de qué hago con mis dólares. ¿Qué hago con mis dólares? ¿Los coloco en las
cosas mundanas pasajeras del mundo? ¿O los colocó en las cosas que harán una diferencia
eterna? ¿En qué los invierto? Esta es una batalla.

Y algunas veces, no creo que nosotros lo comprendemos. Es tan fácil para nosotros simplemente
bailar un vals entrando y saliendo de la Iglesia y disfrutando de todo el entretenimiento que se
provee y de todas las actividades que se proveen; y nosotros nunca estamos en el lugar en donde
comprendemos qué tan grave esto es.

“Oh, yo oro, Dios, que la devoción y el nivel de compromiso de esta Iglesia se profundice al punto en
el que nunca vamos a ser indiferentes, nunca vamos a ser complacientes.” Y, sin embargo, en mi
corazón, sé que hay algunas personas que lo harán. Y le temo como temo a una enfermedad
mortal. Ahora, eso es lo que el apóstol Pablo quiere decir en Efesios 6. Él quiere decir que ésta es
una guerra.

Y como puede ver, aunque estamos en Cristo, capítulos 1 al 3, y aunque tenemos toda bendición
espiritual en la esfera sobrenatural; y aunque tenemos en los capítulos 4 al 6 toda la dirección para
vivir esa vida cristiana; y aunque tenemos la plenitud en el Espíritu de Dios; y aunque literalmente
estamos ahogándonos en el amor de Dios; y aunque tenemos el poder para hacer mucho más de lo
que podemos pedir o entender, a la luz de todo esto, todavía debemos recordar que no va a ser
fácil. Esta es una guerra y todo hijo de Dios es un soldado. Y a todos se nos ha llamado a servir. Y
usted no puede evitar el ser reclutado y no puede declinarse a serlo. Esta es una guerra. Y si usted
no sabe que hay una guerra, usted ha perdido la batalla.

Tenemos tanto en Cristo. Tenemos tanto en la Palabra de Dios para darnos dirección. Tenemos al
Espíritu Santo que mora en nosotros y, sin embargo, no podemos depender de nuestra propia
confianza. No podemos ser autocomplacientes y decir “bueno, tengo todo esto a mi favor. Estoy
bien.” Primera de Corintios 10:12 dice: “así que el que piense que está firme, mire que,” ¿qué? “No
caiga.”

Ahora, tenemos que reconocer que estamos en una guerra. Ahora, ¿a dónde nos volvemos para
nuestro recurso en esta guerra? El escritor del himno dijo: “el brazo de la carne te va a fallar. No te
atrevas a confiar en el tuyo.” No nos volvemos a nosotros mismos. Isaac Watts escribió: “de ti, de la
fuente que produce en abundancia, nuestras almas beberán una provisión fresca, mientras que
aquellos que confían en su fuerza personal se derretirán y morirán.” No podemos confiar en
nosotros mismos.

Y entonces, el versículo 10 dice esto: “por lo demás, hermanos, esta es una guerra. Y si para ganar
tienes que ser un soldado, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de Su fuerza.” Esa
es la mitad de Dios. Ese es el 100% de Dios, realmente. Esa es la parte de Dios. Su fortaleza es el
punto. Dios es nuestra fortaleza. “De Ti, la fuente que sobreabunda nuestras almas beberán una
provisión fresca.” Él es el recurso. “El brazo de la carne nos fallará.”

Y entonces, debemos saber que para ganar la batalla hay una energía divina. Hay un recurso divino
y un poder divino que nos da la victoria, pero el versículo 11 dice que debemos tener una parte
también. Y el versículo 11 dice, como leímos la última vez, “vestíos de toda la armadura de Dios
para que podáis resistir contra las asechanzas del diablo.”

Escuche. Ahí está esa misma paradoja divina: la fortaleza es de Dios y sin embargo, el compromiso
debe ser nuestro. Lo vemos en la vida cristiana. El apóstol Pablo simplemente dice: “con Cristo
estoy juntamente crucificado, mas ya no vivo yo más vive Cristo en mí.” Y así es en mi vida y, sin
embargo, es Cristo en mí. Esta paradoja divina la vemos en toda revelación de la Palabra de Dios al
hombre.

Lo vemos inclusive en las Escrituras mismas. El libro de Efesios es escrito por Pablo, y sin embargo,
es escrito por el Espíritu Santo. Usted fue salvo por Dios y Su soberanía únicamente y Su gracia
únicamente; y sin embargo, usted se comprometió a sí mismo con Cristo. Usted debe vivir la vida
cristiana con diligencia y compromiso; y, sin embargo, es el poder de Dios y el poder de Dios
únicamente viviendo mediante usted.
Y entonces, vemos ambos lados. Y entonces, ahí está junto aquí. Somos fuertes en el Señor y es el
poder de Su fuerza y, sin embargo, debemos apropiarnos de los recursos. Cromwell lo expresó
correctamente. Él tenía una gran teología, él no lo sabía, cuando dijo “confía en Dios y mantén seca
tu pólvora.”

Recuerdo cuando era un niño pequeño. Estamos mirando la televisión con mi padre y estábamos
observando boxeo. Y el boxeador estaba ahí en su esquina, usted sabe, pasando por ese pequeño
ritual de patear con sus pies y preparando sus zapatos. Y de pronto, él se inclinó y se arrodilló y se
persignó. Y yo le pregunté a mi papá si eso ayudaba. Y él contestó que ayudaba si él sabía golpear.
Y la realidad es que, si él no sabía golpear, no le iba a ayudar en absoluto. Y como puede ver, así
es en la vida cristiana. La fortaleza es de Dios y la fuerza es de Dios y el poder es de Dios.

¿Y ayuda eso? Ayuda si podemos golpear. Ayuda si nos vestimos de la armadura. Como puede ver,
es cuestión de disponibilidad y apropiación. Amados, deben saber en primer lugar que es una
guerra. Y segundo lugar, sepan que el poder está ahí y en tercer lugar, que tienen que apropiarse
de él.

Recuerdo cuando estuve involucrado en el accidente en el que Dios volteó mi vida, cuando fui
expulsado del auto y todas estas cosas sucedieron; y realmente, llegué a entender mi ministerio.
Hubo una cosa que le pregunté al Señor en este momento. Y conforme miro hacia atrás, no he
mirado con mucha frecuencia al pasado, pero lo recuerdo. Y me acuerdo que le dije Señor: “Señor,
si me quieres en Tu ministerio, quiero ser diferente de tan sólo hacerlo de manera rutinaria. Quiero
tener tu poder en mi vida. No quiero nada más hacer esto. Si va a ser que voy a entregar mi vida
esto, entonces quiero conocer Tu poder en mi vida.”

Y la respuesta ha venido a lo largo de los años: “el poder está disponible, John. Es simplemente
cuestión de si te vistes de la armadura. Eso es todo. Todo está ahí. Todo está ahí.”

¿Y sabe una cosa?, es tan torpe para un cristiano el vivir su vida no involucrado en la batalla. Es tan
torpe llenarse de las cosas del mundo, simplemente avanzar al paso de un caracol cuando todo el
poder de Dios, el poder del Dios del universo, está disponible. Y entonces, dice el apóstol Pablo: “Sí,
es una batalla. Sí, es una batalla y tiene que saber que nuestro enemigo es un enemigo muy
poderoso. No lo pueden ver. No lo pueden tocar y no pueden vencerlo. Y es un enemigo en la
esfera sobrenatural, literalmente, quizás millones de demonios encerrados en un sistema que va
más allá de nuestra comprensión. No hay manera en la que ustedes puedan enfrentar este sistema
con el intelecto humano. No hay manera en la que puedan enfrentar este sistema en el poder
humano. Pero deben saber esto: el poder de Dios está disponible. Y si se ponen la armadura, el
sistema entero va a ser impotente ante ustedes.”

¡Qué pensamiento tan increíble! Dios es nuestra fortaleza, pero esa fortaleza sólo puede ser
apropiada en obediencia. Estamos seguros, en últimas, yo lo creo. Yo creo que, si usted es un
cristiano, usted está seguro en el poder de Dios. Yo creo que es el poder de Dios lo que es
suficiente para sostenerlo a usted.

¿Sabe una cosa?, en Juan 10:29, dice que Jesús está hablando acerca de Sus ovejas y cuan
seguras están y dice: “ninguno puede arrebatarlas de la mano de Mi Padre”. ¿Conoce esa
afirmación? Mi Padre es mayor que todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de Mi Padre. Dice:
nadie. He oído a personas que dicen “bueno, a ningún hombre, eso es todo.” No. Dice ninguno. Es
oudeis, ninguno. Dunatai. Ninguno, nadie tiene el poder.

En otras palabras, si soy creyente, y estoy en la mano del Padre, ningún ser tiene el poder de
sacarme. Y, por cierto, la palabra ahí es harpasei, la cual significa arrebatar. Nadie puede
arrebatarme de Su mano. Es la misma palabra usada en Mateo 13:19, usted sabe, en donde dice
que: “la palabra es planta y Satanás la arrebata.” Satanás es un arrebatador. Pero ninguno puede
arrebatarla de la mano del Padre porque Él es el más grande de todos y entonces, en últimas,
amados, ganamos. No hay poder para vencernos. En absoluto.

En el Salmo 91, simplemente una porción tremenda de las Escrituras, escuche lo que dice: “el que
mora en el lugar secreto del Altísimo morará bajo la sombra del Todopoderoso.” Qué seguridad. El
lugar secreto del Altísimo. Nosotros moramos en un lugar que es tan secreto, que nadie nos puede
quitar de ahí, porque ni siquiera saben cómo llegar ahí.” Eso, en esencia es lo que él está diciendo.

“Diré a Jehová: Él es mi refugio y mi fortaleza, mi Dios, en Él confiaré. Él te cubrirá con Sus plumas,
bajo Sus alas confiarás: Su verdad será tu escudo. Por lo tanto, no temerás del terror por la noche;
ni de la flecha que vuela durante el día; ni de la pestilencia que anda en la oscuridad; ni de la
destrucción que está al mediodía. Mil caerán a tu lado, diez mil a tu diestra; pero no se acercarán a
ti.” ¿Se da cuenta? ¡Qué promesa tan tremenda! El Salmo 34:7 dice: “el ángel de Jehová acampa
alrededor de aquellos que le temen.”

Escuche, en lo que a la guerra tiene que ver, no podemos perder porque Él es mayor que todos y
Su poder va más allá de todos. Pero el hecho es que realmente podemos perder en las pequeñas
batallas a lo largo del proceso. Segunda de Corintios 2:11 dice: “por nuestro pecado podemos darle
oportunidad a Satanás.” No tiene que ser un pecado muy grande tampoco. Son las pequeñas zorras
las que echan a perder a las vides. Un pequeño pecado da a Satanás la oportunidad.

Y a partir de ahí, él abre la puerta de manera total para sus esfuerzos demoníacos. Oh, no vamos a
perder la guerra, ningún ser tiene el dunatai, el poder. Ningún ser tiene el poder para arrebatarnos
de Su mano. Satanás es el arrebatador y él va a intentar, pero no lo puede hacer. Satanás no puede
vencer a Dios. Si Satanás es un hombre fuerte, entonces Dios es uno más fuerte. Entonces, en
últimas ganamos la guerra; pero lo triste es que, aunque vamos a ganar la guerra, en definitiva,
perdemos continuamente la batalla a lo largo del proceso porque no estamos dispuestos a ponernos
la armadura.

Ahora, permítame regresar al versículo 12, en donde nos quedamos la última vez. Yo quiero que
usted entienda lo importante que es ponernos la armadura. Es importante debido a nuestro
enemigo. Observe el versículo 12: “porque no tenemos lucha contra sangre y carne…” El hombre no
es nuestro enemigo. El hombre no es nuestro enemigo. Esa es una buena razón por la que no
debemos odiar a los hombres. Esa es la razón por la que Jesús odio el pecado y amó a los
pecadores; porque el pecador no era el asunto. Era lo que estaba detrás del pecador. Esa es la
razón por la que Jesús lloraba por los pecadores. Él lloró por los pecadores, porque estaban
engañados.

Como puede ver, “el Dios de este siglo ha cegado las mentes de los incrédulos para que no les brille
la luz del Evangelio.” Lo que usted debe sentir hacer la de los pecadores es compasión, una
compasión amorosa, de empatía, de gracia, de misericordia porque están siendo engañados por
Satanás. Si usted va a odiar, entonces ódielo a él y a sus fuerzas. Él es el enemigo.

Y no sea tan necio como para pensar que usted ha vencido a los hombres y ha alcanzado la
victoria. Los hombres no son el enemigo. Somos hombres. Nosotros podemos enfrentar a los
hombres. Nuestro enemigo va más allá de lo humano y el punto que Pablo está enseñando aquí es
que usted no puede hacer esto por sí sólo. Usted no puede pelear esta batalla por sí mismo. No es
una batalla humana. Usted, como ser humano, está peleando contra una fuerza súper humana y no
sólo una de ellas. Satanás no es un enemigo solitario. Él ha acumulado una fuerza de seres
demoníacos que son tan grandes que va más allá de nuestra capacidad de conocer.

Ahora, ¿cómo es que él los define? Regresemos en donde nos quedamos con los términos del
versículo 12. Y usted notará que la palabra “contra” aparece antes de cada una de estas palabras
separadas. Contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este
siglo, contra huestes espirituales de maldad en los lugares celestiales. Ahora, usted notará el uso de
la palabra contra que separa cada una de las categorías. Usted tiene principados. Usted tiene
poderes. Usted tiene potestades. Usted tiene gobernadores y usted tiene espíritus impíos,
literalmente.

Ahora, esto simplemente son categorías de seres demoniacos. Aquí está la afirmación de Pablo:
“estamos peleando contra un enemigo súper humano, muy organizado. En el orden gubernamental
de Dios, usted notará que conforme usted estudia a Dios y a los ángeles santos, Dios organizó a los
ángeles. Dios creó a todos los ángeles, creo yo, dice la Biblia, todos los ángeles en una ocasión.
Los ángeles no procrearon. Entonces, todos fueron creados en algún punto en la eternidad pasada.
Todos ellos fueron creados en un punto del tiempo. Ellos han existido desde ese entonces. Ellos
fueron creados de manera diferente. Así como la gente es diferente, los ángeles son diferentes. Hay
diferentes tipos de ángeles.

Por ejemplo, leemos en la Biblia acerca de los arcángeles. Y después, leemos acerca de los
querubines. Y leemos acerca de los serafines. Y leemos acerca de principados y potestades y
tronos y dominios y esos que son inclusive llamados poderes o “fortalezas”. Y si usted quiere leer
eso, vea el primer capítulo de Efesios, versículos 20 al 21 en donde usted encuentra algunos de
estos términos.

Entonces, Dios ha organizado a toda esta fuerza angélica desde arriba hacia abajo. Usted tiene a
los arcángeles y después, usted tiene a los principados y a las potestades y a los tronos y a los
dominios y a las fuerzas y a los querubines y los serafines y todos tienen funciones diferentes, todos
tienen capacidades diferentes.

Por ejemplo, lea el libro de Daniel. Si usted regresa a los capítulos 9 y 10, usted aprende algo de
esto. Dios dio órdenes, quizás a los arcángeles; y los arcángeles entonces diseminan las órdenes a
la multitud de ángeles que entonces la implementan. Y en el caso de Daniel, algunos ángeles fueron
camino a asistir a Daniel. Éste ángel va camino a asistir a Daniel, a ayudarle. Él es confrontado en
los cielos de una manera, en algún punto, por un demonio que lo detiene.

Ahora, no sé cómo es que eso funciona. Ellos son seres espirituales, pero eso no es para que yo lo
sepa. Algún día, quizás, lo sabré. Pero bueno, de cualquier manera, este demonio detiene a este
ángel santo y evita que cumpla su propósito. Y entonces Dios, despacha a Miguel quien es el súper
ángel, Arcángel. Él desciende, se encarga del demonio y él envía al ángel a que cumpla su misión,
lo cual significa que un ángel aparentemente tiene mayores recursos al enfrentar al enemigo que
otro, lo cual simplemente muestra las distinciones entre los seres angelicales.

Ahora, también entre los demonios hay distinciones. Mientras que usted tiene a los principados y a
las potestades que quizás estén más involucrados en operaciones más elevadas, después usted
tiene, observe la frase “los gobernadores de las tinieblas de este siglo.” Literalmente debe ser
traducida “los gobernadores del mundo de esta oscuridad.” Estos serían demonios que infiltran la
estructura política del mundo. Son los llamados “gobernadores del mundo de esta oscuridad”.

El término oscuridad se refiere al infierno y al foso del infierno y al dominio de Satanás. Cuando
usted fue salvo, Colosenses 1:13 dice que usted fue sacado de la potestad o del Reino de las
tinieblas y fue trasladado, fue sacado del reino de las tinieblas. La Biblia dice que el infierno es un
lugar de tinieblas en donde hay lloro y crujir de dientes. Es llamado las tinieblas de afuera y
entonces, tinieblas son sinónimo del dominio de los demonios con la morada de Satanás.

En Apocalipsis, capítulo 9, es de las tinieblas que salen las langostas viles para vencer a la tierra. Y
entonces, las tinieblas están asociadas con el dominio de Satanás y la luz, con el de Dios. Y de esta
oscuridad vienen los gobernadores mundiales. Yo creo que, tras bambalinas, gobernando al mundo,
hay fuerzas demoníacas.

Sabe una cosa, me parece interesante que en la actualidad la gente siempre me está preguntando
esto a donde quiera que voy “¿crees que hay una especie de conspiración mundial?” Ahora, la
gente la ha llamado de todo tipo de cosas. Han hablado de los escritos antiguos de esto y los
escritos egipcios; y la gente utiliza la frase los Illuminati, los iluminados y hablan de esta
conspiración y de aquella conspiración y qué hay acerca de esa pirámide que está en el billete de
dólar con el ojo ahí, lo cual es un símbolo ocultista y esta red de cosas. Ellos están preguntando si
creo en esto. Si creo que hay demonios en los lugares elevados.

Bueno, no estoy demasiado seguro de que todas estas personas sepan de qué están hablando
francamente. Y no estoy tan seguro de que sus fuentes sean apropiadas y toda su información sea
correcta. Pero más allá de todas las cosas periféricas, no hay absolutamente duda alguna en mi
mente de que hay una conspiración global en la cual los demonios están involucrados en lugares
elevados. Operando en el mundo para cumplir sus propios fines. No hay duda al respecto.

Ahora, sea cual fuera la terminología que adoptan y sea lo que sea que pensemos que son, no
estoy seguro de esto. Y soy muy lento en creer algunas de las cosas que leo y escucho, pero sé que
los demonios están detrás de los sistemas del mundo, no sólo los Shas y los Idi Amins, sino los
sofisticados del mundo también. Y es que el Antiguo Testamento dice que los dioses de las
naciones son demonios. No hay duda en mi mente de que los demonios estuvieron detrás de Hitler.
Y no hay duda en mi mente de que los demonios estuvieron muy activos en otros gobernantes
mundiales tales como Napoleón, Alejandro el grande y demás y demás. Y podríamos continuar.

Sí, por supuesto, eso es lo que Pablo está diciendo. No sólo son principados y potestades, ciertos
tipos de demonios de alto rango, sino que están los gobernadores del mundo que han salido de esta
oscuridad también. Y yo creo que el mundo es de Satanás. ¿Usted cree eso? Él es el príncipe de
este mundo, ¿verdad? Él es el príncipe de este mundo y yo creo que ha infiltrado al mundo con la
red de gobernantes mundiales que son demoníacos; y yo creo que la manera en la que va
dirigiéndose el mundo, va en esa dirección debido a la influencia demoníaca.

En algunos lugares, es abierto, como es el caso de Idi Amin. En otros lugares, es encubierto, tal
como en la ocupación de fuerzas demoníacas funcionando en nuestro propio país para cumplir fines
impíos, humanistas, ateos. Pero ahí está. No hay duda del hecho de que está ahí. De hecho,
encontramos la culminación de este sistema definido en Apocalipsis 18 como un sistema conocido
como Babilonia, lo cual literalmente será aplastado y destruido cuando el Señor Jesús venga para
establecer Su Reino.

Y entonces, el término, por cierto, “gobernadores del mundo” aquí en el versículo 12, gobernadores
de las tinieblas de este siglo, es una palabra en el original. Simplemente una palabra. Éstos
demonios están detrás de las fuerzas del mundo.

Recuerdo que estaba hablando con un joven que había salido del ocultismo y él estaba muy
involucrado a niveles muy altos en esto. Él había investigado hasta niveles altos, altos de lo que era
llamado una sociedad de la edad de Marcos. Y él estaba obteniendo todo tipo de oportunidades
para poder encontrar algo de información confidencial. Y le estaban enseñando que en un punto en
particular del tiempo cómo la red demoníaca operó y cómo los demonios estaban involucrados en
todas estas cosas. Le dieron el nombre de ciertos demonios que estaban involucrados en las
Naciones Unidas y ciertos demonios estaban ocupándose en varios continentes y en varios países.
Y él me dijo cosas que literalmente iban más allá de mi comprensión.

No hay duda acerca del hecho de que ésta es una realidad bíblicamente, por no decir nada del
testimonio de algunas personas que conocen esta información. Y entonces, lo que estamos diciendo
es esto, amados: que estamos en una guerra que es muy sofisticada. Hay demonios de alto rango
que son poderosos, que son principados y potestades. Hay otros que se encuentran ocupando
lugares de liderazgo en el mundo, conforme literalmente moran en los gobernantes mundiales. Y
entonces, las líneas de batalla están trazadas.

Es contra esta fuerza increíble que peleamos. Estamos en contra de un enemigo que va más allá de
nosotros. No lo podemos ver. No lo podemos tocar. No podemos ser más inteligentes que él.
Engaña, miente, es poderoso, sobrenatural, súper humano. Y ahí es donde está la batalla. Y entre
más pronto usted se dé cuenta, mejor estará. Ahí es donde está la batalla. Y si usted no sabe que
hay una batalla, como dije, probablemente ha perdido una a lo largo del proceso, porque realmente
no ha tomado el tiempo para pensar. Lo más triste, como dije al principio, que jamás podría pasarle
a Grace Community Church es que llegáramos a pensar que no necesitamos de nada, ser
autocomplacientes. Y que simplemente no sentáramos y dijéramos ‘bueno, ¿sabes una cosa? Ahora
lo tenemos todo, sabemos todo, no nos falta nada. ¿No es todo maravilloso? Estamos aquí; todo
está bien”.

De pronto, olvidamos que hay un mundo entero que está perdido. ¿Cuándo fue la última vez que
usted trajo a alguien aquí? ¿Cuándo fue la última vez que usted trajo a la gente y vino un domingo
por la noche porque sabía que se iba a dar la Palabra de Dios y usted sabía que Jesús iba a hablar
a través de Su Palabra? Usted dice, “¡ah!, sabes una cosa. Estoy muy cansado. Comí mucho y hay
algo en la televisión.”
¿De qué está hablando? ¿Qué pensaría usted de una persona que estuviera en un equipo deportivo
que no se presentara para un juego porque él se sentía un poquito así? ¿Qué pensaría de un
soldado en un ejército que no apareciera para la batalla porque se sentía tan bien acostado en las
barracas? ‘Simplemente estaba tan cómodo, hoy comí tan bien, creo que hoy voy a faltar al servicio
y voy a dejar que alguien más pelee la batalla. Eso no tiene sentido.

¿Sabe una cosa? Tratamos de proveer los recursos, pero en la provisión misma de la abundancia
de los recursos está el engaño latente de que esto es el principio y el final. Y de pronto, Grace
Community Church se convierte en un fin en sí misma en lugar de ser un medio para alcanzar un fin.
¿Sabe por qué le predico a usted el domingo por la mañana y el domingo por la noche? ¿Sabe
usted por qué la gente le enseña la Palabra de Dios? Porque queremos que usted gane la guerra.
Queremos que usted tenga los principios para ponerse la armadura y vivir la vida y ser victorioso.
Queremos penetrar el Reino de Satanás de tal manera que haya una diferencia. Queremos exaltar y
levantar al Señor Jesucristo y a menos de que podamos mantener esa visión en perspectiva, vamos
a perder todas las cosas que ganemos.

Ahora, ¿cuál es el objeto de nuestra batalla? ¿Cuál es nuestra parte? ¿Qué es lo que debemos
hacer? Versículo 13, y tan sólo hablaremos de esto por un momento, “por tanto”. Y esa es la frase
que necesita observar. Escuche: si la fortaleza está en el Señor, versículo 10 y si tenemos toda la
armadura disponible, versículo 11, y si el enemigo es así de fuerte, y si el enemigo es así de
poderoso, “por tanto, tomad toda la armadura de Dios.”

Digo, más vale que te la pongas si es así de serio. Si Dios es tan poderoso y la armadura es tan
necesaria y si el enemigo es tan poderoso, entonces, ponte la armadura. Eso es lo que él está
diciendo. Usted no puede ser indiferente. Usted no puede perder. Póngase la armadura para que
pueda resistir en el día malo.

Usted pregunta cuál es el día malo. Hoy. Hoy es el día malo. Es correcto. Hoy es 29 de abril de
1979. Éste es el día malo. Y también mañana. Y todo día ha sido malo desde que Satanás usurpó el
trono del mundo. Éste es el día malo, desde el momento en el que el usurpador se apoderó, hasta
que sea arrojado al foso sin fondo. Éste es el día malo y la maldad ataca al Reino de Dios; y él dice,
“para que podáis resistir, usted debe tener la armadura puesta y habiendo acabado todo, estar
firmes.” Usted debe ponerse la armadura y habiendo acabado todo, estar firmes. Oh, me gusta eso.
Estar firmes. Bueno, ¿sabe una cosa?, me gusta ver, cuando el terror de la batalla se acabe y se
asiente el polvo, y se disipe el humo, que alguien está de pie, firme.

Estuve en Escocia, se me acercó un hombre en Fraserburgh; y él tenía un alzacuello, como algunos


de ellos lo hacen en la iglesia. Y él se presentó. Dijo que su nombre era Reverendo Cecil Mills. Él
dijo que era un ministro y que lo había sido por muchos años. Él preguntó si mi padre era Jack
MacArthur. Y yo le contesté que sí.

Él dijo que mi padre fue a Irlanda por lo menos 30 años atrás. Y él dijo que fue con otros dos otros
hombres para tener un avivamiento en Irlanda, en Belfast y por toda Irlanda. Y él dijo que, en esa
reunión, fue a escuchar a mi padre y recibió a Jesucristo y dedicó su vida al ministerio. Y él dijo:
“ahora soy pastor debido a que el Señor usó a su padre y yo me preguntaba si de hecho era su
padre. ¿Y me haría el favor de decirle eso cuando lo vea?”
Yo le dije que lo haría. Y él me preguntó si podía hacerme la pregunta. Me preguntó dónde estaba
mi padre ahora. Le dije que estaba pastoreando, ministrando, enseñando la Palabra, como siempre
lo ha hecho. Y él me preguntó si todavía era fiel a la palabra. Y yo le contesté que sí, que todavía es
fiel a la Palabra, todavía sigue adelante, todavía está firme. Y él respondió: “bien.”

Y él preguntó qué le sucedió a Chuck y le respondí que él apostató, negó la fe, dejó la Verdad, negó
la Palabra de Dios. Y él dijo: “¡oh, oh! Eso es tan triste, él tenía tanto potencial.” Y él dijo preguntó
qué le pasó a Jack. Y contesté que él murió siendo alcohólico. Él dijo “¡oh, no!” Y yo le dije que así
fue.

No me gusta decirles eso, pero ¿quieren saber algo? Tres hombres fueron a Irlanda hace 30 años
atrás. E hicieron todo. Y muchas personas lo han hecho todo, pero cuando la batalla se acaba y se
asienta el polvo, no todos están firmes, no todos están de pie, ¿se da cuenta? No todos están de
pie.

Ahora, hay personas que lo hacen todo. Recibí una carta esta semana de una dama. Y ella dice que
ha estado en Grace Community Church por muchos años y ha estado muy involucrada, pero ella
dijo que ya se iba porque había decidido casarse con un incrédulo. Habiéndolo hecho todo, ella ya
no está firme.

Pablo dice: ¿saben una cosa?, estoy dispuesto a predicar. Estoy dispuesto a pelear. Estoy
dispuesto a correr para ganar esta carrera, 1 Corintios 9. Estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda
por la causa de Jesucristo, pero en la profundidad de mi corazón, tengo un temor: que, al predicar,
yo mismo me vuelva un, ¿qué? “Alguien descalificado.”

Escuche. Hay muchas personas lo hicieron todo, lo hicieron todo. Pastorearon una Iglesia,
enseñaron una clase, tuvieron un estudio bíblico, llevaron a la gente Jesucristo; pero cuando la
batalla enardeció y el humo se disipó, quedaron derribados. ¿Sabe por qué? Porque ellos no tenían
puesta la armadura. Ellos no tenían puesta la armadura.

He visto a personas en Iglesias que dicen: “¿sabes una cosa?, nuestro pastor tal y tal, le pasaron
cosas terribles en su vida.” ¿Por qué? Porque él no tenía puesta su armadura, no se dio cuenta de
lo fuerte que era el enemigo. Bueno, pero, ¿qué hay acerca del poder de Dios? ¿Acaso Dios no lo
podía proteger? El poder de Dios lo podía proteger, pero él no se lo apropió. ¿Se da cuenta?

Escuche, no perseguimos al diablo. No dice que busquemos al diablo y lo atrapemos. No dice que
vayamos a buscar a esos demonios y que podemos llamarlos por nombre y perseguirlos por todos
lados; enviarlos al foso y todo eso. No dice eso.

Lo que dice es que cuando vengan a ustedes, simplemente estén firmes. Y, por cierto, la palabra
estar firme aquí es la misma palabra utilizada en Santiago 4:7 en donde dice “resistid al diablo y él
huirá de vosotros”. Exactamente la misma palabra usada en 1 Pedro 5:8 y 9, en donde dice que el
diablo anda como león rugiente buscando alrededor a quién devorar. Y el versículo 9 dice: “al cual
resistid firmes en la fe.” Misma palabra.

Se nos ha llamado a estar firmes y a resistir. Escuche. Satanás estará ahí atacando constantemente
si usted está viviendo para Dios. Usted no tiene que encontrarlo. Simplemente, esté firme en contra
de él con la armadura puesta.

¡Oh Dios, ayúdanos! ¿Sabe una cosa?, yo los veo a todos ustedes y oramos por ustedes y los
amamos. Y a tantos de ustedes los conocemos tan bien. Y ustedes tienen en tanto de la verdad de
Dios y aquí hay tantos recursos… Y, sin embargo, saben una cosa, si ustedes viven de manera
necia sin ponerse la armadura y no viven el tipo de vida que Dios quiere que ustedes vivan y
ustedes no están en el medio de la batalla equipados y listos para hacer lo que Dios quiere que
sean, apropiándose de los recursos, algún día, ustedes podrían caer.

Y cuando ustedes caen, es tan triste porque es un colapso tan terrible; y el mundo, en cierta
manera, se sube sobre ustedes y los ven ahí en el piso y se ríe por sus fracasos. Y ustedes pierden
su recompensa, ¿saben? Segunda de Juan versículo 8: “mirad por vosotros que no perdáis las
cosas que habéis alcanzado, sino que recibáis vuestro galardón completo.” ¿Sabe usted que usted
puede acumular una recompensa para recibir en el cielo, para colocarle a los pies de Jesucristo y
perder todo eso al caer?

Yo veo en mi propia vida y veo todas las cosas que Dios me ha dado, un legado piadoso, todos los
predicadores que hay en mi trasfondo. Soy la quinta generación de predicadores. Y he visto todo el
legado piadoso. Y veo toda la educación que Dios me dio y el ministerio aquí y ahora, cómo Él ha
bendecido mi vida y la ha enriquecido con amigos y personas que están a mi lado en oración. Y
cómo nos ha dado fruto más allá de lo que jamás imaginamos. Y veo todo esto.

Y, sin embargo, sé en lo profundo de mi corazón que todo esto es la gracia de Dios. Y si yo fuera a
tropezar y a caer, perdería todas estas cosas. Y las perdería en términos de victoria en esta vida.
Oh, sería salvo porque ningún hombre puede arrebatarme de la mano del Padre. Pero perdería la
bendición y el fruto y la recompensa. Y entonces, estamos firmes. Eso es lo que dice.

Ahora amados, escuchen. Si usted va a estar firme, usted tiene que ponerse la armadura. Éste es el
punto de lo que quiero que entienda. Usted tiene que ponerse la armadura. Observe la armadura
conmigo por un momento, si es tan amable. Simplemente lo voy a leer desde el versículo 13 al 17
para que esté en su mente.

“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos
con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del Evangelio de la paz. Sobre todo,
tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el
yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.”

¡Qué cosa tan tremenda! Vamos a descubrir en las próximas semanas lo que cada una de estas
cosas significan. Pero quiero que me escuche por ahora. Y quiero que entienda esto. No es fácil, y
creo que entre más estamos firmes por Cristo en el mundo, más fuerte va a ser la batalla. Y más
nos va a gustar, porque Dios va a ser glorificado aún más. Y creo que necesitamos estar listos.

Pero creo que haya algo que quiero añadir. El Señor tiene la fortaleza, versículo 10; versículo 11,
nos ponemos la armadura, porque el versículo 12 dice que el enemigo es tan fuerte. Versículos 13
al 17 definen la armadura, pero aun cuando nos la ponemos – ahora, escuche esto - aun cuando
estamos listos y la armadura está puesta, él dice en el versículo 18: “orando siempre.” ¿Por qué?
Porque aun cuando estamos equipados, dependemos de Dios, ¿se da cuenta?

Y entonces, amados, hacemos un pacto juntos de orar unos por otros “orando en todo tiempo con
toda oración y súplica en el Espíritu y velando en ello con toda perseverancia y súplica…” ¿Y por
quién estamos orando? Por todos los santos. ¿Está usted orando unos por otros en la batalla?
¿Realmente está orando?

¿Sabe una cosa?, cuando nos reunimos para una reunión de oración, hablamos de que alguien se
rompió la pierna y que alguien está en un tratamiento médico y todas esas cosas; y me preguntó si
realmente oramos por las cosas necesarias. En lugar de orar porque Dios repare cuerpos, debemos
orar porque Dios dé fortaleza al Espíritu y a las almas. Así es como nuestra vida de oración debe
ser.

Debemos estar recogiendo a personas, en primer lugar, en su propia familia. ¿Ora usted por sus
hijos, para que ganen la batalla? Marido, ¿ora usted por su esposa, para que ella gane la batalla,
para que ella se ponga la armadura? Esposa, ¿ora por su marido? En lugar de estarse molestando
el uno a otro, ¿por qué no oran el uno por el otro? Digo, quizás ésa es la solución.

Si vamos a comenzar con una red de oración el uno por el otro, para que estemos firmes en la
fortaleza de Dios, yo creo que Dios va a oír y responder a nuestra oración. Si vamos a estar
dispuestos a pelear la batalla como Dios quiere que sea peleada y estemos dispuestos a pagar el
precio, yo creo que Dios nos va a dar la victoria que absolutamente nos va a traer un éxtasis que
jamás hemos conocido. Grandes gozos vienen en grandes victorias.

Bueno, en cierta manera les he abierto mi corazón en esta mañana. Simplemente, tengo temores,
usted sabe. Vengo el domingo por la noche a predicar y veo lugares vacíos. Y, sin embargo, el
domingo por la mañana, no veo ningún asiento vacío y me pregunto a qué nivel está en la gente
comprometida. Me doy cuenta de que algunos de ustedes viven lejos. No pueden venir, yo sé que
tienen problemas; pero pienso en lo profundo de mi corazón, hay tantas personas que simplemente
no entienden que ésta es una batalla. Ésta es una guerra y sólo tienen una oportunidad. Es sólo un
único juego. Y cuando se dispare el último disparo, y todo se acabe, lo que usted hizo estará en el
registro. Y entonces, le pido a Dios porque nos dé fortaleza para ganar. Oremos.

Padre, simplemente presérvanos de la torpeza de la carne, del engaño de Satanás, la sutileza de


sus huestes demoníacas, el engaño que el mundo nos presenta. Dios, ayúdanos a salir y a
apartarnos. Ayúdanos a ponernos la armadura. Ayúdanos a vivir con valentía según Tus principios.
Haznos un gran ejército, oh Señor. Un gran ejército. Levántanos para pelear. Que el himno antiguo,
“adelante, soldados cristianos” no sólo sea un himno antiguo, sino que sea una orden de marcha
para marchar ahora, “adelante soldados cristianos, que van a enfrentar al enemigo.”

Recordamos las palabras del escritor del himno que dijo: “no se acobarden, cristianos. ¿Cederán?
¿Se rendirán en el campo doloroso? ¿Huirán en la hora del peligro? No conocen el poder de su
capitán.” Dios, ayúdanos para que nos dediquemos a vivir para Ti a toda costa.
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